Capítulo VI: Alianzas.
Como era de esperarse, al llegar nuevamente al Descanso de las Nubes, el harén no estuvo contento con las noticias que se esparcieron con la velocidad de un incienso y llegaron antes al Respiro Helado que él mismo.
Para cuando volvieron a Gusu, el imperio entero sabía sobre la romántica aventura que el emperador y su Asistente Menor vivieron en Caiyi. Encantados por la historia que fue esparcida por las dos mujeres que presenciaron de cerca el adorable momento, la gente estaba ya en la espera de noticias sobre un heredero. Alguien que podía lograr hacer actuar así a Su Majestad ciertamente tenía ya asegurado el futuro de concebir al Primer Príncipe de la próxima generación de la dinastía Lan.
—Es inaudito que no pienses en el honor del emperador —molesto, Wang Shu le reclamó en el saludo al harén imperial del día siguiente después de su llegada—Hay ciertas consideraciones al todavía ser nuevo, aún así, eso no significa que puedes hacer tu voluntad sin tener en mente la reputación de Su Majestad.
Wei Wuxian esta vez no estaba de rodillas, en su lugar, estaba sentado en su propio asiento y listo para recibir los comentarios de todos los consortes.
—Tuve en mente sus deseos —respondió sereno, dejando a Wang Shu descolocado por su segura respuesta—Estoy aquí para complacer sus deseos, lo que sucedió en Caiyi fue por voluntad de Su Majestad.
Eso era una pequeña mentira, al estar ebrio, Lan Wangji no pudo negarse mucho a los juegos de Wei Wuxian. No estaba seguro sobre si perseguirle sobre los tejados era algo que el emperador haría estando sobrio. Ellos no tenían por qué saber eso, claramente.
Liang Yuyan le miró con filosos y electrizantes ojos celosos. Si lo que Mo Xuanyu le dijo era cierto, en la segunda mañana en su visita a la ciudad, la madre de la Concubina Honorable envió una carta de manera urgente al Descanso de las Nubes. No era difícil adivinar el contenido de esta por la actual fría mirada de la concubina. La mujer la envió poco después que Lan Wangji tomara un paseo con Wei Wuxian alrededor de su casa, sostenidos de la mano y con el consorte riendo al bromear con el emperador. Casi como presumiéndolo a la familia, un castigo y recordatorio del por qué su hija no estaba allí con él.
Ella no era su favorita.
A Wei Wuxian no le gustaba esa mirada, Liang Yuyan estaba molesta más allá de la carta. Comenzaba a convencerse de que ella sí guardaba sentimientos por el emperador.
—¿Insinúas que el emperador, un hombre nacido con elegancia y sentido de la reserva, quería correr por los techos de una ciudad en mitad de la noche? —preguntó con cada palabra cargada en resentimiento.
Wei Wuxian sonrió, y con elegancia en sus facciones al mover su cabeza para mirar.
—Su Majestad es una caja de sorpresas, ¿no lo cree, Concubina Honorable Liang? —Wen Qing quería ahorcarlo allí mismo, justo como todos los demás también deseaban hacer. Provocarlos no era lo mejor que podría hacer.
Una vena resaltó de la frente de la mujer luego de escuchar aquello, mas, una suave y calmada voz le interrumpió.
—Nuestro Asistente Menor tiene el favor del emperador, eso no es algo necesariamente malo —Jin Zhiruo miró atento a la palabra de Luo Huyin—Nuestro mayor deseo es que Su Majestad tenga su primer hijo, o, ¿me equivoco? —ella cuestionó para poner al resto en una incómoda situación.
De negar la afirmación, estarían incumpliendo una de las tantas promesas que se hacen antes de entrar al harén imperial.
«Velar por el bienestar y comodidad del emperador, así como su felicidad y plenitud»
En pocas palabras, causar peleas entre ellos podría perturbar la paz del emperador, por lo que mantener todo tranquilo era primordial. Así pues, como lo importante era tener herederos, no importaba quién los tuviera primero –aunque sí lo hiciera para ellos–, lo importante era que la línea de sucesión siguiera.
Ante eso, todos tuvieron que ceder.
—Así es. No es nuestro lugar decidir con quién Su Majestad intente concebir —añadió Jin Zhiruo mal mirando a Liang Yuyan.
—Es bueno que sean conscientes de ello —paralizando a todos los presentes por unos segundos, la voz de Lan Wangji se escuchó imponentemente a través de la sala donde los consortes se reunían.
Al girar sus rostros en dirección al Trono Fénix que se encontraba al final de las filas de asientos, vieron al emperador salir detrás de las cortinas que separaban la sala principal del pequeño pasillo que lo conectaba con la sala privada para el emperador o la emperatriz. El hombre estaba vestido intacto, como de costumbre, con sus impecables túnicas blancas.
De inmediato su presencia llamó a que todos los consortes se levantaran de sus asientos para saludarle.
—Saludos a Su Majestad —dijeron al unísono, sin mirarle directamente, como era debido.
—Levántense —ordenó una vez se sentó en su trono.
Normalmente, quien fuera la esposa o esposo oficial del emperador se sentaba en ese asiento a ser saludado por los miembros del harén, ese mismo derecho naturalmente también lo tenía el emperador. Ambos tenían completo control del harén, entonces, a falta de una emperatriz, Lan Wangji era el responsable mayor. Jin Zhiruo solo era su reemplazo en su ausencia, por eso se sintió desplazado cuando él llegó. Cuando Lan Wangji estuviera allí, él no tenía el poder.
Y lo que más lo asustaba, al igual que a los demás, era que desde la llegada del primer miembro del harén imperial, Lan Wangji no había acudido a una reunión mañanera del Respiro Helado.
Hasta ahora.
—Escuché que comentaban algo antes de mi llegada —inició una vez todos se volvieron a sentar en sus lugares—Me gustaría saber de qué se trataba.
Hubo un silencio por unos largos segundos, donde Wei Wuxian solo quiso burlarse de cómo quienes antes tenían mucho que decirle ahora estaban con los labios completamente sellados.
Luo Huyin compartía ese mismo sentimiento, así que con mucho gusto fue ella quien respondió.
—Majestad, mis hermanos y hermanas estaban algo inquietos por su visita a la ciudad de Caiyi —al ser echados de cabeza, los demás consortes saltaron aterrados en su lugar. ¿De verdad la Asistenta de Primera Clase estaba dispuesta a lanzarlos ante el emperador sin tentarse la mano siquiera un segundo? —Temen que las voces de la gente manchen su imagen, Su Majestad.
Lan Wangji miró a todos los restantes en la sala, con excepción de Wei Wuxian y Luo Huyin.
—He de suponer que se debe a mi relación con el Asistente Menor —Wei Wuxian, al ser mencionado, estiró sus labios suavemente en una sonrisa. Lan Wangji dejó ir un poco de aire tranquilo, sin parecer exasperado o fastidiado—Los sucesos de esa noche no fueron a causa de Wei Ying.
Yao Qingshang y Wang Shu estaban estupefactos, entonces, ¿lo que Wei Wuxian dijo era verdad? ¿El emperador le había seguido el juego a voluntad propia?
Además, desde que llegó, el emperador le llama por su nombre de nacimiento, ¿por qué el Asistente Menor gozaba de ese privilegio? ¡Ellos llevaban meses allí!
El Consorte y la Concubina Honorable tensaron la mandíbula disgustados.
—Por lo tanto, no hostiguen más al Asistente Menor —ordenó sin titubear, marcando el final de aquella confrontación.
—No nos atreveríamos, Su Majestad —respondió Jin Zhiruo. Las palabras le supieron a ácido.
Hanguang-Jun asintió. Se tomó un tiempo para pensar, analizar sus próximas palabras con precaución pues el tema lo ameritaba.
—El Honorable Consorte del príncipe Zewu-Jun me ha comentado sobre lo que sucedió el primer día de mi visita en Caiyi —en ese momento, el harén sabía que estaba en graves problemas. Jiang Wanyin había cumplido su amenaza y habló con Hanguang-Jun—Pienso que expresar mi decepción resulta innecesario, pero lo haré de todas maneras, por el honor de mi hermano y su esposo.
Wei Wuxian frunció el ceño y paseó sus ojos un tanto confundido por las figuras sentadas, que ahora notaba tensas. ¿Qué había pasado? Lan Zhan parecía cansado, incluso un poco harto.
—Hablar a las espaldas de las personas es una falta a las reglas que rigen mi imperio, el imperio que juraron servir con dignidad —las miradas se bajaron para evadir los ojos reprochables del emperador—Primeramente, me gustaría que enmendaran su error y pidieran disculpas a la persona que fue su víctima.
Entonces la dorada mirada se posó en Wei Wuxian, él reaccionó alzando las cejas asombrado, ¿de él hablaron a sus espaldas? Bueno, si lo pensaba mejor, no debería sorprenderle tanto. Era una respuesta casi evidente.
