Capítulo VII: Sospechas.
Wei Wuxian todavía no estaba listo, sospechaba que nunca lo estaría.
Ir y pararse frente a su montaña, lo que alguna vez fue el hogar donde creció y formó gran parte de su vida era algo para lo que en definitiva no estaba preparado aún. Ver que ya no había rastro de las residencias donde los discípulos vivían le hizo perder la respiración. Sintió revivir ese fatídico día, comenzó a sentir de nuevo el calor de las llamas que consumieron su vida entera, sofocándolo en el acto. Volvió a sentir el olor oxidado de la sangre, su estómago se volcó en su interior cuando la viva imagen de los cuerpos incinerados lo atacó. Los cuerpos de sus shidis, shimeis... los de sus padres...
El mundo se movió bajo sus pies, la realidad de lo que perdió se asentó en él, casi logrando derrumbarlo de no ser por las fuertes manos que lo sostuvieron desde atrás, impidiéndole el caer ante su sufrimiento.
—Wei Ying —llamó preocupado el emperador, el hombre tembloroso se aferró a él sabiendo que era un lugar estable, un refugio permanente que siempre estaría para él, un resguardo que, a diferencia de su antiguo hogar, todavía estaba con él sosteniendo sus rotos cimientos—¿Estás bien?
El sonido de la voz del emperador desvanecía las tétricas imágenes de los recuerdos más dolorosos en su mente y corazón. Cuando Lan Wangji le hablaba, parecía que su inmutable y poderosa voz ahuyentaba los fantasmas de su mayor pérdida. La dulzura en su voz sanaba su más grande herida.
Se sentía afortunado de tenerlo a su lado.
—Sí, yo... yo solo... —arrastró las palabras y cerró los ojos para evadir el mareo—Necesito un momento.
—El tiempo que necesites —Lan Zhan no movió sus manos de su agarre, y Wei Wuxian agradeció eso mentalmente.
Tuvo que ceder a tomar la mano de Lan Wangji para subir la montaña, sus piernas flaquearon en los primeros pasos y casi fue recibido por el suelo, por lo que el emperador le pidió –ordenó más bien– que se sostuviera de él.
Por donde quiera que mirara él todavía podía ver la felicidad que los días en su secta traían. Como un lejano eco, las risas y voces de su gente lo llenaron de melancolía. Las lágrimas no se formaron en sus ojos, el corazón le ardía, pero las delicadas caricias que Lan Zhan le daba a su mano cuando lo sentía temblar eran un bálsamo para su destrozada alma.
—¿Notas algo fuera de lo común? —le preguntó en voz baja cuando llegaron a la cima.
—En el reporte dijeron que los espíritus querían responder... —su mente funcionaba de una peculiar manera. El dolor era algo que se permitía de vez en cuando, no obstante, estaba más acostumbrado a dejarlo de lado rápidamente para dejar que se enfocara en otras cosas. La cultivación era una de sus maneras preferidas—Tienen el suficiente resentimiento para que lo percibamos apenas nos acerquemos.
—Debe haber alguna formación que suprima su comunicación —Lan Wangji continuó con aquella línea de pensamientos, complementando el curso al cual lo estaba llevando el otro.
Luo Qingyang sonrió desde una distancia prudente.
Lan Wangji mencionó en su reunión con los ancianos del clan que el núcleo dorado del Asistente Menor se podía comparar con el suyo. Es decir que, Wei Wuxian era un igual. Ahora lo veía. Por eso el emperador estaba tan interesado en él; porque por fin encontró alguien que podía estar a su nivel. Que no le tenía miedo, quien no se intimidaba por su posición ni sangre real. Un hombre que podía hacerle frente.
Alguien así, en un mundo donde todos se minimizaban en su presencia, era digno de su adoración.
—No conozco de ninguna formación que pueda hacer esto —Lan Wangji vio a Wei Wuxian colocar su mano en su mentón, en un gesto pensativo que daba a entender que se encontraba trabajando en una solución.
—No con cultivación normal, al menos —añadió después de unos instantes. Lan Wangji alzó las cejas por ello.
—¿Sospechas de cultivación demoníaca?
—Inquiry es una excelente técnica de tu clan, Lan Zhan, respeta los principios de la cultivación popularmente aceptada —Wei Wuxian comenzó a mirar el patrón de las piedras, llamando a su curiosidad para mirarlas de cerca—Pero dejan de lado otros métodos menos ortodoxos, creando una brecha donde puede tomar lugar.
—Una debilidad —asintió el emperador, si era sincero, debía admitir que Gusu Lan fue un poco pretensioso al asumir que nadie se atrevería a interferir con la comunicación entre los espíritus y almas.
—La pregunta es; ¿qué intentan ocultar? —se paró enfrente de una piedra de considerable tamaño, colocada convenientemente en medio de la montaña. La intentó tocar, y entonces un torbellino de voces lo azotó, aturdiéndolo por los aparentemente largos segundos que le hablaron.
«¡Wei-gongzi!»
«¡Wei-gongzi!»
Los llamados eran para él, con su viejo título, no reconoció la enorme cantidad de voces que gritaron su nombre en advertencia, pero ellos sí lo reconocían a él. Alejó la mano por reflejo, como si se hubiera quemado y se levantó respirando frenéticamente.
Lan Wangji estuvo a su lado en menos de un parpadeo.
—¿Wei Ying? —le habló ofreciendo su brazo como soporte para el joven concubino, gesto que fue aceptado por Wei Wuxian con agradecimiento sincero.
—Son espíritus de mis discípulos —afirmó con pesar, tomando bocanadas de aire, sus ojos bajaron hasta la piedra—Son ellos...
¿Por qué le pasaba eso a él? ¿Por qué las almas de su gente no podían descansar en paz? Él estaba tranquilo, contento incluso de pensar que el tormento de sus shidis y shimeis se extinguió después de derrotar a los Wen. Vino con Wen Qing y Wen Ning antes de la guerra para ayudar a mandar a descansar los espíritus y fantasmas que rodeaban su montaña.
Pensó... pensó que había sido suficiente, que ya no tendría que preocuparse.
Y allí estaban, sin poder ir a la próxima vida en paz.
¿Cuándo dejarían de romper su corazón?
—Son varias formaciones alrededor de la montaña —Luo Qingyang vio con tristeza el semblante de Wei Wuxian decaer con sus palabras—Lo lamento tanto, Asistente Menor.
—Está bien, yo- fui yo quien no pudo verlas cuando vine —murmuró en respuesta, con su mano hizo un gesto para desestimar la disculpa de la guardia.
—Estabas de luto, Wei Ying —replicó Lan Wangji a su lado, la mano posicionada en su espalda dio delicadas caricias por la extensión de esta.
—Aun así, Lan Zhan. No pude ver esto, han pasado años aquí y no sé qué quieren —frunció el ceño y bajó la mirada, su corazón se apretujó. De alguna manera, sentía que les había fallado—Con los Wen ya exterminados, no sé su deseo. No lo puedo comprender.
—Tal vez respondan ahora que estás aquí —Lan Wangji se alejó un poco del cuerpo del otro, cuidando que pudiera mantenerse de pie sin ayuda. Movió su mano detrás de su espalda para sacar su guqin.
Un intento más se dio ese día, Lan Wangji dejó sus dedos fluir por su instrumento con experiencia y llamó a los espíritus. Wei Wuxian estaba sentado a su lado, llamando en voz baja a sus shidis y shimeis para que respondieran. Sin saber cómo romper las formaciones y evitar que resultara contraproducente, la intervención en la comunicación permanecía allí.
Sí hubo un cambio, ahora hubo más intentos por responder.
—Debemos romper la formación —concluyó Wei Wuxian—Mas sin saber cómo funciona, no podemos.
—Seguiremos investigando, recolectando información —Wei Wuxian aceptó la idea al ponerse de pie y extender su mano hacia el emperador.
—Cuando regresemos a Gusu, seguiremos investigando y si somos afortunados de encontrar una solución, volveremos —no era una propuesta ni una sugerencia, era una sentencia. Estaba escrita en los determinados ojos grises de Wei Wuxian, una promesa a su clan.
La semana pasó así, caminando cautelosamente la montaña en busca de cuántas formaciones había en ella, con los discípulos Lan usando Inquiry para tratar de comunicarse en los puntos ciegos que encontraron, allí pudieron descifrar un mensaje ligeramente más largo.
«¡Son unos traidores, Wei-gongzi!»
Lo cual resultaba siendo aterrador.
