Capítulo 19

Luego de que Luca se bañó, tomó sus cosas y nos escabullimos hacia la salida antes de que el entrenador se diera cuenta. Cada uno montó su motocicleta y nos dirigimos hacia el hospital, Luca no habló durante todo el camino, se le veía nervioso, probablemente estaba pensando en qué decirle, así que no quise interrumpirlo con mis muchas preguntas que podrían causarle inseguridades, así que solo lo dejé ser y estacioné con él, caminando directo al mesón, él dio el nombre completo de su ex novia, y sin mucho esfuerzo, consiguió el número del cuarto, tomamos el ascensor y en silencio, subimos.

— Te esperaré afuera para que puedas hablar con calma.

Rompiendo la tensión.

Esto me estaba poniendo de los nervios.

— El trato fue que vendrías conmigo. Entrarás conmigo, no puedo hacerlo solo.

De verdad Luca parece un niño.

— Ella puede sentirse incómoda.

— No entraré si no entras conmigo.

Saliendo del ascensor, observándome detenidamente.

— Bien, entraré, pero me quedaré tras de ti en todo momento, no quiero que ella se sienta mal.

— Eso es suficiente para mí, vamos.

Para mi sorpresa, tomó mi mano y comenzó a caminar por el pasillo hacia el cuarto de Elena, tocando tres veces, hasta que se escuchó la rasposa voz de una chica invitándonos a pasar.

— Qué hay Elena.

Le dijo apenas puso un pie dentro.

La reacción de la chica fue lo que más me asustó, gritó y se encogió en la cama, arrastrándose hasta que su espalda tocó el respaldo, apretando sus piernas a su pecho, utilizando las sabanas como escudo.

— Pero ¿Qué le hiciste a esta chica?

Soltando su mano, dando un paso hacia la cama.

— Yo nada, pero los que estaban conmigo si le hicieron... muchas cosas.

Dijo sin ninguna expresión en su rostro.

De verdad no le importaba.

— Todo está bien Elena, estás segura aquí — Acercándome a la cama posando mi mano sobre su hombro, lo que la hizo saltar— Nadie te hará daño, tranquila, Luca vino solo a disculparse contigo, nadie volverá a tocarte.

Sujetó mi mano con fuerza, viéndome con sus ojos desorbitados.

Ahora que estaba descubierta, podía verla mejor, tenía todo el rostro amoratado, los brazos llenos de marcas de dedos, un par de heridas que se veían lo bastante dolorosas, luego vi su pierna, enyesada desde el muslo, dejando libre solo la punta de sus pies, pobre chica...

— No dejes que se acerque a ti, te recuerdo de ese día — apretándome con fuerza mientras temblaba— eras la chica que bailaba en su casa, me dijo que no te mirara, que no me acercara a ti, dijo que ni siquiera respirara cerca de ti, y cuando lo celé, me echó de la casa, despachándome como si no fuera nada.

— Elena... me lastimas — colocando mi mano sobre la suya— Yo lamento mucho lo que te sucedió, espero y jamás debas pasar por algo así de nuevo, debió ser horrible, perdón.

— ¿Por qué te disculpas tú? No tuviste nada que ver, fue él — señalando con su mano libre al chico que parecía clavado al piso— él me vendió y me dejó a la deriva cuando lo necesité, me dio la espalda cuando grité su nombre, ni siquiera titubeó... — llorando— Así que aléjate de él antes de que te haga lo mismo, te destruirá.

— Elena, yo de verdad lo siento.

Dijo el chico sin expresión.

— Luca, siéntelo.

Dije.

Mirándolo mal.

— Es que no lo siento ¿Cómo quieres que suene sincero cuando no me importa?

Abrí mucho los ojos.

¿Cómo podía decirlo así sin más? Y frente a ella.

— Luca.

En tono de regaño.

— ¿Qué?

Frunciendo el ceño.

— Lo hablamos. Tienes que tener más tacto para decir las cosas.

— ¿Cómo haces eso?

Preguntó ella sin soltarme.

— ¿Hacer qué?

Confundida.

— Hacer que te escuche, Luca nunca escucha a nadie.

Bien... esto estaba poniéndose muy incómodo.

— Elena, escucha, de verdad lamento lo que pasó — Acercándose— Y te aseguro que jamás volveré a acercarme a ti, puedes estar segura de que no tengo intenciones de estar contigo otra vez — tomando mi mano— Tengo novia ahora, Jess es mi novia.

— Pues me compadezco de ella, pobre chica.

Luca apretó mi mano.

— Bien, creo que ya debemos irnos — levantándome— De verdad lo siento Elena, espero que te recuperes pronto.

— Lo siento mucho por ti Jess — tomó mi mano— yo me libré, pero tú estás recién cayendo en sus redes y encantos, solo te puedo decir que, por favor, no aceptes ninguna de sus peticiones, eso te llevará a la ruina.

— Bien Jessa, ya está bien, nos vamos.

Tirando mi mano para marcharnos.

— Así es como comienza —Advirtió Elena— Te deseo lo mejor.

