Capítulo XII: Planes.

—Su Majestad ya te ha dado su castigo por tu comportamiento —Jin Zhiruo reunió a todo el harén en el Respiro Helado una mañana en la que Lan Wangji no se apareció para el saludo, fue cuando decidió que era el momento adecuado para su castigo a Wei Wuxian—Para que el harén no se vuelva un caos, es necesario castigar a quienes rompen las reglas de este.

Wei Wuxian sostuvo la mirada hacia enfrente, mirando a Liang Yuyan que estaba sentada allí. En el lado derecho del Trono Fénix. Segunda en el rango de concubinos. Jin Zhiruo estaba sentado a su lado, mirándole maliciosamente, calculando las palabras con las que buscaba humillarlo delante todo el harén.

—Espero recuerdes, Daying, que acordamos un castigo de mi parte —Wei Wuxian tomó esa oportunidad para bajar la cabeza en sumisión.

—Sí, Su Excelencia.

—Revisé el registro del tesoro imperial. Había un par de aretes y un brazalete de los cuales no sabía su ubicación —desde atrás suyo, Jia Yunglu; la sirvienta de Jin Zhiruo, se acercó a su señor para entregarle una caja de madera—Después de preguntar con los miembros más antiguos y nuevos del harén, entendí que Su Majestad te los dio a ti.

—Así es. Huangshang permitió, dentro de su enorme generosidad, que este humilde concubino tuviese tales preciosas posesiones.

Jin Zhiruo abrió la caja para inspeccionar y asegurarse que su pedido hubiera sido cumplido como lo ordenó. Sus delgados labios hicieron todo a su alcance para ocultar su sonrisa cuando vio lo que la caja contenía.

Movió su mirada hacia el cuerpo de Wei Wuxian sentado en su silla al lado de Luo Huyin y Tang Chaying. Estaba portando una túnica superior blanca y una inferior rosa pastel, llevaba en sus largos cabellos negros el adorno que Su Majestad le había regalado. La caja se apretó en sus manos, portaba todo lo que el emperador le regaló; las telas y accesorios para el cabello.

—Tienes el mal hábito de presumir sobre la generosidad que Huangshang tiene contigo —devolviendo la caja hacia Jia Yunglu, le ordenó después que se acercara a Wei Wuxian para entregársela—Pero, no le haces honor a todas sus consideraciones. No portas esos aretes que te regaló.

Wei Wuxian alzó su mano hasta su oreja sin perforar. Frente a él estaba la sirvienta con la caja. Su mirada...

Con que era así.

Tragó saliva y apretó la quijada. Reunió todo su autocontrol para responder sin perder la compostura.

—Todavía no he pedido que me perforen las orejas para usarlas —su respuesta suscitó a que Jia Yunglu abriese la caja para él.

Jin Zhiruo se sintió dichoso por lo que se venía.

—Yo te ayudaré a que puedas usarlos.

Dentro de la caja yacían un par de aretes.

Jia Yunglu los tomó de la caja. Wei Wuxian vio el tamaño de los anzuelos de esto, sabía que eran muchísimo más grandes que el promedio, si realizaban la perforación con eso, para una persona que no poseyera un núcleo dorado sería doloroso por días.

Qué lástima para Jin Zhiruo, él tenía un núcleo dorado poderoso que sanaría el dolor en cuestión de minutos. Tal vez le dolería cuando hiciesen la perforación, era solo normal. No obstante, luego, su núcleo dorado mitigaría ese dolor e iniciaría el proceso para sanar la herida a una velocidad que los plebeyos comunes no tenían. Incluso si tuviera que mover el arete para mantener la herida abierta, no le dolería mucho.

Aceptó el castigo con dignidad. Mientras no le hicieran nada a sus amigos, esta nimiedad no le afectaría en lo absoluto.

Jia Yunglu no tuvo piedad cuando rompió la piel de la oreja al insertar el arete. Wei Wuxian se concentró en otros pensamientos para ignorar el dolor en aquella zona sensible. La punta ni siquiera tenía filo, era completamente redonda, evidentemente estaba teniendo dificultades para desgarrar la piel. Lo que requería más fuerza.

Luo Huyin mordió su lengua para no gritar en furia cuando el primer arete entró y la oreja de su gege dejó caer gotas grandes de sangre en sus perfectas túnicas blancas.

Admiró la compostura de Wei Wuxian, en ningún momento soltó un quejido o desfiguró su rostro para dejar ver su dolor. Ella sabía que dolía, hasta a ella le dolía sin ser quien lo estuviera sufriendo. Pese a eso, Wei Wuxian no le dio el gusto a Jin Zhiruo de verlo sufrir. Los ojos de la Changzai vieron al Guifei, no estaba contento por no escuchar alaridos ni llantos.

—¿Duele? —le preguntó molesto.

—Sí —no lo suficiente. En la guerra pasó por dolores peores.

—Es bueno que duela. Así recordarás no olvidar tu lugar —el Consorte Honorable estaba decepcionado. El resto del harén miraba con miedo el castigo que le dieron a Wei Wuxian, al menos los recién llegados lo hacían. Los miembros antiguos estaban disfrutando de verlo humillado.

Wei Wuxian no era delicado como ellos.

Lo demostró cuando se paró digno y magnánimo, con sus orejas sangrando y su sonrisa intocable. Su espíritu intacto y mirada firme.

—Este Daying agradece a Jin-Guifei por sus palabras. Las tendré en cuenta siempre.

«No olvidaré» decía entre medio. A pesar de ser castigado, todavía los amenazaba. Les decía que cuando tuviera la oportunidad –y la tendría– regresaría cada una de las humillaciones que le hicieran.

«Cuando tenga a mi hijo, recordarán esto» fue todo en lo que pudo pensar mientras regresaba a su hogar.

—Esos malditos, ¿cómo se atreven? —Jiang Cheng movió con cuidado el lóbulo de la oreja de su hermano para inspeccionar la gravedad de la herida. Wei Wuxian regresó en sí por el mínimo dolor que sintió con el movimiento.

Su hermano estaba esperando en su residencia, y cuando vio sus orejas sangrando, casi marchó al Respiro Helado para cortar las de quien lo lastimó. Xiao Ling tuvo que recordarle que estaba en su último trimestre de embarazo y debía preservar al bebé dentro suyo.

—No es nada. El núcleo hizo que el dolor disminuyera hace minutos —Wen Qing, callada debido a su indignación, preparó sus utensilios para limpiar, curar y preparar las heridas en las orejas de Wei Wuxian mientras escuchaba a los hermanos hablar—Además, me lo merecía. No les hablé con respeto, sin importar que sea el favorito de Lan Zhan, ellos tienen rangos mayores.

—¿Hacer las perforaciones de tus orejas con aretes de ese tamaño? Debería ir y hacer que los golpeen hasta la muerte —Jiang Cheng siseó furioso. Ver cómo abusaban de su hermano lo inundaba de impotencia. 

—Déjalos. Son castigos de concubinos para concubinos —Wen Qing removió con cuidado los aretes. Wei Wuxian apenas sintió algo. La médica dejó los aretes con molestia en la mesita. El hombre se tomó el tiempo de observarlos.

Eran aretes sencillos de topacio. Ni siquiera eran algo digno para el concubino más inferior. Los anzuelos no eran el doble, sino el triple, de anchos que los normales. Y ahora estaban pintados por su sangre.

Pero jamás con su dignidad.

—No saben lo que es infringir dolor de verdad —Wei Wuxian miró los ojos amatistas de su hermano.

En la guerra, ambos torturaron mucho a los soldados Wen que atacaron sus hogares. Wei Wuxian estaba cegado por el luto y furioso por el dolor de su corazón. Jiang Cheng compartía su sentimiento, y por eso mataban sin misericordia a los soldados que alzaban sus espadas contra ellos. La sangre que derramaron nunca fue la de los inocentes.

Jiang Cheng sonrió.

—Espero algún día les hagas saber lo que es el verdadero dolor.

—Eres afortunado de que Da-ge tuviera que informar al emperador sobre una cacería nocturna peligrosa —Wei Wuxian estiró sus labios en una traviesa sonrisa. A su lado, Nie Huaisang observaba con atención los abanicos que su amigo había recibido como regalos ocasionales del emperador mismo.

Estos eran reliquias famosas dentro de la dinastía Lan, Nie Huaisang había escuchado hablar sobre ellos cuando salía a comprar los abanicos más finos e interesantes en varias ciudades. Los vendedores siempre hablaban de los abanicos que formaban parte del tesoro familiar de la Familia Imperial.

Wei Wuxian tenía una importante cantidad de ellos en su posesión, restándole importancia puesto que Lan Wangji le entregaba uno con relativa frecuencia. Su mayor valor estaba en que eran regalos de Lan Zhan, no sobre si eran antigüedades o no.

—¡Estos son abanicos heredados de las antiguas mesdames! ¡Mira, mira! Este aparece en una pintura de la antigua Emperatriz Masculina Lan Yixuan —señaló el cuidadosamente preservado abanico redondo de mango largo de madera blanca, con una arbola azul al final de esta. La cara principal tenía una pintura hecha a mano de martines pescadores—Él mismo la pintó.... es precioso.

—Si te gustan tanto, podría atreverme a preguntarle a Lan Zhan si te concedería el honor de regalarte uno —al instante, el joven hombre negó con firmeza, alzando las manos para enfatizar su rapidez en rechazar el ofrecimiento.

—¡No, no, no! Claramente Su Majestad tiene la intención de heredarlos a tus manos. No podría interferir con su deseo —además de que no habría forma de excusar entregarle algo que era destinado para las emperatrices del imperio—Aunque, no me opondría si decidieras ordenar uno personalizado para mí. Los trabajadores del palacio real realizan obras exquisitas.

—Será para tu cumpleaños, entonces —Nie Huaisang se iluminó en impaciente emoción por la promesa.

