Capítulo IV: Identidad.
Wei Wuxian enmarcó el níveo rostro de Lan Wangji entre sus manos. Su visión era borrosa por sus ojos lagrimeando, e incluso así, se deslumbró por la belleza del emperador. Etérea y pulcra, propia del Clan Lan.
Apretó a Lan Zhan entre sus piernas y brazos. No quería dejarlo ir. Cuando él se movía dentro suyo, al sentirse tan ligero en sus brazos luego venía una sensación de caída cuando Lan Wangji lo dejaba para acomodarse mejor, y entonces allí Wei Wuxian se aferraba a su espalda.
Bocas entreabiertas, suspiros y cuerpos cubiertos por una ligera capa brillante de sudor, la imagen de las personas en esa habitación enredados en las sábanas de la cama e iluminados por las luces de las velas que poco a poco se extinguían mientras la noche avanzaba.
—L-Lan Zhan, apiádate de tu pobre Asistente Menor —pidió entre sus adorables gimoteos, su voz temblando a través de ellos. Su respuesta vino en el aumento de la fuerza de las embestidas que atacaban su cuerpo. Por fortuna no dolía, a pesar de ser su primera vez, con la paciente preparación que realizó Lan Zhan previo a penetrarlo, su cuerpo se había acostumbrado a la extensión del emperador.
Tiró la cabeza hacia atrás como consecuencia del gusto de sentir a Lan Zhan entrar y salir de él; cerró fuerte los ojos y entreabrió los labios para dejar escapar más gemidos. Apretó a Lan Zhan en todo su esplendor. Sus manos rápidamente viajaron del rostro del joven hasta sus brazos, donde se sostuvo con ímpetu, al grado de clavar sus uñas en la piel.
—¡Lan Zhan, me vas a romper! —aunque dijera eso, el tono desvergonzado a placer en su voz no hizo más que excitar al Segundo Príncipe de Gusu Lan. Amasó la piel de las caderas de Wei Wuxian, sin tomarle importancia si dejaría marcas después.
Con un gruñido, y arrugando su nariz, Lan Wangji bajó para cubrir la boca de Wei Wuxian con sus labios. El beso fue bien recibido por el joven entre sus brazos, le besó con tanto cariño que el emperador podría entregar el imperio entero por el hermoso muchacho que le acarició su espalda con suavidad, una de las manos de Wei Wuxian bajó hasta las caderas de Lan Wangji, donde siguió el ritmo que marcaban.
—Silencio, Wei Ying —le dijo entre besos que eran interrumpidos por los gemidos escandalosos del chico. Lan Wangji no sabía qué esperar de Wei Wuxian en la cama, quizá debió imaginar que sería igual de ruidoso que de costumbre.
Wei Wuxian no decidía hacia dónde dirigir su voz, no la controlaba, había perdido toda capacidad de hacerlo, estaba tan hundido en el placer de ser tomado por Lan Zhan que no distinguía si gritaba o susurraba sus gemidos. No hasta que el Segundo Jade mismo tenía que callarlo con sus labios o mano. Las paredes eran delgadas, para este punto, los guardias en la entrada del palacio ya debieron haber escuchado lo que sucedía entre ellos. No es como si le importaran los cuchicheos, simplemente quería guardar algo de cara para Wei Ying.
—Lan Zhan... no puedo —la voz de Wei Wuxian parecía querer abandonarlo, como si estuviera ahogándose. De inmediato, él bajó el ritmo—Lan Zhan, se siente tan bien —Lan Wangji colocó su mano derecha en la cintura de su amado. Las cejas de Wei Wuxian se arrugaron cuando Lan Wangji se encajó lento en él, sus paredes interiores ejerciendo presión y una deliciosa resistencia.
La dulzura con la que primero trató a Wei Ying al introducirse en él fue desapareciendo a medida que el interior de este se acostumbraba al gran miembro de Lan Wangji. Llevando al pobre Asistente Menor al borde de la locura.
Dejó que tomara aire para regular su respiración, dándole un descanso después de horas de estar juntos. El cuerpo debajo suyo tembló cuando se sumergió hasta el fondo y se quedó allí para permitirle a Wei Wuxian recuperarse.
Los ojos de Wei Ying se abrieron y se toparon con los de Lan Zhan. El dorado del atardecer topándose con el plateado de la noche.
No pudo evitar sonrojarse. Cuando todo inició, fue tan rápido que apenas tuvo tiempo de tener vergüenza, aunque, no es como si tuviera mucha.
Es solo que, los labios de Lan Wangji lo atacaron apenas se lo pidió. Él no protestó ni demostró oposición, es más, él fue quien abrió su boca para consentir que la lengua del emperador encontrara la suya.
Pero, ahora, con sus cuerpos unidos y mirándose el uno al otro, por fin algo de pudor llegaba a él gracias a la intimidad del acto.
Sin embargo, tan inconsciente para su propio bien, no pudo identificar la naturaleza del brillo en los ojos de Lan Wangji mientras lo miraban.
—Wei Ying —susurró con su voz provocando un incendio en el corazón de Wei Wuxian. Sus manos en la espalda de Lan Wangji se movieron inquietas ante el llamado.
—Lan Zhan... ¿última vez y ya? —sugirió cuando al relajarse por completo, se sintió adormilado.
Estaba cómodo. Pleno. Solo así podía sentirse seguro para dormir sin preocupación. Como si el tacto de Lan Wangji tuviera el poder de ahuyentar las pesadillas que lo martirizaban durante las noches que se sentía solo. Estar tan cerca del emperador cambió esto por completo, con un efecto mucho más preclaro que la presencia de su shijie o su Jiang-shushu.
Tenía un lugar que podía llamar hogar, a sus amigos, y... un hombre que cuidaría de él.
Wei Wuxian no quiso añadir "el amor de" a esa última frase, porque, no estaba seguro de ello. Y decidió no pensar en eso por el momento. No quería arruinar esa noche con Lan Zhan. Que, ciertamente, estaba siendo más de lo que alguna vez pensó que sería. Cuando Wei Wuxian pensaba en su primera vez, él en un principio se imaginaba haciéndolo con una doncella, mas, el pensamiento de estar con un hombre sí lo visitó en algún momento. Sobre todo, en aquella vez que intercambió el libro del joven Segundo Príncipe por uno de pornografía de mangas cortadas. En ese entonces, se preguntó por mera curiosidad cómo sería estar con un hombre.
Ingenuo él, que no se imaginaba que su primera vez sería, de hecho, con un hombre. Y que ese hombre no sería ni más ni menos que Lan Zhan. Su yo de ese entonces se reiría si alguna vez le dijeran eso. En aquel tiempo tenía incrustada la idea de que el joven lo odiaba, ahora le parecía un concepto estúpido.
—Mn —respondió Lan Wangji ante su pedido. Wei Wuxian le sonrió. Nunca tendría suficiente de Wei Ying ahora que lo había probado, no obstante, sabía que tendría más tiempo a su lado. No debía ser desesperado, se confortaba con la creencia de que podría compartir más noches como esta al lado del joven.
Sin más que decirle, movió una mano detrás de la nuca de Lan Wangji y tiró de él para abajo, buscando sus labios que ya tenían sus marcas impregnadas en ellos.
Esta vez, cuando Lan Wangji se acomodó, el ritmo fue diferente.
Era lento, suave y delicado.
Una mano recorrió su cuerpo, erizando la piel en su travesía, pasando por en medio de los pectorales hasta llegar a sus abdominales. Wei Wuxian cerró los ojos intentando recordar y mantener en su mente las maneras en que las manos del emperador lo tocaban; manso, desesperado, insaciable y atrevido. El último lo descubrió cuando esa misma mano tallada en jade atrapó sus testículos momentáneamente antes de rápidamente apresar su pene para comenzar a bombearlo de arriba hacia abajo, asegurando que Wei Wuxian también disfrutara del momento.
