Capítulo XI: Resentimiento.
—Madame —Jinzhu tocó firmemente la puerta de la oficina, con la otra mano sostenía los pergaminos los cuales tenía la intención de entregar a su señora.
—Pasa —tuvo su respuesta casi de inmediato. Yu Ziyuan se encontraba ocupada organizando lo necesario para la próxima cacería nocturna a la cual saldría con sus sirvientas en menos de unos días. Limitó el acceso a su residencia para que únicamente ellas pudieran entrar para no ser perturbada por nadie.
En realidad, necesitaba una excusa para irse del Muelle del Loto. Desde que Jiang Fengmian la relevó de sus cargos con los discípulos y entrenamientos, ella no encontraba qué hacer con su tiempo libre. Su hija estaba concentrada en preparar su boda y Yu Ziyuan no tenía ninguna intención de intervenir en ello. Luchó mucho con Jiang Fengmian para lograr convencer al hombre de permitir un compromiso entre su hija y el hijo de su hermana jurada desde temprana edad, no haría nada para arruinar esa boda.
A pesar de que Jiang Fengmian en un principio creía que su hija debía casarse por amor, al final Yu Ziyuan logró concretar el compromiso.
Con eso robando todo el tiempo y atención de la joven mujer, Yu Ziyuan tenía que encontrar otra cosa en la cual gastar su tiempo libre. Y, ¿qué mejor manera de aprovecharlo que haciendo más grande su nombre como la Araña Violeta? Salir a cacerías le daría fama a su nombre, eso sí que valía la pena bajo su criterio.
Además, no es como si Jiang Fengmian le prestara atención. Vivían en ubicaciones distintas dentro del Muelle del Loto. Se veían poco y cuando lo hacían, el hombre ni siquiera la miraba, ignoraba su presencia como si no estuviera allí.
Claramente eso hacía su sangre hervir, mas, tenía las manos amarradas y le imposibilitaban el actuar para hacer valer su posición como madame. Luego de que su clan madre se enterara de la situación, enviaron dos cartas; una de disculpa hacia Jiang Fengmian y una de amenaza hacia ella. En pocas palabras, su madre le dijo que tenía estrictamente prohibido seguir ensuciando el nombre de su familia o de otra manera la desconocerían como una Yu.
Por consecuente, incluso cuando algo le hacía enojar, tenía que callarse sus comentarios con tal de no perturbar al Líder de Secta Yunmeng Jiang. La estaban humillando, ella no era una mujer que bajara la cabeza solo porque a su esposo no le gustaba escuchar la verdad. Pero no tenía otra opción. Su madre la desconocería como descendiente del Clan Yu, y eso era lo último que permitiría mientras estuviera viva.
Así es como se limitaba al trabajo que le permitiera estar en su residencia, en su oficina lejos del área común.
—Hemos recibido las cartas de confirmación de los invitados a la boda de la doncella Jiang —el tema llamó su interés de inmediato. Hizo un ademán que le permitió a Jinzhu acercarse hasta su mesa.
—¿Mi clan está entre ellas? —dejó de lado los pergaminos con los sellos de los demás clanes y sectas sin pensarlo dos veces. Poco le importaban.
Revisó cada pergamino hasta que encontró el sello de su familia, lo abrió para leer su contenido.
La carta estaba escrita para Jiang Fengmian. Solo lo saludaban a él y lo reconocían a él como líder de la secta.
La furia comenzó a llenar los sentidos de la furen, su mandíbula se tensó y sus dedos arrugaron el papel que sostenía. Zidian, la poderosa arma espiritual de primera clase, chispeó. Jinzhu supo leer la expresión en el rostro de su ama –sumado al craqueo del anillo– y dio algunos pasos discretos hacia atrás, queriendo evadir lo que sea que el ataque de ira causaría en su señora.
Madame Yu pensó en el ultimátum de su madre.
«Cesa de tus berrinches, hundirás a la familia»
Ella no quería enojarla más. Tomó varias respiraciones cortas y rápidas para calmar su estado, cerró los ojos para ayudar a la causa. Una vez todo volviera a la normalidad, cuando ella retomara su poder en la secta, entonces nadie se atrevería a condicionarla. No habría más castigos, no habría más amenazas.
A su visión llegó una probada del fino sello de nubes perteneciente a la Familia Imperial. Con menos propensión, estiró su mano para alcanzar la carta.
«Su Majestad el emperador agradece la invitación para presenciar la unión entre las familias Jiang y Jin. El emperador le desea a la pareja años prósperos de felicidad mutua.
Su Majestad confirma su asistencia junto al resto de su familia; el Gran Maestro Lan Qiren, el Primer Príncipe Lan Xichen y el Primer Príncipe Consorte Jiang Wanyin.
Además del Consorte Honorable Jin Zhiruo y el Asistente de Segunda Clase Wei Wuxian...»
Al leer ese nombre en particular, la rabia volvió a apoderarse de Yu Ziyuan. Ese miserable hombre había causado tanta desgracia desde mucho tiempo atrás. Verlo siendo uno de los acompañantes del emperador en la boda de su propia hija era como un insulto a su persona.
Poco podía hacer por cambiarlo, Jiang Yanli fue quien insistió en tenerlo como invitado y Jin Zixuan aceptó, no teniendo el corazón de negarle algo a su prometida. Esa decisión fue por cuenta de su hija, todo por él.
Se metió en los corazones de su familia con sus mentiras, sus sonrisas falsas y esa desagradable personalidad con la que parecía hechizar a todos. Los pucheros que manipulaban a su hija, las palabras de apoyo incondicional hacia su hijo y el supuesto cariño paternal hacia Jiang Fengmian, todo él era un conjunto de engaños y mentiras para tener a su familia en la palma de su mano.
Tal y como sus padres.
Cangse Sanren se decía ser amiga de Jiang Fengmian, Wei Changze le juró lealtad, que nunca lo abandonaría como su subordinado, ¿y qué hicieron ambos? Escaparon apenas tuvieron la oportunidad, dejaron solo a Jiang Fengmian, lo traicionaron y lo dejaron atrás. Y pese a todo, su esposo los perdonó fácilmente cuando ellos se reencontraron. Débilmente, Jiang Fengmian olvidó lo que hicieron e incluso incitó que sus hijos fueran amigos del hijo de esos traidores.
Era increíble que nadie más se diera cuenta del poder que esa familia tenía sobre la suya. Aun después de muertos, pareciera ser que ella nunca podría ganar contra ellos. Los padres ya no estaban, quedaba solamente el hijo. Y era todavía peor.
Bastó con un par de lágrimas y actuar ofendido para que toda su familia se fuera en su contra. Jiang Yanli la trataba más como una persona a la cual le debía respeto, mas en realidad no lo sentía, Jiang Cheng escribía constantemente a su padre y escasamente a ella. Fengmian era lo mismo.
Todas las cosas que Wei Wuxian podía manipular a su antojo dentro de su propia familia le disgustaban.
Solo rezaba por ver llegar el día en que viera a esa escoria traicionera caer.
Xiao Xingchen alzó la mirada hacia la ciudad, sus ojos buscaron inconscientemente todas las diferencias que sus recuerdos y la realidad frente a ellos ofrecían. Yiling había cambiado mucho. El pasar de los años inevitablemente tuvo sus efectos en la ciudad que visitaba de forma constante durante sus estancias con su shijie.
—Es extraño, no hemos visto a ningún centinela o discípulo Wei —murmuró para su esposo.
Song Lan concordó con un cabeceo, ambos cultivadores solitarios llevaban al menos dos horas caminando por las calles y en ningún momento se toparon con las túnicas negras representativas del Clan Wei alrededor.
Además, la carta que enviaron con una paloma mensajera no obtuvo respuesta por parte de su shijie o su esposo. No se preocuparon puesto que la enviaron cuando estaban a unos días de llegar a Yiling, una costumbre que ya tenían con la otra pareja.
Caminaron por las calles con confianza, la hermosa ciudad podría haber cambiado durante los años que la pareja se alejó del mundo del cultivo, sin embargo, Xiao Xingchen todavía recordaba perfectamente el camino hasta la montaña de su hermana marcial.
Mas, al llegar al pie de esta, el aliento abandonó el cuerpo de Xiao Xingchen cuando vio de cuenta propia que todo había desaparecido.
El camino de madera que marcaba la ascensión de la montaña no estaba, los estandartes con el logo del clan también estaban ausentes. Cuando el hombre posó sus cristalizados ojos en lo alto ya no pudo ver los techos de las construcciones a lo lejos. Su corazón se estrujó, sus piernas se sintieron débiles de repente y la garganta se le cerró en una dolorosa revelación.
Su shijie sí estaba muerta.
—No... —se tocó el pecho para tratar de aliviar el dolor, ese sentir ácido que se esparció por todo este lentamente mientras miraba horrorizado lo vacía que la montaña lucía sin la vida de la Secta Wei Cangse dándole luz.
