Capítulo Dieciocho
De mal en peor
Parte uno
Corría despavorida por el templo, una criatura de gran tamaño color negro y de apariencia felina estaba tras ella mientras que a su vez destruía todo a su paso.
— ¡kuuro, despierta porfavor!.— le gritaba a su vez escapando de el.— ¡kuuro!.— suplicaba, dobló a la izquierda hacia un callejón.
Los hechiceros que estaban presentes no dudaron en actuar y atacar a la maldición, intentaban retenerlo como fuese posible pero nada funcionaba, kuuro tenía una fuerza descomunal y su energía maldita estaba descontrolada.
— ¡mei-chan!.— le grita itadori desde el tejado.— ¡sigueme por aquí!.— hace señas para que lo siga, Mei lo divisó y le siguió el rastro hasta el bosque más cercano a la montaña.
Ahora ambos escapaban de la maldición, el plan era guiar a kuuro hasta campo abierto donde Gojo y Utahime con dos hechiceros más los estarían esperando.
— ¿¡puedes decirme que ocurrió!?.— exclamó un tanto espantado, en ocasiones miraba tras de si y veía al felino sediento de sangre para regresar su mirada al frente.
— ¿¡acaso tengo cara de saber!?.— responde alterada y cansada de tanto correr.— ¡¡mi mejor amigo quiere matarme y no se la maldita razón, estoy cansada y no eh comido hace horas itadori!!— añadio entre gritos y jadeos.
Hace 24 horas
El ir a comer con Gojo el día anterior hizo que su mente se despejara, además de la charla con yuta logró subir un poco su confianza. Solo debía hablar con kuuro y aclarar las cosas, el okkotsu supo como aconsejarla y eso se lo agradecería.
— maki nee-chan debería darle una oportunidad.— dice para si misma alistándose para un nuevo día.— se nota que tienen algo, estaría feliz por ellos.
Estaba lista, así que salió de su habitación dispuesta a ir a caminar o comer en alguna cafetería de la ciudad. Paso cerca de un pasillo donde escucho la armoniosa risa de su querida hermana así que la espió, estaba con panda y también inumaki acompañados por el trío desastre como los había apodado Satoru.
Repentinamente dejaron de reír, se habían percatado de la presencia de mei. Esta se puso un tanto nerviosa y para no verse grosera, alzó una mano en un tímido saludo.
Sonrió internamente, pues fue correspondida por los amigos de su hermana mayor y eso la hizo feliz, retomó su andar con un poco de alegría en su pequeño corazón.
— buena mañana?.— pregunta Gojo apareciendo repentinamente a su lado.
— podría decir que si Gojo-sensei.— responde con un toque de alegría.— y que tal usted?.
— podría decir lo mismo mi pequeña mei-chan.— sonrió.— es inusual verte sonreír tan a menudo.— mencionó.
— quiero enmendar unas cosas con mis hermanas y conmigo misma.— contestó.— tengo un plan y si tengo suerte se que funcionará, debe funcionar.— dice lo último para si misma, aunque Satoru logró escucharla.
Gojo al escuchar lo último un extraño sentimiento de preocupación comenzaba a crecer en el, de alguna manera le asustaba conocer tan bien a la pequeña mei y temía si algo malo llegaba a sucederle o más bien.
Le asustaba que algo llegase a hacerse así misma...
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