Capítulo 1

La puntualidad nunca a sido lo mío, llegar tarde es una característica mía, nunca había hecho algo para erradicar el problema de raíz... o siquiera pensar en hacerlo.
Hasta que mi mamá me presentó a su prometido, un tipo un poco mayor que ella que, para ser honesta me desagrada mucho, no por que sea malo ni nada por el estilo, solo que el hecho que Rose haya reemplazado tan rápido a papá me molesta, per realmente no la culpo pues él lo hizo mucho antes de su separación; desde ese entonces me gusta levantarme temprano y tomar el autobús para ir a la escuela, ir escuchando música y de vez en cuando leer alguno de los libros polvorientos que hay en la casa.

Era el ultimo día de la semana, así que despertó de buen humor Esa mañana el día estaba fresco, lo que quería decir que no podría ponerse los zapatos que hace un par de días había comprado, así que optó por los viejos converse que usaba como comodín. No tardó mucho en cambiarse y arreglarse lo necesario para no parecer un muerto viviente.

Al bajar las escaleras se percató de que esta vez no había nadie levantado, pensó que esta vez se había levantado un poco antes a diferencia de esos últimos días, vaciló un poco pero el final decido hacer el almuerzo para los 3 aunque lo único que sabía hacer eran hot-cakes. Como no sabía exactamente a que hora se levantarían lo dejo en el microondas listo para calentar.

Salió de su casa pensado en lo malo que había estado el final el último libro que había leído, se sentía enfadada pues su personaje favorito de toda la saga había muerto victima de un arranque de ira y desesperación a base de la desorientación de su mejor amigo, no duró mucho su pensamiento gracias a la interrupción del ruido del motor del camión, cuando por fin reaccionó el autobús ya estaba a unas cuantas cuadras de ella, sabía que le sobraba tiempo así que se dio el lujo de dejarlo pasar.

A los pocos minutos llegó un camión que jamás había tomado, pero recordó a su madre diciéndole los camiones que podían dejarla cerca de su escuela, los había memorizado y el que tenía enfrente era uno de ellos, pero su recorrido era un poco más tardado, miró la hora y le quedaba exactamente una hora para que sus clases empezaran, no lo pensó mucho cuando ya estaba pagando el chofer. Sus lugares favoritos siempre habían sido en justo en donde estaba el declive de la llanta.

Como no tenía nada con que hacer el camino más ameno sacó su celular y conectó los audífonos, en esos casos le gustaba ver a las personas que ingresaban, a veces subían mujeres mayores, otras señores imponentes, y muy pocas veces le tocaba alguien de su edad, le gustaba adivinar como iba el día de las personas a base de la expresión de su cara.

Ese día había pasado una mujer estresada con sus dos pequeños niños no mayores de 8 y 10 años quien a su parecer era una medre soltera carente de tiempo, sin planes de tener algún otro hijo en un futuro. Después de ella subió una pareja, supuso que eran recién casados por lo estúpidamente melosos que parecían.

Empezó a divagar por que le parecía tan incómodo verlos juntos, tenía 17 años y a diferencia de la mayoría de las chicas en su escuela no estaba desesperada por encontrar a su alma gemela, hacia tiempo que no tenía pretendientes ni ella hacía mucho para llamar la atención de los muchachos, su ultima relación no había terminado tan mal como para que tuviera un trauma hacia el sexo opuesto, resultó bastante normal, un acuerdo más que nada, nunca había sentido esas sensaciones que describían sus amigas al estar enamoradas de alguien, era un campo desconocido.

Lo más cerca de eso eran los amores que solo tenían vida en los libros que leía. Si creía en el amor, si sabía que había alguien en algún lugar que podría ser el amor de su vida. Concentrada en sacar sus propias conclusiones estaba a punto de perderse a ese chico. Un chico.. a estas horas, era como encontrar una aguja en un pajar.... bueno no tan exagerado pero si era algo inusual, se concentro es suavizar el seño fruncido que siempre ponía cada vez que divagaba algún tema.

Y como si fuera una broma del destino fue un flechazo aunque ella estaba lo suficientemente hipnotizada para darse cuenta. Memorizó cada facción de su rostro y su vestimenta para luego analizarla más a detalle, se percató que este se había sentado en la tercera hilera de los dobles asientos, llevaba una bebida caliente en un termo negro con tapa metálica quiso suponer que era café, vio hacia la ventana, este camino no lo conocía, luego recordó que no había tomado el mismo autobús de siempre seguramente esta era su ruta alternativa, antes de que pudiera organizar su mente se dio cuenta de que casi pierde la parada para llegar a su escuela, antes de bajar vio de reojo al chico de la tercera fila quien estaba dándole un sorbo a su termo.

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