—Xingchen... —su esposo fue cauteloso al acercarse a su amado desde atrás. Él también estaba conmocionado por la implicación de lo que veían, pero su mayor preocupación estaba con su esposo.
—No es posible, no —Xiao Xingchen negó con la cabeza, y con toda su fuerza de voluntad se obligó a sí mismo a responder y mover sus piernas hacia arriba—Ellos no- shijie y A-Ying no pueden...
Song Lan dejó ser a su esposo, permitiría lo que su corazón dictara para liberar el dolor. Si lo que su amado necesitaba era ver con sus propios ojos que la secta ya no se encontraba más, lo único que podía hacer era estar a su lado para ser ese pilar que lo sujetaría cuando inevitablemente sucumbiera preso de la tristeza.
Con el corazón en la mano, Xiao Xingchen subió la montaña con pasos torpes y apresurados. Su mente repetía desesperado que cuando llegara a la cima, su shijie estaría allí, le sonreiría al verle y abriría sus brazos para recibirlo con un cálido abrazo después de años sin verse. Wei Changze le daría esa amable sonrisa suya, y Wei Ying, su adorado shizhi entonces se reiría como siempre hacía.
Sin embargo, a medida que caminaba –corría– hasta su destino, su esperanza se quedaba atrás en sus pasos. No había linternas colgando, tampoco había jóvenes discípulos jugando o descansando. Todo parecía haberse esfumado.
Finalmente llegó. Y su corazón se partió en miles de pedazos cuando encontró... nada.
No había nada. Solo vegetación y un horizonte limpio de las residencias donde el Clan Wei vivía. El lugar se veía como si la secta jamás hubiera existido, no había rastro alguno de su existencia. Xiao Xingchen se dejó caer de rodillas al dejar ir las primeras lágrimas, Song Lan estuvo a su lado en un parpadeo.
—No... esto no puede ser —su voz se quebró y ahogó en su dolor. Sus manos tocaron la tierra, se enterraron en ella y permitiendo que su sufrimiento lo gobernara, el cultivador solitario apretó sus puños para agarrar la tierra entre sus manos.
La tierra que se escapó de su agarre cayó por los costados y entre sus dedos como arena, junto a ella cayeron las lágrimas de Xiao Xichen. Su cabeza hizo lo mismo con un sentimiento de derrota, de pena y luto.
Gruñó frustrado.
¿Qué podría haber pasado para desaparecer una secta entera?
—A-Chen —le llamó Song Lan en una suave y reconciliadora voz, le dio espacio para que su esposo llorara la pérdida en paz, no obstante, también ansiaba colocar sus brazos alrededor de su cuerpo para consolar a su amado. Aliviar el dolor de su alma.
Xiao Xingchen se rompió enteramente con el tacto de su marido. Su corazón sabía que Song Lan era un lugar seguro para mostrarse vulnerable y eso terminó por romperlo. Dejó ir la tierra que había tomado y aceptó los brazos del hombre que lo rodearon.
—¿Qué sucedió? —lloriqueó con el nudo de su garganta creciendo, escondiéndose del mundo cruel y encontrando su refugio en el cuello de su marido—¿Cómo puede ser esto posible?
Una guerra. Eso le respondieron los comerciantes a quienes cuestionaron después de bajar. Los hombres y mujeres que le explicaron todo lo sucedido inicialmente le miraron raro al preguntar por la secta. Sus ojos los juzgaron como si hubiera dicho una mala broma, ellos pensaron que el cultivador estaba burlándose de la difunta secta. Pero una vez entendieron que verdaderamente él era ignorante de todo lo acontecido en los últimos años, además de explicar su conexión cercana con la secta, sus miradas poco a poco se llenaron de pena y lástima por él. Sobre todo al ver el rostro desolado al preguntarles.
Xiao Xingchen, después de recuperarse de su impacto, rezó en la montaña por las almas de su shijie, esposo e inocentes discípulos que perecieron como héroes. Los relatos del pueblo estaban llenos de halagos hacia la Secta Wei Cangse, sus nombres eran pronunciados con respeto por la noble labor que hicieron por la guerra. Murieron con honor. Murieron defendiéndose. Fueron vengados y finalmente descansaban en paz.
El corazón de Xiao Xingchen sintió un abismal alivio cuando le fue informado que su shizhi había sobrevivido al ataque.
—¿Dónde está? Amable señora, ¿sabe usted dónde está el Joven Amo Wei? —la anciana que le dio la noticia sonrió contenta al ver que una simple oración logró llenar de optimismo la cara del cultivador. Le sentaba mejor que la tristeza propia del luto.
—Puede estar tranquilo, Wei-gongzi está en buenas manos —la otra jovencita soltó risitas tímidas junto a su abuela, el intercambio dejó confundido a Xiao Xingchen. No entendía qué había de gracioso en estar preocupado por el paradero de su shizhi.
—Sí, está en muy buenas manos —dijo entre risitas la joven.
—Disculpe, ¿eso qué significa? —Song Lan se comenzaba a impacientar, Xiao Xingchen estaba desesperado por saber qué había sido de su sobrino marcial, no podían jugar así con una persona que acababa de enterarse de la muerte de sus seres queridos.
—Wei Wuxian, o, mejor dicho, el Asistente de Segunda Clase se unió al harén imperial meses después de la tragedia.
Xiao Xingchen no se esperaba escuchar esa respuesta. Entre todas las posibilidades que cruzaron por su mente, nunca estuvo el escenario donde su sobrino se uniera al harén imperial. Sintiendo que su alma gemela también tuvo la misma reacción, se giró para verlo.
Song Lan estaba igual de anonadado que él.
—También fue una sorpresa para nosotros, respetables cultivadores —explicó la señora—Nadie se lo esperaba. Pero, deberían ver al emperador con su Daying.
La nieta tomó la oportunidad para aportar lo que había escuchado, entusiasmada, se acercó a los hombres para asegurar la intimidad de su conversación.
—Dicen que es la luz plateada de los ojos dorados de Su Majestad. En Caiyi es bien sabido que Hanguang-Jun estima en demasía a su consorte favorito, ¡afirman haberlos visto compartir un momento adorable mientras jugaban en los techos! —los cultivadores no podían creer lo que escuchaban.
Xiao Xingchen escuchó atentamente todo lo que las mujeres tuvieron que decirle acerca de su sobrino marcial durante los últimos meses. Le dijeron que seguramente tenía una buena vida dentro del palacio, y siendo favorecido por el emperador, era imposible que tuviera carencias. Saber eso calmó el turbulento corazón del cultivador solitario. Conocer el paradero de su adorado shizhi le dio una nueva motivación para continuar con su viaje hasta encontrarse con él.
—He escuchado que el emperador le envía bandejas de su propia comida, ¡preparadas por los cocineros reales! ¡Ah! ¿Y no ese aprendiz de sastre dijo que el palacio pide las mejores telas para la Familia Imperial, incluyendo al Daying? —la señora volteó hacia su nieta, la joven cabeceó alegre para confirmar las palabras de su abuela—Deberían saber, honorables cultivadores, que todos los que visitan al palacio hablan sobre cómo el emperador encarga que el Asistente de Segunda Clase siempre esté cuidado.
—Los que dicen haberlo visto mientras el Daying se encontraba en su camino hacia el emperador alababan su belleza, lo describen como un dios. ¡No hay de qué preocuparse!
Ellas pasaron unos minutos hablando sobre los rumores que salían del palacio. Por lo que se decía, Xiao Xingchen tuvo la seguridad de que su sobrino estaba en buenas condiciones. Al menos eso era una preocupación menos sobre sus hombros.
—Llegaremos a Caiyi en unos días, el Descanso de las Nubes no está muy lejos luego de eso —Song Lan pagó una posada donde pasar la noche antes de reanudar su travesía con la nueva dirección que obtuvieron ese día. Partirían hacia Caiyi apenas saliera el sol, Xiao Xingchen estaba impaciente por ver a Wei Wuxian, no encontraba la tranquilidad para no irse de inmediato en su búsqueda—Deberíamos enviar una carta al palacio, así nos dejarían pasar cuando lleguemos.
—¿Deberíamos enviarla a nombre de A-Ying o de Huangshang? —Xiao Xingchen pensaba en el título que su sobrino poseía dentro del imperio. Un Asistente de Segunda Clase... en el harén imperial. Resultaba extraño pensar en la nueva circunstancia de Wei Wuxian. Verlo como un concubino sería una impresión difícil de adaptarse.
—Ambos. No debemos faltarle el respeto al emperador —Song Zichen vio a su esposo asentir, luego estirar su mano para tomar el papel y la tinta sobre la mesita. Sus trazos elegantes comenzaron a escribir la carta dirigida hacia el palacio real.
