Capítulo X: El favorito del emperador.
—Saludos a Su Majestad, que los cielos le den mil años de vida.
Lan Wangji odiaba, quizás no tan secretamente, las juntas con el consejo de ancianos del clan. En generaciones pasadas, estos tenían mucho poder sobre el imperio y el propio emperador, decidiendo muchos aspectos en su vida y el cómo regirla. Su padre fue la primera generación que abogó por una mayor autonomía, no deslindándose por completo de ellos, pero sí restándoles poder. Ahora fungían como lo que eran: consejeros, no dictadores. Un milagro fue que no se hubiera hecho una revuelta en ese entonces, la verdad era que con alguien tan fuerte como Qingheng-Jun había muy bajas probabilidades de ganar.
Lan Qiren trató de continuar con este pensamiento luego del fallecimiento de su hermano, y de poco en poco los ancianos del clan cedieron su poder hacia el emperador. Lo hizo mayoritariamente por Lan Feng, sin embargo, también lo hizo por sus sobrinos. Uno de ellos algún día subiría al trono y no podía permitir que fuera solo un títere de ellos.
Ahora, gracias a todo el esfuerzo de su padre y tío, tenía más autoridad que ellos, aún así, había ciertos asuntos en los que los ancianos todavía opinaban y decidían fervientemente.
Para su mala fortuna, el harén imperial era uno de esos asuntos.
—He convocado esta reunión porque junto al Gran Maestro y el Primer Príncipe hemos discutido un asunto en particular —habló una vez se sentó en su trono de la sala de logística, viendo el número de túnicas blancas en su presencia—Las circunstancias lo ameritan, las reglas y protocolos han funcionado hasta el momento, pero esto no significa que no pueden abrirse a nuevos horizontes.
Debía tocar el tema con cuidado, así no espantaba a los ancianos desde un inicio. Por eso esperó para ver las reacciones en aquellas viejas caras, la mayoría, ya habiendo pasado por esto con el fallecido emperador Lan Feng y luego el Gran Maestro, solo esperaban atentos a las palabras del joven emperador.
Lan Wangji tomó eso como una señal de que estaban dispuestos a considerar su moción si era presentada correctamente.
—¿Qué es lo que propone, Majestad? —preguntó uno de ellos para incitarlo a hablar.
—Nunca antes se había presentado dicha problemática, se trata de los consortes —no bajó la mirada, no podía titubear, debía mostrarse decidido y firme para evitar que ellos objetaran con facilidad. No les iba a dar esa oportunidad.
Su hermano y tío le dieron miradas de apoyo desde sus lugares a un costado de él. Lan Wangji las apreció.
—El matrimonio de mi hermano ha abierto una puerta —Lan Xichen no pudo evitar sonreír cuando su matrimonio con Jiang Cheng fue mencionado y reconocido. Le gustaba la idea de estar unido a él y que otras personas lo reconocieran—Se ha casado con un futuro líder de secta, por ende, se casó con un cultivador, alguien igual de fuerte que él, alguien que tuvo que renunciar a seguir cultivando por las reglas impuestas.
Los ancianos hasta el momento no parecían querer decir nada, lo cual le dio paso a Lan Wangji para continuar, debía ser directo para no alargar sus intenciones.
—En mi harén también tengo a un cultivador, Wei Ying —los viejos hombres apenas y reaccionaron a la falta de título del consorte, para ese punto, ya estaban acostumbrados—Siendo recibidos en la secta, ellos renunciaron a sus enseñanzas y abandonaron el cultivo para dedicar sus vidas a nuestro imperio.
Recordó cómo conoció a Wei Ying, y se preguntaba, de no ser porque Wei Ying era un cultivador, ¿lo hubiera conocido de otra forma? Es decir, ninguno de sus otros concubinos acudió a las clases del Descanso de las Nubes, no eran consideradas necesarias para quienes estaban destinados a ser parte del harén imperial. Así que, no supo de sus existencias hasta que le fueron ofrecidos al ascender al trono. Si este hubiera sido el mismo caso con Wei Wuxian, ¿podrían haberse conocido?
—Esto me preocupa, no solo porque el Honorable Consorte necesita de su cultivo para liderar su secta en un futuro, me angustia que dejen atrás una parte importante de sus vidas, que les ha tomado tanto tiempo de ellas, solo porque se casaron dentro de la secta. Teniendo en cuenta que también deben abandonar a sus familias, considero que eso es suficiente.
Lan Qiren asintió a sus palabras, y este pequeño acto influyó en varios de los ancianos, ya que, viendo que incluso el Gran Maestro Lan estaba de acuerdo con el emperador, eso los inclinaba a hacer lo mismo.
—Mi pensamiento es simple; dejarlos ser quienes son —no pedía mucho, ¿no es así? Esas reglas –en realidad, muchas– le parecían absurdas—Permitirles seguir cultivando, no solo a ellos, si los demás consortes lo desean, podrían iniciar a hacerlo igualmente.
Lan Taiyu sonrió gozoso, pensando en lo orgulloso que el antiguo emperador estaría de ver a su hijo siguiendo sus pasos. Ver al hijo del emperador Lan Feng sentado en el trono le hizo sentir mucha nostalgia.
—Su Majestad es bondadoso, pensando en el bienestar de las parejas del clan —con dicha declaración, los demás ancianos se le unieron.
—Ciertamente esto demuestra que Huangshang se preocupa por su gente.
—Así es, Su Majestad entiende cómo tratar a sus parejas.
Lan Wangji estaba satisfecho con esto por el momento. Al final lo hizo un decreto escrito, con su huella y firma. Luego el pergamino fue pasado a Lan Qiren y su hermano, para posteriormente ser entregado hacia los consejeros principales que dieron por concluida la orden. Con sus firmas, los consortes de los dos príncipes pronto volverían a usar sus espadas dentro de los territorios de Gusu Lan.
Cuando le dio la noticia a Wei Ying, estuvo deleitado de verlo contento. Había ordenado que por la mañana se le hiciera entrega de su espada para que pudiera seguir practicando con ella.
«La belleza de Suibian reluce cuando está en tus manos» Wei Wuxian se rió bajo como una doncella al leer la nota con la que la espada venía. Sus rosadas mejillas se alzaron debido a su felicidad y ocultaron sus ojos en un tierno gesto.
Después de cultivar dualmente, que, sinceramente se había convertido en su forma de cultivo favorita, Wei Wuxian le pidió entrenar juntos, cruzar sus espadas por primera vez desde que se conocieron. Amistosamente, claro, porque ya lo han hecho cuando Lan Wangji atrapó a Wei Wuxian metiendo alcohol a su hogar.
—Mn. Ansío entrenar con Wei Ying —le respondió cuando el joven le preguntó, recibió una espléndida sonrisa como agradecimiento. Una recompensa inigualable.
Se aseguró de despejar un poco de su mañana para hacer justo eso. Para sus sirvientes no fue una tarea difícil el mover sus juntas y demás para la tarde, tal vez tendría que sacrificar pasar esta con Wei Ying, pero estaba seguro de que valdría la pena.
—Asistente de Segunda Clase —Xue Yang fue el encargado de escoltar a Wei Wuxian hasta el campo de entrenamiento ya que Luo Qingyang estaba ocupada.
Wei Wuxian se giró a ver al hombre que había entrado al jardín de su palacio. Lan Zhan le había informado que se verían en la mañana, por lo que apenas despertó, tomó su desayuno y comenzó a practicar con Suibian, tratando de recompensar los meses que no la tuvo en mano.
—¿Su Majestad ya está en el campo? —preguntó ajustando su espada en su cintura, adorando volver a ser capaz de experimentar la sensación de portarla con orgullo.
—Huangshang envió a este para que lo escoltara al campo —Xue Yang analizó al consorte siendo muy discreto. Sin duda se veía como alguien fuerte, ya se imaginaba cómo serían los resultados de su pelea con los demás consortes.
Jin Zhiruo no tenía ninguna oportunidad en contra de Wei Wuxian, el favorito del emperador. Ninguno lo hacía, ya era una batalla perdida. Si fueran inteligentes, desistirían de tal absurdo.
Incluso los sirvientes de todos los palacios sabían esto. Así que ya buscaban la manera de pasar a estar bajo el servicio del Asistente de Segunda Clase.
—De acuerdo, Wen Ning, Wen Qing —se giró a ver a las demás personas en el jardín—Acompáñenme. Mo Xuanyu, deberías quedarte aquí y cuidar el palacio.
Mo Xuanyu aceptó la orden de su señor sin rechistar, sabía que su amo estaba preocupado por la visita anterior de los concubinos al Invierno Floral y quería asegurarse de que no intentaran nada extraño de nuevo.
Para Wei Wuxian fue raro volver a sentir el peso de Suibian en su cintura, esto no significaba que no estuvo feliz por ello. Caminó con una enorme sonrisa hacia las rejas de la Ciudad Prohibida, incluso estuvo de humor para iniciar a conocer al Segundo Jefe de Guardias.
—¿Llevas mucho tiempo trabajando en el palacio? —Xue Yang estaba enterado de la facilidad con la que Wei Wuxian hacía una conversación, y si quería ganarse su confianza, debía complacerle en ello.
Colocó su mejor sonrisa y asintió respetuosamente.
—Recibí mi entrenamiento con la Guardia Imperial de Primera Clase de nuestro emperador.
—MianMian es leal a Su Majestad —el apodo se le escapó sinceramente, siendo que Xue Yang no reaccionó a este, lo dejó ser sin prestarle demasiada atención.
Al contrario, en sus palabras, Xue Yang vio su primera oportunidad.
—Todos en el palacio juran lealtad a Su Majestad —sintió una mirada pesada detrás de él, no necesitaba girarse para saber que era de la mujer. El hombre era muy gentil como para hacerlo. Sonrió de lado, ella desconfiaba de él—Los sirvientes de la Ciudad Prohibida son más flexibles en ese aspecto que los del palacio principal.
