Capítulo 38
No los perdí de vista en ningún momento, quería confiar en las intenciones de Luca, pero sus arrebatos seguían haciendo que me sintiera insegura. Las historias que Tom me contó sobre las autolesiones de Luca, concordaban con las heridas que antes no tenía en su rostro, y tenía vendadas las muñecas, estaba preocupada, pero hablaría de eso con él más tarde.
— Oye ¿Quieres quedarte a cenar?
Preguntándole de mala gana.
Oren prácticamente me obligó a decirlo, Lucía estaba tan feliz que no quería romperle la ilusión.
— ¿No te molesta?
Observándome ilusionado.
Se veía divertido con los pinches en su cabello, estaba dejando que su hija hiciera lo que quisiera con él.
— Lucía está tan feliz que...
Boté el aire contenido, completamente exasperada.
— ¿Podemos hablar más tarde? Cuando ella...
— ¿Se duerma?
Terminando la pregunta por él.
— Sí.
Contestó.
— Está bien, hablemos entonces — dando media vuelta— Iré a preparar la cena ¡Vamos Lulú!
La perrita paró las orejas, siguiéndome todo el camino hasta la cocina, recostándose en la gruesa que doble exactamente en seis partes para que estuviera calentita y blandita mientras le comprábamos una casa mejor.
Mañana iríamos por ello.
— Deja de mirarlo así, parece como si quisieras cortarle la cabeza a la primera oportunidad.
Connor vino conmigo, sacó mi delantal, ayudándome a ponerlo, no era necesario, pero me gustaba cómo Luca se retorcía de la rabia desde la sala.
Nunca adoré tanto las cocinas americanas cómo ahora.
— ¿Cómo quieres que lo mire? Han pasado más de cinco años, y ahora está jugando con mi hija en la sala. Odio esto.
Viéndolo ponerse su propio delantal para ayudarme.
— Es su hija también, recuerda eso.
— Es difícil recordarlo cuando me gritó que la abortara. Esas son cosas que no se olvidan fácilmente, no sabes el tiempo que me costó superarlo.
— No lo has superado ¿Qué vamos cocinar?
— Sí lo hice. Pollo a la mostaza con arroz.
Nosotros así, muy fácil, mezclando temas sin perder el hilo.
— ¿De qué querrá hablar? Me da curiosidad.
— No lo sé, ya veremos más tarde.
Ignoré sus siguientes comentarios, sin querer envenenarme la cabeza antes de tener que hablar con él, enfocándome en la comida para que quedara con buen sabor.
Difícilmente podría comer algo con su presencia, pero por los hijos uno hace muchas cosas.
— Ven cielo, vamos a lavarnos las manos.
Caminando hacia ellos en la sala.
— Huele muy rico mami — levantándose— Papá ¿Mamá te cocinaba cosas ricas cuando eran novios?
Sin soltar mi mano, viendo a Luca con ilusión.
— Sí — terminó por decir— Tu mami preparaba cosas muy deliciosas, aprendí a cocinar viéndola a ella. Claro que mis comidas no son ni la mitad de ricas que las suyas.
— Si — riendo— mami cocina exquisito, te gustará el pollo de mamá.
Yendo conmigo hasta el baño de la planta baja, lavando sus manitos, secándolas bien para luego correr directo a la mesa.
Oren y Connor estaban sirviendo los platos.
— Ustedes lograron hacer funcionar las cosas. Nunca creí que Oren se acoplara tan bien a la vida familiar. De Connor no me sorprende, él siempre ha sido el maldito hijo perfecto.
Aún lo envidiaba. Hay cosas que no cambian.
— Ellos dijeron ser mi familia, y han cumplido su palabra, jamás me dieron la espalda, les debo mucho, y los quiero un montón también, me han ayudado un montón con Lucía.
Parándome a una distancia prudente de él, viendo a los chicos con mi niña tan complementados.
— Mi padre sabía de la existencia de Lucía... nunca me dijo nada.
— Yo se lo pedí. No había razón para que lo supieras.
— ¿Es que no me perdonarás nunca?
Tomando mi mano.
— Han pasado dos días desde que apareciste nuevamente en mi vida, no pidas tanto — soltándome de su agarre— tendrá que pasar mucho tiempo antes de que logre tolerarte.
