C5 En el viaje, no respires.
Charlie
Cuando el señor X nos pidió que trabajemos para él nunca me imaginé tener que trabajar por segunda vez, mucho menos que me tocara viajar con ella. No podía disimular mi odio hacia Amara, ella tenía razón en algo, no la conocía, pero no me interesaba hacerlo.
Amara Smith, como definir a esta niña, primero no entiendo qué hace trabajando para alguien como el señor X, se que no necesita la plata, si quisiera compraría la ciudad entera, que digo, su padre ya la tiene comprada.
En realidad no es solo ella, no entiendo que hace ninguno allí. No me agrada las personas que buscan salida de sus vidas, me parece ridículo. Tu realidad es la que te tocó vivir y acéptala. No veo el problema en que te llueva el dinero, seguro hay mucho que desconozco de la vida de ellos, no lo niego, pero tampoco puedo ignorar el hecho de que ellos no necesitan el dinero, seguro hay más personas para su trabajo.
Excepto claro , el de Amara, esa chica si me había sorprendido en algo, nunca pensé que una mujer podría ser tan buena en esconder armas, en usarla, y mucho menos que en dos simples movimientos podría tumbarme. En la secundaria muchas veces me he metido en peleas y gane, me ejercito siempre que encuentro un momento, y la niña caprichosa viene y de un movimiento me tumba. Tengo que admitir que quedé sorprendido, por eso le sonreía tanto la vez que la conocí, claro ella no me devolvió la sonrisa, la entendía.
Pero ahora había algo peor para los dos, esta noche teníamos que viajar juntos y respirar el mismo aire que ella.
Capaz su aire te da dinero y te pagas la universidad
Sonreí ante mis pensamientos. Estaba limpiando el bar de Kenny el no estaba y agradecí que nadie me viera sonriendo y menos que ella fuera el motivo de mi sonrisa. La razón por la que no podía viajar era porque debía trabajar, aunque el señor X nos daba una buena plata, no me podía fiar de eso.
Ya lo había pensado bien, cuando consiguiera una gran suma que implicaban más o menos dos robos más podía dejarlo. No le conté nada a mamá, no podía preocuparla. Ella estaba muy pendiente de los comportamientos de Letty en la escuela, de sus deberes, de que yo no me quedara dormido para el trabajo, y claro de trabajar.
Todo era bastante difícil y esperaba de verdad llegar a dormir un poco para esta noche, si yo tenía que manejar iba a ser complicado si no dormía un rato.
El señor X me mando la ubicación de donde teníamos que ir, realmente no conocía ese lugar, se que era a las afueras de Nueva York, debía ser algún pueblo chico pero que los habitantes vivían bien. Cuando termine de limpiar todo cerré el bar y me dirigí para casa, lo único que esperaba era que el viaje con Amara no resultará tan complicado.
Mi alarma sonó marcándome el horario, revisé mi teléfono y ella ya me había escrito que me esperaba en un parque no quedaba muy lejos de donde yo estaba, lo que agradecí porque teníamos que ir por el auto.
Amara: Ya tengo el auto por cierto.
Bueno eso no estaba mal, nos ahorra tiempo, le conteste en un breve mensaje que ya iba para allá, no quería que viniera por mi aunque tuviera el auto, este barrio suele ser peligroso y más en la noche, si eres mujer te tienes que cuidar mil veces más, aunque eso para ella no sería un problema. Me levanté de la cama, tomé una ducha para despertarme y cambiar de ropa y salí para allá, no sin antes ponerme mi gorro.
Era el gorro de papa, me encantaba llevarlo puesto, mi abuela siempre decía que yo me parecía mucho a el con ese gorro, me sobre salían unos rebeldes pelos negros, al igual que a el, eso lo recordaba de pequeño, no podía negar que lo extrañaba mucho.
Salí de mi casa y me dirigí al auto. Cuando llegué el único auto que estaba allí era uno blanco con vidrios polarizados. Antes de intentar tocar la puerta Amara ya había salido del auto, llevaba su pelo con mucho rulos y rubio en una cola alta, se notaba que no había dormido nada, tenía ojeras muy marcadas, tenia la cara de pocos amigos pero no la de siempre, si no esta cuando no has dormido bien.
—¿No dormiste verdad?
—No, no pude. ¿Tú dormiste? —. Asentí, me resultaba raro que no durmiera, lo que note de ella era que siempre estaba en su habitación, se iba rápido a dormir, consumía poco alcohol para una chica de su edad.
—Genial, porque tú conducirás a la ida, luego la vuelta no te preocupes, prometo dormir para poder manejar. Vamos
—De acuerdo, de todas maneras si no dormías te iba a colocar una cinta en la boca para que no hablaras.
—Tócame y te quiebro el brazo. Dime, ¿Qué puedes hacer sin un brazo? ¿Podría seguir con tu computadora y tu informática?
