Parte 1
Aviso que es un poco largo así que recomiendo traer un aperitivo, bebida, música y disfrutar ;3
—Hmm...ya veo—el inmaculado rey de la gran nación de Camelot se sobo la mejilla levemente en un acto de despreocupación y luego se irguió en su trono uniforme sin deshacer su sonrisa serena. Si bien la noticia que su caballero sagrado acababa de darle era realmente mala, no se sentía preocupado ni mucho menos aterrorizado de aquello que le había dicho, había perdido la capacidad de sentir ese miedo hace 5 años atrás.
Ya no había nada que lo asustara.
—¿Hay alguna otra noticia? —preguntó
—Las tropas se estan moviendo hacia el bosque de las hadas. Los reyes han intentado resistir tanto como han podido, pero el rey hada está en su límite—la respuesta de su fiel caballero le causó placer, la sonrisa de Arturo se volvió más ancha aún y todo su cuerpo irradiaba un aura de dicha que se vio reflejada en el palacio. Las paredes de rostros con la boca abierta y sufriendo, pasaron rápidamente a humanos bailando y cantando llenando en oscuro lugar con el brillo del color blanco. Al notar eso el caballero hizo su reverencia aún más exagerada y continuó—Su poder mágico no tardará en desvanecerse y cuando eso pase su escudo mágico que protege al bosque caerá. Será en ese momento en el que nuestras tropas entrarán y destruirán el árbol sagrado junto a todos los habitantes del reino hada—
—Excelente, excelente—aplaudió dos veces causando un eco terrorífico que le puso los vellos de punta a merlín y luego recargo su barbilla justo sobre su mano derecha. Estaba más que complacido, aún tenían la delantera en esa guerra que había acabado desde antes de empezar, claro, nadie era capaz de enfrentarse al poder del caos, los humanos reinarian el mundo y las nuevas generaciones no tendrán que preocuparse por sufrir de las guerras de las otras razas. Los niños bailarán sobre un cementerio de gigantes, hadas, demonios y diosas sin que lo sepan. El acto de amor hacia la humanidad que estaba haciendo y su valentía al recuperar el mundo para los humanos haría que su nombre estuviera escrito en cada libro, sería recordado como el gran rey de los humanos. La guerra se contaría como un hecho de alegría para todos, nadie recordará el sonido de la música de las hadas, ni las bendiciones de las diosas, nadie recordará los bailes de los gigantes, ni la oscuridad de los demonios. Todos pasarían a ser criaturas míticas, como si nunca hubieran existido, justo como Arthur quería que sucediera—Ahora—relajo los hombros un poco y se levantó de su imponente trono solo para acercarse a su sumiso caballero—Volvamos al primer asunto. ¿Cuánto han avanzado las tropas de Liones, Benwick y el reino demoníaco? —
—Lo suficiente para acorralar a nuestros guerreros. La viuda del reino de Liones está llena de dolor y no duda en asesinar a todos nuestros hombres y mujeres—la sonrisita infantil del rey de reyes titubeó por míseros segundos. A pesar de su apariencia relajada, estaba claro que por dentro se moría de rabia y decepción por si mismo. Debió de haber asesinado también a Elizabeth aquel día en que piso liones después de tanto tiempo, de haber sabido que su dolor e ira iba a devastar a su pueblo entonces se habría encargado de terminar con toda la familia real y no sólo con el rey y el príncipe, pero era algo predecible, perdió al amor de todas sus vidas, perdió a su amado y único hijo, era algo lógico que no se iba a quedar de brazos cruzados, solo que su orgullo le nubló la mente y le impidió ver las diferentes posibilidades. Pensar en esa sanguinaria diosa metida en una armadura en vez de sus refinados vestidos le dieron ganas de vomitar. Era una maldita perra.
—¿Y las tropas de benwick? —
—Son débiles pero persistentes, a pesar de que no son muchas son buenos guerreros y han aprendido un método para burlar la magia de nuestros caballeros—
—Y teniendo a Ban como primero al mando y a lancelot como segundo al mando es lógico—Arthur suspiro un poco—Parece que la muerte de meliodas me metió en más problemas...—pensó en voz alta sin miedo a que alguien reaccionara de manera negativa. Cinco años atrás había pensado que el deceso del rey le hubiera favorecido en esa guerra, la realidad era que le había puesto más obstáculos en su camino hacia la victoria.
Debían de ser realistas, esa guerra ya estaba ganada y camelot era el único vencedor, no había otra salida, la lucha era resistirse a lo inevitable y tarde o temprano todas las cosas se extinguen, porque incluso las estrellas se consumen. No había nadie que pudiera negarles lo que la victoria.