—Es entendible, los del palacio principal sirven al emperador, al Gran Maestro y al Primer Príncipe. Son incondicionales a la Familia Imperial porque son la máxima figura de autoridad del imperio —llegaron justo a la entrada en ese momento, se detuvieron unos segundos a esperar que los guardias abrieran la reja—Mientras que los sirvientes de aquí son para el harén, nuestros puestos no están asegurados. Y si a quien sirven cae, ellos también lo hacen de alguna manera. Al final de cuentas, no somos más que vientres que darán hijos al imperio, ¿no es así?
Con su última pregunta, se permitió el derecho de mirar al hombre, quien bajó la mirada al percatarse del movimiento.
—No me atrevo a afirmar nada —dijo, no porque fuera lo que pensara, sino porque era lo correcto.
—Oh, pero te lo estoy preguntando —Wei Wuxian quería ver si el hombre se atrevía a responder aquella pregunta que podría ponerlo en una difícil situación.
Las rejas se abrieron, sin embargo, el Daying no se movió de su mirada hacia el Segundo Jefe de Guardias. Xue Yang estudió sus posibilidades por unos segundos, al final se decidió por tomar el riesgo que Wei Wuxian le presentó.
—Las reglas del imperio dictan esos asuntos —con eso en realidad no estaba respondiendo la pregunta directamente, solo daba una pista de su verdadera respuesta.
Wei Wuxian sonrió.
—¿Si o no? —lo acorraló una vez más, Wen Qing estaba confundida, ¿por qué estaba torturándolo?
Xue Yang se rió por dentro, este concubino sí que era divertido. Tomaría su invitación, al parecer era lo que quería. Alzó la cabeza, tomando sin titubeos la grisácea mirada de Wei Wuxian y una sonrisa retadora, la cual devolvió al abrir su boca y responder.
—Sí.
—Ah, allí está el verdadero tú —Wei Wuxian asintió complacido. Con su intriga saciada, se dio la vuelta para seguir su camino.
Xue Yang alzó las cejas interesado, ¿él le había descubierto?
—Eres diferente al Jefe de Eunucos —Wen Ning iba al lado de Wei Wuxian, sosteniéndole del brazo mientras caminaban. El menor de los Wen miró intrigado a su maestro, no entendía qué quería hacer con Xue Yang—Él me mira como los demás consortes, como si fuera una peste.
La risa que salió de Xue Yang fue genuina, eso no quitaba que sonara un tanto escalofriante para Wen Ning y Wen Qing.
—Es enemigo del harén, ese tonto cree que estando en su contra logrará tener un favor con quien sea que se vuelva la emperatriz —Wei Wuxian miró de soslayo al hombre detrás de él.
—¿Por qué pierdes tu tiempo con el enemigo del harén, entonces?
—Porque es el favorito del emperador —de sus ojos suspicaces no se pudo escapar el sonrojo que se tragó el color de las mejillas de Wei Wuxian—Si encuentra utilidad en mí, el emperador verá que soy amable con su favorito, por ende tendré más oportunidades de un ascenso.
—¿Cómo estás tan seguro que nuestro señor no perderá el favor? —le preguntó Wen Qing sin evitar mirarlo de forma cautelosa.
—El palacio donde vive, su falta de asignación de tareas, la libertad de volver a cultivar —se encogió de hombros como si fuera algo evidente—Son muchas molestias para alguien que podría ser intercambiado —al recordar algo, una sonrisa más grande cruzó por su rostro—Y las telas, ¿no era obvio que nuestro emperador quería verlo portar los colores de su familia? Como si fuera su esposo oficial.
—El Consorte Honorable, ¿qué hay de él? —a Wei Wuxian le estaba gustando por dónde estaba yendo la conversación, si tenía ojos y oídos con los demás consortes sin que nadie supiese sería una enorme ventaja.
—Su She piensa que su título y conexiones le darán un camino fácil hacia convertirse en la emperatriz —Xue Yang miró –tal vez no tan discretamente– el vientre de Wei Wuxian. Pero era quien era al final del día, un descarado—Yo opino que quien le dé su primer heredero lo hará.
Las manos de Wei Wuxian escondieron su plano vientre con una pizca de incomodidad. Sentía extraño que alguien le mirara allí sabiendo que debía tener un bebé dentro muy pronto. En momentos como esos en realidad se sentía como un pedazo de carne que solo servía para reproducirse.
—Por eso no pretendo perder más tiempo con Jin-Guifei —allí, Wei Wuxian tuvo todo su interés en el hombre.
—¿Oh? ¿Y con quién lo harás ahora? —preguntó visualizando enfrente suyo el campo de entrenamiento.
—Con el consorte que logró cambiar una ley que le permitiera seguir con su vida —dijo en una pequeña risa por la sorpresa en los ojos de Wei Wuxian.
—Creí que era una excepción...
—El emperador lo decretó: futuros cultivadores que se casen dentro de la secta o estén dentro del harén podrán seguir cultivando —los hermanos Wen apenas hicieron algo por ocultar sus deslumbrantes sonrisas.
Un Guardia Imperial les vio llegar antes de que Wei Wuxian pudiera responder.
—¡Atención, el Asistente de Segunda Clase ha llegado! —anunció en un moderado grito. Los guardias y cultivadores alrededor se dieron la vuelta para saludar al concubino.
Wen Ning dejó ir su brazo cuando Lan Wangji se giró para mirar a su adorado consorte llegar. Wei Wuxian de inmediato puso toda su atención en el emperador, dejando la conversación con Xue Yang atrás.
La mano del hombre atrapó el brazo de Wen Qing, ella hizo un rápido movimiento para sacar sus agujas de su manga y mostrarlas discretamente a Xue Yang. Él se rió divertido, entonces el Asistente de Segunda Clase estaba bien protegido aun con la falta de guardias.
—Dile a tu señor que si quiere mi lealtad el precio es dulce —Wen Qing frunció el ceño.
—¿Qué? —murmuró para que nadie más los escuchara.
—Dulces —de una de sus mangas, él sacó un par, los dejó en la palma de la mujer y se separó, dejando el brazo de Wen Qing libre—Si mantiene mi interés saciado, yo estaré a su servicio. Esto es algo que el Consorte Honorable no entendió.
—Dulces... —Wen Qing estaba pasmada por los objetos en sus manos—¿Eres tonto? Nuestro señor tiene oro, plata, incluso podría endulzar el oído del emperador para conseguirte un buen puesto y tú... ¿quieres dulces?
—Eh, soy un hombre sencillo, ¿qué te puedo decir? —se encogió de hombros en un gesto que Wen Qing comenzaba a odiar.
Ella asintió, dulces era una minimizada recompensa por algo que ayudaría a Wei Wuxian en gran medida. Era sencillo de conseguir y podría hacerlo en montones, si esto mantenía satisfecho a Xue Yang, estaría rebosando de dulces en poco tiempo. Considerando el trato sellado, el hombre se alejó para seguir con su trabajo. Wen Qing le vio irse pensando en lo extraño que resultaba aquel hombre.
Al volver su mirada hacia el frente, vio a Lan Wangji abrir los brazos para recibir a Wei Wuxian en el campo. Sus ojos destellaban en alegría por ver la imagen de su adorado Wei Ying volviendo a portar su espada.
—Su Majestad —Wei Wuxian apenas alcanzó a hacerle una reverencia cuando dos grandes manos de jade atraparon su rostro y lo atrajeron cerca al ajeno, sintió un par de suaves labios posarse en su frente.
Los discípulos y guardias sonrieron ligeramente por aquel gesto de devoción de su emperador, luego desviaron la mirada por precaución.
A lo lejos, Lan Qiren y Lan Xichen veían la escena con distintas reacciones. El hermano del emperador sonreía celebrando la felicidad de su didi, el tío estaba comprendiendo los sentimientos de su sobrino menor.
Una dorada fidelidad se ilustraba en los ojos del emperador al mirar a Wei Wuxian. Lan Qiren dejó de respirar por unos escasos segundos, el gesto se le hizo tan familiar, como si ya lo hubiera visto antes.
Y recordó a su hermano, esa misma mirada; tan poderosa, tan devota y tan enamorada era la que Lan Feng tenía cuando miraba a su querida Lan Mao. Por unos instantes pudo verlos de nuevo frente a él, sonriéndose entre el gran amor que se tuvieron, pero entonces volvía a la realidad y veía que se trataba de Wangji con Wei Wuxian.
—Wangji ha escogido bien —susurró solo para los oídos de su sobrino mayor.
El Primer Príncipe alzó una ceja y miró de lado a su tío.
—¿En qué? —murmuró devuelta, notó que la mirada de Lan Qiren estaba en otra parte, y al seguirla, se encontró con su hermano ayudando a Wei Wuxian a integrarse al resto de discípulos para iniciar con la práctica.
—El hombre con el que compartirá su vida —Lan Xichen estaba anonadado, ¿acaso era la bendición de Lan Qiren hacia Wei Wuxian?
—Tío, ¿estás aceptando qu-?
Con más sorpresas, su tío se dio la vuelta antes de que el príncipe pudiera terminar su pregunta.
—El Daying sabe que lo espero en la biblioteca luego del entrenamiento —sus pasos no fueron apresurados para un hombre que intentaba escapar de admitir que aceptaba a su estudiante más revoltoso como pareja de su sobrino menor.
Todavía asombrado por todo, Lan Xichen soltó pequeñas risas incrédulas al volver a mirar a su hermano.
—Wei Wuxian de Wei Cangse, en verdad haces lo imposible —ante él, Wei Wuxian desvainaba a Suibian con maestría para cruzarla con Bichen—A-Cheng adorará escuchar sobre esto.