Song Lan agradecía que saber sobre el bienestar de Wei Wuxian logró calmar el lamento dentro de la mente y corazón de su esposo. La trágica noticia sobre lo sucedido con su shijie estuvo a punto de arrastrarlo hacia el abismo del luto, solo enterarse de la supervivencia de su shizhi impidió otra tragedia.
Si Xiao Xingchen no se dio cuenta de que su sobrino también corría peligro dentro de un harén imperial, Song Lan no sería quién se lo informara hoy.
Por hoy, dejaría que su dulce esposo disfrutara del bálsamo que la noticia traía a su herido corazón. Él mismo no tenía la fuerza de voluntad de preocuparlo.
Wei Wuxian sintió su boca ser tapada por una grande y tibia mano de jade, ese acto impidió que un vergonzoso gemido saliera desde lo profundo de su garganta. Una de sus propias manos sostuvo temblorosamente la muñeca de su emperador.
—Lan-Er-Gege... piedad... apiádate de tu- ¡Oh! De tú po-pobre concubino —dicho concubino cerró los ojos cuando su petición en lugar de ser cumplida fue completamente ignorada por Lan Wangji.
—Si realmente quieres que pare... deberías- deberías dejar de hablar —entre gruñidos y pausas para disfrutar, el emperador le respondió.
Era evidente que el callarse no era una habilidad que Wei Wuxian poseyera.
Si acaso solo logró provocar más los deseos impuros del hombre que arremetía contra su cuerpo con una fiereza y fuerza que enviaba poderosas oleadas de placer por la piel de Wei Wuxian.
Con los dientes apretados, Lan Wangji continuó.
—Reconoce... tus errores —él también apretó los ojos. El cuerpo de Wei Wuxian lo recibía con facilidad y algunos apretones que desataban la locura carnal en Lan Wangji. Sus gemidos únicamente lo animaban a ser más duro, rápido y firme con el movimiento de sus caderas al entrar y salir de su amado.
—¡Este humilde concubino sabe que ha fallado! —todavía con la mano sobre su boca, Wei Wuxian encontró la forma de que su respiración caliente y palabras salieran—Er-Gege, por favor... más.
No se suponía que debía estar disfrutándolo.
Se suponía que este era su castigo por causar una pelea en el harén.
Los consortes no pudieron resistirse a la tentación de usar la oportunidad que el Asistente de Segunda Clase les dio ese día, acusaron a Wei Wuxian con Su Majestad apenas tuvieron la oportunidad, bajo la ingenua y vaga esperanza de que recibiera un castigo apropiado frente a ellos. Quizás volver a verlo de rodillas sería un buen comienzo.
Sin embargo, claramente nada de lo que ansiaban sucedió.
Al escuchar las palabras exactas que Wei Wuxian dijo hacia los demás concubinos, los ojos de Lan Wangji se volvieron oscuros cuando miraron hacia el susodicho. Wei Wuxian se encontró en la penosa necesidad de cruzar sus piernas al interpretar el deseo en los ojos de Hanguang-Jun. Los demás no se dieron cuenta, no podrían. Ellos no sabían cómo los ojos áureos del emperador se llenaban de deseo, no podrían reconocer cuándo su mirada delataba sus intenciones.
—Mn. Wei Ying debe recibir un castigo apropiado.
Para ellos era una reprimenda, para Wei Wuxian, era un aviso claro y conciso de lo que sucedería.
Sus amigos fueron llevados lejos de su palacio, parte del castigo era que no recibiría sus servicios durante el resto del día. Wei Wuxian sabía en realidad por qué Lan Wangji ordenó aquello. Los envió lejos para tener privacidad en el Invierno Floral.
Y cuando la noche llegó, Wei Wuxian ya se había alistado para recibir su castigo. Preparó su baño con las esencias florares que Wen Ning alcanzó a dejarle a mano antes de ser escoltados fuera del palacio. Realizó su rutina nocturna con normalidad, solo que en lugar de colocarse sus túnicas de dormir, se dejó una fina bata de seda blanca para cubrir su cuerpo desnudo.
Al llegar Lan Wangji, él se levantó de su cama sintiendo un poco de vergüenza por la falta de ropa. Se sentía como si fuera una mayor audiencia quien le estuviera viendo, pero en realidad solo había una mirada dorada haciéndolo. La única mirada que estaba permitida de ver su actual desnudez.
—Huangshang... —susurró bajando la mirada. La de Lan Wangji era pesada mientras recorría la silueta de su cuerpo. La túnica blanca abrazaba sus curvas gentilmente, delineando no solo la cintura estrecha del consorte, sino que también acentuaba sus caderas para el disfrute de Hanguang-Jun.
—De rodillas —Wei Wuxian sintió ganas de sonreír en anticipación. Para ese punto, no había nada que negar. A él también le gustaban sus encuentros y noches juntas, tanto o más que a Lan Wangji. No obstante, se aseguró de ocultar su felicidad mientras se tiraba sobre sus rodillas.
Lan Wangji vio a Wei Wuxian caer suavemente sobre sus rodillas. Las gentiles manos del concubino se colocaron encima de sus muslos apenas cubiertos por la túnica de seda, sus labios repentinamente se sintieron secos. El cabello de Wei Ying estaba suelto, cayendo a sus costados en finos mechones que afilaban su rostro.
La belleza de Wei Wuxian era para entregar el imperio entero por ella. Nada podría comparársele jamás.
—Wei Ying sabe por qué recibirá su castigo —afirmó acercándose a pasos lentos y tranquilos. Llegando frente a Wei Wuxian, una de sus manos se movió para colocar dos dedos debajo el mentón del concubino, para hacerlo elevar suavemente la mirada platina hasta la suya. Bajo su tacto, Wei Wuxian tembló en anticipación.
—Este concubino lo entiende, Majestad. Haga lo que considere apropiado, mi emperador —Lan Wangji lo vio, notó el momento justo cuando Wei Wuxian rompió con el juego que ambos sostenían—Lan Zhan, ¿qué planeas hacerme, uhm? ¿Debería tener miedo, Er-Gege?
Lan Wangji le demostró que el único temor que debía tener era el de no seguir siendo capaz de caminar dignamente al día siguiente. El ataque fue feroz, Wei Wuxian pronto fue lanzado a la cama con una sutil rudeza que logró hacerlo jadear en asombro al ser recibido por su suave colchón.
—¡Ah, Lan Zhan! —antes de que pudiera analizar lo acontecido, su túnica fue arrancada de su cuerpo por dos ansiosas manos. No tuvo tiempo de quejarse del frío cuando esa sensación desapareció para darle lugar al cálido toque de las manos del emperador sobre su cuerpo.
Subió sus ojos, llenos de impresión y gusto, y captó la mirada de su emperador admirando su cuerpo lentamente. La mano de Lan Wangji recorrió desde sus pectorales hasta el inicio de línea V en su vientre bajo. Cuando su pene semirrígido rozó con la muñeca del hombre, involuntariamente alzó sus caderas en busca de más tacto. Esto llamó la atención de Lan Wangji, quien posó su mirada en la suya tras la necesitada acción.
Sin decir nada, la mano de Wei Wuxian encontró un lugar detrás del cuello de su emperador y tiró de la zona para enviar los labios de Hanguang-Jun directo a los suyos, donde los recibieron con adoración. No podía mencionar algo más que le encantara más que besar a Lan Zhan.
El castigo inició entre besos llenos de cariño, sonrisas contentas por parte del concubino y una cinta que fue amarrada en una de las muñecas ajenas.
Lan Wangji presionó a Wei Wuxian debajo de su cuerpo, agradeciendo sentir las intrépidas manos del joven hombre acariciarlo apenas estuvieran cerca. Los dedos de Wei Wuxian lo tocaban como si quisieran grabar su camino por todo el cuerpo, marcarlo con su necesidad. A Lan Wangji no le importaría.
Había algo, un factor embriagante en el pensamiento de llenar a Wei Wuxian con su ser. De todas las formas posibles. Y lo que resultaba ser aún más adictivo, era presenciar el gusto, complacencia y aceptación con la que Wei Wuxian recibía todo lo que le ofrecía. Era una maravilla verlo sonreír, cerrar los ojos y tirar la cabeza hacia atrás cuando Lan Wangji se encajaba más profundo en su cuerpo para llenar su interior con su ser. Su voz llamándole en placer... podría volverlo loco.
Sin dudas, le daba esperanza de que sus sentimientos podrían ser recíprocos. Los momentos que compartían fuera del inmenso placer en el que se hundían al estar juntos le decían que Wei Wuxian tal vez sentía lo mismo.
Sobre todo porque buscaba su calor, su cercanía y tacto como si lo necesitara fervientemente. Justo como en esos momentos, donde estaba recargado de espaldas en su pecho, con sus brazos alrededor de la cintura de Wei Wuxian y su cabeza reposando en su hombro. Wei Wuxian alzó su muñeca para mirar la cinta que fielmente le era entregada en cada noche que caían en el deseo por el otro. Bajo la atenta mirada del emperador, Wei Wuxian tomó el final de la cinta y la elevó para acariciarla.
