Capítulo 25

Desperté sola en el cuarto de Luca, las cortinas estaban cerradas y yo estaba muy bien arropada, no pude evitar sonreír al ver cuanto se preocupó por mí, luego observé el tatuaje que ya estaba con el papel transparente sobre este para protegerlo, aprendí a amar el tatuaje tan feo que cubría mi piel, aprendí a amar a esas personas que llegaron por mí a pesar de no ser amigos cercanos, recuerdo bien que Blake estuvo ahí para ayudarme, a pesar de que estos meses no nos hemos llevado bien, ella estuvo en el momento más terrible de mi vida.

Y yo que pensé que no habría nada peor que ser echada de casa...

Que irónica e hija de puta es la vida.

— Tengo hambre...

Observando el techo, quería levantarme, pero tenía heridas en el área genital, y también dentro de mi boca, creo que metieron sus asquerosos penes en mi boca cuando perdí la conciencia durante unos minutos, comer era bastante repugnante y doloroso, en el hospital no pude comer nada, sólo líquidos.

Si quería comer algo, tendría que salir del cuarto, y eso me producía mucha ansiedad.

— Debería salir...

Levantándome de la cama con lentitud, soportando el dolor, definitivamente tenía que tomar mis medicinas, en parte, fue el dolor lo que me sacó del sueño, yo sigo cansada, me hubiese quedado en la cama de no ser así, en su cama, adoro el aroma de Luca, me tranquiliza.

Abrí la puerta silenciosamente, armándome de valor para caminar por el pasillo sujetándome siempre de la pared, el miedo y la vergüenza de bajar y ver el rostro de todo tenía mi cuerpo temblando con exageración, no quería, pero de verdad tenía mucha hambre, y quería mis medicinas para poder seguir durmiendo.

Poner mi pie sobre el primer escalón fue todo un logro, estuve cerca de cinco minutos debatiéndome si debía bajar o aún podía soportar un poco más el hambre, pero la protesta de mi estómago me dio la respuesta, entonces puse el segundo pie en el escalón siguiente, luego el siguiente, y el siguiente, hasta que estuve a la mitad de las escaleras, y un buen numero de ojos me estaba mirando, me paralicé.

— N-no puedo hacer esto. No puedo.

Di la vuelta a toda la velocidad que mi cuerpo me permitió, caminando por el pasillo y entrando a mi cuarto, mi lugar seguro, cubriendo mi cuerpo con la manta que descansaba a los pies de la cama, sentándome en el centro de esta, balanceándome.

— Jess... nena...

Luca entró al cuarto, abrazándome sobre la manta, él comprendía que quería mi espacio, y mi lugar seguro estaba bajo esta manta.

— Quería bajar, pero no puedo... no si todos están mirándome.

— Si necesitas algo, puedes apoyarte en mí, dime ¿Qué es lo que necesitas? Haré cualquier cosa.

— Sólo quería prepararme un maldito jugo de verduras — llorando— Sólo eso... y tomar mis medicinas, pero no puedo bajar, me da miedo, me da vergüenza...

Además, tenía el rostro inflamado, lleno de cardenales y contusiones, las piernas y los brazos, que era lo que se veía si me ponía esta enorme camiseta de Luca, también estaban llenos de marcas, inclusive marcas de dientes. Era una puta cerda asquerosa.

— Tranquila preciosa — reconfortándome— no tienes que obligarte a nada, todo a su tiempo — sentí su voz quebrarse— Pero quiero que sepas, que a pesar de que tú no te sientas así, eres la mujer más hermosa que he visto en la vida, antes, ahora y siempre, eres la mujer más perfecta que he conocido, la más inteligente, la más talentosa, la chica del rostro perfecto y la sonrisa más bonita del mundo, la que me robó el corazón, así que no llenes tu cabeza de pensamientos negativos, te conozco Jess, y tengo mucho miedo por ti ahora, mucho miedo...

Dejé caer mi cabeza en su pecho, escuchando los latidos acelerados de su corazón, quedándome un rato así, en silencio, esperando que mi propio corazón se calmara.

— Luca... ¿Me das tu camiseta?

Dije luego de un rato.

— Sí claro, pero... ¿Por qué?

Soltándome un poco confundido, quitando la manta para poder ver mi rostro.

— Porque tu aroma me tranquiliza, no quiero usar mis cosas, me da nauseas.

Admití.

Mi cuarto no es tan bueno como pensaba.

— Claro preciosa, todo lo que quieras.

Se la quitó con premura, ayudándome a quitarme la que ya llevaba puesta, colocándome la suya.

Automáticamente su aroma inundó mis fosas nasales.

— Luca... ¿Puedo dormir en tu cuarto?

Dije después, sintiéndome horriblemente molesta, soy la peor novia de la existencia de las novias, no sirvo para nada.

— Claro que sí, puedes dormir ahí cuantas veces quieras, es tu espacio seguro ahora, entraré solo cuando tú quieras que entre.