—Eres el mejor, Wei-Xiong —Nie Huaisang se colgó de las finas túnicas azules que Wei Wuxian portaba ese día. Su amigo estaba ignorándolo poniendo toda su atención en rebuscar entre sus cofres y cajas alrededor de su habitación.

—Sí, sí —le dijo sin prestar mucha atención. Viendo que la mente de su amigo estaba en otra parte, Nie Huaisang se plantó recto de nuevo y analizó las cajas que Wei Wuxian ya había inspeccionado antes.

—¿Qué es lo que buscas? Cada vez tu expresión de desesperación crece más.

—Las horquillas que Lan Zhan me regaló cuando llegué —los labios del menor de los herederos Nie se fruncieron.

—¿Cómo eran? No puedo creer que extraviaras un regalo de Su Majestad —lo regañó con desaprobación. Con solo ver los abanicos se imaginaba lo hermosas que debían ser las horquillas que Wei Wuxian mencionaba.

—De jade blanco con unas flores talladas en la punta. Tengo la intención de usarlas para la boda de mi shijie, solo que no puedo encontrarlas... —Nie Huaisang analizó la descripción para tratar de hacer una imagen mental, sin embargo, cuando su mente colocó una a esa misma explicación, su abanico cayó de sus manos como respuesta a su estupefacción.

El sonido provocó que Wei Wuxian se girara a ver detrás de su hombro, se sorprendió cuando vio a Nie Huaisang comenzar a buscar entre sus pertenencias con angustia.

—¿Huaisang?

—¡Tenemos que encontrarlas! ¡Tienes que hallarlas o el emperador te cortará la cabeza! —dijo entre su desespero—¡¿Cómo pudiste perderlas?! ¿Acaso no sabes lo valiosas que son?

—¡Yo sabía que estaban aquí! ¡Pero ya no las puedo encontrar! —respondió con molestia. Él sabía que las tenía en su habitación—¿Por qué Lan Zhan me cortaría la cabeza? Entiendo que el material es valioso, pero seguramente el Consorte Honorable tuvo un regalo mucho más-

—¡Son las horquillas de la fallecida Emperatriz Lan Mao! ¡Fueron hechas por el mismo emperador Lan Feng a mano!

Wei Wuxian sintió la sangre detenerse por sus venas. Detuvo también todos sus movimientos tras escuchar lo que Nie Huaisang dijo, y luego solo pudo sentir una sensación de asco en su estómago. Algo pesado; culpa y miedo, que lo hizo sentirse raro, como si tuviera frío y débil.

Si eran las horquillas de su madre, regalo personal de su padre hacia ella... Wei Wuxian en verdad estaba muerto si las había perdido.

—Debo- Tengo que hallarlas —se lanzó en sus rodillas de nuevo y abrió todos sus cofres, lanzando sin preocupaciones sus túnicas, zapatos y demás accesorios que se encontraban en ellos.

Ambos hombres hicieron del Invierno Floral un desastre al intentar buscar las horquillas. En medio de todo, Wei Wuxian comenzó a llorar en silencio al no poder encontrar ni siquiera la caja donde Lan Wangji se las había entregado. Encontró los aretes que él mismo escogió, los azules con perlas rosas. El brazalete de esmeraldas también apareció; solo las horquillas estaban ausentes.

Cuando Wen Qing, Wen Ning y Mo Xuanyu llegaron al Invierno Floral y lo encontraron en un desastre completo, rápidamente fueron hasta el amo del palacio para preguntar qué había sucedido. Y luego de enterarse, todos se unieron a la búsqueda. Al parecer solo Nie Huaisang sabía del valor de las horquillas, así que al decírselos a los demás, ellos también palidecieron.

Estuvieron a punto de alzar el suelo de madera cuando no pudieron encontrarlas, Wei Wuxian lloraba en una esquina siendo consolado por Nie Huaisang. El joven no se perdonaba a sí mismo el perder algo tan valioso para Lan Zhan y pedía perdón a los antiguos emperatriz y emperador por su descuido de algo que guardaba mucho significado para ellos.

—Debemos informarle a la directora, solo ella puede comandar una investigación por toda la Ciudad Prohibida para encontrarlas —Wen Qing tenía el cabello desordenado de tanto que lo jaló por su frustración. Ella juraba haber visto la caja recientemente, pero era como si hubiera desaparecido en el aire.

—¿Y que Su Majestad se entere? No, prefiero confesárselo yo mismo... rogarle que me perdone —Wei Wuxian se secó las lágrimas con el pañuelo que Nie Huaisang le extendió.

—Hermano Wei, la doncella Wen tiene razón. Algo tan importante no pudo haber desaparecido de la nada dentro del palacio, alguien debió haberlas visto- —entonces, Nie Huaisang se tensó al darse cuenta de algo—O tomado.

La cabeza de Wei Wuxian se giró a verlo con una rapidez que pudo haber dañado un músculo de su cuello. Nie Huaisang le vio esperando que su amigo entendiera.

—Hace- Hace un tiempo, los demás concubinos vinieron aquí cuando yo no estaba... —musitó Wei Wuxian al hacer memoria. Y si lo pensaba bien, dejó de ver la caja después de eso. Pensó que Wen Qing o alguien más lo resguardó en un cofre, jamás pensó que pudieron haberla robado.

Azotó su mano con furia contra el piso.

—Esos malditos... —gruñó entre dientes. Se levantó con una sola intención en su mente; recuperaría esas horquillas, recuperaría lo que era suyo.

—Señor, por favor, no cometa una imprudencia —Mo Xuanyu lo siguió con temor.

No obstante, no pudo salir de su palacio cuando se vio detenido por el séquito de guardias y sirvientes del Consorte Honorable. Verlo en su hogar después de saber lo que alguno de ellos hizo lo enfureció de sobre manera.

—¿Qué sucede? ¿Por qué luce así, Asistente de Segunda Clase? Los guardias dicen que escucharon un escándalo de tu palacio —Jin Zhiruo pasó sus ojos detrás de Wei Wuxian, donde la entrada a la residencia estaba abierta y dejaba ver una pizca del desorden que hicieron.

El aspecto de Wei Wuxian no ayudaba, el cabello revuelto, sus túnicas estaban sueltas y sus ojos denotaban sin dudas que había llorado fuertemente. Sumado a la furia que llenaba sus ojos grises, los guardias del Guifei colocaron sus manos en sus espadas. El Asistente de Segunda Clase portaba una poderosa arma que sabía usar, debían tomar precauciones.

—¿Dónde están? —la pregunta salió a través de su mandíbula apretada con desprecio—¿Quién las tomó?

Jin Zhiruo mostró confusión por unos segundos, luego hizo una mueca de orgullo ofendido al contestar. No le gustaba el tono con el que estaba siendo cuestionado por un inferior.

—¿De qué cosa hablas? —en vista de que Jin Zhiruo no parecía tener la intención de hablar, Wei Wuxian gritó.

—¡Guardias! —el llamado a sus guardias de la entrada hizo crecer la confusión en el rostro del otro consorte. Este acto causó que todos los presentes se pusieran nerviosos. Los guardias personales del Consorte Honorable miraron con atención a los guardias del Daying que corrieron al escuchar el llamado de su amo. La mirada de Wei Wuxian en ningún momento dejó de ser dura al mirar a Jin Zhiruo—Llamen a la directora, que llame a todos los concubinos al Respiro Helado.

—¡Wei Wuxian! Tú no puedes dar esa orden —aun cuando el Consorte Honorable dijo eso, los guardias del Invierno Floral ignoraron sus palabras y se movieron puntualmente para cumplir la orden de su señor.

—Hua Qing es la directora del harén por una razón, tú ya no tienes el mismo poder que antes. Todas tus decisiones tienen que pasar por ella —que le recordaran la reducción de su dominio en el harén solo hizo que el consorte vestido en túnicas amarillas se enfadara.

—Insolente, ¿quién crees que eres? Haces un desastre del hogar que nuestro emperador te otorgó, creas un caos en el harén con tu audacia, ¿acaso perdiste la cabeza? —sus propias palabras le dieron una idea en seguida. Jin Zhiruo alzó las cejas sorprendido y se relajó—Es eso... de verdad estás perdiendo la cabeza.

Wei Wuxian frunció el ceño.

—¿Qué tonterías dices? —escupió desconcertado. Jin Zhiruo lo miraba con precaución, como si temiera por su siguiente acción.

—Guardias, tomen al Asistente de Segunda Clase en custodia, está delirando —los hermanos Wen jadearon por lo que Jin Zhiruo dijo. Wei Wuxian le había dado una excusa perfecta para tomar ventaja, por eso mismo le pidieron que no hiciera nada incoherente.

—¡Wei-Xiong! —Nie Huaisang agitó su abanico en pánico al escuchar la orden.

—¡Señor, mi señor! —por su parte, Mo Xuanyu se movió para tratar de rescatar a su amo, mas fue empujado por los guardias que se acercaron para aprisionar a Wei Wuxian.

—¡No se acerquen o mandaré a cortarles las manos! ¡¿No saben quién soy?! —ellos lo sabían. Era el favorito del emperador. Se detuvieron con dudas, si tocaban al concubino más querido de Su Majestad seguramente lo lamentarían después.

Jin Zhiruo vio esto y se enfureció con más fuerza. ¿Cómo se atrevían sus guardias en dudar una de sus órdenes?

—¡Atrápenlo ahora! ¡¿Que no ven que tiene un arma con la cual podría lastimarme?! ¿Quién es él ante mí? ¡Yo soy el Consorte Honorable del emperador!

Wei Wuxian torció –y probablemente rompió– una de las muñecas que se estiraron para sostenerlo. Wen Qing iba a sacar sus agujas, pero entre su pelea, Wei Wuxian negó con su cabeza. No quería involucrar a sus amigos en sus acciones.

Sin poder evitarlo, fue silenciado con el Hechizo del Silencio del Clan Lan y arrastrado hacia afuera.

