Capítulo XIV: Fiereza.
Wei Wuxian trataba con todas sus fuerzas por no desgarrar su garganta a causa del inmensurable grito que su cuerpo quería dar para de alguna manera aliviar el dolor que experimentaba.
Lan Wangji estaba a su lado, su rostro roto en una preocupación que empañaba su cotidiana y celestial serenidad. Wei Wuxian lo miró entre su agonía. Se veía como un ángel en sus túnicas blancas y su cinta con el adorno de plata y sus ojos áureos brillando en angustia.
—Haz... que paren —rogó Wei Wuxian entre dientes. Las voces gritaban muchas cosas, reconocía su nombre, pero lo demás que decían se le escapaba.
Lan Wangji dio una firme mirada hacia un discípulo, y este con miedo por la poderosa mirada dorada, comenzó a tocar Cleansing.
Con eso, Wei Wuxian lanzó por fin el grito desde el fondo de su pecho.
Al querer ser echada, la energía se aferraba a lo que pudiera, clavándose en sus canales y rasgando todo a su paso mientras más intentaran sacarla del lugar que ya había reclamado como suyo.
—¡No- Lan Zhan, no! —suplicó con su voz cubierta en dolor y su cabeza moviéndose de lado a lado desesperadamente.
Lan Wangji de inmediato alzó la mano para detener el toque de la canción.
—¡A-Ying! —Xiao Xingchen se lanzó en sus rodillas al lado de donde Wei Wuxian cayó rendido ante la agonía. Estando así de cerca, se podía sentir cuánta energía resentida había podido infiltrarse en el cuerpo de su shizhi, el resto desapareció con la explosión—¿Cómo está tu núcleo? —Xiao Xingchen buscó con desespero la muñeca de Wei Wuxian para checar el pulso.
Song Zichen vio la zona rasgada en las túnicas de Wei Wuxian de forma sospechosa.
—Oh, no... —su esposo murmuró luego de unos segundos. Lan Wangji se giró a verlo alarmado, ¿qué era tan malo que lo hizo jadear de esa manera?—Debemos llevarlo con un médico, ya.
Lan Wangji lo alzó en sus brazos con facilidad y sin esperar ningún segundo más. Cerca de su pecho pudo sentir la energía que invadía a su amado y su corazón se llenó entonces de angustia. Su adorado Wei Ying, siendo corrompido...
Bichen los llevó a una velocidad increíble, ni siquiera Xiao Xingchen pudo seguir su paso pues Lan Wangji tenía un motivo importante para llegar primero.
—Llama al médico —ordenó apenas tocó tierra en el jardín trasero de la residencia donde se quedarían. Wei Wuxian luchaba entre sus brazos por calmar las voces que golpeteaban su cabeza como un mazo.
Él estaba intentando expulsar la energía, pero parecía que no podía, no importaba cuánto lo intentara. Entre sus momentos de delirio vio pizcas de las paredes altas de los corredores de la residencia, Lan Wangji lo estaba llevando a sus aposentos para que el médico lo checara allí. Wen Qing fue avisada y ya estaba corriendo por los pasillos junto a su hermano.
—Wei Ying —Lan Wangji lo recostó en su cama y colocó sus manos en los costados de su rostro para mirarlo, Wei Wuxian no le devolvía la mirada debido a que tenía los ojos cerrados mientras luchaba contra el dolor de cabeza que comenzaba a creársele.
El emperador limpió el sudor de su concubino con su propia manga, importándole poco si la manchaba. La piel de Wei Ying se sentía hervir.
—Huangshang, el doctor está aquí —anunció Luo Qingyang en una voz tensa. Lan Wangji inmediatamente se alejó para permitir que lo revisaran.
El médico inició por revisar sus meridianos y canales de energía espiritual. Ahogó un jadeó asombrado cuando sintió la enorme cantidad de energía resentida que viajaba por ellos. Revisó el núcleo dorado y lo sintió haciendo lo posible por extinguir la energía invasora, sin embargo, no lo estaba logrando. Esto le resultaba extraño, sabía que Wei Wuxian era un cultivador con un nivel de cultivación elevado. No por nada era llamado el igual de Su Majestad.
Siguió el camino que la energía resentida llevaba puesto que le resultaba extraño que no se localizara por completo en el núcleo dorado, intentando apagarlo. En su lugar, la energía resentida se concentraba más abajo.
—Majestad, algo está sucediendo. La energía resentida se está focalizando en un lugar externo al núcleo dorado. Normalmente este tipo de energía lo atacaría para destruirlo dado a que es el motivo por el cual estaría siendo repelado.
Lan Wangji se llenó de impotencia. Eso significaba que Cleansing no podía tener su efecto. De esa manera, él posó su mirada en Wen Qing, quien miraba a Wei Wuxian con el ceño fruncido.
—Wen Qing, revísalo —la mujer estaba impaciente por hacer eso mismo. Pero el médico imperial tenía prioridad ante ella, quien era considerada una sirvienta. Sin embargo, Hanguang-Jun fue condescendiente con ella.
Dio una rápida reverencia y se acercó a paso apresurado hasta Wei Wuxian. El joven sudaba y se quejaba en todo momento, tomó su muñeca e ignoró el frío de su piel. Así como su falta de color.
Hizo lo mismo que el médico imperial, y se encontró con lo mismo. Mas, ella revisó un canal importante para Wei Wuxian, siendo guiada por el lugar donde la energía resentida se estaba aglomerando.
—Por los cielos —murmuró y abrió los ojos enormemente. Se volteó a ver al emperador con los labios temblándole en conmoción—Está embarazado.
Lan Wangji fue atacado por un zumbido que lo dejó aturdido ante tal noticia. Golpeado como un rayo de una ponderosa tormenta que hizo temblar el suelo bajo sus pies, se tambaleó sutilmente.
La noticia por la que tanto estaban esperando... llegó de tal manera.
—La energía resentida está alrededor del bebé, no parece estar dañándolo —ella pasó saliva con dificultad—En su lugar, parece estar protegiéndolo. Naturalmente el núcleo dorado tratará de expulsar el resentimiento, sin embargo, esta se niega pues reconoció al bebé y se aferró a él. No podemos sacarla sin arriesgar el embarazo.
El médico imperial se tensó. El imperio entero esperaba por el primer bebé de Su Majestad, y resultaba que se presentaba en esta situación. No lo podían permitir.
—Majestad, debemos interrumpir el embarazo, el primer hijo de Su Majestad no puede nacer en estas circunstancias.
El rostro de Lan Wangji se desfiguró por la sugerencia. Pronto, la ira lo llenó.
—No.
—Majestad-
—Wei Ying tendrá a nuestro bebé. Mi hijo nacerá —sabía lo que el médico estaba obligado a hacer. Estaba entre sus deberes el asegurar que la descendencia del clan llegara al mundo de la mejor manera posible.
Y un bebé rodeado de energía resentida no sonaba plausible para el imperio.
Pero este era su bebé. Su hijo con Wei Ying. A menos que su Wei Ying así lo quisiera, nadie más que él decidiría si nacía o no.
—No es necesario terminar el embarazo —Wen Qing apenas escuchó las intenciones del médico imperial comenzó a rebuscar entre su mente alguna solución. Ella tampoco podía permitir que acabaran con el embarazo—El único problema es que el núcleo dorado se niega al resentimiento. Si logramos encontrar un balance, ambos podrían cohabitar en armonía.
—¿Insinúas que el Daying debe aceptar la energía resentida? ¿Cultivarla? —exclamó el viejo médico con asombro horrorizado—La energía resentida perturba el alma y la mente, con un embarazo, ¿cómo crees que esto afectaría al bebé, mujer?
Wen Qing apretó la quijada y los puños al mirar al fisiólogo.
—La energía resentida sigue siendo energía, si de alguna manera el Asistente de Segunda Clase logra controlarla, entonces su núcleo dejará de luchar contra ella y no tendríamos por qué interrumpir su embarazo.
Ciertamente, Lan Wangji no era partidario del uso de energía resentida como método de cultivo. Pero, por Wei Ying, haría lo que fuera.
El médico lo miraba esperando a que él refutara la sugerencia de Wen Qing. Que le dijera, como se esperaría de un Lan, que la secta no iba a permitirlo. Lan Wangji era Hanguang-Jun, el emperador de la dinastía Lan, era su deber continuar con las tradiciones de su clan.
Pero, Lan Wangji también era el Lan Zhan de Wei Ying. Ese hombre que le prometió protegerlo a costa de todo.
Nada, nunca, estaría primero que Wei Ying.
Giró su cabeza hacia Wen Qing.
—¿Cómo podemos estabilizarla? —preguntó firmemente, haciendo sonreír a la mujer por la devoción que demostraba por su amigo... a quien consideraba un hermano más.
—El bebé fue concebido por cultivo dual, por lo que el cuerpo de Wei Wuxian reconocerá su energía —Wen Qing colocó su mano en su vientre para asegurarse—Si su energía no repele el resentimiento, es muy probable que el núcleo del Daying cese de pelear. Si su compañero no lo ataca, él también no lo hará.