Caminando hasta la mesa, tomando asiento junto a la niña para ayudarla a comer, el arroz solía desparramarlo por todas partes.
Luca se sentó frente a nosotras, Oren a su lado y Connor en la cabecera.
— Mami ¿Estás molesta porque papá sigue en la casa? Tu frente sigue arrugada.
Hablando en ruso para que solo nosotras nos entendiéramos.
— No es eso cariño, son temas de adulto, no te preocupes.
Respondiendo en el mismo idioma.
— Papá dice que todavía te quiere — abrí mucho los ojos— pero parece que a mami... no le gusta papá.
Triste.
— Come cielo, tú... tú no te preocupes por nada, esos son temas de adultos.
— ¿Quieres que se vaya? Yo puedo decirle.
Bien dicen que las niñas maduran antes que los niños, pero en ocasiones, me impresionaba la madurez de esta niña.
— No te preocupes, él y yo tenemos cosas de qué hablar.
— ¿Nunca estarán juntos de nuevo?
Observándome con ilusión.
— Mejor comamos, la comida se enfría — tomando una cuchara de arroz y pollo en ella, acercándola a su boca— Está muy rico.
Todos estaban atentos a nuestra conversación.
Hablar un idioma que los demás no manejan es muy útil en casos como estos.
— Está bien — abriendo la boca— Sí está muy rico.
Respondiendo lo ultimo en ingles para que los demás entendieran.
Se acabó nuestro tiempo de hablar en ruso.
— ¿Está todo bien?
Preguntó Connor.
— Sí, todo bien, no te preocupes.
Dedicándole mi mejor sonrisa.
El almuerzo transcurrió entre conversaciones normales y triviales, Connor ya tenía los pasajes a nuestro nombre para el viaje que haríamos a Los Ángeles, sería la próxima semana, y si todo salía bien, conocería a Megan Maxwell... esa mujer es mi ídola, todas sus protagonistas tienen los huevos bien puestos.
Adoro su forma de narrar.
Luca no dijo nada mientras nosotros hablábamos, Lucia intentaba incluirlo en la conversación, preguntándole si le gustaba el mar y esas cosas, contándole que Connor le compraría libros para su colección, diciendo que mami le leía un cuento cada noche antes de dormir.
Y para cuando llegó la hora de ir a la cama, lavó sus dientes, me pidió ayuda con su pijama ¿Cómo no? Un conjunto de Disney. Short negro con dibujos blancos de dragones y la camiseta negra con un gran estampado de Mulán en el centro.
Estaba tan cansada de jugar toda la tarde que ya desfallecía del sueño, pero ella quería su cuento.
— Mami ¿Papá puede ir con nosotras para que me leas mi cuento?
Fregando sus ojos.
— Sí mi amor. Ahora ve a darle las buenas noches a los tíos para que vayamos a la cama.
Caminó hasta la sala, besando la mejilla de cada uno, deseándoles lindos sueños, Oren le dio mil besos, Connor le dio mil más, diciéndole que mañana se verían para jugar de nuevo, entonces vino con nosotros.
— Papá, lleva a Lulú, dormirá conmigo.
Señalando a la perrita que seguía oculta tras de mí, con expresión temerosa.
— Los perros no duermen en las camas, los perros duermen afue...
Se calló al ver mi mirada matadora.
— Lulú dormirá en la cama, nosotras no somos partidarias de dejar a los perros solos en el patio, pobrecita Lulú, no sabes por lo que ha pasado.
La tomó de mala gana, sin pegársela al cuerpo, como si le tuviera asco.
— Ven princesa — cargando a Lucía— Toma tú a Lulú, tu papá no se lleva bien con los animales.
La pequeña tomó a Lulú con cuidado, acomodándola en su pecho, acariciándola.
— Así se toman los perros papá, a Lulú le gustan los cariñitos.
— Pero puede morderte, los perros no son para tenerlos dentro de la casa.
Siguiéndonos escaleras arriba.
— Agh Luca...
Me quejé.
— ¿Qué? No me gustan los animales.
Respondiendo en el mismo tono de reproche con su respectivo mal humor que lo caracteriza.