Ni siquiera Elizabeth, quien estaba siendo consumida por el dolor y la pérdida mientras devastaba campamentos poderosos.
Ni siquiera Ban, quien estaba lleno de odio por la muerte de su mejor amigo y luchaba con tal de vengarlo.
Ni siquiera lancelot, quien se había ensombrecido tras la pérdida de su amigo Tristan a tal punto que su corazón se había vuelto de piedra.
Y mucho menos zeldris, el actual rey demonio, quien enloquecido de dolor y enojo, había dado la orden a todos los demonios que asesinaran a cada humano que tuviera el sello de camelot en la piel, uniéndose con los demás reinos para destruir al rey del caos.
—¡Bueno! —volvió a sentarse recuperando su actitud relajada y sin preocupación—No hay nada de que preocuparse, cuando el árbol sagrado sea reducido a cenizas serán obligados a retroceder—
—Las diosas restantes se unieron a lady elizabeth y lord zeldris...—Arturo negó levemente.
—Eso no es importante, siguen sin tener el suficiente poder para vencerme—murmuró y es que era realidad. No podían, ni aunque hicieran una alianza entre todos los sobrevivientes serían capaces de llegar a su reino, solo aquellos marcados eran capaces de entrar a camelot y, si es que de alguna forma, lograrán llegar entonces él mismo se encargaría personalmente de asesorarlos a todos. Era muy bueno en eso—Pero es cierto que son un problema, están acabando con la vida de mis caballeros y eso dejaría a Camelot vulnerable—
—Mi señor...—sorprendente para ambos hombres, la dama pálida que parecía una estatua al lado del rey se movió repentinamente, bajo la bufanda que cubría sus cicatrices de la zona de la boca y finalmente abrió los labios para opinar. Arturo sonrió lleno de felicidad al recibir un consejo de su fiel amiga y hechicera
—Habla merlín, ¿Qué se te ocurrió? —la maga no pudo evitar hacer una mueca de incomodidad que el rey notó. Sin embargo no se permitió preguntar la razón de su sentimiento venenoso, le interesaba más la idea que había tenido.
—¿Por qué no lo manda a...él?—El de cabellos naranjas sonrió aún más y sus ojos violetas cambiaron a unos llenos de maldad. Sus cuencas se volvieron del color del azabache y sus pupilas se contrajeron hasta parecer los ojos de un dragón hambriento
—No está listo, aún le faltan clases de ideología—Merlín negó contradiciendo a su rey.
—En realidad ya está preparado—Arturo alzó una ceja—Su mente fue destruida y reconstruida de nuevo, he terminado mi experimento el cual fue un éxito—relamio sus labios antes de continuar—Además, majestad, su magia se ha fortalecido en estos pasados 5 años por lo que su voluntad pertenece a usted. Sería mucho más efectivo que mandar a nuestros caballeros y seguir perdiendo gente—
—¡Pero que día tan maravillo! —como un niño al que le regalaban un nuevo juguete, el rey aplaudió múltiples veces volviendo sus ojos a la normalidad sin siquiera notarlo y su leal caballero lo acompañó en su dicha con una carcajada—Bien bien, que bueno que mi pequeño ya esté listo, estoy tan entusiasmado de mandar a mi querida mascota—
—El único problema es que deberíamos de esperar a que los reyes estén juntos. Sería un ataque múltiple, nadie podrá detenerlo y con los tres reyes muertos podríamos darle fin a la guerra—Eso era aún más que cierto. Los grandes protectores de sus razas eran los únicos capaces de detener a Arturo. Si ellos caían en batalla, los demás quedarían desprotegidos y no tendrían más opción que rendirse ante el exterminio total. Soltar a su mascota en un lugar donde solo podría acabar con uno de ellos sería un desperdicio de energía y arruinaría el factor sorpresa del asunto.
—En realidad...—merlín alzó la mirada para ver al caballero que seguía de rodillas—Nuestros espías han informado que habrá una reunión de emergencia. Liones, Benwick y el reino demoníaco tendrán una junta para discutir sus posibilidades y socorrer a el rey hada—
—¡Perfecto! —exclamó el rey—En ese caso creo que esta junta ya no tiene sentido, doy esto por terminado—el caballero dio una última reverencia a su magestad, dio media vuelta acomodando los guantes de su armadura plateada y finalmente salió de ahí dejando solos a la hechicera y al rey. Solo cinco segundos pasaron en los que se quedaron solos cuando ramas con espinas tomaron a merlín de sus cuatro extremidades y la clavaron en la pared.
