Capítulo V: Caiyi.

"Jiang-shushu, shijie, para cuando reciban esta carta estaré cerca de cumplir mi primera semana siendo el Asistente Menor de Su Majestad el emperador.

Lamento tanto el haberlos dejado sin decir a dónde iría o siquiera dejarles saber que estaba bien, ansío sepan que en mis intenciones jamás estuvo el preocuparlos por mi huida. Estoy seguro que ustedes entienden que mi estadía en el Muelle del Loto ya no podía extenderse más de lo que fue. Aún así, estaré siempre agradecido por haberme recibido en su hogar una vez que perdí el mío.

Soy consciente de que mi unión al harén del emperador los sorprenderá, ruego estén tranquilos. Su Majestad es muy atento conmigo, me ha permitido el visitarles cuando quiera y ustedes pueden hacer lo mismo. El emperador dice que las puertas de su palacio siempre estarán abiertas a mi familia, por favor, cuando las circunstancias lo permitan, vengan a verme, extraño la sopa de loto de mi shijie.

Tío Jiang, cuidaré de Jiang Cheng cuando él esté aquí en el Descanso de las Nubes, no tienes que preocuparte por nada. No puedo esperar a conocer a mi sobrino.

Shijie, felicidades por tu compromiso. Aunque sabes que desearía que el pavo real no fuera tu prometido, me calma el corazón saber que ahora fuiste tú quien decidió esto. Estoy emocionado por asistir a tu boda, sé que serás la novia más hermosa del mundo entero. Te extraño.

Espero sus cartas.

Wei Wuxian."

—Elige a tu preferencia, Wei Ying —la voz calmada y relajada de Lan Wangji sonó desde su espalda, sentado en la orilla de la cama mientras se arreglaba las túnicas de la noche anterior y mirando a Wei Wuxian observar las joyas que un hombre había dado al imperio tras cerrar una negociación con Hanguang-Jun la semana pasada.

Wei Wuxian se había apoderado de la túnica exterior de Lan Wangji cuando se levantó esa mañana, el sol de su segundo día como consorte del emperador Lan Wangji entró a la habitación tímidamente, encontrando una entrada por las ventanas abiertas del palacio. La túnica de algodón era un poco más grande que su cuerpo, por lo que colgaba de algunas partes, lo cual el joven hombre aprovechó como motivo para solo usar esa prenda para cubrir su desnudez.

Caminó satisfecho con el olor a sándalo de Lan Zhan embriagando sus sentidos, abrazando su piel y cuerpo, dejando un nuevo tipo de marca en él, más allá de los trazos rojos que comenzaban a hacer su aparición.

Quería inspeccionar esa caja de madera que alguien había puesto en la mesa en algún momento de la madrugada. Lo escuchó entrar a la habitación de manera silenciosa, él se encontraba despierto tratando de huir de las pesadillas que lo torturaron cuando intentó dormir. No quería perturbar el sueño de Lan Zhan, por lo que se mantuvo quieto en la cama a esperar que el nuevo día comenzara. Admirar el rostro durmiente del otro logró dulcificar su mente, alejando sus tormentos.

—Son un lujo que no estoy acostumbrado a usar —confesó tomando un par de aretes azules finamente armados junto a preciosas perlas rosas, los giró en sus manos para analizarlos. Eran sutiles y encantadores—Ni siquiera tengo las orejas perforadas para usarlos.

—Alguien podría hacerlo por ti —Lan Wangji se paró, ya con la cinta en su frente cumpliendo con la promesa de su clan y sangre para honrar. Caminó hasta acercarse al cuerpo de Wei Wuxian, se pegó a él, con su pecho contra la espalda del concubino—Tarde o temprano lo harían, de todas maneras.

Wei Wuxian fue encerrado por el fuerte cuerpo cuando Lan Wangji posó sus manos en la mesa, corvando la posición del joven, su rostro se escabulló hasta el hombro, de forma automática, Wei Wuxian inclinó su cabeza para juntarla con la del emperador.

Lan Wangji se grabó en la mente la imagen de Wei Wuxian usando su túnica, deseando poder capturar la divina imagen a cada detalle para poder recordarla sin perder ningún mínimo elemento de la bella composición frente a sus ojos.

—Estos aretes son bonitos —se decidió alzándolos a la vista de Lan Wangji, recibiendo un asentimiento en el beso que el mayor dejó en su hombro, sobre la tela de su propia túnica.

—Son tuyos, toma lo que consideres —le susurró el emperador en la cercanía, su ronca voz saliendo del sueño envió una sensación que erizó la piel del consorte desde la nuca hasta su espalda baja—Me tengo que ir —anunció al tirar gentilmente con sus dedos de la tela de su túnica blanca que cubría el cuerpo ajeno.

—¿A qué hora partiremos a Caiyi? —entendiendo que Lan Wangji necesitaba su túnica devuelta para poder volver a sus aposentos, Wei Wuxian deslizó la prenda por sus hombros, permitiendo que el emperador lo tomara.

—Después de que desayunes —una nueva túnica fue colocada sobre él al desaparecer la suavidad de la elegante túnica imperial, Lan Wangji vio y disfrutó del fugaz momento de desnudez que provocó—Mo Xuanyu ya fue informado de los planes —con sus manos, liberó los cabellos largos de Wei Wuxian que fueron aprisionados al colocar la tela.

—Entiendo —sacando un brazalete de esmeraldas que le recordaba melancólicamente a uno que su padre le regaló a su madre, Wei Wuxian estuvo por fin satisfecho y se dispuso a cerrar la caja con las joyas—¿Te veré en la entrada?

—Mn, enviaré unos guardias para buscarte cuando sea hora —retiró la caja de la mesa antes de enderezarse y plantar su mirada en la entrada de la residencia. Suponía que sus propios guardias y sirvientes ya esperaban por él afuera—Ten un buen día, Wei Ying —volvió para ver a su amado.

Wei Wuxian sonrió, giró su cuerpo para poder mirar y despedir apropiadamente al emperador.

—Que todo resulte en su favor, Majestad —jugó con la formalidad que se esperaba tuviera hacia el hombre que gobernaba todo un imperio y estaba en su presencia.

Lan Wangji sintió la enorme necesidad de rodar los ojos, Wei Wuxian nunca cambiaría sin importar la situación.

—Ridículo —su respuesta fue justo lo que el concubino quería, y al obtenerla, rió contento incluso cuando Lan Wangji se inclinó para besarlo.

Le dejó probar sus labios sonrientes, sintiendo su vientre hacer cosquillas.

El Asistente Menor vio al emperador irse de su palacio desde la ventana.

A Lan Wangji pareció importarle poco que esa noche estuviera designada a Yao Qingshang según el Libro de las Nubes que le fue entregado. El emperador se presentó en su hogar poco antes que el sol cayera.

Esa noche, Wei Wuxian se aseguró de no subir tanto su volumen. No quería causar más problemas con Jin Zhiruo.

Los labios de Lan Zhan fueron su método para acallarlos.

—Esto no les gustará para nada —murmuró Wei Wuxian tomando un poco de la fruta picada de la mesa, horas después que Lan Wangji abandonara el Invierno Floral, los sirvientes entraron para servirle el desayuno, con bandejas de cobre y platos de comida que olían curiosamente picosos, apegados a su gusto—Lan Zhan ignoró el calendario y vino conmigo de nuevo.

—Fue el deseo del emperador, puede no gustarles, pero deben acoplarse —Mo Xuanyu sacó las horquillas de jade para que Wei Wuxian usara ese día. Así como también metió varias de sus túnicas en un pequeño cofre, pues la visita duraría dos días.

—No importa, se enojarían de todas formas cuando se enteraran que acompañaré a Su Majestad a Caiyi —Mo Xuanyu ocultó su risita detrás de su manga.

—Y ni siquiera tuvo que intentarlo, mi señor. Usted en verdad es favorecido por el emperador —Wei Wuxian sonrió desganado.

—Lan Zhan se acerca a mí porque me conoce mejor que a los demás —repasó pensativo, picando su fruta ausentemente—Mi mejor herramienta es que no se vuelva cercano a nadie más.

—Eso es fácil, tiene muchas barreras que romper, ¿no te tomó prácticamente vivir una situación de vida o muerte con él para que lograras saltarlas? —asintió divertido por las palabras de Wen Qing.

—El Segundo Príncipe puede mantener una conversación formal sin mucho problema, como el noble que es, pero una que sea íntima, eso solo lo hace con usted, Joven Amo Wei.

—Bueno, yo hago toda la conversación, aún así entiendo tu punto, Wen Ning —nostálgico por recordar cómo son sus conversaciones, Wei Wuxian entendía a la perfección que él fuera el único en el palacio al que Lan Zhan soportara. Solo después de su tío y hermano.