Sobreentendiendo las intenciones del emperador, las mujeres y hombres se levantaron de sus asientos a regañadientes. A excepción de Luo Huyin, que si bien no pronunció ningún insulto hacia el Asistente Menor, no era de negarse su falta de acción para detener a los demás. Ella se levantó sin sentirse agraviada, con la mente tranquila.
—Nos disculpamos con nuestro hermano, esperamos que Su Majestad y el Asistente Menor puedan perdonar a estos humildes consortes —Wei Wuxian parpadeó quizá un poco incómodo por verlos arrodillarse ante él—Reconocemos nuestra culpa y aceptamos el castigo por deshonrar nuestro juramento —pronto, Wei Wuxian recordó la vez en que él tuvo que arrodillarse para pedir perdón. La bofetada que recibió.
Sonrió, por fortuna no tuvo que arrodillarse enfrente de Lan Zhan. Eso sería humillante.
Asintió lentamente, aceptando la disculpa sin decir nada.
—No solo dirigieron palabras malintencionadas hacia al Asistente Menor —continuó el monarca, con Luo Qingyang a su lado, ella le entregó un pergamino con el reporte de los Guardias Imperiales de Jiang Wanyin—Sino que también le faltaron el respeto al Honorable Consorte de este imperio.
En el pergamino estaba todo lo que los guardias de Jiang Cheng escucharon y vieron del encuentro entre su señor y los concubinos. Sumado a ello, estaba el testimonio de la sirvienta del próximo Líder del Clan Jiang. Las palabras de Xiao Ling eran suficientes para corroborar lo que los guardias testificaron.
—¿A Jiang Cheng? —preguntó Wei Wuxian en un susurro que logró ser escuchado por los demás debido al silencio sepulcral dentro del palacio.
La mirada de Lan Wangji se suavizó cuando conectó con la suya, le decía a través de sus poderosos ojos dorados que se calmara, él manejaría el asunto y juzgaría la situación con justicia.
—Perturbaron al esposo de su Primer Príncipe, estando en sus primeros meses de gestación, una época donde se espera y aconseja que evite cualquier disgusto —la mirada pesada, el tono frívolo y las palabras estaban terminando con la dignidad de los hombres y mujeres—Entenderán que por todo esto, estoy profundamente avergonzado de ustedes —Wei Wuxian se mordió su labio para evitar reírse.
Ser una vergüenza para Lan Zhan... el solo pensamiento lo hacía sentirse miserable, no soportaría saber que había avergonzado a Lan Zhan. No se imaginaba cómo se deberían estar sintiendo ellos, pero, ellos mismos se lo buscaron, ¿no era así? Pretender querer insultar a Jiang Cheng y esperar salir bien parado era un planteamiento por de más absurdo, con el menor de los Jiang jamás era así.
—Como castigo por sus faltas, copiarán las reglas del clan mil veces —el Asistente Menor casi se atragantó con su propia saliva, ¡mil veces era un suplicio! Para él fue un calvario copiarlas trescientas veces, más de eso le parecía el infierno mismo.
En el rostro de los concubinos se presentaron diversas reacciones; el miedo, la pena, la rabia y, sobre todo, la vergüenza.
—Su Majestad es generoso, estos merecían la muerte por manchar la dignidad del emperador —Lan Wangji no respondió, solo los comandó a levantarse con un ademán.
Una vez sentados en sus respectivos asientos, Wei Wuxian miró discretamente a sus amigos. Ellos estaban disfrutando del espectáculo, de verlos en la misma posición en la que obligaron a Wei Wuxian estar días atrás.
—También quiero discutir otro tema —sus ojos miraron al Consorte Honorable, la postura apenada de Jin Zhiruo lo obligó a no mirar a los ojos del emperador—He revisado el Libro de las Nubes.
Wei Wuxian abrió los ojos sorprendido. ¿No se suponía que él solamente seguía el orden? ¿Por qué hablaría de ello ahora? Su misma reacción se reflejó en los demás presentes en la sala.
—Y a pesar de que correspondo el trabajo del Consorte Honorable al repartir los días —con eso, Jin Zhiruo agradeció el gesto con un movimiento lento de cabeza, no se atrevía a sentirse honrado por el cumplido luego de ser reprendido—A partir de hoy, usaré las tablillas para escoger sus servicios.
La Concubina Honorable fue quien levantó el rostro primero, casi horrorizada por lo que escuchaba.
—Su Majestad, ¿eso significa que no vendrá a mi palacio esta noche?
Lan Wangji no tuvo ninguna reacción en su plano rostro al mirarla.
—Las noches de servicio son acorde a sus méritos bajo el método de las tablillas. Son miembros de un harén imperial, sus acciones se reflejan en mí y en sus clanes.
Entonces, quien tuviera el favor del emperador ganaría que Lan Wangji volteara su tablilla con su nombre para que le atendiera.
Eso desacreditaba por completo el régimen que Jin Zhiruo había implementado por los meses que estuvo al mando del harén imperial. Ahora, él también tendría que ganarse el derecho de servir al emperador.
—Darle herederos a la corona es primordial —continuó hablando después de dejar que la noticia cayera en las mentes de los –ahora– angustiados consortes—Todos ustedes pasaron por pruebas exhaustivas para ser parte de mi harén.
Wei Wuxian miró complicado a Lan Wangji.
Él no pasó por ninguna prueba más allá de la que Wen Qing hizo rápidamente para asegurar que era un doncel.
—Ahora mismo, el Asistente Menor es quien resultó con el porcentaje más alto de fertilidad —a Wei Wuxian se le erizó la piel.
¡Lan Zhan prácticamente le estaba avisando a todos que seguiría acostándose con él hasta lograr embarazarlo!
—Seré justo con ustedes, sin embargo —siguió para evadir cualquier disturbio—Pero recuerden que el servicio es un privilegio, no un derecho.
Wen Qing se aguantó la risa. El emperador era una persona sutil en su forma de advertir.
Con ese contundente anuncio, los consortes comenzaron a pensar en maneras de ganarse méritos ante el emperador para asegurar una buena posición con él. Wei Wuxian al final de la reunión se sintió intranquilo. Ahora todos querrían con mucha más pasión ganarse el favor de Lan Zhan. Lo cual complicaba todavía más su situación.
Lan Zhan discutió algunas cosas sobre los clanes del harén, ofreciendo o negando su ayuda en los asuntos que los consortes expresaron. El ambiente se aligeró con esto, dejando atrás la reprimenda pública. Podría haberlos castigado, pero todavía tenía responsabilidades con sus clanes.
—Revisaré sobre las carreteras que sean más aptas para el comercio en Lanling, si hay mejores opciones, las conectaré con la carretera Qiongqi —le respondió a Jin Zhiruo—En cuanto a los sucesos entorno al Clan Luo, enviaré discípulos para limpiar la ciudad de cualquier impureza.
Luo Huyin asintió contenta. Según lo que mencionó, la ciudad donde vivía su familia se encontraba bajo los ataques de una mujer fantasma. Ya hubo varios intentos de tratar de saber su motivo, sin éxito alguno. Wei Wuxian, por naturaleza, tenía ganas de averiguar más e ir a la ciudad para tratar de purificarla. Pero no podía, no sería propio para un concubino, y eso lo entristecía.
—Analicé las anomalías en las cuentas de los pueblos pequeños que rodean Caiyi. Hablé con los mercaderes y llegué al acuerdo de importar sus productos a la Secta Qinghe Nie, allí hay buena demanda —esta vez se dirigió a Liang Yuyan.
—Gracias, Su Majestad.
Wang Shu esperó su turno con paciencia, lo que él pidió fue... un poco menos elaborado que los asuntos de los demás.
—Los Guardias Imperiales tienen que pasar por un entrenamiento riguroso. El Clan Luo siempre ha sobresalido por enviar hombres y mujeres fuertes que pasan estas pruebas fácilmente —una sonrisa orgullosa se plantó en Luo Qingyang cuando el emperador la señaló como ejemplo, haciendo que Luo Huyin también sonriera de la misma manera—Pero si tu clan desea enviar a sus miembros a las pruebas, no tengo objeción.
Wang Shu sonrió de inmediato también, victorioso de haber ganado la aprobación del emperador. Wei Wuxian entendió que buscaba ganar más terreno para su familia dentro del palacio. Inteligente, en verdad, inteligente movimiento.
—Asistente de Segunda Clase —llamó Lan Wangji a Yao Qingshang, ella, ilusionada, le miró—La decisión de mi hermano de no tener un harén está fuera de mis límites. Si él está satisfecho con solo tener a su Honorable Consorte, no puedo obligarlo a aceptar a sus hermanas. Además, un heredero ya está en camino, no hay necesidad de más concubinos según lo pactado.
Lo que Yao Qingshang había propuesto estuvo implícito desde el momento en que habló sobre las virtudes de sus hermanas y hermanos menores que ya estaban en edad de casarse. Pero, con ella en el harén de Lan Wangji, solo quedaba como opción el Primer Príncipe.
