Capítulo III: Asistente Menor.

El harén imperial del emperador Lan Wangji se fue formando a medida que los clanes y sectas se presentaron en su coronación, mostrando a sus prospectos que ofrecieron al nuevo emperador.

Yunmeng Jiang llevó una joven doncella, elegida por Yu Ziyuan, claramente. Estaba en la sonrisa que la furen le dio a la joven antes de guiarla ante él. Jiang Fengmian ni siquiera le dio una mirada a la pobre muchacha.

Ella fue la primera en ser tachada de la lista. Lan Wangji no quería tener lazos con la mujer, incluso si con ese desplante pasaba por encima de Jiang Fengmian. Usó el matrimonio de su xiongzhang como pretexto ante las interrogantes del consejo. Observó el apellido de la doncella escrito en el papel descansando en su mesa. Era del Clan Yu, el clan de aquella cruel mujer. Podía sonar injusto, pero, se negaba a asociarse con un clan que permitió y seguramente cultivó el ansia de superioridad de Yu Ziyuan.

«Es mucho poder. Ya tienen un Honorable Consorte en la familia» fueron las palabras que marcaron la negativa de la joven Yu.

Con un vaivén de sugerencias y revisiones de opciones con los ancianos del clan, Lan Wangji decidió a los miembros de su harén solo un mes después de su ascensión como emperador. Elegidos meticulosamente, los consortes y concubinas fueron llamados según lo beneficioso que su clan o secta sería para el imperio.

El cortejo fue un tema importante durante las siguientes semanas. Cada vez que se veía a un séquito de guardias y sirvientes imperiales llegar a las ciudades, todos se emocionaban por saber qué regalo Hanguang-Jun había enviado. Se decía que la posición de una concubina o consorte se definía por el valor del regalo que era enviado en señal de la aceptación de estos.

Wei Wuxian recibió dos horquillas de jade blanco. Sencillas, pero aun así, preciosas.

Wen Qing las examinó con cuidado desde su posición.

—El jade es muy precioso —murmuró observando las horquillas desde la caja donde se reposaban. Incluso la caja era de jade verde, perfectamente pulida y con un dibujo de nube en su tapa—Demasiado diría yo para un Asistente Menor.

Wei Wuxian se giró para mirarla inquisitivamente, mas no dijo nada y volvió a ordenar sus pergaminos donde tenía algunas ideas en invenciones.

—¿Cómo es que aceptaste esto, Wei Wuxian? Un harén imperial no es cualquier cosa, no es un juego —ella se cruzó de brazos. Del otro lado de la habitación, Wen Ning se encontraba empacando todas sus cosas en los cofres que Hanguang-Jun había enviado para que los tres se mudaran al palacio.

Esa noche, donde Lan Zhan le propuso vivir con él en Gusu, Wei Wuxian le puso una sola condición a su estadía; llevar consigo a Wen Qing y Wen Ning. No los iba a dejar atrás a la merced de los demás clanes.

—¿Qué otra opción tenía? —respondió terminando de acomodarse su cabello en la media coleta que ya había acostumbrado a usar desde hacía un tiempo atrás. A pesar de que Wen Qing le había dicho que optara por un recogido que le permitiera usar las horquillas que Lan Wangji le regaló, Wei Wuxian prefirió hacer un moño en el nudo de su cinta para colocarlas allí. Ella le reiteró que el cabello era parte del protocolo, Wei Wuxian lo desestimó bajo la excusa de tener el beneficio de cometer pequeños errores al ser su primer día en el palacio.

Sus palabras en respuesta a la pregunta, podías creerlas si no lo conocías. La cosa era que, Wen Qing lo conocía muy bien y pudo ver fácilmente a través de ellas. No vio caso en insistir, Wei Wuxian era un terco cuando se lo proponía.

—Por mucho que adore a mi shijie, ni ella puede detener para siempre lo que sea que Madame Yu diga o haga —siguió. Se acomodó las túnicas con cuidado. Eran las mismas que usaba el día del ataque a su secta. Eran las mejores que tenía, las demás fueron compradas en el mercado de Qinghe. Hubiera preferido usar otras, unas que no guardaran amargos recuerdos. Hubiera querido, pero no podía. Esas eran las únicas túnicas elegantes que tenía—Jiang Cheng pasará la mitad de su tiempo en el Descanso de las Nubes gracias a su matrimonio con el Primer Príncipe. En Yunmeng solo estaría mi tío Jiang y mi shijie, y los quiero... es solo que, soportar a Madame Yu...

Comprendiendo, Wen Qing suspiró.

Si solo estaban Jiang Fengmian y Jiang Yanli para defenderle, realmente no valía la pena el tener que convivir con Yu Ziyuan. No importaba lo maravilloso que el líder de secta lo tratara o lo mucho que su hija mayor intentara calmar a la señora, su amabilidad no compensaba la hostilidad de la furen. Por lo que, vivir en Yunmeng quedaba fuera de su lista.

—Y, aunque vivir vendiendo verduras no tiene nada de malo, ¿no sería mejor la vida en el palacio? Incluso de sirviente...

—Eres un Asistente Menor —le corrigió Wen Qing.

—Es el rango más bajo en el harén. No hay mucha diferencia entre un sirviente y yo —ella rodó los ojos.

—Sí, es el rango más bajo, sin embargo, aún eres una especie de esposa masculina del emperador. Tendrás sirvientes, guardias personales y un hogar privado en el palacio —Wen Qing caminó hasta él para acomodar su cabello, asegurando su media coleta de forma más apropiada—La vida de un harén es duro y turbulento, y siendo que es uno imperial, me temo que será peor.

Wei Wuxian respiró exageradamente, trataba de no pensar en ello desde que aceptó la propuesta de Lan Zhan.

—Solo si tengo el favor de Lan Zhan. Mientras su interés esté en otra concubina o consorte, yo no soy una amenaza —en realidad, él no tenía mucho que ofrecerle a Lan Wangji.

Es por eso que fue designado como un Asistente Menor. No tenía una secta o clan que lo respaldara; ya que Madame Yu de ninguna manera permitiría que Yunmeng Jiang lo representara. Aunque, no importaba si lo hacían, Wei Wuxian de todas maneras no lo hubiera pedido.