—¿Sugieres que cultive con él?
—Así es, Su Majestad. Solo así lo estabilizará, una vez en ese estado, el Asistente de Segunda Clase podrá comenzar a tratar de controlar el resentimiento en su cuerpo. Al menos hasta que el bebé nazca.
—Cuando nuestro hijo nazca, ¿podremos sacar el resentimiento de Wei Ying? —si cabía la posibilidad... Lan Wangji estaría más tranquilo. De esa manera, el consejo no se quejaría.
—Tendremos que ver cómo sobrelleva el embarazo, debemos cuidar que no dependa de ella, para que así pueda desecharla cuando el bebé nazca —la mujer se juró a sí misma el investigar para lograr aquello. Apenas regresaran a Gusu, se encerraría en la biblioteca para estudiar sus diferentes opciones.
—Majestad, por favor, le ruego reconsidere su decisión. Las reglas-
—Retírate —Lan Wangji estaba fastidiado. Él más que nadie sabía cómo las reglas estarían en contra de lo que trataba de hacer, no necesitaba que se lo recordaran—Tienes prohibido pronunciar siquiera una palabra sobre lo que sucede. Si lo haces, lo sabré, y pagarás las consecuencias.
El viejo hombre tembló, su vida estaba en peligro. Y Hanguang-Jun ya había demostrado a cuáles extremos llegaría por su concubino favorito.
—Por supuesto, Majestad —con eso, abandonó la habitación.
Wen Qing sacó una pequeña bolsa de la manga de su túnica, un olor tenue a hierbas llegó a la nariz de Lan Wangji. La vio estrujar unas hojas hasta sacarles la poca agua que contenían. Desechó las hojas y pasó sus dedos húmedos por las fosas nasales de Wei Wuxian.
—Esto ayudará a relajarlo, no estará inconsciente. Háblele sobre lo que pasó y lo que pasará —se alejó de la cama para darle paso y advirtió—Tenga extremo cuidado, Huangshang. Apenas tiene poco más de un mes de gestación, los primeros meses son primordiales para el resto del embarazo.
Para Lan Wangji todo parecía irreal. Wen Qing hablando del embarazo de Wei Ying... se sentía como un sueño. Pese a que las circunstancias no eran las mejores, la buena noticia prevalecía y relucía entre todo.
—Me retiro —anunció la mujer al Hanguang-Jun acercarse a la cama—Y, felicidades, Majestad. Que los cielos bendigan a su bebé.
Lan Wangji sonrió.
—Gracias.
Una vez estando solos, Lan Wangji observó el cuerpo de Wei Wuxian. Parecía más tranquilo de forma notable, ya no arrugaba el rostro y su sudoración había disminuido. Él tomó un pañuelo del cuarto de baño para secarlo.
Siguió las indicaciones de Wen Qing de inmediato. Se sentó cerca de la cama y se concentró, dejando de lado los miles de pensamientos que ocupaban su mente en ese instante; el peligro que corría Wei Ying, el saber que ahora llevaba a su bebé dentro y las consecuencias que les esperaban a futuro. Desechó todo eso y se centró en lo que podía hacer ahora, que era ayudar a Wei Ying. Cerró los ojos para comenzar a cultivar por medio de la meditación. Buscó la conexión de energías que ambos compartían y comenzó a dejar fluir su energía espiritual con la de Wei Ying.
La sentía turbulenta y perturbada.
Pasó de esa manera al menos tres horas, lo hizo el tiempo suficiente hasta que sintió una mejora en el flujo de energía. Al voltearse a ver, esta mejoría también se veía en Wei Ying, quien ahora parecía que dormía plácidamente. Eso era un alivio.
Se levantó para acomodar las sábanas encima del cuerpo de su amado, y al hacerlo, miró el lugar donde ahora sabía estaba el bebé de ambos. Permaneció mirando el vientre de Wei Wuxian por un tiempo, sintiendo su corazón derretirse en anhelo al saber que pronto tendrían en sus brazos al bebé que tanto habían deseado. Lo arropó para mantenerlo cálido y le besó la sien.
—Gracias, Wei Ying.
Era el hombre más feliz al lado de él. Estaba seguro que sería el padre más enamorado de su familia una vez su bebé naciera.
Mantuvo su vigilancia al estado de Wei Ying hasta que este comenzó a moverse, signo de que estaba por fin despertando.
—¿La-Lan Zhan? —bisbiseó mientras intentaba poner en orden sus sentidos y pensamientos.
—Estás bien, Wei Ying —Lan Wangji dejó el pañuelo a un lado, con tal de poder acariciar el hermoso rostro de su adorado Wei Ying mientras lo ayudaba a sentarse contra los almohadones de la cama.
—¿Qué me pasó? —había un olor distintivo que sabía había sido puesto en su nariz, eso había hecho que su cuerpo se sintiese liviano. También se sentía drenado por completo de sus energías. El cuerpo era débil y frío pese a estar cubierto por gruesas sábanas.
Lan Wangji lo observó.
—¿Por qué lo hiciste, Wei Ying? —el tiempo que estuvo inconsciente le dio a Lan Wangji una oportunidad para pensar sobre lo sucedido—¿Por qué saltaste enfrente de la energía resentida?
Al mencionarlo, logró que Wei Wuxian recordara lo que pasó. No solo eso, abrió la sensación que sus actos dejaron en su cuerpo. Podía identificar un extraño movimiento en su cuerpo, en sus canales espirituales.
—¿Qué fue lo que pasó conmigo? —preguntó, quizá ya sabiendo la respuesta.
—La energía se asentó en tu núcleo dorado. Ahora mismo está viajando por tus meridianos.
Wei Wuxian bajó los ojos, ¿estaba siendo corrompido? ¿Por qué no la sacaron?
—Wei Ying... —Lan Wangji llamó su atención de nuevo hacia él, tomó sus manos entre las suyas y buscó conectar sus ojos. El tono de su voz fue extraño para Wei Wuxian, así que se dispuso a mirarlo para saber por qué sonaba de esa manera.
¿Por qué sonaba contento incluso después de decirle que sería corrompido hasta la locura?
—No podemos sacar la energía porque no solo se asentó en tu núcleo dorado, sino que también en tu vientre.
Eso solo fue una catástrofe para Wei Wuxian.
—¿No-No podremos tener hijos? —sus ojos rápidamente se aguaron y su labio inferior tembló.
Lan Wangji se acercó para besarlo, encerró su rostro entre sus manos y lo miró a esos ojos grises que siempre estuvieron en sus sueños.
—Por ahora no —Wei Wuxian estuvo a punto de llorar, antes de que su corazón se rompiese por completo, Lan Wangji volvió a hablar—Porque ya estás embarazado. Ya estás esperando a un bebé.
Wei Wuxian no respondió por unos segundos, la información procesándose dentro de su cabeza y su corazón.
¿Embarazado?...
Sus manos, rápidas y ansiosas, se posaron sobre su vientre para enviar energía. Esperaba por una respuesta aunque fuese mínima.
Fue muy, extremadamente, suave y débil, pero estaba allí. Su cuerpo le respondió, le dijo que estaba protegiendo a un bebé.
No supo que sus lágrimas lograron caer por sus mejillas hasta que las sintió ser acariciadas por los dedos de Lan Wangji.
—Lan Zhan... ¿es verdad? ¿Wen Qing lo confirmó? —él solo confiaba en ella. Al ver a Lan Wangji asentir junto a una ligera sonrisa, él quiso comenzar a llorar de nuevo.
—Ella misma te revisó. Dijo que apenas tienes más de un mes, pero es seguro —Wei Wuxian expandió su sonrisa. Un mes... su bebé era tan pequeño todavía.
Su sonrisa era divina ante los ojos de Lan Wangji, digna de venerar y mantener en su rostro para siempre.
—Me haces el hombre más feliz de todo el imperio, Wei Ying.
Wei Wuxian alzó su empapada mirada hacia Lan Wangji, para admirar el rostro del hombre de quien llevaba su hijo en su vientre en esos momentos. El hombre que sería el padre de su bebé.
Su corazón, alma y mente no pudieron pensar en otra cosa que no fuese el inmenso amor y felicidad que Lan Wangji le traía con solo mirarlo, con el mero hecho de saber que lo tenía a su lado. Logró hacerlo soñar con tener un bebé juntos, cuando antes nunca pensó en ello, ni siquiera luego de conocer que era un doncel.
Su Lan Zhan le hizo soñar con formar una familia, un futuro juntos.
—¿Qué es este efecto que tienes en mí? Logras hacer que solo piense en construir un hogar a tu lado...
Wei Wuxian quería entender cómo Lan Wangji tenía tanto poder en su ser. Cómo podía desearlo de todas las formas posibles; carnales y del corazón. Él no sabía que ese mismo efecto tenía él en Lan Wangji.
Lan Wangji le besó los labios suavemente.
—¿No has dicho que me quieres? Deberías ser capaz de comprender que... para mí, esto sucede porque eres tú.
