Capítulo 3
Mi alarma sonó a las ocho de la mañana, comenzaba mi rutina. Me levanté y tomé ropa limpia para darme un baño, sequé mi cabello, delineé mis ojos y ya está, al instructor no le gusta el maquillaje pesado. Luego de vestirme, ordené mi bolso con las cosas que necesitaría, y como bebí anoche, hoy tocaba desintoxicar el cuerpo, un batido de betarraga, zanahoria, tomate y albaca debería ser suficiente, ese sería mi desayuno, lo puse dentro de un vaso deportivo y salí de casa, iría caminando a paso rápido hoy.
Llegando al teatro, seguí los caminos hasta el estudio de baile, dejé mi bolso junto a la barra, me quité los joggers junto con el polo y las zapatillas, me puse las zapatillas de ballet y me acerqué a Travis, mi compañero de baile que acaba de llegar, se está preparando.
— Tienes una cara fatal ¿No dormiste bien anoche?
Tocó mi frente en busca de temperatura elevada, hablando de mi mal aspecto antes de saludarme.
— Hola Travis, estoy bien, no te preocupes, no dormí lo suficiente anoche, eso debe ser.
— ¿Te toca desintoxicación hoy? — señalando mi batido— A mí también — moviendo su vaso— ¿Se puede saber por qué no dormiste bien? ¿Tuviste visita nocturna?
Sonriendo con malicia.
— Anoche no — sonriendo— solo me costó conciliar el sueño.
— Se acabó la vida social señoritas, todos junto a la barra en primera posición.
Todos corrimos para tomar posiciones, soltando y alejando de la barra todo lo que pudiera molestar su visual.
— A mi cuenta — comenzando el molesto chasquido de dedos— Échappé, Echappé, tercera posición, attitude devant, croisé devant, quinta posición...
Aagh... hoy sería un día difícil.
Nuestra siguiente obra a realizar se trataba de la bella durmiente, Travis y yo teníamos el protagónico, nuestra sincronización era perfecta, éramos elegantes, y buenos actores, nuestras sonrisas y gestos lograban cautivar al resto ¿Cómo no conseguiríamos el protagónico? Debo admitir que por dentro estoy saltando en un pie, no esperaba conseguirlo, pero ahora que lo tengo, daré todo de mí para poder llegar a las expectativas del instructor.
Y como estábamos felices, Travis y yo practicamos hasta las siete de la tarde, justo para el horario de la cena.
— ¿Qué dices si pedimos algo y vamos a mi casa a ver videos de presentaciones sobre la obra?
— Me parece una buena idea ¿Qué dieta te dieron a ti este mes?
Preguntó curioso.
— Vegetales, un trozo de pavo del tamaño de mi puño y semillas — bufé— No sabes el hambre que me da con eso, huelo la pizza de Blake cada vez que tengo oportunidad.
— Mi dieta es la misma que la tuya — suspiró— Pero en vez de pavo, es carne roja, así que... dieta de mierda.
— Tengo de todo en casa, podemos preparar algo allá y tomar una ducha, todo parece malditamente lleno a estas horas.
Viendo a las personas entrar y salir de los baños.
— Concuerdo contigo, a tu casa entonces.
Tomamos los bolsos, rodeó mis hombros con su brazo y salimos del teatro rumbo a casa.
— ¿Te cuento un secreto?
Sin ánimos de querer guardarme este enorme secreto.
— ¿Qué pasa?
— No puedes decirle al instructor.
— Prometido.
— Anoche bebí alcohol ¿Sabes las calorías que eso tiene?
— ¿Alguien te dijo lo que pasaría si te ven con un puto Ángel?
Detuve mi caminar en ese momento, sintiendo el frío recorrer mi espinazo.
— Diablo, aléjate de ella en este momento ¿De dónde mierda la conoces?
Travis me colocó tras su cuerpo para protegerme.
¿Qué estaba pasando?
— Ella fue reclamada por nosotros, sabes lo que le pasará si la ven contigo.
Cerrando los puños.