Wei Wuxian se sintió abrumado de repente. Ese nuevo ritmo le estaba dando nuevas sensaciones que el anterior no pudo. Y si lo hizo, fue de una manera diferente. Ahora, podía sentir bien y con mucho detalle cómo Lan Zhan entraba y salía de él con precisión. Lo sentía moverse y abriéndose paso en su interior.
Quiso llorar del placer nuevamente.
Sin el brusco mover de su cuerpo, besarlo fue más fácil para el emperador. Y como el vaivén de sus caderas, los besos también fueron tranquilos. Así, Lan Wangji pudo saborear mejor los delicados y suaves labios de Wei Wuxian con mayor dedicación. Incluso probó su piel, bajando sus besos por su cuello hasta encontrar un pedazo de piel que pudo morder, robando un suspiro en Wei Wuxian desde lo profundo de su garganta.
Era un festín que lo estaba llevando a los cielos.
—Lan Zhan... estoy tan lleno de ti —musitó cerrando los ojos para permitirse sentirlo más tranquilamente.
El emperador apretó su agarre en sus caderas, dejando marcas rojas que seguramente luego se volverían moradas.
Sonrió para sus adentros, era mejor así. La idea de dejar sus marcas en el lienzo de Wei Ying le encantó.
—Wei Ying —sintiéndose cerca, sus movimientos aceleraron gradualmente. Unos sonidos vulgares se hicieron presentes, prueba de todas las veces que Lan Wangji había dejado su semen dentro de Wei Wuxian solo en esa noche.
Wei Wuxian sonrió extasiado.
—Dámelo, Lan Zhan, lléname nuevamente —él quiso reírse cuando las puntas de las orejas de Lan Wangji estallaron en carmesí vergüenza.
Lan Wangji prácticamente había hecho y deshecho con él a su voluntad durante casi toda la noche, y pese a eso, se avergonzaba con sus simples palabras.
Adorable, realmente adorable.
Con algunos gemidos de su parte, y un gruñido de Lan Wangji, Hanguang-Jun se quedó inmóvil cuando volvió a venirse dentro de su Asistente Menor. Wei Wuxian dejó ir un suspiro cansado cuando Lan Wangji salió de él. Sentía sus ojos pesar, no tenía ni idea de qué hora podría ser, y sin la ventana abierta, no podía ver la posición de la luna. Pero, supo que ya debía ser más de medianoche, pues Lan Wangji se acomodó a su lado y lo jaló a su pecho para dormir.
—¿Estás bien? —preguntó cuando colocó la cabeza de Wei Wuxian contra su pecho. Allí donde podía escuchar de forma clara su corazón latiendo.
—Creo que me rompiste el trasero.
—Wei Ying —reprendió, Wei Wuxian solo soltó una ligera risa en respuesta.
—Sin contar eso, estoy bien, Lan Zhan —sintiéndose atrevido, colocó su mano en el gran pecho del hombre y acarició la piel desnuda con delicadeza. La piel se puso de punta apenas las yemas de Wei Wuxian se movieron por ella, respondiendo ante su toque—Fue muy bueno con este Asistente Menor, Su Majestad.
Cerrando sus ojos, Lan Wangji acomodó mejor a Wei Ying entre sus brazos. Estaba a punto de darle las buenas noches al joven cuando sintió el repentino movimiento y luego, un casto y rápido beso en sus labios.
—Descansa, Lan Zhan, nos vemos mañana —avergonzado, Wei Wuxian rápidamente se escondió en el pecho del emperador. Con un brazo rodeándole y protegiéndole, él no pudo ver la sonrisa en el rostro de Lan Wangji.
—Hasta mañana, Wei Ying.
Incluso con sus despedidas, ninguno de los dos pudo encontrar la valentía para dormir después de pasar la noche juntos. Tan cerca, tan profundo en sus seres. Sabiendo que el otro todavía seguía despierto, aprovecharon la calma de la noche para tranquilizar a sus corazones.
Los dedos de Lan Zhan subían y bajaban por la espalda desnuda de Wei Ying, mientras el índice del joven consorte hacía círculos y otras figuras en el pecho del emperador.
Así cayeron dormidos. Sin decir nada, simplemente disfrutando de la compañía del otro. No había necesidad de complicar las cosas con palabras y preguntas provenientes de las dudas de sus mentes.
Esos pensamientos podían permanecer en sus mentes, si estos arriesgaban su momento, preferían que se quedaran allí. Wei Wuxian no quería pensar en cuánto estaba dispuesto a cambiar o dar, o el porqué lo hacía. Por qué estaba allí, por qué no le molestaba acostarse con Lan Zhan en la primera noche. Por qué fue tan fácil para él ceder ante los deseos de las manos de jade, por qué le había hecho sentir como un hogar que no sabía había perdido.
Lan Wangji tampoco se cuestionó en voz alta el motivo detrás de todo esto. Al final del día, nada de eso importaba si eso les permitía estar juntos. Mientras el sol se alzara cada día y Wei Ying fuera suyo en las noches, él se conformaría con la misericordia de las circunstancias.
Jin Zhiruo se detuvo en seco cuando escuchó el escándalo que provenía de las ventanas y paredes del Invierno Floral, estaba en su caminata habitual por la Ciudad Prohibida. Y hasta ese momento, todo había sido pacífico y tranquilo. Los meses transcurrían sin mayores problemas. Su apellido Jin le valió un puesto alto en el harén, los concubinos y consortes supieron reconocer su superioridad con tan solo escuchar su nombre, como debía ser.
Hasta ese día.
Sabía que, por derecho según las leyes del harén, el Asistente Menor debía atender a Su Majestad esa noche, sin embargo, no creyó que... ¡cómo se atrevía ese insolente muchacho! Esos sonidos eran tan vulgares, tan inapropiados que incluso sonrojaban a los pobres guardias que custodiaban la entrada a la residencia.
Su She, el Jefe de Eunucos lo guió rápidamente lejos de la situación, reconociendo que esta estaba calando en la mente del Consorte Honorable, y no de buena manera. El fino rostro del concubino se había agraviado en una mueca furiosa.
—Es indignante, totalmente inmoral, no entiendo cómo el emperador lo permite —gruñó enojado tratando de ignorar los gemidos del Asistente Menor, ya debieron haber avanzado varios metros y todavía podía escucharlos. Era una pesadilla.
—Wei Wuxian siempre fue un rebelde, incluso cuando estudiaba en el Descanso de las Nubes rompió varias reglas —Su She agregó mirando por encima de su hombro para asegurarse que nadie se entrometiera en su conversación con el Consorte Honorable Jin.
—¿Wei Wuxian? ¿Del recién extinto Clan Wei? —estuvo sorprendido por escuchar eso, para luego dar paso al incremento de su enojo—¿Qué hace aquí? Era un futuro líder de secta, eso va en contra de las leyes.
—Era; pasado. Sin su secta, solo es un cultivador más —Xue Yang, el Segundo Jefe de Guardias se rió discretamente de la furia del Consorte Honorable Jin—Lo cual, lo hace apto para estar en el harén —Jin Zhiruo dejó ir la falta de educación, tenía que admitir que toleraba a Xue Yang por el bien de tenerlo como aliado. De otro modo...
—Llegó al palacio tomado de la mano del emperador... —susurró preocupado por lo que eso significaría, sumado a lo que se encontraba sucediendo en esos momentos. No pintaba un buen panorama para el resto del harén—Su Majestad incluso salió a recibirlo personalmente.
Controlar al harén había sido sencillo, pero esto... esto se escapaba por completo de sus manos. La presencia de Wei Wuxian era un torbellino que no tenía idea cómo parar. Lo tomó desprevenido, nunca hubiera podido imaginar que la anexión de un hombre con el puesto más bajo lo haría tambalear apenas pusiera un pie en el palacio.
—Su Excelencia, usted es el más poderoso del harén. Usted tiene el poder de controlarlo, no debería angustiarse —Su She trató de calmarlo con el recordatorio de su título.
