|Sorbet y Gelato| Parte 1
N/A: Añado esto por empatía jsjs, Gelato es el que tiene el pelo rubio y una camisa verde oscuro, y Sorbet es el que tiene el pelo negro y una camisa azul oscuro.
Italia, año 1983.
Sorbet y Gelato eran dos niños de 10 años, que a primera vista parecían dos polos opuestos. Esto era debido a la situación económica de los dos; Gelato Palmieri pertenecía a una familia adinerada, debido a que su familia había ocupado puestos muy importantes y potentes en Italia, nada más decir, sus padres eran políticos relevantes, y obviamente su apellido era reconocido por eso.
Por el otro lado, estaba Sorbet Gentile, el cual era todo lo contrario, había nacido en una familia humilde, aunque lo humilde sólo se aplicaba de una forma económica. Pertenecía a una estirpe de granjeros y agricultores, básicamente vivían de lo que la tierra les proporcionaba, y de hecho sus casas siempre se encontraban en zonas rurales. Su situación les causó muchos problemas, las cosechas eran cada vez menos eficientes y el dinero se agotaba demasiado rápido. Las cosas se iban complicando lentamente, y nunca daban la sensación de que mejoraban, hasta que su situación fue de empeorar lentamente a una sequía demasiado prolongada, la cual obligó a su familia a dejar su trabajo que por tanto tiempo habían mantenido por generaciones.
Se mudaron a la ciudad, la cual era la misma que la de Gelato y donde sus padres ejercían de políticos. Comparando estas dos situaciones, se podría pensar que Sorbet y Gelato eran dos familias totalmente diferentes en cuanto a posición e ideales. Pero eso no era así, ellos dos compartían algo que los mantendría unidos hasta siempre, y es que tenían terribles pensamientos psicópatas, a veces interpretándolos como si fuesen normales, aunque más tarde pensarían que el mundo les había formado así. El destino no tardaría en unirlos para que los dos juntos desarrollasen sus más sanguinarias ambiciones.
Y verdaderamente, así ocurrió. Parecía que el destino los hubiera unido cuando la familia Gentile, a la que Sorbet pertenecía, consiguió trabajo en la ciudad, el cual no era nada más y nada menos que servir a la familia Palmieri, la de Gelato. El por qué su familia había aceptado a otra así como sirvientes suyos era debido a una estrategia política, para así ganarse la confianza de los sectores más pobres.
En la realidad, esa familia compuesta mayoritariamente por políticos preferiría tener un servicio más profesional y sin gente tan pobre y sucia, pero sabían que escoger a las personas de la familia de Sorbet les traería un reconocimiento que les interesaba demasiado. En el fondo, la adinerada familia consiguió adaptarse a los servicios que contrataron, no se esperaban que fueran tan profesionales, se veía que tenían mucha experiencia en las actividades del hogar, aún así, los Palmieri mantenían un sentimiento profundamente clasista que tenían normalizado.
Sorbet y su familia eran castigados cuando cometían un error, por pequeño que fuese, y no les dejaban tener ningún tipo de relación no profesional con los demás habitantes de la casa. Eran exageradamente estrictos con esa última regla, y Sorbet y Gelato lo sabían perfectamente, pero no les impidió acercarse unos a otros en cierta situación, aunque tardaron más de un mes en siquiera dirigirse la mirada.
La familia de Gelato era demasiado estricta con él, y éste antes de realizar cualquier mínima situación pensaba en ellos con miedo. Desde que tiene memoria, su familia era jodidamente dura con él. Cómo si fuera un error pequeñísimo que quizás hasta ni tenía por qué ser culpa suya, su familia se las arreglaba para regañarle una vez su hijo no tenía el comportamiento perfecto que ellos esperaban.
Y al pequeño eso le parecía terriblemente molesto y le hacía tener todo tipo de sentimientos negativos hacía su Padre o Madre, ya que eran los que más les exigían, y los respetaba únicamente porque era su obligación, y sabía perfectamente que rebelarse contra ellos no sería nada conveniente para él.