Lan Wangji sintió su piel erizarse cuando sus energías espirituales chocaron en contacto con las espadas del otro. Wei Wuxian le sonrió entusiasta, cultivar juntos se sentía diferente a sentir sus energías electrificarse la una a la otra por medio de sus espadas.
—Lan Zhan, ¿estás listo? —en un susurro que solo llegó al emperador, Wei Wuxian estaba impaciente por empezar. Siempre quiso medirse en duelo con Lan Wangji, desde la primera vez que se conocieron.
—Mn —fue todo lo que recibió como respuesta.
El duelo era simplemente atrayente, ver al emperador cruzar espadas con su consorte era insólito. El título de concubino hacía que los demás olvidaran que tenían enfrente a un antiguo futuro líder de secta, un fuerte cultivador que luchó una guerra. Fueron recordados de esto en los primeros minutos de la lucha.
En los audaces y fluidos como el agua movimientos de Wei Wuxian estaban las enseñanzas de Wei Changze, en los ataques atrevidos y escapadas ingeniosas vivían el poder y astucia de la gran Cangse Sanren. Todo combinado en perfecta armonía, viviendo en el único hijo de la pareja. El estilo de pelea Wei Cangse era exquisito, y frente a ellos tenían al último cultivador que sabía dicho estilo.
Una enorme pérdida fue la desaparición de la secta, se lamentaron todos por dentro.
Lan Wangji respondía los ataques con la elegancia de su clan, heredado de su padre. Siempre con un rostro serio y apacible, movimientos finos y seguros. Normalmente la espada enemiga caería en los primeros minutos del combate, pero esta no era cualquier espada. Suibian era manejada por un talentoso maestro, y Bichen jamás encontró un oponente que estuviera a su altura, hasta ahora.
Esto despertó la emoción en el campo, ver a su emperador perseguir a un escurridizo consorte era una historia que sería contada nuevamente. Como en Caiyi, solo que ahora se medían las fuerzas iguales de ambos hombres.
—Su Majestad debe entretenerme, comienzo a aburrirme —luego de esquivar a Lan Wangji, el joven hombre se paró con unas pequeñas risas. Era casi imperceptible, pese a eso, estaba allí, el pecho de Lan Zhan subía y bajaba en señal del esfuerzo que estaba haciendo.
Wei Wuxian estaba en las mismas, solo que él lo ocultaba con una sonrisa risueña.
—No quisiera eso —en un giro de muñeca sorpresa, Bichen y Suibian volaron lejos de las manos de ambos. Antes de poder reaccionar, Wei Wuxian tuvo que evitar los ataques de mano a mano. Nunca había visto a Lan Zhan luchar de esa forma, Bichen rara vez dejó su mano durante la guerra.
Si Wangji estuviera con él, tendría algunos problemas. Afortunadamente Lan Zhan fue justo y solo usó Bichen en su duelo. Con algunas risas huyó de los ataques, Wei Wuxian no era ajeno al combate cuerpo a cuerpo. Sus túnicas revoloteaban alejando las manos de Lan Wangji en un baile divino.
—¡No sabía que nuestro emperador podía ser tan divertido! —dijo entre alegres carcajadas, los discípulos fruncieron el ceño por esto. ¿Combatir era divertido para el Asistente de Segunda Clase?
Las manos de Lan Wangji por fin pudieron alcanzar uno de los brazos de Wei Wuxian, impidiéndole huir y manteniéndolo en su lugar.
Los presentes contuvieron el aliento por unos instantes, expectantes por ver el siguiente movimiento. Vieron a Wei Wuxian sonreír y acercarse voluntariamente al oído de Lan Wangji.
El emperador se sonrojó por lo que sea que el consorte le dijo, logrando hacerle perder la compostura el tiempo suficiente para que un pie de Wei Wuxian se colocara detrás de él y lo ayudara a hacerle caer cuando le empujó con su brazo libre.
Pero los reflejos del emperador estaban tan pulidos que, en su inevitable caída, se llevó a su consorte con él, tirándolos a ambos en el suelo, Wei Wuxian encima de Lan Wangji.
Asombrado y divertido, el joven vestido de negro se rió.
—¿Empate? —unas traviesas manos se escabulleron por las caderas de él, sonrojándolo por los ojos que podrían verlos.
—Mn —aceptó Lan Wangji mirando directamente a los ojos platinos. Wei Wuxian cabeceó en aceptación, con las mejillas encendidas en un adorable sonrojo.
Los discípulos supieron dos cosas en esa tarde de entrenamiento; la primera, el Daying era un igual para su emperador. La segunda, el emperador estaba dispuesto a romper cualquier ley, cualquier regla y cualquier protocolo por su consorte.
Probablemente el corazón del emperador ya estaba ocupado en su totalidad por un jovial joven consorte.
Jiang Yanli revisó la caja que llegó a su nombre con una enorme sonrisa. Era el pedido que hizo para A-Xian, una generosa variedad de hierbas que le ayudarían a quedar embarazado, añadirlas a su comida diaria sería oportuno para su situación. También podía hacer un poco de té con ellas, o al menos eso le dijo la señora que se las vendió.
Desde que supo de su unión al harén imperial, ella estuvo emocionada de pensar que tendría otro pequeño sobrino o sobrina por parte de su hermano marcial. Ella ya esperaba con ansias la llegada de su primer sobrino, el hijo de su A-Cheng. Ya tenía en su posesión algunos lindos juguetes y ropas para el bebé, ya quería verle usarlos. Tenerlo en el Muelle del Loto sería adorable.
—¡Fengmian, no he terminado de hablar! —el lastimosamente familiar grito le hizo cerrar los ojos resignada. Desde el día en que A-Xian se fue, las peleas fueron más constantes, escuchar los gritos ignorados de Yu Ziyuan se había convertido en algo común dentro del Muelle del Loto.
Llamarlas peleas era insultar los esfuerzos de Jiang Fengmian por llevar una conversación normal con su esposa. El hombre trataba de razonar con ella para hablar asuntos de la secta, pero de alguna manera u otra, Yu-furen siempre encontraba la forma de volver aquello una discusión. Y la paciencia de Jiang Fengmian se había evaporado desde el día que Wei Wuxian abandonó el Muelle del Loto. Se podría decir que había encontrado algo que le quitara la venda de los ojos y pudiera darse cuenta del desastroso matrimonio que llevaba y cómo este afectaba todo a su alrededor; a su secta y a su familia. Tomó riendas que nunca pensó poder hacer, Jiang Yanli le vio transformarse en un hombre que ya no soportaba los arrebatos de ira de Yu Ziyuan.
La madame de la secta ahora solo lo era de nombre, con cada discusión parecía que su padre se daba por vencido cada vez más con ella. Relevándola de sus responsabilidades, pasándolos a su nuevo discípulo principal y otros varios de confianza, el poder de su madre en Yunmeng se le escurría de sus manos. Los discípulos no se quejaban, estaban felices de que su líder confiara en ellos para manejar la secta a su lado.
Jiang Yanli estaba sola allí con ellos, sin sus hermanos que estuvieran a su lado para tratar de ignorar las peleas. Por un lado, estuvo aliviada de pensar que Jiang Cheng estaba al lado de su esposo e hijo, mientras que Wei Wuxian estaba con el emperador, ambos lejos de todo este desastre.
Muy por dentro de ella misma ansiaba casarse ya con Jin Zixuan y así poder escapar igualmente, era un deseo egoísta, lo sabía de sobra. Le daba algo de pena su padre, sabiendo que lo dejaría atrás solo con su madre, dejándolo solo para lidiar con ella sin su dulce hija que le sonriera consoladoramente después de una pelea y le subiera los ánimos con distracciones para ambos.
—¡Dije que no he terminado de hablar! —estaban acercándose más a donde ella se encontraba, pensó en huir, mas si ella se encontraba presente, su madre al menos tenía la decencia de bajar el tono de su voz. Suspiró mentalmente, tendría que soportar la tensión con tal de salvar a su padre.
—Pues yo sí —uno de los cambios en su padre en los meses posteriores a la huida de A-Xian era que pareciera haber ganado coraje y valentía para dar por terminada las discusiones y evitar que escalaran más en lugar de huir de ellas. Lástima que su madre no pareciera estar de acuerdo con esto.
Dieron vuelta al corredor conjunto a ella, viéndola de rodillas sobre el suelo con la caja de hierbas enfrente de ella.
Jiang Fengmian se detuvo al verla, su entrecejo se relajó, eliminando el fruncimiento que antes portaba. La conocida sonrisa amable del líder se presentó en su rostro en cuanto vio a su hija.
—A-Li, ¿qué haces allí en el suelo? —se acercó para darle una mirada a lo que tenía con ella.
—Son para A-Xian, quiere tener un bebé pronto y esto le ayudará —el ánimo del hombre resplandeció con aquella frase.
Si tan solo sus amigos estuvieran allí para ver nacer a su primer nieto o nieta...
—Fengmian, en verd- —Yu Ziyuan llegó con ellos luego de unos segundos, su llegada fue suficiente para cambiar el cálido ambiente que padre e hija tenían. Se tensaron visiblemente al verla pararse a unos pocos metros lejos de ellos—¿Por qué estás en el suelo, A-Li?
—Un encargo llegó, quería asegurarme que tuviera todo lo que pedí —respondió, dejando fuera los detalles a propósito.
Los ojos de la madame de la secta analizaron y reconocieron las hierbas que la caja tenía, una sonrisa –un poco incómoda para Jiang Yanli de ver– se apoderó del rostro de la mujer.
—Esas son hierbas para la fertilidad, A-Li, me alegra que estés pensando en tu familia con Jin Zixuan —Jiang Yanli se volvió roja de la pena.
No es que no quisiera tener una familia con Jin Zixuan, era solo que, ni siquiera estaban casados todavía y resultaba un tanto lamentable que una mujer que todavía no se casaba estuviera consiguiendo estas hierbas.