—Láncenlo a las mazmorras —Jin Zhiruo vio la nariz de Wei Wuxian sangrar por uno de los golpes que recibió en su lucha contra sus guardias. Suibian fue confiscada y se encontraba en su posesión en esos instantes. Iba a sonreír por la victoria que obtuvo esa tarde, sino fuera porque algo lo detuvo.

—¡A-Ying! ¡A-Ying! —Xiao Xingchen llegó junto a su esposo en el preciso momento en que Wei Wuxian estaba siendo arrastrado lejos de su palacio. La pareja de esposos se encontraba en su camino para visitarlo cuando vieron la conmoción, a su shizhi siendo sostenido por seis guardias y a Wen Ning luciendo al borde del desmayo por la situación.

Xue Yang, quien estaba con ellos puesto que había desarrollado una fijación por molestar al par de taoístas que conoció por casualidad semanas atrás, se movió con rapidez hacia adelante.

—Consorte Honorable, ¿qué está pasando? —preguntó primero al hombre que todavía sostenía una espada que no le pertenecía, y al dueño de esta dando un codazo al guardia que se negaba a soltarlo—Suelten al Daying, ¿tienen deseos de morir hoy? Su Majestad ordenará que los maten a golpes cuando vea la sangre de su favorito.

Los guardias no necesitaron ser amenazados dos veces con sus vidas para dejar ir a Wei Wuxian. Además, el Segundo Jefe de Guardias era quien estaba dando la orden, no podían hacer más que acatarla.

—¡A-Ying! —Xiao Xingchen se apresuró a llegar al lado de su sobrino marcial, viendo con descontento su nariz sangrando y su labio comenzando a hincharse—¿Qué ha pasado?

Jin Zhiruo vio a Song Zichen junto a Nie Huaisang irse sin decir nada, siendo seguidos rápidamente por Mo Xuanyu. La pareja de cultivadores errantes se había quedado en el Descanso de las Nubes para acompañar a su sobrino marcial y se paseaban por la Ciudad Prohibida sin inconveniente alguno puesto que Lan Wangji mismo comandó que tenían el permiso de visitar a Wei Wuxian cuando lo desearan. Los consortes estaban desconformes con esta demostración de favoritismo. Pero, ¿qué podían hacer? Dentro de ese harén, lo que ellos querían no importaba. Al menos no para el emperador.

—Iremos al Respiro Helado, le tendrán que dar explicaciones a Hua Qing sobre esto —cuando Xue Yang notó que Song Zichen no estaba al lado de su esposo, suspiró antes de sonreír—Vamos, vamos, muévanse. Y deme eso, Su Excelencia —estiró su mano hasta la espada de Wei Wuxian en posesión del concubino.

Suibian chispeó para demostrar su descontento de estar siendo sostenida por las manos de quien buscaba dañar a su maestro. Jin Zhiruo la lanzó al agarre de Xue Yang con orgullo.

El Segundo Jefe de Guardias Imperiales alzó la ceja por el comportamiento de la espada. Y la mantuvo arriba cuando se dio cuenta de que las heridas en el rostro de Wei Wuxian todavía no sanaban. Se rió en su mente, el Asistente de Segunda Clase no las sanaría con la intención de que Su Majestad las viera cuando Song Zichen regresara con él. Su núcleo dorado era fuerte, para entonces su nariz debería haber dejado de sangrar y su labio volver a la normalidad, pero Wei Wuxian deliberadamente no lo estaba haciendo.

Y también se calló el detalle de que parecía estar bajo el Hechizo del Silencio.

Caminaron hasta el Respiro Helado, dando pasos seguros por parte de Xue Yang y Wei Wuxian. Y con algunos nerviosos por parte de los guardias que golpearon al concubino favorito del emperador. El palacio estaba con las linternas encendidas y muchos más guardias, una vista no común a esa hora de la tarde.

Y los concubinos fueron llamados por Hua Qing luego de ser informada por los guardias de Wei Wuxian. La mujer estaba saliendo del palacio para ir a investigar qué era lo que sucedía en el Invierno Floral cuando el grupo dirigido por Xue Yang llegó. Él notó a Su She parado en la entrada de la residencia mirando el grupo con indiferencia, luego se dio vuelta para entrar con los concubinos ya presentes.

Hua Qing supo que todo estaba mal con la situación cuando vio el rostro golpeado de Wei Wuxian y a los guardias del Consorte Honorable pálidos del miedo. La mujer cerró los ojos resignada a su trágico destino. El favorito del emperador resultó herido bajo su cargo, no había manera en la que Su Majestad dejara ir el tema sin repercusiones.

—Semanas, solo he pasado semanas aquí y Hanguang-Jun pronto me cortará la cabeza —Xue Yang se rió de la desgracia de la mocosa sin ocultar su disfrute por ello.

—Tal vez sea muerte por flagelación, no seas pesimista —Hua Qing nunca tuvo mayor deseo en su vida que el de golpear al hombre parado al lado suyo—Entra ya, Huangshang no debe tardar en llegar. Ese taoísta serio fue a buscarlo.

Las reacciones de los demás concubinos al ver el rostro de Wei Wuxian fue una variedad divertida para el hombre. Algunos no podían ocultar su satisfacción de verlo humillado. Los nuevos concubinos se sintieron nerviosos, los miembros más antiguos del harén les hablaron sobre Wei Wuxian, y si la mitad de lo que decían era cierto, eso no iba a acabar bien para alguien. Y ellos, que acababan de llegar, no querían ser el plan de escape de alguno de los consortes.

—Asistente de Segunda Clase, por favor —tan rápido como tomó su asiento, un sirviente del harén se acercó para entregarle un paño mojado para librar a su rostro de la sangre. Wei Wuxian se negó con alzar una mano.

—Wei-Daying, no sea imprudente, por favor. Límpiese la cara, no puede presentarse así frente a Su Majestad —pidió nerviosa Hua Qing.

—¿No puedo presentarme así? ¿Por qué? —preguntó en un murmullo. Una línea escarlata bajó desde su nariz y manchó la curva de sus labios antes de dejarse caer hacia el mentón, donde finalmente cayó hacia sus túnicas.

Le levantaron el Hechizo de Silencio en el camino hacia el palacio, el guardia que se lo colocó lo hizo apenas dieron la orden de ir al Respiro Helado. Como un cobarde.

Wei Wuxian levantó su mano solo para limpiar sus labios y alejar el sabor metálico de su boca. Lo demás lo dejó intacto.

—Es impropio —respondió la directora, los labios de él se apretaron en una tensa sonrisa y asintió con frivolidad.

—No.

Xue Yang se quiso reír. Wei Wuxian estaba jugando con Hua Qing para aterrorizar a los concubinos.

—Dejaré que Su Majestad vea lo que han hecho conmigo. Entonces es a él quien tendrán que darle la explicación —Hua Qing tuvo la intención de volver a hablar para intentar convencer al concubino de salvarlos a todos de la ira del emperador. Pero Xue Yang vio movimientos por el rabillo de su ojo.

La espada de Luo Qingyang fue lo primero que reconoció y que le impulsó a ponerse en posición.

—Atención, Su Majestad el emperador Lan Wangji —el anuncio tuvo pronto a todos los concubinos de pie para recibir a su emperador. Liang Yuyan y Wang Shu, que estaban frente a Wei Wuxian, se colocaron en lugares estratégicos para tapar su rostro de la vista del emperador.

Sin embargo, resultaban inútiles sus intentos por ocultar la verdad. Nie Huaisang había dicho lo que presenció y Hanguang-Jun estaba allí por un poderoso motivo. Dado a que estaba teniendo una crisis nerviosa, Lan Wangji lo mandó con su hermano para que se calmase mientras él se hacía cargo.

—Saludamos a Su Majestad, que los cielos le den mil años de vida —se inclinaron los presentes en la sala. Sirvientes temblaban por la palpable tensión y concubinos sudaban frío, todo en un anuncio próximo de la catástrofe que se avenía.

Lan Wangji llevaba su corona imperial. Todos los consortes lo notaron cuando fueron comandados a levantarse. Los rostros finos y bellos palidecieron al ver el símbolo del poder del hombre frente suyo, el más grande del país.

—Wei Ying, ven aquí.

Todos saltaron por la petición hecha en una fría voz. En otro cualquier día, Hanguang-Jun les hablaría con una rutinaria cordialidad, mas ahora era innegable la frialdad que helaba el ambiente cuando esa voz sonaba.

Wei Wuxian se acercó de inmediato, con la cabeza muy baja para –fingir– esconder su rostro de la vista de Lan Wangji. Jin Zhiruo apretó el hilo de cuentas de oración que sostenía entre sus finas manos. Limpias de la sangre, pero no de culpa.

—Majestad... —susurró Wei Wuxian al ponerse de rodillas delante de Hanguang-Jun. Sus flecos ocultaban mucho de su rostro, y el ángulo en el que mantenía su cabeza no dejaba ver con claridad sus facciones. Su voz tembló como si tuviera miedo.

Claro que no lo sentía. Sabía lo que hacía.

—Mírame, Wei Ying —Lan Wangji apretó el reposabrazos del Trono Fénix en un intento de autocontrol.

Wei Wuxian negó lento, sus cabellos se movieron apenas por la delicadeza con la que lo hizo.

—No puedo Majestad... no debe verme así.

—Wei Ying —advirtió Lan Wangji. Si lo que Nie Huaisang dijo resultaba cierto, él...

—Por favor, Mi Majestad. No puede verme así —Wei Wuxian puso toda su inocencia en esa frase. Algo que hizo que todos los concubinos apretaran los dientes furiosos por su actuación.

Lan Wangji no iba a tener un exabrupto con Wei Wuxian, no. Jamás. Siempre sería comprensible y paciente con él, incluso si sus manos picasen por alzar el rostro ajeno rápido para verificar que lo que Nie Huaisang dijo era falso. No lo castigaría de ser así, era el hermano del amigo más querido de su hermano. Tampoco castigaría a Song Zichen al apoyar las declaraciones de Nie Huaisang, era la pareja del tío de Wei Ying. Jamás le haría daño de esa manera.