De primeras, cualquier persona simple desearía estar en la vida de Gelato, sí, una vida en la que tu familia te permitía todos los lujos que pidieses ya que el dinero era prácticamente infinito debido a lo ricos que eran. Pero la realidad era más cruel que todo eso. Gelato era completamente consciente de que sus padres eran corruptos, y ansiaban llegar al poder sin importar los medios, pero sus padres "compraban" su silencio con dinero y amenazas y le sometían a torturas verbales para silenciarle.
A pesar de que Gelato tenía 10 años, era más inteligente de lo que parecía y sabía que podría destruir la carrera política de su corrupta familia con facilidad, y con suerte meterlos en la cárcel. Pero claro, él también se hundiría, y sabría que un paso en falso podría hasta llegar a sus padres a de alguna forma salir inocentes y matar a su hijo de forma que nadie lo supiese nunca.
Y ya con respecto a la familia de Sorbet, esta no era tampoco muchísimo mejor. Aunque se mostraban amables y daban buena imagen, la verdad es que eran unos completos egoístas, siempre se preocupaban por ellos mismos y se la pasaban haciéndose la víctima, además, despreciaban la existencia de su hijo, solamente le veían como un accidente que no debería ser otra boca más que alimentar.
Y siempre se acordaban de decirle eso al menor. Diariamente, desde que tiene memoria, no recuerda ninguna cosa agradable que le hubiera dicho su familia. Era salir de su habitación y escuchar a cualquier miembro de su familia diciéndole cosas como que desde que llegó a la familia su situación sólo se había convertido en un infierno y le dañaban de forma física y verbal cada día de su existencia.
Ni siquiera hacía falta que Sorbet dijese nada, o que hiciese algo, porque aún así su situación se lo recordaba, fue alejado de la habitación de sus hermanos y dormía afuera, en una especie de casa de perro, aunque un perro tenía un hogar más digno que él, también le prohibían muchas veces acercarse a la casa, o incluso comer. Podía pasar perfectamente una semana o más (dependiendo de su comportamiento) entero con un trozo de pan, lo peor era que ese trozo siempre lo conseguía suplicándoles de todas las formas posibles, hasta dejaba que le golpeasen para simplemente poder sobrevivir una semana más.
Había pensado miles de veces en el suicidio, pero algo le decía que las cosas saldrían mejor para él mientras pasaba cada día durmiendo en una casa de perro con un trozo de pan mientras pasaba frío, robando agua secretamente del sistema de regadío improvisado que hicieron sus abuelos y siendo obligado a trabajar en el campo. Su situación llegó a tales extremos que su padre intentó asesinarle dos veces, y su hermano mayor una vez.
Pero él seguía haciendo caso a ese algo.
Asimismo, los dos niños, Sorbet Y Gelato, vivían una pesadilla, quizás por eso los dos desarrollaron una personalidad tan insensible y sanguinaria en el futuro.
Estaba a punto de anochecer, Gelato se encontraba apartado de la mansión tan enorme en la que vivían, en su jardín el cual estaba un poco escondido a la vista de la mansión por estar cubierto de naturaleza y ser grande. Estaba observando a una ardilla, la cual él planeaba golpear con un cuchillo que secretamente agarró de la cocina de su hogar.
¿Por qué?
Simplemente era algo que llevaba pensando demasiado tiempo, sentía la necesidad de saber lo qué se sentía al tener en sus manos el cadáver de esa ardilla que habría fallecido por su culpa. Esa idea le emocionaba demasiado, y le hacía sentir bien pensar en eso. Nunca se replanteó si sería algo malo o bueno, sólo en lo qué haría su familia si se enterase de eso. Pero ya estaba harto. No quería seguir limitándose por su familia. Así que aunque, por su bien, escondería ese asesinato.
Se encontraba sujetando fuertemente el cuchillo al pensar en su familia, y lleno de rabia se propuso escalar el árbol para alcanzar a la ardilla, aunque, como ya se ha mencionado anteriormente, era muy inteligente, así que se pasó días investigando a esa ardilla y cómo acercarse a ella de manera sigilosa, él sabía perfectamente que el animal era ágil y rápido, así que debería ir con sumo cuidado, así que con pies de plomo se dispuso a escalar el árbol.