Wei Wuxian casi estuvo indignado por su shidi, mas, sabía que Lan Xichen se negaría. Él solo tenía ojos para Jiang Cheng.
—Comprendo, Su Majestad —murmuró desilusionada.
«Ja, todavía tiene la osadía de hacer un puchero» pensó Liang Yuyan. Ella estaba complacida con saber que nadie más de la familia Yao se acercaría a la Familia Imperial.
Finalizado con ellos, los ojos de Lan Wangji entonces viajaron hasta Wei Wuxian. Quien, al no tener nada que pedir, se estaba muriendo de aburrimiento. Solo escuchaba curioso lo que los demás consortes pedían en dado caso de que eso le afectara de alguna manera, pero, era todo en beneficio de sus clanes. Y él no tenía uno al cual ayudar en su nombre.
—Wei Ying —le llamó suave, con un tinte de calidez abrazando su voz, a diferencia de la monotonía con la que les hablaba a los otros consortes—¿No tienes algún deseo?
Sacado de su pequeño trance, el Asistente Menor atinó a sonreír ligeramente hacia Lan Wangji. Al regresar a la realidad, vio que tenía todos los ojos puestos sobre él. Pensó en qué podría decir, nada se le ocurría.
—Tu shijie —susurró Wen Qing detrás de él, ayudándole a recordar.
¡Oh, era cierto! Se aclaró la garganta.
—En realidad, sí tengo una petición para Su Majestad —Lan Zhan sonrió.
—¿Cuál es?
Calculando bien sus palabras, Wei Wuxian jugó con el abanico que sostenía en sus manos.
—Dentro de unos meses, mi shijie, Jiang-guniang, se casará —Lan Wangji escuchó atento, ya sabiendo lo que Wei Wuxian pediría—Ella envió una invitación para mí por medio del Honorable Consorte del Primer Príncipe.
—Y quisieras atender a su boda —completó el hombre de túnicas blancas, a lo que el joven de túnicas negras asintió emocionado. Ver ese brillo en los ojos grises de Wei Wuxian, hizo feliz a Lan Wangji—Si la doncella Jiang envió una invitación especialmente para mi Asistente Menor, ¿cómo podría negarme?
Jin Zhiruo presionó los labios antes de hablar, dándole una sola mirada a Wei Wuxian justo cuando este iba a agradecer al emperador.
—Majestad, yo también desearía atender a la boda de la doncella Jiang —pidió de manera indulgente—Después de todo, el Joven Amo Jin es como de mi familia.
—Lejana, ¿no era de la familia lejana? —preguntó Yao Qingshang, provocando que el semblante del Consorte Honorable Jin se ensombreciera. Wei Wuxian se aguantó una risa escondiéndola detrás de su abanico, tal y como Nie Huaisang hacía. Ahora comprendía esa manía de su amigo, resultaba oportuno.
—Entiendo la conexión que lo une con Jin-gongzi. Si este envía una invitación para el Consorte Honorable también no me negaré a que asista.
Wei Wuxian pensó, las apariciones públicas con el emperador eran escasas. Ahora, él lo acompañaría a la boda de Jiang Yanli. A menos de que Jin Zhiruo pidiera expresamente a su primo que moviera algunos hilos para lograr que Jin Zixuan también le invitara a la celebración. Lo cual, estaba seguro que pasaría.
Con eso, la reunión acabó. Lan Wangji se retiró para atender otros asuntos del palacio principal, mandando a sus consortes a retirarse para continuar con su día. Rápido, Wei Wuxian se levantó de su asiento para comenzar con su partida. Eso, hasta que los pasos apresurados de otra persona lo siguieron.
—Asistente Menor, espere —si estuvo preocupado al escuchar los pasos, su cuerpo entonces se relajó apenas escuchó la voz de Luo Huyin detrás de su espalda.
La mujer, vestida gentilmente de tonos verdes claros, mantuvo su sonrisa amigable a medida que se acercaba a él. Seguida por sus sirvientes y guardias que, de manera notoria, eran más que los de él.
—Asistenta de Primera Clase —murmuró él al saludarla—¿En qué puedo ayudarle?
—Cuando llegaste no pude darte la bienvenida de manera más cálida que la de la ceremonia oficial —su voz, suave y dulce como su sonrisa no hizo sentir a la defensiva a Wei Wuxian. Ni siquiera a Wen Qing—Me gustaría invitarte a mi palacio para tomar el té.
Él, que estaba dirigido a esconderse nuevamente en su propio palacio, titubeó un poco. Hasta el momento, sus interacciones con los consortes se limitaban a defenderse de los venenosos comentarios o soportar sus malas miradas. Apenas había cruzado alguna palabra sin alguna carga de ataque en ella.
El caso resultaba diferente con la Asistente de Primera Clase, ella no había sido grosera con él, hasta lo defendió de Jin Zhiruo. Encontraba difícil creer que ella hubiera dicho algo durante el incidente con Jiang Cheng, su castigo seguramente fue por permitir que las cosas escalaran mucho más allá.
Al meditar sus opciones, él pensó que no perdía mucho al aceptar la invitación. En el peor de los casos, ella no era lo que parecía y en verdad era igual que el resto del harén. En el mejor, hacerse amigo de la Asistenta de Primera Clase traería varios beneficios.
Y hacer amigos era una especialidad suya.
—No me esperaba que nuestro Asistente Menor fuera una persona tan atrevida —Luo Huyin reía de las aventuras que Wei Wuxian le contó una tras otra. Desde las bromas que hacía con Jiang Cheng en los hogares de ambos, hasta cómo molestó a Lan Wangji mientras ambos estudiaban en Gusu—Ahora entiendo por qué el emperador te prefiere, ¡eres su alma gemela!
Wei Wuxian casi dejó caer su taza al escuchar eso. Podía asegurar que sintió el calor alzarse súbitamente hasta sus mejillas por las palabras de Luo Huyin. Repentinamente nervioso, su mano tembló cuando volvió a tomar la taza de té para acercarla a su boca.
—¿A-Alma gemela? —repitió con sus ojos cargados en una ilusión que él ignoraba, pero que no pasó desapercibida ante los ojos de la mujer.
—¡Por supuesto! He leído sobre esto tantas veces en las novelas románticas —junto a un suspiro digno de una doncella de estas mismas historias, ella juntó sus manos y miró a Wei Wuxian—Dos personas que parecen ser polos opuestos pero que en realidad son el complemento del otro —aplaudió feliz. Mientras tanto, Wei Wuxian estaba buscando desesperadamente un lugar a dónde mirar para evadir la sonrisa emocionada de Luo Huyin.
—Oh.
Ella continuó explicando por qué Lan Wangji y él eran almas gemelas destinadas a estar juntas. Pero Wei Wuxian se perdió en medio de tan viva plática, siendo atraído por la idea de ello. De ser el alma gemela de Lan Zhan.
Se preguntaba si sería tonto aferrarse a ese fantasioso y romántico pensamiento. Porque podría.
Luo Huyin estudió la reacción de Wei Wuxian mientras hablaba, ese rubor en sus mejillas, la manera en que le evitaba la mirada y su ligera sonrisa endulzada. Ella dejó la taza de nuevo en la mesa.
—Estaría contenta si fueras tú quien tuviera al primer hijo de Su Majestad —ahora, Wei Wuxian se atragantó con su té vergonzantemente, haciendo a Wen Qing sentir pena ajena desde su lugar al lado de Wen Ning y Mo Xuanyu.
—¿Señorita? ¿Cómo dice eso? —preguntó aún tosiendo y limpiándose la boca con el pañuelo que ella le extendió.
—Porque ambos sabemos que, si alguien más lo hace antes que tú, sería una pesadilla —el joven no se esperaba que la Asistente de Primera Clase estuviera hablando sobre algo tan delicado con tanta naturalidad con él—Yo tengo una buena posición y estoy cómoda con ella.
Sin el peso de una formalidad, Luo Huyin podía hablarle como si fueran amigos de toda la vida.
—No obstante, puedo ver que tú tienes más potencial que los demás. Con el emperador apegado a ti, hacerme tu enemiga es la estupidez más grande que podría cometer —prosiguió mirándole simple; sin segundas intenciones. O al menos no alguna que Wei Wuxian pudiera detectar—Por supuesto, los demás son tan ineptos para compartir mi punto de vista. Ellos, en cambio, harán lo imposible para destruirte.
—¿Y usted no? —se atrevió a preguntar, logrando no sonar agresivo. La mujer, de bonitos cabellos castaños, sonrió.
—No. No me interesa —Wei Wuxian decidió creerle, por extraño que sonara—Por mi parte, te tengo una propuesta.
Interesado, él alzó una ceja.
—¿Una tregua? —tanteó la posibilidad, teniendo como respuesta el aumento de la sonrisa de la Asistente de Primera Clase.