Y cuando no estaban investigando, Wei Wuxian se aseguró de atraer a Lan Wangji hasta su habitación, alejándolo por completo de Yao Qingshang. Se comportaba como muchos calificarían o esperarían de una cortesana; siempre tomando desvergonzadamente la mano del emperador cuando bajaban de la montaña, guiándolo hasta su habitación una vez llegaban a la residencia donde se hospedaban. Besándolo apenas cerraban las puertas detrás de él, aferrándose de su cuello para arrastrarlo hasta su cama. Atrapándolo con sus piernas cuando el cuerpo de Lan Wangji se postraba sobre el suyo.
—Haga que me olvide de todo, Majestad —era una súplica para salvarlo de su tormento emocional. Al volver a sus aposentos no quería pensar en nada relacionado al misterio de su montaña, solo quería ser feliz.
Lan Wangji le besó su frente.
—Piensa solamente en mí —le susurró antes de apoderarse de sus labios y con sus manos comenzar a desnudar a su concubino.
Wei Wuxian esperaba que la Asistente de Segunda Clase hubiera disfrutado de esa noche, porque sería la última, en su presencia, jamás volvería a dejarse ganar ventaja.
Wen Qing se cubrió la cabeza con una almohada, la residencia no era tan grande como el palacio en el Descanso de las Nubes, por ende, aunque Wei Wuxian estuviera controlando su volumen, sus gimoteos y jadeos todavía podían escucharse de forma ahogada, escapándose a través de las finas paredes. Wen Ning y Mo Xuanyu estaban en su misma situación, sonrojados estando recostados sobre sus camas tratando de conciliar el sueño incluso con los ruidos saliendo de la habitación del Asistente Menor.
—Que los cielos bendigan la templanza de los guardias que custodian la habitación de nuestro señor —susurró Mo Xuanyu, haciendo reír a Wen Ning del otro lado de la habitación.
—¡Jiang Cheng! —llamó Wei Wuxian feliz al visualizar la espalda de su hermano. Dos meses pasaron desde la última vez que le vio. El príncipe Lan Xichen volvió de Yunmeng dos días después de visitar a la familia de su esposo, Wei Wuxian encontraba adorable ver los pequeños pucheros que el príncipe hacía al no tener a su esposo a su lado, seguramente también le entristecía no poder ver a su bebé crecer.
Wei Wuxian podía empatizar con el príncipe en ese sentido, ninguno de los dos podía ver el vientre de Jiang Cheng crecer en los meses que estuviera lejos. Entonces, cuando escuchó que ese día su shidi volvió al Descanso de las Nubes, estuvo más allá que emocionado.
Lan Xichen miró a Wei Wuxian acercarse a ellos con una sonrisa feliz en su rostro. Sus manos que se paseaban por el vientre abultado de su esposo se alejaron para permitir que Jiang Cheng se girara a ver a su shixiong.
—¡Cállate! ¡Sabes que no puedes gritar aquí! —Lan Xichen posó sus manos detrás de su espalda y sonrió.
—Corazón, tú también estás gritando.
Jiang Cheng lo mal miró. Para fortuna del Primer Príncipe, Wei Wuxian llegó con ellos antes de que su consorte lo regañara por contradecirle.
—¡A-Cheng! ¡Te extrañé tanto! —sus platinos ojos buscaron entusiasmados la curva prominente en el vientre de Jiang Cheng. Una pancita de cinco meses ya hacía brillar maternalmente al Honorable Consorte de Lan Xichen—¿Cómo está el pequeño heredero de Yunmeng Jiang?
Una sonrisa se escapó de la boca de Jiang Cheng, él puso sus manos sobre su bulto para acariciarlo gentilmente. Y de la misma forma, su pequeño bebé se movió en respuesta.
—A-Huan, siente, nuestro bebé se mueve —maravillado, Lan Xichen colocó sus manos sobre la panza de su esposo y esperó por lo que este había dicho, expectante, miró sus manos cubrir a Jiang Cheng con algo de dificultad. Un brillo enternecido inundó sus ocres ojos al sentir algo en su mano derecha.
—¡A-Cheng, esto es espléndido! ¡Lo sentí! —como un niño pequeño, el Primer Príncipe le enseñó a Jiang Cheng la mano que su hijo había pateado.
Wei Wuxian aprovechó ese momento para colocar las suyas en el mismo lugar. Tocó con la punta de sus dedos, como si se tratara de una puerta, llamando al bebé. Pareció haber funcionado porque casi de inmediato el hijo de su shidi también pateó su mano. Dio un brinco de la sorpresa, y luego, quiso llorar.
¡Qué maravilloso! ¡El hijo de su hermano lo pateó!
—Bueno, ya, déjenlo en paz. Sus patadas son fuertes —viendo que su shixiong y su marido ya tuvieron una probaba de los movimientos de su bebé, él dejó de fingir que esas patadas no le dolieron.
—Pero, corazón, yo quiero sentirlo un poco más —Lan Xichen miró suplicante al hombre de túnicas moradas, las cuales ya pronto cambiaría por las blancas de Gusu Lan.
—Primer Príncipe, usted tiene a Jiang Cheng cuando lo desee, yo solo puedo verle en ciertas ocasiones, yo también ansío sentir más a mi sobrinito.
—O sobrina, podría ser una niña —añadió un sonriente Jiang Cheng.
—¡Es verdad! ¿Cuándo podrás saberlo? —eso no hizo más que emocionar a Wei Wuxian y Lan Xichen por igual. Ambos miraron al futuro líder de Yunmeng Jiang con esperanza por su respuesta.
—Según el fisiólogo, dentro de unas cuantas semanas ya debería ser capaz de saberlo por mi pulso —algo en los ojos de Jiang Cheng miraron a Wei Wuxian con cautela—¿Y tú? ¿Has tenido suerte?
La mirada se posó en su vientre, mandando una sensación de escalofríos por su espalda. Sonrió en un intento de aliviar su vergüenza.
—No —respondió mirando nerviosamente hacia el príncipe, era un tanto bochornoso hablar de ese tema enfrente del hermano de Lan Zhan, pero Lan Xichen le estaba sonriendo amablemente, invitándolo a dejar de lado ese sentimiento.
Jiang Cheng frunció el ceño por la negativa de su hermano.
—¿Y los demás?
—Tampoco, si yo estoy teniendo problemas, no espero que ellos tengan ventaja sobre eso —era lo único que lo aliviaba, si él, que era quien tenía el mayor porcentaje de fertilidad no había concebido aun después de tantas noches con el emperador, eso le aseguraba que los demás estaban en la misma situación. Para su fortuna.
—El Joven Wei no debería preocuparse, los cielos pronto lo bendecirán con el heredero de nuestro imperio —Lan Xichen colocó la mano en la cintura de Jiang Cheng, ambos le sonrieron de manera alentadora, contagiando su esperanza con él.
Wei Wuxian iba a decir algo, cuando la retumbante voz del anunciador interrumpió.
—¡Saludos a Jiang-zongzhu y Jiang-guniang! —Wei Wuxian se giró para mirar de forma incrédula a Jiang Cheng, y este se encogió de hombros.
—Hay una conferencia mañana, ellos decidieron acompañarme desde hoy —explicó sonriendo al ver los ojos de Wei Wuxian iluminarse cariñosamente cuando las figuras de su tío Jiang y su shijie aparecieron subiendo las escaleras.
Ambos le sonrieron familiarmente cuando le vieron, y fue Jiang Yanli la que se apresuró a extender sus brazos pidiendo un abrazo.
—¡A-Xian! —ella exclamó feliz. Desde la última vez que le vio –durante la boda de Lan Xichen y Jiang Cheng– ni siquiera se había comunicado con él por medio de cartas. Simplemente se enteró de su unión al harén del Segundo Príncipe gracias a los rumores de la gente y luego, a través de la carta del mismo Wei Wuxian confirmándolo.
Lan Xichen también lo confirmó cuando visitó el Muelle del Loto.
Y como no le había visto para nada desde entonces, evidentemente estaba fascinada de verlo sano y feliz. Lo había perdido tan rápido y ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse apropiadamente. Ahora su pequeño XianXian era un Asistente Menor.
Wei Wuxian compartía la dicha de verla nuevamente, por lo que se precipitó para llegar hasta la joven mujer que le sonreía con los brazos abiertos, invitándolo a un cómodo lugar que no había visitado por un largo tiempo. Cuando ambas personas estuvieron a una distancia moderada, los brazos del muchacho rodearon de forma apresurada a la muchacha, entusiasmados de recibir nuevamente el cariño de Jiang Yanli.