Sus ojos miel se abrieron con miedo y sorpresa, no puedo usar su habilidad mágica cuando Arturo ya se encontraba frente a ella con una sonrisa que no tenía nada que ver con la felicidad o el placer, era más fría, seca, radiante de advertencia con la que le daba a entender que si se le ocurría intentar usar su magia para escapar, su consecuencia sería peor.
—Dame una razón para hacer lo que dices—
—¿Qué? —jadeó, sus pulmones ardían por culpa del golpe y el aire aún no entraba bien por sus fosas nasales.
—Se bien que fue tú idea hacer pasar al príncipe por muerto y traerlo aquí, no querías que muera, la culpa te iba a corromper de poco a poco...—merlin apretó los labios hasta que parecieran una línea fina. Pará todo el mundo, tristan y meliodas murieron en el ataque de Arturo hacia camelot. Para el reino eterno, el príncipe tristan fue raptado y luego torturado en los calabozos para romper su mente y volverse el fiel perro faldero del rey Arturo.
*
El poder del niño era debastador, no importaba si usaba el de diosas o demonios, siempre acababa con todos a sus enemigos a su paso. Desde que lo vio atacar con esa ira sanguinaria se dio cuenta que era demasiado peligroso para dejarlo vivo, sin embargo, merlín insistió vía telepática que lo utilizará como un arma y eso fue lo que había hecho.
En lo más profundo del pozo más oscuro del palacio, en los rincones más negros donde la luz no era capaz de penetrar las sombras, en la celda más reforzada en la que solo una bestia podría estar controlada, un chico de cabellos albinos demasiado largos por la falta de higiene encadenado de pies, manos y con una mordaza en la boca. Sus brazos estaban clavados a la pared por culpa de las cadenas, en ambos tobillos tenia una larga cadena que arrastraba, pero que por suerte le permitía cierta movilidad y su boca estaba ocupada con una cadena de titanio fuerte impidiéndole hacer sonido alguno.
A pesar de la doloroso a manera en la que se encontraba atado, el joven estaba tranquilo, quieto, con la respiración regular, los ojos cerrados disfrutando del silencio y la oscuridad. Sus bellas alas blancas estaban un poco lastimadas al igual que su cuerpo lleno de cicatrices, pero su magia curativa estaba tan débil que apenas las regeneraba lo suficiente como para que no se rompieran. La luz de su magia era su única compañía, apenas estaba lo suficientemente consciente como para poder usar sus plumas suaves como único manto que podía cubrirlo del frío calabozo en el que estaba, como lo único con lo que podía cubrir sus partes íntimas, porque si, Tristan estaba desnudo, sin nada más que su piel y alas para cubrir al monstruo en el que lo habían convertido.
La mugre y el moho a su alrededor le daban una apariencia deprimente y la tierra en su cuerpo lo hacía ver como si fuera un vagabundo. Eso era, en el reino de camelot no era el feliz príncipe que había sido en su nación natal, ahí era un don nadie, una bestia para matar, la mascota del soberano de Camelot, solo alguien que era usado para los sucios y retorcidos fines de los más altos. En medio de ese silencio, Tristan abrió sus ojos para clavarlos en el suelo. Sus cuencas de colores diferentes ya no tenían ese brillo que caracterizaba a los vivos, era como si sólo fuera un cascarón vacío sin nada adentro. Tenía hambre, sed, cansancio...
¿Cuando fue la última vez que había comido? La verdad no le importaba, ya ni siquiera la comida o el agua eran algo de valor para él. Su cuerpo no pudo soportarlo más y nuevamente cerró los ojos para hundirse en un desmayo provocado por la inanición, sus alas se desvanecieron con lo último de sus reservas mágicas y pudo revelar por completo lo lastimado que estaba. Su palidez enfermiza, las cicatrices por todo su angelical cuerpo, la suciedad de estar viviendo ahí sin salir por cinco años conviviendo con sus heces y fluidos corporales.
Quién lo viera no podría evitar sentir pena por el pobre chico. Sin importar que fuera un caballero del caos. El príncipe tristan estaba muerto y el cascarón vacío que estaba derrumbado en el calabozo se lo creía más que nadie.
*
—Mi señor, era lo mejor—volviendo a la superficie. La maga guardo la calma, sabía bien que era ilógico intentar convencer a Arturo de que la soltara, su aprendiz había superado al maestro hace mucho tiempo atrás y demostrarle miedo o nerviosismo podría llevarla a la muerte—Tristan es un nephilim, su magia y espíritu son muy fuertes, matarlo hubiera sido un desperdicio de poder—
—Y dejarlo vivo un peligro para mí reino eterno—apretó aún más su magia. Merlin supo que eso no lo convenció nada.