—¿Provoco lo mismo en ti? —sus bonitos ojos grises brillaron como las estrellas de un cielo nocturno. Como lo hacía él en la vida de Lan Wangji.
—Provocas todo en mí, Wei Ying.
Floreciendo entre ellos, por abrir sus corazones para el otro, sus energías se encontraban y se enredaban entre sí. En un éxtasis por su encuentro.
—Un frenesí, una tormenta, la frescura de la noche, la calidez del día, la calma y turbulencia del agua. Todo. Eso eres para mí —Wei Wuxian no sabía cómo responder a las palabras profesadas por él. Solo se dedicó a mirar a Lan Wangji, admirando las facciones angelicales que se suavizaban al verle.
Y tuvo una revelación.
—Eres tú... ¿eres tú lo que mis padres siempre dijeron que merecía? —él lo recordaba a la perfección. Su madre le decía que una persona que se postrara ante su amor por él era lo menos que se merecía. Su padre, por su parte, afirmó que esta persona velaría por su bienestar sin importar costo o consecuencias—¿Soy yo lo que quieres?
—Mientras tú me aceptes a mí, que me creas digno de tu vida; tus miradas cargadas de amor, tus pensamientos y tus caricias que curan mi alma, si me crees digno de ello, seré lo que necesites que sea —se acercó para besar su frente, ambos cerrando sus ojos para disfrutar del momento—Porque tú eres todo lo que quiero. Todo lo que necesito.
—Tú también —admitió rápido, instantáneamente. Porque no soportaba la idea de que Lan Wangji creyese que no era merecedor—Lan Zhan, yo- todo lo que he hecho... es porque tú eres esa parte de mi ser que necesito cerca mío a todo momento. Sin ti, siento que me sofoco. Me ahogo en el aburrimiento de no tener la dicha de ver tu gesto molesto cuando te hago avergonzar.
No había necesidad de unir sus cuerpos para que sus almas se tocasen. Wei Wuxian recibía la energía de Lan Wangji como suya apenas lo sentía, la abrazaba para no soltarla. El resentimiento, aquel que custodiaba al ser dentro de Wei Wuxian, reconocía la energía de Lan Wangji en el bebé. Lo aceptaba para que lo nutriese.
—No lo entendía cuando era joven, esa necesidad por molestarte, por tener una reacción tuya —se rió bajito al recordar aquellos días—Creo que era porque deseaba que pusieras tu atención en mí.
—Ahora, eres todo en lo que puedo pensar. Te adueñaste de mi vida, Wei Ying.
—Lan Zhan... —pronunció en un susurro el nombre de su emperador con dulzura, de las únicas cosas que podía sentir por él—No encuentro la manera para poner en palabras todo lo que me sucede cuando estoy a tu lado... —Wei Wuxian sentía que debía sacarlo de su pecho. Pero no sabía cómo... esa esencia que calmaba su ser cuando estaba con Lan Wangji, no conocía una expresión que fuese digna para describirla.
—¿Que tal... te amo? —Lan Wangji sintió su corazón comenzar a latir desmesuradamente. Había expuesto sus sentimientos, su deseo por ser correspondido de la misma intensa manera. Nervioso, esperó por una reacción.
Wei Wuxian frunció ligeramente las cejas, repasando las palabras.
—Te amo... —probó las palabras. Luego, para deleite de Lan Wangji, sonrió, aprobándolas así—Sí... Lan Zhan... —alzó la mirada, la respiración de Lan Wangji se detuvo en espera por saber si su corazón era correspondido—Te amo.
Lan Wangji apretó las manos, no pudiendo controlar su emoción por escuchar las tan anheladas palabras salir de la boca que más adoraba besar y deseaba que las pronunciaran.
Wei Wuxian se rió porque no podía creer que nunca se dio cuenta. ¿Por qué otra razón alejaría con recelo a Lan Zhan de todos los demás concubinos? ¿Por qué hizo todo lo que había hecho para asegurar que nadie le arrebatase su lugar en el corazón de Lan Wangji? ¿Por qué más si no amor?
—Te amo, Lan Zhan. Te amo —cantó. Estaba feliz por amar a Lan Zhan.
El otro no pudo contenerse más.
—Te amo, Wei Ying. Te amo.
Entre risas y llanto, Wei Wuxian se lanzó a los brazos de Lan Wangji, siendo recibido con el mismo amor que sus besos expresaban. Estaba contento, feliz de saber que por fin tenía al bebé de Lan Zhan dentro suyo. Había pasado tantas noches pensando en por qué todavía no estaba embarazado, ahora, esas noches parecían nada ante la magnitud de su alegría al saber que el fruto de su amor estaba seguro dentro de su vientre.
—Un bebé... un bebé nuestro —Wei Wuxian se acurrucó en los brazos firmes de su Lan Zhan, los cuales lo recibían como el hogar cálido que eran. Lan Wangji abrazó a Wei Wuxian, abrazó a su mundo entero.
—Mn. Mío y de Wei Ying.
Wei Wuxian se rió bajito.
Por esa noche, quiso ser feliz. Lan Wangji lo comprendió, sabía que Wei Wuxian no había olvidado lo demás que le informó, pero también entendió que no deseaba arruinar la noticia de su embarazo con la otra noticia. Lo permitió, les permitió a ambos tener ese momento juntos, celebrar y llorar la existencia de su bebé como la mayor de las noticias.
Permanecieron de tal manera por un tiempo. Regalándose caricias y besos ocasionales, pegándose más el uno al otro, ellos se escondieron en su espacio personal para así huir de los problemas que los esperaban afuera.
Al despertarse, Wei Wuxian vio que Lan Wangji seguía despierto y se encontraba admirando su vientre. Miró por la ventana y se dio cuenta de que seguía siendo de noche, tal vez de madrugada.
Colocó su mano encima del lugar y la movió en círculos.
—Tendremos un hijo... —todavía no era capaz de aceptar este hecho—Dentro mío llevo el fruto de nuestra unión.
Lan Wangji besó su frente adorándolo cada segundo más.
—Nuestro amor —los dos saborearon el deleite de esas palabras. Sonrieron para el otro, por ellos mismos, por su amor que se volvió más fuerte con sus confesiones—Te lo prometo, Wei Ying; mientras siga con vida, nada podrá lastimarte a ti o a nuestro bebé. Te lo prometo por este amor que me mantiene leal a ti —extendió su mano por la piel del abdomen.
Su energía bailó emocionada por la cercanía, y, pese a que resultara raro, el resentimiento también reaccionó ante el tacto de Lan Wangji. Cuando él quiso asegurarse de que esto no trajera consecuencias a Wei Wuxian, entonces sintió su mano ser tomado por este.
El concubino hizo que esta misma mano generosa le acariciara el rostro, y se restregó en contra de ella felizmente.
—Lo haremos juntos. Yo tampoco permitiré que nos dañen, a ninguno de los tres —de repente, el sueño comenzó a caer sobre sus ojos, volviéndolos pesados de mantener abiertos. Su mente por fin se tranquilizaba sabiendo que estaba en los brazos más seguros que conocía. Bostezó, y Lan Wangji se enterneció.
—Descansa. Has pasado por mucho hoy —siguiendo sus órdenes, Wei Wuxian encontró una posición cómoda entre el cuerpo de Lan Wangji para cerrar los ojos y desconectarse del mundo—Te amo —bisbiseó.
—Yo también te amo, Lan Zhan —en su lugar, Wei Wuxian balbuceó luchando por no dormirse a media frase. Lan Wangji se rió suavemente por esto.
Mientras su amado dormía, Lan Wangji posó su mano en su vientre, envió su energía para sentir la reacción de su bebé ante esta. Era tenue pues todavía se estaba desarrollando, pero el cuerpo de Wei Wuxian se encargaba de hacerle saber que su hijo estaba protegido.
Teniendo eso asegurado, salió de la cama luego de besar la cabeza de Wei Wuxian y acomodarlo. El concubino se quejó un poco al ser movido, sin embargo, pronto atrapó una almohada en su agarre y la abrazó como si fuera su emperador.
Lan Wangji se colocó sus túnicas pensando en lo que inevitablemente pasaría una vez llegaran al palacio. Mas, ahora Wei Wuxian estaba infectado con resentimiento, y a pesar de que por el momento estaba bajo control, que estuviera embarazado cambiaba las cosas.
Luo Qingyang estaba reuniendo a un grupo distinto de discípulos para que fueran a la montaña y se aseguraran de que había sido exterminada correctamente. Serían guiados por Xiao Xingchen y Song Lan. Cuando el cultivador en túnicas blancas lo vio por la ventana, su rostro que parecía completamente angustiado se desesperó por ir a verlo.
Le preguntó sobre el estado de su sobrino, Lan Wangji le explicó con calma la situación y le pidió discreción. Aunque Xiao Xingchen estaba preocupado, juró no mencionar el tema con nadie. Lan Wangji miró por un momento a Song Lan y Xiao Xingchen se sonrojó, claramente no podía pedirle a un esposo ocultarle algo a su marido. De todas formas, Wei Wuxian confiaba con su vida en ellos, por lo que él también lo haría.