—¡Shijie! —cerró sus ojos para disfrutar el olor de los lotos desprendiéndose de los largos cabellos negros de su hermana.
Detrás de ellos, Jiang Fengmian hizo un mohín feliz con sus labios, mirando enternecido a sus tres jóvenes favoritos juntos. Con Jiang Cheng embarazado, Jiang Yanli comprometida por voluntad propia y ahora con Wei Wuxian viviendo en el palacio imperial, luciendo satisfecho con eso.
Verlo usar adornos, ropas y joyería propia de un consorte lo hizo sentir que, de alguna manera, A-Xian ya había crecido para convertirse en un hombre con otras responsabilidades más allá de ser un travieso joven que corría contento por los pasillos de su antiguo hogar en la montaña.
—A-Xian, el emperador... —cuando Jiang Yanli terminó de abrazar a su hermano, toda la familia Jiang acompañó al de túnicas negras hasta su palacio para sentarse y conversar para recuperar el tiempo perdido. Despidiendo al Primer Príncipe al este tener la tarde ocupada por juntas con el consejo, disfrutando de la intimidad que esto les dio.
Entonces, la conversación fluyó entre el embarazo de Jiang Cheng, hasta Wei Wuxian. Con la voz de su hermana hablando, él movió sus ojos para mirarla, una mueca de preocupación en su rostro lo hizo ponerse angustiado. ¿Qué le pasaba a su shijie?
—¿El emperador te trata bien? —claro, ella tenía una buena respuesta después de ver el precioso palacio que Lan Wangji había designado para su hermanito, no obstante, cuando en un momento Wei Wuxian estiró su mano para alcanzar un anillo que se había quedado olvidado en la mesa, ella vio marcas moradas alrededor de sus muñecas.
Y había estado inquieta después de eso, pensando en si de verdad A-Xian estaba seguro en el palacio. ¿Y si lo obligaban a estar con el emperador?
Wei Wuxian ignoraba que su hermana había notado las marcas que la cinta de Lan Wangji había dejado en él desde la última vez que estuvieron juntos.
Ahora, para no alterar a los demás consortes, el emperador volteaba las otras tablillas para ir a sus palacios. No tenía un orden en específico, solo se guiaba por los avances que ellos tuvieran en sus actividades. Por ejemplo, cuando Wang Shu le demostró que ya había leído la serie de libros que hablaba sobre la elegancia de un caballero, Lan Wangji le permitió asistirlo esa noche.
Esto no era más que un movimiento para callar las quejas del consejo ante su "injusta preferencia" por el Asistente Menor. Si bien acordaron que este la tuviera, era verdad que también accedió a darle oportunidades a los demás consortes.
Nunca fue dicho en voz alta, no era algo que se pudiera asegurar, sin embargo, Yao Qingshang tal vez habló con el Consorte Honorable sobre la poca sutil manera en la que el Asistente Menor atrajo a Su Majestad a sus aposentos durante la semana que estuvieron fuera del palacio.
«Su Majestad tenía la libertad de rechazarme, y no lo hizo» respondió con una sonrisa a la cual no le puso empeño en ocultar que era con diversión. Aguantó su risa cuando vio vinagre en las facciones de los demás.
Y quizá Lan Wangji tampoco cumplió del todo con su palabra con el consejo, pues siguió asistiendo exclusivamente al palacio de Wei Wuxian después de unos días de arribar de Yiling.
Después de una mínima reprimenda por parte del consejo, Lan Wangji comenzó a voltear las tablillas del resto del harén. Evaluando su derecho al servicio por medio de sus trabajos.
Como el Concubino Masculino Wang, la serie que leyó era de al menos veinte libros, unas monstruosidades gigantes, por lo que Mo Xuanyu le explicó que eran. Evidentemente, el emperador tenía que recompensar el esfuerzo del Concubino.
Al principio, Wei Wuxian encontró un sentimiento pesado en su pecho cuando se enteró que Lan Wangji no había volteado su tablilla la noche siguiente a esa, sino que se dirigió hasta el palacio del Consorte Honorable después de visitar al Concubino Wang.
Si ese sentimiento existió en su corazón, se esfumó cuando Lan Wangji volvió a él luego de esa noche. Y no había hecho nada extraordinario para ganar su visita, aún así, Lan Wangji lo visitaba cada tres días. Para hablar, para pasear o para realizar sus "actividades nocturnas".
—Su Majestad te ve respirar y cree que es mérito suficiente, estoy segura —entre risillas, la Asistente de Primera Clase encontró placer en su comentario—Gege, tienes un lugar especial en el corazón de Su Majestad.
Wei Wuxian apartó la mirada para ocultar la suave sonrisa que se esparció por su rostro.
—Yao Qingshang hizo la copia de los escritos antiguos de las mesdames. Su Majestad pasó dos noches seguidas en su palacio gracias a eso —le informó Luo Huyin fingiendo abanicar su rostro del calor.
Ella actuaba el papel de su informante los días que Lan Wangji no pasaba en su palacio, tiempo que Wei Wuxian aprovechaba para investigar sobre el caso de su montaña. Pero atrapado en las paredes de la Ciudad Prohibida, los libros de su biblioteca en el Invierno Floral apenas saciaban sus miles de dudas, la situación le irritaba, necesitaba un motivo para deshacerse de sobre pensar la razón por la que Lan Zhan no estaba a su lado durante esos momentos.
El solo pensamiento de las imágenes de Lan Wangji haciendo con los consortes lo que ambos hacían cuando él acudía al Invierno Floral lo dejaba incómodo.
—He notado que solo paseas por tu palacio y los jardines vacíos en tu tiempo libre. Me intriga saber por qué tú no estás desesperado por llamar la atención de Su Majestad —ella justamente lo estaba acompañando en uno de sus paseos. Desde su primer encuentro, ambos tuvieron más pláticas y, como era de esperar, su amistad no se pudo ocultar por mucho tiempo del resto del harén.
Wei Wuxian desvió la mirada de ella, sus grisáceos ojos miraron hacia el cielo despejado, pintándose de hermosos colores naranjas sobre ellos.
«Estoy molesto» fue lo primero que pensó. Pero, con ello, le surgió una duda. ¿Por qué estaba molesto? Él sabía bien que Lan Wangji no se quedaría con él para siempre, que tenía que atender a sus demás consortes y no permitir que estos se ofendieran para no poner en riesgo las relaciones que sus familias representaban.
Y sin un clan, el faltarle el respeto difícilmente tendría consecuencias graves.
—Estoy esperando por un error para tomar mi oportunidad —respondió sin mucha importancia. Más que una respuesta, eran vagas palabras que soltó para salir del apuro—Además, es bueno que Su Majestad esté con ellos. Así no se inquietan y me dejan en paz durante los saludos matutinos.
Ante eso, la Asistenta de Primera Clase cabeceó elegantemente, concordando con la idea.
—Es verdad, ya casi nadie te dirige la palabra. Consideran la situación ligeramente más justa que antes.
—Y así, yo estoy más tranquilo. Mi shidi pronto volverá al Descanso de las Nubes y podré pasar tiempo con él —dijo con optimismo—Así que no es tan malo estar en mi situación. No me estreso pensando en mil maneras de ganarme el favor y tampoco soporto los quejidos del harén. Vea donde lo vea, meimei, yo gano algo.
Eso fue una pobre excusa para ocultar su doliente corazón. Él era completamente consciente de que no se estaba esforzando, sabía que estaba dispuesto a todo con tal de lograr su objetivo, mas, ver las cosas que los demás consortes hacían le causaban fatiga y jaqueca de tan solo pensarlas.
Le tomó mucho esfuerzo el sobrevivir copiando las reglas de Gusu Lan en sus castigos, no se imaginaba copiando libros enteros solo porque sí. Es cierto, tendría la recompensa de tener a Lan Wangji, pero, ¿a costa de eso? Era una verdadera fortuna que Lan Wangji viniera a él por voluntad propia.
Además, Wei Wuxian encontró la manera de distraerse. Trabajando en algunos talismanes y formaciones espirituales con la ayuda de los libros del Pabellón de la Biblioteca, –que Mo Xuanyu conseguía para él gracias a su antigüedad trabajando en el palacio– todo esto le ayudaría con la investigación de su secta, así no se sentía como un inútil y dejaba ir las ideas que rodeaban su mente a todo momento.