—¿Me dirás algún día qué significa la cinta? —Lan Wangji sintió su respiración detenerse al ser confrontado directamente—Siempre olvido investigar qué significado conlleva. Por eso le pregunto ahora, Majestad.
Hacerlo sería como confesar sus emociones. Antes estaba bien sabiendo que el significado de entregárselo a Wei Wuxian era únicamente conocido por él. Era como su pequeño secreto, un gusto culposo que se daba el privilegio de tener.
Pero Wei Wuxian estaba preguntándole, y no sabía cómo reaccionaría cuando le dijera la verdad. Porque un Lan nunca mentía.
Solo omitían verdades.
—Representa el autocontrol.
Wei Wuxian miró la cinta y su adorno plateado que representaba la posición y el clan al cual pertenecía Lan Wangji.
—Autocontrol...
—Es recomendable retirarla en situaciones que no demanden el control de nuestro cuerpo, alma y mente —explicó al sentir que Wei Wuxian todavía no comprendía del todo uno de los significados de su cinta.
Al menos no tendría que decirle el otro significado.
Cuando el hombre lo comprendió, soltó una cálida risita y se acomodó entre los brazos de su compañero de cultivo.
—Para actividades nocturnas, ya veo —Lan Wangji besó los cabellos que tenía a su alcance y cerró los ojos derrotado. Si tan solo pudiera decirle todos sus sentimientos, entonces su amado sabría que esa cinta no solamente le era entregada cuando entregaba su cuerpo a cambio.
—También cuando impartir justicia requiere el uso entero de nuestras emociones y morales. Es cómo demostramos que estamos dispuestos a declarar una guerra si alguien se cruza en el camino de lo justo.
—En la guerra siempre lo tenías —señaló Wei Wuxian con las imágenes de su Hanguang-Jun durante la Campaña para Derribar al Sol pasando por su mente para tratar de recordar un momento donde no hubiera visto la distintiva cinta en la frente de Lan Wangji.
—Los clanes estaban de acuerdo, no había necesidad de reclutar a nadie para luchar por el bien.
—Es cierto... todos queríamos acabar con los Wen.
Él en particular estaba lleno de deseos de venganza. El luto, la ira y el dolor lo cegaban.
No lo suficiente para enviar a Wen Ning y Wen Qing a su muerte, sin embargo. No cuando ellos también alertaron a Yunmeng Jiang sobre el ataque. El Clan Wang no fue el único que ayudó a minimizar el impacto del ataque a la secta de su tío Jiang. Claramente ese aporte de parte de sus amigos no sería reconocido nunca públicamente, pero Wei Wuxian lo sabía, así como Jiang Fengmian y sus hijos. Fue por esa razón que lucharon por salvarlos de la ejecución una vez la campaña terminó. Lan Wangji convenció a su hermano de hablar con Nie Mingjue tras ver el interés de Wei Wuxian por protegerlos. Si él, quien fue el que perdió más a causa de los Wen pudo perdonarlos, ellos no tenían ningún voto mayor para condenarlos.
—Ya no eres ese hombre, Wei Ying —dijo en voz baja Lan Wangji. El consorte sonrió ligeramente.
—No, supongo que ya no —admitió feliz de saber que ante los ojos del emperador todavía era ese joven que conoció en su tiempo de estudios. Le importaba saber que su imagen no se manchó por la guerra.
—Ahora eres el favorito del emperador-
—¡Lan Zhan! —Wei Wuxian sabía que eso vendría, se comenzaba a preguntar cuándo Lan Wangji lo molestaría con las palabras que dijo.
Se removió avergonzado del abrazo de Hanguang-Jun, sabiendo de sobra que Lan Wangji disfrutaba de verlo en ese estado.
—La única persona del harén que no duerme sola en una fría cama —Lan Wangji detuvo a Wei Wuxian de golpearlo con una de las almohadas que desacomodaron durante su actividad favorita.
—¡Juro que-!
Su voz perdió la intensidad cuando la puerta fue tocada tres veces exactas. Lan Wangji frunció el ceño al girarse a ver la zona, había dejado en claro que no quería interrupciones, no comprendía quién se atrevería a desafiar sus órdenes.
—¿Huangshang? Este se disculpa por la interrupción, pero hay información importante que debe saber.
—Dije que no estaría disponible. Nunca lo estaré cuando esté con Wei Ying —Wei Wuxian se enterneció por la implicación, sin embargo, por más que se sintiera especial por las acciones de Lan Wangji, él era el emperador, no podía tener el lujo de no estar disponible cuando el deber lo necesitara.
—Lan Zhan, deberías ir. No puedes abandonar tus deberes por mí —si Wei Wuxian supiera que renunciaría a la corona misma por él...
—Lo lamento, Su Majestad. Pero hay dos hombres que buscan al Daying —con eso, Wei Wuxian puso toda su atención al asunto—Dicen llamarse Song Zichen y Xiao Xingchen.
Wei Wuxian prácticamente saltó de los brazos de Lan Wangji al escuchar los nombres.
—¡¿Shishu?! —los ojos grises se abrieron en incredulidad absoluta, luego rápidamente miraron a Lan Wangji con una mezcla de súplica y emoción.
Lan Wangji posó su mano en la mejilla de Wei Wuxian, él reaccionó atrapando su muñeca y moviendo su mano para poder besarla. En un acto de cariño y ruego. Hanguang-Jun sonrió por dentro.
—¿Cuándo te he negado algo? —preguntó en un murmullo. Con esa respuesta bastó para que Wei Wuxian sonriera enormemente hacia él, para luego proceder a abalanzarse con el fin de besarlo en agradecimiento y felicidad.
—Eres el mejor, Lan Zhan, te quiero tanto —quizá fue a causa de su entusiasmo, tal vez fue un desliz de sus verdaderos sentimientos que se negaba a profundizar, pero su declaración fue pura y sincera. Tal y como ese retumbar en su corazón al ver, pensar y tocar al emperador.
—También quiero a Wei Ying —se aseguró que este lo supiera. No sabría decir el motivo de la sonrisa que Wei Wuxian tuvo al escuchar eso.
—Me tengo que limpiar, arreglar y vestir —con la aprobación de su emperador, Wei Wuxian se salió de la cama para comenzar a prepararse para poder salir a recibir a su tío marcial. Lan Wangji lo siguió con calma, a diferencia al frenesí que su amado demostraba en esos instantes—Lan Zhan, te dije que no me mordieras tan fuerte, ¿ahora cómo esconderé esto de ellos? —cuando Wei Wuxian procedía a recogerse el cabello antes de entrar a la habitación de la ducha, el apenas perceptible dolor de las mordidas de Lan Wangji que evidenciaba su encuentro le molestaron sutilmente.
Lan Wangji se acercó con calma, entendía que Wei Wuxian estaba emocionado de ver a su shishu y eso desató su hábito de parlotear cuando se encontraba en ese estado. Movió el cabello para plantar un beso en una de las marcas sobre el hombro del hombre.
Eso consiguió que Wei Wuxian ignorara el tema por completo.
—Solo... ¿puedes supervisar que estén bien atendidos mientras me preparo? —su voz era más relajada y suave, menos ansioso.
—Mn.
Lan Wangji lo vio alejarse para entrar a la habitación de ducha, con sus túnicas en un brazo y una tela para seguramente deshacerse de todos los fluidos sobre su cuerpo. Él también tomó sus túnicas y se las puso, se colocó su guan que descansaba en el buró al lado de la cama. Una vez finalizó todo, salió de la residencia para encontrarse con los Guardias Imperiales en la entrada del Invierno Floral.
—Majestad —saludaron.
—¿Llevaron a los invitados al Yashi? —preguntó siguiendo su camino hasta la dicha residencia. Era el salón donde recibían a todos los invitados del palacio, un poco cerca del Pabellón de Orquídeas.
—Así es, Su Majestad. Solo han requerido un poco de agua, su mayor interés es en ver al Asistente de Segunda Clase —los ojos del joven guardia miraron preocupados por un simple momento hacia él, pensando que eso lo tomaría como una ofensa. El que no desearan verlo específicamente a él, siendo el emperador mismo.
—Cuando Wei Ying esté listo, llévenlo con nosotros —el mismo guardia comandó a otros tres para esperar por Wei Wuxian.
Lan Wangji se preparó mentalmente. Estaba a punto de ver a lo último cercano a familia de Wei Ying. Xiao Xingchen era como un tío de verdad para Wei Wuxian, Cangse Sanren lo veía como un hermano de sangre. Estas personas eran importantes para su amado, su interés ahora se concentraba en recibirlos adecuadamente y hacer feliz a Wei Wuxian.