—Por cierto, necesitaré la mayor información posible de los demás consortes —pidió directamente a Mo Xuanyu, ya que el joven muchacho llevaba trabajando en el palacio por casi dos años, él debería saber cómo conseguir eso sin problemas—Debo saber dónde atacar, además, debería comenzar a familiarizarme con las reglas y el manejo del harén imperial, así evito cometer otros errores con los cuales darle razones a Jin Zhiruo para castigarme.

—Puedo conseguirlo antes de partir, iré en seguida, mi señor —diligente, Mo Xuanyu abandonó el Invierno Floral para realizar el pedido de su amo, dejándolo a solas con el par de hermanos.

—Si el emperador se entera de tus planes... —masculló Wen Qing preocupada—Te podrían cortar la cabeza. Nos podrían cortar la cabeza —añadió para corregir e incluirse al final.

—Qing-jie, recuerda que fui criado como a un estratega, conozco lo que debo hacer para no ser descubierto —ella lo pensó bajo esa perspectiva.

Los miembros del harén fueron educados para ser concubinos, por lo tanto, sabían servir al emperador y poco más. Y las habilidades que poseían no eran desconocidas para Wei Wuxian, después de todo, era un maestro de las seis artes. En cambio, él conocía mucho más sobre la sutileza, planeación y el sigilo. Un líder de secta y un cultivador.

—Bien. Confío en que no harás nada estúpido.

En realidad, no lo hacía. No obstante, Wei Wuxian parecía ser bendito por los cielos, ya que cada vez que algo salía mal con él siempre encontraba la manera de solucionarlo sin demora.

Lan Wangji lo esperaba en la entrada del Descanso de las Nubes junto a su hermano y cuñado. Un poco apartados estaban los demás concubinos, esperando que el emperador tuviera algo de tiempo para llamar su atención. Sin embargo, Jiang Wanyin estaba siendo particularmente más parlanchín que de costumbre con Hanguang-Jun.

Cosa del embarazo, dijo cuando su marido le miró inquisitivo.

—El Asistente Menor ha llegado, Su Majestad —anunciaron los guardias que lo escoltaron desde su residencia, tal y como Lan Wangji había dicho.

Lan Zhan volteó para mirarlo con sus ojos dorados brillando, y Wei Ying se preguntó si algún día se apagarían, si algún día ya no lo mirarían de esa manera tan encantadora.

Le dolió el pensar que tal vez eso algún día pasaría a ser su realidad. No podía permitirlo.

—Asistente Menor, llegas tarde para despedir a Su Majestad —Wang Shu le mal miró, deteniéndolo antes de llegar con Lan Wangji.

—Cuando el sol sale, todos nos levantamos —agregó Liang Yuyan, con una pequeña sonrisa buscando impresionar al emperador por recitar una de las reglas de Gusu Lan—Sin excepciones.

Lan Wangji posó su fría mirada sobre ellos, disgustado por haber interrumpido la llegada de Wei Ying.

—Yo le permití descansar más tiempo —al instante, los gestos de los consortes se endurecieron y Hanguang-Jun fingió no notarlo—Él vendrá conmigo a la visita a Caiyi, sepan disculparlo por no estar presente en los saludos de los siguientes dos días.

Liang Yuyan saltó al escuchar aquello, con el ceño fruncido y los ojos abundando en preocupación, le habló directamente al emperador.

—Su Majestad, yo provengo de Caiyi, ¿por qué Su Majestad no me lleva a mí? Mi pueblo esperaría verme a mí —si bien su tono de voz era respetuoso, no había manera de ignorar el tinte a reproche que también estaba presente en su hablar. Además, su rostro se veía devastado, completamente desilusionada.

Wei Wuxian entrecerró un poco sus ojos al mirar los de ella, ¿eso era anhelo? Y no era un anhelo de poder como en los demás concubinos. Este era un anhelo... sentimental.

Tragó saliva preocupado. ¿La Concubina Honorable estaba enamorada de Lan Zhan?

Lan Wangji la miró apáticamente, calmando sus pensamientos momentáneamente.

—Bao Yulin —llamó a la sirviente de Liang Yuyan, una pequeña muchacha que se inclinó al ser mencionada—¿Cuántas veces al día la Concubina Honorable practica el guqin?

La pobre niña no supo responder, dándole la respuesta en su silencio al emperador. Avergonzada, Liang Yuyan bajó la mirada y rechinó los dientes cuando escuchó pequeñas risillas de parte de Wang Shu.

—No se preocupe, Su Majestad. Estos consortes entienden su decisión —calmando la situación, Jin Zhiruo silenció los posibles quejidos de los demás. A pesar de sus palabras, su aspecto era amargado, a él tampoco le gustaba la situación.

Lan Zhan estiró su brazo para que Wei Wuxian lo tomara, y, dando un vistazo al resto del harén, lo hizo sin titubear. Luo Huyin sonrió, ese Asistente Menor sí que tenía valor para lograr hacerse enemigo de sus superiores sin temerles. Al fin, alguien que también disfrutaría de hacerles rabiar.

—Lan Zhan, ¿viajaremos en carruaje? Recuerda que te entregué mi espada, no puedo volar —asegurándose de solo ser oído por su emperador, Wei Wuxian se acercó para hablarle.

—Mn. Tenemos que hacer pequeñas paradas en varios pueblos —con eso dicho, la carroza imperial apareció, deteniéndose enfrente de ellos. Lan Xichen y Jiang Cheng se hicieron a un lado para despedirlos.

Al pasar al lado de su hermano, Wei Wuxian le escuchó susurrar algo.

—Aprovecha esta oportunidad —le dijo, importándole poco que Lan Xichen también le hubiera escuchado. Por su parte, el Primer Príncipe sonrió fingiendo ignorancia.

Mas, sus ocres ojos se posaron en las horquillas en el cabello de Wei Wuxian. Sonrió. Oh, así que su hermano no había perdido tiempo.

—Ya sé. Tú mantén un ojo en el harén —le respondió Wei Wuxian en el mismo tono. Acordado como un plan entre hermanos, ambos hombres asintieron firmes.

Con ayuda del Honorable Consorte del Primer Príncipe de Gusu Lan, el Asistente Menor pronto se convertiría en la peor pesadilla del harén imperial.

Lan Zhan lo subió a la carroza primero, cuando Wei Ying estuvo adentro, el emperador se giró hacia Luo Qingyang, que esperaba a una prudente distancia para hablar con Hanguang-Jun.

—Su She se encargará de coordinar la vigilancia del harén, Su Majestad —escuchó que ella dijo.

—Mn, encarga a los sirvientes preparar una merienda en el jardín del Respiro Helado —cuando el Asistente Menor notó que su emperador se daría vuelta para entrar a la carroza, se movió para dejarle espacio a Lan Zhan para sentarse a su lado.

Una vez ambos dentro, la puerta se cerró detrás de la espalda del hombre en blanco. Wei Wuxian miró a Lan Wangji tomar asiento, buscando de inmediato sus manos que él complacientemente entregó.

—Llevas las horquillas que te regalé —murmuró junto a los primeros movimientos de la carroza. Los áureos ojos de Hanguang-Jun adoraban la vista de su presente en el cabello del joven concubino.

—Fueron un regalo del emperador, sería una ofensa no portarlas —sus dedos jugaron con los de Lan Zhan, y en respuesta, el otro hombre hizo lo mismo. Dando una suave caricia por el dorso, trazando su camino hasta la punta de los dedos.

—Advertencia —Wei Wuxian entrecerró los ojos confundido—Son un exquisito complemento a tu divinidad.

—¡Ah! —sonrojado y sorprendido, el pobre Asistente Menor jadeó. Ahogado en una vergonzosa timidez, golpeó ligeramente la mano de Lan Wangji que sostenía entre las suyas—¡No puedes decir esas cosas, Lan Zhan!

—Avisé —fue todo lo que dijo él antes de inclinarse para besar el puchero que el de túnicas negras hizo al verse sin palabras que refutar.

Wei Wuxian durmió todo el camino hacia Caiyi, cómodo entre los brazos de su emperador, él cayó rendido ante el sueño apenas compartió unos suaves besos con Lan Wangji antes de acomodarse junto a él para continuar con su sueño. Su estómago cosquilleando ante la felicidad. De alguna manera tenía que recuperar su noche de insomnio.

Lan Wangji le dejó ser, feliz de ver las horquillas que le había regalado adornando su largo cabello negro. Hebras que acarició con dedicación mientras su amado dormía.

Finalmente, Wei Ying era suyo.

—Honorable Consorte —los guardias de la entrada a la Ciudad Prohibida reverenciaron a Jiang Wanyin cuando este se presentó ante ellos, vestido con espléndidas túnicas blancas, honrando los colores de su marido.