Mierda... Luca lo iba a golpear.
— Jessa ¿Has ido a las fiestas del pacto de la calavera?
Supongo que así le decían a ese jodido lugar donde estuve apenas quince minutos.
— Sí... estuve ahí ¿Eres un ángel caído?
Confundido.
— Sí...
— ¿Hace cuánto? ¿Cómo? ¿Por qué nunca vi tu tatuaje?
No entendía nada.
— Porque podrían echarme de la compañía si lo ven, así que lo hice en un lugar donde no pudieran verlo, un poco más debajo de la cadera, lo tapa mi ropa interior.
— Mierda...
Llevando mis manos a la cabeza.
— ¿Quieres que le pasen cosas malas si la ven contigo?
— Es mi compañera de baile, no puedo...
— Al menos en las calles, no le pongas ni un solo dedo encima, ella sufrirá las consecuencias de tus actos, y tú — sujetando mi brazo con fuerza— Te vienes conmigo.
Jalándome en dirección opuesta a mi casa.
— Suéltame joder, o haré una pataleta.
— ¿Estás consciente de lo que estabas haciendo? ¿Sabes lo que te harán si te ven con él?
— ¡No lo sabía joder! — la gente a nuestro alrededor volteó a vernos, estamos llamando la atención— he bailado con él por dos años completos, no sabía lo que él era, además, no pienso volver a ir a esas malditas fiestas.
— Demasiado tarde castaña — entrando a un callejón, donde su monstruo estaba estacionado— Ya estás dentro — pegando mi espalda a la pared— Estuviste en nuestra casa, bebiste con nosotros, te llevamos a la fiesta del pacto de la calavera ¿Y crees que no irás más? — sonrió irónico— Ya estás dentro, estás jodida, así que comienza a decidir donde te harás el tatuaje.
— No pienso tatuarme.
— Como si eso estuviera en discusión.
Arrastrándome nuevamente hacia su motocicleta, subiendo a esta sin soltarme.
— ¿Ya me puedo ir?
— Sube.
— Quiero ir a mi casa.
— No. Sube.
— ¿Me vas a golpear si no subo?
No quería ir con él ¿Dónde demonios me llevaría?
— No tientes a la suerte, te lo dije ayer.
Toda yo temblaba, pero al parecer, no tenía otra opción.
— ¿Puedo confiar en ti?
— No. Subes o te subo a la fuerza, no tengo paciencia Jessa.
Él hablaba en serio, y al ver que nada bueno resultaría de seguir resistiéndome, solo subí tras él, sujetándome de la cintura en el momento justo en el que arrancó.
— ¿Quieres matarme? ¡Eres un idiota!
— Blake está allá.
Fue todo lo que dijo durante todo el camino hasta la misma casa de ayer, una casa grande, con gran cantidad de cuartos en ella, varias motocicletas estaban estacionadas en esta, el pasto estaba bastante descuidado, supongo que por la cantidad de veces que lo usaron de estacionamiento.
— Baja.
— ¿Qué hago aquí? ¿Por qué me trajiste?
— Es el momento de tu iniciación, necesitaban a alguien convincente para traerte, Blake no podría, así que me tocó a mí.
— No fuiste nada convincente, me obligaste — apretando mi bolso de practica— ¿Qué demonios es la iniciación? ¿Qué van a hacerme?
— Solo un puto tatuaje, deja de quejarte.
— Yo no quiero ser parte de tu estúpida pandilla de criminales, quiero ir a casa, con mi amigo, para poder practicar como lo habíamos acordado.
— Demasiado tarde, ya te dije qué pasará si estás por decisión propia cerca de un ángel ¿Quieres probar suerte? ¿Les digo a todos lo que vi?
Acercándose peligrosamente a mi rostro, podía sentir su aliento chocar en mi rostro, tabaco y chocolate.
Quien diría que alguien tan jodido tiene tal fascinación por los dulces.
— Bien... yo... yo lo haré.
Mirándolo directo a los ojos.