Ni siquiera tenía algo que dar ahora que iría al palacio para ser recibido por el emperador. Lo cual, lo tenía nervioso. Cualquiera que fuera aceptado en el harén debía mostrar un regalo igual de valioso al que le fue entregado a ellos una vez fuera recibido en el palacio.

Él no tenía nada. Y dar algunas monedas de oro que fueron regaladas por los demás líderes era una ofensa hacia el imperio.

Wei Wuxian había sido regañado por Wen Qing cuando volvió del prado de los conejos esa noche. Sin saber cómo les daría la noticia a los hermanos, él esperó a que estuvieran en la cabaña para confesar que, por la mañana, guardias imperiales irían a recogerlos para llevarlos al palacio.

Esa noche, Lan Wangji, satisfecho tras su conversación con Wei Wuxian, corrió hacia su palacio, donde reunió a varios consejeros y ancianos del clan para anunciar que Wei Wuxian sería su Asistente Menor y debía ser llevado al palacio a primera hora al día siguiente.

Lan Qiren no pudo objetar. Su sobrino no dio pie a opiniones, solo llegó y dio la orden a cumplir, salió apenas terminó su decreto. Cuando algunos consejeros se giraron para mirarle a él, frunció el ceño.

—¿No escucharon? El emperador dio una orden —remarcó firme en apoyar la posición de su sobrino, no iba a permitir que nadie cuestionara su autoridad.

Wen Qing conocía el protocolo de un harén, lo había visto con Wen Ruohan, y sabía lo importante que era presentar un regalo ante Su Majestad. Los tres revisaron la cabaña en busca de algo de valor que pudieran dar. La mujer casi se arrancaba los cabellos y los de él al no encontrar nada.

Hasta que a Wei Wuxian se le ocurrió algo. Una locura, como era su costumbre, no obstante, era mejor que llegar con las manos vacías.

Wen Ning entregó los cofres a los guardias una vez todo estuvo empacado. La carroza que fue enviada era lo suficientemente grande como para llevar a los tres, sumados sus cofres de pertenencias, que no eran muchas de por sí.

Los guardias y sirvientes se inclinaron con respeto hacia él cuando Wei Wuxian salió de la cabaña. Se quedó quieto cuando los vio hacerlo, pronto, fue pellizcado en su brazo por Wen Qing.

—Ya eres un Asistente Menor, compórtate como tal y acéptalo —susurró aún dentro de la cabaña. Al dar el primer paso para salir, Wen Ning y ella cambiaron sus posturas y gestos al pararse a los costados de Wei Wuxian—Mi señor, por favor, suba.

Wei Wuxian estuvo un poco aturdido por el repentino cambio en la relación que tenía con los hermanos Wen. Había olvidado que había abogado para que Wen Qing fuera su médica personal y Wen Ning su sirviente. Eran los puestos que serían aceptados para justificar su presencia en el palacio con él. Ellos lo aceptaron sin queja alguna.

Decidió no decir nada y subió.

A medida que la carroza los llevaba a Gusu, él comenzó a ponerse más inquieto. Cuando aceptó, no había pensado mucho en los grandes cambios que haría en su vida.

Tendría que hablar más formalmente a todos, recordar los nombres importantes y, sobre todo, comportarse educadamente. Callar a menos de que fuera llamado, no moverse sin permiso, no reír, no bromear. Incluso el cómo llorar era controlado siendo parte del palacio. Había querido olvidar que aceptar ser parte del harén imperial era prácticamente firmar su renuncia a su libertad. Ser todo lo que no era. Aparentar ser un hombre perfecto.

Bueno, ya era demasiado tarde para echarse atrás, ¿no era así?

Sus ojos entornaron suavemente a las personas que lo acompañaban. Por darles una vida más allá de vender verduras y vivir en una cabaña como exiliados, haría lo que fuera. Quizás ser sirvientes no era lo más ideal, mas, no había otro lugar en el mundo donde los aceptaran con tan buena voluntad como en el Descanso de las Nubes.

Además, Jiang Cheng estaría allí con él durante un tiempo. Eso es algo bueno, algo positivo que sacarle a toda esa situación.

—¡El Asistente Menor ha llegado, saludos para el Asistente Menor! —se escuchó apenas la carroza se detuvo por primera vez desde que se movió. Wen Qing y Wen Ning fueron los primeros en bajarse, no sin antes darle unas miradas de fuerza a Wei Wuxian.

Él pensó en sus padres, pidiéndoles que no lo dejaran hacer el ridículo enfrente de Lan Zhan. No quería avergonzarlos.

Al bajar, casi se cae.

Tropezándose con sus propios pies ante la imagen que lo recibió apenas las puertas de la carroza se abrieron.

¡Lan Wangji estaba allí! A los pies de su palacio, parado con dignidad. Vistiendo las túnicas más preciosas que le había visto usar; blancas como la nieve, bordadas en un fino hilo azul y con diseños exquisitos, todos de nubes. Su cabello perfectamente peinado y arreglado, sobre su cabeza; la poderosa corona imperial.

Con el gran palacio blanco detrás suyo, Lan Wangji parecía ser una divinidad de la pureza. Esto había tomado completamente desprevenido a Wei Wuxian, no se había esperado verlo tan pronto. Imaginó que tendría que caminar hasta él dentro del palacio, no al revés. No se sentía listo para confrontarlo en la presente situación.

—Wei Ying, baja —le pidió gentilmente Lan Wangji después de unos momentos de ver que Wei Wuxian se había petrificado en su lugar. Su voz sonaba con pequeños vestigios de ansia. Lan Wangji no podía esperar.

Wen Qing alzó la mirada de su reverencia hacia el emperador y miró a Wei Wuxian.

«Baja ya» le dijo con sus filosos ojos. Rápidamente, él lo hizo con la ayuda de la mujer tras salir de su estupefacción.

—Su Majestad —una vez frente a Lan Wangji, se inclinó junto a Wen Ning y Wen Qing para saludar al joven soberano.

—Pueden levantarse —dijo ni bien lo hicieron. Wei Wuxian tembló, estaba muriendo de los nervios y no sabía exactamente por qué. Es decir, estudió con Lan Zhan durante casi un año y nunca le importó que este fuera el Segundo Príncipe de Gusu Lan.

Pero, ahora, la situación era completamente diferente. Ya no eran esos jóvenes que se persiguieron entre sí en el techo la noche que se conocieron.

Ahora eran una pareja.