Ambos, Xue Yang y él sabían a quién darle su lealtad; a quien pudiera ayudarlos en un futuro. Y eso solo una persona con poder podría. Por lo que, el concubino mejor posicionado era el ideal para mantenerlo como su partidario.
—Tienes razón, Su She —más tranquilo por esas palabras, Jin Zhiruo inhaló para recuperar su serenidad y reparar su mesura. Mañana el Asistente Menor entendería su posición en el harén.
Él se encargaría de hacérselo saber.
Xue Yang movió su cabeza burlándose mentalmente del lamebotas de Su She. Era un hombre patético a su parecer, claramente celoso, envidioso e inconforme con su posición, no le veía un gran futuro. En cambio, él se consideraba un hombre astuto.
Y como tal, quizás debía comenzar a reconsiderar quién tenía el mando en el harén. O más bien, quién terminaría ganándolo.
Con el canto de los primeros rayos de luz, Lan Wangji se despertó justo a las cinco, como era su costumbre. Mas, cuando sus ojos divisaron el cuerpo que yacía dormido a su lado, no se atrevió a moverse para salir de la cama.
El día era tranquilo, y lo sería por un tiempo, pues gracias a la boda de su hermano, Lan Wangji tuvo una perfecta excusa para apresurar su trabajo y estar libre los días posteriores. Incluso se quedó despierto después de hablar con Wei Ying –por la emoción, más que nada– y tuvo que enfocar sus energías en su trabajo hasta que pudo ir a la cama. Gracias a eso, podía pasar un poco más de tiempo con Wei Ying antes de que los llamados del deber lo arrancaran de su lado.
Sabía el horario de sueño de su amado, cuántas veces no escuchó a su tío quejarse sobre el terco discípulo que se despertaba casi a medio día para desayunar. Solo Wei Ying podía ser ese terco discípulo.
Un toque en la puerta y su vista fue arrebatada de la belleza del hombre que anoche se entregó a él con dulzura y frenesí al mismo tiempo.
—Su Majestad; hemos traído el desayuno —murmuraron los sirvientes detrás de la puerta. Ellos eran diligentes, y a pesar de que Wen Qing les avisó sobre el horario del Asistente Menor, ante la presencia del Segundo Príncipe, ellos debían estar allí antes de que el sol saliera por completo.
Con cuidado, y pesar, sacó a Wei Ying de su brazo para poder moverse fuera de la cama y vestirse apropiadamente. Colocándose sus túnicas de la noche anterior, miró por encima de su hombro a Wei Ying, quien, a falta del gran cuerpo que antes lo abrazaba, movió sus manos en busca de la almohada. En una de sus muñecas estaba su cinta amarrada. La sacó con mucho cuidado de no despertar al joven y se la colocó nuevamente en su frente. Wei Wuxian solo hizo unos balbuceos entre sueños al ser molestado.
El emperador sonrió encantado, inclinándose para depositar un beso en su frente, cerró las cortinas de la cama para guardar su preciosa vista. No permitiría que nadie le viera ni por accidente.
Los sirvientes entraron y con las miradas clavadas en el suelo por respeto, dejaron los platillos del emperador en la mesa del comedor.
Luo Qingyang entró poco después.
—Su Majestad —saludó—El Primer Príncipe manda a decirle que podrá recibir a Su Majestad y al Asistente Menor en unas horas —Lan Wangji tomó su taza de té en una mano con calma escuchando atento a las palabras de la mujer—El Honorable Consorte del Primer Príncipe ha presentado malestares mañaneros, Su Alteza quiere esperar a que su consorte esté cómodo.
Lan Wangji asintió mientras soplaba su té discretamente. Seguramente a Wei Wuxian le daría gusto ver a su hermano, lo llevaría cuando fuera prudente para Jiang Wanyin. Durante la boda, Jiang Cheng no pudo hablar mucho con su shixiong a causa de su madre. Lan Xichen le había contado a Lan Zhan lo feliz que su esposo estuvo de ver a su hermano en su boda. Supuso que también para él sería bueno ver a su hermano mayor.
—¿Un médico imperial ya lo revisó? —preguntó dando el primer sorbo a su bebida. Sintiendo y recibiendo el cálido sabor del té bajar por su garganta, él miró a su guardia asentir a su pregunta.
—Así es, Su Majestad. Son los síntomas normales de un embarazo —respondió Luo Qingyang.
—Bien. Wei Ying y yo iremos antes de las nueve. Aún tiene que desayunar y me temo que no despertará a esta hora —una risita quiso escaparse de los labios de la muchacha.
El Segundo Jade se negaba a llamar a su Asistente Menor por su título.
—Sí, Su Majestad, esta guardia se retira —entendiendo que debía apresurarse a dejar al emperador solo con su concubino, ella dio los pasos atrás hasta que fue prudente darse la vuelta e irse.
Lan Wangji tomó su desayuno en silencio, con su mente viajando entre las escenas de la noche pasada, reviviendo las caricias que robó del cuerpo de Wei Wuxian y los besos que este le regaló cuando sentía que ya no podía más. Su humor mejoró sin dudarlo.
Estaba encantado, deleitado, por añadir otra palabra que demostrara su estado. Wei Wuxian no se había negado a estar con él, aunque no le quedaba claro por qué lo hacía, se convenció de que esos besos no eran por deber. No podían serlo, no lo creía. La manera en que lo acarició, cómo se aferraba a él, su mirada cargada en extraños sentimientos –todos buenos– y sus besos que sentían le acariciaban el alma, todo fue tan dulce, tan cariñoso y repleto en afecto que, el pensar que fue todo una fachada le partía el corazón.
Con una sola interrupción más por parte de los sirvientes, y con la caja que había solicitado en sus manos, él se movió por la residencia esperando que Wei Wuxian durmiera lo suficiente hasta que fuera oportuno despertarlo para hacerlo desayunar antes de ir a que presentara sus saludos al Primer Príncipe.
Al volver a la habitación de Wei Ying, fue recibido por los ligeros ronquidos de este. Su corazón se calentó de inmediato en amor, volvió a abrir las cortinas para encontrarse el cuerpo de su amado envuelto en la sábana, haciendo un desastre de ella.
Con cariño, se sentó y estiró su mano para acariciar el rostro de Wei Wuxian. Ese rostro que, en su mayor esplendor, brillaba en regodeo que se contagiaba con el sonido de su risa.
—Wei Ying —lo llamó suavemente. Como respuesta, él se removió lejos de su agarre, tirando la sábana para cubrirse más el cuerpo—Despierta, Wei Ying. Debes visitar a mi hermano.
Conociéndolo, optó por cargarlo en sus brazos para sentarlo en la mesa y comenzar a preparar su desayuno. En realidad, solo lo recalentaría, tomó los platos y cuidadosamente los estibó enfrente del hombre. Aún con los ojos cerrados, Wei Ying fue alimentado por Lan Zhan hasta que se despertó por completo. Cada cucharada era con la porción suficiente para que no se cayera al moverse en la trayectoria hasta la boca de Wei Wuxian.
—Lan Zhan, ¿por qué se despiertan muy temprano aquí? Nunca lo entenderé —hizo un puchero acomodando su cabello en una coleta improvisada, dejando mechones escapar de su cinta sin importarle su imagen. Una prueba más de que no había nacido como un consorte que siempre debía cuidar su imagen—Sentí que te fuiste de la cama, abrí mis ojos y noté que todavía seguía oscuro, así que mejor volví a dormir.
Lan Zhan dejó que una ligera sonrisa se posara en sus labios mientras escuchaba las quejas de Wei Ying sobre su rutina matutina.
—¿Sentiste que me fui de la cama? —preguntó, ignorando por completo que estaba contribuyendo a que Wei Ying rompiera la regla de no hablar mientras comían. Le urgía saber si el cuerpo de Wei Wuxian necesitaba el suyo, al grado de saber cuándo se alejaba, cuándo su calor lo abandonaba.