—Solo vengo a dejar un regalo en el palacio del Asistente Menor —señaló con su mano la canasta que una de sus sirvientas llevaba. Dentro de ella había semillas de loto importadas directamente de los lagos del Muelle del Loto—Estoy enterado que ha viajado con Su Majestad, quiero dejar esto como una sorpresa para cuando vuelvan.

Los guardias sonrieron con la mirada baja.

—No necesita explicarse, Su Alteza —abrieron las rejas sin mayor demora, el Honorable Consorte entró con pasos seguros, siendo seguido de cerca por sus sirvientes y propios guardias.

—Cuando Su Majestad y mi hermano regresen, avisen a los cocineros que preparen las semillas con la costilla de cerdo —habló hacia Xiao Ling, su sirvienta de confidencia, una muchacha muy generosa y atenta a los servicios del consorte del Primer Príncipe—Coloquen mucho chile, hasta que parezca incomible y una abominación. Es el gusto del Asistente Menor.

—Así será, Lan-Da-Furen —caminar hasta el palacio de Wei Wuxian bajo el calor del día con túnicas imperiales sobre su cuerpo estaba sofocándolo. El embarazo calaba en su sistema, su hijo robaba sus energías a medida que crecía.

Esto a Jiang Cheng no le molestaba, mientras su bebé creciera sano, podía tomar lo que sea que quisiera de él. Si eso aseguraba su bienestar, no se quejaría de sus mejillas estallando en rosa por el bochorno o de las gotas de sudor que descendían por su frente. Sus sirvientes se desvivían por hacerlo sentir cómodo, protegiéndolo del sol con una sombrilla, secando su sudor con pañuelos y dándole algo de aire fresco con abanicos. Lo que sea que fuese pertinente para su señor.

Los guardias que custodiaban el Invierno Floral le dejaron entrar a la residencia principal, las puertas de madera se abrieron para dejarle ver el interior del que ahora sería el hogar de su shixiong. Aún no podía ver el toque de Wei Wuxian en el palacio, todavía era pronto para eso.

—Deja la canasta en la cocina —ordenó a la jovencita que cargaba con su regalo, la escuchó irse hasta el lugar apenas habló. Él se quedó unos momentos observando la sala principal.

Era un lugar acogedor, decorado de manera simple y exquisita a la vez, como Gusu Lan acostumbraba. Pasó la palma de su mano por la mesa del recibidor, donde descansaban unas figuras de tortugas hechas en madera.

—Cuando el calor era insoportable, solíamos nadar por horas en los lagos del Muelle del Loto —comenzó a contar a Xiao Ling, quien se había convertido en su confidente apenas fue designada como su sirvienta. La muchacha se permitió el sonreír por el relato y la nostalgia con la que Jiang Wanyin pronunció la oración.

—Cuando el Asistente Menor estaba de visita, me atrevo a asumir —Jiang Cheng sonrió afirmando la suposición con un sonido.

—Tío Changze, tía Cangse y mi padre jugaban con nosotros; mi hermana, mi hermano y yo —la sonrisa que se había abierto paso momentos atrás a causa de la añoranza de sus recuerdos se vio borrada cuando pensó más a detalle—Pero nunca mi madre... —susurró, casi como si no quisiera admitir que ella no estaba presente en la mayoría de sus recuerdos más gratos de la infancia.

—¿Madame Yu no gustaba de nadar en los lagos, mi señor? —Jiang Cheng le miró con un gesto triste llegando a su rostro. La pregunta le dolió, cuando nunca pensó que lo haría.

—No, ella... —se le hizo un nudo en la garganta cuando quiso hablar, decir la verdad le comenzó a arder. Pero era mejor sacarlo de su pecho, evitar que el resentimiento envenenara su alma, no podía permitirse eso ahora que tenía a su bebé en su vientre. Y Xiao Ling primero se cortaría la lengua antes de revelar algo sobre sus conversaciones con el Honorable Consorte, así que se obligó a continuar—Ella siempre buscaba la manera de estar alejada cada vez que mis tíos visitaban Yunmeng; cacerías nocturnas, entrenar a los discípulos, incluso iba a la ciudad a atender asuntos con los mercaderes, cosa que nunca hacía. Lo que fuera necesario para estar lejos.

Xiao Ling torció los labios apenada por escuchar que la madame de una secta prefería estar ausente en las memorias felices de sus hijos antes que ser una adulta y tolerar la presencia de Cangse Sanren, su esposo e hijo.

Para nadie era un secreto el rencor y disgusto que Yu Ziyuan sentía hacia la antigua Líder de la Secta Wei Cangse. Sin embargo, era reprobable que su odio llegara a interferir con la felicidad de sus hijos. Incluso el Gran Maestro Lan compartía su descontento con la actitud de la mujer, pero cuando el imperio llamaba a conferencias en Gusu, el antiguo emperador la recibía con respeto, como el adulto maduro que era.

—Y ahora ellos no están —el murmuro salió con la sensación de hierro fundido por su garganta—Ya no debe preocuparse por eso.

—El recuerdo de los líderes se preserva en su hijo, el Asistente Menor es la viva imagen de la belleza de Wei-furen y la amabilidad de Wei-zongzhu —el pensamiento logró borrar la tristeza en las facciones del joven hombre.

—Es su mezcla perfecta, ¿no es así? —se rió bajo—Tiene la actitud de su madre, para infortunio del Viejo Lan.

La joven sirvienta ocultó su risita con el dorso de su mano al escuchar cómo su señor había llamado al Gran Maestro Lan.

—Me pregunto si le dará una desviación de Qi cuando Wei Wuxian engendre a su bebé con Su Majestad —comenzó a salir del palacio satisfecho con el regalo que había hecho. Estaba seguro que Wei Wuxian lo adoraría.

—Intuyo que se habrá hecho a la idea desde que Su Majestad lo designó su Asistente Menor —respondió ella agachando la cabeza.

Jiang Cheng se detuvo a la mitad del pasillo, mirando alrededor con los ojos entrecerrados que el sol perturbaba.

—¿Dónde están los demás concubinos? —le pareció extraño no haberse topado con ninguno por el camino. A su lado, Xiao Ling observó a un eunuco abrir la boca para responder a la pregunta de Jiang Wanyin.

—Respondiendo al Honorable Consorte; los concubinos están en el jardín del palacio cortesano merendando —Jiang Cheng miró a Xiao Ling.

—¿Debería ir a recibir sus saludos?

—Sí, Su Alteza. Es su obligación de los consortes el saludarle y mostrar sus respetos —ella respondió alargando un brazo para señalar el camino que lo llevaría al jardín del Respiro Helado.

—De acuerdo —desganado, él comenzó a caminar con resignación. No quería encontrarse con ellos, mas, el deber dictaba que eso sucediera. Y con los guardias enterados de su visita, seguramente le dirían al harén que estuvo allí. Era mejor evitar malentendidos.

El jardín del palacio cortesano era grande y espacioso, con pequeños estanques y árboles que brindaban de sombra a quien lo necesitara. Debajo de un gran árbol de catalpa amarilla fue donde la mesa para el harén fue colocada.

Los guardias estaban a punto de anunciar la llegada del Honorable Consorte, cuando a los oídos de Jiang Cheng llegó algo que le hizo alzar la mano para detener a los hombres.

—Asistente de Segunda Clase, anoche fue su noche de servicio según el Libro de las Nubes —cauteloso, el dueño de la voz moderó la risa que quería escaparse de sus labios—Pese a eso, no me pareció ver a Su Majestad salir de su palacio esta mañana.

La mujer apretó los labios agriamente, la taza de té en sus manos fue bajada con elegancia. Sus ojos miraron duramente al Concubino Wang, odiando el gesto burlón en él, y si iba a responder, fue interrumpida por la Concubina Honorable.

—Su Majestad volvió a visitar el Invierno Floral —su comentario no iba dirigido a Yao Qingshang en específico, sino que estaba dejando ver su molestia hacia el Asistente Menor soltando las palabras al aire. Jiang Cheng alzó las cejas al escuchar eso, luego sonrió contento. Bien, Wei Wuxian había logrado que Su Majestad lo visitara de nuevo.

Allí, la Asistente de Segunda Clase encontró una forma de escapar de su humillación. Chasqueó la lengua y tomó sus palillos.

—¿Qué tiene de especial Wei Wuxian? —refunfuñó arrugando el entrecejo y picoteando su comida con los palillos, fingiendo que era el Asistente Menor en su mente—Es tan indisciplinado, incluso el Gran Maestro no tolera su presencia aquí.

—Fueron compañeros de estudios —habló calmada Luo Huyin, quien hasta el momento se había limitado a comer e ignorar la tensión en la mesa.