—¿Cuáles son nuestras opciones? —el emperador pidió que llamasen a Wen Qing para discutir cómo se llevaría el embarazo de Wei Wuxian.
—Por el momento solo puedo sugerir que mantenga una constancia en su cultivación dual con él, Huangshang. La conexión que mantiene con el Asistente de Segunda Clase es importante para mantener en control al resentimiento y permitir que el bebé se desarrolle correctamente.
—¿Cómo afectaría a Wei Ying la combinación del resentimiento y los cambios naturales de un embarazo? —Lan Wangji había estado estudiando sobre los embarazos en donceles para estar preparado para cuando Wei Wuxian concibiera.
No eran muy diferentes a los de las mujeres, por su naturaleza doncel, sus caderas se ensancharían para acoger al bebé y que el cuerpo soportara la carga. Así que por eso no tenía que preocuparse. Sin embargo, el parto-
—Tengo la teoría de que los intensificará, será más sensible, iracundo y explosivo de lo esperado. Esto es el escenario perfecto para que el resentimiento tome el control —Lan Wangji apretó los ojos. Siempre quiso que el primer embarazo de su amado fuese tranquilo y pacífico, pero tal parecía que los cielos no quisieron concederle eso—Recomiendo que no se someta a situaciones estresantes.
Lan Wangji se juró que así sería. Usaría todo en su poder para asegurarlo.
—Pierda cuidado, Su Majestad, esta se asegurará del bienestar del Daying.
—Inevitablemente el consejo querrá que un médico imperial se encargue del embarazo, aun así; yo te pido que revises a Wei Ying en privado y me envíes reportes de su salud seguido —Wen Qing estaba aliviada de tal petición. Con eso, no solo Wei Wuxian tenía la opinión de otro médico, sino que la tenía de una aliada.
El consejo podría hacer que el médico imperial diera un diagnóstico falso para deshacerse del bebé –una vez se enteraran de su conexión con el resentimiento– y nadie lo sabría. Pero con ella estando al tanto de toda la situación, Lan Wangji sabría la verdad en todo momento.
El emperador pensó en el panorama del embarazo de Wei Ying durante su camino de regreso a sus aposentos. Debía ordenar que le fueran asignados más sirvientes y guardias, debían ser leales a él como emperador, no al consejo. Le encargaría a Luo Qingyang encontrar a las personas correctas. A Mo Xuanyu y Wen Ning tendría que ponerlos como los sirvientes a cargo de los nuevos, para ello necesitaba ascenderlos.
Y para lograrlo...
—Te ascenderé a Huang-Guifei —Wei Wuxian estaba despierto y comiendo algo de los bocadillos que los sirvientes enviaron para Su Majestad. Al ver que el Daying se encontraba en su habitación, se los dejaron a él, sabiendo que de todas maneras irían a él.
Wei Wuxian dejó lentamente la fresa que planeaba comer en su plato de nuevo. Miró a Lan Wangji asombrado por sus palabras. Cambiar de Asistente de Segunda Clase a Consorte Honorable Imperial era un cambio enorme.
—Pero Huang-Guifei significa que tengo un hijo varón y todavía no sabemos qué será mi bebé —hablar de su bebé lo llevó a poner su mano sobre su vientre. A Lan Wangji le gustó verlo, eso le recordaba que estaban comenzando a formar la familia que querían.
—Sin importar el género, tienes a mi descendencia dentro tuyo. Mereces el trato acorde a este honor, incluso si das a luz a una niña —Wei Wuxian frunció los labios en un puchero— Además, el trato con el consejo de ancianos fue volver emperatriz a quien me diera un heredero, sí. Sin embargo, no pueden permitir que mi primer bebé nazca de un Asistente de Segunda Clase.
—Por lo tanto... ¿me ascenderás para que nazca de un Huang-Guifei? —era apropiado, un inteligente movimiento por parte de Lan Wangji—De esa manera nuestro bebé tendrá más poder y prestigio.
—Mn —los ojos dorados de Lan Wangji sonrieron, en realidad, a través de ellos es que podías ver su alma hacerlo—Nuestro bebé es afortunado, te tiene a ti como su madre.
—Y al honorable Hanguang-Jun como su padre —Wei Wuxian se inclinó hacia adelante para besar los labios de su emperador—Y ninguno de los dos va a permitir que algo le suceda.
—Así es.
Era una promesa de Lan Wangji para ambos.
Tenían tantas cosas que planear. Su llegada a Gusu tenía que ser con confianza, debían estar al tanto de lo que pasaría. Así que, necesitaban que Wei Wuxian estuviera en excelentes condiciones. Wen Qing lo revisó y analizó el fluir de la energía resentida por su cuerpo, por el momento nada había perturbado a Wei Wuxian, por lo que no había tenido ningún incidente con su temperamento.
Wen Qing creía que sucedería en algún punto, por lo que debían estar preparados.
—Tienes que recordar que ahora este cuerpo no solo es tuyo, tu bebé te necesita sano —Wen Qing dejó ir su muñeca después de checar su energía espiritual—Inclusive si algo o alguien te hace enojar, no debes permitir que el resentimiento tome control de ti. Si lo hace, no estoy segura de qué efectos tendrá sobre ti o el bebé.
Wei Wuxian apretó los puños sobre sus túnicas. No se arrepentía de haberse colocado frente a Lan Wangji ese día. Lo haría de nuevo si fuese necesario, haría y daría lo que fuera por salvar a Lan Zhan. Pero, de saber que estaba embarazado.... tal vez hubiera tomado otra medida. Un bebé cambiaba por completo la perspectiva. Aunque, el resultado sería el mismo: él dando todo por su Lan Zhan.
Él decidió ponerse en aquella situación, resultó en esto, por lo que debía afrontar las consecuencias con la frente en alto.
Debía hablar con Lan Zhan sobre los caminos más viables para tomar. Planear todo para que nadie pudiera tomarles desprevenidos.
—Dado a mi delicada condición, debemos informar sobre mi embarazo al consejo apenas lleguemos. No podemos explicar que yo cultive resentimiento sin decirles sobre su conexión con nuestro bebé —Lan Wangji y él se sentaron para coordinar sus movimientos, estaban a dos días de regresar a Gusu. Todo tenía que estar listo.
—Desearía poder esperar, hasta que sea seguro para nuestro hijo el que su existencia sea conocida —Hanguang-Jun temía que los demás concubinos trataran de dañar a Wei Ying durante su etapa más vulnerable.
—El peligro estará allí sin importar cuándo lo anunciemos. Mas, para ello nos tiene. Ninguna desgracia caerá sobre nuestra mayor felicidad —Wei Wuxian entendía el miedo de Lan Wangji. No era extraño para un harén imperial que se atentara contra la vida de los bebés de otros consortes. Han habido sentencias de muerte hacia concubinos por este motivo en el pasado.
—Wei Ying tiene razón —admitió sintiendo algo de calma caer sobre su mente como un manto. Eso lo relajaba—Tienes razón, lo anunciaremos el día de nuestra llegada. Luego, en privado, les daremos la otra noticia juntos.
—Y no aceptaremos ninguna solución que nos quieran dar que afecte a nuestro hijo —añadió Wei Wuxian confiando plenamente en sus palabras. Lan Wangji lo correspondió en su sentimiento.
—Le he pedido a Wen Qing que se encargue de tu embarazo a espaldas de todos. Sé que es la única médica en la que confías dentro de todo el palacio. Deseo que tengas seguridad durante tu gestación.
—Gracias, Lan Zhan. En realidad no podía imaginarme confiando el desarrollo de mi bebé en manos de alguien más —él creía que no hubiera podido estar tranquilo en ningún instante.
—También obtendrás nuevos guardias y sirvientes, solo los más confiables e incorruptibles —aseguró—Ellos te ayudarán. Podrás confiar en ellos.
Wei Wuxian estaba tranquilo por todo esto. Lan Wangji estaba haciendo bastante para asegurar que su integridad estuviera intacta en cualquier momento. Sin embargo, había otro asunto que lo estaba molestando desde el momento en que se dio cuenta...
—No tengo dudas de que el consejo te incitará a visitar a otros concubinos mientras yo esté embarazado —murmuró bajando la cabeza—Después de todo, ya he cumplido mi propósito. No tendrías necesidad de asistir a mi palacio.
—Tu valor ante mis ojos no recae en cuántos hijos me des —sus palabras acariciaron el alma de Wei Wuxian, aliviando sus penas—Mi amor por ti no puede ser medido de esa manera.
Wei Wuxian se animó con ello. Una tímida sonrisa apareció con su sonrojo, Lan Wangji se acercó para besarlo.
—Wen Qing dijo que el bebé me necesita cerca suyo, no tengo la fuerza de voluntad para abandonarlos.
—No solo el bebé te necesita —él soltó risitas tenues y estando cerca del rostro del otro, rozó sus narices tiernamente.