— Duerme conmigo por favor... quiero estar contigo... — mis malditos ojos se aguaron otra vez ¿Cómo puede ser que tenga tantas lagrimas? — Perdóname por ser tan hostigante, a este paso pronto te aburrirás de mí.

— Basta de llorar Jess, no es tu culpa esto que te está pasando ahora — Barriendo cada una de mis lagrimas con sus pulgares— Yo te entiendo, y jamás pensaría que eres molesta, dije que estaría para ti y eso haré — Besando mi frente— Iré a preparar tu jugo ahora y traeré tus medicinas ¿Quieres verduras cocidas o crudas?

— Cocidas, quiero comer algo calentito, tengo frio.

Puso la manta sobre mis hombros, tomando la camiseta que me sacó anteriormente, colocándosela y poniéndose de pie.

— Las haré lo más pronto posible ¿Quieres que te lleve al cuarto?

— No, tranquilo, puedo ir yo sola, pero me tomaré mi tiempo.

Sonrió triste.

— Está bien — acariciando mi cabello con cariño— Volveré rápido, así que no te preocupes, no volveré a dejarte sola.

Asentí intentando no ser pegajosa, por mí, lo habría seguido a la cocina y lo hubiese observado todo el tiempo mientras cocinaba, pero no quería bajar, no quería que nadie me observara, así que regresaría a su cuarto y no saldría de ahí a menos de que necesitara tomar una ducha o ir al baño.

Como dije, me tomé mi tiempo para salir del cuarto, envuelta en la manta, caminando a paso lento por el pasillo. Tenía la intención de ir directo al cuarto de Luca, pero las voces de la planta baja llamaron mi atención, sobre todo la voz de Sam mencionando mi nombre.

— ¿Crees que se recupere alguna vez? Jessa era una chica refinada, delicada, no era nada vulgar como las chicas que frecuentamos, me cuesta creer que salga de esto fácilmente, nos tiene miedo — dolido— nos mira como si fuésemos monstruos.

— Nosotros pensábamos hacer lo mismo si nos encontrábamos a solas con una chica que fuera ángel caído — Oren sonaba asqueado— Somos unas mierdas de personas, no quiero ser así, no quiero hacer lo que le hicieron a Jess, llámenme marica, y sí, soy marica, me gusta el pene, amo el pene, pero no quiero hacer llorar a ninguna mujer, no quiero ser así, no quiero verme al espejo y darme asco a mí mismo.

— Yo pienso igual que Oren — esa era la voz de Luca— No quiero que una mujer deba pasar por eso por mí culpa, no otra vez. Nunca pensé que podría causar tanto daño, sé que he lastimado mujeres antes, sé que por mi culpa han terminado en el hospital, y me odio a mí mismo porque hasta ahora, no me importó hasta que mi chica fue la que sufrió los abusos y los golpes, chicos... he pensado... cosas, y necesito hablar con alguien sobre esto.

— Sabes que puedes contar con nosotros — ese era Connor— ¿Qué pasa hermano?

Era muy dulce que lo llamara de esa manera.

Ahora que conozco la historia de ambos, entiendo por qué las decisiones siempre recaen en ellos, y por qué Luca lo ve como alguien inalcanzable, el entrenador, su padre adoptivo, si se puede llamar así, siempre le habló maravillas de Connor.

— No sé si sea yo lo que ella necesite ahora, no sé si le haga bien tenerme cerca, la he metido en muchos problemas, la asusté como no tienen idea la primera vez que la conocí, me metí en su casa y la amenacé — suspiró— Ella me odiaba, puede que muy en su interior aún me odie y me culpe por lo que está pasando — sonaba desesperado— Realmente no sé que hacer, no sé que es lo mejor para ella...

Palidecí.

Si él me dejaba después de lo que me pasó, no sé si podría soportarlo, además de él, yo no tengo a nadie, no confío en nadie ¿Cómo va a dejarme? ¿Cómo se irá y hará que nada pasó? Dijo que me amaba ¿Cómo pudo fingir tan bien? ¿Lo dijo porque realmente lo siente o para complacer a la puta cerda que se cogieron hasta por las orejas?

Joder... agradecía cuidarme con pastillas anticonceptivas, o podría haber quedado embarazada de cualquier hijo de puta esa horrible noche.

Dios estaba de buenas ese día, gracias a él no me pegaron ninguna enfermedad de transmisión sexual.

La única piedra de tope es que estaba mentalmente desestabilizada, psicológicamente destruida joder ¿Cómo va a dejarme? No puede dejarme.

— Vete, y te juro que no te lo perdonaré en la vida — mirándolo con odio— No puedes hacerme esto ¿Quién te dijo a ti que no me haces bien? ¿Qué no te das cuenta que eres lo único que me hace bien ahora? — Llorando. Demonios... estaba harta de llorar— Se me quitó el hambre, metete los medicamentos por el culo.

Subí las escaleras y me encerré en mi cuarto.

A pesar de que me daba nauseas el olor de este puto lugar, no quería estar en el cuarto que me recordaba a él, me sentía dolida.

— Necesito un plan b... 

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