Pero quería saber, necesitaba saber.

Tomó el rostro de su mayor adoración con gentileza, que era la única forma en la que se atrevía a tocarlo cuando no estaban en la cama. Wei Wuxian se dejó ser, como siempre. Lan Zhan tenía el poder de hacer y deshacer con su persona a su placer y Wei Ying siempre se lo permitiría.

El rostro de Wei Wuxian estaba cubierto por un golpe en la ceja que infló la zona de manera sutil, mas no imperceptible. Su pómulo derecho estaba rojo y también hinchado, al igual que sus labios de la parte izquierda. Lo que sin duda llamó más la atención de tal penosa imagen fue la sangre que se encontraba secándose sobre la piel tersa de Wei Wuxian. Venía de la nariz, averiguó por el camino que cruzaba.

El nombre de Respiro Helado pronto tuvo más sentido. Todos aguantaron la respiración y el aire se volvió frío a la expectativa por la reacción de Hanguang-Jun ante lo que pasó con su favorito.

Wei Wuxian, quien no había abierto sus ojos al elevar el rostro con la ayuda de Lan Wangji, los abrió con lentitud para así mirar a su emperador a los suyos. Casi sonreía cuando los vio.

El dorado se derretía en furia. Se fundía en ira que arrasaría con quienes fueran culpables, los quemaría vivos.

—¿Quién te ha hecho esto? —allí estaba. La pregunta que le daba el poder a Wei Wuxian de destruir a alguien del harén.

No obstante; tenía que seguir fingiendo por un poco más. No podía precipitarse y cometer un error. Entonces no habría valido la pena los golpes que recibió. Su siguiente acto fue negar asustado.

Porque si temía, porque si demostraba que tenía miedo de la persona que lo había atacado significaba que era un superior. Alguien con un rango mayor al de él, cuyo poder podía doblegarlo. Los concubinos con rangos menores suspiraron aliviados, Wei Wuxian no hubiera tenido reparación en acusarlos de haber sido ellos. Desde un punto de vista de jerarquía, Wei Wuxian solo debía temerle a los concubinos y consortes imperiales junto a los consortes decentes. La Asistente de Primera Clase estaba fuera de esa lista desde un principio, el emperador debería saber de su amistad con Wei Wuxian.

Lan Wangji miró a estas mismas personas duramente.

—Dime quién fue.

—Ma-Majestad... —se detuvo allí y tembló. Bajó la mirada para dejar ver el dolor que realmente no sentía.

—Wei Ying, dime quién te hizo daño —ordenó arrastrando las palabras, su enojo estaba incrementando con cada segundo que veía el rostro de su adorado Wei Ying de esa forma—¿Quién se atrevió a tocarte?

Wei Wuxian tomó su labio inferior entre sus dientes y sus manos se acariciaron entre sí demostrando nerviosismo.

—El... el Co-Consorte Honorable —su voz apenas fue un hilo perceptible, sin embargo, Lan Wangji le entendió. Así como todos los demás en el palacio.

—¡Mentiras! —Jin Zhiruo se levantó de un salto y señaló a Wei Wuxian con una mano que sostenía un pañuelo de seda amarilla con bordados rosados, el cual agitó al volver a llevar su mano hacia su cuerpo—Asistente de Segunda Clase, ¡¿cómo te atreves a acusarme de esta forma?! ¡Yo no te he tocado!

Wei Wuxian se encogió a sí mismo con el grito, haciéndose ver indefenso y temeroso ante el Guifei

—¿Cómo podría Su Excelencia manchar sus divinas manos? —preguntó Luo Huyin burlándose de la soberbia que Jin Zhiruo siempre desplegaba en sus acciones—Para eso tiene a sus guardias y sirvientes —los ojos de la concubina miraron hacia estos mismos, de manera lenta y con el fin de torturarlos.

Dichos sirvientes y guardias de inmediato se echaron a sus rodillas en un profundo kowtow en terror por la mirada del emperador que se dirigió hacia ellos con las palabras de Luo Huyin.

Jin Zhiruo maldijo para sus adentros. Luo Huyin era una gran aliada de Wei Wuxian. Con los dos favoritos de Hanguang-Jun uniendo fuerzas, pocas personas tenían una oportunidad de salir ilesos.

—¡Piedad, Majestad! ¡Estos sirvientes no se atreverían! ¡Estamos siendo difamados! —Xue Yang vio a Su She mirar de reojo a Jin Zhiruo, buscando cómo ayudarle ahora que se veía como el primer acusado.

Sonrió. Oh, ¿dónde estaba la diversión si él no se entrometía?

—Son falacias, Huangshang —Xue Yang inclinó la cabeza al caminar cerca de Luo Qingyang—Cuando este llegó al Invierno Floral, los guardias del Consorte Honorable tenían aprehendido al Asistente de Segunda Clase.

Lan Wangji acarició el rostro de Wei Wuxian con su pulgar, el otro se restregó contra el toque.

—Luo Qingyang, llama a los médicos imperiales, que curen a Wei Ying.

—No, Majestad —Wei Wuxian apresuró su intervención. Su mano se movió para tomar la muñeca del brazo que le acariciaba el rostro, colocó sus mejores ojos suplicantes y sonrió ligeramente—Que Wen Qing me cure, solo confío en ella.

—Como desees, Wei Ying —concedió a la petición y también a dar unas cuantas caricias más a la piel—Wen Qing, asegúrese de cuidar del Daying.

Wen Qing y Mo Xuanyu se acercaron para ayudar a Wei Wuxian a levantarse y llevarlo a la recámara del Respiro Helado.

Con Wei Wuxian, el objeto de la adoración de Lan Wangji, lejos de la sala, la mirada dorada del emperador ya no tenía motivos para ser gentil. Ese era un privilegio del cual solo el hermoso hombre de túnicas azules poseía.

Su pose, su mirada y su semblante en general eran una señal de la desgracia que parecía nada más que evidente para el harén.

—¿Se atreven? —inició con los guardias del Consorte Honorable. Su voz tajante cortó la poca esperanza que los guardias tenían sobre librarse del asunto—¿Se atreven a tocar a una persona de mi harén?

«¿A mi querido Wei Ying?»

—¡Majestad! ¡No nos atrevemos! —Lan Wangji analizó los cuerpos temblorosos, pero decidió no darles mucha relevancia. Al final del día, solo eran siervos de sus maestros. Por lo tanto, debía ir por quién les dio la orden.

—Segundo Jefe de Guardias Imperiales, ya que tú viste la situación, repórtamela sin ignorar ningún detalle.

—Reportando a Su Majestad; este no sabe los motivos, pero cuando este llegó al palacio del Asistente de Segunda Clase, los guardias del Consorte Honorable lo llevaban a las mazmorras por orden de Su Excelencia. El Asistente de Segunda Clase ya estaba herido y también bajo el Hechizo de Silencio.

Lan Wangji movió, lenta y peligrosamente, su mirada cargada en recriminación hasta el cuerpo todavía de pie del Guifei.

—¡Huangshang! —Jin Zhiruo no tuvo más remedio que postrarse sobre sus rodillas—¡El Asistente de Segunda Clase estaba delirando! Destruyó el palacio que Su Majestad le confió, ¡me acusó de robar algo que él mismo perdió! Su Majestad le permitió tener devuelta su espada, no me atrevo a protestar por ello, pero, ¿cómo puedo sentirme seguro teniéndolo al borde de la demencia con un arma en su poder y acusándome de un crimen que no he cometido?

—¿Diste la orden de que lo apresaran? —Lan Wangji preguntó para luego mover su vista a Xue Yang y comandarlo usando dos dedos a traer a Wei Wuxian para resolver la acusación. Jin Zhiruo tragó duro—¿Con qué autoridad das una orden de llevar a un concubino de mi harén a las mazmorras?

—Majestad, este consorte sabe que cometió un error, pero Huangshang debe entender que temí por mi integridad —Jin Zhiruo miró de reojo a los guardias—¡Yo no les ordené que lo golpearan! ¡Nunca me atrevería! Fueron ellos, Majestad, estos guardias son rebeldes y se atrevieron a herir al Asistente de Segunda Clase.

Los guardias sabían que sus vidas no significaban nada para sus maestros, que de ser necesario, los lanzarían a las llamas del fuego para salvarse a sí mismos. Y sin un valor en sus palabras, no podrían liberarse jamás de la acusación. Por eso, los guardias comenzaron a suplicar por sus vidas, aunque fuera en vano en sus mentes.

—Sin embargo, no los detuvo, Jin-Guifei —Wei Wuxian volvió de la sala donde Wen Qing limpió sus heridas y las curó con ungüentos, mientras que Wei Wuxian por fin permitía que su núcleo dorado las sanara con energía espiritual.

Su llegada era intimidante. El poder que sus pasos llevaban, sabiendo que el emperador siempre estaría de su lado, ¿quién podría ser tan presuntuoso para ponerse en su contra?

—Lo hicieron frente a sus propios ojos, Su Excelencia. Y usted no dijo nada —viéndolo de rodillas frente a Lan Wangji, el Daying estuvo complacido de ver que Jin Zhiruo tenía miedo.

Así debía ser. Debía entender que su posición como Consorte Honorable no lo detendría de alcanzar sus objetivos, y que de interponerse en su camino, sería destruido.

Wei Wuxian luego se volteó para mirar a Lan Wangji para explicar lo que había sucedido.

—Majestad... es cierto que el Invierno Floral se encuentra en una penosa presentación. Sin embargo, le aseguro que no fue sin un motivo importante —para la siguiente oración, Wei Wuxian bajó la cabeza y apretó sus labios en pena—Majestad, yo- las horquillas que Huangshang me entregó con tanta amabilidad y benevolencia... fueron arrebatadas de mi posesión, Majestad.