—Por supuesto, su caprichosa madre tiene sus necesidades también —Wei Wuxian reaccionó con un jadeo ofendido.
—¡¿Caprichosa?!
—Ven a la cama, Wei Ying —ignorando a Wei Wuxian, el emperador se levantó.
—No, no. Si soy un caprichoso concubino puedo negarme a entregarle mi cuerpo, Majestad.
Lan Wangji se detuvo en su caminata hacia su cama, se giró para ver a Wei Wuxian por encima de su hombro.
—Creí dejar en claro que has perdido ese derecho a decidir —el sonrojo en el rostro de Wei Wuxian se intensificó, fue atacado por una mínima cantidad de deseo.
Se encontró con su perdición al momento en que el emperador se deshizo de sus túnicas superior e inferior al mismo tiempo, exponiendo su fuerte y amplia espalda. Sus músculos se movían de forma hipnótica. Eso llamaba a Wei Wuxian, y él no podía negarse.
Se puso de pie y caminó hasta llegar a esa espalda, rodeó con sus brazos el cuerpo, besó uno de sus hombros y movió sus manos por los abdominales lentamente.
—Huangshang me culpa de ser caprichoso, pero, ¿cómo Su Majestad puede culparme cuando se muestra de esta manera ante mí, que solo soy un mortal con deseos? —Lan Wangji tomó las manos que se paseaban sobre su abdomen.
—Ven, y saciaré tus deseos mortales.
Jiang Cheng se preparó, acomodando sus túnicas alrededor de su vientre abultado por enésima vez. Lan Xichen le ayudó en lo que pudo.
—Me estoy ahogando en estas túnicas —frustrado por su odio a sudar en un clima como el de Gusu, el Honorable Consorte se rindió en su intento por arreglar su vestimenta.
Las pacientes manos de su esposo terminaron lo que él no quiso.
—Solo será por unos momentos, Wangji y tu hermano deben estar por llegar —Lan Xichen admiró el puchero en los labios de su esposo. Las hormonas de su embarazo lo estaban llevando a un remolino de emociones.
Viendo que su esposo estaba sufriendo por el calor, hizo un gesto hacia los sirvientes para que se acercasen a abanicar a Jiang Wanyin. Lan Qiren notó esto e igual se acercó a ellos.
—Honorable Consorte, ¿se encuentra bien? —Jiang Cheng de inmediato colocó una gentil sonrisa en su rostro. Tanto Lan Qiren como Lan Xichen se extrañaron por el gesto inusual.
—No se preocupe, Lan-Xiansheng. Tengo algo de calor, eso es todo.
—Ciertamente el clima ha sido caluroso —Lan Qiren se volteó hacia su sobrino mayor—Xichen, espero estés cuidando bien de tu esposo. Siendo que el parto podría suceder en cualquier día.
—Por supuesto, shufu —para demostrarlo, le pidió a una de las sirvientes que le entregase un abanico con el cual comenzó a abanicar a Jiang Cheng.
Jiang Cheng quiso darse una palmada en la frente.
—Gran Maestro, Su Alteza y Honorable Consorte, el carruaje de Huangshang ya ha llegado, por favor, pasen al salón.
Dentro, los concubinos se levantaron al ver a la Familia Imperial entrar al lugar. Jiang Wanyin no posó su mirada en ellos ni por unos segundos, sus pasos se mantuvieron firmes junto a Lan Xichen. Su esposo sonreía y emanaba felicidad por tener a su pareja y bebé a su lado.
Los concubinos añoraban eso. Él iba a ser el emperador, Jiang Cheng debió ser alguno de ellos. De esa forma, quizá varios del harén ya estarían gestando y el imperio esperaría a varios herederos. Lan Wangji ascendió al trono y estos sueños se rompieron en miles de pedazos con la presencia de Wei Wuxian junto al emperador.
—De solo verlos quiero asesinarlos —gruñó entre dientes Jiang Wanyin. Con ayuda de su marido, se sentó en su silla al lado de la del Primer Príncipe—Serpientes.
—Tu hermano sabrá cómo mantenerlos a límite —lo quiso tranquilizar Lan Xichen.
—Espero lo mismo del tuyo —Lan Xichen se rió suavemente. Jiang Cheng sabía las cosas que Lan Wangji había hecho por Wei Wuxian, pero su instinto de hermano protector no lo abandonaba.
A unos minutos de haberse acomodado la familia del emperador, las puertas del salón se abrieron y se escuchó la voz de un guardia.
—¡Atención, Su Majestad el emperador y el Asistente de Segunda Clase!
Los presentes se levantaron de sus asientos para recibir la entrada del emperador de todos, al gran Hanguang-Jun y su adorado Wei-Daying.
La pareja de cultivadores apareció por la puerta, sonrientes y tomados de la mano. Hanguang-Jun elevaba la de Wei Wuxian en el aire con orgullo. Se miraban y aunque pareciera imposible, sus sonrisas se agrandaban por un sentimiento que solo ellos entendían.
Contra lo esperado, Wei Wuxian no se sentó cuando pasaron por su silla vacía. En su lugar, continuó el camino hacia el trono de Lan Wangji. La Asistente de Primera Clase cubrió su sonrisa con su pañuelo viendo a su amigo caminar junto al emperador, poderoso y feliz. Su gege tenía todo lo que necesitaba.
El harén tembló al ver a Wei Wuxian subir las escaleras hacia el trono. ¿Por qué...? No había un asiento para él, ¿no pensaban en sentarlo allí, cierto?
Lan Wangji y Wei Wuxian se dieron la vuelta al llegar a la cima de las escaleras, cambiaron de mano para seguir con su agarre que los unía y se detuvieron a mirar a todos.
Esa fue la señal para que todos hicieran el saludo.
—Bienvenido, Huangshang. Que su viaje haya sido ameno.
—Pueden sentarse —solo Lan Qiren se mantuvo de pie.
—Wangji —el hombre posó su mirada en las manos juntas por un instante—Nos dio gusto recibir las buenas noticias sobre la exitosa depuración de la Montaña Wei. Esperemos que esto les dé tranquilidad a los espíritus atormentados y, sobre todo, al Asistente de Segunda Clase.
Wei Wuxian sonrió especialmente para agradecer las palabras del Gran Maestro.
Lan Qiren miró intrigado el hecho de que Wei Wuxian todavía no se movía con la intención de ir a su lugar. ¿Qué planeaban?
—Majestad, sus sonrisas son tan resplandecientes que no puedo evitar cuestionarme si Huangshang y Wei-Daying tienen otros motivos para estar felices —Wei Wuxian y Lan Wangji compartieron una mirada significativa, el concubino incitó con sus ojos al emperador, estaba impaciente.
Al volver su mirada, el dorado en los ojos de Lan Wangji brillaba como el sol. Lan Xichen casi se levantó de su silla, ¿acaso...?
—Es un placer para mí y para mi adorado Daying anunciar que sus oraciones para un futuro próspero para el imperio han sido escuchadas por los cielos —se volteó a verlo, y se sonrieron—Y los cielos nos han bendecido. El Asistente de Segunda Clase está embarazado —Lan Wangji tiró de la mano de Wei Wuxian que sostenía para darle vuelta y besar el dorso de esta.
Durante este acto de su amor, Wei Wuxian movió su mirada de su Lan Zhan hasta el resto del harén.
Todos estaban espantados por la noticia, lucían derrotados, y así era. Wei Wuxian había ganado, por ahora.
Jiang Cheng sonrió al ver a su hermano colocar su mano libre en su vientre plano. Vientre que pronto crecería, una curva se formaría para evidenciar que tenía al hijo del emperador dentro suyo. Él fue el primero en levantarse de nuevo de su silla, con la ayuda rápida de su marido.
—¡Felicidades Su Majestad, felicidades Asistente de Segunda Clase!
¡Estas eran grandiosas noticias! El emperador tendría a su primer heredero de la mano de su concubino favorito, seguramente un hijo nacido de una relación fuerte sería afortunado y brindaría prosperidad al imperio.
Lan Qiren y Lan Xichen estuvieron contentos por ver la alegría de Lan Wangji por la situación. El concubino se inclinó en respeto hacia la familia.
Jin Zhiruo se sintió inquieto cuando vio a Lan Qiren, el maestro que proclamaba a Wei Wuxian como su peor estudiante, asentir hacia a este mismo en respuesta a su reverencia. Sus puños se apretaron para de alguna forma descargar su furia. Lan Xichen aceptaría a quien su hermano amara de forma natural, aunado a que estaba casado con el hermano marcial de Wei Wuxian, eso influía también. Pero, nunca se imaginó que inclusive el Gran Maestro aceptaría a Wei Wuxian como su sobrino.
La manera en que ese concubino lo miró lo llevó a casi romper su quijada por la presión que ponía en ella. Wei Wuxian estaba presumiendo por todos los cielos su embarazo, ahora que la noticia era conocida por el palacio –y pronto por todo el imperio– la soberbia de ese hombre no tendría límites.