—Yo ya estaba trabajando en una magia que pudiera perfeccionar su control mental, una con la que el huésped no tuviera voluntad. Con un buen entrenamiento y poder del caos ese niño sería muy útil. Una mascota humana—
—Hmm...prosigue—pidió, las ramas que la mantenían atadas disminuyeron su agarre por fin y ya no se veían tan monstruosas como antes, parecían alas ásperas que raspaban la piel en vez de romperla y hacerla sangrar.
—Yo sabía que si era capaz de romper su mente y reconstruirlo desde cero sería un guerrero muy fuerte a su servicio, tan fuerte que podría acabar la guerra por usted sin siquiera parpadear o dudar—su mano derecha se vio libre—Fue por eso que insistí en que no lo matara y justo ahora su mascota ya está lista para ser liberada—
—¿Y como se que es una mentira? ¿Cómo se que no dejaste un poco de voluntad en él, la suficiente como para que su madre lo haga entrar en razón y lo utilicen para entrar a camelot y destruirme a mi? —antes de poder predecirlo, nuevamente fue tomada con fuerza, sus cadenas se movieron manos monstruosas con uñas largas que empezaron a clavarse en su piel y luego razgarla para despellejarla, un grito de dolor complació bien al rey que siguió con su método de tortura con su maga real. Merlín abrió la boca la poder defenderse.
—Prometo que todo está hecho. El príncipe...—
—¡Ese bastado no es príncipe de ningún lugar!...¡No es nadie! ¡Es un animal sanguinario!—merlín contuvo un grito de dolor, había usado la palabra incorrecta.
—El niño impuro—corrigió—Solo es su marioneta, esta bajo su control mental por completo, es como si tristan realmente hubiera muerto ese día y su cuerpo este bajo un maldición oscura— explicó rápidamente—Si usted le pide que clave su espada en sus corazones lo hará, morirá si es que usted le pide que corte su propia cabeza—esa confesión si que le interesaba al rey del caos.
—¿Te parece si lo descubrimos? —añadió.
—¿Qué? —abrió los ojos como platos. El golpe de su cuerpo contra el suelo la desoriento durante efímeros segundos en los que no escucho bien las palabras del rey al que servía, tuvo que ponerse de pie con rapidez para ver a su majestad llamar a uno de los caballeros ocultos entre las sombras y darle una orden que sus oídos apenas captaron.
—Trae a nuestro prisionero, tengo un asunto que atender con él—
*
—¡Vaya! ¡Si que huele como la mierda! —rió un poco divertido de toda esa situación. Sus más poderosos caballeros, rodeaban al prisionero que estaba de rodilla a los pies del rey. No se movía, no parpadeaba, no gemia de dolor por sus heridas abiertas ni gruñia de la ira. Simplemente estaba quieto, mirando al suelo con sus ojos sin brillo y sus bellas alas maltratadas cubriendo su desnudez. A pesar de su mal olor y apariencia deplorable, para el rey Arturo era una obra de arte, el ser más magnífico que había visto en mucho tiempo—Tristan—el ser sin voluntad ni mente alzó la cabeza y miró al rey. Este hizo una mueca al notar la cadena de mordaza que el joven príncipe tenía sobre la boca, una mirada por parte de su carcelero fue suficiente para que este llevara las llaves hasta sus grilletes y le quitara todas. En verdad, todas, sus pies quedaron libres revelando el color rojo que las cadenas habían decorado por la presión, sus muñecas cayeron débiles y su boca quedó libre. A pesar de ser un muñeco sin libertad, el joven de ojos bicolor uso sus manos para cubrir parte de su desnudez y encogió sus las. Esa acción dejó serio al rey de camelot quien miró de reojo a su maga—Tú padre no habría sido tan fácil de romper, tienes la mente muy débil —no hubo reacción alguna, los ojos del príncipe seguían clavados en los morados del rey Arturo. Este mismo trató con otra cosa—¿Te gustaría ver algo?—sonrió —Tengo un regalo que seguro te gustará, un juguete para ti—un chasquido de dedos y uno de los guardias presentes se acercó con una bandeja de plata. Dejó el objeto frente a la mascota del rey y finalmente le quitó la manga que lo cubría. Justo frente a todos, la cabeza del decapitado meliodas los miró fijamente. Instintivamente, el tristan que había sido antes de todas las torturas mentales abrió sus ojos como platos y gruesas lágrimas empezaron a resbalarse de estos, empezó a llorar con fuerza mirando la cabeza de su padre—Que curioso...—Arturo frunció el ceño y miró a merlín nuevamente, parece que su "mascota" reconocía los ojos verdes volteados del hombre que fue su progenitor—Toma la cabeza—su marioneta lo hizo sin dejar de derramar lágrimas tomandola del cabello—Ahora lanzala lejos y escupe sobre ella—Eso hizo. Tristan la arrojó con la poca fuerza que su débil cuerpo poseía y luego lanzó un escupitajos en dirección al fallecido rey, aquel acto dejó a todos los caballeros sorprendidos, en verdad el niño no tenía voluntad. ¿Dónde quedó esa pequeña fiera que lloraba de culpa y dolor? ¿Dónde quedó ese niño que peleaba con toda su fuerza para liberarse de las torturas hacia su cuerpo? ¿Dónde quedó el alma firme que resistía las torturas mentales que él rey le causaba? Metafóricamente, ese niño ya estaba muerto. El joven volvió a ver a Arturo al terminar su orden, el monarca lo examinaba con la mirada de tal manera que parecía que quería ver lo que había en sus entrañas, incluso parecía que quería ver su alma rota y desgarrada. Algo, cualquier cosa, que le hiciera ver que el niño solo estaba actuando y en realidad su mente no estaba perdida.