O bueno; él era una de las parejas de Lan Wangji. Solo era de título, aún podían ser amigos, o eso quería pensar.

—Gracias, Su Majestad.

Wei Wuxian hubiera preferido quedarse inclinado sin mirar esos bonitos ojos dorados de Lan Zhan por el resto del día. Pero, una vez que fue comandado a levantarse, técnicamente no tenía una razón de mirarlo. Así que, estuvo tranquilo.

Si era así, ¿entonces qué hacían los suyos queriendo mirar a Lan Wangji?

—Wei Ying, acércate —de inmediato, los pies de Wei Wuxian se movieron hasta él. Con cada paso que daba, sentía su pecho vibrar gracias al descontrolado latir de su corazón.

Esto había sido una terrible idea, eso pensó cuando su piel se erizó ante la cercanía. El aroma a sándalo lo embriagó al instante. Ese día era particularmente mucho más notable, se percató.

Tuvo que tragar duro y restringirse de negarse a la perfecta mano blanca que se fue estirando hacia él. Pidiendo de manera silenciosa la suya, Lan Wangji esperó.

Cuando sus dedos, fríos por los nervios, tocaron la suave piel del emperador; Wei Wuxian se sintió repentinamente calmado.

El jade era frío, pero Lan Zhan no lo era.

Sus ojos viajaron hasta los mares dorados del emperador cuando el agarre se afianzó.

Lan Wangji le sonrió. Tenue, como cada sonrisa que le regalaba, pero, allí estaba ese cariño con el que lo hacía.

—Estoy encantado de tenerte aquí, Wei Ying.

Wei Wuxian sintió sus piernas temblar.

Sí, en definitiva, eso había sido una de sus peores ideas.

Wen Qing miró de reojo cómo todos los sirvientes trataban de manera exhaustiva el ocultar sus expresiones sorprendidas. Sus ojos eran un espectáculo jocoso, estaban totalmente pasmados. Y ella se preguntaba el motivo.

¿Cuál de todas las cosas que Lan Wangji había hecho que estaban fuera del protocolo los había asombrado? ¿Salir personalmente a recibir a un consorte? ¿Tomarle de la mano? ¿Llamarlo por su nombre y no por su título?

—E-Es mi placer, Su Majestad —atinó a responder el joven que portaba sus túnicas negras más finas, tratando de estar a la altura de su posición como Asistente Menor.

—Entremos —murmuró Lan Wangji sin soltar su mano, alzándola en el aire como si de una doncella se tratara. Y de esa forma, ambos subieron las escaleras.

Wei Wuxian sintió la necesidad de mover los dedos que estaban tocando la piel de Hanguang-Jun, encontró la fuerza para no hacerlo. Se entretuvo tratando de averiguar por qué quiso hacer eso.

Cuando llegaron a la cima, las puertas fueron abiertas por los guardias junto a unos saludos y reverencias.

En la sala principal del palacio, colocados en dos filas de tres asientos, estaban los otros cinco miembros del harén imperial. Wei Wuxian al instante sintió las pesadas miradas de todos. El silencio no lo hacía nada mejor. Claro, solo Gusu Lan podía hacer que una celebración fuera llevada a cabo en completo silencio. Wei Wuxian lamentó eso, hablar era una manera que se le daba a la perfección para calmar sus nervios.

Aunque, si lo pensaba mejor, era mejor así. Con lo nervioso que se encontraba en esos momentos, podría decir algo imprudente que ofendiera a cualquiera de los presentes. Entonces, por primera vez en su vida, agradeció que el Descanso de las Nubes fuera tan callado.

Sobre todo; no quería ofender a Lan Qiren, quien, si de por sí ya lucía disgustado por su presencia allí, definitivamente haría que lo echaran si cometía algo imprudente. El Gran Maestro Lan siempre fue arisco con él, al parecer no le hacía mucha gracia que su actitud se pareciera mucho a la de su madre. Cuando le vio llegar, una mano se movió por instinto a su barba. Quizá recordando la vez que Cangse Sanren se la cortó, o tal vez pensaba algo, no sabría decirlo.

Wen Qing le había advertido sobre la envidia en el harén. No obstante, no había creído que fuera tan grave.

Fue un iluso, esas miradas podrían matarlo si pudieran. En especial porque se intensificaron al fijarse en el agarre de manos de Su Majestad y el Asistente Menor.

Caminaron un poco más hasta acercarse antes de las filas de consortes y concubinos, allí, Lan Wangji por fin dejó ir su mano. Wei Wuxian podía jurar que sintió una tenue caricia antes de que su mano fuera liberada.

Pero, de nuevo, estaba tan inquieto como para darse cuenta en ese momento.

—Respira, Wei Ying, todo va a estar bien. Estoy aquí para ti —Wei Wuxian quiso reírse ante las palabras que Lan Zhan le susurró antes de alejarse de su cuerpo.

Las palabras de Lan Wangji no hicieron más que ponerle incluso más nervioso, si es que eso era posible.

Recordando la explicación que Wen Qing le dio la noche anterior, él suspiró. Con Hanguang-Jun ya en su trono, él lo tomó como una señal.

Inhaló tratando de calmarse, y luego exhaló lento.

Estaba listo.

—Saludos a Su Majestad y a mis hermanas y hermanos; larga vida al imperio Lan —hizo una perfecta reverencia, sabiéndole mal llamar a esas personas que no conocía de una forma tan cercana.

—Puedes levantarte —pronunció Lan Wangji rápidamente, no permitiendo que pasara más de un segundo después de que Wei Wuxian se inclinara.

Él comenzó a creer que Lan Zhan no lo dejaría reverenciarse apropiadamente sin importar la circunstancia.

Luego de saludar al emperador y al resto del harén imperial, Wei Wuxian debía entregarle la ofrenda a Hanguang-Jun. Wen Ning rápidamente le extendió la caja de madera donde colocaron el regalo. El pobre chico había tenido que ir a la ciudad para comprarla después de que Wei Wuxian les dijera que formaría parte del harén de Lan Wangji. ¡Era casi medianoche!

Tuvo que pagarle mucho más al pobre carpintero que despertó para venderle la mejor caja que tuviera en su tienda. El gesto testarudo del hombre cambió cuando Wen Ning le enseñó las monedas de oro que le daría si lo atendía a esa hora.

Ninguno creía que la caja era apta para un regalo para Hanguang-Jun, aunque, a esas alturas de la noche, ¿qué más daba? Era lo mejor que tenían.