—Esto es una catástrofe... —escuchó a Liang Yuyan murmurar con la voz entrecortada—¿Cómo Su Majestad puede permitir que ese hombre sea el padre de su primer bebé? Guifei, ¡no podemos permitir esto!
—Haz silencio. Alguien puede escuchar tus tonterías —la regañó por la presencia de la Changzai. Ella también se encontraba en un estado de regocijo por el embarazo de su tan adorado gege, sin embargo, no dejaba de prestar atención a lo que ellos decían. Esa serpiente usaría lo que estuviese a su alcance para ayudar a ese astuto zorro a deshacerse de ellos.
—Pero, Su Excelencia, si el Daying da a luz a un niño será nuestro fin. Recuerde lo que el emperador dijo, él tiene una fertilidad alta.
Y el imperio haría uso de ella para tener más herederos. Si Wei Wuxian tenía a un príncipe como primer hijo, la posibilidad de que dé más sería tentadora para el consejo. Si eso pasaba, ellos se hundirían aún más en el olvido.
Jin Zhiruo maldijo en su mente. Su clan le tenía mucha fe, depositaban la gloria de Lanling Jin en él como Consorte Honorable. Un hijo acercaría más al Clan Jin hacia la Familia Imperial. El Clan Lan no tendría más opción que estrechar lazos con ellos. Él creyó, de forma crédula, que las enseñanzas de las casamenteras y doncellas de su clan serían suficientes para ganarse al emperador una vez llegara al palacio.
Descubrió que nada funcionaría. Lan Wangji no compartía lecho con él, nunca lo hizo y tampoco veía probable que lo hiciera en un futuro cercano o lejano. Desde el primer momento en que puso un pie en su palacio, huyó de él y se mantuvo en la habitación separada de la suya. Aceptaba que le sirviera en tareas sencillas como servirle té y mover el tintero cuando redactaba cartas. Al ofrecerle un masaje, el emperador se negaba y lo retiraba de la habitación. Tal parecía que insinuar un contacto físico entre ellos era su límite de tolerancia a su persona.
Por eso, la noche en que escuchó el escándalo que Wei Wuxian hizo al acostarse con Su Majestad, él se sintió humillado. Su clan lo envió al palacio en una enorme procesión, las mejores túnicas y fragancias adornando su cuerpo, pero nada de aquellos esfuerzos importaron. Lan Wangji apenas le dirigió una cordial mirada, le dio la bienvenida y le asignó su palacio.
Jin Zhiruo se dio un baño digno de una emperatriz esa noche, se aseguró de que su piel fuera suave, limpia y perfumada. Le daba pena admitirlo, pero también preparó algo de lubricante que luego escondió debajo de la cama donde se sentó a esperar al emperador. Era su gran noche, su oportunidad que determinaría su futuro en el harén. Si complacía al emperador esa noche, si lograba que cayera en sus encantos, entonces le llevaría gloria a su clan.
Sus metas y propósitos se vieron cruelmente destruidos al llegar el emperador a su palacio. Nervioso, él esperó por él, se suponía que era él quien debía iniciar su primera noche de servicio. Colocó una sonrisa tímida –fingida– para atraerlo, se comportó como una chiquilla emocionada con la inútil esperanza de que eso encendiera el deseo en el cuerpo de Hanguang-Jun. En su lugar, Lan Wangji repitió su cordial saludo y bienvenida al palacio, y luego... se fue de la habitación.
Estupefacto por la reacción, Jin Zhiruo se quedó en su lugar por unos minutos, viendo el lugar donde previamente estaba parado el emperador.
¡Ni siquiera lo tocó! ¡Apenas podía afirmar que lo miró!
No entendía qué había fallado, se aseguró de que cada detalle fuese perfecto. Desde la cabeza hasta los pies, él era la viva imagen de la belleza, no había nada fuera de lugar. ¡Solo bastaba con una mirada! ¡Estaba hermoso como nadie en el imperio! Por algo el consejo lo eligió para tener el puesto más alto.
¡¿Cómo el emperador no vio esto?!
Enterarse que su primera noche en el palacio fue diferente para Wei Wuxian causó que su corazón se llenara de rencor hacia él. Era un hombre vulgar, imprudente e irrespetuoso. Su comportamiento no tendría cabida en un palacio imperial, cualquier persona sensata censuraría la irreverencia de Wei Wuxian.
Aun así, el emperador consentía cada uno de sus caprichos. Si no deseaba realizar sus tareas, el emperador no reprochaba. Si no deseaba usar las vestimentas apropiadas de un concubino, el emperador alababa su belleza salvaje. Ante los ojos de Hanguang-Jun, Wei Wuxian no podía hacer ningún mal.
Y las voces corrían y cargaban un peso, las diferencias entre el trato del Consorte Honorable y el entonces Asistente Menor resaltaron entre las conversaciones de los que hacían vida en el palacio imperial. Al caminar, dejaba atrás susurros sobre su desafortunada situación. Eso lo encolerizaba, pues se sentía humillado.
Jin Zhiruo se cuestionaba día y noche qué clase de hechizo había utilizado ese hombre en Su Majestad. Porque de otra manera no podía explicarse la ceguera de Lan Wangji ante él. No era normal.
—Guifei... —Liang Yuyan sacó a Jin Zhiruo de su hilo de pensamientos ácidos con su llamado. El enfadado hombre apenas la giró a ver sobre el hombro—¿No se supone que quien le dé herederos a Huangshang sube de rango?
Jin Zhiruo comenzó a sudar frío de súbito. Lo había olvidado por completo.
—Hanguang-Jun... él- él no puede asignarle un rango más grande que nosotros, ¿verdad? —pese a sus palabras, una sensación tenebrosa le decía a Liang Yuyan que se aferraba a una falsa ilusión.
—Naturalmente nuestro emperador le concederá un ascenso a mi gege —Luo Huyin se entrometió feliz a la conversación—Lleva a su hijo en él, ¿por qué no lo haría?
—¡No sabes si es un hijo!
—Resulta irrelevante. Así dé a luz a una hija, Huangshang adorará a la pequeña princesa —se burló con risitas. Verlos entrando en pánico por darse cuenta de la tormenta que se avecinaba era digno de retratar—Porque viene de su favorito. El Asistente de Segunda Clase; Wei Wuxian.
—Olvida algo, Changzai —Jin Zhiruo quiso salvar la situación y su cara—El consejo no lo tiene en alta estima. Su gege no es popular entre los nobles.
—¿Y qué son los nobles y consejeros ante nuestro emperador? Hasta donde conozco, solo hay un soberano de estas tierras. El poder del trono solo tiene un dueño.
Y de salir todo como lo planeado, habría otra persona en el poder pronto.
—No le aconsejo que se refugie en las personas cuyo poder depende de Su Majestad —Luo Huyin se despidió con una reverencia. Se fue para unirse a la fila de felicitaciones que Wei Wuxian estaba recibiendo de estos mismos consejeros.
—Ellos dos me causan jaqueca —Liang Yuyan estiró su mano hacia su sirvienta para que la ayudase a bajar. También iría a felicitar al Daying, aunque le pesara.
Jin Zhiruo sintió como metal fundido por su garganta el tener que desearle un parto seguro a Wei Wuxian.
—Estoy seguro que Hanguang-Jun garantizará que mi embarazo llegue a un buen término —a su lado, Lan Wangji afirmó las palabras del concubino con un sonido.
Furioso y envidioso, Jin Zhiruo se retiró a paso pesado.
Wei Wuxian lo vio irse con gusto, le gustaba tanto cuando podía borrar ese aire orgulloso de ese hombre.
Dejando eso de lado, se volteó hacia Lan Wangji.
—Lan Zhan, ¿estás listo para enfrentarte al consejo? —Wei Wuxian susurró apretando su mano unida con la de Lan Wangji.
—Si estás conmigo...
Wei Wuxian sonrió.
—Siempre.
La sala estalló en quejas y protestas cuando Lan Wangji explicó la situación del resentimiento.
Si previamente estaban dichosos por las noticias de un heredero, ahora los ancianos lanzaban maldiciones y calamidades hacia Wei Wuxian.
De no ser por la mano tranquilizadora de Lan Wangji sobre la suya, Wei Wuxian hubiese perdido los estribos apenas comenzaron a insultar a su bebé.
—¡Esto no puede ser posible! ¡Un bebé así no puede nacer!
—La imprudencia de la madre es lo que nos llevó a esto...
—Hice lo que tenía que hacer para salvar a Huangshang. No estaba enterado de mi embarazo, de otra forma, hubiera sido más cuidadoso —siseó Wei Wuxian, su voz tensa por el rencor que tomó su corazón en respuesta a la hipocresía de los hombres. Hacía minutos, estos mismos ancianos lo felicitaron por su embarazo como la mejor de las noticias, y ahora estaban despotricando en su contra.
—Esto es lo que pasa cuando se permite romper con las tradiciones y reglas —Lan Wangji observó de forma severa al anciano que dijo eso—Si Wei Wuxian se hubiese quedado en el palacio, actuando como un concubino debería, esto no estaría sucediendo.