La naturalidad con la que Wei Ying dijo el poder sentir cuándo se iba de su lado lo hizo emocionarse. Sonaba tan... familiar. Como si fueran...
Las mejillas del joven consorte se ruborizaron y sus movimientos titubearon unos segundos. Wei Ying tragó su sopa nerviosamente, evadiendo la intensa mirada dorada.
Lo sintió porque extrañó el calor del cuerpo de Lan Wangji, tal y como pensaba el emperador.
—Y-Y, ¿ya te bañaste? Dijiste que teníamos que visitar a tu xiongzhang —cambió el tema, tal vez no tan audazmente, antes de que su vergüenza lo delatara. Lan Wangji lo dejó ser contento. El sonrojo fue suficiente para tener una respuesta satisfactoria que hizo sentir bien a su corazón.
—Te estaba esperando, así que, come —le acercó la taza de té para que bebiera. Té de tila, específicamente.
Sin más que decir, Wei Wuxian obedeció el deseo de su emperador y comió la comida sin sabor que Gusu Lan servía, ¡e incluso no dijo nada sobre eso! Comió en completo silencio por primera vez en su vida.
No lo notó porque inicialmente fue cargado, pero cuando se quiso parar al terminar su comida, su cadera le dolió al grado de casi tirarlo al suelo; como una fuerte punzada y luego sintió entumecimiento de la cintura para abajo, sus piernas fallando como si un recién nacido tratara de dar sus primeros pasos. Sorprendido, se sostuvo de la mesa y se acarició la zona soltando algunos quejidos.
Estaba a punto de preguntarse qué estaba mal, cuando recordó por qué sus caderas tenían algunas marcas de dedos alrededor.
—¡Lan Zhan! ¡No puedo caminar por tu culpa! Fuiste una bestia anoche, ¿cómo se supone que iré a ver a mi shidi y a tu xiongzhang sin perder cara por esto? —le reclamó después de intentar una vez más retomar su camino y encontrándose con que no podía caminar por sí solo.
—Mn, es mi culpa —reconoció levantándose, las exquisitas telas de sus túnicas siguiendo sus pasos elegantes—Me haré responsable —con un movimiento rápido, cargó a Wei Ying en sus brazos como una doncella, ganando que el joven hombre soltara un jadeo sorpresivo por el repentino movimiento.
—¡Lan Zhan! ¿Qué haces sosteniéndome así? —sus manos automáticamente se movieron alrededor del cuello de Lan Wangji para sostenerse, pese a sus palabras. De nuevo, un rubor se esparció por la piel de sus mejillas, calentando su rostro.
—Wei Ying no puede caminar por mi culpa, así que lo cargaré a todas partes.
Inteligente, y también osado.
Oh, ¿podría ser que Wei Wuxian cavó su propia tumba al enseñarle a Lan Wangji cómo ser un descarado?
—¡No puedes hacer eso!
Refutó inútilmente, pues haciendo oídos sordos, el emperador llevó a su adorado Asistente Menor a la tina de madera con agua que –para ese entonces– ya debería estar tibia y perfecta para ambos. Demasiado avergonzado como para reclamar, Wei Wuxian dejó que Lan Zhan lo bañara. Lo único que hizo fue girar su cabeza con un puchero cuando los labios del emperador buscaron los suyos, intentando demostrar un poco de su molestia. El aroma de las fragancias en el agua suavizaba el aire, las manos gentiles del emperador llevaban el agua en cada rincón de su cuerpo. Él hizo lo mismo con el joven gobernante.
—¿Qué hay en la caja? —preguntó curioso, ya con su cuerpo seco y vestido con unas túnicas negras bordadas con hilos rojos.
En esos momentos, Lan Wangji estaba secando su cabello y cepillándolo para desenredarlo con extremo cuidado. Lo hizo sentarse enfrente de un tocador con un espejo en medio, alrededor había una gran variedad de productos de belleza y cuidado del cuerpo que seguramente Wei Wuxian terminaría ignorando. Lo que llamó la atención de Wei Wuxian fue una bonita caja aterciopelada en color rojo.
—Un adorno para el cabello —respondió Lan Wangji tomándose un momento más de cepillarlo antes de acercar dicha caja para abrirla y mostrar el contenido a Wei Wuxian.
Él vio rojo, el mismo color de su cinta que usa que, claramente, pocas veces podría lucir ahora gracias a su título como Asistente Menor. Los detalles fueron hechos con ágata roja, pero él no lo sabría. Al final de una tira de hilo de oro, caían dos plumas blancas, y arriba, un bonito moño rojo estaba colocado con precisión.
Fue un alivio saber que al menos su característico color se mantenía en sus nuevos adornos.
—¿Te gusta? —le preguntó Lan Zhan tras no recibir respuesta.
Wei Wuxian se giró a verlo, y de manera sincera, le sonrió a Lan Wangji.
—Es muy bonito, gracias, Su Majestad —bromeó con el título para apaciguar la intimidad que lo avergonzaba.
—Me alegra. Lo escogí especialmente para ti.
—La-Lan Zhan, tienes que avisarme cuando vayas a decir cosas así —el hombre de túnicas blancas le miró expectante por su continuación al no poder comprender—Mi corazón no lo soportará —aclaró finalmente, bajando la mirada a su regazo, donde sus dedos jugaron con las armaduras de las uñas. Armaduras de plata que ya estaban en el palacio, esperando por él para usar.
—Mn, avisaré —delicados movimientos tomaron los cabellos del joven concubino hacia atrás.
El bonito adorno solo necesitaba una media cola para ser utilizado. Lan Wangji había notado que desde la guerra contra los Wen, Wei Wuxian no había usado su coleta que solía hacerse en su adolescencia. Así que, respetando aquello, ordenó que el adorno y el estilo de vestir de Wei Wuxian se acoplaran a ello.
Lan Qiren no pudo opinar nada al respecto. De todas maneras, no es como si un clan se fuera a ofender por permitir que Wei Wuxian usara un peinado fuera del protocolo. Además, Lan Wangji así lo había ordenado, la palabra de un emperador no se cuestionaba fácilmente, más aún si era sobre su harén.
Al salir de la residencia, los hermanos Wen junto a Mo Xuanyu ya se encontraban en los jardines esperando por ellos. Ellos, los guardias y sirvientes de Lan Wangji.
Wen Qing se mordió la lengua, conteniéndose de reprender a Wei Wuxian por la noche anterior. Lo haría apenas tuviera la oportunidad. En todo caso, estaba ganándose el favor del emperador, ¿no es así? Era evidente que tendría que hacer ciertas cosas.
—Mañana iré a Caiyi para atender asuntos con unos viejos mercaderes que no pueden venir al palacio, ¿deseas venir conmigo?
Wei Wuxian giró su rostro para ver al emperador y sus ojos brillaron en emoción.
—¡Sonrisa del emperador! ¡Compremos muchas jarras de Sonrisa del Emperador!
—El alcohol está prohibido en el Descanso de las Nubes —Lan Wangji no lo miró, porque, sabía que si lo hacía, entonces se encontraría con el gesto devastado de Wei Wuxian. Y no podría con ello. No cuando Wei Ying era un punto débil en su corazón.
—Lan Zhan~, soy completamente capaz de beberlas en Caiyi, donde no aplica esa regla —el joven hombre quiso negociar, pero ante oídos tercos, no tenía nada que decir.
—Prohibido —reiteró. Poniéndole un fin a la treta de su adorable compañero.
—Ah, como digas —se rindió—De todas maneras, te acompañaré.
Aunque dijo eso, Wei Ying trató de convencerlo para comprar así sea una pequeña jarra.