—No puedo comprender por qué el consejo creyó que sería buena idea añadirlo al harén —Liang Yuyan renegó descontenta.

Jin Zhiruo se limpió la boca antes de hablar.

—No fue el consejo, fue el emperador. Su Majestad mismo les informó a los consejeros de su decisión de darle a Wei Wuxian el título de Asistente Menor —cuando se enteró, el Consorte Honorable Jin no supo cómo reaccionar. Y los demás tampoco sabían, pues se quedaron callados después de la declaración.

—A mí me parece un muchacho muy simpático —añadió la Asistente de Primera Clase, sonriendo mientras sus ojos miraban a los otros consortes, quienes obviamente no compartían su opinión hacia el Asistente Menor. Para ese punto, Jiang Cheng ya la había escogido como la concubina que menos detestaba, pues a los demás estaba a instantes de matarlos si seguían hablando.

—Deja de lado la hipocresía, Luo Huyin —le respondió Wang Shu con una mirada recriminatoria en su dirección—A nadie de aquí le hace gracia su presencia. Es un fastidio, incluso para ti.

—Menos de dos días —en ese momento, Jiang Cheng decidió que había escuchado suficientes insultos hacia Wei Wuxian, y haría saber su presencia allí para ponerles un fin—El Asistente Menor ha estado aquí menos de dos días y ya se llenan sus bocas con palabras malintencionadas hacia él.

Los consortes palidecieron al verle llegar a la mesa con el ceño fruncido de manera marcada, evidencia de su furia y descontento. Incluso su fiel sirviente se había ofendido por escuchar a esas personas hablar mal del querido shixiong de su señor. Ella, que había escuchado historias y aventuras del tiempo que el Honorable Consorte pasó con su hermano, no podía entender cómo alguien tan sincero y alegre como el Asistente Menor podía merecer duras palabras como las que escuchó.

El aturdimiento incapacitó a los concubinos de reaccionar a tiempo, estaban abochornados por haber sido atrapados hablando sobre el Asistente Menor, y más asombrados estaban de que el Honorable Consorte hubiera visitado la Ciudad Prohibida.

Cuando nunca lo había hecho antes.

—El Honorable Consorte está frente a ustedes, saluden a Su Alteza —con la nariz arrugada y mirando con disgusto, Xiao Ling les exigió demostrar el debido respeto a su amo.

Jiang Cheng les vio levantarse apresurados y hacer una reverencia con coordinación. Con la quijada apretada, el hombre tuvo que esperar a que se elevaran de nuevo para hablar.

—Al menos recuerdan cómo saludar, estoy impresionado por la educación de los concubinos —el tono a ironía y sus gestos delataban a Jiang Wanyin, estaba enojado.

—Creí que estaba prohibido escuchar conversaciones ajenas —se atrevió a farfullar entre dientes Yao Qingshang, Jiang Cheng la miró iracundo; por la osadía de responderle, la cobardía de no decirlo en voz alta y clara, dejando de último que se atreviese a usar las reglas como defensa.

—Hablar mal de las personas a sus espaldas también está prohibido, muchacha insolente —le gruñó también entre dientes, con la enorme diferencia que en él, ese gesto junto a una mirada asesina lo hacían lucir aterrador.

—Honorable Consorte, por favor, ruego nos disculpe, sabemos que hemos hecho mal —Luo Huyin intervino para tratar de calmar a Jiang Cheng, sin siquiera cargar culpa.

—Retráctense y consideraré no mencionarle este incidente a Su Majestad —ordenó endureciendo el fruncimiento de su ceño y alzando su barbilla.

—N-No puede hacer eso-

—¡Lo que no puedo hacer es recibir órdenes de ustedes! —lo que sea que Liang Yuyan iba a decir fue interrumpido por la voz de Jiang Cheng alzándose, provocando que los eunucos, guardias y sirvientes que presenciaban la escena se agacharan en sus rodillas—¿Quiénes se creen que son? Yo no soy igual a ustedes.

Siguiendo el acto de los demás, los concubinos bajaron la mirada para recibir el regaño, avergonzados porque cuando esto terminara, sería un chisme que se expandiría rápidamente por el palacio, incluso si estos también estaban prohibidos.

—Es un consorte como nosotros-

—¡¿Quieres que mande a cortar tu cabeza?! —Jin Zhiruo volteó a mirar furioso a Wang Shu, si tan solo se quedaran callados y dejaran que Jiang Wanyin les reprendiera, no estarían en esta humillante situación más de lo esperado. Incluso Luo Huyin había perdido todo rastro de jugueteo por el enfado del Honorable Consorte y apretó los ojos por las estupideces que los demás concubinos hacían—¿Cómo te atreves a compararme con ustedes? La sola comparación es insultante, yo no soy un mero consorte, soy el Honorable Consorte del Primer Príncipe Zewu-Jun —Jiang Cheng se paró alto y poderoso frente a ellos, mirándolos descontento—Soy el esposo legítimo del príncipe Lan Xichen, soy la Primera Madame Lan, ¡¿quiénes son ustedes para pararse frente a mí y hablarme de ese modo?!

—Su Alteza lleva razón; estos concubinos fueron unos atrevidos por faltarle el respeto de esa manera —Jin Zhiruo estaba sudando frío. Jiang Wanyin era hijo de la Araña Violeta, y ella era conocida por su malhumor. Por lo tanto, estaba desesperado por calmarlo y minimizar las consecuencias. Ahora tenía enfrente al hijo de Yu Ziyuan, lanzando su veneno hacia ellos, sin que nadie pudiera detenerle. Nadie se atrevería.

Pero incluso si le tuviera miedo, él tenía una cara que mantener.

—No obstante, somos los consortes de Su Majestad el emperador, el disciplinarnos es su deber —Jiang Cheng apretó la mandíbula cuando giró su rostro hasta Jin Zhiruo.

«No tientes mi paciencia, que con solo oír tu apellido quiero golpearte» pensó el futuro líder.

—Ahórrame el discurso —escupió duramente, el desdén escapándose por su voz y mirada—Conozco a los de su clase. No me importa si se lanzan al cuello del otro, pero me comienza a importar cuando hablan de mi familia.

—El emperador no permitiría que nos hable de esta manera.

—¡Yao Qingshang, cállate de una vez! —le gritó Luo Huyin, que se encontraba a su lado.

Con pasos peligrosos, Jiang Cheng se acercó a ellos, obligándolos a bajar la mirada aún más. Los guardias de la Ciudad Prohibida estaban en un dilema, no sabían si tratar de intervenir en dado caso que el Honorable Consorte se tornara violento. Una gélida mirada de los Guardias Imperiales que acompañaban a Jiang Wanyin fue suficiente para mantenerlos a raya.

—¿Entiendes de quién soy consorte? —le preguntó arrastrando las palabras—Mi esposo es el hermano del emperador, ¿a quién crees que hará caso?

Finalmente pareciera ser que los hombres y mujeres entendieron que callar era lo mejor en esa situación, porque nadie se atrevió a responder. Tentar el humor de Lan-Da-Furen podría dejarlos en una terrible posición con el príncipe Zewu-Jun.

—Sé que fueron criados para servir a mi marido —la verdad dejó incómodos al harén, la transparencia con la que Jiang Wanyin hablaba los dejó helados al no estar acostumbrados—Sé que no les hizo gracia saber que él renunciaba al puesto como emperador. Que lo hacía por casarse con alguien más —él estuvo satisfecho de ver las cabezas bajas, sin ademanes de otra insolencia—Pero los Lan solo aman una vez, y mi Lan Huan solo tiene ojos para mí. Tanto, que su primogénito crece en mí en estos momentos.

Bajó la mano hasta su vientre, justo en la diminuta curva que se alzaba en su abdomen, por el momento, plano.

—Déjenme decirles algo —alzó esa misma mano para señalar con un dedo y enfatizar sus palabras—Si creen que permitiré que el emperador encuentre a su único amor en alguno de ustedes, entonces son más ingenuos que inteligentes.

—A menos que sea su shixiong, ¿no es así? —llegados a ese punto, Luo Huyin ya no albergaba ni una mínima pizca de esperanza para tratar de salvar a los consortes de una muerte segura en tanto siguieran desafiando al Honorable Consorte.

Jiang Cheng, que había comenzado a darse la vuelta para retirarse, se detuvo en seco, estaba totalmente impresionado por la valentía suicida de ellos. Volvió a girarse lentamente para encararlos una vez más.

—¿Tanto les asusta su presencia? —la pregunta salió con un tono de burla que apenas pudo controlar, así como su sonrisa divertida—Les daré un consejo, aléjense de mi hermano. Es evidente que no son iguales, él es un cultivador, un guerrero convertido en héroe tras la guerra contra los Wen. Iba a liderar una secta, su mente y capacidades sobrepasan por mucho las suyas. Incluso en modales es superior a ustedes, por increíble que suene.