—Atención, Su Majestad el emperador Hanguang-Jun —anunció el guardia que le abrió la puerta hacia el salón donde recibían a los invitados. Dentro, dos figuras se levantaron con rapidez de sus lugares para recibir al monarca.
Al ser cultivadores solitarios, Xiao Xingchen y Song Lan no asistían a reuniones de las sectas, solo sabía de ellos por sus nombres. Por fin podía ponerles una cara a los hombres que Cangse Sanren mencionaba de vez en cuando al platicar –molestar– a su tío.
Xiao Xingchen llevaba unas túnicas parecidas a la difunta Cangse Sanren, las túnicas que los discípulos de Baoshan Sanren portaban incluso después de abandonar la montaña. El hombre de túnicas negras parado al lado de Xiao Xingchen tenía en su guan una horquilla perteneciente al Templo Bauxie, ambos tenían batidores de cola de caballo en sus brazos. Daoítas, eso era lo que eran.
—Estos saludan a Su Majestad —segundos después de su entrada, los hombres se elevaron de sus reverencias para poder mirarlo a la cara.
Lan Wangji se giró a ver a los guardias que lo acompañaron.
—Me ha sido informado que desean ver a Wei Ying —con eso, Xiao Xingchen prácticamente saltó en su lugar en anticipación. Lan Wangji deseó poder darle la sonrisa reconfortante que normalmente su xiongzhang daría de estar en su situación—Él está en camino.
—Muchas gracias, Su Majestad. Tengo entendido que él es parte de su harén y esto... entiendo que no pueden recibir invitados, mucho menos a esta hora —murmuró Xiao Xingchen mirando nerviosamente hacia su esposo en busca de apoyo—Nos disculpamos por nuestra osadía.
Lan Wangji se sentó con elegancia.
—La familia de Wei Ying siempre será bien recibida —Song Lan vio a Xiao Xingchen suspirar aliviado de no haber ofendido al emperador con su inesperada llegada, antes de llegar, a él le preocupó el causarle problemas a su shizhi por tratar de visitarlo.
Song Lan después le diría lo evidente. Le tomó con solo escuchar cómo el emperador pronunciaba el nombre de Wei Wuxian. Xiao Xingchen podía ser un poco ingenuo en ocasiones.
También tomaron asiento frente al emperador, viéndolo tomar la taza de té que fue servida exclusivamente para él por un sirviente minutos atrás.
Xiao Xingchen quería hacer tantas preguntas que de seguro terminaría por irritar al emperador, así que, decidió esperar por su sobrino para obtener sus respuestas. Sus manos picaban en ansiedad, quería verlo, deseaba abrazarlo para asegurarse de que todavía existiera en ese mundo cruel que le arrebató a su hermana marcial. Si la piel de su shizhi se sentía cálida por la sangre corriendo por sus venas –la misma que la de su shijie– entonces podría dormir tranquilo esa noche.
—Majestad, el Asistente de Segunda Clase ha llegado —no pasó mucho tiempo hasta que Wei Wuxian apareció en la entrada del salón. Al escuchar eso, Xiao Xingchen volteó a ver de manera rápida, y con esa misma velocidad, se levantó del suelo para esperar ilusionado a que su sobrino entrara.
La puerta se deslizó para dejar ver las túnicas negras de la secta que ellos esperaban ver cuando llegaron a Yiling. El color moviéndose en vida hizo que el aliento de Xiao Xingchen se detuviera por unos segundos. Wei Wuxian entró al Yashi con los ojos buscando emocionados por todo el lugar.
Cuando las dos esperanzadas miradas toparon, el protocolo y las reglas quedaron atrás. Wei Wuxian corrió a los brazos de su tío apenas confirmó que se trataba de él.
—¡A-Ying! —alcanzó a llamar Xiao Xingchen. Su corazón por fin latió en paz al ver a su shizhi vivo. Sano y todavía de pie.
Wei Wuxian no pudo decir nada. En su garganta se formó un nudo apenas tuvo un vistazo del rostro de su tío. Sus ojos se llenaron de lágrimas dolorosas cuando vieron las túnicas de Xiao Xingchen, recordando a su madre, quien siempre se veía hermosa y exquisita en ellas.
Estar en sus brazos cariñosos se sintió como abrazar a su padre de nuevo, pronto sus barreras que aparentaban estar bien desde la muerte de sus padres cayeron para dar paso a la vulnerabilidad que necesitaba mostrar. Ser fuerte era cansado en ocasiones. Cuando solo quería llorar por no poder olvidar que sus padres jamás volverían, se retenía por el bien de su sanidad. Pero fingir que todo estaba bien también estaba amenazando su estado mental.
Necesitaba esto.
El desespero por no caer en la triste posibilidad de que el encuentro fuera solo un sueño llevó a Wei Wuxian a apretar a su tío en sus brazos. Se aferró a sus túnicas, tomándolas en sus manos y formando sus puños para asegurarse de que su shishu no se fuera.
—Aquí estoy, A-Ying. Dioses, estoy tan feliz de que tú también estés aquí —le dijo besando cariñosamente sus cabellos. Wei Wuxian comenzó a llorar en ese momento.
Lan Wangji quería darles privacidad, pero cuando hizo el movimiento para levantarse, los ojos de Wei Wuxian se abrieron, como si hubieran detectado su intención de alejarse. Lan Wangji pudo leer en ellos que su amado deseaba lo contrario, el gris en esos ojos llorosos le dijeron que no quería tenerlo lejos.
Así que Lan Wangji se quedó.
A lo lejos, lo que los dos hombres hablaban en murmullos no llegaba al entendimiento de los otros dos ajenos al abrazo. Song Zichen se percató de la mirada de Hanguang-Jun sobre él, con el respeto que un emperador se merecía, el cultivador solitario dio un cabeceo hacia su persona.
Sabían que eran iguales, que las sonrisas suaves que ambos portaban eran porque estaban viendo a las personas más importantes en sus vidas ser felices, sanar juntas con cariño. Song Lan respetaba que Wei Wuxian decidiera entrar al harén en lugar de ir en busca de ellos, siendo que Xiao Xingchen era lo último que quedaba relacionado a Cangse Sanren –a parte de sí mismo–. Y respetaba todavía más que Hanguang-Jun le tuviera alta estima.
Xiao Xingchen y Wei Wuxian tenían los ojos rojos por varias razones; por el alivio, dolor y emoción que su rencuentro causó en sus seres.
—Qué pena, frente al emperador —susurró Xiao Xingchen al verse obligado a limpiar su nariz con la manga de su túnica. Todavía sorbiendo de la suya propia, Wei Wuxian soltó algunas risitas. Ambos olvidaron dónde y con quién estaban.
—Pierde cuidado, a Lan Zhan no le importaría —con el uso del nombre de nacimiento, una de las refinadas cejas de Xiao Xingchen se elevó atento. Vio a su shizhi posar su apenada mirada hacia el emperador.
El emperador estiró su mano con lentitud, llamando a su concubino a su lado. Las manos de Wei Wuxian, que sostenían las suyas, le dieron un apretón delicado y se disculpó con sus ojos por alejarse.
Los ojos de Xiao Xingchen vieron cautelosos los pasos que Wei Wuxian dio para llegar hasta Hanguang-Jun, cómo su mano se juntó con la de Lan Wangji apenas estuvieron cerca y tuvieron la oportunidad. Iba a jadear asombrado al ver al emperador besar la mano de Wei Wuxian con adoración, para luego guiarla a su rostro para hacer que su consorte le acariciara. El brillo en los ojos de su sobrino pronto no fue solo porque lloró, sino porque-
Song Lan le cubrió la boca justo a tiempo.
—Lo que tenga que pasar, pasará —la voz fría de su esposo fue baja cerca de él, aunque su voz tuviera un tono frío, para Xiao Xingchen siempre sería cálida. Siempre le daría un calorcito en su corazón cuando le hablaba.
Cuando el emperador estuvo satisfecho con las caricias de su adorado concubino, Lan Wangji los guio a sentarse en la mesa.
Wei Wuxian relató toda la desgracia que sucedió en la ausencia de su tío, comenzó desde los eventos que lo causaron, la guerra que desató y finalizó con su unión al harén. Allí, Wei Wuxian sonrió contento, alejando su expresión sombría con la alegría que le causaba explicar su estadía en el palacio junto a Lan Wangji, lo demostró al colocar su mano sobre la del emperador y aumentar su sonrisa. Lan Wangji pronto colocó la suya sobre la de él, y ante los ojos de los otros dos hombres, no podía haber una demostración más clara del profundo cariño que se profesaba en ellos y sus actos alrededor del otro.