—Es verdad. Las tradiciones existen por algo, no podemos pasarlas por alto y no esperar represalias de los ancestros.
—¿Qué represalias? ¿Creen que esto es un castigo? —el anciano suspiró orgullosamente, no queriendo dirigirle la palabra a Wei Wuxian—¿Qué clase de soberbia los posee que les permite maldecir al bebé de Huangshang?
—¡Concubino insolente! —alguien gritó desde el fondo.
—¡Suficiente! —ese grito calló a todos en el salón.
Lan Qiren no era un entusiasta de la situación. Enterarse de que su sobrino-nieto estaba siendo expuesto a la energía resentida estaba lejos de ser un anuncio grato de escuchar. Él más que nadie en el palacio había expresado sus opiniones sobre el cultivo demoníaco, condenando la práctica y a sus usuarios.
Frente a su intervención, Wei Wuxian cerró la boca. Lan Qiren sostuvo su mirada con los ojos grises. El concubino no se sometió, no lo haría esta vez. Esto se trataba de su bebé, ni siquiera el Gran Maestro Lan lograría doblegar su determinación para luchar por proteger a su hijo.
Lan Qiren cerró los ojos. No tenía más opción, entonces.
—Los insultos hacia el hijo del emperador, no los permitiré —al abrirlos de nuevo, se encargó de repartir la severidad de sus palabras al mirar a todos en el salón—El bebé no fue concebido con cultivo demoníaco. Es inocente.
—Tal vez sea así, Xiansheng. Mas, eso no significa que deba nacer. Debemos evitar una catástrofe.
Lan Wangji notó la inquietud de Wei Wuxian, él lo vio suplicante, desesperado por defender a su bebé sin recibir impedimentos de su parte. Claramente, al menos por parte de Lan Wangji, no los tendría. Por lo que el emperador hizo un ademán que permitió al concubino continuar.
—¿De qué catástrofe hablan? Seguramente no insinúan que un bebé pueda ocasionar tal cosa. Caería en lo ridículo el mero pensamiento de ello —pese a su desesperación, se encargó que su voz no lo delatara. Se tragó su nerviosismo porque entendía que tenía cosas más importantes en las cuales enfocarse.
—Quizá ni siquiera debamos preocuparnos —otra voz se escuchó a la izquierda—Siendo expuesto a energía resentida en una etapa temprana, no existe nada que asegure que el bebé llegará al final del embarazo. Podría morir antes de ello.
Wei Wuxian quedó mudo. El terror de ese posible escenario recorrió su cuerpo desde la espalda hasta su nuca, erizando su piel. Sus ojos se llenaron de lágrimas sin notarlo, con esa penosa imagen, volteó la cabeza para buscar un refugio en su emperador.
«¿Acaso existe esa posibilidad?» le preguntó con su desolada y temerosa mirada.
Lan Wangji le tomó la mano con más fuerza, para mantenerlo anclado a la realidad y alejarlo de sus malos pensamientos. El dorado buscó al platino, llamándolo a la calma que necesitaba.
—Wen Qing lo asegura. Confía en su criterio —murmuró en una suave voz conciliadora que logró su propósito. De poco en poco, Wei Wuxian se relajó. Tomó respiraciones profundas para ahuyentar el nudo en su garganta, y palmeó la mano de Lan Wangji sobre la suya de forma inconsciente—Ignora las palabras que salgan de sus bocas. No te atormentes por eso. Yo estoy aquí contigo.
—Yo- solo quiero que nos protejas, Lan Zhan. Protégeme a mí y a nuestro bebé —Wei Wuxian ya estaba, pese al poco tiempo, enteramente encariñado con la idea de su bebé. Por eso estaba luchando con fiereza—No puedo hacerlo solo...
—No tienes por qué hacerlo.
Lan Wangji también lucharía con la misma fiereza.
Los murmullos, discusiones y lamentos del consejo se vieron silenciados poco a poco gracias a la atemorizante mirada del emperador. Los consejeros se perturbaron por la forma en que eran vistos por Su Majestad. No había nada de brillo en los ojos dorados, huecos y fríos, eran suficiente para volverlos sumisos.
—Wen Qing es una maestra médica con un historial que avala su diagnóstico, ella aseguró que el bebé no está siendo afectado por el resentimiento —Lan Qiren relajó su postura rígida. Escuchar las buenas nuevas calmó el torbellino de preocupación en su mente—Por ende, no hay motivo para forzar a Wei Ying a realizarse un aborto. No lo permitiré.
—Majestad, puede que el bebé no esté siendo afectado, no lo dudo. Sin embargo, no es absurdo considerar que una vez nazca dependerá del resentimiento para vivir.
—Eso no será así —sentenció, como si tuviera la certeza de sus palabras. Lo que sí tenía era confianza de que haría lo que fuese por su bebé—Mi hijo va a nacer y nadie lo podrá impedir.
—Majes-
—No prueben mi paciencia —advirtió—Mi hijo llegará a este mundo, Wei Ying tendrá los cuidados que un consorte embarazado se merece y cuando dé a luz, príncipe o princesa, ese bebé será también tratado con el respeto y lealtad que se merece. ¿Ha quedado claro?
Se había dejado llevar por la exasperación que las voces oponiéndose al nacimiento de su bebé con Wei Ying le provocaban que, no notó cuando este clavó su mirada en él mientras defendía con fiereza a su hijo frente al consejo. Wei Wuxian lo miraba amorosamente, admirando su determinación por mantener con vida al bebé de ellos. Caía rendido una vez más por el hombre dueño de su corazón.
—Sí, Majestad.
Reuniendo algo de su autocontrol y serenidad perdidas a consecuencia del conflicto, Lan Wangji suspiró para calmarse de nuevo.
—Haré un decreto, escuchen atentamente y no cuestionen —anticipándolo, Wei Wuxian sonrió con humildad.
Esto no era el final. Todavía tenía un largo camino que recorrer con Lan Wangji. Al menos tenía la certeza que lo harían juntos, dándose apoyo el uno al otro cuando lo necesitaran. Y, se les había unido un pequeño.
Ellos tres serían la familia que Wei Wuxian soñó con formar.
Jiang Cheng entró en labor de parto una noche cuando todo el palacio estaba descansando luego de un día arduo de trabajo.
Entonces, en medio de la tranquilidad de la noche en Gusu, el escándalo que estalló en el Hanshi comandó que todos se levantasen para averiguar qué sucedía.
Wei Wuxian y Lan Wangji estaban sentados en el techo del Invierno Floral, admirando la luna y las estrellas que esa noche brillaban de una forma especial. Estaban cómodos al lado del otro, acurrucándose para mantener el calor corporal de ambos entre ellos y escapar juntos del frío de la noche. Incluso tenían la túnica superior de Lan Wangji sobre sus cuerpos.
Sus manos entrelazadas y labios acariciándose, estaban tan sumergidos en el momento que no escucharon los pasos apresurados de un guardia entrar.
—¡Huangshang! ¡Huangshang! —llamó desde el suelo, agachándose en medio del patio para que pudieran verlo—Lamento interrumpirlo, pero han llegado noticias del Hanshi, parece ser que el Honorable Consorte ha entrado en labor de parto.
Wei Wuxian saltó alarmado, alejándose un poco de Lan Wangji en el acto.
—¿Enviaron a los médicos imperiales? —preguntó Lan Wangji mientras se paraba y extendía su mano hacia Wei Wuxian.
—Van en camino —el rostro del guardia se llenó de angustia, como si no supiera cómo decir algo.
—¿Qué más? Luce como si quisieras seguir hablando —temiendo que fuese algo malo, Wei Wuxian lo incitó a hablar. Lan Wangji lo tomó de la cintura y de un salto calculado, los bajó hacia un aterrizaje suave.
—El Primer Príncipe se rehúsa a abandonar la habitación, Su Majestad.
—Pues claro, su esposo está dando a luz —obvió Wei Wuxian sin pensarlo.
Entonces el gesto del guardia cambió a una mirada complicada, primero vio a Wei Wuxian y luego al emperador. Lan Wangji le tomó de la mano para atraer su atención.
—No podemos quedarnos adentro del palacio mientras un parto está tomando lugar. Debemos esperar afuera —Wei Wuxian se sorprendió por tal absurda regla.
—¿Qué? Es decir que, ¿daré a luz solo? ¿Tú no estarás a mi lado, Lan Zhan? —tal era su sorpresa, y, sobre todo, desilusión, que incluso olvidó la presencia del guardia y le habló informalmente.
A Lan Wangji se le rompió el corazón al ver la mirada triste de Wei Wuxian, acarició su mano que sostenía con la otra, cubriéndola con su calor.
—Hablemos de esto luego, Wei Ying. Ahora, ¿no quieres ir a ver a tu hermano? —ofreció.
—Tienes razón. Dejemos esta conversación para después —Wei Wuxian no lo dejaría en el olvido.