Llegaron al Hanshi, que era el palacio donde Lan Xichen y su esposo vivían desde su boda. La Habitación Helada era similar al Invierno Floral en cuanto a los detalles de su construcción. La única diferencia era que esta estaba rodeada por bambú, que de alguna manera hacía sentido con el Primer Príncipe y su personalidad.
Lan Xichen y Jiang Cheng estaban sentados cuando ellos llegaron. El heredero de Yunmeng Jiang estaba portando las túnicas de su clan, permitido solo por ser un futuro líder de secta. Pese a eso, también tenía adornos en su cabello con fuerte relación a Gusu Lan. Un esposo consorte del clan, Lan-Da-Furen.
Wei Wuxian hizo una reverencia para ambos.
—Saludos al Primer Príncipe y al Honorable Consorte.
Jiang Cheng no iba a mentir. Ver a tu shixiong tratarte con tal grado de respeto era para disfrutarse. Sobre todo a uno como Wei Wuxian; desvergonzado y molestoso.
—Puede levantarse Joven Wei —murmuró Lan Xichen, compartiendo una mirada cómplice con su hermano.
Así es como Lan Wangji le había pedido a su hermano que llamara a Wei Ying mientras estuvieran en la comodidad de su privacidad, Lan Xichen siguió la petición con una sonrisa alegre.
—Ven, tenemos un regalo para ti —Jiang Cheng tomó una caja que Wei Wuxian recibió en cuanto se acercó a él—Es un regalo de mi jiejie y diedie.
—¿De shijie y Jiang-shushu? —preguntó ilusionado Wei Wuxian. Jiang Cheng le sonrió, animándolo a abrirlo.
Una arbola de hilos morados y blancos con un adorno de mariposa tallado en madera se dejó ver cuando Wei Wuxian deslizó la tapa.
—Nuestra hermana dice que mi padre lo hizo para tu cumpleaños, pero, ya que te uniste al harén imperial tan de repente —una pizca de reproche cruzó por sus ojos, haciendo reír a Wei Wuxian—Decidió entregártelo ahora, como un recuerdo de Yunmeng.
Wei Wuxian lo sacó de la caja para tomarlo entre sus manos con cuidado. Era precioso, y reconocía el trabajo de su tío Jiang en el tallado de la madera, se le removió el corazón en dulzura.
—Además, la doncella Jiang también pidió que le hiciéramos llegar esto —Lan Xichen entonces le pasó un pergamino con el emblema de la familia Jiang.
Era una invitación a la boda de Jiang Yanli y Jin Zixuan. Los ojos de Wei Wuxian se movieron de prisa hacia su hermano, quien se encogió de hombros.
—Padre dijo que ese pavo real de alguna manera conquistó a nuestra hermana.
—¡No es posible! Shijie se merece algo mejor que ese presumido pavo real —los hermanos Lan hicieron caso omiso a la forma que sus parejas llamaban al heredero del Clan Jin. Encontraron la manera de fingir no haberlo escuchado.
—Estoy de acuerdo —gruñó Jiang Cheng, arrugando su respingona nariz en molestia—Mas no hay nada que podamos hacer —admitió resignado y dejó ir un suspiro largo—Jiejie ya hizo su propia decisión, no nos queda más que aceptarla y apoyarla.
A regañadientes, Wei Wuxian cerró el pergamino. Lo guardaría con afición, su shijie misma había escrito su invitación, pudo reconocer la delicada y hermosa caligrafía de Jiang Yanli apenas vio los trazos.
—Si ese tonto Jin Zixuan se atreve a lastimarla...
—Le romperé las piernas —sentenció Jiang Cheng, con su shixiong estando de acuerdo.
Lan Xichen sonrió. Ah, qué hermoso era su esposo planeando la muerte de alguien. Esa fiereza fue lo que lo enamoró perdidamente.
—Casi lo olvido, deberías escribirle a mi padre y hermana, creo que merecen una explicación de tu parte —Jiang Cheng aceptó la mano de su esposo cuando este se la estiró, simplemente porque sí, porque el príncipe siempre estaba buscando su tacto.
—Oh, claro. Lo haré en cuanto pueda, supongo que deben seguir preocupados por mí —pensó el Asistente Menor, golpeando sus dedos sobre la caja de su regalo.
—Wei Ying —llamó Lan Wangji cuando consideró que no importunaba la conversación—Debes ir a saludar al resto de consortes —extendió su mano para que Wei Wuxian la tomara.
Ruborizado, él lo hizo. Estaba casi cien por ciento seguro de que no era propio estar siempre tomado de la mano con el emperador. Recordó con gracia; ¿quién se atrevería a decirle eso en la cara al emperador?
Lan Xichen aumentó su sonrisa al percatarse de ese detalle. Su hermanito lo había logrado, ahora solo era cuestión de tiempo.
—Después de saludar a esa bola de harpías, ven a tomar el té conmigo —invitó Jiang Cheng con la plena intención de salvar a su hermano del disgusto por toda la tarde—A-Huan dice que debo tomar más aire fresco, y ya que estás aquí, podemos discutir el regalo que vamos a darle a nuestra hermana por su boda.
Emocionado, Wei Wuxian asintió varias veces.
—¡Vendré apenas termine!
Entendía por qué Jiang Cheng buscaba acercarse a él ahora que ambos estaban en el Descanso de las Nubes como consortes; eran las únicas personas que conocían. Aunque tuvieran a sus respectivos hombres, no era lo mismo. Tener a una parte de su familia cerca de alguna manera les daba seguridad.
—Solo podré dejarte en la puerta del palacio cortesano, tengo que resolver un problema en el palacio principal —explicó mientras ambos caminaban hacia el Respiro Helado, donde el harén imperial convivía y se reunían cuando era necesario.
Wen Qing y Wen Ning ya los esperaban allí cuando llegaron, Mo Xuanyu estaba espiando discretamente a los concubinos que ya se encontraban presentes.
—De acuerdo, ve —respondió Wei Wuxian liberando su mano ligeramente sin ser grosero. Lan Wangji buscó su mirada al pararse frente a él.
Su mano acomodó su flequillo con meticulosidad. Si iba a decir algo, mejor decidió besar los labios de Wei Wuxian, provocando que todos los sirvientes que lo seguían buscaran rápidamente algo mejor que ver. En definitiva, cuando el emperador estuviera con su Asistente Menor, debían estar en constante alerta de no ser imprudentes ni entrometidos.
Wei Wuxian apenas pudo reaccionar después de que los labios de Lan Wangji se alejaran de los suyos.
—V-Váyase ya, Su Majestad —lo echó completamente sonrojado.
—Mn. Hasta luego, Wei Ying.
El joven respondió con una despedida cordial, y cuando ya no pudo ver más al emperador o a su séquito de sirvientes y guardias, se giró a ver sus amigos.
—Wei Wuxian —llamó rápidamente Wen Qing, ya no tenían tanto tiempo antes de entrar al Respiro Helado—Allí adentro es un campo de guerra constante; los hombres y mujeres que ahí se sientan siempre están despotricando contra ellos mismos en cada oportunidad que tienen. Ahora tú les has dado un motivo para ser su nueva presa, por ello, debes mantener la compostura no importa lo que pase.
Su voz era casi suplicante. Eso puso serio a Wei Wuxian, su amiga sonaba muy consternada por su bienestar.
—Joven Maestro Wei —siguió Wen Ning—El emperador lo cuidará en tanto usted no se extralimite. Así que, por favor, no rompa tantas reglas, ayude a Su Majestad a poder protegerlo.
Básicamente, debía comportarse para no complicarle las cosas a Lan Zhan. Sí, él podía hacer eso.
—Me tienen muy poca fe, ¿verdad? —bromeó tratando de animarlos—Puedo con esto, un par de palabras tontas no me afectarán.
Wen Ning hizo un gesto que dio pena pura, así que, Wei Wuxian rápidamente se colocó en posición para evitar lo que sea que su amigo iba a decir.
—Vengan, entremos de una vez —dijo plantándose recto y quitando su sonrisa.