Él no estaba destinado a ser un consorte, él era un cultivador, uno lleno de energía y ansias por probar cosas nuevas. Métodos que nadie hubiera intentado antes, por naturaleza, eso era lo que él era en realidad.
Incluso así, había momentos en los que no podía poner su cabeza en orden. Los recuerdos de las noches que pasó con Lan Zhan siempre volvían a él. Era difícil despertar en el palacio, sentarse en su cama y ver el lugar que Lan Wangji siempre ocupaba cuando lo visitaba. Cuando esto pasaba, él se encontraba en un gran dilema, ¿quería ser un cultivador o consorte? Porque eran cosas muy diferentes, con distintas demandas y habilidades de su parte.
Por una parte, añoraba poder salir a cacerías nocturnas de nuevo, ir en busca de problemas que solucionar y seguir cultivando su núcleo dorado. Por otra parte... quería volver a estar con Lan Zhan. Por más vergonzoso que fuera admitir aquello. Deseaba volver a sentirse como se sentía al estar con él.
Se tocó los labios tenuemente, cerró los ojos tratando de recordar el sentir de los besos que se dieron la primera vez que estuvieron juntos. Eran sus primeros besos, su primera vez. Le había dado todo eso a Lan Zhan sin recibir lo mismo a cambio, pero estaba feliz. Al final, su primera vez fue con alguien como Lan Wangji. Su madre estaría orgullosa.
—Sí, shijie. Su Majestad es amable conmigo.
«Bueno, fuera de la cama lo es» pensó desvergonzadamente.
Ella recibió la repuesta con más tranquilidad tanto en su mente como en el corazón. Wei Wuxian sonrió de manera inconsciente mientras pensaba su respuesta, seguro eso era un indicador de la sinceridad en sus palabras.
—¿Madame Yu? —Wei Wuxian no tendría por qué estar haciendo esa pregunta, para muchos, debería estar feliz de la ausencia de la mujer.
Sin embargo, no podía evitar notar la falta de asistencia de la furen de la secta. Probablemente esto le haría perder cara, ya que toda su familia se encontraba en un mismo lugar representando el apellido y la secta, menos ella.
Jiang Fengmian no hizo ni el amago de parecer triste cuando bajó su taza de té y clavó la mirada en Wei Wuxian para responder.
—Castigada —Jiang Cheng le había dicho sobre eso, oírlo de la boca del mismísimo Líder de Secta Yunmeng Jiang era una cosa diferente—Nuestra madame ha perdido el sentido de su título. Hasta que no vea cambios, me niego a presentarme en público con ella.
El desaire en la manera en que él pronunció el cargo de Yu Ziyuan hizo que Wei Wuxian mirara de soslayo a sus hermanos, ellos no parecían afectados por la situación, si acaso, estaban de acuerdo con su padre.
—Ella no solo insultó a tus padres, A-Xian —continuó hablando Jiang Fengmian, estirando una mano para tomar la de Wei Wuxian—Sino que le faltó el respeto a la memoria de mis más apreciados amigos, los tíos de A-Cheng y A-Li. Quien se atreva a hacerlo en mi presencia, sufrirá las consecuencias, te lo prometo, A-Xian.
Lágrimas se formaron en los ojos platinos, sin poder ocultar el sentimiento que las palabras del líder causaban en él.
—Gracias, Jiang-shushu —un pequeño nudo en su garganta quiso formarse, pero él logró controlar sus emociones para evitar que fuera más allá—Significa mucho para mí que hagas esto.
Los Jiang enfrente de él le sonrieron reconfortantemente, y Wei Wuxian sintió por un momento que no estaba solo. Que, aunque no fuera oficial, sí tenía un clan que lo respaldara y diera su apoyo.
—Su Majestad ha enviado estas telas para que el Asistente Menor escoja —Wei Wuxian alzó una ceja al bajar la mirada hacia la mesa donde los sirvientes del palacio principal dejaron la pequeña montaña de telas, Xue Yang estaba parado al lado de esta, señalando con una mano el montículo frente a él—Cuando el Asistente Menor escoja, el sastre le tomará sus medidas para confeccionarle un nuevo guardarropa.
Eso resolvía la duda de por qué había un hombre adulto en su palacio que no fuera sirviente o guardia, pensó dándole una mirada rápida.
—Solo negro —murmuró enterrando su mano en las telas, moviéndolas para asegurarse de lo que había dicho, no obstante, se sorprendió cuando entre el montón de negro que primeramente vio, un destello de gris, rojo, azul y blanco se pudo ver al fondo—¿Oh?
—Su Majestad escogió los colores, creyó que le favorecerían —entendía los tres primeros, pero los últimos dos eran más apegados a los colores del Clan Lan. Wei Wuxian apretó sus labios para atrapar una risilla que quiso escaparse de ellos.
—De acuerdo —una vez se recuperó, comenzó con su selección—Son telas muy bonitas —Wen Qing se acercó cuando él tiró de una de color negro bordada con hilos plateados, la mujer tomó la tela en sus manos para separarla de las otras.
Xue Yang asintió.
—Lo mejor para el Asistente Menor —decir eso logró que Wei Wuxian le mirara de forma inquisitiva. El Segundo Jefe de Guardias alzó los labios en una sonrisa—Palabras del emperador.
—Su Majestad es generoso con este humilde consorte —respondió Wei Wuxian, mirando las telas blancas para complacer el deseo de Lan Wangji de verle portando los colores de su familia. La intención fue clara, e hizo burbujear en ternura los sentimientos del Asistente Menor.
—Su Majestad le aprecia, Asistente Menor —Xue Yang había escuchado cosas.
Supo que Yao Qingshang fue prácticamente ignorada en el viaje, supo que al único concubino que el emperador visitaba regularmente era al Asistente Menor, a pesar de que no hiciera nada importante. Estaba claro para él, su lealtad daría frutos con él.
Solo él sobreviviría.
—¿Los demás ya escogieron? —Wei Wuxian podía jurar que vio a otros sirvientes llevar más telas de otros colores.
—El emperador ordenó que estos colores fueran apartados para usted.
—¿Eso quiere decir que nadie más tiene estos colores? —una sonrisa se escapó por sus labios, mirando el azul y el blanco.
—No, mi señor —con mejores ánimos, Wei Wuxian escogió más telas de los colores que para él resultaban extraños.
¿Acaso no se parecería a Jiang Cheng? Él solo usaba sus túnicas moradas de Yunmeng Jiang y las blancas de Gusu Lan, si a él también le eran concedidos esos colores, ¿no parecería un esposo oficial?
Wen Ning, Wen Qing y Mo Xuanyu también se percataron de ese detalle, y estuvieron contentos de ver que Wei Wuxian escogía esos colores brillando en felicidad.
—Cuando los cielos le bendigan con un heredero, veremos la diferencia de sus medidas —el sastre le dijo cuando terminó su trabajo, anotando en un libro los números que necesitaría para confeccionar las túnicas de Wei Wuxian.
—¿Ha hecho ropa para gente embarazada? —preguntó en voz baja, su mano viajó lentamente hacia su vientre plano por inercia.
—Mi padre trabajó en el palacio hasta el día de su muerte, crecí viéndole trabajar con la antigua Emperatriz Lan —Wei Wuxian tuvo un cosquilleo en su interior—Él confeccionó sus vestidos durante sus dos embarazos —el sastre le sonrió gentilmente.
El hijo del sastre de la madre de Lan Zhan ahora trabajaba con él, y se encargaría de sus túnicas para cuando estuviera embarazado. Como una semilla dando frutos, caminando lado a lado con las nuevas generaciones.
—Quizá yo también tenga el honor de trabajar para la emperatriz de nuestro emperador —Wei Wuxian perdió el aliento por unos segundos, el hombre le miraba de una manera que... le decía que todos sabían que él lo sería.
Si Wei Wuxian se sonrojó, se pudo excusar por el calor que hacía.
Cuando estuvo solo en su palacio de nuevo, Wei Wuxian salió junto a Mo Xuanyu.
—Quiero conseguir una hierba que vi hace unos días —dijo tomando la mano de Mo Xuanyu para bajar las escaleras—Así la comida blanda de Gusu Lan me sabrá a algo —Wen Qing y Wen Ning se quedarían en el palacio para arreglarlo, ambos hermanos se rieron de las palabras del consorte.
—Anda rápido, pronto servirán el almuerzo —le dijo la joven mujer levantándose del suelo para colocar los pinceles en su lugar luego de lavarlos y quitarles la tinta.