Mientras tanto, Sorbet, quién hace unos segundos le estaba siguiendo porque le causaba demasiada curiosidad lo qué haría el rubio en un lugar tan apartado. No estaba para nada asustado al ver al otro con un cuchillo, si no curioso, y lentamente se acercaba a él con una sonrisa para participar en ese asesinato de aquel animal que no se esperaba para nada el destino que le esperaba. Por suerte para Gelato, el árbol era corto y grueso, así que escalarlo no era nada difícil y las ramas eran suficientemente resistentes para soportar el peso de su cuerpo. Cuando el pelinegro llegó al árbol, el otro niño ya se encontraba a punto de trepar la rama donde se encontraba el animal para alcanzarlo, aunque no notó la presencia de nadie más, el cuál le observaba atentamente a pesar de saber que no debía acercarse a él, pero su curiosidad y sed de sangre le mataban por dentro.
Era impresionante cómo Gelato se iba acercando al animal tan sigilosamente, aunque él mismo era consciente de que las ramas tarde o temprano le delatarían, ya que mediante avanzaba sobre estas el camino se hacía más delgado y frágil. Y Sorbet lo sabía también, ya que sentía el árbol temblar ligeramente, pensando en la posibilidad de que el animal pudiese escapar, se posicionó justo debajo de la ardilla, aunque tampoco tuvo que moverse mucho.
A continuación, la ardilla se dio cuenta de que alguien estaba detrás de ella cuando Gelato se acercó demasiado, y él también se dio cuenta al mismo tiempo, así que, reacio a la idea de que trepar ese árbol había sido algo inútil, lanzó, en un acto reflejo, el cuchillo. Se encontraba cerca de la ardilla pero no para estaba a su alcance para un ataque directo, aún así, el cuchillo milagrosamente le dio.
La punta había afectado directamente a sus patas, lo que ocasionó que se cayera de la rama, quedando justo al lado de Sorbet, el cuál fue preciso y atrapó al animal pisándole el torso. El rubio no tardó en darse cuenta la de presencia del pelinegro una vez la ardilla cayó.
Durante unos milisegundos, sintió una sensación de entre miedo, sorpresa y confusión, pero a pesar de todo observaba con atención a Sorbet y le miraba fijamente, y éste, después de atrapar al animal con sus zapatos, le dedicó casi sin querer una mirada a Gelato. Esta mirada marcó el inicio de lo que sería una larga e íntima relación de 15 años de dos psicópatas que parecían estar hechos el uno para el otro.
Aunque la mirada no hubiese durado ni 5 míseros segundos, para los dos se sintió algo eterno. Sentían que habían descubierto un nuevo mundo en el que sólo existían ellos dos y se comprendían con una simple mirada, en la que pareció que hablaban con la mente, se contaban en un segundo todos sus sentimientos que estaban reprimidos en lo más profundo de su alma, y se comprendían el uno al otro.
Cuando volvieron al mundo real, Gelato se bajó de la rama en un pequeño salto que le causó un ligero daño en sus piernas, aunque se incorporó rápido, y agarró el cuchillo que estaba tirado en el césped, clavando el afilado arma blanca en el cuello de la ardilla que estaba intentando hacer todo lo que estaba en su mano para escapar de esos zapatos negros que le impedían mover el torso, lo cual era completamente inútil ya que el rubio comenzó a acuchillarle del cuello hasta la cola, lo que hizo que moverse le resultara casi imposible, además de que le amputaron las patas, inmovilizando así al pobre animal. Cuando por fin el niño retiró el cuchillo, sacó una bolsa de plástico blanca que guardó con antelación en su pantalón e hizo un señal a Sorbet (el cual anteriormente estaba sujetando al animal para evitar que escapase) que le indicó que metiese al animal en la bolsa, y así lo hizo, con sumo cuidado, además de agregar también sus partes amputadas.
Posteriormente, Gelato se dirigió a un terreno desierto que se encontraba prácticamente al lado de la gran mansión. A pesar de encontrarse tan cerca, estaba oculto y dudaba que su familia también supiese de ese lugar. "Era el lugar perfecto para deshacerse definitivamente de un cadáver sin el riesgo de que nadie lo encontrase" pensaba Sorbet, y realmente no estaba del todo equivocado, es un lugar aislado de la naturaleza, que parece digno de un paisaje de pura piedra repartida de forma irregular sobre el terreno, como si en el pasado hubieran sido algún tipo de edificio puramente construido a base de piedra con un color soso y hubiera sido derrumbado.