—Él-

—Juro que si escucho un solo sonido saliendo de sus bocas, ¡les cortaré la lengua yo mismo! —interrumpió de inmediato el intento de Wang Shu para responder—Y pierdan cuidado, le haré saber a Su Majestad sobre este incidente, no tienen que ir corriendo a llorar con él apenas vuelva de su viaje.

Majestuoso, Jiang Cheng hizo girar su túnica para comenzar a irse. Si seguía viendo esos rostros, el emperador se quedaría sin harén, y aunque eso era bueno, él no saldría bien librado de tantos asesinatos.

—Su Alteza...

—Estoy tranquilo —si bien para estarlo tuvo que tomar varias bocanadas de aire mientras caminaba, él en verdad estaba relajado. El encuentro con el harén fue desagradable, pero había sacado algo bueno de ello.

Un emperador solo necesita cinco razones para disolver su harén; faltarle el respeto al Honorable Consorte, que se encontraba en estado, seguramente sería una razón de peso. Razón que Jiang Cheng ya estaba ansioso de informar a Hanguang-Jun.

La llegada a la ciudad fue escandalosa. Caiyi era una ciudad cercana al Descanso de las Nubes, por lo que ambos príncipes fueron vistos paseando por ella a menudo durante toda su vida. Siendo esto así, la relación con ellos no era sumamente formal, sí les guardaban respeto por ser de la Familia Imperial, pero también los veían como aquellos lindos niños que caminaban tomados de la mano visitando los puestos donde los juguetes llamaban su atención.

Tener de vuelta a uno de ellos, ahora coronado como emperador, era un regocijo para la ciudad, que alegre y viva, hizo una gran celebración de bienvenida para Su Majestad y el Asistente Menor.

Wei Wuxian estaba aún somnoliento cuando bajó del carruaje, saludando entre sueños a las personas que, emocionados, hacían reverencias para el gran Hanguang-Jun y su Asistente Menor.

—Uh, gracias por recibirnos —fue lo que pudo murmurar antes de despertarse por completo cuando un pequeño bebé fue puesto en sus brazos.

Desorientado por la repentina situación, él se vio envuelto en aquel adorable momento. La madre del bebé que yacía en sus brazos sonreía feliz mientras le pedía a Su Majestad que bendijera a su hijo. Lan Wangji detuvo su paso al ver a Wei Ying con un bebé en brazos.

Admiró la bella imagen por unos segundos, disfrutando de ver al hombre que amaba cargar a un bebé, imaginando el día en que cargara a los suyos propios. Con una sonrisa, colocó su mano sobre la cabeza del infante, parado justo al lado de su Asistente Menor, ambos le dieron su bendición y buenos deseos al bebé.

Wei Wuxian se alejó con una enorme sonrisa tras ver al niño sonreírle. Se preguntaba cómo sería su bebé con Lan Zhan, ¡seguramente serían igual de adorables! Con la información que Jiang Cheng le dio, ya tenía una idea de cómo lograr su objetivo.

Y la idea no le era desagradable. Una sonrisa se abrió paso en su rostro cuando sintió que la mano de Lan Zhan que sostenía la suya le acarició con cariño mientras ambos caminaban por la ciudad, recibiendo los regalos de los ciudadanos y visitando los puestos.

—Su Majestad, la residencia del Primer Ministro Liang ya está lista para recibirlos —anunció un Guardia Imperial. Wei Wuxian enarcó una ceja al escuchar eso.

La familia Liang era la familia de la Concubina Honorable. Antes de venir, ella había tenido la osadía de reclamarle al emperador por no ser ella quien lo acompañara a la ciudad donde su familia vivía. Ahora que lo pensaba, Lan Zhan había castigado a la Concubina Honorable por no practicar su guqin al negarle la visita a su propia casa, humillándola en el proceso, pues ahora su padre tendría que recibir a otro concubino en su hogar en lugar de a su preciada hija.

—Oh, presiento que esto no será agradable —Wei Wuxian masculló para sí mismo al pararse enfrente de la casa de los Liang. Se sentía seguro ya que, con la presencia de Lan Wangji allí, la familia Liang no se atrevería a insultarlo más de la cuenta.

Sin embargo, las miradas aún se podrían sentir. Además, llevar al concubino con el menor rango del harén de alguna manera era otro insulto para la familia. Si Lan Zhan era cauteloso podría hacer pasar esto como un aviso de la mala educación que la Concubina Honorable recibió en su hogar, por lo tanto, su presencia sería un castigo también. Así que, avergonzados, la familia no podría reclamar nada.

Y así fue. Después de saludarlos a ambos, y tras iniciar una plática amistosa, Lan Wangji pronto sacó ese tema a relucir en cuanto el Primer Ministro de Caiyi comenzó a guiar la conversación hacia la presencia del Asistente Menor.

El emperador fue serio y conciso cuando señaló la mala educación de Liang Yuyan.

—A pesar de que puse a su disposición a uno de los mejores maestros de guqin de mi propio clan, tal parece que Liang Yuyan no aprecia las clases —expuso tajantemente, mirando al viejo hombre de la misma manera—Ya que no he visto avances en su toque.

—Mis disculpas, Su Majestad, este servidor suyo falló en educar mejor a su hija. Por favor, disculpe a la Concubina Honorable —Wei Wuxian notó que el hombre tuvo que enrollar su lengua después de ser –prácticamente– reprendido por el emperador.

De todas maneras, aún podía sentir la mala mirada de la mujer al lado del Primer Ministro, su esposa, evidentemente.

—Wen Qing —llamó Lan Wangji, rápida y servicial, ella atendió al llamado—Lleva al Asistente Menor a su habitación para que descanse.

Wei Wuxian agradeció profundamente poder abandonar la sala. El ambiente era pesado gracias a la fina mujer sentada al otro lado de esta.

—Su Majestad, permítame ser yo quien tenga el honor de llevar al Asistente Menor a sus aposentos —pidió ella, con una sonrisa astuta surcando sus labios pintados de rojo.

Lan Wangji golpeó sus dedos contra el descansa brazos de la silla donde estaba, considerando la petición.

—No perturbe por mucho tiempo a mi Asistente Menor. Está exhausto por el viaje —Wen Qing quiso bufar. Estaba completamente segura que Wei Wuxian solo había dormido todo el viaje.

—No me atrevería —con ayuda de sus propios sirvientes, la mujer se puso de pie con elegancia. Wen Ning estiró su mano para hacer lo mismo por Wei Wuxian, mientras que Mo Xuanyu se adelantaba con Wen Qing para seguir a la señora de la casa.

—Entonces, me retiro —Wei Wuxian hizo la reverencia para ambos hombres que se quedarían en la sala. Los ojos de Lan Wangji le miraron solo a él, sonriéndole cuando sus miradas cruzaron.

Siguió a la mujer hacia el otro lado de la casa, donde se encontraban las residencias. Wei Wuxian no sabía cuál era el plan de la madre de Liang Yuyan. Era incuestionable que estaría furiosa por el desplante hacia su hija, sin embargo, no estaría tan fuera de sus cabales como para intentar algo en contra suya, ¿verdad? No cuando el emperador estaba justo allí y había demostrado su favor hacia él de tantas maneras solo en ese día.

—Asistente Menor, a esta hora del día las cocineras ya han preparado un delicioso wonton, ¿no gustaría probarlo? —Wei Wuxian miró a Wen Qing en busca de una ayuda en su respuesta.

Ella negó.

—Es muy amable, Madame Liang, no obstante, como Su Majestad ha dicho, me encuentro fatigado por el viaje en carruaje—rechazó humildemente. La mirada de la mujer no hizo más que acorazarse, encontró la manera de recomponerse después de unos segundos.

—¿Puedo ofrecerle medicina para la fatiga? El médico de la familia es uno de los mejores de la ciudad.

—Lo agradezco, y no busco ofenderla, mas tengo mi propia médica personal —respondió rápidamente, queriendo huir de inmediato. No sabía qué es lo que pretendía la Madame Liang, tanto interés por hacerle consumir algo lo estaba poniendo inquieto.

Para ese punto, la fachada de la habitación ya se encontraba enfrente de ellos, a lo que, a una velocidad extraordinaria, Mo Xuanyu abrió la puerta para revisar todo y comenzar a acomodar las cosas de su amo allí. Dándole a Wei Wuxian una excusa para irse.

—Gracias por su ayuda, Madame, me despido de usted —sin más opciones, la señora asintió. Wei Wuxian entró a su habitación y Wen Ning cerró la puerta apenas lo hizo.