Wei Wuxian tuvo que fingir no notar las expresiones burlescas poco disimuladas de los demás miembros del harén al percatarse de ese mismo detalle.

Con Lan Wangji a unos metros, él extendió la caja respetuosamente.

—Las circunstancias de este Asistente Menor no son favorecidas, por lo que este presente no es mucho, sin embargo, espero que Su Majestad sea comprensivo y pueda perdonar a este humilde consorte —Lan Wangji tomó la caja de sus manos con extremo cuidado, larga como para no permitir que alguien se pudiera imaginar lo que en ella se encontraba.

Con sus preciosos dedos blancos, el emperador abrió la caja con delicadeza.

Él, visiblemente perdió el aliento cuando el tallado del nombre de Suibian llegó a sus ojos.

Wei Wuxian estaba entregando su espada.

Los ojos de Lan Wangji rápidamente se movieron hasta el cuerpo inclinado de Wei Wuxian. A su lado, los consejeros reales fruncieron el ceño sin comprender del todo la situación.

Entregar la espada de uno era un acto extremadamente... inusual. La espada y su portador eran uno, nunca debían separarse. Y Wei Wuxian estaba allí, entregando la suya sin tentarse la mano.

—La espada es mi herramienta de vida; mi arma, mi medio de transporte y mi compañera —inició a explicarse—Pero, ahora que llevo el título de Asistente Menor, mi arma, mi medio de transporte y mi compañero es Su Majestad. Estoy a su completa merced.

Los ancianos del clan asintieron aprobando la muestra de sumisión. Lan Qiren se acarició la barba un poco expectante. Las palabras de Wei Wuxian, sorpresivamente, fueron las correctas.

—Estoy consciente de lo importante que esto es para ti, Wei Ying. Me honras, gracias.

Así, los consejeros guardaron silencio ante la falta de formalidad con la que el emperador le habló a su Asistente Menor. Decidieron hacer oídos sordos.

El detalle dejó inquietos a los demás consortes.

Hanguang-Jun volvió a tapar la caja y permitió que un sirviente lo tomara para llevarlo de inmediato al salón de los tesoros del imperio. Sus ojos se posaron en sus demás consortes, y rechazó la situación al notarla.

—Saluden al Asistente Menor —solo su voz y comando bastaron para que los demás hombres y mujeres del harén se levantaran de inmediato de sus asientos para saludar a Wei Ying. Apresurados, todos los demás presentes también siguieron a los consortes.

—Estos saludan al Asistente Menor —corearon al unísono a la perfección. Como era de esperarse, ellos sí sabían de los protocolos reales. Mucho a su diferencia.

Parados detrás de la última silla a la izquierda, Wen Qing y Wen Ning lo llamaron discretamente para que fuera a sentarse. Lo hizo tratando de recordar los movimientos finos y fluidos que Wen Qing le enseñó antes de irse a dormir. No se veía como una doncella, pero claramente ya no era aquel hábil y brillante cultivador que fue criado para liderar una secta prominente.

Ahora, era un Asistente Menor. El puesto más bajo que se puede obtener en un harén. Bien, bien. Eso no era una humillación del todo.

Si su memoria no le fallaba, ahora, los demás consortes y concubinos le darían algunos regalos por su llegada. Wei Wuxian sabía que solo debía dar las gracias y aceptar los presentes sin pensar mucho en el significado de estos. Su amiga le dijo claramente que, ciertas personas tratarían de ofenderlo al regalarle cosas que se podrían interpretar de otra manera.

Wen Qing se contuvo de hacer una mueca y rodar los ojos en completo fastidio cuando Liang Yuyan –la Concubina Honorable– le entregó una pulsera de cornalina. Sobre todo, porque reconoció el ágata roja en la muñeca de la mujer. Puede que Wei Wuxian no supiera la diferencia, pero la cornalina no era una joya muy preciosa comparada al ágata.

Lo cual, estaba bien al ser un Asistente Menor, sin embargo, la implicación era obvia. Pasaron unos minutos más hasta que Yao Qingshang –Asistenta de Segunda Clase– le dio su último regalo. Para ese punto, Wen Qing estaba furiosa. ¡Incluso la Asistente de Segunda Clase se había burlado de Wei Ying con su regalo!

Una horquilla de plata con un pequeño zorro fue el presente que esa mujer le dio a Wei Wuxian. Ese fue el único significado que Wei Wuxian no ignoró inocentemente.

Los zorros eran animales astutos e inteligentes, desde esa perspectiva, era un halago. Mas, no debía ignorarse el otro evidente significado.

Los espíritus zorros eran también conocidos por ser representaciones de la seducción inmoral.

Algo le dijo que ese era el significado que debía tomar cuando la mujer le sonrió al recibirlo.

Los demás regalos que le dieron a Wei Wuxian eran para reírse, más allá de la horquilla de zorro, el joven hombre era un ignorante sobre esos temas, así que, no vio nada extraño en las joyas y demás objetos que le entregaron.

—El Asistente Menor vivirá en el Invierno Floral —decretó Lan Wangji una vez Yao Qingshang se sentó, ante eso, los consortes no pudieron disimular su sorpresa. Los palacios donde el harén vivía eran designados por el emperador el mismo día de su llegada. Y como era de esperarse, también era una señal de la posición del consorte en el harén.

Jin Zhiruo, el Consorte Honorable proveniente del Clan Jin, se removió en su silla incómodo ante las miradas de los demás tras la declaración del emperador.

Wen Qing y Wen Ning se miraron discretamente. Wei Wuxian se había metido en problemas sin siquiera haber hecho algo aún.

Cuando la celebración terminó y Lan Wangji envió a sus consortes a sus palacios, los hermanos Wen rápidamente se llevaron a Wei Wuxian de allí, salvándolo de tener alguna incómoda conversación con algún consorte, al menos por ahora. Pues mañana en la mañana, tendría que ir a presentarle sus respetos a Jin Zhiruo, al ser quien tenía el puesto más alto en el harén, y, por lo tanto, el que manejaba dicho.

—Demonios, esto es malo. No sabía que Su Majestad te daría su favor apenas pusieras un pie en el palacio —dijo entre dientes Wen Qing, Wei Wuxian solo la seguía mirándose la mano que previamente había sostenido Lan Zhan al entrar.