Sincera.

— También te deseo lo mejor, espero que te recuperes pronto.

— Gracias.

Su sonrisa fue lo último que vi antes de que Luca me sacara del cuarto.

— ¿Estás enojada conmigo?

Dijo apenas cerraron las puertas del ascensor.

— Vas a cambiar ¿No es así?

Viéndolo directo a los ojos.

— Lo estoy intentando...

Suspiré.

— Eso es suficiente, porque si termino como Elena, no volverás a verme nunca.

Saliendo del ascensor, directo a mi motocicleta.

— Lo sé, no pienso faltar a mi palabra —Parándose a mi lado— Para ser sincero, no sabía que Elena estaba tan mal, yo solo la dejé ahí, Connor la ayudó.

Connor de nuevo...

Él es demasiado bueno.

— ¿Qué? ¿Te gusta Connor? — Viéndome con rostro de asco— Te quedaste callada por mucho tiempo y primero te acostaste con él.

Suspiré, rodando los ojos, ya estaba siendo un idiota otra vez.

— ¿Me estás preguntando en serio?

Sin dar crédito a lo que me estaba diciendo.

— Te acostaste con él primero.

Repitió.

— ¿Y qué? No estaba contigo y yo puedo acostarme con quien se me de la gana. Connor estaba ahí y se me apeteció.

— Si se te apetece ahora ¿También te acostarías con él?

Abrieron las puertas del ascensor y salimos.

— Jessa ¿Puedes responderme esa pregunta?

— ¿Es necesario que responda esa estupidez?

Viéndolo con el peor rostro que tenía.

— Para mí no es una estupidez, todos dicen eso, Connor te conviene más, todos lo dicen joder ¿Puedes darme una respuesta clara?

Suspiré.

Sus inseguridades me daban dolor de cabeza en ocasiones.

— No me acostaré con Connor joder, estoy saliendo contigo ¿Por qué me acostaría con otro?

— No lo sé — encogiéndose de hombros— porque él es mejor que yo.

Lo tomé de la camiseta con la misma brutalidad que lo caracteriza, besando sus labios de forma fugaz, manteniendo el agarre.

— Escúchame Luca, a mí me gustan las cosas exclusivas, y prepárate porque soy muy exigente, así que puede que me cole en tu cuarto un par de veces, muchas veces, porque eres mi novio y eres el único con el que me permito ciertas cosas ¿Oíste? No iré a visitar a Oren, o Connor o Carson, nadie, sólo tú.

Tragó grueso, viéndome con sorpresa.

Era divertido ver este tipo de expresiones en su rostro.

— No sabes lo que dices, más adelante puedes...

— No, no puedo — apretando el mi agarre de su camiseta— Así que espero lo mismo de ti, sólo yo. Y estamos a un cuarto de distancia, así que ve a molestarme las veces que quieras.

Lo solté.

— Bien enana, eres bastante intimidante cuando quieres — sonriendo— Pero eso me gusta — acariciando su barbilla— Quien diría que eres bailarina de ballet.

— No sabes lo que es ser yo en plena elección de primera bailarina, nadie es amigo de nadie y el lugar es un campo de batalla.

— Hablando de campo de batalla — rodeando mis hombros con su brazo, caminando hacia las motocicletas— ¿Quieres... ir a ver mi próxima pelea?

Me emocioné, los chicos siempre dijeron que Luca iba y venía de sus peleas, siempre solo, me gustaba que intentara incluyéndome en su rutina.

— Está bien, ahí estaré.

— Siempre son tarde, así que... yo podría llevarte, tendrías que esperarme un poco, y luego nos iríamos juntos, las calles son peligrosas de noche.

— Lo sé, así fue como te conocí — rodeando su cintura con mi brazo— Me iré contigo, no me molestará esperar un poco más ¿Cuándo es?

— En tres días.

— Me pasaré luego de mi ensayo, sólo debo cruzar la calle.

Encogiéndome de hombros.

— Está bien, gracias por querer ir.

— Tú fuiste a mi presentación — parando frente a las motos— Estoy feliz de que me invitaras a tu pelea.

— Solo no vayas a desmayarte princesita, no podré ir a rescatarte.

Sonriendo.

Monté a la motocicleta observándolo con picardía.

— De hecho, le gusta mucho la expresión que haces cuando te enojas, eso me excita. Dudo mucho que me asusté, es más, espero que llegues con energía a casa, porque no te dejaré dormir.

Sonriendo con picardía, subió a su motocicleta, encendiéndola.

— Pues espero que seas resistente y despiertes de buen humor al siguiente día, porque romperé ese bonito culo que tienes. Estás advertida.

Acalorada y sonriente, encendí mi motor, observándolo.

— Pues espero que conduzcas rápido a casa, porque se me acaba de antojar el sexo, pero no por el culo, mañana tengo practica y necesito usarlo.

— Bien, está bien — retrocediendo— Pero dejaré mis bonitas manos en tu cuello para que las uses como collar.

Utilizando una de las expresiones con las que lo seduje en el pasado, seguía siendo una idea tentadora.

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