Wen Qing miró por la ventana para asegurarse de que ya nadie estuviera alrededor para que pudieran hablar.

—Qué mujer tan extraña —dijo él retirándose su túnica superior, que era la más pesada, para cambiarla por una más ligera, perfecta para estar en la comodidad de su habitación.

—La noticia de la situación de su hija no le hizo nada de gracia —respondió Mo Xuanyu—Es normal, le hizo perder cara enfrente de Su Majestad.

—Que sea así. Mi presencia aquí prueba el favor de Lan Zhan por mí, lo dejó en claro ante el harén y la familia de la Concubina Honorable —Wei Wuxian se sentó en la silla, y en la mesa, Mo Xuanyu se apresuró a desplegar dos pergaminos para él—Sus bocas se abrirán y esparcirán la noticia de que el emperador prefiere a su Asistente Menor.

—Lo cual puede traerle problemas, Joven Maestro Wei —intranquilo por lo que podría pasar, Wen Ning apretó sus túnicas hasta formar puños con sus manos.

—Por eso necesito saber todo sobre el harén —sabiendo que los pergaminos que abrieron ante él eran el pedido que había hecho para Mo Xuanyu, se acercó para comenzar a leer.

Iniciando desde el puesto más alto, el Consorte Honorable; Jin Zhiruo. Hijo menor del tesorero principal de Lanling Jin, criado junto a Jin Zixun y Jin Zixuan por deseos de Madame Jin, por ser amiga cercana de la madre.

—Es un Jin bien posicionado —pensó Wei Wuxian revisando las escrituras—Aunque, una vez shijie se case con el pavo real, yo también tendré una conexión con él —Wen Qing miró el papel de igual manera.

—Tendrás que dar tu brazo a torcer con el Joven Amo Jin, si quieres tener una ventaja con el Clan Jin —disgustado, Wei Wuxian arrugó la nariz.

—Apenas concibo la idea de su matrimonio con mi shijie —rechazó en un puchero.

—Mi señor, los Jin son un clan con fuertes vínculos con el imperio —Mo Xuanyu lo quiso hacer entrar en razón—Tener el apoyo del futuro líder de la secta es una utilidad que no puede desaprovechar.

—Sin embargo, el imperio todavía tiene superioridad sobre ellos, ¿no es así? —preguntó jugando con sus dedos—No me conviene que comiencen a estar al nivel de la Familia Imperial, si eso pasa, Jin Zhiruo pronto empezará a codiciar un ascenso.

—Podría abocar para ser la Emperatriz Masculina —Wen Ning resolvió.

—Los Jin aún dependen del imperio —Mo Xuanyu los tranquilizó a todos con su voz calmada—Mi señor, si indaga entre los rumores de Jin Guangshan podría encontrar algo que le sea útil. La gente habla sin razón, pero, ¿quién sabe si podríamos descubrir algo?

—Sin duda. Mas, si mi shijie se casa con Jin Zixuan, no puedo dejar un mal cimiento para ella ni sus hijos —aceptó el pincel y una hoja aparte que le fue extendida para hacer anotaciones, Mo Xuanyu movió la tinta para él—El Clan Jin usó bien a sus herederos; Jin Zixuan, el futuro líder de la secta, se casará con la doncella Jiang, mientras que Jin Guangyao está comprometido con la Secta Qinghe Nie. Y tienen a un representante en el harén.

—Todos aliados del imperio... —murmuró Wen Ning pensativo—Dos grandes sectas, serán una amenaza muy peligrosa si no se les detiene antes.

—Nie-zongzhu es allegado al Primer Príncipe, dudo que permita que Jin Guangshan actúe en contra de su amigo —Wei Wuxian miró a sus amigos asentir a sus palabras.

—Resuelto eso, ahora, la siguiente; la Concubina Honorable —Wen Qing señaló su nombre en el papel—Hija de un Primer Ministro. Ahora mismo está en una tabla tambaleante.

Wei Wuxian pensó que ella no era una gran amenaza, pese a eso, tendría especial cuidado e investigaría más si lo que vio en la mañana era correcto. Las cosas que se hacían por amor, muy seguido se tornaban oscuras, y no podía darle esa oportunidad a Liang Yuyan.

Wang Shu —el Concubino Wang– era el hijo de un líder de un clan pequeño, útil para el comercio. Además, ellos fueron quienes traicionaron a Wang Lingjiao, y eso les ganó un pequeño favor con la Familia Imperial. Solo por eso es que Wang Shu fue aceptado en el harén, ya que, sin su ayuda, no hubieran podido reducir el impacto del ataque a Yunmeng Jiang. Cuando Wang Lingjiao llegó a Yunmeng para tratar de distraer a Yu Ziyuan y Jiang Fengmian, lo único que se encontró fue su muerte segura. Todo gracias a que el Clan Wang descubrió sus planes y le avisó a la Familia Imperial.

—Fueron astutos, debo admitirlo —mencionó Wei Wuxian cuando Mo Xuanyu le explicó la situación. Era evidente que aprovecharon el evento para ganarse un lugar en el imperio—Pero mientras más rápido suben, caen a la misma velocidad.

La Asistente de Primera Clase, Luo Huyin, era un caso diferente.

—¿Tiene relación con la Guardia de Primera Clase de Su Majestad? —preguntó Wen Ning, a lo que Mo Xuanyu se apresuró a responder.

—Así es, la familia de la Asistente de Primera Clase es de descendencia noble, sus integrantes han sido Guardias Imperiales por generaciones. Hasta que hace unas cuantas décadas comenzaron a enviar a concubinas igualmente.

—Ella... ella fue la que me defendió en el Respiro Helado, ¿verdad? —todos asintieron recordando el suceso. Incluso se había ganado un regaño por parte de Jin Zhiruo al hacerlo—Mantendré un ojo en ella, por el momento no ha sido una amenaza —cansado, ambos física y mentalmente, Wei Wuxian se recostó en su silla.

—Podría ser una trampa, hacerte bajar la guardia para atacar —razonó Wen Qing—Pero quizás soy paranoica. Es bueno tener cuidado con ella —al final suspiró, se masajeó la sien con sus dos manos tratando de bajar su nivel de frustración. Wei Wuxian sonrió cuando vio a Wen Ning animar a su hermana con una caricia en su hombro.

—Y finalmente; la Asistente de Segunda Clase —él dijo torciendo su boca—Por favor, díganme que no es hija del Líder Yao.

—Efectivamente, mi señor. Es su tercera hija, al ya estar casadas las otras dos, la tercera fue elegida por el emperador —tras escuchar eso, el joven lloriqueó internamente su mala fortuna.

Tratar con el Líder del Clan Yao era una patada en el trasero, por ponerlo en palabras simples y vulgares. Ahora entendía por qué aquella muchacha también lo era. La recordaba bien por la horquilla que le regaló.

—Bueno, eso no importa. De todas maneras, tarde o temprano, los comentarios del Líder Yao causarían un problema para su clan —se masajeó el entrecejo. De solo pensar en las cosas que debería aguantar con tal de lograr su meta le estaba provocando un dolor de cabeza.

Se recordó el premio de todo; a Lan Zhan para él solo. No tendría que compartirlo con nadie. Se sonrojó, ¿podría a llegar a ser la Emperatriz Masculina de Lan Zhan?

—Además, tenemos el apoyo del Honorable Consorte del Primer Príncipe, y seguramente el Primer Príncipe apoyará los ideales de su esposo —Mo Xuanyu recogió los pergaminos una vez terminaron de analizar las relaciones del harén con el imperio. Wei Wuxian anotó algunas cosas que podrían serle útil y ocultó el papel en su túnica con cuidado.

Wei Wuxian se rió ligeramente, contento por la felicidad de su shidi. Verlo aquella mañana, sentado al lado de Lan Xichen, con un porte y brillo que seguramente provenía de ya estar casado con su pareja y estar esperando un hijo suyo le hizo saber que su hermano estaba en buenas manos.

—Ciertamente es así. Mi cuñado ha demostrado de qué sería capaz por su esposo —los presentes asintieron ante lo evidente—Bueno —juntó sus palmas sonoramente, dando por finalizado ese análisis del harén—Aprovecharé que Lan Zhan está ocupado para escaparme y comprar Sonrisas del Emperador —anunció con naturalidad, haciendo el ademán de levantarse para comenzar su salida.

Asustados, los tres pares de manos lo detuvieron y lo hicieron volver a sentarse.

—¡No puede hacer eso, mi señor! —prácticamente chilló Mo Xuanyu—Los consortes del harén no pueden ser vistos públicamente sin el emperador.

Wei Wuxian frunció el ceño.

—¿No puedo salir sin Lan Zhan? —preguntó sorprendido, todos negaron firmes, haciendo crecer su sorpresa—¿Ni siquiera al mercado? —nuevamente, todos negaron.