Así, el Asistente Menor del harén imperial del emperador Lan Wangji llegó a su primera visita al Respiro Helado.
Al entrar, la conversación que los demás consortes sostenían se detuvo en seco. Él quería reírse fuertemente, eran en ocasiones como esas que su lengua elocuente no podía parar de bromear para cambiar el pesado ambiente, sin embargo, esta vez tuvo que amarrarla para evitarlo.
—Saludos a mis hermanos y hermanas —los hombres y mujeres asintieron con la cabeza ante su saludo.
Jin Zhiruo fue quien le comandó el levantarse. Al ser el Consorte Honorable —el rango más alto después de la emperatriz–, él tenía el control del harén imperial.
Antes de siquiera poder ir a sentarse, el hombre de túnicas amarillas volvió a llamarlo.
—Asistente Menor, arrodíllese.
Obediente, como Wen Qing le había dicho que fuera, se arrodilló. Los hermanos Wen y Mo Xuanyu se inclinaron con la cabeza tocando el suelo para unirse a su señor. Wei Wuxian no lo pudo ver al mantener su vista respetuosamente en el suelo, pero los demás consortes y concubinos sonrieron al verlo así.
—Asistente Menor, ¿sabe por qué he hecho que se arrodille? —le preguntó Jin Zhiruo levantándose de su asiento, en la primera silla en la fila derecha del emperador. Se acercó a él a paso lento mientras hablaba, teniendo detrás al Trono Fénix, la silla donde solo el emperador y la emperatriz se podían sentar.
Al estar enfrente de él, marcó de manera sutil la dominación. Teniéndolo de rodillas y él completamente alzado sobre su cabeza.
—Siendo sincero, no soy consciente de su motivo, Su Excelencia —y era verdad. No tenía ni idea de qué había hecho.
Según Wen Qing, tener el favor del emperador no era algo por lo que te pudieran castigar directamente. Así que, no entendía.
Un sonido seco llenó la callada habitación.
La bofetada apenas movió a Wei Wuxian, pero él fingió que sí al tirar su rostro en la dirección en la que el golpe se había dirigido. No es que el gesto no hubiera sido con fuerza, claro que lo fue, sentía el ardor en su mejilla derecha. Es solo que, esa fuerza no era la necesaria para doblegarlo. El golpe solo era una reprimenda, no estaba destinado a dolerle.
El núcleo dorado de Jin Zhiruo era débil, posiblemente desde una edad muy temprana habría iniciado su educación para ser un concubino de la corona, por ende, su nivel de cultivación también lo era. La bofetada apenas y le hizo cosquillas.
—¿No lo sabes? —le preguntó con voz tranquila, como si no hubiera usado mucha fuerza para golpearlo hace unos segundos—¿En dónde crees que estás? ¿Crees que estamos en un burdel para que hagas esos sonidos tan vulgares al servir a Su Majestad?
Ah, entonces era eso.
¿Se ganaría otra bofetada si decía que anoche gritó porque Lan Wangji lo estaba llevando al cielo al acostarse con él? Bien podría decirlo, él era conocido por ser un descarado, hasta el mismo emperador lo sabía. Se contuvo, por el bien de todos.
Wen Qing apretó los dientes desde su posición. Era justo por eso que estaba molesta en la mañana con Wei Wuxian. Todos en el palacio se enteraron que el emperador había estado con el Asistente Menor gracias a los gemidos desvergonzados de Wei Wuxian.
—¿Qué crees que somos, por quién nos tomas? ¿Alguna clase de prostitutas? —continuó el hombre, bajando solo la mirada para ver a Wei Wuxian en el suelo—Somos hijos de familias nobles, no ensucies nuestra reputación solo por ganar favor con Su Majestad.
Wei Wuxian imitó a sus amigos en su inclinación.
—No, Su Excelencia. Este Asistente Menor cometió un error y comprometió el honor del emperador, de mis hermanos y hermanas —fingió arrepentimiento, porque eso era justo lo que Jin Zhiruo buscaba en él—Acepto mi fallo y entiendo su furia.
—Consorte Honorable, por favor, no sea tan severo con el Asistente Menor —una voz femenina habló de repente, ignorando por completo esa muestra de dominación y demostrando simpatía por el Asistente Menor—Él no fue educado como todos nosotros, él fue criado para ser el líder de una secta, no para ser el consorte del emperador.
Luo Huyin, la Asistenta de Primera Clase ignoró las miradas de sus compañeros al abogar por Wei Wuxian.
—La Asistente de Primera Clase es muy considerada —el tono venenoso era un aviso para la mujer, quien, bajó la mirada apenada—Es por eso que no decidí castigarlo como dictan las reglas del palacio —Jin Zhiruo suspiró—Sé que no fuiste criado ni educado para ser parte del harén imperial, pero, tu secta ya no existe.
Wei Wuxian apretó la mandíbula, conteniéndose de responder como lo hubiera hecho antes. Debía buscar palabras más adecuadas, aunque el hombre no las mereciera.
—Reconozco que he fallado —le estaba costando, en verdad, le estaba costando no responder como lo haría en circunstancias normales—Mas, el Consorte Honorable debería cuidar sus palabras. Tenga más respeto por mi secta que, aunque ya están en su camino a la próxima vida, merecen respeto y honor. Murieron como guerreros.
Luo Huyin mordió el interior de su mejilla para no reírse, qué valor tenía el Asistente Menor respondiéndole al Consorte Honorable. ¡Incluso lo dejó sin palabras por unos momentos! Jin Zhiruo parpadeó constipado al ser tomado por sorpresa.
Pero, pronto encontró la manera de retomar el poder de la situación. Carraspeó para alejar la incomodidad.
—Ahora eres el Asistente Menor del emperador, por lo tanto, esperamos que te comportes como tal —se alejó para volver a su silla, tomándose un tiempo para dejar a Wei Wuxian inclinado en el suelo, siendo observado por casi todos con sonrisas—Puedes levantarte.
—Gracias, Su Excelencia—con el rostro sin expresión, él elevó la cabeza y acomodó su largo cabello para volver a tenerlo impecable.
—Asistente Menor Wei —le llamó otra voz, una que no sabía identificar todavía—Puede que sea ignorante sobre el tema, mas la presentación de un concubino es importante. No he podido ignorar que ayer, e incluso hoy, tiene fallos en su vestimenta.
Wei Wuxian le miró alzando ligeramente una de sus cejas. Hizo memoria para tratar de recordar el título de ese hombre que le hablaba con burla.
—Concubino Wang —cuando el nombre llegó a él, de inmediato habló—Este no entiende a qué se refiere, por favor, ilumine a este Asistente Menor.
Yao Qingshang rió, interrumpiendo por completo la conversación.
—Lo que el Concubino Wang quiere decir es que su cabello es incorrecto, Asistente Menor —señaló su propio estilo para darle un ejemplo—No es propio la manera en que portas tu cabello.
Ante eso, Wei Wuxian se permitió sonreír en anticipación por su respuesta.
—Mis disculpas —se inclinó para todos—Espero entiendan; el emperador me ha obsequiado este adorno —imitando a la Asistente de Segunda Clase, él apuntó a su cabello—Su Majestad mismo lo ha colocado en mí, deduzco que esta es la manera correcta de portarlo, ¿cómo podría negarme a su voluntad?
Sabía bien lo que su revelación causaría en ellos.
Envidia.
Por eso fue que lo dijo, para defenderse y dejarles saber que podría ser el concubino con el rango más bajo, pero no podrían humillarlo sin recibir algo a cambio.
Y funcionó, pues nadie supo replicar a sus palabras, así que, caminó hasta su asiento junto a sus amigos, que estaban felices de verlo defenderse sin perder la compostura. Usando palabras inteligentes, como debía ser.
Wen Qing deseó poder usar sus agujas en contra de las personas que le miraban con repudio en esos instantes.