—Sí, sí —fue lo último que dijo antes de irse junto a su joven sirviente.
Los hermanos siguieron con su trabajo en silencio, disfrutando de la paz que se vivía en aquel palacio.
—Jie —le llamó Wen Ning luego de unos minutos de estar acomodando las cosas que estaban fuera de lugar, con un sonido, ella le hizo saber que le escuchaba—¿Cuánto tiempo más tardará?
Con tal pregunta, ella se giró a ver a su didi sin entender bien a lo que se refería el menor.
—Es decir... ¿no ha pasado mucho tiempo? Y el Joven Maestro aún no ha concebido... —el sonrojo en las mejillas del joven hizo enternecer en secreto a Wen Qing.
—Es un doncel, A-Ning, su cuerpo tiene que adaptarse al inicio de su vida sexual como tal. Así como tomaría su tiempo para adaptarse si él hubiera decido estar con una doncella y... ya sabes —su hermano le miró, claramente no sabiendo. Ella se rió de manera cálida—Que fuera él quien intentara embarazar a alguien.
El rojo en el rostro de Wen Ning estalló con una exuberante fuerza luego de escuchar eso, haciendo soltar pequeñas carcajadas a Wen Qing.
—Por eso le ayudaremos, ¿escuchaste? Tiene que estar en perfectas condiciones para engendrar —mientras hablaba, ella comenzó a ordenar los almohadones de la cama—Wei Wuxian tiene que comer bien, dormir las horas suficientes y cultivar su núcleo para que su embarazo sea sano.
—Suena a algo que el Joven Maestro no haría, al menos lo dos primeros puntos —respondió riéndose bajito, Wen Qing rodó los ojos por su parte.
—Es tan terco —farfulló—Oh, debería tratar de ordenar algún tónico para su insomnio y pesadillas.
—Quizá podríamos comentar la situación con Su Majestad, tal vez él pueda convencerlo de tratar sus problemas de sueño.
—No creo que sea prudente... pero Wei Wuxian no nos deja otra opción, además-
—¡Señorita Wen! ¡Señorita Wen! —la voz escandalizada de Mo Xuanyu llegó al Invierno Floral, alertando a los hermanos pues el joven venía gritando como si la vida se le fuera en ello. Con sus ojos inyectados en desesperación y angustia, él habló—¡Un perro! ¡Un perro está persiguiendo a nuestro señor!
—¡¿Qué?! —sobresaltada, ella se levantó de sus rodillas y caminó de la misma manera hacia Mo Xuanyu—¡¿Qué demonios hace un perro en el palacio?! ¡¡Wei Wuxian les tiene terror!!
Mo Xuanyu asintió comprendiendo, cuando fue asignado con ellos, los hermanos Wen le dieron detalles a tener en cuenta para servir a Wei Wuxian, y uno de ellos, el más importante y el cual remarcaron en repetidas ocasiones; fue su pavor hacia los perros. No se atrevieron a contarle el porqué, mas quedó en claro que no podía ver a uno sin quedarse paralizado del miedo o correr en pánico sin poder controlarse.
—¡¿Y dónde está ahora el Joven Amo Wei?! —sorpresivamente, la voz de Wen Ning salió fuerte de su pecho. Estaba muerto de angustia por su maestro, él sabía cómo Wei Wuxian se ponía cuando veía un perro. No se quería ni imaginar su estado en esos momentos.
—¡Corría hacia el palacio principal! —Wen Qing no tuvo ni tiempo de maldecir su mala fortuna cuando salió disparada del Invierno Floral en busca de Wei Wuxian.
La conferencia se estaba llevando a cabo en esos momentos y si Wei Wuxian llegaba allí haciendo tal escándalo, ¡ni siquiera Hanguang-Jun podría salvarlo de la furia del Gran Maestro!
Cuando salió, había una conmoción enorme. Guardias y sirvientes del palacio principal corrían hacia una sola dirección gritando órdenes entre ellos. Entonces supieron que debían seguirlos para encontrar a Wei Wuxian.
Wen Qing no supo ni de dónde sacó fuerzas para rebasar incluso a los guardias que corrían hacia donde los gritos desgarradores de Wei Wuxian se escuchaban, acompañados de no solo uno, sino de varios ladridos.
¡No era solo un perro! ¡Eran más!
Estaba perdiendo el aliento cuando lo divisó, el cuerpo de Wei Wuxian corriendo a toda velocidad lejos de los tres perros enormes que lo perseguían con determinación.
—¡Cuando me fui solo era uno! —espantado, Mo Xuanyu no podía creer que en realidad eran tres caninos los que perseguían a su amo.
—¡Debieron unirse después de que saliera corriendo! —exclamó casi sin aliento Wen Qing—¡Wei Wuxian! —lo llamó para tratar de detenerlo, pero mientras esos perros no fueran alejados de él, no se detendría por nada del mundo—¡Atrapen a esas bestias!
Los guardias que pasaban por los pasillos veían al Asistente Menor correr despavorido y dejando caer sus adornos del cabello gracias a su alta velocidad, con lágrimas en los ojos y gritando por una salvación. Confundidos y asombrados, solo podían hacerse a un lado siendo ignorantes de los gritos que les pedían que atraparan a los perros.
Wen Qing maldijo cuando reconoció el Pabellón de Orquídeas a lo lejos.
Inconscientemente, Wei Wuxian estaba corriendo a su lugar seguro.
Lan Zhan.
Eso era malo, muy malo. ¡Todos los líderes de secta estaban allí! ¡Lan Qiren le arrancaría la cabeza si avergonzaba a Hanguang-Jun enfrente de todos!
—¡Deténganlo! ¡Que no entre al salón! —Wen Qing gritó con todas sus fuerzas a los Guardias Imperiales de la entrada.
Sin poder evitarlo, estos también se dejaron sorprender por la inaudita ocasión que igualmente dejaron pasar a Wei Wuxian y a los perros hacia el salón con las bocas abiertas.
«¡Bola de inútiles!» pensó Wen Qing apretando los dientes y usando las pocas fuerzas que le quedaban para aumentar la velocidad. Sus piernas ya quemaban y sentía que podía escupir sus pulmones en cualquier momento, mas encontró la fuerza para alcanzar a su amigo.
La conferencia se vio interrumpida por los gritos de un pálido Wei Wuxian entrando a una increíble velocidad al Pabellón de Orquídeas.
—¡¡Lan Zhan, sálvame!! —gritó en el mismo instante en que sus ojos aterrados captaron la figura blanca de Hanguang-Jun sentado en su trono, viéndole como un ángel imponente. Corrió hasta allí como si su vida dependiera de ello, y para esos momentos, así lo sentía.
Lan Wangji miró pasmado la situación; Wei Ying corría hacia él con una mirada de pánico, llorando y buscando desesperadamente su protección. El salón entero se llenó de jadeos sorprendidos por la interrupción. Gestos desentendidos e incrédulos se hicieron presentes en los rostros de los líderes.
Gracias a la distancia que Wei Wuxian había ganado tras su carrera, él llegó primero hasta Lan Wangji, donde fue recibido por los brazos de este rodeándolo de inmediato.
Lan Wangji abrió los ojos aturdido cuando sintió el cuerpo de Wei Wuxian temblando extremadamente fuerte y sin poder controlarse.
Iba a decir algo cuando tres perros también entraron al salón. Y, al escuchar sus ladridos, Wei Wuxian intentó alejarse del abrazo para correr hacia otra parte, pero Lan Wangji lo mantuvo en su lugar y solo lo movió para alejarlo de la vista.
Para fortuna de todos, antes de que siquiera pudieran acercarse a tres metros de Wei Wuxian, los hermanos Wen y Mo Xuanyu se lanzaron hacia los perros para atraparlos con la ayuda de los guardias que también los perseguían. Pelearon con los salvajes caninos por unos minutos antes de que pudieran amarrarles los hocicos y llevarlos fuera del salón.
Solo así, la conmoción entonces se concentró en el aterrado Wei Wuxian. Que ya en un ataque de pánico, se negaba a escuchar las palabras dulces que Lan Wangji intentaba decirle para tranquilizarlo.
—Wei Ying —lo llamó empujándolo un poco para que pudiera mirarle a los ojos, pero el joven asustado solo se aferró más a él.
—No quiero, no quiero, no quiero —repitió tan rápido que apenas se le podía entender, gracias a eso y a su voz ahogada por el llanto.
—Wei Ying, escúchame, ya no hay perros, no están —insistió, lo único que tuvo como respuesta fue más del llanto de Wei Wuxian—Wei Ying.