—Una alianza. Sea cual sea el resultado, tú y yo nos ayudaremos en medida de lo posible —explicó batiendo sus pestañas al tomar de su bebida—Si logras convertirte en Emperatriz Masculina, asegurarás prosperidad para mi clan. Si yo logro subir de rango, te ayudaré a hacer lo mismo. Como ves, ambos salimos ganando.
—¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? Esto podría considerarse conspiración y traición a la corona, fácilmente podrías echarme en el fuego como lo hiciste hace unas horas con los demás consortes —él esperó por su reacción, listo para analizarla.
Ella se mantuvo sincera en su gesto sonriente.
—Algo me dice que el emperador buscaría la manera de salvarte. Si te traiciono, Su Majestad no permitiría que algo te sucediera —Luo Huyin sacó un pequeño papel de su manga.
Él reconoció el material de inmediato. Era papel de pacto, este papel era común para usarse en pactos de sangre que dos o más personas mancharían con sus pulgares ensangrentados. Esto, aunque era una práctica antigua, aún era válida en la dinastía Lan. Una parte contenía el acuerdo escrito y en la otra las huellas escarlatas de las personas involucradas.
—Lo juro por la sangre de mi clan que corre por mis venas —ella inició el pacto, sacándose una horquilla de su cabello para pincharse el dedo pulgar y conseguir una gota de sangre que rápidamente estampó en el papel—Puedes quedarte con el juramento y dárselo a quien más confíes. Si te traiciono, ni los cielos podrían salvarme cuando presentes esto y vean mi huella en ella.
Él la miró a los ojos, buscando algo de mentira en ellos. Sin embargo, solo había confianza y seguridad.
Repasó sus opciones con cuidado. El pacto de sangre sí podría ser un seguro en dado caso que algo sucediera, mas, ¿y si eso también era una trampa? Pese a sus dudas, lo que dijo le hacía mucho sentido en su cabeza, Lan Zhan buscaría la manera de salvarlo si algo salía mal, ¿no?
Podría no confiar en la Asistenta de Primera Clase, pero, confiaba plenamente en Lan Zhan. Así que, decidió tomar ese riesgo. Sacando de la misma manera una horquilla de su cabello, se pinchó su dedo pulgar para impregnar su huella carmesí en el papel yaciendo en la mesa.
—Lo juro por la sangre de mi clan que corre por mis venas —él finalizó el pacto. Y tal como había dicho, se quedó con el papel y lo guardó en su manga. No quería que ella viera quién se quedaría con el papel, decidió era mejor esperar a estar a solas para entregarlo.
Luo Huyin le miró contenta, volviendo a tomar su fina taza de cerámica blanca, lucía satisfecha con la alianza que la Asistenta de Primera Clase y el Asistente Menor concretaron esa tarde.
«A-Chen»
Xiao Xingchen arrugó su frente entre sueños al escuchar una conocida voz llamarle. Se removió sintiendo la incomodidad llegar a él a través de su espalda hasta plantarse detrás de su nuca. Un frío presentimiento.
«Adorado shidi, debes ir con A-Ying»
El corazón del cultivador solitario se detuvo al reconocer la voz de su shijie. Si podía escucharle entre sus sueños era porque su alma se estaba comunicando con él... No. ¡Ella no podía estar muerta! Hacía menos de tres años que la vio por última vez, no era posible que su shijie muriera en ese corto lapso de tiempo. Es cierto que se ha alejado del mundo del cultivo junto a su esposo, pero, ¿qué podría pasar en tres años que resultara en el fallecimiento de alguien tan fuerte como Cangse Sanren? ¡Su maestra los entrenó bien!
«A-Ying te necesita. Debes ayudarlo a llevarle justicia a nuestra secta»
La respiración de Xiao Xingchen se tornó irregular, la ansiedad comenzó a carcomerlo desde la raíz de su mente. Inconscientemente, apretó las túnicas de Song Lan al negarse a la muerte de su hermana marcial. Al menos tenía la seguridad de que su shizhi estaba bien para tranquilizar su corazón.
Song Lan despertó por el temblor del cuerpo de su esposo, abrió los ojos solo para toparse con las lágrimas empapando el inocente rostro de Xiao Xingchen.
—¿Xiao Xingchen? —lo llamó preocupado, sentándose en la cama para mover el cuerpo del otro y poder traerlo devuelta al mundo de los despiertos y salvarlo de su tormento en ese lugar donde no podía alcanzarlo—Xingchen, despierta.
Luego de unos segundos, Xiao Xingchen despertó tomando grandes bocanadas de aire intentando poder respirar bien. Sus ojos angustiados se relajaron con la imagen de su esposo frente a él.
—A-Lan —susurró desesperado, sus manos nerviosamente buscaron tomar el rostro del hombre para asegurar la conexión de sus miradas—Debo ir con mi shijie, con mi shizhi, algo anda mal... ella-
No se atrevió a decir la enorme posibilidad que había descubierto esa noche. Song Lan aceptó sin dudarlo ni cuestionar nada de lo que su adorado esposo decía o pedía.
—Partiremos mañana al amanecer —le prometió colocando un pequeño beso en su frente, quería que se relajara y así eliminar ese horrible gesto de miedo del rostro de su amado—Nos tomará algunas semanas regresar, pero te prometo que lo haremos.
Xiao Xingchen le creyó, permitió que Song Lan lo envolviera en un abrazo reconfortante mientras le susurraba que todo estaría bien y que su shijie estaría bien. Él quería ser optimista y también creer eso, sin embargo, algo dentro suyo le decía que eso no era así.
Tragó ese dolor en su garganta y se aferró al cuerpo de su marido. No quería sentirse solo ni con miedo.
Su shijie era la única familia que tenía, Baoshan Sanren no les permitía volver a la montaña una vez la dejaban. Pese a eso, estaba seguro que le hubiera encantado saber que Cangse Sanren tuvo un hijo, Xiao Xingchen estaba plenamente confiado en ello.
Debía ir, incluso si eso significaba abandonar los planes que tenía con su esposo.
Debía ir con su shizhi.
Lan Wangji cerró el pergamino con expresión ilegible. Alzó sus dorados ojos para mirar a su Guardia Imperial de Primera Clase. El cuerpo se le había tensado después de leer lo que el pergamino contenía.
—Los reportes... ¿es seguro que provienen cerca de allí? —a un lado de su escritorio, apilados en una cuidadosa montaña, estaban los reportes semanales de las ciudades. Pedidos de ayuda, descripciones de las cacerías nocturnas, avistamientos de yaos o informes de las cosechas. Todo lo que fuera pertinente informar al emperador.
—Respondiendo a Su Majestad; sí, he separado todos los reportes que provenían cerca de la zona —Luo Qingyang vio el gesto de su emperador ensombrecerse un poco al escuchar sus palabras. La corona sobre la cabeza del monarca se movió junto al movimiento del hombre que se paró.
—Iremos a investigar. La montaña fue purificada luego de la guerra, esto no debería estar pasando —Lan Wangji alzó sus manos para quitarse la corona. La reunión con el consejo había terminado apenas unos minutos, luego Luo Qingyang llegó a él con el asunto que la perturbaba desde la mañana—¿El Honorable Consorte ha arribado seguramente a Yunmeng?
—Así es, Su Majestad. El príncipe Zewu-Jun ha enviado una carta para avisar que han llegado con bien al territorio Jiang —Lan Wangji asintió. Con un mes cumplido luego de su boda, Lan Xichen y Jiang Wanyin debían ir hasta el Muelle del Loto para que la familia del Honorable Consorte recibiera al marido de su hijo.
Al todavía ser un próximo líder de secta aún tenía la necesidad de estar presente en Yunmeng para prepararse y servir a su gente. Así que, Lan Xichen y él acordaron dividir el año, cada dos meses, Jiang Wanyin tenía que viajar a su hogar y, dos meses después, debía volver a Gusu para estar con su marido.
Eso significaba que Wei Wuxian no vería a su shidi hasta dentro de dos meses.
—Ordena a los eunucos que le pidan a Wei Ying empacar para un viaje de al menos una semana —Luo Qingyang se lamió los labios nerviosamente al no saber cómo recordarle al emperador lo que había acordado con el consejo esa tarde.
—Su Majestad... —susurró apenada, sabía que Su Majestad había omitido esa parte para su propio beneficio. Pese a eso, era su deber cuidar de la relación de Hanguang-Jun con los ancianos del clan.
Cerrando sus ojos para tomar aire, Lan Wangji no tuvo escapatoria.
—También informen a la Asistente de Segunda Clase. Encárgate del resto de la planeación —sin cuestionar la elección de sus concubinos, la Guardia Imperial se inclinó con profundo respeto ante el hombre antes de retirarse para ir a cumplir sus deberes.
—Yo me encargo de organizar a los discípulos, no se preocupe, Majestad —pronunció al cerrar las puertas de la sala de Hanguang-Jun.