—No son para mí, madre —levantándose con la gracia que le fue inculcada, Jiang Yanli se paró para mirar apropiadamente a sus padres. No dijo nada más, queriendo evitar decir el particular nombre que la enfurecía.
—¿Oh? ¿Y para quién son? —Jiang Yanli y Jiang Fengmian se miraron de manera complicada, sin saber qué decir.
Jiang Yanli no era una persona afán de las mentiras, podría omitir cierta información, sí, pero mentir no era algo que hiciera seguido. Y en la situación actual, no veía una razón para hacerlo.
—Son para A-Xian —su voz salió tranquila al igual que su sonrisa.
El gesto de Yu Ziyuan se endureció, como ambos Jiang ya esperaban.
—¿Y por qué él querría eso? —Jiang Fengmian apretó los labios, podía ser que la ignorancia de su esposa sobre ese tema fuera su culpa.
—A-Xian es el Asistente de Segunda Clase del emperador —anunció con un rastro de orgullo en sus palabras, sentimiento que Jiang Yanli correspondía.
—¿Es parte del harén de Su Majestad? —las palabras le resultaron difíciles de pronunciar dado a la amargura que le causaban. No obstante, pronto su rostro soltó su verdadera intención: una sonrisa y bufido en burla—Así que a eso es lo que tuvo que recurrir para evitar quedar en las calles.
Jiang Yanli estuvo entera y puramente indignada por la insinuación. Comprimiendo sus sentimientos rencorosos por su madre, se obligó a forzar una sonrisa y hablar con respeto.
—Te equivocas, muqin —le estaba costando, no iba a mentir—A-Cheng dijo que A-Xian estaba viviendo en una linda cabaña junto a los hermanos Wen antes de ingresar al harén.
—Cosa que no debió pasar, aquí tenía un hogar —Jiang Fengmian añadió, mirando de reojo a su esposa.
—Tú-
—Además, fue el mismo emperador quien le pidió unirse a su harén —la joven salvó a su padre de una evidente pelea, sintiendo una discreta satisfacción por lo que Jiang Fengmian dijo—El Primer Príncipe lo confirma, Su Majestad está dichoso de tener a A-Xian consigo, y yo soy testigo de eso.
Yu Ziyuan cerró la boca y cruzó los brazos por encima de su pecho.
—Como si Lan Qiren fuera a permitir que el hijo de un sirviente fuera la madre del primer heredero de Su Majestad —Jiang Fengmian se tensó.
—Hijo de los grandes Líderes de Secta Wei Changze y Cangse Sanren, no lo olvides, Yu Ziyuan —masculló entre dientes apretados—A-Xian es digno de lo que sea que se proponga.
—¿Cómo esto no te molesta? Su hijo tendrá un mayor rango que el hijo de Jiang Cheng, ¡nuestro hijo es el Honorable Consorte del Primer Príncipe! —el enojo arrugó la nariz de la madame al dirigirse a su esposo.
—Esto es algo que discutimos con el Gran Maestro Lan antes de la boda de A-Cheng —respondió con la misma firmeza—Lo sabes bien, entiendes perfectamente por qué el Primer Príncipe fue removido de la línea de sucesión.
—Hanguang-Jun ahora es el emperador, es natural que sus hijos sean los primeros herederos. Luego estarán los hijos de A-Cheng —Jiang Yanli se agachó para tomar la caja—Fue algo que tanto Jiang Cheng como Zewu-Jun aceptaron para poder casarse, ¿no es así?
La joven se fue, no pudiendo soportar más la amargura que su madre tenía por su hermano.
Yu Ziyuan sentía que ya no tenía un lugar dentro del Muelle del Loto. La verdad era que, no es que ese fuera el problema. Nunca lo admitiría, mas, su mayor disgusto era que pareciera ser que Jiang Fengmian ya no se quedaba callado cuando ella hablaba, y tampoco Jiang Yanli. Ambos comenzaron a responder a sus palabras, cuando nunca antes lo hicieron. Esto descolocaba a Yu Ziyuan, donde siempre fue respetada –temida– ahora ya no tenía fuerza para ello.
Y todo comenzó por Wei Wuxian.
—Al final resultó que el hijo es igual a su madre —susurró tras pensar bien en lo que Wei Wuxian tendría que hacer en un harén—Usan sus cuerp-
—Te prohíbo terminar esa frase —Jiang Fengmian se giró a verla bruscamente—Escúchame bien, Yu Ziyuan, en mi presencia, no te atreverás a manchar la pulcra imagen de mis amigos.
Ella le miró con la rabia conteniéndose en sus ojos, sin embargo cuando se enfrentaron a los del hombre, estos ya no huían de ella. Allí estaban, claros en convicción. Plantados frente a ella sin miedo.
—¿Sabes lo que un harén imperial les hace a las personas como Wei Wuxian? —ella preguntó, disfrutando internamente de la respuesta—Las destruye, Jiang Fengmian. No tiene un clan, no tiene un apellido que valga algo para el imperio, por eso tiene un puesto bajo. Será un blanco fácil para los demás concubinos.
—Comprendo que hablas desde la oscura ignorancia —replicó apenas ella terminó de hablar—Pero la verdad resplandeció claramente frente a mí durante los días que estuve en el palacio —esto atrajo una sonrisa contenta, estaba relajado sabiendo que las palabras de su esposa no eran la realidad—Su Majestad adora a A-Xian.
Tal confianza en su respuesta hizo retroceder a Yu-furen, el orgullo en el rostro de su marido hizo tambalear la vaga esperanza que tuvo de poder tener algo de control sobre la situación.
—A-Xian será feliz —Madame Yu no dijo nada mientras la mirada de Jiang Fengmian se mantenía directa en la suya—Aunque eso te pese.
Jiang Fengmian ya no tenía ninguna palabra que decirle a la mujer, y con una monótona despedida, siguió su camino lejos de ella.
Jiang Yanli también se movió de la esquina donde se había quedado para escuchar lo que sus padres decían. Escuchó que su madre siguió hablando después de que se fuera, y detestó tanto lo que iba a decir. Se sintió tan orgullosa de su padre por dar la cara por sus amigos, ellos eran sus adorados tíos, la idea de manchar sus nombres ahora que no estaban le pareció desagradable.
Por fortuna tenían a un amigo que los defendería, a ellos y a su hijo que dejaron atrás sin quererlo.
—Lan Zhan, aquí no —Wei Wuxian soltó unas pequeñas risas ligeras, sus manos buscaban alejar el rostro de Lan Wangji de su cuello, donde el emperador había encontrado una afinación por regar besos que hacían cosquillas.
Después del entrenamiento y la visita de Wei Wuxian a su tío, Lan Wangji ordenó un almuerzo para todos los consortes. Fueron primero al Invierno Floral para ducharse y eliminar todo rastro de suciedad y sudor de sus cuerpos. Mo Xuanyu sonrió al estar fuera del cuarto de baño y escuchar las risas de sus señores mientras se bañaban.
La felicidad era una fiel creyente de la pareja, siempre presente en los momentos que estaban juntos. Viajando con sus risas, esparciendo el sentimiento por el aire hasta llegar a los oídos de quienes lo escuchaban.
Los eunucos y guardias que resguardaban el jardín donde la mesa fue colocada no podían ocultar sus sonrisas conmovidas mientras escuchaban a su emperador jugar con su consorte preferido.
—¿Fueron de tu agrado las telas? —preguntó Lan Wangji, con sus besos subiendo del cuello hasta la oreja. Sus manos firmes sostenían la cintura de Wei Wuxian, manteniéndole en su lugar cerca de él.
Wei Wuxian se encontraba usando una de las túnicas que fueron confeccionadas con dichas telas. Resultó ser en una túnica superior blanca bordada en hilo azul y una túnica inferior azul cielo. Un atuendo muy parecido a los de Jiang Wanyin como Lan-Da-Furen.
—Así es, le agradezco a Su Majestad por tener a este consorte en sus pensamientos —sin vergüenza, las manos de Wei Wuxian estaban escondidas dentro de las túnicas del emperador, tocando más allá.
Finalmente el rostro ajeno abandonó su cuello, buscando la mirada para hablar.
—Siempre estás en mis pensamientos, Wei Ying —sin perder la costumbre, una explosión de sentimientos puros se desató en el corazón de Wei Wuxian.
Esos ojos dorados eran lustres al decir la verdad de su sentir, arrastrando su corazón en una marea de ternura. Marea que llegaba hasta sus ojos, desbordándose en lágrimas contentas.
Parpadeó para alejarlas, sus manos se colocaron en el cuello de Lan Wangji y lo jaló para besarlo. Fundiéndose en el gesto más puro de amor, ellos disfrutaron de la brisa libre del aire, las suaves caricias de manos ansiosas y del sol sobre ellos. La sombra del árbol y la del recorrido de las manos los hacían sentirse a salvo del calor.
—Ven a mi palacio hoy —pidió Wei Wuxian entre besos. La petición salió desde el deseo de tener a Lan Wangji siempre a su lado, así como nunca abandonaba su mente.
—Es mi mayor anhelo —tomó un par de besos más de los labios ajenos—Me temo que las reuniones no me lo permiten.
—Últimamente te reúnes mucho con el consejo, ¿todo está bien, Lan Zhan? —preguntó, obligándose a no sentirse mal por la respuesta anterior, pensando que ahora era él quien estaba entre los brazos del emperador. Nadie más, solo él.
—Existen incógnitas alrededor de los territorios de Lanling Jin, está el asunto de tu montaña —recitó algunos de los temas que trataba con los ancianos del clan, deteniéndose en uno en particular—Y... nuevos concubinos vendrán en un tiempo.
Wei Wuxian reaccionó a eso.
—¿Más? —no era de extrañar. Por lo que había leído en libros, algunos emperadores llegaban a tener miles de ellos. Y siempre había muchos más en entrenamiento, era lógico que pronto enviarían a otros.