Sorbet sólo seguía a su reciente compañero, confiando en él, y no tardó en darse cuenta de sus intenciones cuando observó que sacaba una caja de cerillas una vez se acercaron a un lugar donde había un pequeño muro de piedra. El rubio le ofreció la caja de cerillas al pelinegro (sobre todo porque él no sabía cómo funcionaban, sólo conocía el hecho de que podían usarse para quemar algo y le pareció más que suficiente para llevarlas con él), sacó al animal y sus partes amputas fuera de la bolsa y lo colocó todo al lado del casi diminuto muro de piedra.
No sin antes, notar cómo el animal aún respiraba, aunque a duras penas, y sentir la desesperación de esa pobre ardilla le llenó de euforia. Sorbet encendió una cerilla después de frotarla dos veces sobre la caja, y la tiró justo donde se encontraba al animal, Los dos pequeños asesinos se alejaron mientras observaban cómo el cuerpo lentamente se quemaba, y como eran muy impacientes, encendieron otra cerilla y la volvieron a tirar sobre el cuerpo de la ardilla y alejarse otra vez.
Finalmente, con un atardecer demasiado precioso, el día se despedía mientras los dos menores observaban cómo se mezclaba el paisaje del pequeño humo que salía de la ardilla en llamas y el sol a punto de esconderse, Al volver los dos a su hogar, por el camino utilizaron una fuente para limpiarse las manchas de sangre, (que realmente sólo eran notables en sus manos), además de tirar la bolsa de plástico ensangrentada en un lago y hundirla colocando una piedra en su interior.
Volvieron con normalidad a sus respectivos hogares, como si no hubiera pasado absolutamente nada en el período de tiempo en el que asesinaron a esa ardilla. También cuidaron que nadie los viese durante su camino ya que fueron directamente a sus respectivos baños, utilizando entradas poco comunes, para no ser vistos, y así poder ducharse y limpiar las manchas de sangre no visibles, además de las de su ropa, aunque la gran mayoría era en el principio de sus mangas y un poco los bajos de sus pantalones. A pesar de ser tan pequeños, ninguno era para todo ingenuo, y también limpiaron las manchas de sangre del césped.
Un año después, la situación prácticamente seguía igual con sus familias, y tampoco esperaban que cambiasen. Pero a partir de ese día, Sorbet Y Gelato desarrollaron una especie de relación secreta extraña. Sabían perfectamente que estar juntos tarde o temprano no les daría nada positivo, pero desde su primer asesinato, siempre se reunían antes del anochecer en el mismo árbol dónde estaba dando vueltas la difunta ardilla ese día.
Realmente no hablaban, no tenían conversaciones, no se saludaban ni se despedían. Simplemente los dos corazones suyos deseaban estar ahí, no tenían necesidad de hacer nada en especial, su compañía, la cual deseaban más que cualquiera otra cosa, era más que suficiente para ellos. Durante el año, a veces, surgían encontrarse un pequeño animal rondando por el árbol y realizaban el mismo procedimiento que la primera vez que le arrebataron la vida a un animal indefenso. Pero fue algo demasiado casual y sólo ocurrió tres veces. Dos veces con una ardilla, y la tercera, un pájaro.
Se pasaron aproximadamente todo un año entero reuniéndose en ese lugar siempre que tenían la posibilidad. Pero como era de esperar, las dos familias se dieron cuenta de que sus respectivos hijos nunca se encontraban con ellos antes del anochecer, hasta que éste terminase, todas las veces que tenían ese especial período de tiempo libre y sin nada que hacer, ya que a veces se encontraban en realizando actividades, como Gelato, el cuál iba a una academia de inglés, y Sorbet al cuál le obligaban a participar en tareas del hogar.
Por parte de la familia del pelinegro, realmente no les parecía molesto que éste desapareciese, de hecho, todo lo contrario, era hasta mejor para ellos ya que le odiaban incluso antes de su nacimiento y siempre le culpaban de todos sus problemas, deseando que éste desapareciese de sus vidas sin dejar rastro.
Pero por parte de la familia del rubio, al principio no le dieron importancia, pero mediante iban pasando los mese, se convirtió en algo realmente molesto ya que odiaban no tener el control sobre las cosas, y sobre todo si era su hijo, y aunque éste se inventaba excusas que funcionaban por varias semanas, un día, su Padre le persiguió.