—Pero-

—También, no puedes beber alcohol —con lo dicho por Wen Qing, los ojos de Wei Wuxian se abrieron sobresaltados—Se supone que estás buscando engendrar un heredero.

—S-Sí, pero no creo que ahora mismo lleve uno dentro mío. Llevo menos de una semana aquí —debatió, no obstante, Wen Qing se mantuvo firme.

—Algunas personas pueden embarazarse desde la primera vez. Tu pulso de doncel es fuerte, tienes altas probabilidades de ello —Wei Wuxian cerró la boca. Cuando su madre mandó que le hicieran los chequeos pertinentes una vez alcanzó la mayoría de edad, allí se descubrió su naturaleza doncel. El médico también le habló sobre su fertilidad, le explicó que tenía muchas posibilidades de concebir en las primeras veces, por lo que le incitó a ser cuidadoso con su elección de pareja.

Ahora, Wen Qing le decía lo mismo tras revisarlo.

—Quizás, pero, ¿dos días? No creo que jamás haya habido una concepción así de rápida —dos noches, solo había estado con Lan Zhan dos noches, no era posible ya estar embarazado, ¿cierto?—Los demás consortes llevan más tiempo y ninguno está embarazado, ¿no es así?

Wen Qing se movió para cerrar la puerta con seguro, tomando la llave para guardarla en la manga de su túnica, asombrando a Wei Wuxian, ¿lo estaba haciendo prisionero dentro de su propia habitación?

—Embarazado o no, no puedes salir sin Su Majestad —le repitió, y con una última mirada severa, sentenció—Y punto final.

Ni mil candados ni mil puntos finales fueron suficientes para evitar que Wei Wuxian se escapara de aquella habitación cuando tuvo la mínima oportunidad de hacerlo. Asegurándose de cubrir su silueta con una caperuza larga, él salió de la Casa Liang para dirigirse hacia la ciudad en busca de su preciado alcohol.

Evadir a los guardias que los acompañaron fue fácil, aprovechó un cambio de turno para escabullirse, lo difícil fue huir de sus amigos después de la pequeña discusión que sostuvieron al encerrarlo. Le bastó con solo esperar a que todos ellos le dieran la espalda al mismo tiempo para salir por la ventana con agilidad. Sabía que ellos no harían un escándalo con tal de no alertar a Hanguang-Jun antes de tiempo. El resto solo fue cuestión de escalar las paredes y saltarlas.

Recorrió Caiyi con la caperuza puesta, mucha gente le había visto cuando llegaron, podrían reconocerle a pesar de que se había cambiado las túnicas. Además, no había podido quitarse las horquillas, por lo cual también podrían saber su identidad gracias a ello.

Platicar con los mercaderes que no le miraban mal al ir tan cubierto fue un aire fresco para él. Dos días en el palacio y sentía que solo hablaba con muertos en vida. Ni se diga del harén, eso era un completo desastre. En cambio, negociar con los vendedores, bromear con ellos y curiosear por los puestos era agradable. Lo hacía sentir vivo. Era justo lo que hacía en la ciudad cerca de la montaña de su secta, y era lo mismo que repetía en Yunmeng. Hablar con gente le daba energías, y pensar que tendría que renunciar a ello lo volvía loco.

Era increíble a todo lo que los miembros del harén imperial tenían que renunciar al ser parte de este. Su libertad, por ejemplo. Nadie podía ir más allá de sus palacios personales y la Ciudad Prohibida. Al palacio principal y sus alrededores solo podían asistir si eran llamados o con el permiso del emperador. Básicamente, sus vidas se resumían a estar en sus residencias y esperar a concebir hijos para el emperador.

Vivían por y para el emperador. Era casi aterrador el pensarlo.

Y aún así, allí estaba él, paseando tranquilamente sosteniendo una canasta de nísperos que compró. En su otra mano llevaba con una destreza excelsa al menos una docena de jarras de Sonrisa del Emperador atados en un palo de bambú. Esto se podía considerar un privilegio al cual casi nadie que formara parte del harén tenía siquiera permitido soñar.

La noche ya comenzaba a caer majestuosamente, a medida que se acercaba a los lagos donde los comerciantes embarcaban sus botes, vio a los vendedores comenzar a encender las linternas para iluminar las calles y sus puestos. Él se dirigía al muelle de la ciudad para sentarse a disfrutar de la comida y bebida que había adquirido. Estaba contento de haber llevado una bolsa con algunas monedas de oro y plata que felizmente usó para comprar lo mejor de lo mejor para él solo.

—Me pregunto cómo estará shijie —divagó en sus propios pensamientos en voz alta. Se llevó un níspero a sus labios para morderlo, sintiendo el dulce jugo escurrirse por su lengua hasta llegar a su garganta y darle una probada de su sabor—A-Cheng y yo estamos en Gusu, la hemos dejado sola en Yunmeng —murmuró sintiendo algo de tristeza.

Cuando se fue del Muelle del Loto, dejar a su shijie fue lo que más pesó en su corazón. Había visto lo feliz que ella estaba de tenerle allí, y pensar en cuánto la preocupó al desaparecer por medio año lo hizo sentir pésimo.

Al beber de la Sonrisa del Emperador, se limpió con la manga de su caperuza al sentir la bebida caer por las comisuras de sus labios. Jadeó fresco al sentir el ardor recorrer su garganta.

—Bueno, pronto se casará con ese pavo real, así que ella tampoco estará por mucho tiempo en Yunmeng —meditó, entonces, su Jiang-shushu llegó a su mente.

Sus dos hijos ya habrían dejado el nido una vez su adorada hija se casara, eso lo dejaría solo con Madame Yu en el Muelle del Loto, sin un motivo para escapar de las discusiones con la señora de la secta. Se compadeció de él, si tan solo sus padres siguieran vivos, ellos tal vez irían a visitarlo más seguido.

Bebió para olvidar el dolor, pensar en sus padres ya no le dolía como en los primeros meses. Claro que seguía quemando como lava bajando por su garganta, sin embargo, había aprendido a sobrellevar su partida pensando en que, si los cielos así lo querían, sus padres se reunirían en la próxima vida y tal vez podría ser de nuevo su hijo.

—Mamá... papá... ¿qué les parece Lan Zhan? —preguntó al cielo. Quizá un poco ebrio, quizá un poco hundido en sus recuerdos dolorosos.

La mirada platina se clavó en la luna, preguntándole con ojos cristalizados en lágrimas.

—¿Les parece un buen hombre para mí? —les preguntó como si pudieran oírle. Como si en el brillo de la luna ellos estuvieran presentes—Planeo ser su Emperatriz Masculina —anunció con una ligera risa—¿Lo pueden creer? Pasé de ser un futuro líder de secta a pretender ser una linda esposa del emperador.

Bromeó sin molestia, con un lindo rubor en sus mejillas.

—Lan Zhan es bueno —se respondió a sí mismo, con el filo de una jarra en sus labios—Sí, es bueno.

Tiró su cabeza hacia atrás para tomar el resto de la jarra de una sola vez.

—Wei Ying.

Con un escupitajo y luego varios tosidos, Wei Wuxian de alguna manera encontró la voluntad para mirar a Lan Wangji entre su vergüenza.

—¡L-Lan Zhan! —exclamó nervioso.

Demonios, ¿cuánto tiempo llevaba allí? Él no planeaba escaparse tanto tiempo, al menos tenía en mente volver antes de que Lan Zhan terminara con la reunión y volviera a su habitación.

Al percatarse, llevaba ya media docena de las jarras. Por lo que llevaba bastante tiempo fuera, era posible que Lan Zhan acudiera a su habitación para visitarle y solo encontrarse con unos nerviosos hermanos Wen y Mo Xuanyu en su lugar.

—Lan Zhan... ja, ja —trató de reírse—¿Cuánto tiempo llevas buscándome? —preguntó bajito. Mas, Lan Wangji le miró torpemente. Allí, Wei Wuxian se dio cuenta de algo.

Lan Wangji también estaba borracho.

—Lan Zhan, ¿bebiste algo con el Primer Ministro? —sintió su propia borrachera bajar a medida que él se levantaba para encarar al ebrio emperador.

Un hipo.

Él se aguantó las ganas de soltarse a reír. ¡Lan Zhan en verdad estaba ebrio! Los áureos ojos bailaron al no poder concentrarse en un solo punto; viajando desde los plateados de Wei Wuxian hasta sus labios brillantes por el alcohol que aún se posaba en ellos.

—Ah, Lan Zhan, me hubiera encantado verte beber —adorando ver la ineptitud en los movimientos del emperador, él se acercó para tratar de estabilizarlo.