Juraba que todavía sentía el fantasma de su toque cálido.

Siendo guiados por unos eunucos de la Ciudad Prohibida –que era donde todos los consortes y concubinos vivían–, los tres caminaron por el largo camino que llevaba hacia el Invierno Floral. Construido a solo unos diez minutos del palacio principal, la residencia se alzaba con sutileza en una pequeña montaña a los costados del Descanso de las Nubes.

Wei Wuxian entendió por qué se llamaba Invierno Floral; la construcción era de mármol blanco con adorables detalles de madera, caminos de piedra pulida en forma de círculos y unos preciosos jardines con flores de gencianas violetas. Un hogar precioso, elegante y acogedor.

—Asistente Menor —una voz le llamó en cuanto entró al palacio. Todos se estremecieron.

Ese chico era aterradoramente parecido a Wei Wuxian.

—Este humilde sirviente fue enviado por Su Majestad para servirle —Wei Wuxian aún lo seguía mirando, antes de que este joven muchacho se inclinara para hacer la reverencia, juraba haber visto una versión más joven de él.

Siendo la primera en salir del aturdimiento, Wen Qing se aclaró la garganta y señaló los cofres que los eunucos llevaban.

—Ayúdanos a acomodar las pertenencias de nuestro señor en su habitación. Su Majestad no debe tardar en venir para su primera noche de servicio —Wen Ning tomó un cofre y caminó hasta la entrada de la residencia con ella.

Wei Wuxian miró a Wen Qing confundido.

—¿N-Noche de servicio? —murmuró.

La sonrisa que Wen Qing le dio, fue un aviso que él no supo –ni quería– interpretar.

—Y-Yo no sabía que-

Después de entrar, Wen Qing le comenzó a explicar lo que pasaría mientras buscaba unas túnicas más cómodas para Wei Wuxian.

—¿Crees que el trabajo de un Asistente Menor es simplemente sentarse y ser bonito para la vista del emperador? —Wen Qing le cepilló su largo cabello con delicadeza de no quebrar ningún cabello—Tu función principal es engendrar herederos para el emperador.

Wei Wuxian saltó en su lugar como si lo hubieran picado con una de las agujas de la médica.

—¿Cómo siquiera saben que soy un doncel? —preguntó cohibido, sintiéndose expuesto.

—Yo les dije —respondió Wen Qing como si fuera obvio—Cuando llegaron por la mañana, preguntaron aquello, así que, te hice una revisión rápida mientras dormías. Tu pulso es el de un doncel.

Él sabía que, para ser parte del harén, los candidatos debían pasar una prueba de virginidad y de capacidad para engendrar vida para poder ser aceptados. De otra manera, no tenía sentido que estuvieran allí si no iban a darle hijos a la corona. Es solo que... él pensó que... ¡ni siquiera sabía que había pensado!

—Wei Wuxian, claramente tu capacidad de pensar ha tambaleado los últimos días, pero, ¿cómo es posible que no hayas pensado en esto? —en la privacidad del palacio, las formalidades caían entre todos.

Mo Xuanyu, estaba teniendo algunos problemas para acostumbrarse a la idea de que escucharía al Asistente Menor hablarle sin formalidades. No había sido educado así.

—¡No sé! Yo solo acepté porque...

Calló.

No, no lo diría en voz alta.

Jamás diría en voz alta que aceptó hipnotizado por los ojos esplendorosos de Lan Wangji brillando y mirándolo como si fuera una estrella de esa noche dulce.

Aún tenía algo de cara.

Cara que tal vez perdería esa misma noche, pues, tenía que servirle en la cama a Lan Wangji.

—Wei Wuxian... —susurró Wen Qing terminando de entrenzar el cabello de su amigo. Tomó los pequeños adornos que le fueron regalados—Viendo la situación, tienes que ser como el zorro de esta horquilla —la colocó en su moño con cuidado—Inteligente y astuto, debes ganarte el favor de Hanguang-Jun y jamás perderlo.

—Wen Qing... ¿cómo voy a hacer eso? Soy el Asistente Menor, los demás consortes tienen numerosas ventajas sobre mí —Wei Wuxian bajó la mirada a las horquillas de jade que Lan Wangji le había regalado.

Sintió un golpe en su cabeza.

Mo Xuanyu se espantó, jamás había visto a un sirviente ser tan cercana a su señor. ¡Él jamás se atrevería a golpear a su amo!

—Ya tienes ventaja; conoces al emperador más de lo que ellos jamás podrían, estudiaron juntos y vivieron la experiencia de la Cueva Xuanwu, eso debe ser algo —mirando al zorro en la horquilla de plata, ella sonrió—Bien, ellos te ven como un zorro, entonces, tienes que serlo.

—¿Disculpa? —jadeó Wei Wuxian, y Wen Ning se rió bajito.

—Eres un descarado, de alguna manera, ya lo eres —con el cabello listo, Wen Ning colocó un poco de bálsamo rojo en sus labios con sus dedos—Con el favor del emperador, tu vida aquí será más llevadera.

—Si el señor logra tener al primer heredero del emperador, ciertamente su posición en el harén mejoraría —comentó Mo Xuanyu tímidamente ya entendiendo el hilo de la conversación.

—No sabía que esto era una competencia para saber quién se embarazaba primero —se rió avergonzado. Bien, comenzaba a aceptar su destino. Y si debía ser inteligente, comenzaría a serlo también en estos temas—Mo Xuanyu, ¿quién tiene el favor de Su Majestad en estos momentos? Es bueno saber a quién me enfrento.

Con una inclinación, Mo Xuanyu respondió.

—Respondiendo al Asistente Menor; oficialmente, el Consorte Honorable tiene la mejor posición en el harén imperial —titubeó por unos segundos, inseguro en cómo decir lo siguiente—Extraoficialmente... nadie.

Las tres cabezas de los demás presentes se movieron hasta él confundidos.

—¿Qué quiere decir con que nadie tiene el favor? —preguntó Wen Ning aún con el bálsamo de labios en sus manos.

—B-Bueno... es que desde que los consortes llegaron, ninguno ha sido visto con el emperador más allá de las noches en que le sirven —Wen Qing parpadeó confundida—Y eso que las noches ya están decididas, el emperador simplemente sigue el calendario. No ha llamado a nadie especialmente. Él visita a los consortes porque son sus noches designadas.

Wen Ning bajó la cajita lentamente.