Lan Wangji perdió la respiración por unos instantes. Esas horquillas...

Buscó en Wei Ying, en sus siempre sinceros ojos grises, si él entendía, si comprendía la dimensión de importancia que esas horquillas tenían no solo para el imperio, sino para él. Wei Wuxian lo sabía, sus ojos cristalizados por lágrimas en pena le informaron que él era consciente del error que había cometido al descuidarlos.

—¡Asistente de Segunda Clase! ¡No puedes levantar injurias sin fundamentos!

—¿Sin fundamentos? Las horquillas desaparecieron después de que el Consorte Honorable, la Concubina Honorable y el Concubino Wang fueran a mi palacio cuando no estaba presente.

Wei Wuxian lanzó los otros dos nombres de improvisto. Los otros acusados, al verse expuestos, saltaron asustados por la sorpresa.

—Majestad, estos concubinos son inocentes —Wang Shu y Liang Yuyan se unieron a Jin Zhiruo en su kowtow.

—Su Majestad, usted sabe que los concubinos nunca me han tolerado desde que me uní a su harén. Me han humillado, se han burlado e insultado por cualquier mínima acción, y yo lo tomé todo sin protestar porque no deseo crearle problemas, Hanguang-Jun —Liang-Fei apretó los dientes al escuchar aquello. Tomar el papel de la víctima sin dudas era un arte en el cual Wei Wuxian era experto.

Wei Wuxian mostró su mejor rostro herido, y con sus propias heridas del rostro, el gesto dio un punzón en el corazón de Lan Wangji.

—Pero robarme algo tan preciado que fue regalado por Huangshang mismo es algo que no puedo tolerar. Por favor, Mi Majestad, dejo en sus sabias manos este asunto, suyo para resolver con justicia.

Wei Wuxian también se arrodilló para demostrar la profundidad de su petición. Lan Wangji cerró su mano en un frustrado puño.

—Hua Qing —la mujer se acercó rápidamente—Las puertas de la Ciudad Prohibida serán cerradas. Nadie entrará ni saldrá hasta que todos los palacios; junto a sirvientes, guardias y eunucos sean registrados. Quiero esas horquillas en las manos de Wei Ying antes de que salga la luna.

Las bocas se secaron de repente ya que; los últimos rayos del sol estaban desapareciendo en el horizonte. Tenían menos de una hora para hallar las horquillas.

—Wei Ying, ven aquí —cuando sus Guardias Imperiales salieron rápidamente del Respiro Helado para cumplir con la orden de su emperador, Lan Wangji sabía que todavía tenía un asunto que atender.

Lan Wangji tomó la mano de Wei Wuxian al tenerla en su acceso. El concubino iba a preguntar qué era lo que sucedía, pero fue interrumpido porque Hanguang-Jun lo jaló con firmeza y lo hizo sentarse en su regazo. Wei Wuxian jadeó sorprendido y por fortuna tuvo tiempo de colocar sus manos sobre los hombros de Lan Wangji para detener que se echara por completo en su pecho.

—¡Lan Zhan! —chilló en la voz más baja que pudo lograr—No puedes- No podemos hacer esto —el sonrojo en su rostro decía que pese a eso, le estaba gustando la idea de estar sentado en las piernas de Lan Wangji frente a todos. Como en aquellas pinturas de los libros de primavera...

Uh, ¿tal vez se estaba viendo como una cortesana? Wei Wuxian sonrió para sus adentros. Definitivamente intentarían eso en la privacidad cuando tuvieran la oportunidad.

Los rostros de los concubinos se curtieron en envidia por la imagen de la mano del emperador bajando por la espalda de Wei Wuxian para detenerse en su estrecha cintura, reclamando lo que era suyo frente a los ojos de todos. Eran dos amantes y ellos el estorbo del cual no se podían deshacer, era tan sencillo entender esto desde la distancia.

—¿Recuerdas a los guardias que te golpearon? Señálalos para su castigo.

—Huangshang-

—Sin excepciones —Lan Wangji sabía que el corazón puro de Wei Wuxian, incluso pese haber sido golpeado, no quería o deseaba que los guardias sufrieran el castigo apropiado que la ley dictaba. Pero Lan Wangji no podía arriesgar que la gente pensara que podían hacerle daño sin tener un castigo.

Y no podía ser cualquier castigo, tenía que ser uno tan imponente y contundente que a nadie más le pareciera tentador el actuar en contra de su Wei Ying. O de él mismo. No podía ser suave, o volvería a pasar y cada vez irían un paso más allá hasta lograr eliminarlo. Hasta matarlo.

No permitiría esto. Nunca.

Wei Wuxian lo sabía. Con pena, señaló con los dedos hacia los guardias que recordaba fueron los que le dieron los golpes. A los que lo sostuvieron, les dio algo de misericordia. Quizá pasarían la voz y, aliviados de haber sido salvados, advertirían a los demás de jamás volver a repetir una acción como esta.

Hanguang-Jun ignoró los llantos y lamentos de los guardias señalados, sabían lo que les pasaría.

—Llévenlos al patio central del palacio. Reúnan a todos los sirvientes y guardias del Descanso de las Nubes, que vean cuál es el castigo por seguir órdenes que no sean mías para dañar a alguien de mi harén.

—Su Majestad, ¿qué castigo debemos darles a estos rebeldes? —Hua Qing estaba ansiosa. Hasta el momento, Hanguang-Jun no había mencionado nada sobre su poco control en el harén. El Consorte Honorable era quien más se rehusaba a aceptar su autoridad sobre ellos, y había causado este desastre al permitírselo.

—Muerte por flagelación.

—¡Majestad! —Wei Wuxian reaccionó por la orden. Lan Wangji le pellizcó la piel de su cadera.

«No es tu decisión. Es un deber»

Cualquier persona que se atreviera a lastimar a un miembro del harén, sin importar bajo las órdenes de quién fuera, el emperador tenía el poder de tomar sus vidas para castigarlos. Para imponer respeto hacia los consortes, quienes no dejaban de ser hijos de importantes clanes con relaciones cruciales con el imperio.

Lo que quedó en el Respiro Helado al sacar a los guardias fue una sensación de tensión y expectativas que mantenían a los consortes en un estado de inquietud.

Wei Wuxian no deseaba nada de esto, sin embargo, era algo que se escapaba de sus manos. Y era parte de las consecuencias que sus planes traían.

Y cuando las horquillas fueran encontradas, Wei Wuxian se desharía de otro concubino.

Guardó silencio y se acomodó en los brazos de Lan Wangji. Tenerlo allí, de esa manera que haría a Lan Qiren tener una desviación de Qi, todo debería tenerlo contento por el favor enorme que Lan Wangji demostraba por él. Su poder solo acababa de aumentar con todo el asunto, no debía sentir pena por nadie. Nadie la ha tenido con él.

—Majestad, seguramente esto se trata de un malentendido, tal vez deberíamos revisar el Invierno Floral de nuevo —Qin Xifeng intervino aprovechando el silencio sepulcral del lugar.

—Gege ya ha dicho que movió cada rincón de su palacio para encontrarlas y no tuvo éxito, ¿no es lógico que ahora se haga lo mismo en los demás palacios? —Luo Huyin se encontraba intrigada del por qué el Consorte Decente Qin decidió abogar por Jin Zhiruo en una situación como aquella.

—¿Y cómo esto nos afecta? Al revisar nuestros palacios, ¿no nos están tratando igual que a unos criminales? —dijo Tang Chaying.

—Si las hermanas y hermanos tienen alguna objeción con la voluntad de nuestro emperador, pueden informársela ahora mismo, lo tienen enfrente —Wei Wuxian elevó sus labios en disfrute al hablar. La mano en su cintura tiró de su cuerpo para acomodarlo mejor en el regazo. El emperador solo tuvo que mirar a los concubinos para que ellos se tragaran sus quejas.

Los Guardias Imperiales que se encargaron de inspeccionar cada rincón de la Ciudad Prohibida regresaron justo antes de que el horizonte perdiera el brillo del sol.

Regresaron con horquillas en mano.

Los consortes y concubinos retuvieron el aliento al ver la caja de jade en las manos de un guardia, quien se la entregó a Luo Qingyang al acercarse.

MianMian extendió respetuosamente la caja a Wei Wuxian con la cabeza gacha. Cuando él la abrió, sintió que por fin podía respirar al ver las horquillas dentro; impecables y en perfecto estado.

Iba a cerrar la caja de nuevo, mas la mano de Lan Wangji lo impidió. Sacó las horquillas y con cuidado las colocó en el cabello de Wei Wuxian.

—Lan Zhan...

—Estas horquillas... mi padre el emperador Lan Feng las hizo para mi madre, la emperatriz Lan Mao. Son especiales por eso y porque son un juego de horquillas —explicó en voz alta una vez estuvo satisfecho con los adornos en el cabello de Wei Wuxian—Estas de jade que tiene Wei Ying y estas de oro —Luo Qingyang tomó otra caja de jade idéntica a la de Wei Wuxian que Xue Yang le dio.

Al mover la tapa, las horquillas de oro que Lan Wangji usaba de manera cotidiana aparecieron ante los ojos de Wei Wuxian. Él jadeó por la sorpresa, entonces... durante todo ese tiempo, Lan Wangji había estado usando el par de sus horquillas. Uniéndolos en más de un sentido.

El corazón de Wei Wuxian se enterneció por ello. Sus ojos miraron a los del emperador con emotiva felicidad.

—Mi deseo fue dárselas a Wei Ying, ¿quiénes son ustedes para ir en contra de mis deseos y arrebatárselas? —su pregunta no tuvo una respuesta por nadie del harén. Por lo que Lan Wangji la buscó en los guardias—¿Dónde las encontraron?

La espera no tardó, miradas nerviosas se compartieron entre los concubinos en los pocos segundos que el guardia tardó en responder.