Solo en aquel lugar, Lan Wangji fue consumido por los recuerdos de su última visita a Wei Wuxian. Había sido únicamente una semana atrás. El manto de sus responsabilidades cayó sobre sus hombros poco después del segundo día de la llegada de Wei Ying a su harén. Sus deberes lo arrebataron del lado del joven concubino sin poder evitarlo o retrasarlo más.
De forma natural, gestionar un imperio entero abarcaba la mayor parte de su tiempo. Ocupando sus horas a diario entre reuniones con el consejo, asistir a los mensajes de los líderes de las sectas y organizar a sus discípulos para enviarlos donde su ayuda fuera necesitada.
Los pocos días libres que tenía, se encargó de reunirse con los ancianos del clan para iniciar a persuadirlos con el descubrimiento que había hecho recientemente en la bóveda secreta del clan.
Fue capaz de visitar a Wei Ying por algunas horas durante cada semana, volteando su tablilla con su nombre por las noches para visitar su palacio. Ambos se sentaban a hablar sobre el día, Wei Wuxian le comentaba que se había hecho amigo de Luo Huyin, e incluso ella les acompañó a merendar juntos un par de tardes, donde pudo comprobar la amistad que florecía entre ambos concubinos.
La Asistente de Primera Clase le sonreía y asentía la cabeza cuando Wei Wuxian no les veía, a lo que él correspondía el gesto con discreción.
Por algunas noches, ignorando el cansancio del día sobre sus hombros, el emperador se movía hasta la Ciudad Prohibida para dormir con Wei Ying. Dormir en ambos sentidos; solo recostarse en la misma cama para descansar, y su versión favorita; una versión que involucraba el quitarse la ropa para ser más cómoda, besos para endulzar sus sentidos y caricias para despertar el deseo ferviente. Wei Ying nunca se negó a él, siempre complaciente cuando sus intenciones se esclarecían entre los besos. Lan Wangji apenas podía vivir apartado de él, como si estuviera encantado y Wei Ying fuera su única fuente para seguir en pie.
—Entendemos que esto es porque el Asistente Menor es su favorito, ¿no es así, Su Majestad? —Lan Qiren se tornó casi de un color verde en disgusto por la oración dicha.
No era sorpresa para Lan Wangji saber que su tío desaprobaba de Wei Wuxian. Lo cual resultaba incómodo si sus planes de mantener a Wei Ying a su lado eran exitosos.
—Es meramente por cuestiones de conveniencia —inició a hablar relajado, tenía en mente sus argumentos desde la noche anterior—Wei- El Asistente Menor... —se retractó de llamarlo por su nombre frente a ellos. Si quería que cedieran, él también debía hacerlo con ellos—... es un doncel joven, fuerte y, sobre todo, fértil. Posee un núcleo dorado que podría igualarse con el mío.
—Ciertamente el que sea un cultivador lo hace un candidato ideal para intentar concebir al primer heredero —Lan Taiyu era un viejo aliado del emperador Lan Feng. Su padre tenía una justificada preferencia por ese consejero, ya que era a menudo una voz de peso para ayudar a convencer al resto. No era tan necio a mantener el consejo como estaba, por el contrario, estaba más que abierto al cambio—El núcleo dorado asegurará el crecimiento y protección del bebé, así como será de gran utilidad durante el parto al mantener con vida al Asistente Menor.
Lan Wangji no era ignorante al peligro que los donceles se sometían al dar a luz. Un embarazo traía tanto alegrías como preocupaciones. Incertidumbre y dicha, todo luchando por la dominancia en el corazón. La amenaza de muerte estaba escrita desde la concepción, la sombría posibilidad de que algo saliera mal siempre estaba presente.
Pensar en que podía perder a Wei Ying al nacer su hijo...
—Sin embargo, debe ser justo con el resto del harén, Majestad —una voz se alzó desde lo lejos, alejándolo de su penumbroso pensamiento. Buscándolo, Lan Wangji paseó su áurea mirada por la sala—Que las mayores y mejores probabilidades estén con el Asistente Menor no significa dejar a un lado a los demás.
Hanguang-Jun tuvo que concordar.
—Lo seré. Mis intenciones no son despreciar a mis consortes, en cambio, me aseguro de tener a mi heredero lo más pronto posible —Lan Qiren suspiró.
Era increíble lo que iba a decir.
—El Asistente Menor debería tener una preferencia dado a sus circunstancias. Su Majestad puede visitar a más de un concubino por noche —los ojos de su tío se movieron para mirarle directo—Wangji, eso significa que debes acudir a los palacios de los demás concubinos antes o después de permitir que el Asistente Menor te asista.
Eso también implicaba llevar más de un consorte a sus viajes. Ganó y perdió al mismo tiempo, pero las ganancias eran más alentadoras.
Tal vez Wei Wuxian no concordaba con lo último.
La tensión en el carruaje imperial que los estaba llevando hasta Yiling era palpable e incomodaba a Yao Qingshang. Wei Wuxian hacía un ejemplar esfuerzo por ignorar su presencia a su lado. Los dos concubinos estaban sentados en los rincones contrarios, en el asiento enfrente del emperador, lo más lejos posible del otro, pegados a las paredes hasta que casi se volvían uno con ellas.
Si Yao Qingshang estaba callada era por la falta de temas que abordar con Hanguang-Jun. El silencio de Wei Wuxian se debía a que sus temas de conversaciones con Lan Wangji prefería dejarlas privadas, todo esto daba como resultado la presente situación.; un silencio que parecía eterno.
Wei Wuxian estuvo contento cuando los eunucos llegaron a su palacio para decirle que dentro de unos días viajaría de nuevo con Lan Zhan. Pasear con Luo Huyin era agradable, hacer enojar a los demás consortes al ignorar sus palabras venenosas era divertido, pero sin el joven emperador vestido en blanco, se aburría de sus días en la Ciudad Prohibida.
Por su parte, la Asistente de Segunda Clase se encontró a sí misma incluso más emocionada que Wei Wuxian al ser llamada para acompañar al emperador en su viaje. Creyó, ingenuamente, que sería la única. Ver al Asistente Menor también esperando por el carruaje le rompió las ilusiones. Lo que se escapaba de su conocimiento, era que el sentimiento fue mutuo.
Y Wei Wuxian estaba en un conflicto; por lo poco que pudo sacarles a los eunucos, el viaje se trataba de una pequeña expedición para verificar una purificación. Su instinto cultivador se inquietó de inmediato, quería ayudar, quería saber. Quería y no podía.
Luego venía el malestar de tener que saber el porqué Yao Qingshang se encontraba allí.
Su dilema se dispersó un poco al reconocer los pueblos que pasaron antes de llegar a su destino. Estaban cerca de Yiling, cerca de su montaña...
Esto luego no hizo más que incrementar su descontento, los asuntos seguramente se trataban de algo de lo que su secta pudo haberse encargado, si tan solo existieran. Que lo dejaran afuera lo ofendía de sobre manera, hasta el momento no se había arrepentido de ser parte del harén, pero ahora se lo comenzaba a replantear.
—Wen Ning, llévame a mi habitación —la residencia donde se quedarían era propiedad del imperio. Como tenían en cada ciudad importante; una propiedad construida justamente para la estancia de los miembros de la Familia Imperial. Después de que los sirvientes los recibieran, Wei Wuxian quiso encerrarse en sus aposentos para ignorar el hecho de que no se le permitiera ayudar.
Lan Wangji le vio irse luego de despedirse seca y cortamente. Los cabellos negros se movieron en conjunto a su impetuoso andar. Entristecido, él le dejó irse. Debía organizar a sus discípulos, no podía ir detrás de Wei Ying para apaciguar su enojo aunque ese fuese su deseo.
—Se puede sentir una fuerte carga de resentimiento —murmuró Luo Qingyang. La noche ya había caído, como esperaron. Y apenas lo hizo, el emperador junto a los discípulos partieron hacia la montaña donde antes hacía vida la Secta Wei Cangse.
—Los fantasmas de los discípulos Wei fueron puestos a descansar después de la Campaña para Derribar al Sol, los pocos que volvieron con resentimiento descansaron en paz una vez supieron que los Wen fueron derrotados —Lan Wangji observó a su alrededor sintiendo la nostalgia llegar a él.
Lo que había antes ya no estaba. La cálida vida de una secta brillante en amabilidad y servicio por el pueblo se había esfumado con el ardor de las llamas que consumieron su luz. Solo dejando rastro de su existencia en el corazón latiente de Wei Wuxian.
El hogar donde Wei Ying nació no era más que vegetación muerta y vistazos de lo sucedido.
—Escuché que algunos comentaban sobre ciertos espíritus y fantasmas —el mascullo de la mujer fue escuchado entre el silencio de la noche—No eran feroces ni malignos, hasta cierto punto eran inofensivos. Los ciudadanos lo ignoraron hasta ahora.