—Veo que trajiste a dos sirvientes para atenderte, creí que no tenías recursos —la Concubina Honorable dijo tras posar su mirada en las personas paradas detrás de él.
—Wen Qing y Wen Ning fueron asignados a sus puestos por Su Majestad —respondió mientras se sentaba manteniendo su dignidad. Sin dejar que el incidente le afectara, ni siquiera las palabras filosas de Jin Zhiruo sobre su secta.
Madame Yu se reiría de la manera en que intentaban hacerle daño.
Sin embargo, entendió de inmediato que Jin Zhiruo necesitaba imponerse, para dejar en claro quién era él para el harén imperial. Para reducir su propio impacto con su llegada y su evidente favor con el emperador después de la noche anterior.
—Oh, así que fue Su Majestad. Me preocupaba el tener a dos Wen en el palacio —Mo Xuanyu miró de reojo el enojo crecer en los ojos de la señorita Wen ante las palabras de la Concubina –masculina– Wang Shu.
—Si el emperador les permitió servir al Asistente Menor, es porque confía en ellos —debatió Luo Huyin—¿O acaso insinúas que Su Majestad cometió un error? ¿Estás cuestionando su juicio?
—¡Tú-! —Wang Shu hizo el amago de saltar en su lugar enojado. Wei Wuxian se quedó callado viendo el intercambio de los dos consortes. Analizando sus fortalezas y debilidades incluso en las más mínimas interacciones.
—Basta ya. El emperador no comete errores —intervino Jin Zhiruo, dándole un punto final a la discusión—Ya que el Asistente Menor ha entendido su falta, Jia Yunglu, entrega la copia del Libro de las Nubes al Asistente Menor.
La joven muchacha detrás de Jin Zhiruo sacó un libro con una nube en la portada.
«No se detuvieron mucho tiempo a pensar en el nombre, huh» pensó juguetón Wei Wuxian.
—El libro contiene los días correspondientes para cada quien para asistir a Su Majestad —explicó. Wen Ning recibió el libro y se lo entregó a Wei Wuxian—Ya lo he actualizado, he añadido al Asistente Menor a la lista.
Wei Wuxian lo abrió para darle una pequeña ojeada.
¿Que si le sorprendió ver que Jin Zhiruo se había asignado más días que los demás? No, era evidente que lo haría, todo bajo la excusa de ser el Consorte Honorable.
De hecho, era un movimiento inteligente. Limitando sus oportunidades para embarazarse del emperador, él aumentaba las suyas. Le parecía increíble que nadie dijera nada.
Jin Zhiruo se había asignado dos semanas enteras, cinco días para la Concubina Honorable, la Concubina Masculina Wang tenía cuatro, y tres para las Asistentas de Primera Clase y Segunda Clase.
Y a él... a él le dio dos días. Miró su nombre junto a las fechas con un ceño fruncido.
—Pueden retirarse. No olviden que este mes no cambia, este nuevo ciclo se tomará en cuenta el próximo mes.
Es decir que, Wei Ying no tendría sus dos días con el emperador hasta el próximo mes. Que sería en dos semanas.
Mo Xuanyu pensó que Jin Zhiruo claramente había buscado la manera de castigar a su señor incluso si lo hacía de forma discreta. Siguiendo el consejo de Wen Qing, apenas tuvieron el permiso de irse, salieron del palacio cortesano para dirigirse al Hanshi nuevamente.
—¡El Consorte Honorable sí que sabe cómo planear sus ataques! —mientras caminaban de vuelta al palacio de Jiang Cheng, Mo Xuanyu no pudo evitar enfurecerse por lo sucedido.
—Mo Xuanyu, baja la voz. Si alguien te escucha hablar así del Consorte Honorable Jin te cortarán la cabeza —lo tranquilizó Wei Wuxian—Y la necesito justo donde está si queremos que gane el favor de Lan Zhan.
—El mero hecho de que te permita llamarlo por su nombre ya nos dice mucho —dijo Wen Qing sintiéndose orgullosa.
—Sí, Su Majestad ya es apegado a usted, Joven Maestro Wei —murmuró Wen Ning con una pizca de emoción.
Su ánimo decayó al ver a su amigo ser humillado sin la posibilidad de defenderse como debería; como un cultivador lo haría. Pero, viendo la maliciosa sonrisa en el rostro de Wei Wuxian, se iba emocionando cada vez más por los planes.
Jin Zhiruo y los demás consortes se quedaron en la sala por unos momentos después de que Wei Wuxian saliera apenas dio el permiso de hacerlo. Contemplando lo que acababa de pasar, todos se quedaron en silencio. El Asistente Menor no era un tonto ni débil, sabía defenderse, y lo peor de todo, que lo hacía inteligentemente.
Eso encendió varias alarmas en las mentes de todos, este Asistente Menor era peligroso. Favorecido por el emperador y con una lengua afilada, sin perder su compostura ni olvidando su lugar. Una mezcla peligrosa para ellos.
Cuando Jiang Wanyin le vio llegar, con una marca de mano en su mejilla, lanzó su taza de té furioso tras escuchar la explicación de su hermano.
—¡Esa bola de perros! —asustados por el humor de su señor, los sirvientes de Jiang Cheng se apresuraron a tratar de calmarlo—No importan las circunstancias actuales, aún eres un líder de secta, te deben respeto.
Wei Wuxian hizo un mohín. En realidad, ya no lo era. Pese a eso, no iba a corregir a su hermano.
—Su Alteza, cálmese, por favor. Su enojo podría afectar al bebé —uno de los sirvientes comenzó a recoger los pedazos de la taza que fueron regados por el suelo.
Wei Wuxian se sintió conmovido por ver que a Jiang Cheng le importaba.
—Eres afortunado, con tu hijo en camino, el Primer Príncipe no necesita de un harén —él murmuró feliz.
Feliz de saber que su hermano no iría a prisión por romperle las piernas a nadie. Porque claramente él no sabría controlarse contra el veneno de un harén.
Jiang Cheng chasqueó la lengua.
—Apresúrate a quedar embarazado entonces. Con un hijo en tu vientre, no podrán tocarte, y el emperador podrá abogar para disolver un harén caótico por el bien del heredero —eso, a Wei Wuxian le interesó.
—¿Eso es posible? —preguntó inclinándose cerca de su shidi. Con una sonrisa soberbia por enseñarle a su hermano mayor, Jiang Cheng se pavoneó.
—Un emperador necesita cinco razones para disolver su harén. Ni siquiera tienen que ser graves, con que sean razonables para el consejo es suficiente —él aceptó la nueva taza de té que le fue ofrecida—Lo único que debe ofrecer como garantía es el ya tener herederos.
—¿Es por eso que no intervinieron en tu matrimonio? —preguntó dudoso. Todavía le costaba entender cosas alrededor de la política de un harén. Le pediría a Mo Xuanyu algunos libros para estar más enterado de todo.
—Así es. Al llevar al primer príncipe de la siguiente generación, no pudieron objetar mi unión con Lan Huan —victorioso, él sonrió—Y su posterior decisión de no tener un harén. Todo bajo la promesa de que tendremos más hijos, para asegurar la sucesión.
—Ah, A-Cheng, si lo dices así, pareciera que tenías planeado esto desde hace mucho tiempo —rió ligero Wei Wuxian.
—Cállate —gruñó—De todas maneras, el consejo no se atreve a ir en contra de los deseos de los príncipes tan casualmente. Si yo pude, tú también.
¿Eso... eso era su apoyo? Wei Wuxian quiso llorar de la emoción. ¡Su shidi, su gruñón shidi estaba dispuesto a ayudarle en su plan!
—No me mires así. Sería una vergüenza que sepan que tan desdichado consorte es mi hermano, lo hago por mí, no por ti —refunfuñó notando la mirada de Wei Wuxian sobre él.
—¡A-Cheng! —se lanzó para atrapar a Jiang Cheng en un eufórico abrazo.
—¡Suéltame!