—Shishu, ¿tienen dónde quedarse? —preguntó Wei Wuxian una vez las tazas de té fueron bebidas y los rostros de Xiao Xingchen y Song Zichen fueron demostrando su cansancio y sueño. Una vez liberados de la preocupación y angustia, la tranquilidad y alivio se apoderó de sus sentidos, tratando de enviarlos a un sueño ansiado.
—Apenas llegamos a Caiyi nos apresuramos para venir aquí, me temo que no buscamos ninguna posada donde quedarnos —respondió Xiao Xingchen mirando apenado a su esposo, pues eso fue su culpa ya que estaba desesperado por ver a su sobrino que no permitió que Song Lan reservara una habitación en alguna posada, y ya era muy tarde, posiblemente ninguna tuviera habitaciones disponibles.
Ante eso, Wei Wuxian se giró a ver a Lan Wangji sabiendo que este entendería lo que sus ojos pedían. Después de asentir para calmar al concubino, se giró a ver a los dos hombres.
—Pueden quedarse en el palacio, haré que organicen unos aposentos para hacer amena su estadía —de inmediato, Xiao Xingchen y Song Zichen se inclinaron en profundo respeto hacia el emperador para agradecer su amabilidad.
—Estos agradecen la bondad de Su Majestad.
—Estarán cerca de Wei Ying, así podrán visitarlo cuando les sea oportuno —el joven de túnicas negras agradeció la consideración con una sonrisa que deleitó al emperador. Siempre era gratificante ver feliz a su amado.
Siendo que Wei Wuxian estaba muy emocionado por la llegada de su adorado shishu, cuando Lan Wangji y él se recostaron en la cama nuevamente, su boca no se detuvo a expresar las cosas que quería enseñarle a su tío marcial a la mañana siguiente. Todo el parloteo fue escuchado por Lan Wangji, con la misma paciencia de siempre que era reservada para su Wei Ying.
—Wei Ying podría entrenar con su shishu mañana —ante la idea, el joven saltó entusiasmado y se colocó encima de su emperador.
—¡Sería excelente! Mi tío tiene un estilo parecido al de mi madre y hace tiempo que no veo el manejo de espada de Song Zichen —Lan Wangji escuchó aliviado que la mención de Cangse Sanren no destruía por completo a Wei Wuxian. Que poco a poco iba sanando.
Luo Qingyang le fue informando a Hanguang-Jun sobre lo que Wei Wuxian hizo los días consiguientes a la llegada de su tío marcial y esposo. Ella describió la lucha amistosa que la pareja tuvo con el joven de manera individual, y admitía lo que Wei Wuxian dijo, Xiao Xingchen usaba a Shuanghua con una maestría que tenía el nombre de Baoshan Sanren impregnada en ella.
También le advirtió de la llegada de los próximos concubinos al harén, y junto a ellos, la directora designada que los ancianos nombraron semanas atrás. El tema causó en Lan Wangji algo de preocupación por la reacción de Wei Wuxian. Habría dos integrantes más con rangos superiores a él, y otros dos que serían inferiores. Lan Wangji fue cuidadoso al aceptar los rangos que se añadirían, procurando que al ceder aceptar a dos personas más, ascendería un poco el rango de su amado.
Por lo tanto, habría dos Concubinas Decentes, que eran un rango menor a la Concubina Honorable. Y también se unirían dos Damas Virtuosas, que serían un rango menor a Wei Wuxian. Finalmente, su puesto anterior –Asistente Menor– sería ocupado por otra persona.
Lan Wangji envió una carta con estas modificaciones a Wei Wuxian apenas las confirmó con el consejo. Al final de la carta, él le prometía a Wei Wuxian que nada de los próximos eventos cambiaría la gran afección que sentía de manera exclusiva por él. El concubino se vio a sí mismo sonriendo al leer el último párrafo de la carta, cuyo contenido apaciguó sus temores menores.
El día de la ceremonia de bienvenida, los nuevos integrantes del harén se pararon en línea jerárquica en la entrada del palacio principal. Wei Wuxian se divirtió viendo que los demás consortes se percataron de que esta vez, a diferencia de su llegada, Lan Wangji no salió personalmente a recibir a los nuevos concubinos. Se permitió conservar esa misma sonrisa tranquila y ligeramente soberbia mientras las mujeres y hombres entraban al salón con sus regalos.
—Qin Xifeng, el hijo menor del Clan Qin —le susurró Wen Qing cuando el Concubino Decente se acercó a él para recibir su regalo que Wei Wuxian escogió sin mucho pensar. El joven era de un aire arrogante parecido al que el Clan Jin tenía, lo cual no resultaba ser una sorpresa dado la cercanía que el Clan Qin mantenía con Jin Guangshang.
La otra Concubina Decente parecía una muchacha amable pero poco inteligente, las palabras de agradecimiento que le dio a Wei Wuxian al recibir su presente denotaban que tuvo una educación, sí, mas no fue una al nivel de la nobleza como los demás consortes. Sui Yueran fue sugerencia de Lan Qiren y que fue rápidamente aceptada por los demás ancianos. Su clan era próspero, dedicado a la cultivación de plantas medicinales que tomaban creciente popularidad entre los mejores médicos fue lo que le valió una posición agradable en el harén imperial.
Wen Qing mencionó conocer algunas plantas que su clan cultivaba, y le dijo a Wei Wuxian que sería inteligente amistarse con ella antes de que los demás consortes envenenaran sus oídos en contra suya.
—¿Es esa tu única razón para motivar nuestra cercanía, Qing-jie? ¿No tienen nada que ver sus curiosas plantas? —Wei Wuxian se rió bajito cuando Wen Qing frunció el ceño al ser descubierta. Pese a su broma, Wei Wuxian notó que ella era la única que lucía tener un alma inocente entre los nuevos integrantes. Con gusto la acogería para salvarla de que la destrozaran en el harén.
Tang Chaying y Han Qiuxu no estaban del todo contentos por sus títulos como Damas Virtuosas. El hombre, Han Qiuxu, tenía facciones gentiles y suaves como una mujer, pero sus ojos no lo eran. Cafés y claros, eran filosos y duros. Además, Tang Chaying era un poco más alta que él, Wei Wuxian podía entender que todo lo anterior era una combinación para causar su descontento.
—Asistente Menor; Lin Yanzi —un atractivo hombre de túnicas verdes avanzó junto a sus sirvientes para entregar una caja mediana. Su cabello recogido en una coleta y horquillas de plata con esmeraldas y su cara pintada por un maquillaje discreto le decían mucho a Wei Wuxian.
Lan Wangji no dio ninguna reacción interesante hacia ninguno de los concubinos que se inclinaron ante él al acercarse. Su mirada dorada que llameaba como el sol saliente solo hacía aparición cuando la posaba en su Asistente de Segunda Clase. A diferencia notable cuando miraba a los demás consortes, entonces sus ojos volvían al mismo matiz solemne y educado que le expresaba a quienes no fueran sus allegados.
Posteriormente a la presentación de los concubinos, una mujer joven de túnicas blancas y verdes bajos se centró ante el palacio.
—Hua Qing, directora del harén imperial —el rostro redondo y mentón agudo reflejaba seriedad al levantar la cabeza para mirar al emperador.
—Es joven —murmuró Wei Wuxian al analizar las facciones de la mujer. Quizá era uno o dos años mayor a él, sin embargo el tiempo fue amable con ella pues se conservaba bien, su rostro algo infantil ayudaba.
Curiosamente, cuando sus ojos se toparon, Wei Wuxian apenas pudo ocultar su asombro al ver que eran blancos. No blancos como quien era ciego, sino que de pupilas blancas. Y cuando estos mismos se toparon con Xue Yang y Su She, se llenaron de desprecio al mirar al primero y de aversión hacia el último. Wei Wuxian se preguntaba qué había pasado entre ellos, si se encontraron previo a este día.
Para celebrar la presentación de los consortes, el jardín de la Ciudad Prohibida se adornó con un par de mesas grandes donde el emperador y sus consortes se sentarían a tomar su almuerzo y té. El camino hacia allá fue ceremonial, todos siguiendo los pasos calmados del emperador ordenados por rangos. Al no estar Wei Wuxian a su lado, Lan Wangji no dirigió ninguna palabra hacia Jin Zhiruo, y es más, apresuró su caminata hacia el jardín.
Al llegar, los sirvientes todavía estaban colocando los cojines para sentarse y los platos en la mesa, por lo que Hanguang-Jun alentó a una conversación amena.
—Asistente de Segunda Clase, guarde distancia de Su Majestad en público —Hua Qing, ignorante de la situación alrededor del harén, hizo su trabajo al ver que Wei Wuxian estaba casi encima de Lan Wangji. Para su sorpresa, Lan Wangji alzó su mano para señalar que no había problema.
Aprovechando la oportunidad, Xue Yang se acercó con una sonrisa maliciosa hacia Hua Qing.