—¿Recuerdas lo que te dije? —Lan Zhan tomó las manos para llevarlas a su corazón—Eres el único.
Wei Wuxian gozó de escuchar eso de la boca de Lan Wangji, sí, era verdad. No tenía que preocuparse por el corazón del emperador.
—Pese a que te creo, Lan Zhan —su cuerpo se erizó cuando una mano de Lan Wangji llegó a su rostro para mover del camino uno de sus mechones, posándolo detrás de su oreja. Tal tierno gesto no rompió con su preocupación—Entiendo que el clan te pedirá más herederos, precisamente los clanes de los consortes lo harán para no deshonrar a sus hijos.
—Estoy investigando sobre el tema —aseguró Lan Wangji, revelando sus planes e intenciones ante Wei Ying—Que seamos capaces de usar el cultivo dual será de gran ayuda.
—¿A qué te refieres? —murmuró, discerniendo que era un tema delicado por la voz baja con la que Lan Wangji habló.
—He encontrado los escritos de un antiguo emperador, generaciones antes que la de mi padre. En ellos habla sobre un método que utilizó para tener herederos con la mayoría de sus concubinas.
Wei Wuxian pensó, sin embargo no llegó a ninguna conclusión.
—Wei Ying, el emperador dice que no tocó a ninguna de ellas, al menos no de la manera en la que tú y yo lo hacemos —los ojos de Wei Wuxian brillaron.
—¿Oh? ¿Y cómo tuvo hijos sin acostarse con sus concubinas? —la emoción no se pudo eliminar de su tono de voz, Lan Wangji se contagió de ello, contento de ver ese sentimiento apoderarse de las preciosas facciones de Wei Wuxian.
—Al parecer es posible con la transfusión de energía espiritual directamente al vientre —explicó—Requiere mucha de ella y varias sesiones, así como encontrar un punto específico en el útero que lo permita, pero resultó, tuvo veintitrés hijos.
Wei Wuxian se asombró, mas, inmediatamente un nombre llegó a su mente, estaba en alguno de los libros que había leído.
—¿El emperador Lan Huoyan? —preguntó recordando que esa cantidad de hijos concordaba con solo un emperador alrededor de la historia.
Lan Wangji asintió con un cabeceo. El joven consorte agradeció al antiguo emperador por dejar escrito su experiencia, porque de otra manera Wei Wuxian se hubiera quedado con la creencia que todos los hijos fueron concebidos como era de esperarse. ¡Incluso había creído que ese emperador era un hombre con una virilidad que respetarse!
—Pero, ¿por qué nadie más usó este método? —Wei Wuxian creía que tener herederos era uno de los mayores intereses de la corona, no podía explicarse por qué guardarían tal información beneficiosa.
—Creó descontento en el harén, se sintieron insultados. El emperador era particular, no deseaba tener contacto con ningún concubino, hombre o mujer —Lan Wangji, sin embargo, le tocó su mejilla en una suave caricia.
—Los clanes estuvieron ofendidos, por ende —completó Wei Wuxian sonriéndole ante el gesto.
Además, ese método solo le podría interesar a un emperador como Lan Huoyan, pero quienes sí desearan saciar sus deseos carnales además de concebir herederos odiarían el método, lógicamente lo ocultarían.
—Nuestro cultivo... —recapituló las palabras de él hasta que las entendió—¿Quieres apelar a que cultivemos seguido para tener las energías suficientes para usar este método con los demás?
—Mn, de esta forma solo tú-
—¡Lan Zhan! —Wei Wuxian se lanzó a sus brazos, abrazando con fuerza a su emperador—Eres tan bueno —pronunció escondido en el pecho del hombre.
«Pero no permitiré que siquiera puedan tener hijos de esa manera» pensó para sus adentros.
—Wei Ying, ¿un fisiólogo te ha revisado en las últimas semanas? —todavía abrazados, Lan Wangji acomodó a su amado entre sus brazos para sentarse cómodamente.
—Oh, eso —para tristeza del joven monarca, él se alejó para mirar al bello rostro—Dijo que mi fertilidad es alta, una vez que mi útero se dé cuenta de que... bueno, decidí concebir dentro mío a nuestros bebés, todo iría a mejor. Espera que el cultivo dual ayude a estabilizarlo y pronto quedar embarazado.
—Mn, seguiremos intentando —con una descarada determinación, Lan Wangji mantuvo su rostro serio al pronunciar esa oración que causó un revuelo en la mente de Wei Wuxian.
—¡¿Dónde quedó su vergüenza, Majestad?! —se rió contento, nunca pensó estar de esta manera con Lan Zhan, planeando un futuro juntos, una vida con bebés que nacerían de ambos. Era un maravilloso futuro, ya no podía esperar para vivirlo.
—Advertencia, un hermoso Wei Ying se la llevó —Wei Wuxian se quejó por la sobrecarga de emociones, aunque Lan Wangji le advirtiera, su corazón no podía tolerar esas dulces palabras.
El emperador ya no pudo resistirse, nunca se atrevería a tratar a Wei Ying de otra manera –al menos no fuera de la cama–, jaló con suma delicadeza para besar esos preciosos labios esponjosos.
Wei Wuxian aceptó el beso con alegría, cómo adoraba ser besado por Lan Wangji. Porque cuando él le besaba, podía sentir el cariño con el que lo hacía. Y tenía la dicha de saber que era el único que recibía ese trato, que sus labios eran los únicos que eran tocados por el emperador.
El cuello de Lan Wangji fue rodeado por los brazos de Wei Wuxian, en un desesperado intento por acercarlo a él y mantenerlo a su lado. Quería ahogar a Lan Zhan de su ser, a cada minuto del día quería que el mayor se rebosara de él, para que así no cupiera ninguna posibilidad de pensar en otra persona que no fuera él.
Sus labios se movían con familiaridad, después de encontrarse incontables veces antes, ya tenían un ritmo propio, una sincronía que era solo de ellos. Las lenguas volvieron a encontrarse segundos después, respiraciones agitándose y manos insaciables. La maravilla de besarse era un paraíso para ellos, tanto que los llevaba a ignorar todo a su alrededor.
Wei Wuxian lo sintió primero, una presencia, en realidad varias. Un poco de tensión que no los alcanzaba a ellos, pero fue consciente. Abrió un poco los ojos, Lan Wangji seguía moviendo sus labios contra los suyos con empeño, entonces vio varios pares de pies a lo lejos. Solo así pudo recordar que estaban allí por el almuerzo con los demás concubinos.
Sonrió en medio del beso, horrorizarlos era tan divertido. No obstante, la gratificación que le traía el hacerles ver en carne propia cuánto Lan Wangji lo deseaba no era comparable con nada. Por eso fingió no haberlos visto, después de todo, el guardia que los escoltó no se había atrevido a interrumpirlos, ¿ellos lo harían?
Pero dejar que el beso se prolongara era abrir una puerta que, aunque deseaba lo contrario, tendría que cerrarla apenas rozara la vulgaridad. La reputación de Lan Zhan era importante. Así que cuando el emperador se perdió entre sus deseos y comenzó a codiciar más allá, él se tuvo que separar.
—Aire, Lan Zhan... necesito aire —le gustó escuchar los chasquidos que sus labios producían al intentar hablar y todavía ser besado por el otro. Se separó y pegó la frente al rostro ajeno, siendo prontamente recibido por pequeños besos que le calentaron el alma.
El guardia, mortificado por tal vez cometer un error, tomó aquella oportunidad para por fin intervenir y hacerle saber a su emperador que su harén estaba allí. Carraspeó bajito y rezó a los cielos por no perder su cabeza ese día.
—Huangshang, los consortes han llegado —Lan Wangji salió de su embobamiento gracias a la voz, Wei Wuxian ni siquiera se molestó en fingir decoro. Se alejó tranquilamente del regazo y se sentó de manera apropiada al lado, subió su mirada platina y burlona.
Los rostros del harén eran comiquísimos. Verdes de envidia, rojos de ira y resplandecientes con una sonrisa. Luo Huyin era la única que estaba contenta de tener que haber presenciado tal inmoralidad. Wei Wuxian le guiñó un ojo mientras recuperaba –muy visiblemente– su respiración.
Sus mejillas encendidas en un bonito rosa, sus labios brillando, todo en él gritaba: fui devorado por el emperador.
Lan Wangji jamás perdía la elegancia, así que, incluso si sus orejas estaban rojas y sus labios no pudieran ocultar la evidencia, la mirada solemne que les dio a los hombres y mujeres parados frente a él los obligó a ignorar el tema y saludar con respeto hacia ambos.
—Tomen asiento, por favor —les dijo y señaló con una mano los cojines alrededor de la mesa disponible en el jardín. Wei Wuxian no tuvo la mínima intención de moverse del lado de Lan Wangji, además, la mano de jade estaba en su muslo impidiendo cualquier movimiento de su parte.
Los hombres y mujeres acataron la orden del emperador rápidamente, acomodándose discretamente lo más lejos posible el uno del otro. Lan Wangji fingió no notarlo. Mejor colocó toda su atención a la comida que fue servida especialmente para Wei Ying, sobre todo a la pequeña taza de picante que fue colocada al lado de los platillos. Al percatarse de ese detalle, el concubino se giró a ver a su emperador con una agradecida sonrisa.
—Gracias, Majestad —susurró bajito, bajó su mano hasta la de Lan Wangji que todavía permanecía en su muslo, los dedos pronto se encontraron y apretaron entre sí en una bienvenida.
—Majestad, ¿cómo ha estado su día? —Jin Zhiruo fue el primero en tomar la palabra, el emperador no había comenzado a comer, por lo que ninguno de ellos podía hacerlo todavía. Así que aprovechó ese pequeño momento para atraer su interés lejos de Wei Wuxian.
Eso no iba a suceder, nunca.