Llamó y no obtuvo respuesta.
Jiang Fengmian se levantó.
—¡A-Xian! —le llamó preocupado de sobre manera. Él sabía por qué Wei Wuxian tenía miedo de los perros. Sabía perfectamente que cuando Wei Wuxian los visitaba, tenían que esconder a los perros de Jiang Cheng, o de otra manera el pobre niño correría de ellos, aunque fueran inocentes cachorros.
Lan Qiren hizo lo mismo, reconociendo lo que le pasaba a Wei Wuxian y sabiendo que no había manera de calmarlo. Se compadeció. Un trauma nunca se iría, y tal grado de miedo solo se podía lograr con algo muy fuerte.
Así que, caminó hasta donde su sobrino abrazaba, o más bien, era abrazado por el Asistente Menor de forma agobiante. Sumergido por completo en su miedo.
—Wangji —llamó la atención de su sobrino menor—Debemos ponerlo a dormir. Un ataque de pánico de tal magnitud solo puede ser neutralizado sedando a la persona.
A Lan Wangji se le partió el corazón... si era así de grave... podía ser que Wei Wuxian no despertara en días.
—Shufu —murmuró suplicante, sintiéndose impotente por no haber protegido adecuadamente a su amado y permitiendo que fuera atacado por su mayor fobia.
—Es la única manera —confirmó apenado. Le destrozó ver sufrir a su adorado sobrino.
Con pesar, Lan Wangji tuvo que aceptar. Con el corazón apretado, utilizó un poco más de fuerza para separar a Wei Wuxian de su cuerpo. Se le apretujó más cuando él se aferró a sus túnicas y negó con la cabeza frenéticamente.
—¡Lan Zhan, no me sueltes! —le gritó llorando desconsolado, Lan Wangji se sintió de la misma forma cuando lo vio. Tan asustado, tan pequeño y él sin poder hacer nada—¡No, no, no!
Rápido, Lan Qiren colocó dos dedos en un punto estratégico en el cuello de Wei Wuxian, dejándolo inconsciente de forma inmediata, provocando que desfalleciera en los brazos de Lan Wangji, quien lo acurrucó tiernamente de nuevo en ellos.
—Wei Ying... —masculló entristecido, con sus nudillos repasó el ya tranquilo rostro de Wei Wuxian. Sintió lo húmedo de sus lágrimas y la furia lo embargó de inmediato.
Se giró a ver a los guardias con un gesto que les hizo temblar las piernas del miedo. Su fría mirada junto a la poderosa corona en su cabeza les recordaba a todos la inigualable supremacía que vivía en su imagen.
—Investiguen qué pasó —ordenó con los dientes apretados conteniendo su furia. Asustados, todos asintieron a su orden y salieron del salón para cumplir el mandato a como diera lugar.
Wen Qing, Wen Ning y Mo Xuanyu se inclinaron ante la mirada de Lan Wangji. Mo Xuanyu ya quería llorar por pensar en qué le pasaría por no haber protegido a su señor, ¡al preferido del emperador!
—Vayan a preparar la cama de Wei Ying —les ordenó sin la rabia que antes pintaba su voz, pues entendía que ellos no tuvieron la culpa. Esto solo sería responsabilidad de quien sea que permitió entrar a los perros al palacio sin su conocimiento.
—¡Sí, Su Majestad! —dijeron los tres al unísono.
Con eso, Lan Wangji volvió a colocar su mirada sobre el inconsciente Wei Wuxian en sus brazos. Ya lucía pacífico y sereno, sin un solo rastro del terror que antes gobernaba sus facciones. Lo tomó cómodamente en sus brazos y se levantó, cargándolo con cuidado y cariño.
—Shufu —no hubo necesidad de decir más. Su tío supo exactamente lo que su sobrino quería apenas lo miró.
—Yo me encargo. Ve a atender este desastre —con la aprobación, él comenzó a caminar seguro hacia la salida. Los líderes de secta lo despidieron todavía anonadados por el incidente.
—Oh, ¿ese no es Wei Wuxian? —Jin Guangshan preguntó abriendo su abanico, con los ojos siguiendo la figura en los brazos del emperador.
—Parece ser que sí —Nie Mingjue respondió, viendo que Jiang Fengmian se volvía a sentar en su lugar, afligido y angustiado por el muchacho—No estaba enterado que se había unido al harén del emperador. Me preguntaba qué había sido de él luego de escapar de Yunmeng.
—Da-ge, Nie Huaisang mencionó que le pareció verlo en el mercado de Qinghe, pero que perdió su rastro —Jin Guangyao agregó tímido, no sabiendo si su padre le miraría mal por hablar. Pero, viendo la figura de su prometido, entendió que Nie Mingjue no le permitiría eso a Jin Guangshan.
—Uh, qué curioso giro de eventos —pensó en voz baja el Líder del Clan Jin—Parece ser que el emperador es allegado a Wei Wuxian.
Y, si se descubría el culpable, por la mirada del emperador, su muerte ya estaba anunciada.
Cuando llegaron al Invierno Floral, el médico imperial que atendía a Lan Wangji ya se encontraba esperando en la habitación de Wei Wuxian para atenderlo. Un nervioso Mo Xuanyu les explicó que su señor se encontraba cerca de los estanques buscando la hierba que ansiaba agregar a su comida cuando, de improvisto, escucharon los ladridos de un perro.
Wei Wuxian había echado a correr de inmediato, sin embargo, al estar cerca de la orilla del estanque, tropezó con una piedra y cayó, dándole la oportunidad al perro de morderlo en repetidas ocasiones. Eso explicaba las heridas de mordidas que tenía en su tobillo y antebrazos. El pobre joven se cubrió del animal con sus brazos cuando este se dirigía a su cuello. Lan Wangji apretó los puños al enterarse. Los perros no solían ir por los cuellos de los humanos, a menos de que fueran entrenados para ello, así que, esos perros debían ser animales guardianes en contra de intrusos. Y a esa clase de perros solo tenían acceso familias bien acomodadas, con esa nueva información, los guardias de la casa civil del palacio tuvieron una buena dirección para dirigir la investigación.
El médico limpió y desinfectó las heridas, y revisó el pulso de la energía espiritual de Wei Wuxian. Debido a la experiencia traumática, se encontraba inestable. Suministró unos calmantes que lo ayudarían a relajarse incluso entre sus sueños.
—La mente es muy poderosa, vivir una experiencia con uno de sus mayores miedos indujo al cuerpo en un estado de inconsciencia como mecanismo de defensa —luego de vendar la muñeca de Wei Wuxian, el anciano hombre informó a su emperador sobre el estado de su Asistente Menor—Su Majestad, me temo que el Asistente Menor podría tardar en despertarse. Solo abrirá los ojos cuando su mente se calme y decida que ya no corre peligro.
Lan Wangji miró triste el cuerpo de Wei Wuxian. Esto había pasado en su propio palacio, donde había jurado que nada malo le sucedería al hombre que amaba. Y allí estaba, casi muerto del miedo.
Por eso cuando los eunucos le llamaron avisando que los guardias de la casa civil ya tenían avances de la investigación, él fue con el único pensamiento de castigar a los responsables de lo que le había pasado a Wei Wuxian.
Lo llevaron al salón del Invierno Floral, ya que él no se alejaría de allí hasta que su amado despertara. No tenía ni la intención de ello. Así, los guardias llevaron consigo a dos sirvientes; una mujer y un hombre de la misma edad. Por sus ropas se podía adivinar que eran del palacio principal.
—Su Majestad —Luo Qingyang le señaló a los sirvientes que, de inmediato se inclinaron ante él con miedo por la tenebrosa mirada en los ojos del emperador—Estos sirvientes tienen información importante en torno al accidente del Asistente Menor.
El dorado en los ojos de Lan Wangji se había oscurecido, el brillo jovial y lleno de vida se había extinguido en el momento que las lágrimas empaparon el rostro que más adoraba admirar. Alguien pagaría por eso, y si los sirvientes no hablaban, serían una de esas personas que caerían por su ira.
Él les miró sin expresar la furia que lo inundaba en esos instantes, al menos eso creía.
—Hablen —ordenó duramente, y temerosos, ellos obedecieron al instante.
—Ma-Majestad, estos humildes sirvientes vieron a los hombres que entregaron los perros a los oficiales de la entrada principal — habló la muchacha con la voz temblando.
—¿Eran de algún clan?