—No te tortures, no te equivocaste en la observación, sin embargo, la persona... —inició en voz baja al pararse a su lado. Hua Qing se giró para mirarlo duramente, lo cual le pareció gracioso a Xue Yang.
—Aleje-
—Ese es el Asistente de Segunda Clase; Wei Wuxian. Es el favorito del emperador desde que llegó —Hua Qing volvió su vista hacia donde el enérgico concubino hablaba con Hanguang-Jun—Notarás que es el único al que Su Majestad le permite su cercanía —ella prestó atención a los demás consortes, quienes se encontraban esparcidos alrededor del emperador, pero solo Wei Wuxian estaba lo suficientemente cerca como para lograr captar su atención.
—Jin-Guifei...
—El rango es irrelevante, Su Majestad vertía la misma cantidad de atención al Daying incluso cuando era el Asistente Menor —la mención de Jin Zhiruo los llevó a entornar sus ojos hacia el hombre.
Disimulaba muy bien su insatisfacción al pretender hablar con el Concubino Wang, aunque su mirada se dirigía de vez en cuando hacia el emperador.
—Entiendo, el Asistente de Segunda Clase es objeto del afecto de Huangshang —Hua Qing tendría aquello en mente. Si era el favorito del emperador, debía asegurar su bienestar para mantener contento a Su Majestad y no fallar en su trabajo.
—Ah, si lo dices así, ¿no suena como si quisieras estar en el buen pensar del Daying? —satisfecho por ver el rostro de Hua Qing enojarse por la insinuación, Xue Yang se rió—A-Qing, no debemos tener favoritos dentro del harén, no somos Su Majestad.
—¡Tú-!
—Considéralo como mi consejo. No quisiera que te dejarás influenciar por las palabras de los desafortunados que carecen de la estima de Hanguang-Jun.
—Te refieres de tan irrespetuosa manera de los consortes de Su Majestad —Hua Qing no podía decidir si su asombro era por la valentía o falta de consciencia de Xue Yang.
Xue Yang, no sintiéndose agraviado, exageró un jadeó y se cubrió la boca de forma burlesca.
—Pero nunca dije que fueran ellos, yo me refería al bufón que es nuestro Jefe de Eunucos —Hua Qing no tuvo la intención de refutar el comentario, por lo que Xue Yang siguió—A-Qing, ¿por cuál tonto me tomas? ¡Sé que no puedo burlarme del respetable harén imperial de Su Majestad!... no en voz alta, al menos.
—Deja de llamarme así —farfulló entre dientes Hua Qing, divirtiendo aún más a Xue Yang.
La información que el Segundo Jefe de Guardias le dio a Hua Qing hubiera sido útil para los nuevos concubinos, que no podían terminar de comprender por qué Su Majestad todavía no se acercaba para platicar con ellos. Se suponía que esa celebración era en su honor.
Luo Huyin, pensando igual que Wei Wuxian, se aproximó a Sui Yueran antes que alguno de los demás concubinos malintencionados lo hiciera. Era mejor tener a más personas de su lado. Tenía en claro que Qin Xifeng no era uno de ellos dado a que se refugió en Jin Zhiruo apenas tuvo la oportunidad, como un conocido lo haría.
Al ver esto, las dos Damas Virtuosas y el Asistente Menor optaron por unirse a la conversación con Luo Huyin y la Concubina Decente.
—¿Cómo se manejan las noches de servicio? —la pregunta, hecha por Sui Yueran, provocó un ambiente de incomodidad por unos segundos puesto que la concubina fue muy directa con su interés por el tema.
—Se usa el sistema de tablillas por méritos, si realizas una tarea sobresaliente entonces Su Majestad volteará tu tablilla —los compañeros asintieron. Mas, Sui Yueran seguía con dudas.
—El Asistente de Segunda Clase debe ser una persona eficaz, Su Majestad parece favorecerlo por encima de los demás —comentó viéndolo a lo lejos junto a Lan Wangji.
Luo Huyin se retuvo de reírse. Era curioso ver la perspectiva de alguien ajeno a todos los acontecimientos que tomaron lugar en el harén en los meses que Wei Wuxian había estado.
—Es un cultivador.
—¿Es compañero de cultivo de Su Majestad? —Tang Chaying se angustió de pensar que era cierto. Si ninguno de ellos era un cultivador, el Asistente de Segunda Clase tenía una ventaja sobre ellos.
—Es lo más probable. Gege no suele compartir esa información íntima con nosotros, mucho menos el emperador —Luo Huyin notó que todos ellos estaban inquietos por ver a Wei Wuxian junto a Lan Wangji por tanto tiempo. Lo cual no era favorable si quería tenerlos de aliados. Así que no tuvo otra alternativa más que llamarlo para hacer que creara relaciones con los recién llegados.
—Oh, parece que Huyin-mei me requiere —Lan Wangji hizo un esfuerzo por no mostrar su decepción por alejarse de su amado—Sepa perdonarme, Majestad. Prometo aliviar cualquier inconveniente si me concede el honor de su visita esta noche.
—Es una propuesta encantadora.
—Solo si Su Majestad me complace con tenerlo en mis brazos —Lan Wangji quería besar esa sonrisa tímida que apareció en el rostro de Wei Wuxian.
—Sabes que siempre quiero estar entre ellos.
—Descarado.
Wei Wuxian se fue contento. Ese gesto amable dio una buena impresión en los concubinos que estaban junto a Luo Huyin.
—Hermano —saludaron los otros consortes.
—No hay necesidad para esas formalidades, hermanos y hermanas. Servimos el mismo propósito —pese a sus palabras, también hizo una inclinación por respeto.
—Gege, les comentaba a nuestros hermanos de tu habilidad en la cultivación —señaló a Suibian en el cinturón de Wei Wuxian.
—¿Se te permite portar un arma? —preguntó Lin Yanzi mirando la funda de Suibian con curiosidad. Orgulloso, Wei Wuxian iluminó su rostro al asentir.
—Huangshang fue generoso al permitírmelo.
—Su Majestad te quiere, eso es evidente —dijo Sui Yueran. Su imprudencia para con los otros dos nuevos concubinos le causó ternura a Wei Wuxian.
—No me atrevo a afirmar ser el dueño de los sentimientos de Su Majestad, lo que puedo aceptar es nuestra cercanía que se dio durante nuestra época de estudios —sus palabras distaban de las que dijo al harén en su última pelea, donde se jactaba de justamente lo mismo que Sui Yueran comentaba. No consideraba sensato presumir ante ellos, quienes todavía no actuaban en su contra aún.
Pese a su intento por ocultar su favor con el emperador, podría ser que Sui Yueran fuera inocente, no obstante, los demás no eran ignorantes de la modestia en Wei Wuxian, y pensaban que era arrogante fingir que no sabía sobre los evidentes sentimientos de Hanguang-Jun por él.
Luo Huyin y Wei Wuxian se dieron cuenta de eso. Sin embargo, sabían que ese era un asunto que se les escapaba de las manos. Si lo iban a odiar y unirse a Jin Zhiruo para acabarlo, no importaba lo que dijera o hiciera, ellos al final del día también querían el favor del emperador y eliminarían lo que sea que estuviera en su camino a ello.
Las nuevas adiciones tuvieron su oportunidad de hablar con el emperador apenas Wei Wuxian entabló una cómoda conversación con su meimei, la Changzai. Pero pronto se dieron cuenta de que sus respuestas eran vagas y escasas, sin una pizca de interés verdadero por lo que se decía.
La comida pasó por el mismo ambiente cordial, puesto que Wei Wuxian estaba sentado lejos de Su Majestad. Y mientras el sol iba cayendo, los nuevos consortes estaban anticipando la decisión del emperador sobre quién lo asistiría esa noche. Para tratar de ganar su elección, lo comenzaron a halagar de todas las formas posibles, desplegando un poco de sus encantos que resultarían frescos y novedosos ante Hanguang-Jun, si tan solo eso fuera del interés de Lan Wangji.
—No guardaría esperanzas —Liang Yuyan dijo hacia Lin Yanzi. Ella las tuvo al enterarse que nuevos consortes llegarían al palacio. Tuvo la absurda expectativa de que con nuevas flores en su jardín, el emperador por fin abandonaría al Asistente de Segunda Clase.
—¿No por derecho tenemos el honor de servirle?
La mujer no se contuvo de reírse por la ingenuidad del Asistente Menor.
—Estamos a disposición de Su Majestad. Y mientras ese hombre lo tenga embrujado, no somos más que títulos sin relevancia en el corazón de Hanguang-Jun —el comentario llegó a oídos de Sui Yueran.
La noche llegó a llamar que las velas fueran encendidas y que las personas se retiraran a sus hogares para terminar el día. Y, sobre todo, para que Lan Wangji llamase a Wei Wuxian para su servicio.