—Respondiendo a Su Majestad; las horquillas fueron halladas en el palacio del Wang-Pin.

Wang Shu alzó la cabeza aterrado por la acusación. Jin Zhiruo y Liang Yuyan suspiraron en sosiego.

—¡Majestad! ¡Es mentira, Su Majestad! Este concubino no se atrevería nunca a robar. Estoy siendo falsamente acusado —lloró en desesperación.

—Huangshang, el Concubino Wang ha sido leal a usted desde que llegó al harén. Que las horquillas estuvieran en su palacio no es prueba suficiente del crimen por el cual se le acusa —Su She se colocó en sus rodillas para hablar directamente hacia el emperador.

—Así es, Majestad. Por eso es que mientras que algunos eunucos inspeccionaban los palacios, los guardias se encargaron de interrogar a los sirvientes de los palacios —Xue Yang estaba disfrutando de todo el espectáculo. Fuera del Respiro Helado se encontraban dos sirvientes del palacio del Concubino Wang, seguramente con una confesión por el robo.

Así que, Xue Yang las hizo pasar con un ademán de su mano. En tanto fuera más entretenido, mejor.

Las sirvientes se lanzaron a sus rodillas en cuanto fueron empujadas hacia al frente. Y comenzaron a hablar con la misma rapidez.

—¡Majestad, estas sirvientas no hicieron más que obedecer a su amo! ¡Por favor, perdone nuestras vidas!

Wei Wuxian cerró los ojos en pena. Esa confesión era la condena de las jóvenes sirvientas, y por mucho que le desgarraba la idea de más ejecuciones, ellas no podían ser perdonadas de ninguna manera.

Wang Shu pareció sorprendido por las palabras de sus criadas. Quizá fingía traición.

—¿Qué fue lo que hicieron? —preguntó Lan Wangji.

—Ese día en que nuestro señor visitó el Invierno Floral junto al Consorte Honorable y la Concubina Honorable, nuestro señor vio la caja de las horquillas encima de uno de los burós —la joven tenía la voz distorsionada por su llanto, mas sus palabras resonaron fuertes—Entonces nos pidió que las tomáramos. Dijo que un... que el Asistente de Segunda Clase no las merecía.

Wang Shu negó con mayor fervor.

—¡No es verdad, Huangshang! ¡No es verdad!

—Majestad, el Wang-Pin siempre me ha tratado con desdén. No es inimaginable que me crea indigno de su bondad —Wei Wuxian añadió, con un puchero y rostro herido.

Lan Wangji exhaló. Un harén... sin duda era lo más duro de ser emperador. Al menos Lan Xichen podía tener exclusivamente a Jiang Wanyin.

—La confesión y las pruebas son irrefutables —Lan Wangji posó su mano derecha en el muslo de Wei Wuxian y dio un apretón leve—Guardias-

—¡¡Majestad!! ¡Por favor, soy inocente, Majestad!

—Lleven al Concubino Wang al Buró de Castigo. Desde ahora, se le despojará de su título y será un plebeyo —en contra de sus gritos por piedad, los Guardias Imperiales tomaron a Wang Shu para retenerlo. Y mirándolo a los ojos, Lan Wangji lo sentenció—Azótenlo cinco veces con el látigo de disciplina. Denle quince bofetadas al día por tres días y luego... córtenle dos dedos. Este es el precio por traicionar y robar al imperio.

—¡¡Huangshang!! —gritó horrorizado el hombre preso de los guardias. La sentencia en los demás concubinos logró desfigurar sus rostros en diferentes matices de miedo y terror.

Justo lo que Lan Wangji quería.

—Agradece que no tomé tu vida, ese sería el castigo apropiado —pero era un miembro del harén. Matarlo, justificado o no, traería problemas con los ancianos y los funcionarios de su clan—Llévenselo. A las sirvientes denles el mismo castigo que a los guardias del Guifei.

Wei Wuxian se topó con los ojos de Wang Shu mientras se lo llevaban fuera del Respiro Helado. Ambos se miraron por unos segundos, lo suficientes para que Wei Wuxian le sonriera sutilmente a modo de despedida. Wang Shu siendo arrastrado hacia su desgracia, y él sentado en su bendición.

Xue Yang sentía que sus pies picaban por ir a ver que los castigos fueran realizados. Hanguang-Jun fue indulgente con algunos, incluso así, serían divertidos de ver. Él sintió una mirada sobre su persona, y cuando se percató de que era Wei Wuxian, el concubino le asintió con la cabeza. Xue Yang por un momento se preguntó qué significaba. Hasta que la mano de él le hizo la indicación de irse, allí, Xue Yang sonrió enormemente.

Wei Wuxian quería que Xue Yang fuera a ver los castigos en su nombre. Que el Concubino Wang supiera que habría alguien que le contaría sobre su sufrimiento.

Oh, ese concubino sí que sabía cómo mantenerlo a gusto para tener su lealtad. Wen Qing le hacía llegar su provisión semanal de dulces, los más deliciosos que había probado nunca. Y ahora, entendía sus sádicos deseos, y de forma inteligente los canalizaba en otras personas para evitar que Xue Yang los buscara en él. Bien, bien, Xue Yang estaba impresionado.

—Jin-Guifei, ordenaste la detención y presenciaste el abuso de tus guardias hacia Wei-Daying —viendo que era su turno, Jin Zhiruo se asustó y temió por su vida.

—Majestad...

—Te arrodillarás en el patio principal, sosteniendo una vara y recitarás las reglas del clan cinco veces de memoria —Jin Zhiruo claramente no se las sabía de memoria, así que palideció. Solo tenía el resto de la noche para aprenderse tres mil reglas. Wei Wuxian se quiso reír, al menos todas sus visitas a la biblioteca le sirvieron de algo. Él las podía recitar al derecho y al revés.

—Este concubino acepta su castigo —se inclinó tragándose su orgullo.

—Que esto sea una lección para todos. Sus rivalidades en el harén son un inconveniente para mí, sin embargo, robarle al imperio es una traición que no voy a perdonar fácilmente —los hombres y mujeres se levantaron de sus asientos para inclinarse.

—Que su ira sea disipada, Majestad —entonaron en conjunto.

Lan Wangji dejó escapar aire. Por su mente pasó la idea de retirarse hacia el palacio de Wei Ying para descansar el resto de la noche, no obstante, levantar a los sirvientes para hacerlos presenciar el castigo de los guardias y criados de Jin Zhiruo seguramente habría despertado también a su shufu y xiongzhang. Y tenía que darles explicaciones para tales castigos severos.

—Retírense a sus palacios —mandó en voz fría.

Una vez solos en el salón, Wei Wuxian relajó su postura y se dejó caer en la espalda de Lan Wangji. De inmediato los brazos del mayor le rodearon su cintura y su mentón encontró un lugar en su hombro.

—Qué lío, ¿no es así? —Wei Wuxian pegó su cabeza con la de Lan Wangji—Tendrás que dar muchas explicaciones a los ancianos. No creo que pasen por alto el castigo de Wang Shu.

—Entenderán —Lan Wangji sabía que su hermano y tío lo harían.

Ser emperador requería varias cuestiones que iban en contra de las reglas de Gusu Lan. Estos castigos eran una de ellas, sin embargo, resultaban necesarias si querían mantener la paz y armonía. Si les temían, si sabían que pese a sus reglas eran capaces de infringir castigos severos, entonces lo pensarían antes de cometer un acto en contra del imperio.

—Cuida bien de las horquillas, si no las usas todos los días, al menos asegura que estén en un lugar seguro —Wei Wuxian se avergonzó, jugó con sus dedos momentáneamente. Luego se giró para darle un beso a Lan Wangji y sonreír.

—Jade y oro, van muy bien. El emperador fallecido escogió bien. Lan Zhan, si tú las usas todos los días, entonces yo haré lo mismo, ¿está bien? —alzó tres dedos para enfatizar su promesa. El emperador sonrió cálidamente al ver esto.

—Mn.

Wei Wuxian soltó una risita baja por la idea de usar un juego de horquillas junto a Lan Wangji. Sobre todo por el inmenso significado que llevaban.

El emperador subió su mano hasta la nuca de su concubino, y con facilidad, lo jaló para compartir un beso.

Lan Wangji sintió las manos cálidas de Wei Wuxian acariciar sus brazos hasta llegar a sus hombros. Sonidos de comodidad y complacencia se escaparon de las gargantas de ambos, uniéndose a los de sus labios moviéndose con tranquila experiencia.

—Debo ir a informar a shufu —cuando sintió que estaban rozando una línea de la cual no volverían hasta terminar, Lan Wangji se separó del beso. Wei Wuxian se rió y le dio otro beso rápido.

—De acuerdo. ¿Vendrás a mi palacio a dormir?

—Esa es mi intención. Dependerá de cómo reaccionen —Lan Wangji palmeó el muslo de Wei Wuxian, indicándole que se levantara.

Salieron juntos del Respiro Helado, con la promesa de intentar verse en el palacio de Wei Wuxian más tarde.

Wei Wuxian no fue en seguida a su hogar. Decidió ir a buscar a Xue Yang.

—Lograste deshacerte de uno más —Wen Qing estaba impresionada. Indirecta o directamente, Wei Wuxian tuvo que ver en la expulsión de los dos concubinos.

—No fue Wang Shu —murmuró Wei Wuxian mirando hacia la lámpara que Wen Ning estaba cargando para iluminar el camino.

—¿No?

—Las horquillas sí fueron robadas, pero no fue Wang Shu quien lo hizo —una sonrisa apareció en su rostro—Xue Yang las encontró días atrás en el palacio de Liang Yuyan. Hice que las colocara en el palacio de Wang Shu.

—¡¿Qué?! —gritó exaltada—¿Incriminaste a Wang Shu? ¡Wei Wuxian, ¿sabes qué castigo podrían darte si se descubre eso?! —Wen Qing había pensado que Wei Wuxian de verdad estaba angustiado por el robo, pero resultaba que ya estaba enterado y sabía bien dónde las horquillas estaban.