—Llevaban ropas de mercaderes, pero... Su Majestad —el joven retomó donde su compañera había dejado. Aunque titubeó, por la mirada que vio en el emperador antes de inclinarse, no le importaría saberlo—Los oficiales se dirigieron al palacio de la Asistenta de Segunda Clase.
La revelación dejó impresionados tanto a Luo Qingyang como a Lan Wangji, sin embargo, su furia no podía llegar a su voz, no podía descontrolarse. Debía tener autocontrol, pero incluso eso le estaba costando. Apretó la mandíbula como resultado.
—Traigan a la Asistente de Segunda Clase —gruñó, eso era lo mejor que podía hacer para suprimir su enojo.
Como nunca se le había visto y escuchado de esta forma antes, todos en la sala saltaron por el tinte en la voz del emperador. Eso debía darles una idea de la seriedad del tema. Logrando poner tensos a todos en la sala, preocupados por quienes fueran atrapados.
Quizá no saldrían con vida.
Luo Qingyang envió a los guardias para que interrogaran a los oficiales que recibieron a los perros. Lo que le recordó algo a la Guardia Imperial de Primera Clase.
—Majestad, ¿qué se debe hacer con los perros? —con un suspiro, Lan Wangji se dejó caer en el respaldo de su silla y relajó sus facciones que se tensaron desde el momento en que vio a Wei Wuxian correr aterrado hasta él en el Pabellón de Orquídeas. No había tenido la oportunidad de relajarse a sí mismo, con todo lo que sucedió, sentía sus músculos del cuello tensos por el estrés.
—Son animales, fueron entrenados por alguien —analizó una vez se calmó—Llévenlos a algún lugar donde puedan ser útiles en la ciudad.
—Su Majestad es benevolente —elogió Luo Qingyang. Internamente, le preocupaba lo que pasaría con los perros, quienes no tenían la culpa de cómo fueron entrenados.
Lan Wangji no tuvo la oportunidad de ir para ver a Wei Wuxian cuando Yao Qingshang ya había sido traída por los eunucos. La mujer se veía visiblemente preocupada. Angustiada al no saber el motivo de su presencia en el palacio del Asistente Menor.
Había escuchado del escándalo que provocó, pero, al ser tan reciente, no tenía muchos detalles del incidente. Y no era tonta, sabía que se estaba llevando a cabo una investigación y su presencia allí debía ser algo relacionado con ello.
Espantada, ella buscó la ayuda de Su Majestad apenas lo vio. ¡No podían creer que ella tuvo algo que ver con lo que pasó con el Asistente Menor! Fue escoltada hasta la sala principal del Invierno Floral, donde Lan Wangji le esperaba.
—Arrodíllate —le ordenó él en el mismo segundo que se paró en medio del salón. Temblando del miedo, ella lo hizo. Todos lo hacían cuando veían al emperador enojado.
—Majestad... —ella balbuceó. Comenzaría a llorar en cualquier momento de la presión que sentía en el aire. La seriedad del emperador, la mirada interrogante de Luo Qingyang sobre ella, todo era tan estresante.
Lan Wangji fue directo, no quería perder mucho tiempo y dejar descuidado a Wei Wuxian –aunque los Wen y Mo Xuanyu lo estuvieran vigilando– quería ser él quien se encargara de su recuperación.
—¿Por qué trajiste a los perros?
Ante tal pregunta, ella negó rápidamente. Ya había comprendido que la veían como la culpable. ¿De qué? No lo sabía bien, ¿qué había pasado con el Asistente Menor que tenía tan furioso al emperador?
—¡Su Majestad, no es lo que piensa! —seguramente era algo grave para que estuviera siendo acusada—M-Mi padre los ha enviado. Dijo que serían una buena protección.
Los ojos del hombre en túnicas blancas se entrecerraron.
—Los animales están prohibidos en el Descanso de las Nubes —su voz era tensa tal cual su rostro—Tampoco me informaste de su llegada; lo habría negado, ya que mi Asistente Menor se siente incómodo con ellos.
—Majestad... planeaba tener a mis perros en mi palacio privado —ella debatió tímidamente, y eso no hizo mucho para el encolerizado humor de Lan Wangji.
—¿Así como los mantuviste en tu palacio esta tarde? —habló entre dientes, haciendo que Yao Qingshang se encogiera en su lugar por su imprudencia al hablar—Tus perros persiguieron a Wei Ying por casi todo el palacio sin que hubiera intervención de tu parte.
—Yo no sabía que el Asistente Menor tenía una fobia a los perros —negó con firmeza, mas su voz salió temblorosa—¡Mi padre tenía las mejores intenciones para su hija! ¡No nos atreveríamos a lastimar intencionalmente al Asistente Menor!
Un suspiro se escapó de los labios de Lan Wangji, él, increíble o no, le creía. Yao Qingshang no era lo suficientemente inteligente para planear algo de forma tan deliberada y precisa. Mucho menos su padre.
Con un pequeño dolor de cabeza, se masajeó la sien de su frente y cerró los ojos tratando de encontrar algo de paz.
—Eran tus perros, por ende, lo que hagan recae completamente en tu responsabilidad —la Asistente de Segunda Clase alzó la mirada asustada—El Asistente Menor está inconsciente y fue mordido en repetidas ocasiones gracias a tu imprudencia.
—No, Majestad-
—Cállate, no te he pedido el hablar —fastidiado, ni siquiera quiso mirarle. Continuó con la sentencia hacia la –ahora–llorosa mujer.
Si la situación no era manejada con cuidado, con un miembro del harén herido dentro de la supuesta seguridad del palacio, las malas voces señalarían su falta de capacidad de manejar y proteger a un harén imperial, lleno de personas de ascendencia noble. Además, si Wei Wuxian tuviera un clan que lo respaldara, quedaría en una mala posición ante ellos, lo cual tampoco era bueno. Y no porque no lo tuviera significaba que el castigo a los responsables sería menor.
De todas maneras, estaba seguro que Jiang Fengmian tendría algo que decirle, al ser lo más cercano que Wei Wuxian tenía ahora como familia.
Así que, debía imponerse.
—La Asistente de Segunda Clase será degradada a plebeya y será encerrada en su palacio por tres meses antes de ser devuelta a su clan —los sirvientes y guardias presentes se inclinaron ante un decreto del emperador—El Clan Yao deberá pagar una indemnización por los problemas causados a Wei Ying.
Los ojos de la mujer estallaron en una mezcla de incredulidad y terror.
—¡Su Majestad! —ella tuvo la intención de levantarse para gatear hasta los pies de Lan Wangji, los eunucos la detuvieron inmediatamente—¡Su Majestad no puede hacerme esto!
—Esto es un mensaje para tu clan; no avisarme ni pedirme permiso viviendo en mi palacio es inaceptable, no pueden pasar por encima de mi autoridad —Yao Qingshang comenzó a gritar y a rogar por piedad, suplicando el perdón de Su Majestad, pero solo obtuvo su desinterés ante sus quejidos.
—¡Sáquenla de aquí! —Luo Qingyang siguió con la orden de Hanguang-Jun.
Así, la Asistenta de Segunda Clase cayó en la miseria con la luna alzándose poderosamente, siendo testigo de su desgracia.
Lan Wangji se levantó para dirigirse de nuevo hasta la habitación de Wei Wuxian, viéndolo hacerlo, los guardias y eunucos salieron del palacio de forma silenciosa para no perturbar al iracundo emperador. Era mejor no estar en su camino en esos momentos.
Pero, antes de que pudiera volver a entrar a la habitación, la voz de Luo Qingyang volvió a hacerse presente.
—Su Majestad, la familia Jiang está afuera, desean ver al Asistente Menor.
Él cerró los ojos mentalmente preparándose para Jiang Cheng, a quien seguro le daría igual que fuera el mismísimo emperador y lo regañaría por descuidar a Wei Wuxian. Lo cual, era justo, por lo tanto lo permitiría y lo soportaría.
Y así fue, los primeros pasos que se escucharon entrar fueron los del heredero del Clan Jiang y junto a él, su hermana mayor entró consumida por la preocupación.
—¡A-Xian! —ella llamó a su hermano, sus bellas y delicadas facciones entristecidas, se detuvo cuando lo vio recostado en su cama. Se cubrió la boca con el pecho llenándose de un ponderoso sentimiento—¿Él está...?
Parado a un lado de ellos, el hombre de ropas blancas permitió que los hermanos de su amado se acercaran a ellos, con su padre siguiéndolos de cerca. Jiang Yanli se sentó para tomar la mano de Wei Wuxian y saltó sorprendida por la fría sensación en su piel. Sus ojos se aguaron inevitablemente.