— Pues que bien que esta no es tu casa.
Abriendo la puerta del cuarto de Lucía, caminé hasta la cama, separando las mantas, recostándola en el centro, Lulú se recostó junto a ella, asomando únicamente la cabeza, apoyándose en mi pequeña.
Ellas dos simplemente hicieron clic, era la perrita que estaba destinada a ser nuestro nuevo integrante en la familia.
— ¿Qué cuento quieres que te lea mi amor?
Luca seguía parado bajo el marco de la puerta, sin acercarse.
— ¡Mulán!
Acomodándose bien en la cama, la cubrí con las mantas, acariciando su cabello.
— Mulán será entonces.
Yendo por el libro, sentándome en el puf junto a su cama.
— Ven aquí, no te quedes como los tontos en la puerta.
— Está bien...
Acercándose, tomó asiento en el suelo, junto a nosotras.
— Bien, comencemos el cuento mi princesa —abriendo el cuento— Hace muchos años en la antigua China, vivía una bella joven llamada Mulán. Vivía con sus papás y con su perro al que llamaba Hermanito.
Mostrándole el dibujo de la primera hoja.
— El Papá de Mulán había sido un gran guerrero, pero hirió su pierna durante una batalla, y ya que no tenía hermanos, Mulán sentía la responsabilidad de mantener el honor de la familia.
Así avanzamos con el cuento, hasta que llegó la parte que a Lucía más le gustaba.
— Tomó el último cañón que tenían; y usó el fuego de Mushu—el dragón—para encender el fusil. El cañón causó una gigantesca avalancha de nieve que cayó sobre los Hunos. Aún con los Hunos bajo la nieve, no estaban fuera de peligro. La avalancha avanzaba directo hacia Mulán y sus amigos.
Mostrándole el siguiente dibujo, riendo por lo bajo al ver que Luca estaba concentradísimo en la historia.
— ¿Qué les va a pasar mami? ¡Siguiente página, siguiente página!
Entre adormilada y emocionada.
— Sí Jessa, siguiente página.
Se le acopló Luca.
Terminé leyéndoles el cuento a dos niños en vez de uno, Lucía se durmió casi en las últimas páginas, pero cómo Luca estaba tan interesado, terminé leyéndoselo para que supiera como acaba la historia, luego besé la frente de mi niña, deseándole una buena noche, Luca ya estaba fuera del cuarto para eso.
— ¿No le vas a dar la buena noche?
Dejando el libro en su lugar, siguiéndolo.
— Está dormida ¿Qué caso tiene?
Encogiéndose de hombros.
— Es algo que los papás solemos hacer.
— ¿Debería ir ahí y...?
— No puedo obligarte, si no te nace...
Frotó sus palmas cómo solía hacer cuando estaba nervioso.
— Tengo que practicarlo primero, deja que lo practique y lo haré en otra oportunidad.
Hablando bajo y pausado.
De alguna forma, me enterneció verlo así.
Nervioso.
— Bien — suspire— Ven, tenemos que hablar.
Juntando el cuarto de Lucía para que entrara luz.
— ¿Por qué no le cierras?
Sujetando el pomo de la puerta.
— No le gustan las puertas cerradas. Hasta hace poco dormía conmigo, ahora quiere ser una niña grande, y suelo dejar las dos puertas abiertas para escucharla si tiene miedo, o si llora, o... no lo sé, si algo va mal.
Anoche sin pensarlo dormí con ella, puede que ella no necesite dormir acompañada, pero yo simplemente no puedo dormir sola, no logro conciliar el sueño.
— Es difícil el trabajo de una mamá, sobre todo si está sola...
— Ha sido difícil, no diré lo contrario, pero nos acostumbramos a nuestra rutina — caminando hasta mi cuarto— Nunca le ha faltado nada, y siempre he estado para ella.
— ¿Cómo podías dar clases y cuidarla al mismo tiempo?
Dejando la puerta junta.