—Trataré de comunicarme con alguno, si son de la Secta Wei Cangse es muy posible que tengan el mismo deseo —comenzaron a subir la montaña que ya iniciaba a recuperarse de la pérdida. Luego de la guerra, Hanguang-Jun mandó a limpiar el lugar de los restos de la secta. No quería que si Wei Wuxian algún día volvía allí, viera las residencias quemadas o los pedazos de la tela negra perteneciente del clan. No era una vista que alguien mereciera ver de su hogar.
Llegaron a donde previamente se localizaba la residencia principal del clan, colocó su guqin en una piedra estable y se sentó. Tocó a Wangji para dejar sonar las primeras notas, Luo Qingyang había recibido su educación en el Descanso de las Nubes a temprana edad, por lo que el idioma Qin lo sabía desde muy pequeña, así que, ella también entendería las respuestas al igual que el resto de los discípulos.
Al pasar los minutos después del primer intento de comunicación a través de Inquiry, los ceños se fueron frunciendo. Era claro que se sentían varias presencias alrededor de la montaña, era prácticamente imposible que no hubiera nadie que no supiera responder a Wangji.
Hasta que hubo varios intentos, pero en cada uno de ellos las notas se cortaban antes de formar algún sentido. Las cejas del emperador se juntaron marcadamente al razonar la situación luego de ver los intentos.
—No pueden responder —volvió a repasar alrededor de la zona donde estaban, con sus dedos en las cuerdas de su guqin deteniendo las vibraciones del instrumento—Quieren hacerlo, algo se los impide.
Los discípulos que los acompañaron caminaron para de inmediato comenzar una búsqueda por la montaña. Debía haber rastro de algo raro, alguna formación que estuviera bloqueando la comunicación. Debía haber algo.
—El Asistente Menor debería estar aquí —Luo Qingyang dijo en voz baja, cuando Lan Wangji se giró para verla, ella alzó los hombros en un gesto despreocupado—Era su territorio, lo conoce más que nadie. Él debe ser capaz de saber si hay algo fuera de lugar.
—El unirse al harén lo obliga a renunciar a tantas cosas —susurró Hanguang-Jun dando pequeños pasos para inspeccionar una curiosa formación de piedras. Pese a lo extraño que resultaba verlas acomodadas, no reconoció ninguna formación en ella—Es un cultivador, es lo que es.
—Mañana. Debería traerlo mañana, Su Majestad —con un tinte de complicidad, la guardia sonrió y cubrió su boca con una mano para encerrar la intimidad de la conversación—Después de todo, ¿quién le diría al consejo que el Asistente Menor estuvo aquí? Ciertamente yo no.
Eso logró que los labios de Lan Wangji se estiraran en una sonrisa ligera. Luo Qingyang era una gran aliada y amiga, estaba agradecido de tenerla a su lado. Su lealtad significaba mucho para él dentro de un palacio donde ahora todos lo veían como un simple emperador al que servir, ella lo veía como un amigo. Aquel niño que vio crecer desde lejos durante su entrenamiento.
—Tiene derecho a saber, es cierto —ella asintió a sus palabras con la cabeza y una amigable sonrisa—Tenía planeado traerlo en dado caso no descubriéramos nada hoy—admitió, se inclinó para tomar su guqin y colocarlo en su funda nuevamente—No quería perturbar la idea de que su clan descansaba en paz.
—Entiendo que el saber que esto no es así lo angustiará, lo llevará a querer ayudar a su gente a continuar con su ciclo —los discípulos volvieron en ese momento con algunas observaciones de zonas donde el resentimiento era más palpable.
Dijeron que se comunicaron con un espíritu que logró formar una palabra antes de perder la conexión forzosamente.
«Traidores»
La situación era mucho más que fantasmas resentidos, tanto Lan Wangji como Luo Qingyang pronto lo entendieron.
El emperador volvió a su residencia antes de que la luna se alzara por completo en el cielo estrellado. Wei Wuxian cerró su puerta cuando escuchó su llegada.
—Me daré un baño, la cabeza me está matando —Wen Qing se levantó de su silla al escuchar eso, sin preguntarle o darle paso a pensar en otras opciones, le tomó de la muñeca para revisar el pulso de su energía espiritual. Ella frunció el entrecejo al sentirlo.
—Está agitado, ¿qué te inquieta? —sus fuertes ojos subieron para encontrarse los nítidos ojos grisáceos mirarle cansadamente—Porque sea lo que sea, te está afectando más de lo que debería.
Wei Wuxian movió su mano para deshacer el moño que tenía en su cabello, dejando que su melena negra cayera por sus hombros en suaves ondas. Su rostro demostraba la condición en la que se encontraba; se veía afectado.
—No lo sé, solo sé que duele mucho.
—Mo Xuanyu, ayúdalo a bañarse, Wen Ning y yo preparemos la medicina —con el comando de la mujer, Mo Xuanyu se dirigió hasta el baño para comenzar con los preparativos que su señor requeriría—Debo estabilizar el flujo de tu energía, podrías sufrir una desviación. Trata de relajarte, no sobre pienses nada.
—Es más fácil decirlo que llevarlo a cabo.
Sin ánimos para discutir con Wen Qing, él decidió aceptar lo que decía y cuando ingresó al agua con un tenue ligero aroma a lavanda –recomendación de la médica para ayudarle a serenarse–, Wei Wuxian cerró los ojos y trató de vaciar los pensamientos de su mente.
Le mintió hace unos minutos, sabía perfectamente lo que le sucedía. El dolor de estar cerca de su antiguo hogar estaba encontrando su lugar en las grietas de su dañado corazón. Y tener el conocimiento de que algo sucedía con su gente y estar atado a estar en su habitación sin poder ayudar estaba haciendo estragos de su mente.
La fatiga del dolor de cabeza, producto del río caudaloso que eran sus pensamientos en esos momentos, lo obligó a dormir en un horario que era extraño para él.
—Estaremos en las habitaciones contiguas, si necesita algo, mi señor, no dude en despertarnos —Mo Xuanyu apagó las velas que se encontraban más cerca de Wei Wuxian, solo dejando una al otro lado de habitación para que iluminara tímidamente la oscuridad.
—Descansen, no creo levantarme —masculló y, envuelto en sus sábanas, se preparó para dormir.
—Wen Qing dice que si su malestar persiste, la vaya a buscar —Wei Wuxian asintió.
Mo Xuanyu deslizó la puerta antes de darle la espalda y caminar hasta la habitación que compartía con Wen Ning.
Wei Wuxian logró conciliar el sueño poco después de cerrar sus ojos, pero el motivo de su rápido dormitar no solo se debía a la cercanía con su antiguo hogar. Su energía espiritual siendo afectada por ello tampoco era simplemente por esa causa.
La cercanía y lejanía menguaban de manera mordaz en su ser.
Ni estando bajo la ilusión de la protección que dormir le traía pudo salvarse. Tan pronto su cuerpo se relajó, unas pesadillas no dieron tregua. Eran pesadillas o recuerdos, quizás una mezcla de ellos. Soñó con el calor abrumador de las llamas de un sol avaricioso que le arrebató a su familia, soñó con la refinada sonrisa de una concubina que le apartaba de Lan Zhan.
La cristalina sudoración comenzó a empapar sus túnicas de dormir, la sensación de frío lo recorrió desde los pies hasta la nuca, obligándolo a adoptar una posición donde pegó sus rodillas al pecho para abrazarse y no sentirse tan vulnerable.
Comenzó a llorar en algún momento de la noche.
Eso fue lo que propició su despertar. La respiración se le dificultaba a través de sus sollozos, la vela que Mo Xuanyu había dejado encendida se había extinguido por completo cuando abrió sus ojos. Se quedó callado de manera expectante unos segundos, no escuchó ningún ruido afuera, por lo que todavía no era la hora de despertar para los Lan.
Se levantó para tantear alrededor de la oscuridad, buscando sus túnicas superiores. Ya había reconocido que era otra noche en la que no podría dormir en paz, así que, saldría a dar un paseo para despejar su mente. Podría escaparse e ir a su montaña, mas sin su espada, o cualquier otra arma, defenderse le resultaría complicado.
Al abrir la puerta, no se encontró con ningún guardia, por lo que debían estar en su cambio de puestos. Agradecido con su suerte, aprovechó ese momento para escaparse, el nuevo discípulo asumiría que seguía dormido, por lo que no debía preocuparse porque fuera descubierto. Caminó por los pasillos iluminados por linternas con velas en su interior, dado a la lejanía de las habitaciones entre los consortes y el emperador, no había muchos guardias. Le enseñaron el camino hasta la habitación del emperador al llegar, de forma inconsciente, él se estaba encaminando hasta allí.
Los brazos de Lan Zhan era un buen refugio para él.