—Tal vez si, pero no quiero que me toques así que por el momento no te pondré cinta en la boca.— Subimos al auto y nos colocamos el cinturón pero antes de que pudiera arrancar el auto ella me freno y me miró con sus ojos azules como el mar que se volvieron demasiados oscuros, llenos de ira.
Si que no había dormido, y cuando duerme es una chica de pocos amigos.
—Escucha, sé que no te agrado y la verdad no se porque eso lo dejaré para otro día o para otro momento, pero escúchame bien. No quiero que me mires, no me hables, salvo claro que sea importante, trata de no hacer ruidos molestos, pero sobre todo, no me toques y trata de no respirar el mismo aire que yo.
—Escucha niña caprichosa, no se quien te piensas que eres, nadie quiere respirar el asqueroso aire que imanas tu y los de tu clase.
—¿Los de mi clase? ¿Somos una especie de raza?
—Para mi si. Y escúchame tu a mi, no me interesa ni tocarte, mirarte mucho menos y dalo por seguro que solo respiro este aire por obligación. Pero si roncas cuando duermes te tiro mientras el auto va en movimiento. ¿Comprendes? — Su mirada se había oscurecido más que antes, estábamos demasiado cerca, pero no de buena manera, creo que si alguno de los dos no apartaba la vista, uno iba a dar el paso de asesinar al otro.
Amara apartó la vista, la realidad es que la chica se veía muy cansada para seguir la pequeña discusión que formamos en el auto. Encendí el motor y comencé a dirigirme para agarrar la ruta. Coloque el GPS que nos ayudaría a encontrar el lugar y un poco de música tranquila. Ella estaba buscando algo en su bolso y llegue a ver como tomaba una pastilla de color lila rara, nunca la había visto.
—¿Qué escuchas?
—Uno de los dos, una de las mejores bandas, infórmate niña caprichosa.
—Se quiénes son Uno de los dos, niño de la informática con poco cerebro. Lo que no sabía que algo bueno estaba en tu ser, son buenos.
—Estoy de acuerdo.
No era lo primero en lo que coincidimos, ella odia el café y yo igual. No le gustan las fiestas, yo prefiero lugares más reservados con menos gente, y ahora resulta que si tiene buen gusto en la música, no me sorprende de todas maneras al hacer bailarina, si me sorprende porque pensé que bailaba música clásica.
Amara se acomodo en el auto y comenzó a dormir, yo baje un poco el volumen para que pudiera descansar, al pasar un rato comencé a escuchar su respiración mucho más tranquila y pesada, se había dormido, para mi sorpresa la chica si roncaba y eso si me molestaba pero lo ignore.
Después de una larga hora de solo escuchar buena música, escucho como alguien se remueve en el asiento del acompañante, y para mi desgracia mi acompañante no es mi mejor compañía.
—¿Por donde vamos?— Escucho que habla con voz de dormida eso me hace sonreír, pero no se porque, será porque su voz de dormida me desagrada menos que su voz de siempre.
—Según esto, llegaremos en una hora.
—¿Dónde se supone que vamos a dejar los cuadros?
—El lugar se llama Lake Placid, no creo que haya mucho, pero si el dueño de estas pinturas.
—El nuevo dueño querrás decir.
—Si, eso, no corrijas todo lo que digo.
—Debo hacerlo si dices algo que no es, porque te recuerdo que robamos esto a su verdadero dueño.— Rodee los ojos, no lo entendía, si no le gustaba esto se podía ir.
—Entiendo que no te agrada la idea de robar, pero siempre que quieras te puedes abrir. Total seguro papi te paga lo que necesitas.
—No sabes nada, créeme. Tu piensas que porque nosotros tenemos dinero tenemos la vida resulta. Te puedo asegurar Charlie que no es así, la vida va más allá del dinero y nadie tiene que ser un verdadero experto para saber eso.
Sus palabras me sorprendieron, por un momento olvidé que estaba conduciendo y volteé a mirarla, ella estaba de brazos cruzados mirando la ventanilla.
—¿De qué piensas que va la vida?
—No lo sé, pero créeme que el dinero es solo relevante. Creo que la vida va más allá, estar con los que amas, tener salud que muchos la tienen, pero las personas que no la tienen comienzan a ver el mundo de otra manera. Te voy a decir la verdad, no sé como son Natalie e Irak, no lo conozco, pero conozco a Iara y sobre todo me conozco a mi y el dinero es irrelevante para nosotras.
—Es porque siempre tuvieron lo que desearon Amara, si mañana te despiertas y todo fuera un sueño, no tienes la casa de ahora, ni los autos, ¿Qué harías?
—Viviría Charlie, si no tuviera eso seguro tendría otras cosas mas importantes, me importa seguir teniendo a Iara en mi vida por ejemplo, el dinero no da la felicidad, te lo aseguro.— Dimos por finalizada la conversación después de lo que dijo no supe qué decir, podía entender su punto de vista , lo que si no entendía era porque lo decía ¿Acaso no tenía la familia soñada? O si lo vendían las revistas y la realidad era otra.