—Entonces, ¿Su Majestad no tiene preferencia? —Mo Xuanyu negó.

—Esto es entre voces, mi señor —a punto de contar un secreto, Mo Xuanyu bajó su voz y se acercó a ellos para susurrar—Dicen que los consortes están molestos por ello. Intentan de todas las maneras posibles llamar su atención sin tener éxito.

Wei Wuxian jugó con sus dedos mientras pensaba. Tenía sentido, Lan Zhan no era la clase de hombre que aprovecharía el tener un harén. Aunque hubiera alguna clase de obligación de por medio, él no haría más que acatar las órdenes.

Entonces, si un calendario ya estaba establecido para cada consorte, él solo lo seguiría sin agregar nada.

—Pero, mi señor, Su Majestad ha demostrado interés en usted, así que, podría ganarse su favor con facilidad —dijo Mo Xuanyu animadamente, tratando de ser optimista para Wei Wuxian.

Él frunció el ceño.

—¿Por qué lo dices?

Los hermanos Wen suspiraron pesadamente.

—Mo Xuanyu, tendrás que perdonar a este tonto señor. En ciertos temas es un genio, pero, en otros, es un bruto —Wei Wuxian hizo un puchero.

—¡Qing-jie! —con otro golpe en su cabeza, la mujer le acomodó sus trenzas. Mo Xuanyu ocultó su risita con la manga de su túnica.

Este señor le agradaba.

—No obstante... si Hanguang-Jun sigue el calendario establecido, ¿por qué tendría que venir conmigo esta noche? —preguntó mientras guardaba las horquillas de jade en su caja con extrema delicadeza. Tratándolas con el cuidado que se merecían al ser tan preciosas.

—Cuando un nuevo consorte se une al harén, tiene derecho de atender al emperador la misma noche del día de su llegada, mi señor —respondió Mo Xuanyu con las cortinas de la cama en sus manos, acomodándolas para mantenerlas abiertas.

—Oh, entonces, en verdad no hay manera de escapar —masculló para sí mismo.

Cuando Wei Wuxian estuvo listo, el emperador no tardó en llegar al Invierno Floral para su visita. Con sus sirvientes en sus propias habitaciones, Wei Wuxian fue dejado solo para servirle a Lan Wangji en la residencia principal.

«Recuerda, sé tú mismo. Por alguna extraña razón, al emperador le gusta tu descaro»

Pero, ¿cómo podía ser él mismo si llevaba encima tantos adornos al grado que temía siquiera moverse sin perder alguno?

Al abrirse las puertas, Wei Wuxian estaba seguro de una sola cosa.

Esa noche, Lan Zhan se veía hermoso.

Sus túnicas, menos elegantes que las anteriores, se movieron con el solemne paso del emperador. Abrazando el clima fresco dentro de la habitación, cerró una ventana apenas entró. Wei Wuxian le miró desde la cama. Luego, cuando ambos se miraron, él sonrió.

¿Descarado? Claro que lo era, la verdadera pregunta era, ¿hasta qué punto lo soportarían?

—Ah, Lan Zhan, ¿cierras la ventana para que nadie vea las cosas impropias que piensas hacerme esta noche?

Lan Wangji apenas pudo mantenerse de pie, sosteniéndose de la pared para recuperarse de tales cínicas palabras, él giró un poco su cabeza para ocultar sus orejas pintándose de bermellón.

—¡Wei Ying! —alcanzó a gritar moderadamente.

El más joven estalló en risas escandalosas.

—¿Qué sucede, Su Majestad? ¿No es para esto que me trajo a su palacio? —por fuera, era un muchacho juguetón, ansioso por ver la graciosa reacción de Lan Zhan ante sus bromas.

Por dentro, estaba consumiéndose en inquietud.

Inquietud por ver si Lan Zhan lo deseaba. Si ese sentimiento que vio en sus ojos la noche que le propuso ser parte de su harén era algo más que pura amabilidad.

Estuvo muy confundido, por mucho tiempo pensó que no era del agrado de Lan Wangji. Sobre todo, cuando estaban estudiando.

Pero, esa noche, Lan Zhan le miró de una forma que... no pudo descifrar. Evidentemente no era odio, Lan Zhan dejó eso en claro.

Y no iba a mentir. El pensamiento de acostarse con Lan Zhan... no lo perturbaba para nada.

Decidió bloquear su mente para dar paso a su instinto, a sus sentimientos, dejándolos fluir y que ellos lo guiaran a lo que sea que sucedería esa noche. Si dejaba que sus pensamientos corrieran, podría arruinar el momento.

—Tú-

—Yo me he vestido y preparado para Su Majestad —le robó la palabra con una sonrisa enorme en su agradable rostro—¿Es este humilde Asistente Menor suficiente para saciar su deseo, Majestad?

Las pupilas de Lan Wangji se contrajeron cuando alcanzaron a mirar cómo Wei Wuxian bajaba la túnica por sus hombros. La marca del Clan Wen apareció solo por la mitad, la hermosa clavícula del joven fue lo más atrayente para Lan Zhan. Wei Wuxian tenía un hermoso esplendor seductor.

Aún del otro lado de la habitación, el emperador estaba congelado en su lugar. Wei Wuxian era... él en definitiva iba a ser su final.

En primera instancia, había ido al Invierno Floral con la idea de no presionar a su Asistente Menor para que algo pasara entre ellos, sin embargo, Wei Wuxian le estaba haciendo ese trabajo muy difícil de concretar.

—Wei Ying... no bromees si no-

Interrumpiéndolo de nuevo, Wei Wuxian ensanchó su sonrisa.

—¿Por qué bromearía? ¿No es este mi deber, Lan Zhan? Soy tu Asistente Menor, y hoy, debo servirte en la cama —dicho eso, palmeó el colchón con su mano y con sus ojos bien clavados en el joven emperador que le miraba con tanto deseo que casi llegaba a ser vulgar.

Lan Wangji movió su pie derecho, tentando en si debía, en si debería atreverse.

Por otra parte, Wei Wuxian quería que lo hiciera.

Así que, si quería que Lan Wangji se atreviera, debía instigarlo más.

—Los herederos no se harán solos... —murmuró, preparando su último tiro antes de que la presa cayera—...Lan Er-Gege.

Como un tigre.

Así es como Lan Wangji se lanzó hacia Wei Wuxian, haciendo al joven reír al recibirlo en sus brazos.

