No soy del tipo de persona que le hace favores a la gente, pero cuando él me lo pidió no me pude negar...

- Necesito que me hagas un favor, y no acepto un no como respuesta

Me quedé en el aire, simplemente mi cerebro no podía procesar que el chico que más odio de toda la universidad, odio recíproco cabe señalar, te pida un favor como si eso fuera lo más natural del mundo. Casi me atraganto cuando se sentó a mi lado y que, acto seguido me haya pedido "un favor" no estaba ayudando a que la comida acabara de bajar por mi garganta. Bebí un poco de agua mientras recuperaba mis pensamientos y le lancé la mirada más asesina que pude.

- ¿Qué te hace pensar que te voy a ayudar ? Por si no lo has notado tu y yo nos odiamos desde el jardín de niños

- Yo no te odio- dijo Johnny y me dio una de esas sonrisas que derriten a las chicas como chocolate con su impecable dentadura. Dios... En serio lo odiaba, lo odiaba con todo mi ser desde que en ese recreo en el que quería decirle a Susanita que me gustaba ella acabó pidiéndome que le dijera a Johnny que ella se quería casar con él. Aquella fue la primera de muchas veces que pasó algo semejante. No soy feo, pero simplemente no puedo competir con la belleza natural de ese maldito elfo: porque eso es lo que parece: malditos ojos azules, piel blanca rosadita, rostro aniñado. Cuerpo delgado y esbelto y para colmo una perfecta dentadura que llevaba su arma de destrucción masiva: esa condenada sonrisa que las hacia caer de diez en diez como moscas. Mi piel en cambio no era nada del otro mundo, ni tenía el cabello rubio natural, ni ojos azules o verdes, ni una sonrisa de revista. Pero si tenía mis puntos fuertes. Con el pasar de los años decidí zanjar esa brecha con mis propios talentos, así me dediqué de lleno a los deportes mientras él se sumerguía en los estudios y la música y ya en último curso del instituto mientras era el más inteligente y lindo de la escuela yo me había convertido en el as del equipo de rugby del colegio y el más sexi para mi orgullo. Había que acortar la diferencia entre él yo y unas buenas abdominales siempre dejan babeando a las chicas. Y el rubio no las tiene, aunque realmente no las necesita...

- Entonces... ¿me vas a ayudar ?- no pude evitar soltar la risa en su propia cara

- ¿Quién te crees que eres para pedirme algo a mi? No habíamos hablado desde que me convertí en capitán del equipo y tu te volviste Mozart

- Quiero que me ayudes a que Arianne sea mi novia

- Hay que tener mucha cara y aún más descaro para pedirme algo así. Ayudarte a tener a la chica más codiciada de toda la universidad, no podías conformarte con las de tu facultad que tienes que ir a por las de las mía. Pues métete esto en la cabeza; no te ayudaré a que consigas ninguna chica de mi facultad. Ve a picar flores a otra parte. Ellas son mías - escupí las palabras con coraje: Arianne era, en resumen; la equivalente femenina de Johnny pero aún mejor. Aparte de ser rubia y todo eso, jodidamente caliente, buena en los deportes( tenis para ser exactos) padres que se hundían en dinero y para rematar su trabajo de medio tiempo: ser modelo. Y no era además el típico cliché de niña rica y mimada. Era extremadamente humilde y por eso todo el mundo la amaba, ni siquiera las chicas que son tan... Bueno tan ellas que se despellejan entre sí podrían encontrar algún defecto salvo ser demasiado buena para ser verdad... Las otras chicas de la Facultad de ingeniería eran bastante bonitas y sobre todo divertidas. Y no las iba a ceder tan fácilmente cuando todos nos cuidamos como hermanos a un Casanova como él.

- Si me ayudas puedo ayudarte con Maddy, se que ella te gusta y te está dando las largas

- No necesito ayuda y mucho menos de alguien como tú. No tendré belleza angelical pero si tengo si tengo atractivo demoníaco- y acto seguido levanté mi camiseta mostrando a mis queridos abdominales. La cara de asombro y envidia que puso simplemente no tuvo precio y mientras me levantaba del asiento y me marcha a dándole la espalda no puede evitar sonreír con satisfacción
Primer asalto: Damián 1 / Johnny 0

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