— Porque ella siempre fue una niña tranquila, le llevaba sus juguetes y se sentaba en el piso de la sala de ensayos a esperar, mis alumnas la adoraban, ella era feliz recibiendo los regalos que las personas le llevaban, y cuando aprendió a caminar, se veía muy divertida en sus mallas y tutú, intentando hacer las posiciones — sonriendo ante los recuerdos— refunfuñaba mucho cuando era un bebé, siempre hacía sonar su chupete con rabia cuando tenía hambre, me hacía recordar mucho a ti — buscando el botiquín— además de apariencia... hay muchas cosas que sacó de ti.
— Dios... — dejándose caer en mi cama, sentándose— Me perdí muchas cosas, me siento como un idiota al recordar lo que te dije cuando me contaste que estabas embarazada. De no haber sido un idiota, nosotros tres podríamos ser ahora una... hermosa familia.
— Te perdiste de mucho, es verdad, y agradece que Lucía quisiera conocerte. De no ser por que te vio en televisión por casualidad, y me escuchó, ni siquiera sabría de tu existencia.
— Lucía me contó que la tenías muy difícil con las madres allá en Rusia. Te hacían la vida imposible.
Extrañado al ver el botiquín.
— Es que en la ciudad donde estábamos, las familias son muy tradicionales, las señoras me veían mal porque era madre soltera, muchas de ellas le decían a sus hijos que no jugaran con Lucía porque su mamá no era una mujer casada, era vista prácticamente como el anticristo por las más mayores.
— Perdóname Jess... pasaste por todas esas cosas tú sola, yo no debí comportarme como lo hice, si tú te hubieses quedado más tiempo, sé que nos hubiésemos arreglado, sé que...
— Es que no fue así Luca, en primer lugar, tú no debiste correr. Tener un bebé es responsabilidad de ambas partes, yo creí que habías cambiado lo suficiente como para alegrarte por la noticia, creí que me querías lo suficiente para eso, pero me equivoqué.
— Jess... te juro que te quiero, siempre te he querido, tú eres la chica de mi vida, eso nunca cambiará. Por cierto, terminé con Blake, estaba... furiosa, y...
— No te pedí que habláramos para tener que tocar este tema otra vez — interrumpiéndolo— Quiero saber qué está pasando contigo.
Señalando sus muñecas.
Instintivamente las ocultó, mirado en otra dirección con nerviosismo.
— Fue un accidente.
— Tom me contó que últimamente has estado lastimándote ¿Qué demonios te pasa por la cabeza?
— Papá es un exagerado, no lo escuches.
— ¿Me puedes explicar qué es esto entonces? — señalando sus muñecas otra vez— ¿Y estas de aquí también? — señalando su rostro— Esto no lo tenías más temprano, te lo hiciste antes de venir a casa. Ya estás en la vida de tu hija, ella sabe quien eres, está muy ilusionada de tener relación contigo, te quiere ¿Cómo le digo yo que no te volverá a ver solo porque se te pasó la mano y te mataste?
— Jessa yo...
— Tienes que ir a terapia Luca, te necesito sano si serás el papá de Lucía desde ahora — sujetando su rostro para que me mirara— ella se preocupará si te ve lastimado — comenzando a curarlo— Debes dejar de hacer estas cosas.
— ¿Y tú?
— ¿Yo qué?
Prestando atención a sus heridas.
— ¿Tú no estás preocupada por mí?
Observándome con ojos suplicantes.
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¡HA ESTAS ALTURAS YO NO SÉ QUÉ PENSAR! ES QUE LUCA DE VERDAD ES MI DEBILIDAAAAD.
NECESITO SABER QUÉ OPINAN USTEDES.
¿TEAM LUCA? ¿POR QUÉ?
¿TEAM JESSA? ¿POR QUÉ?
¿TEAM NO PUEDO DECIDIRME ENTRE LOS DOS? (YO SOY DE ESTE JEJEJE)
Y LES TENGO UN ADELANTO.
¿RECUERDAN EL MUNDO DE LIARS Y PLAYERS QUE CREE EN TROUBLES? CREYERON QUE LA ACADEMIA Y LOS OFICIALES ERAN COSA DEL PASADO?
NO SEÑORES....
ÉL ES DESPIADADO, ÉL ES CRUEL, Y TIENE MÁS DE UN SECRETO QUE PODRÍA AFECTAR EL FUTURO DE ARIZONA EN MÁS DE UN AMBITO.
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