Lo tenía.

Y ya no lo iba a soltar.

Ambos cayeron sobre las sábanas de la cama, rebotaron ligeramente y entonces, Wei Ying solo podía ver dorado.

—Wei Ying, no juegues así —pronunció Lan Wangji con pequeñas respiraciones irregulares.

Wei Wuxian sonrió tímido, con su mano temblando, alcanzó la mejilla del emperador, ganándose un jadeo sutil escapándose de los labios de Lan Wangji.

—No juego —aseguró moviendo sus piernas para dejar que Lan Zhan se acomodara entre ellas.

Un sonrojo explotó en sus mejillas cuando lo sintió

¡Lan Zhan tenía una erección! ¡Y ni siquiera había iniciado a coquetearle!

Antes de recomponerse, la mente de Wei Wuxian mal funcionó por unos segundos; avergonzado, pero feliz de saber que Lan Zhan no veía esto como una mera obligación.

Él tampoco lo veía así.

—Y-Yo... yo quiero esto.

Lan Zhan suavizó sus ojos apenas escuchó aquello. Así que, Wei Ying tuvo el valor de continuar.

—Lan Zhan, bésame —pidió. Estaba tan ansioso, tan impaciente por sentir los labios de Lan Wangji contra los suyos. Todo su cuerpo cosquilleaba al estar tan cerca de él, y ya deseaba iniciar.

Sus manos estaban inquietas, con unas ganas incontrolables de moverlas por todo el cuerpo de Lan Wangji, preguntándose cómo se sentía, cómo era su piel. Estaba loco en deseo, y para él eso era algo nuevo. Cuando coqueteaba con mujeres, él nunca había sentido esta libido que el estar debajo de Lan Zhan le provocaba. Por primera vez, supo lo que era el anhelo por unos toques. El anhelo de ser tratado con consideración, mas, algo dentro suyo también quería un trato bestial.

Quería que Lan Zhan perdiera el control, más que nada. Destapar lo que sea que estuviera dentro del joven hombre, fiereza o ternura, brutalidad o compasión. Lo que sea era bueno, porque venía de Lan Zhan.

Wei Wuxian era un joven doncel virgen, hasta hace poco, no había tenido problemas con eso. Su madre le había explicado que el hecho de ser doncel no lo predeterminaba a estar con hombres. Si así lo deseaba, él podía estar con mujeres e iniciar su familia con ellas.

Esa idea parecía lejana ahora en los brazos fuertes de Lan Zhan, con su cuerpo tan pegado al suyo como nunca antes lo había estado. Con ese deseo burbujeando en su mente; besarlo. Quería besar a Lan Zhan, tanto como quería que este lo hiciera con él.

Un atisbo de descontrol fue lo que se necesitó para que el emperador cayera. Sacándose rápidamente la cinta de su frente y dándosela a Wei Wuxian, Lan Wangji flexionó sus brazos para alcanzar la boca de su Asistente Menor.

Un dulce beso, una puerta a los corazones desbordantes de ambos jóvenes. El primero de muchos, este beso era la primera vez que los dos compartían un tacto más apreciado.

El beso fue lento, cuidadoso y atento. Lan Wangji movió sus labios probando su respuesta. Wei Wuxian se vio a sí mismo empujando la cabeza hacia arriba con la intención de tener más de Lan Zhan. Sus narices se acariciaron cuando sus cabezas se movieron de lado a lado para intentar nuevas poses para continuar el beso. Su lengua salió sin saber bien qué hacer, la condujo como más cómoda la sentía, pasándola por el labio superior de Lan Wangji, rápidamente tuvo su respuesta. Lan Wangji replicó el saludo, tocando la lengua de su Asistente Menor con la suya.

Un pequeño y brillante hilo de saliva se extendió cuando las bocas de ambos se separaron en busca de aire. Sus labios hormigueaban tras presionarse contra sí por bastante tiempo. Sus corazones latiendo en una sincronía que era desconocida para ambos.

—Wei Ying, ¿estás seguro de esto? No pretendo imponerme en ti —le preguntó, recuperando un poco de su cordura en un momento de lucidez.

Wei Ying rió bajo, adorando la suavidad con la que Lan Zhan lo trataba.

—Ya dije que sí, ¿o es acaso mi palabra insuficiente para Su Majestad? —con su mano derecha, delineó el costado de Lan Wangji hasta llegar a sus caderas, donde se movió para posarse en la espalda baja y empujar la entrepierna del emperador contra la suya. Sintiendo con más solidez la erección de su compañero.

Lan Wangji apretó los labios, dejando escapar un gruñido al ser molestado en su entrepierna.

Wei Ying no tenía idea de lo que provocaba en él. Del fuego que encendía en su corazón con una sola sonrisa suya.

—Lo que es verdad es que, esta es mi primera vez, Lan Zhan. Tendrás que ser gentil con este pobre virgen —Wei Ying se rió tratando de ocultar su dolor al pensar que, él era el único inexperto en la habitación.

Ojalá también fuera la primera vez de Lan Zhan. Pero, eso ya le fue robado, con tantos meses teniendo un harén, era imposible que no fuera de otro modo. Solo él perdería algo esa noche.

Lan Wangji movió su mano para acariciar el rostro del joven.

Tan precioso, tan... Wei Ying.

—Mn. Cuidaré de Wei Ying.

Lan Zhan lo prometió con un beso. En cada tacto, en cada caricia que posó sobre el cuerpo de Wei Ying; siempre buscó trasmitir su fervor por él. Hacerlo sentir como un cálido y tranquilo viento soplando sobre su piel.

El inicio se marcó con un beso, con las manos de Wei Wuxian y Lan Wangji quitando las túnicas del otro del camino hasta sus pieles ardientes en deseo. Lan Wangji arrojó lejos la horquilla de zorro cuando la vio, el objeto se perdió en medio de la habitación gracias a la fuerza de los brazos del Clan Lan. Lan Wangji pensó que no era digno de estar en la imagen de Wei Wuxian.

Había mucha incertidumbre en cómo proceder, siguieron lo que sus cuerpos dictaban que era correcto.

Cuando ya no hubo ninguna prenda cubriéndolos, Lan Zhan volvió a recargar su peso en sus manos, extendiendo los brazos para tomar una distancia del otro. Observó la desnudez de Wei Wuxian, y bajo su intensa mirada, él tembló.