Un sedán para cada quien los esperaba afuera del palacio, casi como si los eunucos y guardias supieran que el Asistente de Segunda Clase iría para ver a su hermano.
Los gritos de dolor y las órdenes desesperadas se podían escuchar a metros del palacio. Sirvientes entraban y salían, llevando consigo baldes de agua o paños, suponía para lavar la sangre. Al ver al emperador llegar, se detuvieron en sus caminos y se inclinaban con respeto.
—¿Cómo está? —preguntaron una vez los sedanes bajaron y caminaron hacia el patio principal.
Hua Qing estaba allí, y lucía nerviosa.
—¡Lárguense o les cortaré la cabeza! ¡Fuera! —Jiang Cheng gritó, sonando furioso.
Lan Wangji miró a Hua Qing para esperar explicaciones.
—Los concubinos entraron para apoyar al Honorable Consorte —y evidentemente Jiang Wanyin no los quería allí. Wei Wuxian se cubrió la boca para no reírse. Se imaginaba que, ignorando sus propios dolores, su hermano les habría lanzado algo apenas los vio.
—Entraré antes de que los asesine de verdad —él dijo, y Lan Wangji asintió.
—Trata de convencer a xiongzhang. Aunque dudo tengas éxito.
—Pero al menos habremos intentado —Wei Wuxian alzó sus hombros. No prometía obligar al marido de su hermano a abandonarlo mientras este daba a luz.
—Precisamente —y Lan Wangji lo sabía.
Antes de siquiera poder subir las escaleras, los concubinos salieron de la residencia luciendo avergonzados. Apenados, desviaban la mirada hacia el suelo. Claramente haber sido gritados y echados por el Honorable Consorte era un bochorno. Y, para empeorarlo, cuando salieron, se toparon con la sonrisa socarrona de Wei Wuxian.
Liang Yuyan y Jin Zhiruo lideraban el grupo, como los concubinos más antiguos del harén. Ellos fueron los que le plantaron la mirada mientras se reía de ellos.
—¿Se aglomeraron allí adentro? Oh, no deben tomarse a pecho la actitud del Honorable Consorte —encogió los hombros—Es solo que estar rodeado de un montón de extraños que no son de su agrado mientras está dando a luz lo sobrepasó.
—¿No de su agrado? —cuestionó Liang Yuyan.
—Claro, el Honorable Consorte no suele olvidar a quienes le faltan el respeto —dio unos pasos adelante, y viendo que ninguno de los dos se movía, los empujó sin miramientos.
—¡Wei Wuxian!
—¡¿No se han ido?! ¡¿No les dije que no los quiero en mi palacio?! —pudo sentir a sus espaldas cómo los concubinos se apresuraban a alejarse de la entrada para ya no seguir perturbando al hombre.
Lan Wangji los vio inclinarse ante él y se preguntaba por qué consideraron pertinente acudir en este momento importante para el esposo de su hermano. Jiang Wanyin no era un miembro del harén, era por mucho superior a ellos. En esencia, no tenían motivo para estar allí.
—Retírense a sus palacios —pasó de largo de ellos un poco frustrado. Pensó en que inevitablemente ellos se presentarían al parto de Wei Ying y se imaginaba que este tendría una reacción similar a su shidi. No lo iba a permitir, que ellos perturbaran a su compañero de cultivo mientras este se encontraba en un estado delicado fue una idea que reprobó con solo pensarlo.
Él tampoco podía entrar, así que solo se quedó cerca de la puerta para esperar noticias.
Estando dentro, Wei Wuxian primero dio un vistazo a la habitación donde su hermano se encontraba.
Se ocultó de nuevo rápidamente al encontrarse con un momento íntimo de la pareja. Lan Xichen, quien pese a que sonreía para su esposo, estaba con los ojos empañados de lágrimas, besando la mano que sostenía de Jiang Cheng mientras sus labios susurraban algo que se escapaba de los oídos de Wei Wuxian.
—Tienes que respirar, corazón. Pronto el dolor parará —un parto podía ser doloroso. Wei Wuxian sabía esto, pero eso no significaba que no podía hacer algo por aliviar a su hermano.
Se giró para hablarle a uno de los eunucos que esperaban afuera en la entrada.
—Ve y busca a Wen Qing, dile que necesitamos anestésicos —sin cuestionar, el hombre acató su orden con diligencia.
Luego se acercó de nuevo a la habitación y le pidió a una sirvienta anunciarlo. Ella entró con la mirada baja.
—Honorable Consorte, el Asistente de Segunda Clase está aquí —no hubo gritos como respuesta, lo cual era una buena señal.
—¿ChengCheng? —asomó su cabeza con cautela. Los ojos amatistas de Jiang Wanyin lo captaron, relajando un poco la mueca de dolor que marcaba su rostro.
Para Jiang Cheng, tener a una parte de su familia cerca suyo mientras daba a luz a su bebé le traía cierta tranquilidad. Wei Wuxian le recordaba a Jiang Yanli, no era lo mismo, por supuesto. Pero él se preocupaba por él de la misma manera que su A-jie. No era para menos, era su shixiong.
—Entra, idiota —gruñó apretando la quijada, y la mano de su propio esposo. Jiang Cheng quería ser gentil, pues Lan Xichen no era nada más que amable con él, mas los dolores eran insoportables.
—A modo de intento: Primer Príncipe, no debería estar aquí —Lan Xichen alzó la mano de Jiang Wanyin para besarla, sin siquiera darle una mirada a Wei Wuxian.
—A modo de reiteración: no abandonaré a mi esposo mientras está pasando por mucho dolor —sus ojos estaban firmes en los de Jiang Cheng mientras hacía ese voto de devoción.
Jiang Cheng quiso besarlo en ese preciso instante. Incluso podría darle otro bebé si así lo deseaba
—Suponía que esa sería su respuesta —se acomodó en una punta de la cama y como ese era el único acceso que tenía, le acarició su tobillo—¿Estás emocionado? Dentro de poco podrás tener a tu bebé en tus brazos.
—Ya quiero que salga —respondió gruñendo. Su respuesta hizo reír suavemente a Lan Xichen y a Wei Wuxian—¿Dónde están los doctores?
—Deben estar en camino. También llamé a Wen Qing para que te trajera anestésicos, los que ella tiene son los mejores, te lo aseguro —la familia de Wen Qing estaba especializada en la medicina, especialmente, en la herbolaria. Así que ella conocía muchas plantas que ayudaban a distintos padecimientos. Aunque también estaba adiestrada en la medicina común.
—La señorita Wen podría estar presente, entiendo que tu shixiong confía mucho en ella —ofreció Lan Xichen acariciando la sien de su esposo y limpiando el sudor con el dorso de su mano—¿Estarías bien con eso?
—Sí, sí —Wei Wuxian a menudo le mandaba tónicos que Wen Qing preparaba para su embarazo. Y le aliviaban sus dolores y malestares de una manera extraordinaria, tanto que le pedía más después de agotarlas.
Las parteras y un par de médicos imperiales llegaron en ese momento. Wei Wuxian se retiró de la habitación para sentarse en la sala principal. Escuchó de fondo a los doctores tratar una vez más de convencer al príncipe de dejar solo a su esposo. Y de nuevo, recibieron la misma respuesta.
Wen Qing llegó poco después, los sirvientes la guiaron hacia la habitación. Wei Wuxian la saludó con la cabeza al pasar por donde estaba sentado. No había necesidad de palabras, él le encomendó a su hermano y sobrino con la mera mirada.
Los gruñidos y jadeos de Jiang Cheng se redujeron mientras se preparaban para iniciar el parto. Wen Qing le entregó los anestésicos que lo ayudarían a minimizar el dolor general del parto y estos hicieron efecto de inmediato, logrando aliviar al hombre.
Sin embargo, minutos más tarde, Wei Wuxian se perturbó e inquietó bastante al escuchar los gritos de Jiang Cheng. El parto había iniciado.
Él se cubrió su propio vientre, mientras escuchaba el dolor por el cual su hermano estaba pasando, Wei Wuxian se sumergió en su imaginación y pensamientos. Era casi natural que estar presenciando este momento lo condujera a pensar en su propio parto. Si todo salía bien –y Wei Wuxian era positivo de que así sería– dentro de unos meses él estaría en la misma situación que su hermano.
Los sirvientes de Jiang Cheng iban y venían sin parar, algunos le informaban sobre el estado de su shidi. Hasta el momento no había habido ningún inconveniente, lo cual lo hizo suspirar de alivio.
De repente, luego de lo que se sintieron como años, a los gritos de Jiang Cheng les llegó su fin y antes de que Wei Wuxian se alarmara, un retumbante llanto se escuchó. Se levantó ansioso, con una sonrisa bailando en sus labios por la expectativa. El llanto era poderoso, de un bebé sano y fuerte.
Xiao Ling salió para darle las buenas noticias.
—Daying, el Honorable Consorte dio a luz a un príncipe.
«Se levantó para acomodar las sábanas encima del cuerpo de su amado, y al hacerlo, miró el lugar donde ahora sabía estaba el bebé de ambos»
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