Que no te intimide Jessa.
— Chica inteligente — Alejándose— Adentro.
Rodé los ojos, dando media vuelta para entrar a la maldita casa, rostros desconocidos por todas partes hasta que reparé en Blake, quien parecía bastante preocupada.
— ¿Estás bien? No pensé que te convencieran.
— No me convencieron, me obligaron a venir bajo amenazas — susurrando para que solo ella escuchara— ¿En qué me metiste? Estoy jodida.
— Lo siento... no pensé que fueran a iniciarte, yo... yo pensé...
— No me hables Blake, eres la ultima persona a la que quiero ver ahora.
Caminé hasta Oren, tomando asiento junto a él, al menos tuvo la decencia de preguntar cómo me encontraba mientras acariciaba mi espalda a modo de consuelo, claramente no estaba nada bien, esto podría arruinar mi futuro.
— Esto es fácil, decide donde quieres el tatuaje, te inicias hoy ¿Diablo te contó cómo funciona esto?
Un chico de pelo verde se me acercó, viéndome directo a los ojos.
— No me dijo nada.
— Bien, déjame contarte un par de cosas — cruzándose de brazos— Tuviste el valor de poner un pie en las fiestas del pacto de la calavera, fuiste con nosotros, lo que te hace un miembro, la traición se paga con violación, nosotros somos tu familia desde ahora, comes, respiras y vives por Los Diablos ¿Entendido?
— Sí. Entendí.
Ya estaba harta de temblar y temer a todo, si este era mi destino, lo tomaría y me marcharía rápido de aquí.
— ¿Dónde quieres el tatuaje?
— Donde no se vea, soy bailarina de ballet.
— Miren a la señorita remilgada — mencionó un chico que no conocía— ¿Te puedo follar mientras usas un tutú?
Rodé los ojos.
— No me gustan los precoces, gracias — sonriendo con suficiencia— Lo que más hablan, son los que menos valen la pena.
Todos rieron, burlándose del chico encogido en el sofá.
— ¿Dónde lo quieres?
Preguntó el chico de nuevo.
— Lo quiero bajo la cadera.
— Bien. Diablo se encarga de los tatuajes, él lo hará.
El mencionado tomó una mochila, observándome directamente a los ojos, haciendo una seña con la cabeza hacia el segundo piso.
— Ve con él, estarás bien.
Si Oren lo decía...
Me levanté del sofá aún sin soltar mi bolso, siguiendo al pelinegro escaleras arriba hasta el ultimo cuarto del pasillo, los muebles, la ropa de cama, las cortinas, todo era negro aquí, todo, con leves toques de rojo por aquí y por allá ¿Será su color favorito?
— Quítate los pantalones y estírate en la cama, será rápido.
— Un por favor no te hará menos hombre.
Soltando mi bolso en el piso, pateando las zapatillas fuera.
— No tienes opción — viéndome atentamente mientras deslizaba los joggers fuera de mi cuerpo— Debe ser de al menos quince centímetros para que se note el diseño.
El diseño era horrible joder... era una calavera con una especie de lengua enorme, o quizá era la cola de una serpiente en vez de boca o dientes inferiores, y en el área frontal, unos largos cuernos, los ojos eran profundos y terroríficos, telarañas bailaban entre los cuernos, si me veían con esto... me echarían de la academia, no va para nada con mi estilo.
Pero viendo a Luca lucirlo orgulloso en su brazo derecho... a él le va como anillo al dedo.
— Bien, recuéstate en la cama ¿De qué lado lo quieres?
— Derecho.
Recostándome sobre esta, cargando mi peso hacia el lado izquierda.
— Para ser tan remilgada, nunca pensé que fueras de traer este tipo de ropa interior.
Me avergoncé de llevar ese tipo de ropa interior hoy.
— ¿Tienes algún problema con mi tanga?
— De hecho, sí, me molesta el hilo para trabajar ¿Te la quitas o puedes sostenerla hacia arriba? Se te cansará la mano, tardaremos un rato en esto.