—Ha estado bien, espero que el de ustedes también —Wei Wuxian vio desde su lugar a Liang Yuyan sonreírle directamente a Lan Wangji, la sonrisa era bonita, si tan solo no estuviera dirigida a un hombre que ya tenía una sonrisa que adoraba ver.
—Lo es ahora que estamos con usted, Majestad —los demás consortes asintieron en confirmación a las palabras de la Concubina Honorable. Por cortesía, Lan Wangji dio un asentimiento lento aceptando el gesto de su harén.
—Coman, han preparado esto para ustedes —el emperador no quería continuar con ninguna conversación por el momento, cortó cualquier oportunidad de ello al iniciar la merienda y obligando a la regla de no hablar durante la comida a llegar a la mesa para silenciarlos.
El silencio entre ellos era cómodo, se seguían comunicando a través de miradas y pequeños gestos al compartir la comida. Lan Wangji le servía un poco más de carne a Wei Wuxian para que este comiera, y el concubino le pasaba algunas verduras que se negaban a entrar en su estómago. Era como ver a una pareja de casados cumplir con una de sus tantas rutinas que el tiempo creaba entre ellos. Como si hubieran compartido ya una vida entera juntos y supieran cada detalle de la otra persona.
Pero en realidad solo se trataba de la enorme conexión que sus corazones sentían. Había un hilo invisible uniéndolos, atrayéndolos para que sus seres pudieran sentirse complementos de la felicidad que llenaban con sus presencias.
Presenciar tal cercanía era un trago amargo para los consortes que eran completamente apartados de la mirada atenta del emperador. Nadie se atrevía a hablar enfrente del monarca, no querrían irritarlo al romper una de las reglas más básicas del imperio. Mas, era difícil ver que Su Majestad se desvivía por la comodidad del Asistente de Segunda Clase, derramando todo su cuidado en él.
—Debo retirarme, ustedes continúen, por favor —con toda su comida terminada, Hanguang-Jun se levantó de su cojín elegantemente al notar a varios Guardias Imperiales llegar al jardín para llevarlo al Pabellón de Orquídeas.
A medio camino, se movió a la oreja de Wei Wuxian para susurrar.
—Visítame más tarde —cuando el hombre alzó la cabeza para verle, Hanguang-Jun entonces procedió a plantar un suave beso en el inicio de los cabellos en la frente de Wei Wuxian. El concubino recibió el gesto con los ojos cerrados y una tranquila sonrisa al sentir el cariño de Lan Wangji por medio de ese beso.
Todos se pararon para despedir al emperador al este retirarse. La comida seguía entre ellos, solo que ahora sin la presencia del emperador, la mesa poco a poco comenzaba a llenarse de la plática que los consortes entablaron entre ellos.
—Oh, gege, ¿esa es Suibian? —Luo Huyin miraba con ojos curiosos la espada que reposaba a un lado de Wei Wuxian—Había escuchado de ella, sobre todo de tu habilidad con ella en la guerra —Wei Wuxian sonrió orgulloso, no por el tema de la guerra, eso todavía enviaba sensaciones amargas por su cuerpo al recordar todo lo que perdió durante ese tiempo.
Si sonrió orgulloso fue, más que nada, porque Suibian había sido diseñada por sus padres. Wei Wuxian la adoraba desde que tuvo posesión de ella, en su ceremonia de entrega de espada podía jurar que sus ojos se iluminaron en emoción cuando vio la funda de madera con detalles en plata. Las demás espadas de los Jóvenes Maestros de los clanes eran refinadas y de materiales egocéntricos, Wei Wuxian no iba a negar que tenía cierta fascinación por verlas, mas, Suibian era especial entre todas ellas. Su humilde aspecto iba acorde con el lema y tradición de la secta.
Le dolió un poco tener que entregarla el día que su unió al harén, al tenerla devuelta con él sentía que una parte de él volvía a llenarse en sentimentalismo penoso, ver su diseño era ver el trabajo de la mano de sus padres en algo que planearon con amor por su hijo.
Sentir a Suibian conectar con Bichen fue una experiencia más que grata.
—Así es, Huyin-mei —con delicadeza tomó su espada del césped y la extendió para mostrarla a la interesada mirada de la Asistente de Primera Clase—Es bella, ¿no?
—Ciertamente —Luo Huyin no era ajena a las espadas, provenir de un clan que se especializaba en formar guardias y guerreros la hicieron no ser una ignorante en cuestión de la belleza de las armas—Tiene la misma belleza que su dueño —ella molestó entre risitas que cubrió con la manga de su túnica.
—Ah, me halagas, meimei —Wei Wuxian se tocó el pecho para probar su aprecio por las palabras de su amiga.
Su sonrisa trataba de ignorar la palpable tensión que su conversación causaba en los demás consortes.
Wang Shu fue el primero en demostrar su descontento al arrugar la nariz.
—Saca eso de nuestras vistas, ¿cómo puedes enseñarlo como si fuera digno de admiración? ¿Cuánta sangre no derramaste con eso? —Wei Wuxian apretó la funda de Suibian. Justamente ese era un tema que su mente gustaba de evadir.
—Son los inconvenientes que conllevan el pelear por la justicia —sus platinos ojos miraron directamente al Concubino Wang. Su aura juguetona que previamente tenía con Luo Huyin se había esfumado, y solo quedaba una mirada dura y voz tensa para Wang Shu—¿Qué me hace diferente de los demás que estuvimos involucrados en la campaña?
—No hay diferencia, eres un héroe tal cual ellos —la Luo-Changzai rápidamente le apoyó, su vista también se posó en el hombre y la mantuvo allí para seguir—Esta paz de la que gozamos, Wang-Pin, es gracias al trabajo en conjunto de los héroes que arriesgaron sus vidas por nuestro bienestar, el Asistente de Segunda Clase incluido.
—¿Podemos tener una comida en paz? Creo que todo sería mejor si nos limitamos a cumplir con nuestro deber de disfrutar los platillos que Su Majestad ordenó para nosotros —Wei Wuxian resopló cansadamente al dejar a su espada en su lugar de nuevo.
—¿Cuándo hemos tenido paz desde que llegaste? —Liang Yuyan azotó con algo de fuerza sus manos al bajarlas en la mesa.
—Concubina Honorable, le recuerdo que no fui yo quien inició este asunto entre nosotros —estaba cansado. No quería tolerar más insultos de parte de ellos, e incluso si eso lo metía en problemas con Lan Wangji, prefería tener un castigo por defenderse que quedarse con todos sus pensamientos dentro suyo para que arruinaran su humor y envenenaran su corazón.
—¿De tal manera que es mi culpa, Daying? —el Consorte Honorable alzó su mirada de la taza de té que estaba acercando a su boca—¿Por disciplinarlo cuando había cometido una falta?
Wei Wuxian sonrió, saboreando, anticipándose ante la cadena de reacciones que esperaba su comentario obtuviera.
—Debo admitir que esa fue una limpia excusa. Dado a mi falta de intriga sobre el tema, no voy a mentir, sí creí que ese era el problema principal —lentamente los miró a todos sin perder esa sonrisa que comenzaba a hacer arder la sangre de los concubinos—Pero no es así, ¿verdad?
—Hable claro, Asistente de Segunda Clase —dijo entre dientes la Liang-Fei, visiblemente apretando sus puños sobre la mesa.
—No me humillaron solamente porque cometí una falta, entre las otras razones se escondía la envidia, ¿cierto?
—¿Envidia, de ti? Te comportas como un salvaje, arruinas la imagen del harén —bufó con sorna Wang Shu al escuchar sus palabras, Wei Wuxian pudo ver fácilmente que era un débil intento por desestimarlas y así evitar lo que para ese punto ya era inevitable—¿Qué podríamos envidiar de ti? Llegaste aquí sin un clan y-
—Y aun así el emperador me prefiere solamente a mí —alzó las cejas cuando sus labios sonrieron de lado—Ese día no les molestó el ruido que hice, lo que en verdad les alborotó fue saber que Su Majestad sí yació en la cama conmigo.
—¡Asistente de Segunda Clase, cuida tus palabras! No puedes hablar de estos temas en esta situación, es impropio —bramó el Wang-Pin con sus mejillas coloradas por la furia y ofensa que Wei Wuxian había cometido contra todos.
—No podemos esperar recato de tu parte, una vez más nos demuestras que eres una vergüenza para el harén del emperador —añadió en un bufido la Concubina Honorable Liang.
Luo Huyin volteó sus ojos hacia Wei Wuxian para esperar por su respuesta. Se estaba divirtiendo viendo que por fin Wei Wuxian se defendía y ponía en su lugar a esos pomposos malcriados. Estaba haciendo uso de toda su educación por no soltarse a reír por la escena frente a ella. Su gege era asombroso.
—Vergüenza... curiosa elección de palabra de unas personas que duermen solas todas las noches —la Asistente de Primera Clase se mordió la lengua y apretó los labios.
—Basta ya, cierra la boca, Wei Wuxian —al verlo, el Jin-Guifei tenía una vena resaltando de su frente. Wei Wuxian creyó que era justo arrastrarlos a esa situación después de todo lo que han hecho.
Era plenamente consciente de que solo hacía las diferencias entre ellos más grandes con sus palabras, no obstante, estaba dispuesto a enfrentar las consecuencias por ello.
—El emperador mismo me lo dijo —Wei Wuxian disfrutó, oh, qué deleite dulce y suave fue ver los rostros de los consortes caerse por la pena de ser expuestos por el mismo emperador—Me lo confesó mientras estaba en sus brazos, me prometió que yo era el único en su vida.
—Maldi-
—Cuidado con insultar al favorito de Su Majestad —presumir era algo que se le podía dar con facilidad. Cuando era joven le presumía a Lan Zhan sobre la belleza de su montaña y cómo Yiling tenía las mujeres más hermosas de todo el mundo.