¿Entonces les hizo destrozar el Invierno Floral por nada?

—Necesito a Liang Yuyan aquí, no podía permitir que la echaran. Todavía no, al menos —Wen Qing parpadeó sintiéndose completamente confundida. No entendía a Wei Wuxian.

—Mi señor, si ella fue quien las tomó, ¿por qué no le preocupa que ella sospeche que usted incriminó a Wang Shu? —Mo Xuanyu se encontraba en la misma situación que Wen Qing.

—Jiang-shushu envió una carta hace unas semanas. El Clan Wang al parecer tuvo un repentino quiebre con el Clan Liang, ambos líderes estaban en descontento —Wei Wuxian frunció el ceño—Nie Huaisang tiene oídos por todos lados, él se enteró que era debido a un terreno entre los límites de sus territorios.

—¿Y por qué eso tiene relevancia contigo?

—Esas tierras están bajo la jurisdicción de Lanling Jin, mas siendo Jin Guangshan como es, y siendo que tiene buena relación con Yunmeng Jiang, les pidió que actuaran como un neutral en la disputa de esa propiedad. La iba a ceder a cualquiera de los clanes.

—¿Jin Guangshan cediendo territorio? —allí, la mujer bufó con sorna. Wei Wuxian estuvo de acuerdo con que era absurdo.

—Entonces pensé, ¿por qué dos clanes pelearían repentinamente por un terreno cuando llevaban años sin hacerlo?

Wen Ning ladeó la cabeza.

—Lo están pidiendo como pago por algo.

Es decir, que le hicieron algún tipo de favor al Clan Jin y como compensación, a ambos clanes se les ocurrió pedir la misma propiedad.

—Demasiada casualidad que todos estos clanes estén en el harén imperial, ¿no? —Wen Qing apretó la mandíbula en furia.

—Yao Qingshang no sabía sobre los perros, su padre sí... —entonces, para los hermanos Wen y para Mo Xuanyu fue claro.

—Por lo mismo de que ahora Liang-Fei no sabe con certeza quién incriminó a Wang Shu es que puedo atemorizarla para saber qué fue lo que ellos hicieron. El Clan Yao fue lo de los perros, ¿y ellos? —Wei Wuxian pensó en la carta de Jiang Fengmian. Su tío parecía preocupado por él, le advirtió que tuviera cuidado.

Llegaron hasta el jardín principal del Descanso de las Nubes. Los guardias yacían sin vida en el suelo, rodeados por charcos de sangre. Por la expresión de Xue Yang, acababan de morir. Wei Wuxian enfocó su mente en otro asunto, no queriendo pensar en que tuvo algo que ver en la muerte de esas personas.

—Asistente de Segunda Clase, llega justo a tiempo. El siguiente es Wang Shu —los ojos siniestros de Xue Yang brillaron con anticipación. Wei Wuxian se aguantó la intención de hacer un rostro disgustado.

—Solo vengo a recordarte que debes asegurar que la familia de las criadas que atestiguaron en contra de Wang Shu nunca pasen carencia. Ese fue el acuerdo.

Los hermanos Wen y Mo Xuanyu comprendieron de inmediato. Y, pese a que no les agradaba del todo la idea, admitían que dentro un harén –sobre todo imperial– no podías mantener tus manos limpias por siempre. Tampoco podías preservar tu completa inocencia, si querías sobrevivir, tenías que tomar medidas concisas y determinadas.

Xue Yang encontró a esas sirvientas tratando de sobornar a los cocineros para dejarlas tener acceso a la comida de Wei Wuxian. Aprovechando esa culpabilidad, las usaron para su favor. De todas maneras iban a morir por intentar envenenarlo, y sus familias pagarían de igual manera. Con el trato de ofrecerle protección a sus familiares después de sus muertes, las mujeres aceptaron hacer la confesión falsa.

—Le prometo que así será —el joven hombre aceptó la tarea. Luego miró de soslayo el jardín ya liberado de cadáveres, listo para recibir a Wang Shu—¿Se quedará a ver el castigo?

—No.

—Ah, es cierto. Es una víctima, pero no alguien vengativo —se golpeó de manera tenue la boca, jugando con haber dicho algo impropio.

Wei Wuxian le miró por unos segundos. A este hombre... sería mejor tenerlo de su lado que como enemigo.

Habiendo caminado una buena distancia, ellos todavía fueron capaces de escuchar los gritos de dolor que Wang Shu lanzó al aire cuando su castigo comenzó. Rogando a los cielos, rogando al emperador por perdón.

Wei Wuxian hizo lo mismo.

—¡Esto es una barbaridad! ¡Una salvajada!

—Es inaudito, jamás había escuchado de tantas muertes y desgracias en el Descanso de las Nubes en una sola noche...

El consejo había despertado con las voces aterradas de los sirvientes que avisaban sobre el castigo que Lan Wangji había impuesto esa noche hacia los guardias del Consorte Honorable Jin. Susurros atemorizados sobre la sangre que corría por el patio principal, cuerpos tendidos y gritos que desolaron hasta la más inocente alma dentro del palacio.

—Gran Maestro, esto es inadmisible, usted no crió al emperador para ser un tirano, ¡esto irrespeta nuestras costumbres y reglas! —los ancianos se volcaron hacia Lan Qiren al estar esperando a que el emperador llegara a la sala de reuniones.

—¿Qué reglas, qué costumbres? Pese a que nuestra secta tiene la bendición de los dioses de nuestro lado y se nos permita ser la dinastía que hoy en día somos, hay algo que no deben olvidar; el imperio siempre está primero que todo. Incluso de nuestras reglas.

Lan Qiren desaprobaba con ahínco la manera en la que el consejo ponía en tela de juicio las decisiones que su sobrino hacía como emperador. Miraba con recelo a quienes hablaban de más. No permitió que el poder de su sobrino fuera cuestionado de tal manera.

—Respetables Ancianos, estoy seguro de que mi hermano tiene una buena razón para este castigo. Esperemos a que Su Majestad nos explique —Lan Xichen trataba de calmar a los ancianos que estaban inquietos por enterarse de las muertes suscitadas en el palacio.

—¿Por qué Huangshang tiene que dar explicaciones? Es el emperador, no deberíamos cuestionar sus decisiones —la dura voz de Jiang Wanyin logró hacer que la habladuría se redujese hasta casi extinguirse. Los ancianos miraron con inquietud al Honorable Consorte Imperial.

—Honorable Consorte, el consejo está para guiar las decisiones del emperador hacia el beneficio del imperio. Esto podría hacer que el pueblo lo comience a ver como un emperador cruel —Lan Xichen miró a los ancianos que lo estaban viendo a él. En sus ojos estaba escrito su disgusto por el comentario de Jiang Wanyin. Y miraban a Lan Xichen como diciéndole "controle a su esposo".

Lan Xichen sonrió y colocó su mano sobre la de su esposo. Con esto, Jiang Cheng le miró, pensando que su marido lo estaba callando. Pero en los ocres ojos solo encontró apoyo de seguir regañando a los ancianos, así que él también sonrió.

—De acuerdo, entonces limítense a eso; guiar. Nadie puede cuestionar a nuestro emperador —Lan Qiren cabeceó en aprobación de las palabras de Jiang Wanyin. Pensaba en cómo no se arrepentía de permitir que Lan Xichen se casara con él. El futuro líder había demostrado que era un digno esposo para su sobrino mayor.

Justo en ese momento, Luo Qingyang llegó al salón.

—Su Majestad el emperador Hanguang-Jun ha llegado.

—Que los cielos le den mil años de vida.

Lan Wangji tomó su lugar en su trono, mirando hacia los ancianos seriamente desde la altura. Hanguang-Jun era conocido por ser un emperador clemente. Sin embargo, ante el consejo era distante y mesurado.

Y con Wei Wuxian era el emperador más atento y cálido. Wei Wuxian no conocía la frialdad de la cual todos en el palacio hablaban que el emperador emanaba.

Por eso, porque su afección hacia Wei Wuxian era grande como el mar, fue que habló con serenidad.

—He venido a informar sobre la ejecución de los sirvientes del Consorte Honorable, para que hagan un registro —miró hacia la mujer que se encargaba de transcribir en pergaminos los puntos más importantes de las reuniones del consejo. Antes de que alguien pudiera exclamar, él continuó—Sucedió un disturbio en el harén; los guardias de Jin-Guifei agredieron a Wei Ying y fueron ejecutados por esta razón.

Jiang Cheng se sobresaltó de inmediato.

—¿Wei-Daying está bien? —su mano se puso en su vientre abultado. La mano de Lan Xichen le dio varias caricias para tranquilizarlo.

—Tranquilo, corazón. Tenemos que cuidar a nuestro bebé —pese a eso, Jiang Wanyin seguía mirando impaciente al hombre sentado en el trono.

—Honorable Consorte, dele tranquilidad al bebé en su vientre. Le aseguro que Wei Ying se encuentra en perfecto estado —solo así el futuro líder pudo suspirar aliviado y acomodarse en su asiento de nuevo. Bajó la mirada hasta donde su precioso hijo crecía, lo acunó con sus manos.

—Si eso es así, ¿entonces por qué las ejecuciones? —un anciano se aprovechó de la intervención del esposo del Primer Príncipe para tomar la palabra y cambiar el rumbo.

—Porque, evidentemente, actuaron por cuenta propia. Nadie en este palacio puede tocar a alguien del harén sin mi permiso.

—¿A alguien del harén o a Wei Wuxian? —una voz se escuchó, mas no se vio una cara—Porque todos los castigos que se han impuesto hasta ahora han sido producto de algún altercado con el Asistente de Segunda Clase.

—Majestad, por favor, reconsidere su decisión de favorecer al Daying. Desde que llegó solo ha habido problemas en el harén —otro anciano secundó al primero.