—Eran jóvenes hermosos los que llegaron —Wei Wuxian se acomodó encima de Lan Wangji. Sus piernas ardían por los constantes brincos que dio hacía menos de unos minutos. Sus caderas fueron atrapadas por las manos del otro hombre debajo suyo, los largos dedos dieron un masaje en la piel de la zona.
—Wei Ying es más hermoso —el pobre consorte dejó escapar risitas encantadas.
Podía estar seguro de una cosa. Estos nuevos concubinos también lo odiarían, estaba seguro del resentimiento que crecería en ellos cuando Lan Wangji les ofreciera el nuevo método de producción de herederos que utilizaría con ellos.
Se abrazó a Lan Zhan con satisfacción. No le importaba lo que ellos pensaran de él.
Jiang Cheng salió de la posada sintiendo ganas de romper lo que sea que se pusiera en su camino en esos instantes. Detrás de él, los Guardias Imperiales que Lan Xichen dejó a su cargo lo siguieron teniendo la discreción de ocultar sus puños tintados por la carmesí sangre.
Dentro de una de las habitaciones más apartadas de la posada que reservó solo para él, tendido en el suelo con dificultades para respirar, yacía el Líder del Clan Yao. Al hombre pronto lo recogerían los demás guardias del Honorable Consorte para regresarlo a su clan con la promesa de un destino más cruel si hablaba sobre lo sucedido.
Se hubiera ahorrado sufrimiento de haber entregado la información que Jiang Wanyin pedía antes de que sus guardias comenzaran a seguir sus órdenes.
—Yao Qingshang no mentía cuando declaraba su desconocimiento sobre tu miedo. Su padre, por otra parte, estaba plenamente enterado —Wei Wuxian bajó su taza de agua con lentitud, y en sus ojos grises, Jiang Cheng pudo ver la seriedad comerse la plenitud luego de estar con el emperador.
—La dejó en la oscuridad para protegerla —si se descubrían sus intenciones al enviar a los perros, Yao Qingshang no estaría mintiendo si decía que no sabía nada.
—Su estupidez es más grande que su avaricia. No tomó en cuenta que el pasar por encima de la autoridad del emperador sería la ruina de su propia hija —Jiang Cheng se acarició el estómago, pensando en que jamás permitiría que nada afectara a su bebé. Le protegería de todo y todos con fiereza.
—Queda la cuestión sobre quién le entregó esa información —Jiang Cheng suspiró.
—Solo confesó haber enviado a los perros con la intención de asustarte, dijo que escuchó sobre tu fobia durante una conversación de un grupo de sus discípulos —el concubino de túnicas negras asintió.
—¿Le crees? —Wei Wuxian todavía tenía dudas. El Líder Yao era un hombre gustoso de las habladurías, naturalmente su clan sería de la misma forma.
—Con un pie en tu garganta que te impide respirar, dudaría mucho en mentirle a la persona que comanda si el pie se eleva o no —el mayor de los hermanos trató de no sentir mucho gozo al escuchar la frase.
—No podemos informarle a Su Majestad sobre esto. La manera en la que obtuvimos la información... —ambos hermanos se miraron a los ojos con complicidad.
El Honorable Consorte salió de los aposentos de su shixiong sin preocupaciones. Su presencia en la Ciudad Prohibida sería vista como una visita a su hermano, nadie podría saber que en realidad estaban actuando en contra del harén imperial.
Al llegar a su residencia, los guardias de la entrada informaron que el Primer Príncipe se encontraba en la recámara y había solicitado que le dejaran a solas con su esposo. Jiang Wanyin alzó una ceja al ver que ni siquiera Xiao Ling tenía permitido acompañarlo adentro. Con dudas en su mente, caminó por su palacio hasta donde su marido y él descansaban juntos.
Deslizó la puerta para encontrar a Lan Xichen leyendo un libro sentado en una mesita a la izquierda de la cama. Cuando el Primer Príncipe escuchó la voz de su esposo, subió la mirada ocre hasta topar con la amatista de Jiang Cheng.
El futuro Líder de Secta Yunmeng Jiang se tensó al captar la seriedad en la mirada parda.
—Corazón, ¿dónde estabas? —detrás de él, Jiang Cheng cerró la puerta con manos ligeramente temblorosas.
—Fui a ver a Wei Wuxian, A-jie me pidió que estuviera al pendiente de él. Lleva tomando las hierbas de fertilidad por unas semanas, quiere asegurarse de que no tuviera efectos negativos —Lan Xichen escuchó la explicación sin cambiar su expresión.
Hizo un sonido de entendimiento luego de unos segundos.
—Me refería a dónde estabas ayer por la mañana luego de mi partida —Jiang Cheng perdió el aliento, luego aceptó su destino y apretó los labios.
—¿Cómo sabes? —decidió preguntar directamente. Había sido descubierto, no había manera de ocultarlo.
Lan Xichen vio que su esposo ya no iba a mentirle más y se levantó con suavidad, misma que se posó en sus antes duros ojos.
—¿Quién crees que convenientemente alejó a los centinelas del lugar donde tú y tus guardias salieron a escondidas? —Jiang Cheng chasqueó la lengua. Había encontrado aquello extraño al salir, mas decidió no prestarle mucha atención y aprovechar la situación a su favor—El Líder Yao llegó a su clan con graves heridas por todo su cuerpo, siendo que su hija presuntamente lastimó a tu shixiong, dime, corazón, ¿qué tienes que ver con esto?
—¿Me acusas de algo, Lan Xichen? —el hombre mencionado sonrió, no de una manera en la que lo haría usualmente.
—La verdad, Jiang Cheng —advirtió con gentileza. El aire ya era tenso y no deseaba prolongarlo. Jiang Cheng se rindió con el uso de su nombre de nacimiento, su Lan Huan no lo usaba a menos de que estuviera enojado.
Por su parte, Jiang Cheng sonrió.
—Pero no dijo nombres, ¿no es así? —Lan Xichen iba a hablar, su esposo lo detuvo—No lo maté, que agradezca mi misericordia.
Admitiendo su culpa, Jiang Cheng no bajó la mirada apenado, porque no lo sentía. Ese hombre quiso y casi logró herir de gravedad a su shixiong, lo menos que se merecía era lo que Jiang Wanyin le hizo pasar.
Y Wei Wuxian no podía hacer nada sin ser culpado por obvias razones, por lo que él tomó la venganza de su hermano en sus propias manos.
—Corazón...
—No actúes como si no harías lo mismo si se tratase de tu hermano —Lan Xichen negó, ya no soportando cómo se estaban hablando. Subió sus manos hasta el rostro de su amado y acunó ese bello gesto de molestia entre su cariño.
—Sé con quién me casé, sé quién eres, Wanyin. No tengo la intención de reprocharte por lo que hiciste —besó la frente con delicadeza—No obstante, lo haré porque lo ocultaste de mí.
Jiang Cheng dejó ir el aire que estuvo reteniendo desde que entró a su habitación.
—Eres un futuro líder de secta, inevitablemente tendrás tus propios asuntos —admitió Lan Xichen todavía con las manos enmarcando el hermoso rostro de su esposo—Pero también eres la Primera Madame Lan, tus asuntos, naturalmente, también son mis asuntos.
—Eres un Lan, ¿con qué cara vendría a decirte que iba a hacer esto? —el hombre en túnicas blancas rió al mover sus pulgares por las mejillas sonrosadas de su amor—Tus asuntos no son los míos, no podría investigar por mi propia cuenta el accidente de Wei Wuxian.
—Soy tu esposo. Y se trata también del hombre a quien mi hermano más adora, los Lan protegemos a nuestra familia —entonces, Jiang Cheng colocó su mano encima de la de su marido—Lo que me concierne, también te concierne a ti y viceversa. Somos un matrimonio, tu familia es mi familia. Y la protegeré.
—Así como los Jiang la defendemos —Lan Xichen esta vez besó los labios de Jiang Cheng.
—De habérmelo dicho, te hubiera informado que fue un discípulo Qin el que comenzó a esparcir la información entre el Clan Yao —Jiang Cheng abrió los ojos con sorpresa, a lo que Lan Xichen encogió los hombros—Wangji no estaba contento con quedarse únicamente con la explicación de Yao Qingshang.
—Por supuesto que no.
—Siendo así, por favor, mi corazón; jamás vuelvas a ocultarme algo.
Allí fue donde Jiang Cheng sintió pena. Se acercó a abrazar a su marido tanto como su barriga se lo permitió.
—Entonces tengo un par de cosas que informar.
Introduje nuevos personajes con diferentes títulos, espero no se confundan mucho jeje (tienen que sufrir al igual que yo para recordar los nombres en español y chino 😈).
Tal vez en Wattpad no lo notan, pero con este capítulo se alcanzan 100,000 palabras... y todavía faltan capítulos 🫣 Así que gracias por seguir aquí.
¡Gracias por esperar y leer! Sus comentarios se aprecian ✨
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