Tontamente no creyó que Lan Wangji ya estaba interesado en un hombre de Yiling.
Jin Zhiruo respiraba pesado, su pecho subía y bajaba sin un ritmo constante mientras su fiera mirada se mantenía en él.
Él, quien por fin devolvía las palabras que eran lanzadas con malas intenciones a su persona.
—Puedes disfrutar de ese privilegio por mientras, Daying —el Consorte Honorable le sostuvo la mirada a Wei Wuxian cuando la mirada platina se topó con sus ojos marrones, y ahora fue turno de Jin Zhiruo para sonreír—Pero nuevos concubinos vendrán la próxima semana, yo mismo los he seleccionado. Entonces Huangshang te abandonará.
Wei Wuxian apretó la mandíbula. No le causaba nada de gracia, mas sabía que no podía hacer nada por impedirlo.
Sin embargo, sí podía hacer algo para echarlos.
—Pueden soñar con eso —se burló de la seguridad que los ojos de Jin Zhiruo reflejaban en sus palabras—¿Esperan que unos nuevos concubinos logren lo que ustedes no pudieron? Me pregunto, ¿piensan alto de ellos o bajo de ustedes mismos?
Se levantó riéndose de ellos. Ya había acabado su comida y necesitaba aire fresco. Aunque se estuviera divirtiendo, estar cerca de ellos le podría producir una jaqueca.
—Enséñenles bien cómo dormir en una cama fría. Es lo que les espera, el mismo destino que ustedes.
Ignoró las maldiciones que Liang Yuyan y Wang Shu tiraron en su dirección. Luo Huyin se quedó con ellos para obligarles a calmarse y no armar un escándalo que llegara con Hanguang-Jun y lo hicieran enojar.
—¿Qué es esta insolencia, esta falta de respeto? —Jin Zhiruo alzó la voz sobre las demás, callando a todos los demás concubinos. Señaló a los hermanos Wen y a Mo Xuanyu—¡Ustedes! ¿Acaso no le enseñan a su señor a respetar a sus superiores? ¡Merecen un castigo! ¡Guardias!
Con la llamada de los guardias del Jin-Guifei, Wei Wuxian rápidamente se plantó delante de sus amigos para protegerlos, sin embargo, al estar en el palacio como sirvientes suyos, ellos tuvieron que alejarlo de la escena para entregarse al castigo que el Consorte Honorable les quería imponer.
—¡No se acerquen! —gritó Wei Wuxian volviendo a colocarse enfrente de sus amigos—Ellos no son cualquier sirviente, fueron elegidos personalmente por Su Majestad para servirme. ¡Les cortaré la mano si los tocan!
Suibian tembló por la furia y amenaza de su maestro, notando eso, los guardias de Jin Zhiruo lo pensaron dos veces, esa espada era conocida por lo letal que era bajo la mano de Wei Wuxian. Viendo la conmoción, los Guardias Imperiales de la Ciudad Prohibida se acercaron para mediar la situación.
—¿Qué hacen? Es el Daying de nuestro emperador, no lo pueden tocar —dijo uno de los Guardias Imperiales hacia el grupo de guardias del Consorte Honorable.
—Jin-Guifei ordenó que sus sirvientes fueran castigados —respondió uno de ellos.
—Guifei, si quiere castigar mi atrevimiento, castígueme a mí, quien fue el que los insultó, pero no los toque a ellos. Son solo sirvientes —a Wei Wuxian le supo mal llamarlos de esa manera, mas no podía decir que eran amigos. La realidad era esa, eran amo y sirvientes frente a los ojos de todos—Mejor aún, acúseme con el emperador y deje que él decida mi castigo. Confíe en la justicia de nuestro Huangshang.
—Eso sería lo mejor, dejemos que Su Majestad vea quién realmente es Wei Wuxian —Liang Yuyan concordaba con lo que Wei Wuxian ofreció. Si el emperador veía que su concubino favorito no era más que un atrevido, irrespetuoso y ambicioso hombre, seguramente lo dejaría.
Jin Zhiruo sonrió, llegando a la misma conclusión.
—Bien, dejaremos esto en las manos de Hanguang-Jun —Wei Wuxian suspiró mentalmente. Había olvidado que podían lastimar a sus amigos si lo deseaban, no era solo a él a quien podían herir. Tendría que ser un poco más cuidadoso—Pero, también recibirás un castigo impuesto por mí. Te lo haré saber después.
Wei Wuxian no tenía problema con ello. Se apresuró a hacer una reverencia de despedida para alejarse de inmediato.
—Estás muerto —le dijo Wen Qing al tomarle del brazo y dejando atrás el jardín. Dejaban atrás el desastre que Wei Wuxian había causado—Estamos muertos —completó.
—Cuando Lan Zhan se desocupe, díganle que necesito hablar con él.
—Bien, explícale por qué todo el harén irá con el quejándose de ti y pidiendo tu expulsión —Wei Wuxian dejó pasar las palabras de Wen Qing, entendía, y sobre todo, agradecía su preocupación por él. Sin embargo, Wei Wuxian ya creía que no había nada de lo cual preocuparse.
Con la confesión de Lan Zhan, una nueva confianza resurgió en Wei Wuxian. Todas sus dudas, y miedos, fueron tragados por la luz que la devoción de Lan Wangji profesaba por él. Si esos dorados ojos solo podían mirarlo a él, entonces no tenía nada de qué preocuparse con los consortes. Estar tranquilo lo llevó a ser un poco soberbio por los sentimientos del emperador hacia él.
Para el harén esto era una catástrofe, si el Asistente de Segunda Clase ya era consciente del poder que mantenía sobre el emperador, entonces ya nada lo detendría de defenderse, ¿por qué lo haría? A sabiendas que tenía el favor de Su Majestad a su lado, no había motivo alguno por el cual ser dócil con las personas que constantemente estaban atacándolo.
Si Wei Wuxian por fin se daba cuenta de la influencia que su mera existencia provocaba en Lan Wangji, sería el final para el harén imperial.
Jiang Cheng intentó colocar sus manos detrás de su espalda baja para masajear el dolor que allí se posaba. La posición le dificultaba su realización, pero pronto sintió las manos gentiles de su marido ayudarle con su malestar.
—Mi corazón, ¿te duele mucho? Deberías descansar —el Primer Príncipe bajó la mirada hasta donde su esposo estaba sentado terminando de redactar una carta en respuesta a Nie Huaisang.
—Ya he terminado, me daré un baño y tomaré una siesta —Jiang Cheng, con sus cinco meses de embarazo ya no tenía muchas energías cuando la tarde llegaba a pintar el horizonte de tonos naranjas. Con la novedad de que su bebé comenzaba a moverse, Jiang Cheng encontró que este se ponía inquieto con la ausencia de su otro padre.
Si Lan Huan se iba, el bebé le pateaba en protesta por ello. Jiang Cheng a veces quería ahorcar a Lan Xichen por ser tan encantador al grado que su bebé no podía estar lejos de él por más de medio día.
No obstante, ¿cómo Jiang Wanyin podía culpar a su bebé por querer tenerlo cerca siempre? Si su marido ocasionaba que su humor estuviera siempre en su mejor estado, Lan Xichen lo empapaba en su amor hasta que se sentía rebosante de su cariño que demostraba en todas las atenciones que le entregaba: asegurar que estuviera cómodo a todo momento, alimentarlo y cumpliendo todos sus caprichos que el futuro líder excusaba en su inocente bebé.
Lan Xichen siempre tenía una sonrisa cuando le veía, sus manos siempre eran gentiles y amorosas cuando acariciaban su cuerpo y trazaban sus estrías por el embarazo, podía decirse afortunado porque ver su cuerpo cambiante no le causaba inseguridades. Tenía a un hombre maravilloso que siempre le recordaba que ante sus poderosos ojos ocres, Jiang Wanyin era el hombre más hermoso de todo el mundo sin importar qué.
Llevar a su bebé en su vientre se sentía –y era– un privilegio que solo él tenía.
—Eso me agrada, quiero verte descansado cuando vuelva —Lan Xichen iba a dejar el palacio para dirigir una cacería nocturna de los jóvenes discípulos. Dentro de sus planes estaba el volver al día siguiente, así que Jiang Cheng ya se estaba preparando para el berrinche de su bebé.
Dado a que pronto partiría, Lan Xichen fue en busca de su esposo para despedirse de él y de su bebé. Le partía el corazón alejarse de los dos amores de su vida, mas los dos padres entendían que era algo fuera de sus manos. El Primer Príncipe se agachó para plantar un suave beso en el vientre abultado de su esposo.
—No le causes problemas a tu baba, baobei —la voz de Lan Xichen fue baja, lenta y acariciadora en el alma y corazón de Jiang Cheng—A-die volverá pronto.
Sus manos de jade, grandes y cautelosas se pasearon por la extensión curva del vientre de su esposo, acariciando por encima de la túnica de seda fina y suave que Jiang Cheng portaba en esos momentos.
Con una celestial sonrisa, los ojos pintados de ocre subieron hasta mirar los ligeramente amatistas de Jiang Cheng.
—Y tú, mi corazón, cuida mucho de ti mismo. Sabes que tu seguridad, bienestar y comodidad lo son todo para mí, A-Cheng —tocado por las afectuosas palabras de su marido, Jiang Cheng colocó su mano sobre el precioso rostro de Lan Xichen.
Lan Huan se inclinó ante el tacto cálido y cerró sus ojos para disfrutarlo.
—También cuida de ti, esposo mío —susurró con un hilo de voz—Tus dos corazones te estarán esperando.
Lan Xichen sintió haber alcanzado la inmortalidad con esa simple frase.
Emocionado, se elevó hasta la altura de su amado y juntó sus labios en un delicado, mas, apasionado beso. Un beso que intentaba traspasar todos los sentimientos a través del contacto que sus labios hacían. Los corazones latieron en deleite por la demostración de afecto que siempre se sentía como un revoloteo de las más suaves alas de una mariposa.