Lo que sí sabía, era que no la entendía mucho, si era irrelevante el dinero ¿Por que estaba aquí para empezar? ¿Por qué necesitaba el dinero?
—Charlie, mira.— Me fije bien en lo que ella miraba y era una parada donde estaban deteniendo a coches para controlar los papeles, algunos incluso estaban saliendo del auto.
—Mierda, no te preocupes, los papeles los tengo y traje mi permiso de conducir.
—Sí pero, ¿Y los cuadros donde están?
—Atrás, pero si no hacen abrir el baúl te aseguro que no se que vamos a decir.— Ella me miró y yo la miré. Los dos teníamos una cara de susto que daba miedo, parecía que habíamos matado a alguien, pero habíamos robado y detrás del auto había una cantidad de plata inexplicable.
—Está bien, no hables de más y cambia la cara, permanece tranquilo y haz como si disfrutaras el viaje.
Que difícil eso.
—Se que no es fácil pero solo hazlo, yo haré lo mismo de acuerdo.— Asentí, pero ella tal vez no me vio. Seguimos avanzando en la cola larga de autos hasta que fue nuestro turno, pensé que íbamos a tener la suerte de otros, algunos autos solo pasaban, pero no, nos detuvieron. Me tocaron la ventanilla del auto y la bajé tranquilo.
—Hola, chicos ¿Para dónde van?
—Vamos a Lake Placid.— Respondí tranquilo, me pidió los papeles del auto y mi permiso, lo revisó y me lo devolvió, pero no dejaba de observar a Amara.
—¿A que van allí? ¿Ustedes son pareja? Niña siento que te conozco.— Oh carajo, no sabia que decir, Amara volteo a ver al hombre y le sonrió como si fuera un maldito ángel y se hubiera puesto una máscara.
—Soy hija del alcalde de Nueva York y él es mi novio.—Me señaló y me miró con una sonrisa muy amplia, como si de verdad fuera su novio, le seguí el juego y le sonreí al policía.
—Tienes suerte muchacho.
—Mucha, usted no sabe cuánta suerte tengo de tenerla como novia. Y por lo mucho que la amo la llevó a visitar a unos familiares míos.
—Me va a presentar por primera vez a sus tíos, puede creerlo, y yo pensé que me iba a dejar a la semana.
—Dios, cielo, no, como pensabas eso.— Agarre la mano de Amara y la bese y ella me sonrió, miramos al policía y también estaba sonriendo con la escena que estaba viendo, se ve que le gustaba ver a los jóvenes enamorados, pero eso no era lo que pasaba.
—Bueno, pueden seguir, y dile a tu padre que es un muy buen alcalde de la ciudad.
—Se lo diré, muchas gracias.— Cuando ella terminó de hablar subí el vidrio y comencé avanzar y cuando estuvimos lo demasiado lejos soltamos el aire que estábamos reteniendo los dos.
—Dios, eso estuvo demasiado cerca, que suerte que le agrada la gente joven.
—Le gusta el amor joven, no te equivoques, si no hubiéramos actuado bien no nos creía.
—Si tal vez tienes razón. Te felicito Amara, después de todo no solo sabes bailar bien, si no que eres una gran mentirosa.
—Gracias, al igual que tu, yo también sé fingir que todo está bien.— Quería decir que me daban iguales sus palabras, pero no era así.
Llegamos al pueblo, era un lugar muy bonito, con grandes lagunas y casas muy bonitas. Dejamos los cuadros en un depósito que el señor X nos había señalado en el teléfono, no teníamos que esperar a que alguien viniera por ellos, al parecer eso era de él y otros hombres lo llevarían a su destino.
Volvimos a Nueva York, esta vez la que manejó fue Amara, fue conduciendo muy tranquila y con la música alta hasta que yo me puse a dormir que la bajó por completo. No quise decir que no me di cuenta pero llegamos mas rápido de lo que pensé, cuando abrí los ojos ya estábamos en el parque cerca de mi casa donde ella me busco, sabía que había apretado el acelerador más de lo que debía, pero no dije nada.
—Gracias por traerme, nos vemos.
—Adiós, novio mío.
—Si novia, no le digas a nadie o tendré que arrancarme los ojos.— Ella rio, asintió y se marchó.
El viaje no fue del todo tan malo, si era una chica rara, pero guardaba secretos, o tal vez le gustaba ser reservada con su vida. No podía culparla yo era igual, al parecer después de todo, si tenía cosas en común con Amara Smith
Nota autora: Para los que no saben en Argentina baila le llamamos a la parte trasera de los autos donde se guardan las valijas.
Otro dato Uno de los dos es la banda que está en mi primer historia Lluvia de Medianoche anda a leerla ❤️
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