—El médico dijo que podría tomarle días el despertar —anunció penoso, pues sabía el efecto que esa noticia tendría en los presentes.
Las primeras lágrimas de Jiang Yanli cayeron y los puños de Jiang Cheng se apretaron con rabia viendo detenidamente el rostro ya tranquilo de Wei Wuxian, y sus ojos luego se posaron en las vendas que se alcanzaban a verse desde sus mangas.
—¿Lo mordieron? —preguntó con la voz dura, hablando entre dientes molesto.
Lan Zhan tuvo aflicción de admitir que así fue. Jiang Fengmian se giró a verle después de acariciar los flecos de Wei Wuxian detrás de su oreja.
—Su Majestad, perdone a este, pero me atrevo a cuestionar por qué había perros en el palacio —su mirada si bien no era recriminatoria tampoco era tan suave como solía ser. Incluso su voz estuvo pringada con algo de careo.
Lan Wangji se tomó un poco de tiempo para responder. De alguna manera, se sentía como si fuera el mismísimo Wei Changze quien estuviera regañándolo en esos instantes, Jiang Fengmian tenía la misma aura paternal hacia Wei Wuxian.
—Ha sido a causa de la osadía de una de mis consortes —Jiang Cheng no pudo evitar sentir un instinto asesino recorrer su cuerpo, él sabía que tarde o temprano esos desgraciados intentarían algo en contra de Wei Wuxian.
—¿Qué clase de harén tienes? ¿Tan fácil es para ellos planear agredirse entre ellos? —reclamó sin pensarlo dos veces, con sus ojos inyectados en reproche, miró a Lan Wangji.
—¡Jiang Wanyin, cuida tus palabras! —regañó rápidamente Jiang Fengmian por la falta de respeto en la voz de su hijo hacia el emperador.
Lan Wangji lo detuvo con una mano. Comprendía el enojo de Jiang Cheng y lo había anticipado, por lo que su agresividad no lo tomó por sorpresa.
—El Honorable Consorte está en su derecho de ofenderse —habló con calma. Jiang Yanli, por su parte, aprovechó que estaba cerca de su hermanito para incitarlo a calmarse por el bien de su bebé—Después de todo, es su shixiong quien resultó herido.
—¿Qué ha pasado con la consorte? —preguntó Jiang Yanli ya más calmada, solo con sus ojos rojos debido al llanto, sin derramar más lágrimas. Jiang Cheng las limpió por ella con delicadeza, gesto que fue apreciado por la mujer con una sonrisa ligera.
—La he castigado como era apropiado —resumió para tranquilizarlos a todos. Jiang Fengmian asintió satisfecho, al menos, se hacía una idea del castigo.
—Gracias, Su Majestad, confiamos en su sabiduría para hacerle justicia a mi hermano —Jiang Yanli volvió a girarse para mirar a Wei Wuxian, estiró una de sus manos para tomar la de él y acogerla con cariño, tratando de transmitirle calor por medio de sus caricias.
—Sin embargo —Jiang Fengmian habló pensativo al percatarse de un detalle—Me llama la atención la naturaleza del ataque —sus ojos viajaron del suelo hasta Hanguang-Jun, para sostenerle la mirada—Pocas personas saben del miedo de A-Xian a los perros.
Jiang Cheng alzó la mirada con eso. No había pensado en ello.
—Su Majestad, ¿usted era consciente del trauma de mi hermano? —la doncella preguntó con cuidado, y vio asombrada cómo Lan Wangji asentía.
—Cuando estudiamos juntos, en una de las noches donde Wei Ying se escapó del Descanso de las Nubes para beber alcohol, se topó con el perro del Joven Amo Jin —la mención de Jin Zixuan hizo sonrojar a Jiang Yanli tiernamente—Yo encontré a Wei Ying en lo alto de la rama de un árbol, debajo estaba el perro ladrándole. Me llevé al animal en silencio y dejé ir a Wei Ying sin un castigo por romper el toque de queda.
Jiang Fengmian rió cálida y ligeramente por la anécdota contada por el emperador. Wei Wuxian nunca dejaría de ser revoltoso.
—Entonces, Su Majestad sabía del temor de Wei Wuxian, así que no habría permitido la entrada de los perros si la consorte le hubiera preguntado, ¿no es así? —Jiang Cheng razonó con la nueva información. Lan Wangji lo confirmó con un cabeceo.
—Nunca lo habría permitido. La Asistente de Segunda Clase actuó a mis espaldas y por eso la he sacado de mi harén —los Jiang estuvieron contentos de escuchar la sentencia de la culpable por el estado actual de Wei Wuxian.
—Aun así, ¿Su Majestad cree que se trata de un accidente? ¿O sospecha que fue un plan premeditado? —Lan Wangji pensó detenidamente la respuesta a las preguntas de Jiang Fengmian.
—Si fue un plan, alguien debió informar a Yao Qingshang sobre este íntimo detalle de Wei Ying —todos estuvieron de acuerdo—Si fue una coincidencia, la culpable ya fue castigada.
—Pero, ¿por qué enviar perros guardianes al Descanso de las Nubes? Es uno de los lugares más seguros en la nación —Jiang Cheng indagó insistiendo en que todo era un plan de alguien que fue cuidadoso de no ser implicado.
—El Líder Yao es molesto, a pesar de eso, no creo que tenga acceso a algo tan personal —Jiang Fengmian comentó sin importarle hablar de un líder enfrente del emperador. Hanguang-Jun tampoco hizo el ademán de reprenderle.
—Investigaré más a fondo —aseguró Lan Wangji—Si alguien quiso lastimar a Wei Ying, no lo dejaré ir impune.
—Tomaremos su palabra, Majestad —con esa frase de Jiang Yanli, todo cayó en un cómodo silencio.
Los Jiang se quedaron en la habitación hasta que fue hora para Jiang Cheng de volver al Hanshi con su esposo, quien de seguro lo estaba esperando. Además, debía descansar su espalda después de estar tanto tiempo sentado, y sus pies también, ya se encontraban hinchados. Jiang Yanli se encontraba dudosa de irse de nuevo al Muelle del Loto al salir el sol. Lan Wangji le concedió una habitación en una residencia privada en el caso de que deseara quedarse hasta que su hermano despertara. Ella aceptó felizmente.
Una vez solo en el Invierno Floral, Lan Wangji se sentó junto al cuerpo de Wei Wuxian para hacer guardia de su salud. No tenía la esperanza de que despertara pronto gracias a lo dicho por el fisiólogo, así que, solo se encargó de hacerle beber agua con cuidado de no ahogarlo y cambiarle las túnicas a unas más cómodas para dormir. Con su cuerpo descubierto, Hanguang-Jun encontró más heridas superficiales provocadas por el incidente.
Lo cual le rompía el corazón en cada ocasión.
Encargó que su trabajo fuera llevado al palacio del Asistente Menor y se mantuvo ocupado revisando el papeleo hasta que fue hora de irse a dormir. No queriendo perturbar a Wei Ying, se fue a la habitación imperial que por costumbre todos los palacios concubinos tenían.
En cada palacio de un miembro del harén había una habitación especial designada para que el emperador durmiera en dado caso de que no quisiera compartir el lecho con el consorte. Uno pensaría que su presencia en el palacio dictaría que yacería con el consorte, mas, ¿y si solo lo hacía por mera obligación? ¿Por qué dormiría en la cama de una persona a la que no quería ver? Una cosa era el deber y otra eran sus deseos.
Así, antes de irse a su habitación, depositó un suave beso en los labios de Wei Wuxian y le miró por unos segundos.
—Despierta pronto, por favor —le pidió y sin poder evitarlo, volvió a dejar un beso en la boca del joven.
Se fue a la cama solo para no poder concebir el sueño por unas horas más, hasta que cayó dormido con el pensamiento de que al día siguiente sería un día menos en la espera de que su amado despertara.
De nuevo perdí la noción del tiempo
y se me olvidó que no había publicado
el capítulo 🥹 Pero les prometo que fue
porque estaba escribiendo los
próximos capítulos.
Espero les guste este, los que vienen son mis
favoritos 👀
Les dejo esta imagen del manhua
para que se imaginen la escena
donde Wei Wuxian recuerda
los besos con Lan Wangji 🥰
Espero no les moleste que haga esto,
porque hay muchas imágenes
del manhua que me inspiraron
para esta novela.
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