—Me haces extrañarte, siento que mi corazón se quema de pensar que estará lejos de ti —Jiang Cheng soltó una ligera risa, juntaron sus frentes con los ojos cerrados y sus manos se tomaron entre sí.
—Solo será un día, no seas exagerado.
—Ah, mi corazón cruel, te adoro —Lan Xichen había aprendido a amar la fiereza de Jiang Cheng, y también había aprendido a responder con comentarios exagerados que simulaban un dolor o tristeza que no sentía.
Y Jiang Cheng siempre se reiría por las ridiculeces de su marido.
—Parte de una vez —lo empujó tenuemente por los hombros para obligarlos a ambos de separarse—Los discípulos deben estar esperando por ti.
—Mi propio esposo me echa, qué dolor.
—Vete.
Lan Xichen salió del Hanshi casi a patadas por su esposo, de su bastante embarazado esposo.
Xiao Ling le siguió hasta la entrada del Descanso de las Nubes, la joven sirviente vio a su Primer Príncipe guiar a los discípulos fuera de la seguridad del palacio para llevarlos y sumergirlos a la profundidad del bosque donde la cacería tomaría lugar. Los jóvenes escuchaban auténticamente a Su Alteza mientras este les explicaba el caso que tomaron para esa noche. Solo cuando ellos desaparecieron de la vista de la mujer fue que ella pudo regresar al palacio de su amo.
—Honorable Consorte, Zewu-Jun se ha ido —entró a la residencia y anunció la partida de su príncipe en voz baja para que solo su señor le escuchara. Aunque sus ojos no pudieran mirar al hombre, ella podía suponer que se había cambiado las túnicas por unas más apropiadas.
Jiang Cheng se giró a verla, colocando el último arete en su oreja con facilidad, incluso con las armaduras de sus uñas.
—Muy bien —recibió el informe—¿Has arreglado todo? ¿Nadie estará cerca? —con impoluta finura, Jiang Cheng se levantó de su asiento y caminó hasta su fiel sirvienta.
—Así es, Su Alteza. Nadie lo molestará, además me aseguré de que esto no llegara al emperador o al príncipe —el hombre vestido en sus túnicas blancas entregadas por ser un esposo del clan asintió. Xiao Ling entonces se movió para abrir el baúl al lado de la cama y sacar la caperuza negra que su señor usaría.
—De acuerdo, tendremos que ser rápidos, o alguien podría notar mi ausencia —pensó en su hermano. Wei Wuxian había estado ocupado conquistando al emperador o discutiendo con los concubinos, solo se veían ocasionalmente para tener almuerzos juntos. Pero a veces su shixiong tenía la mala costumbre de ir a su palacio sin avisarle de antemano.
Acatando el deseo de Jiang Wanyin, Xiao Ling junto a un Guardia Imperial salieron del Hanshi, aprovechando que la noche ya había caído y los pasillos solo eran iluminados por las velas en las linternas colgando de las paredes. Evitaron las rutas más transitadas con motivo de toparse a la menor cantidad de gente, ninguna de ser posible.
Xiao Ling había arreglado todo, nadie haría preguntas ni hablarían de la indiferencia y poco cuidado que esa noche habría para custodiar los alrededores.
Así fue como Jiang Cheng se detuvo al llegar al palacio que quería.
—Abran —ordenó a los dos guardias parados fuera de la residencia. Sin demorar, los dos hombres se giraron para retirar el candado que estaba en la puerta y la deslizaron para enseñar la fría soledad dentro del lugar.
Jiang Cheng entró sin miedo, la oscuridad del salón no le intimidó, tampoco cuando escuchó el sonido de unos pasos apresurados caminar hasta él.
—¡¿Majestad?! ¿Es usted? —el hombre se rió de la desesperación e ilusión que aquella voz rasposa denotó al hablar.
—Tonta muchacha, ¿crees que Huangshang mancharía sus ojos viendo tu patética existencia? —debido a la caperuza que mantenía su rostro oculto, los ojos de la llamada tonta muchacha no podían descifrar su identidad.
Así que se lo quitó.
Los ojos de ella se abrieron en asombro.
—¿Su Alteza el Honorable Consorte? ¿Qué hace aquí?
—Yao Qingshang, pareciera que no has aprendido tu lección —sus duros ojos le miraron de pies a cabeza con algo de desprecio impregnados en ellos—¿Quién crees que eres para cuestionarme? Sobre todo en tu posición.
—Alteza, debe ayudarme —la mujer se dejó caer en sus rodillas y de la misma manera se acercó a Jiang Wanyin para tomar sus túnicas entre sus desesperadas manos, besó la tela con angustia—Se lo imploro, hable con Su Majestad, fui injustamente incriminada, ¡se lo juro!
—Lo que te suceda a ti no me podría importar menos que poco —Jiang Cheng le quitó sus túnicas del agarre al tirar de ellas con algo de fuerza. Se dio cuenta de que los ojos de Yao Qingshang estaban brillando y se entrecerraban, posiblemente no acostumbrada a la luz dentro de un lugar que parecía estar siempre oscuro—No estoy aquí por eso.
Él se inclinó un poco, lo más que su panza le permitió. Y asegurándose de que las armaduras de sus uñas tocaran la piel, Jiang Cheng tomó el rostro de Yao Qingshang por las mejillas, las cuales pronto apretó con furia. La mujer vestida en simples túnicas grises saltó de la impresión y jadeó repentinamente asustada.
—Me dirás quién fue que le dijo a tu padre sobre el miedo de Wei Wuxian a los perros o te aseguro que enviaré tu cuerpo despedazado a tu clan —pronto los ojos de ella estaban aterrados. Sus manos intentaban de forma inútil liberarse del agarre de Lan-Da-Furen.
—¡Le juro que mi padre no tuvo esa intención! ¡Fue una coincidencia! —sus intentos por negar con la cabeza solo lograron que las armaduras en los dedos de Jiang Cheng se clavaran en su rostro. Sangre comenzó a caer por la piel, en líneas escarlatas que encontraron su fin en las simples ropas de Yao Qingshang.
Jiang Cheng apretó los dientes y soltó bruscamente el rostro lloroso de la mujer.
—Se lo juro, Madame Lan, se trata todo de un malentendido, nunca quise hacerle daño al Asistente Menor-
—Asistente de Segunda Clase —corrigió entre dientes—El emperador lo ascendió como compensación por lo que causaste.
Saber que Wei Wuxian obtuvo el título que ella previamente portaba fue un poco impresionante para Yao Qingshang. No era de asombrarse, después de todo.
—Por favor —dejó de lado eso. El tema de aspirar a ser emperatriz se enterró desde el día en que fue condenada, ahora solo tenía deseos de sobrevivir y salir de su prisión, incluso si volvía con vergüenza a su clan, lo prefería a estar encerrada—Por favor, Honorable Consorte, ayúdeme...
—¿Qué puedo hacer yo? —preguntó Jiang Cheng colocando su mano sobre su vientre, una costumbre que adquirió desde el momento en que su embarazo se hizo notar—Solo soy el esposo del Primer Príncipe, no tengo poder con Su Majestad.
Jiang Cheng mentía. Tener al Primer Príncipe significaba tener un acceso al emperador, la relación de hermanos entre los Gemelos Jade era grande e inigualable. Hanguang-Jun confiaba en su xiongzhang, dentro de todos los ámbitos posibles. Incluido en decisiones entorno al imperio. Lan Xichen fue criado y educado para ser el emperador, por lógica, él tendría un poco de ventaja sobre los conocimientos para manejar un imperio.
Además, estaba su conexión con el favorito del emperador, Wei Wuxian solo necesitaría de un par de palabras –quizá besos y noches– para convencer a Lan Wangji sobre cualquier cosa.
Así que, de hecho, Jiang Wanyin era poderoso dentro del Descanso de las Nubes. Sin embargo, no haría nada por Yao Qingshang.
Y ella sabía todo eso.
—Cosechas lo que siembras, mujer —limpió la sangre que se secaba en la punta de sus armaduras de uñas con indiferencia, tendría que limpiarlas personalmente a fondo cuando regresara a su hogar o algún sirviente podría ver los rastros de sangre y crear rumores que no necesitaba—No voy a hacer nada por ti. Ni yo, ni nadie en este palacio.
Yao Qingshang iba a volver a dejar su dignidad por los suelos al rogarle misericordia al Honorable Consorte. No fue necesario, la Primera Madame Lan se dio vuelta sin darle la oportunidad de ello, sentenciándola por una segunda vez a estar en el aíslo.
—¡Honorable Consorte, por favor! —Jiang Cheng salió del lugar ignorando los llamados de la mujer, sus guardias que lo acompañaron impidieron que ella intentara seguirle hasta la puerta de la residencia. Cuando todos estuvieron afuera, las puertas fueron cerradas y el candado colocado de nuevo.
Lo último que vio Yao Qingshang antes de volver a sumergirse en la oscuridad fue al Lan-Da-Furen mirarle caer al suelo con una pequeña sonrisa.
Jiang Cheng suspiró.
Tendría que realizar más movimientos.
¡Ah, nuestro Wei Ying por fin se defiende de los ataques! 😌 Ahora sí se vienen las peleas feroces, trampas e intrigas del harén hacia Wei Wuxian.
Espero les guste el capítulo. Tardo en actualizar porque me toma un poco de tiempo el revisarlo, estoy segura de que se nota, pero no tengo un editor que me ayude con los errores 😅 Así que pido disculpas por ello. Si algún día puedo, los corregiré.
Me preocupa porque he estado viendo comentarios en otros idiomas y me da pena que los traductores no puedan hacer un buen trabajo dado a que de por sí el texto tiene errores 😫 Gracias por leer a pesar de esto.
¡Feliz mayo!
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