Bufé.
— Me la voy a quitar.
En dos movimientos, la tanga descansaba en mi mano, apoyando bien mi cuerpo mientras dejaba que el pelinegro hiciera su magia.
— Creí que eras virgen, pero verte tan relajada desnuda de cintura hacia abajo me hace pensar lo contrario.
Comenzando a trabajar.
— Si fuera virgen no es problema tuyo, y si fuera puta, tampoco lo sería.
— ¿Te gusta joder a las personas? ¿Es tu pasatiempo? Hoy no estás ebria y parecer haberme perdido todo el miedo.
¿No tenerle miedo? ¿Cree que vine aquí por decisión propia?
— Estoy enojada ¿No puedo sentirme enojada? Esto es prácticamente un secuestro.
Apretando mis puños con fuerza, me dolía.
— Blake debió contarte sobre las consecuencias de venir aquí ayer.
— Debió, tienes razón en eso.
— ¿Estás enojada con ella? Es una buena chica, me agrada, aunque está un poco loca, vieras las competencias en las que participa.
— ¿Qué competencias?
— Mierda ¿En serio ella no te dijo nada?
Parando un poco, viéndome ¿Con qué? ¿Indignación?
— No sé de qué estás hablando.
— Bien, mira — Comenzando a trabajar en mi piel otra vez— hay diferentes cosas que tú puedes hacer allá, peleas, carreras en compañía o en solitario, barras, póker, carreras en botes, competencias de alcohol, y así, hay muchas cosas con las que puedes hacer dinero fácil, ganas lo que apuestan por ti, el 70% de las ganancias son todas tuyas, el otro 30% se reparte entre los apostantes. Lo más importante de esto, es que todas las competencias pueden hacer que te lastimes, un mal jugador de póker no dudará en molerte a puñetazos si le ganas una buena suma de dinero — temblé— No te muevas — advirtió— Así que, en resumidas cuentas, tenemos que enseñarte más o menos a como sobrevivir si no quieres morir en el intento.
— ¿Por qué me cuidarían? Solo déjenme en paz, no tengo por qué ir a esos lugares.
— Tienes que ir porque eres parte de Los Diablos ahora, si no vas, será catalogado como traición, no quieres pasar por eso.
— Como siempre tan convincente — irónica— ten por seguro que te tocaré las pelotas hasta el ultimo día de mi vida, todo esto es tu culpa.
— ¿Por qué todo esto sería mi culpa? Blake fue quien no te avisó.
— Blake quiso invitarme a su maldita fiesta porque un idiota se metió en la casa en medio de la noche y me amenazó ¿Te parece familiar?
— Aah... así que la del bate era ella.
Riendo.
— ¿Qué te hace tanta gracia?
— Tiene tan mal vocabulario como siempre.
¿Le gusta Blake?
— Aagh... solo has lo tuyo y deja que me vaya, tengo cosas que hacer.
— ¿Qué cosas?
— Primero, ir por ropa acorde a la ocasión, porque toda mi ropa es de colores pastel y como estoy enojada con Blake, no pienso pedirle ni una mierda, y segundo, tienes que ir por mí.
— ¿Por qué haría eso? Jodete.
— Porque es tu culpa que esté metida en esto, así que me irás a buscar en tu puta motocicleta ¿Entendido?
Bufó.
— Bien... Pero más te vale no hacerte la delicada si estás cerca de mí, no me conviene.
— ¿A qué le temes joder?
No pensé que accediera tan fácil ¿Se sentirá culpable?
— Tengo una reputación que me tomó años formarla. Aquí domina el que es más fuerte, y no quiero bajar de categoría por una bailarina de ballet que se la pasa de puntillas todo el día, lloriqueando por los rincones porque ahora está obligada a hacerse la ruda.
Bien, reto aceptado, no volvería a lloriquear por los rincones ni pensaría en mí como una víctima, mantendría la cabeza en alto y aprendería a sobrevivir, no tengo alternativa después de todo.
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EL PACTO DE LA CALABERA.
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