Ese día, 24 de Febrero de 1984, sería uno para recordar para los dos silenciosos compañeros. Y si les preguntases, ni siquiera ellos estarían seguros de si es algo para recordar de forma positiva o negativa.
El importante político no se hacía ni la más mínima idea de lo que estaba a punto de ver, antes se imaginaba que su hijo buscase exponerle o quizás desarrollaba su imaginación o habilidades creativas en algún tipo de proyecto inocente e infantil. Realmente nadie de su familia conocía a Gelato realmente, y parecía mentira que el menor de la familia que trabajaba para ellos hubiera conectado más es una mirada con él que las propias personas que le dieron la vida y le crearon durante 11 años.
Su progenitor sólo podía mostrar asombro al visualizar cómo su descendencia, que él siempre pensó que seguiría su mismo camino (hasta antes de nacer), se sentaba al lado de la persona que, para el político, era la peor persona en todo el mundo con la que cualquier miembro de su familia podría relacionarse. Simplemente era algo inadmisible para él, no podía ver a la persona que le sucedería ocupando así un cargo importante en la política, siendo amigo de ese otro niño, que, a ojos del padre, era inferior a ellos. Alguien que siempre vivió una vida simple que sólo se ensuciaba las manos no tenía nada que decir a otro niño culto e inteligente cuya familia era relevante. No tenía palabras para la situación que estaba viviendo, ni siquiera sabía cómo reaccionar ya que se quedó cerca de un minuto mirándolos fijamente, cuando por fin supo cómo reaccionar, se llenó de rabia y se dirigió rápidamente hacia el árbol, notablemente enfadado.
Los dos menores no tardaron en darse cuenta, el primero fue Sorbet, quién sintió una horrible sensación que recorría todo su cuerpo, y con notable nerviosismo intentó incorporarse para levantarse, y seguidamente correr como nunca lo había hecho sin mirar atrás, deseando que el adulto no hubiera notado su presencia, aunque a esas alturas eso era imposible.
Gelato, quién se dio cuenta después de la reacción de su acompañante, también sintió una expresión de terror parecida a la suya al contemplar a su padre.
Intentó correr, pero no tenía a dónde, así que se limitó a intentar retroceder para atrás por el camino contrario a su padre mientras éste le miraba fijamente.
-¡Gelato! ¿Se puede saber qué estabas haciendo el menor de la familia que se dedica a servirnos? -Esas frases, y todas las que le repitió en el período de aproximadamente una hora, se quedaron grabadas en la mente del rubio por los recuerdos que le traían.
Su padre le agarró fuertemente del brazo, tanto que le dejó cicatrices, y llevó hacia su alejada habitación dónde nadie les escucharía. Allí en la habitación, le desvistió para así marcar con más potencia las agresiones que estaba a punto de cometer. Mientras le azotaba repetidas veces con el cinturón, le gritaba cosas con la intención de dejar en claro al maltratado niño que nunca volvería a ver a ese pequeño pelinegro. Haría lo que fuera para conseguirlo y también para clavar sus ideales profundamente clasistas en su hijo.
Después de una hora de maltrato físico y verbal mezclado con los sollozos de su hijo, éste procedió a vestirse rápidamente para ver los movimientos de su padre, quien recientemente dejó la habitación.
Y como pensaba, estaban reunidas las dos familias que fueron llamadas por la madre. Sorbet y Gelato se miraban mutuamente con caras de miedo y preocupación. Y tenían muchas razones para sentir miedo. Las palabras de su padre lamentablemente no tardaron en salir: "Tenemos una noticia muy importante para la familia que humildemente nos ha servido durante un año. He descubierto que nuestros dos hijos menores tenían una relación secreta a pesar de haber dejado claro las veces suficientes que estaba totalmente prohibido y sería algo que no toleraríamos. Tenéis una hora para hacer la maleta y desaparecer de nuestra vista".
Sorbet pensaba que todo esto era por su culpa, Y Gelato notó cómo no paraban de caer lágrimas de sus ojos.
Sin poder evitarlo, inmediatamente, Gelato también empezó a llorar.
Continuará...
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