Lo hizo con unas risas, contento de saber que al menos tendría a Jiang Cheng para apoyarle y hacerle compañía en un lugar donde se sentía como un extraño. No era un consorte, pero tampoco se sentía como un cultivador ya. Al menos con su shidi allí, se sentía como un shixiong.
El heredero del Clan Jiang notó su cambio, y fingiendo concentrarse en su taza de té, preguntó algo que lo dejó inquieto desde el momento que se enteró.
—Me sorprendió bastante que A-Huan llegara con noticias de tu unión al harén —inició la conversación—Tan solo hace un par de noches me casé y te vi en mi boda. Y hasta ese día, eras un líder de secta, pero ahora, eres un concubino.
Wei Wuxian se rascó la nariz nervioso. Jiang Cheng siempre era franco, no debía sorprenderlo que ahora lo fuera. Sin embargo, el de túnicas moradas parecía comprender que el cambio fue muy repentino y debido a ello, Wei Wuxian no sabía bien quién era en esos momentos.
Suspiró, qué lío.
—Hasta hace unos meses creí que Lan Zhan me odiaba, o al menos, que solo me toleraba —frunció el ceño. Recordó su tiempo de estudiante en Gusu.
Solía reírse de los "Patético" "Aburrido" de Lan Wangji como respuesta a sus intentos por acercarse a él, pero, si debía ser sincero, a veces le dolían.
—Pero anoche... anoche fue otro hombre. Él- él me trató con tal delicadeza que hasta yo mismo pensé que me rompería —jugó con sus dedos, sintiendo el fantasma de los labios del emperador sobre su piel. Se erizó inevitablemente.
—¿Te acostaste con él? —la sorpresa en el tono de voz de Jiang Cheng no pasó por desapercibido para Wei Wuxian. Alzó la mirada de su regazo y lo miró cuestionando su gesto.
—Soy su Asistente Menor, ¿no es ese mi deber? —Jiang Cheng arrugó la nariz por el comentario.
—Wei Wuxian, él no puede obligarte a nada-
El otro saltó en su lugar ante esa implicación. Negó despavorido.
—¡No me obligó! Yo quise, ambos quisimos.
Con eso, Jiang Cheng se relajó. Era normal que él no supiera sobre el escándalo que hizo Wei Wuxian anoche, Lan Xichen tocó una melodía en Liebing para ayudar a su esposo a dormir tras tener arcadas después de cenar. Y él cayó rendido incluso antes del toque de queda.
—Bueno, un hombre que te odia no pasa la noche contigo —respondió a lo previamente dicho—Cielos, ni siquiera te pide que te unas a su harén.
Wei Wuxian asintió, comprendiendo.
Todo era nuevo; trataba de acoplarse a su nueva situación, no obstante, toda su vida tuvo un rol. Un hijo, un amigo, un joven maestro, un futuro líder de secta. Pero, jamás tuvo que preocuparse por ser un consorte, o ser padre.
—Quita esa cara. Ya te dije que te voy a ayudar. Ningún hermano mío tendrá un puesto tan bajo, eres un Wei. Mis tíos no aprobarían esto —con la mención de sus padres, el corazón de Wei Wuxian se apretó ácidamente.
—¿Crees que estarían decepcionados de mí por no intentar recuperar la secta? —se atrevió a extender una de sus peores culpas desde la caída de Wei Cangse.
—Ellos te aman, Wei Wuxian. Confiarían en tu decisión —Jiang Cheng vio el cielo. Preguntándose si sus tíos podrían ser felices en su próxima vida—Solo dije eso porque tía Cangse odiaría ver a su hijo en un nivel tan bajo. Mereces más.
Wei Wuxian rió bajito.
—Sería capaz de cortarle de nuevo la barba al Gran Maestro Lan —recordó, haciendo reír a Jiang Cheng igualmente.
—Y por eso es que yo te ayudaré. Si lo haces tú seguramente algo saldrá mal.
Wei Wuxian se hizo el ofendido, animando sus estados de humor vivamente.
—¿Cómo va el bebé? Escuché que te sentiste mal en la mañana —sus ojos viajaron al instante al vientre de su hermano, y al mismo tiempo, la mano de Jiang Cheng igualmente se encaminó allí—Me reprochas a mí sobre cambios repentinos, en parte es tu culpa. Ni siquiera sabía que estabas siendo cortejado y ahora eres un esposo en espera de su primer hijo —él también tenía dudas para su shidi—¿Cuándo siquiera comenzaron a cortejarse?
—Sospecho que me comencé a sentir atraído por él mientras estudiaba aquí. Mientras tú perdías el tiempo molestando al emperador, él y yo comenzamos a hablar más seguido. Sobre ustedes más que nada —Jiang Cheng lo codeó, como agradeciéndole—Cuando dejé Gusu, él y yo no éramos más que algo así como amigos. Sin embargo, cuando nos vimos al inicio de la guerra... supongo que ambos sabíamos que solo teníamos una vida para estar juntos. No había tiempo que perder. Él sentía algo y yo también, no había nada que discutir.
Wei Wuxian comprendió. Estaban a punto de ir a una guerra y cabía la posibilidad de no sobrevivir. No querían irse con el peso del "que hubiera pasado si" y decidieron cumplir sus deseos sin sobre pensar nada.
—Ah~, por eso te veías diferente durante la Campaña para Derribar al Sol —bromeó. Si lo recordaba, en ese entonces Jiang Cheng parecía tener más ánimos de sonreír seguido.
—Quedé embarazado luego de la guerra. Nos seguíamos viendo a escondidas —el heredero del Clan Jiang sonrió e ignoró la broma de su hermano—Incluso escapamos de tu vista, ¿no es así?
Wei Wuxian soltó una gran carcajada, impropia incluso para él.
—Debo admitir que sí. No tenía ni idea, en verdad lograste esconder bien este secreto.
Aunque, Wei Wuxian tenía sus propios problemas, naturalmente, era normal que no pudiera estar al tanto de los eventos en las vidas de sus hermanos. Mucho menos sus secretos.
Con el silencio, Jiang Cheng aprovechó para mover sus manos sobre su vientre. Sintiendo la energía de su hijo reaccionar ante su toque.
—Es tan extraño. A veces quiere que coma hasta reventar, otras ni siquiera acepta un bocado —a pesar de eso, Jiang Cheng tenía una bonita sonrisa al acariciar su vientre—Preocupa mucho a Lan Huan.
—El Primer Príncipe te adora, A-Cheng —Wei Wuxian estaba contento. Era consciente que su hermano estaba en buenas manos en tanto estuviera con el Primer Jade.
—Los Lan solo aman una vez —el futuro líder de secta, repitiendo el dicho que alguna vez escuchó a alguien decir, miró a su shixiong.
Wei Wuxian calló.
Se preguntaba a quién amaba Lan Zhan.
Como ya dije, he decidido manejar ciertos títulos a mi manera. Por ello, quiero explicar la diferencia que hay en esta novela entre un Honorable Consorte y un Consorte Honorable.
*Jiang Cheng es un Honorable Consorte; porque es el legítimo y único consorte de Lan Xichen, el Primer Príncipe. Si Lan Xichen fuera el emperador, entonces Jiang Cheng sería su emperatriz masculina. Al no serlo, no puede recibir ese título.
Por otra parte, Jin Zhiruo es Consorte Honorable; pues no es la única pareja de Lan Wangji. Al ser parte de un harén, su título lo diferencia de Jiang Cheng. Ambos son consortes, pero solo uno de ellos es el único consorte.
*Este es el adorno para el cabello que Lan Wangji le regaló a Wei Wuxian.
*Estos son los accesorios que Jiang Cheng usa. Quise dejar los colores que representan a Yunmeng Jiang, pero también busqué la delicadeza de Gusu Lan en su composición.
También estoy publicando la historia en AO3, lo pueden encontrar con el mismo nombre y usuario ^^
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