—Lan Zhan... ¿sabes qué hacer? —el joven sentía la absurda preocupación de cubrir su erección de la vista del emperador. No lo hizo, no quería ofender a Lan Wangji.

—Mn, confía en mí —le dijo en respuesta, con delicadeza empujó un muslo de Wei Wuxian con sus dedos para hacer espacio.

Wei Wuxian se sonrojó ante la sensación de estar tan expuesto. Su mente trataba de captar cada momento que hacía a su corazón latir con fuerza. Era su primera vez, estaba agradecido que fuera con alguien de confianza, y quería guardar los buenos momentos.

—Alza la cadera —le pidió cuando se percató de que no tenía un buen acceso a la íntima zona. Wei Wuxian obedeció, y con sus caderas al aire, Lan Wangji lo guió para alcanzar una mejor posición.

Wei Ying no pudo evitar pensar que Lan Zhan parecía ser un experto. Su corazón se apretujó.

—Ya deberías estar mojado —las mejillas del más joven se ofuscaron, Lan Zhan tenía razón. Él era capaz de sentir algo pegajoso dentro suyo—Tengo que prepararte antes, Wei Ying —le anunció, y antes de poder responder, dos dedos presionaron contra su ano. Sorprendido, él saltó y sus manos atraparon la muñeca del emperador.

—¡Lan Zhan! —ante su falta de presión en el agarre, Lan Zhan se sintió con la libertad de recoger algo del lubricante natural del cuerpo de Wei Ying para embarrar la punta de sus dedos con el espeso líquido. Estimuló el muscular anillo, recibió jadeos titubeantes y más lubricante en respuesta.

—Te dolerá si no lo hago —Lan Wangji clavó su mirada con la de Wei Wuxian, mirándolo al mismo tiempo que la presión de sus dedos contra la entrada del jadeante muchacho buscaba romper dentro de él—Relájate, no debe tardar tanto.

—Duele —siseó Wei Wuxian cuando sintió ambos dedos de Lan Wangji introducirse en él. Siguiendo el consejo del otro hombre, estaba buscando tranquilizarse mientras su emperador se abría paso en su interior. El lubricante facilitaba el trabajo para ambos, permitiendo que los dedos extendieran el interior a su paso y se deslizaran lentamente.

El emperador se inclinó para acercarse a su rostro.

—Dentro de poco ya no lo hará —le susurró sobre sus labios, volviendo a besarlo en un empeño por acallar y calmar los quejidos de Wei Wuxian.

Lan Wangji estaba siendo cuidadoso. Haciendo todo meticulosamente, imitando lo que había leído en algunos libros sobre las relaciones entre mangas cortadas. Lo recordaba bien, se suponía que debía estar cerca...

—¡Ah, Lan Zhan~! —Wei Wuxian se separó de su beso para permitir que un gemido más alto saliera de sus labios.

Allí estaba. Ese punto que haría sentir bien a Wei Ying y hacerlo olvidar el dolor.

Era todo lo que se merecía su bello Wei Ying.

Continuó presionando y acariciando en esa zona, poco a poco sintiendo que su amado se relajaba mientras seguía moviendo sus dedos. Abriéndolos y cerrándolos en su intento por prepararlo. Wei Wuxian se retorcía preso del placer, sus piernas a veces querían cerrarse, pero el emperador lo impedía con su mano libre.

Wei Wuxian se cubrió la boca, sus gemidos eran algo que solo había escuchado cuando se masturbaba. Estos eran diferentes. Sin control, sin pudor. Lan Zhan le estaba arrebatando el juicio.

—Voy a entrar, Wei Ying, tendrás que aguantar un poco más que mis dedos —luego de asegurarse que Wei Wuxian se hubiera lubricado a sí mismo lo suficiente y que su interior estuviera más preparado para recibirlo, Lan Wangji se colocó entre las piernas del Asistente Menor. Jaló las caderas de Wei Wuxian para aproximarlo hasta él. Alineándolas para hacer que el ano de Wei Wuxian estuviera a la altura correcta de su pene.

El miembro palpitó en anticipación, con la mente de Lan Wangji viajando entre los obscenos pensamientos y fantasías de imaginar cómo sería estar dentro del bello joven entre sus sábanas.

Restregó la punta contra Wei Ying, mojándolo en lubricante y mezclándolo con su líquido pre-seminal.

—¿Estás listo? —preguntó en un susurro. Con ojos confiados y llameando en gozo.

—S-Sí —aseguró intentando regular su respiración.

—Bien. Lo haré ahora.

Empujó sus caderas hacia adelante al mismo tiempo que tiraba del agarre en el Asistente Menor para introducirse en el cuerpo virgen. Cuando fueron uno solo, Wei Wuxian cerró fuerte sus ojos y mordió su labio queriendo ocultar su grito placentero. Lan Wangji sintió que era imparable. Su corazón explotó en emoción. Wei Wuxian lo abrazó una vez estuvo dentro de él por completo, repetía su nombre sobre su oreja con un tono excitante para el emperador. Se sentía tan lleno, rebosando en una sensación nueva e inexplorada. Lan Zhan era grande, al no tener un punto de comparación, él se imaginó que esto era normal.

Aunque, de hecho, sí lo había. Él mismo. Su pene era, patéticamente, mucho más pequeño que el de Lan Wangji. No sabía si su naturaleza doncel influía en ello, sin embargo, no le importó cuando Lan Zhan se movió dentro suyo y arrancó un gimoteo de su parte. Su interior apretando al emperador en respuesta obtuvo la misma reacción por parte del mayor. Parecía que había nacido para llevar a Lan Zhan dentro suyo.

Unos ojos llorosos platinos miraron a Hanguang-Jun. Brillando en conmoción. Hastiado por la ola de sentimientos que compartir tal momento íntimo con Lan Zhan lo hacía sentir.

—Lan Zhan...

—Wei Ying... —un beso en su frente.

Un beso en su frente fue lo que se robó el corazón de Wei Wuxian por completo.

Personalmente, me gusta dejar fotos de los objetos importantes para que puedan imaginárselo mejor, por ende, les dejo algunas.

*Estas son las horquillas de jade que Lan Zhan le regaló a Wei Ying. Son sencillas, pero por un motivo importante.

*Esta es la horquilla de zorro que Yao Qingshang le dio a Wei Ying.

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