Se detuvo cuando vio a los guardias, escondido detrás de una esquina de los corredores, se planteó el salir y presentarse en la puerta. Tal vez le dirían que no podían perturbar el sueño del emperador. Era lo más posible, no obstante, él en verdad quería sentirse protegido. Su rostro seguía mojado por sus ocasionales lágrimas, deseaba que Lan Wangji las secara con la ternura de siempre.
Entonces la puerta de la habitación se abrió, y sus previas intenciones se esfumaron cuando vio a Yao Qingshang salir. Con un rubor en sus mejillas y acomodando discretamente su cabello, perfeccionando su vestido.
Algo en su corazón dio un doloroso estirón.
Lan Zhan no lo había escogido a él esa noche. Es decir, no lo necesitaba, no como Wei Ying lo necesitaba en esos momentos.
Se dio vuelta de inmediato, sus pies lo llevaron de nuevo a sus aposentos. Lágrimas se acumularon en sus ojos, las arrancó con rabia. Odiaba sentirse así, todo sería más sencillo si se hubiera quedado en la cabaña con Wen Ning y Wen Qing. No hubiera conocido el calor de los brazos de Lan Zhan, lo mucho que alguien podía ahogarlo en ternura al dirigirse a él, jamás hubiera tenido una probada de sus labios, y sin haberlo probado, no podría extrañarlo. No podía anhelar y necesitar a Lan Zhan.
No se sentiría tan desolado como en esos momentos.
—Escolta a la Asistente de Segunda Clase a su habitación, iré a revisar al Asistente Menor —el susurro se escuchó lejano a él, sin embargo, fue suficiente para que lo orillara a dar pasos apresurados hasta su habitación.
Tuvo que entrar por la ventana al notar que los nuevos guardias estaban ya cerca de su puerta. Por fortuna la dejó abierta para dejar fresca la habitación, se quitó sus túnicas y las lanzó lejos para apresurarse a meterse a la cama.
Cerró los ojos justo a tiempo, la puerta se entreabrió por un guardia que dio un pequeño vistazo para asegurarse que todo estuviera en orden con el concubino. Ver el pecho subiendo y bajando tranquilamente lo dejó satisfecho, por lo que pronto volvió a cerrar la puerta.
—Mantengan su distancia, el emperador va a venir —al escuchar eso, Wei Wuxian miró la ventana abierta.
Podría huir. Podría ir a uno de los jardines y así escapar del encuentro, sería tan sencillo.
Negó la idea poco después, hacer eso solo le traería problemas; a él y a los pobres guardias que lo cuidaban. Incluso a los hermanos Wen y Mo Xuanyu.
Tragó duro, resignándose a lo inevitable.
Se forzó a tratar de dormir en minutos, tal vez así no estaría consciente cuando Lan Wangji llegara.
—Wei Ying, ¿estás despierto? —había esperado que la puerta abriéndose hubiera sido producto de su imaginación. Tal parecía que no fue así.
Escuchó ligeros pasos acercándose a él. Su cuerpo se erizó con el solo pensamiento de Hanguang-Jun cerca suyo, mordió su labio inferior en un intento por no moverse, por no darse la vuelta y encararlo. Sintió algo hundirse en la cama, era Lan Zhan sentándose a su lado. Un escalofrío le recorrió cuando la mano del hombre le acarició el contorno del cuerpo.
Se dio la vuelta para mirarlo, sin ocultar que había fingido estar dormido. Lan Wangji apenas se sorprendió por esto, y Wei Wuxian apretó los dientes cuando sintió un olor desconocido sobre él.
Olor a perfume de mujer.
Cuando se sentó, lo hizo pegándose a la pared, lo más lejos de Lan Wangji y ese olor que lo comenzaba a marear. El emperador no dejó pasar ese acto por alto, apartó la mano del cuerpo de Wei Wuxian. Sintiendo que no era bien recibido, la tensión en el joven lo dejó en claro.
Su corazón se entristeció, ¿por qué de repente sentía una distancia entre ellos?
—Mañana, ¿estarías dispuesto a acompañarnos? —habló suavemente, pasando ese mismo sentimiento en su mirada.
Wei Wuxian brincó en su lugar de la sorpresa, su dura mirada se relajó y tuvo el instinto de acercarse. Logró reprimirlo a tiempo.
—¿Me lo permitiría? —el tono bajo que usó estrujó el corazón de Lan Wangji, y se arrepintió de inmediato de no haberlo llevado ese mismo día.
—Debo confesar que se trata de la montaña de tu secta. Es tu derecho —Wei Wuxian lo sabía.
Sabía que se trataba de su montaña. Ahora comprendía por qué se sentía tan ansioso, tan en alerta y con los recuerdos de la tragedia allí ocurrida volviendo de repente hacia él.
—¿Me permitiría leer el reporte de esta noche? —a Lan Wangji no le estaba gustando esa formalidad en las palabras de su amado. Sentía que se le escapaba de las manos, lo desesperaba sentir que se estaban alejando.
—Por supuesto, pero debes descansar. Partiremos temprano por la mañana —el Asistente Menor desvió la mirada, dándole un vistazo a la ventana. Las primeras pinceladas claras comenzaban a formarse en la noche.
—Bien, lo leeré en el desayuno.
Quedaron en silencio luego de eso, con Lan Wangji mirándole sin saber qué hacer para solucionar la situación. Deseando componer la rotura, sin saber cómo.
—¿Me permitirías quedarme contigo? —preguntó, tomando por sorpresa a Wei Wuxian.
«Date un baño primero» pensó amargamente Wei Wuxian. «No quiero los rastros de otras manos sobre ti»
—Su Majestad puede hacer lo que le plazca —respondió moviéndose para darle espacio—Este humilde concubino no se atreve a prohibirle nada.
—No te obligaré, Wei Ying. Quiero saber que es tu deseo también —Wei Wuxian cerró sus manos en unos puños que apretó enojado.
Ni siquiera le permitía estar enojado con él tan sencillamente. Sus dulces acciones eclipsaban todo agrio pensamiento en su mente.
—Puede quedarse, Majestad —para finalizar, volvió a esconderse en las sábanas, mirando la pared y dándole la espalda al emperador.
Lan Wangji estaba devastado. No podía comprender qué había salido mal. La última vez que estuvieron juntos, Wei Wuxian le besó antes de irse a dormir, envuelto en sus brazos, él durmió con Lan Wangji cómodamente. Y él se sentía el hombre más afortunado de todos al tenerlo así consigo.
¿Por qué ahora era diferente?
Le dio un espacio en su cama, sí, pero le estaba dando la espalda. Pensó en si debería quedarse de todas maneras. Wei Wuxian no se negó, pero lo admitió a regañadientes, y obligar a Wei Ying a hacer algo que no quería era algo que Lan Wangji se juró jamás hacer.
—Descansa, Wei Ying —se levantó de la cama. Tuvo la intención de inclinarse para dejar un beso en su frente, solo que no estuvo seguro de si sería correspondido. Así que se restringió a sí mismo de hacerlo.
Wei Wuxian apretó los labios.
Recordó su pesadilla, que ahora parecía una premonición. ¿Por qué lloraría por eso cuando era él mismo quien estaba alejando al emperador? Se supone que lucharía por ser el único favorito de Lan Wangji y ahora se daba por vencido tan rápidamente.
No lo había pensado. Sabía que Lan Zhan debía ser asistido por el resto de su harén, las noches que no estaba a su lado, Wei Wuxian no podía dejar de pensar que estaba con otro consorte. Él sabía, pero nunca lo vivió con sus propios ojos. No tan de cerca. Una cosa era saber y otra el ver.
Y le afectó más de lo que debería. Tanto que le hizo pensar que tal vez se equivocó.
Pensar que Lan Wangji tendría hijos con alguien más...
—Lan Zhan —le llamó.
Solo tendría hijos si él no se apresuraba, con cada día que dejaba pasar sin concebir al heredero, sin deshacerse del harén, era una noche más donde ellos podrían adelantarse a él. Y eso no era a lo que vino, él tenía una meta. Su madre le daría un golpe por dejarse derrotar tan fácil. Ella lucharía hasta el final.
Recordar a sus padres le hizo sonreír ligeramente. Pudo volver a escuchar sus palabras de aliento cuando algo le parecía imposible.
Imposible, intenta lo imposible. Ese era el lema de su tío Jiang, de su secta y familia. A la mente se le vino Jiang Cheng.
Él no le dejaría quedarse tirado llorando, lo levantaría para seguir adelante.
No era tiempo para llorar, era tiempo de actuar.
—Tuve una pesadilla —musitó bajito, todavía sin moverse para mirar al emperador. El frío calaba con mayor intensidad si no tenía a Lan Zhan a su lado.
En su alma era donde más le dolía.
—¿Quieres que toque mi guqin para ti? —Wei Wuxian negó, y viendo que Lan Wangji todavía no se acercaba a él, movió su cabeza para mirarle por encima de su hombro.