—¿Pero por qué es culpa del Daying? Huangshang mismo ha sido quien atendió los casos y decidió que la culpa recaía en los concubinos —Lan Taiyu dio un giro a la conversación con su pregunta—Esto habla más de un harén poco educado más que de un concubino particular problemático.

Jiang Cheng aprovechó la oportunidad, como un halcón, vio su momento para clavar su filosa lengua en la conversación.

—Ciertamente carecen de educación, incluso olvidan sus modales en presencia de un Honorable Consorte —les recordó el incidente de cuando les escuchó hablar mal de Wei Wuxian mientras él estaba en Caiyi. Con eso, los ancianos que hablaron en favor de los concubinos se quedaron callados.

—Wang Shu fue despojado de su título y castigado por ladrón —habiendo aclarado ese asunto, Lan Wangji siguió con su informe. Lo que Jiang Wanyin dijo le servía de mucho, sembraba en los ancianos un cambio de opinión sobre el harén. Si ellos creían que eran problemáticos, sería más sencillo abogar por su disolución.

—¿Ladrón? De modo que también son ladrones —Jiang Cheng se rió y negó con la cabeza. Vaya concubinos apropiados encontraron los ancianos.

—Tomó las horquillas que le regalé a Wei Ying en su llegada al harén —el salón entero jadeó en horror. Todos sabían de las horquillas, y entendían por qué Su Majestad había sido duro con los castigos por toda la situación.

—¡Insolentes! ¿Cómo se atreven? —Lan Qiren cerró los ojos enojado. Tales comportamientos eran una vergüenza, no podía creer lo que diría, pero...—Incluso el Asistente de Segunda Clase no se atrevería jamás a hacer algo como esto.

—Majestad, está claro que debía imponer orden entre esos revoltosos concubinos. Estos venerables consejeros entienden —se escuchó a lo lejos—Nosotros no podemos perdonar la falta de principios dentro del palacio.

Lan Wangji estuvo satisfecho con que los consejeros concordaran con él. Empezarían a ver la molestia que el harén era para él.

—Majestad, tal vez sea tiempo de asignar el puesto de Emperatriz. Así se podría tener algo de control, una emperatriz sensata pondrá un fin al caos en el harén —Jiang Cheng sintió su estómago caer ante las palabras. Miró preocupado a su marido. El color amatista en sus ojos brilló en un ruego por su intervención.

Lan Xichen tuvo la intención de ayudar, sin embargo, una voz se le adelantó.

—Luo-Changzai es la mejor opción de entre todo el harén; viene de un clan que se especializa en producir mujeres fuertes en cuerpo y mente —Lan Wangji controló su reacción de pánico, pues ante la sugerencia de Luo Huyin, las cabezas de los demás consejeros asintieron entusiasmados.

—Así es, seguramente ella sabrá cómo mantener al margen a los demás —apoyaron otras voces.

Lan Taiyu vio con gracia y ternura el pavor en los ojos dorados de Lan Wangji, se rió para sus adentros. Un Lan no podía ocultar el amor de las ventanas del alma; los ojos. Por eso ser emperadores era una tortura para muchos, porque de enamorarse, estar juntos con su persona amada era un desafío enorme.

Qingheng-Jun también perdía el color al verse obligado a estar con los demás miembros de su harén.

¿Y quién era Lan Taiyu si no ese condescendiente consejero que ayudaba a los emperadores de la dinastía?

—¿Y el Asistente de Segunda Clase Wei? Considero que sus cualidades son igual de aceptables para el puesto —puso sobre la mesa su primera jugada. Dependía del emperador y los aliados de Wei Wuxian el seguir. Contento, notó que Jiang Cheng golpeó la mano de Lan Xichen para hacerlo hablar.

—Sí, sí —se apresuró a decir el Primer Príncipe, llamando la atención del consejo—El Asistente de Segunda Clase ya es compañero de cultivo de mi hermano, tiene entrenamiento en liderazgo y su nivel de cultivo le permitiría vivir muchos años al lado de nuestro emperador.

—Además, sus hijos con Huangshang serían producto del cultivo dual, serán príncipes y princesas fuertes —Jiang Wanyin se unió a los esfuerzos de su marido.

—Sin embargo, no es secreto para nadie que su comportamiento deja mucho que desear. Todos sabemos del percance en su primer día de estudios en el Descanso de las Nubes.

Lan Qiren rezongó con un sonido al recordar la osadía de Wei Wuxian al meter alcohol en su hogar en el primer día de clases. Sin dudas, era un desvergonzado.

—Era joven —Lan Taiyu se rió bajito—Además, es hijo de Cangse Sanren, debíamos haberlo previsto.

—¡Es verdad! Es hijo de una poderosa cultivadora, se decía que su madre estaba cerca de alcanzar la inmortalidad —Lan Wangji respetó aún más a Lan Taiyu por el apoyo que le estaba dando. El consejo pareció encantarse por el recordatorio, varios de ellos sonrieron emocionados.

—Su linaje es adecuado, si Su Majestad tuviese un hijo con él, sumados a que serían hijos de dos poderosos cultivadores, los genes de Cangse Sanren podrían impulsar la probabilidad de que alcancen la inmortalidad a temprana edad —y tener a príncipes con esa fuerza era un beneficio que ningún clan desperdiciaría.

El rostro de Lan Wangji se iluminó en ilusión. La opinión de Wei Wuxian era buena entre el consejo, si se mantenía así, posiblemente no se negarían a darle el puesto.

—Y, lo más importante, al emperador le agrada. La comodidad de Su Majestad es importante para preservar su salud —Jiang Wanyin puntualizó radiantemente.

—Majestad, ¿qué piensa sobre convertir al Asistente de Segunda Clase en su Emperatriz Masculina?

«¡Sí, por los cielos, sí!» Quiso decir incluso antes de que la pregunta terminase.

Se aclaró la garganta un poco avergonzado de su entusiasmo.

—Wei Ying es indicado. Estoy seguro que tomaría sus responsabilidades con seriedad y respeto —Wei Wuxian podía ser travieso, pero Lan Wangji lo había visto, cuando la situación llamaba a la prudencia, Wei Wuxian se comportaba acorde a esta—Además, como esposos oficiales, él y yo nos trataríamos con respeto y fidelidad. Sería un ambiente de paz para nosotros.

Y el pueblo vería esto, a sus gobernantes teniendo una relación armoniosa, ¿cómo podrían sentirse con miedo viendo que sus emperadores mantenían un matrimonio pacífico? Sabrían que pondrían todo su empeño en las cuestiones del pueblo.

—Solo hay un problema; no tiene clan. Huangshang, tiene otras relaciones de las cuales cuidar —Jiang Cheng clavó su mirada con intenciones mortales hacia la dirección del lugar donde ese comentario se escuchó—El Consorte Honorable tiene al Clan Jin como apoyo. Lanling Jin ha mantenido una amena relación con el imperio desde generaciones atrás.

Estando tan cerca de convencerlos, Lan Wangji se desesperó por el cambio repentino.

—Viendo que no llegamos a un acuerdo, sugeriré un determinante —al menos tenía el consuelo de saber que no estaban completamente opuestos a Wei Ying como su emperatriz—El concubino que dé a luz al primer príncipe será quien se convierta en mi emperatriz.

Jiang Cheng suspiró en alivio. Wei Wuxian le contó sobre la confesión de Lan Wangji, eso le calmaba. Lan Wangji no se acostaba con nadie más, la única manera en la que podrían embarazarse era el método de transfusión de energía.

—Majestad, ¿eso no es algo desventajoso para los demás consortes? Sabemos que el Asistente de Segunda Clase es su favorito, ¿no es eso una gran ventaja?

—Es una compensación justa por todos los inconvenientes que ha pasado a causa del harén —Lan Taiyu intervino rápidamente.

—Me parece apropiado —para sorpresa de muchos, Lan Qiren posó su apoyo en Wei Wuxian. Esto era increíble para muchos, el Gran Maestro no tenía una relación amena con Wei Wuxian, ¡eso era una verdad que todos sabían!

No obstante, ahora estaba apoyando la posibilidad de volverlo emperatriz de su sobrino. Sin duda había visto algo en él, ¿no? Y todos confiaban en el raciocinio del Gran Maestro. Por eso estuvieron entusiastas de coincidir con él.

—Sí, ha sufrido bastante. Merece tener el privilegio —Lan Xichen cubrió su boca con la manga de su túnica. Su hermano estaba sonriendo de manera resplandeciente, estaba feliz, encantado y emocionado por la aceptación. Resultaba adorable ver sus ojitos llenarse de ilusión.

Lan Wangji no quiso parecer desesperado por sellar el acuerdo, tuvo que luchar por no dejar ver su felicidad por la aprobación general.

—¿Todos de acuerdo? —preguntó manejando el tono de su voz para hacerla serena.

—Estos están de acuerdo, Su Majestad.

Su mirada entonces se posó en su familia, pues de ellos debía obtener la última aprobación. Lan Xichen le sonrió, Lan Qiren cerró los ojos y Jiang Wanyin tenía algo parecido a una sonrisa en su rostro cuando lo giraron a ver.

—Estamos de acuerdo, Huangshang.

Eso sellaba el acuerdo.

Cuando Wei Ying le diera a su primer príncipe, entonces nadie podría impedirle el convertirlo en su emperatriz. Su esposo oficial.

No me crucifiquen, la universidad me atrapó y no me soltó hasta ahorita 😭

Estoy muy emocionada por este capítulo ~(˘˘~) ¡Nuestro nene se echó a sus primeros muertitos! Ya sería una sultana de verdad jsjs.

Sé que algunas personas van a pensar que me excedí con los castigos, pero investigué un poco sobre los castigos antiguos en China y sí estaban brutales jaja, siento que no fui tan severa.

¿Qué les pareció? Me gusta leer sus comentarios

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