—Wei Ying no estaba en su habitación —arrastrando las palabras, Lan Wangji desvió el tema. Luego volvió a hipar tiernamente.

—Oh, bueno, Su Majestad, este Asistente Menor fue mantenido cautivo en sus propios aposentos, así que tuvo que escabullirse para obtener su libertad —Lan Wangji frunció el ceño, a lo que Wei Wuxian se rió bajito—Estoy exagerando, Lan Zhan. Solo no me dejaban salir para comprar Sonrisa del Emperador y encontré otra forma, como puedes ver.

—El alcohol- —un hipido le interrumpió, derritiendo el corazón de Wei Wuxian—El alcohol no es bueno para ti.

Wei Wuxian frunció el ceño.

—¿Por qué no? —preguntó genuinamente confundido.

Las manos blancas del emperador se movieron hasta posarse en su vientre. Wei Wuxian se congeló.

¿Así que por eso Lan Wangji le negó comprar Sonrisa del Emperador antes? ¿Él también quería cuidar las posibilidades de su embarazo?

—¡Lan Zhan! —chilló avergonzado—¡Ni siquiera hay un bebé aquí dentro todavía!

Un rastro de decepción azotó el rostro nivoso de Lan Wangji. Él buscó sus muñecas, intentando sentir el pulso de Wei Wuxian para asegurarse de que no estuviera embarazado.

Él alejó sus brazos juguetón.

—Su Majestad, sé que ha tomado a este Asistente Menor muchas veces en una sola noche, pero se necesita más que eso para poner un bebé dentro mío —esperó por unos segundos, hasta que la punta de las orejas de Lan Zhan se tornaron rojizas a causa de la vergüenza.

Aunque esperaba un regaño por parte de Lan Zhan, lo que recibió lo sorprendió incluso más que un típico «¡Wei Ying!» de su parte.

Lan Zhan asintió. ¡Estaba de acuerdo con lo que decía!

—Mn —aceptó con un gesto firme en sus facciones—Necesito tomar a Wei Ying más veces.

¡Desvergonzado!

Asustado, Wei Wuxian saltó en su lugar. La mirada de Lan Wangji era... hambrienta.

—Lan Zhan... no me refería a eso —masculló retrocediendo los mismos pasos que el emperador dio para aproximarse a él—M-Mi emperador, no sería propio intimar en un hogar ajeno, ¿verdad? Por favor, recapacite.

A pesar de su vago intento por templar a Lan Zhan, el deseo en sus ojos no disminuyó.

Cuando nuevamente las manos del emperador se movieron para tratar de atraparlo, él se movió ágilmente para evadir el agarre. Empezando un inocente juego entre ellos.

Comenzó a reírse verdaderamente contento cuando echó a correr hacia la ciudad al no tener tanto espacio en el muelle. La ciudad ya iniciaba a prepararse para dormir cuando unas figuras volaron por los techos de las casas y locales. Curiosos, los ciudadanos que aún permanecían en las calles vieron a una persona de blanco perseguir a otra de negro, con risas alegres inundando el sitio a donde fueran.

Deteniéndose en el techo de una famosa tienda de recuerdos, la figura negra continuó moviéndose como el viento evadiendo a la de blanco.

Todos perdieron el aliento cuando se dieron cuenta de que las túnicas blancas de aquel hombre eran las del emperador.

—¡Es el emperador Lan! —exclamó una mujer cubriéndose la boca asombrada—Pero, ¿a quién persigue? ¿Un criminal, tal vez?

A su lado, una risueña jovencita respondió cubriendo también su rostro con sus manos.

—¡Es su Asistente Menor! ¿No recuerdas que los vimos llegar en la tarde? —con dicha información, la mujer dejó ir un "oh" compresiva. Posteriormente, se unió a las risas juguetonas de la joven que le respondió—Su Majestad debe estar muy satisfecho con su Asistente Menor —ambas rieron con ambos hombres todavía persiguiéndose en el techo—Andando, rápido. Espiar a Su Majestad es un delito.

—¿Se considera espiar cuando es él quien está bailando en los techos con su consorte?

—Calla y muévete.

En los cielos, Wei Wuxian comenzaba a cansarse con la determinación de su emperador, así que, dando por finalizado su juego, dejó que Lan Wangji lo atrapara. Se rió cuando las dos manos de este lo tomaron de los brazos, asegurándolo en su lugar e impidiéndole moverse siquiera un centímetro más.

—Bien, bien, Lan Zhan. Me atrapaste, me atrapaste —con ambos pechos subiendo y bajando por el continuo movimiento, ambas bocas se mantenían entreabiertas para dejar que el aire entrara.

Cuando el dorado se topó con la plata, Lan Zhan reclamó los labios de Wei Ying. El gesto sorprendió a Wei Wuxian unos segundos, antes de que las grandes manos blancas se movieran a su cintura para jalarlo más contra su pecho, él se apresuró para rodear su cuello con sus brazos, apretando sus cuerpos juntos en un fuerte abrazo.

Wei Wuxian apretó los ojos sintiéndose gustoso. Con su piel erizándose al sentir los labios de Lan Zhan moverse contra los suyos de forma necesitada. Pudo reconocer algo de licor en su boca cuando pasó su lengua, entendiendo que eso era lo que Lan Zhan había bebido esa noche. Ladeó su cabeza para acomodarse mejor para besar a Lan Zhan. Dejó que él tomara lo que quisiera de sus labios, solo empujando un poco cuando comenzó a perder el aliento.

Al notar los labios brillantes de Lan Wangji tras aquel beso, él los limpió con sus dedos y riéndose bajito.

Se percató de los ojos ámbar mirándole, preguntándose algo que Wei Wuxian no sabía.

—¿Qué sucede? —decidió preguntar él mismo. Al parecer Lan Wangji todavía seguía ebrio, pues, antes de responder, volvió a hipar.

—¿Por qué aceptaste? —no fue necesario que aclarara a qué se refería, Wei Wuxian lo entendió de inmediato.

Apretó los labios nerviosamente. ¿Por qué Lan Zhan le preguntaba aquello tan de repente? ¿Qué se supone que debía responder?

Bajó un poco sus brazos de su cuello y mejor posó sus manos alrededor y detrás del mismo lugar. Jugando con la cinta blanca que caía allí. Lentamente, bajó una de ellas hasta su pecho, donde la extendió en la zona de su corazón latiente, sintiéndolo palpitar fuerte contra su mano.

Evadió la mirada de oro, no por mucho tiempo, de todas maneras.

—Porque eras tú, Lan Zhan —finalmente respondió.

Lan Zhan tiró su cabeza hacia un lado tiernamente, diciéndole a Wei Wuxian que no entendía. No obstante, al hacer ello, la cinta de su frente se aflojó al Wei Wuxian tener un pedazo de ella aprisionada en sus dedos.

Con una sonrisa cálida, él continuó.

—No habría aceptado ser parte del harén de nadie más que no fueras tú —sacó sus manos del cuello de Lan Wangji para tomar la cinta e intentar acomodarla—Tienes la cinta chueca, Lan Zhan. ¿Por qué mejor no te la quitas y ya? —bromeó recordando lo que había pasado entre ellos en la cacería organizada por los Wen. Recordó lo molesto que había estado Lan Wangji por haberle sacado –accidentalmente– su cinta de la frente.

Con las suyas, el borracho emperador detuvo las manos de Wei Wuxian y, mejor tiró de ella para dársela. Wei Wuxian se detuvo en seco cuando Lan Wangji posó el pedazo de cinta en sus manos.

La vista de un Lan Wangji sin su cinta era... mágica.

—Es de Wei Ying —dijo, sacando de su embobamiento a Wei Wuxian.

—¿Eh? —preguntó, a lo que Lan Wangji señaló la cinta en sus manos.

—Es tuya —reiteró.

—¿Es mía? —Lan Wangji asintió con su cabeza, haciendo sonreír a Wei Wuxian, era tan tierno—¿Me la regalas?

Esta vez, Lan Wangji negó.

—Entonces, es mía, pero aún así la quieres devuelta. ¿Es así?

—¿No recuerdas qué significa? —preguntó confundido, casi como si estuviera decepcionado.

—¿No? —Lan Wangji suspiró ante su respuesta.

—Volvamos, es tarde —decidió por irse. Tomó su muñeca para jalarlo y llevarlo a la casa de la familia Liang de nuevo.

La noche cayó en la bella ciudad de Caiyi, junto a una linda confesión que no fue comprendida por un despistado Wei Wuxian.

¿Qué les pareció el capítulo? Yo la verdad
no puedo esperar a llegar a las partes donde
Wei Ying puede responder como Jiang Cheng.

Estoy muy contenta con la novela,
planeo publicar cada mes ☺️

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