—¿Podrías abrazarme? —preguntar eso hizo que un tenue tinte rosa se comiera tímidamente la piel de sus mejillas.
—Si es lo que Wei Ying desea.
—Sí, es lo que quiero —dijo de inmediato. Por fin se dio la vuelta por completo, movió la sábana de su cuerpo para abrir un pedazo que dejara entrar a Lan Wangji—Tengo frío.
Lan Wangji suspiró un poco más aliviado, Wei Wuxian aún estaba dispuesto a tener contacto con él después de todo. Aceptó la petición con un cabeceo fluido y comenzó a sacarse las túnicas exteriores, doblándolas y dejándolas en el sofá enfrente de la cama.
Sus manos subieron hasta su cabeza, donde sus dedos deshicieron el nudo de su cinta con magistral experiencia. Le entregó la cinta a Wei Wuxian.
—¿Recuerdas que en Caiyi te pregunté si sabías qué significaba mi cinta? —viendo a Wei Wuxian guardar la cinta dentro de su túnica para dormir hizo a su cuerpo cosquillear en alegría. Wei Wuxian posó sus ojos sobre él, luego asintió—¿Lo has investigado?
—Perdóneme, Majestad. Se me escapó de la mente hacerlo —apenado, Wei Wuxian se rascó la punta de la nariz evadiendo por unos segundos la mirada—¿Me lo diría?
—No. Averígualo por ti mismo —sorna. ¿Eso era sorna en la sonrisa de Lan Wangji? ¿Acaso estaba jugando con él?
Wei Wuxian quiso reírse, ¡Lan Zhan estaba jugando con él!
—¡Ah! ¡Lan Zhan, no es justo! —quiso levantarse para expresar de mejor manera su entusiasmo, sin embargo, Lan Wangji se movió primero para meterse a la cama con él.
—Copiaste las reglas muchas veces, deberías saberlo —con naturalidad, sus cuerpos de ambos se atrajeron apenas estuvieron a centímetros de distancia.
Sus piernas se enredaron entre sí, Lan Wangji lo abrazó de la cintura y las manos de Wei Wuxian descansaron en su pecho. Conectaron miradas tímidas y dejaron paso al cómodo y piadoso silencio. Ya teniendo el calor corporal del emperador en su cama, Wei Wuxian recostó su cabeza en el hombro ajeno. Se apretujaron entre sí, ansiando más del otro.
Lan Wangji quería meter a Wei Wuxian en su corazón y mantenerlo allí, donde nunca tendría frío y siempre estaría cuidado por su amor. De ser posible, Wei Wuxian lo permitiría.
—Lan Zhan —pasaron algunos minutos así, callados y regalando pequeñas caricias devotas al cuerpo contrario. Lan Wangji le hizo saber que tenía su atención con un sonido desde su pecho, Wei Wuxian giró la cabeza para esconder su rostro en el cuello de Lan Zhan, allí donde el aroma a sándalo era más intenso—¿Qué hubiera pasado si no aceptaba ser parte de tu harén?
Le asustaba que lo que ahora experimentaba y sentía con Lan Wangji nunca hubiera sido posible de otra manera. Se habría perdido de saber lo que eran los labios del mayor, de sus caricias, de esas intensas miradas doradas. Ahora que sabía y había probado, no podía pensar en cómo antes vivía sin conocer todo esto. Ahora se sentía completo teniéndolo.
Lan Wangji colocó su mentón sobre la cabeza de Wei Wuxian.
—Espero Wei Ying hubiera sido capaz de hallar un lugar en su corazón para tener la compasión de visitarme —Wei Wuxian cerró los ojos, inhaló el aroma natural de su emperador y se pegó más a él, si era posible.
—Sí, Lan Zhan, te visitaría —Lan Wangji estuvo contento con aquella respuesta.
—Me alegra.
«Me alegra haber aceptado» pensó Wei Wuxian. Porque si antes se arrepintió momentáneamente, estar en los brazos fuertes, embriagado por el aroma de Lan Wangji le hizo recapacitar.
No querría estar en otro lado, quería estar aquí, con Lan Zhan.
—¿Tus pesadillas son constantes? —Lan Wangji estaba preocupado. Puede que Wei Ying pensara que sus noches en vela, movimientos angustiantes al dormir y murmullos desesperados eran pasados por alto por él, pero nada que concerniera a Wei Ying era irrelevante para él.
Wei Wuxian dejó ir un suspiro cansado, era un tema complicado.
—Se podría decir. Iniciaron luego de la guerra —parpadeó confundido, recordando algunas veces que despertó gritando en miedo y tristeza—Quizá incluso durante esta —admitió al final.
—¿De qué tratan? —el emperador se hacía una idea, quería escuchar de la propia boca del concubino la respuesta, si es que estaba dispuesto a compartirla con él.
—Sobre mis padres... el día de su muerte —confesó sin problemas. Era Lan Zhan, hablar con él le resultaba sencillo, abrir su corazón era tan fácil con el joven gobernante. Era como el agua fluyendo por un río, así de cómodo encontraba estar a su lado.
—Wei Ying es fuerte y admirable —Lan Wangji apretó el cuerpo entre sus brazos en busca de transmitir seguridad. Quería hacerle saber que con él, nada malo le pasaría. Ninguna maldad lo tocaría si estaba vivo para evitarlo—Sobrellevaste la pérdida de tu familia y secta de una manera que no creo poder nombrar a alguien más que también sea capaz de hacerlo como tú lo hiciste, Wei Ying.
—Conozco a un joven emperador que perdió a sus padres a temprana edad —Wei Ying devolvió el abrazo reconfortante—Ese emperador es un hombre fuerte y atento, Sus Majestades lo educaron bien.
Lan Wangji sonrió con la memoria de sus padres. Fueron una pareja tan feliz, esperaba poder ser capaz de tener la misma dicha de vivir amando a alguien y ser correspondido en la misma intensidad.
—¿Sabes qué es lo que más admiro de ese emperador, Lan Zhan? —preguntó ocultando su sonrisa.
—¿Qué es, Wei Ying?
—Su bondad —susurró contra su pecho, justo donde ese piadoso corazón latía dándole vida al hombre que lo mantenía caliente entre sus brazos—Este indulgente emperador aceptó a un huérfano, sin secta, pobre, inexperto y problemático concubino en su harén porque no tenía a dónde ir.
—Wei Ying es valeroso, amable y recto. Este emperador está agradecido de poder gozar de su compañía —Wei Wuxian chilló contra su pecho mientras quería dar pataletas—Olvidé la advertencia.
—¡Sin vergüenza, simplemente sin vergüenza! Ese emperador es un desvergonzado —con su rostro estallando en un sonrojo por la pena, Wei Wuxian rápidamente miró el rostro tranquilo y para nada arrepentido de Lan Wangji.
—Hubo un tiempo en el que tú eras el desvergonzado, Wei Ying.
—Su Majestad me supera —pegó sus frentes y cerró los ojos tratando de calmar su descontrolado corazón.
Se quedaron callados unos instantes.
—Sé cómo es perder a tus padres, Wei Ying —Lan Wangji habló bajo dado a la cercanía—Pero aún así, no puedo imaginar lo que sería perder todo lo que tú perdiste.
—Lan Zhan...
—El miedo es normal después de eso. Pero no debes temer perderme, Wei Ying. Si tú me lo permites, quisiera cuidar de ti de ahora en adelante —Wei Wuxian no se atrevió a abrir sus ojos, no podía enfrentar a Lan Wangji sin llorar—No serás un huérfano porque yo seré tu familia, tendrás una secta porque mi secta será la tuya, no serás pobre porque mis comodidades las compartiré contigo, y no serás un inexperto porque aprenderemos juntos.
¿Cómo tales palabras no harían llorar a alguien?
—Dejó afuera la parte donde soy un problemático, Majestad —bromeó tragándose sus lágrimas y el nudo en su garganta.
—Mn, porque eso es algo inherente en la personalidad de Wei Ying.
—¡Lan Zhan!
Necesitaba algo para equilibrar la balanza, la desvergüenza de Lan Wangji le estaba ganando y eso era algo que no se iba a permitir tranquilamente.
Así que, se subió encima de Lan Zhan, empujándolo hacia la cama con sus manos en su pecho y colocando sus piernas a los costados del cuerpo debajo suyo. Se inclinó para besarlo, tomándolo por sorpresa.
—Soy consciente de lo difícil que son para ti las palabras, Lan Zhan —dijo sobre esos labios a los cuales comenzaba a volverse adicto—Déjame recompensar tu esfuerzo.
Aunque solo se besaron hasta caer dormidos, Lan Wangji gozó de cada momento que Wei Ying estuvo dispuesto a darle.
Besarlo era como alcanzar la inmortalidad.
Lamento tanto la tardanza 😭 Pero como dije,
mi laptop estaba en reparación y
no podía revisar el capítulo hasta ahora.
Espero les guste y sientan
que valió la pena la espera 🥺
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