—Tiene que entender, señor...—habló la maga para excusarse de inmediato y a su vez salvar al joven de la muerte que podría llegarle—Que una parte de su mascota siempre será el antiguo Tristan, pero eso no hará que su voluntad vuelva, le pertenece por completo—
—Probemos—murmuró aún serio. Se levantó de su trono, dio dos pasos largos hasta acercarse al joven de rodilla y luego sin pensarlo le dio un patada justo en el abdomen, el cuerpo cayó a un lado retorciendose de doloe, pero aún así, ni un sonido salió de los labios del joven. Arturo se acercó una vez más, lo tomó de los cabellos para ponerlo de pie a la fuerza y nuevamente le dio un golpe con su prótesis de metal justo sobre el pómulo izquierdo. El cuerpo débil y delgado de Tristan cayó unos cuantos metros lejos del rey a los pies de un caballero del caos, se quedó ahí tirado con un poco de sangre saliendo de sus labios rotos por la falta de agua y se cubrió más con sus alas—Tristan—el joven alzó la mirada sin dejar de llorar. Lágrimas saladas salían y salían, pero en su rostro no había muestra de alguna emoción, estaba vacío, sólo un cuerpo que reaccionaba a lo que fue y nunca volverá a ser. No lloraba por los golpes, seguía llorando por el turbio regalo que había recibido por parte del rey—Ponte de pie—El cuerpo lo hizo con mucha dificultad, tambaleándose en el acto—Camina a mi—este fue hasta quedar frente a frente con el soberano del caos. Usando su mano una vez más, Arturo lo tomó de su cabello largo en exceso y luego lo obligó a ponerse de rodillas de nuevo. Fue un trabajo muy fácil ya que su cuerpo parecía que se iba a romper al más mínimo roce.
Su poca reserva de magia se desvaneció nuevamente por lo que sus alas desaparecieron de sus espalda y su cuerpo miserable quedó en exposición ante todos los presentes.
—Toma la espada —otro caballero se acercó al joven en el suelo y le entregó el objeto punzo cortante, el de cabellos albinos tomó la espada con dificultad gracias a que estaba demasiado débil aún, tendrían que trabajar en su fuerza física en lo que los reyes se juntaban para que no fuera derrotado con facilidad—Pon la espada en tu cuello—Tristan lo hizo sin dudarlo mirando a los ojos a Arturo que seguía frente a él, merlín contuvo un jadeo—Acercala más a tu cuello —una gota de sangre se resbaló por la piel pálida enfermiza del príncipe—Un poco más cerca...—ni un sonido de dolor abandonaba la boca del joven de cabellos plata, nada, ni un pequeño gemido o jadeo, su mano seguía firme clavando más y más la filosa hoja de la espada en su cuello, una lluvia de color rojo se deslizó hasta manchar el suelo y todos los presentes miraron asombrados como el chico carecía de voluntad—Ahora corta tu cabeza—
—Pero, señor...—Arturo silencio de un doloroso golpe de su magia al caballero que lo contradijo y volvió a mirar al chico sucio con atención.
—He dicho, que quiero que cortes tu cabeza. ¡Ya! —Tristan alzó la espada con dificultad y sin titubear, sin dejar de mirar a los ojos al rey, sin dejar de llorar; su brazo sin fuerza se tambaleó cuando tuvo que alzar de nuevo el pesado metal para usarlo en su contra. Merlín apartó la mirada incapaz de ver como el hijo de dos personas que quería mucho era decapitado por su culpa, la hoja de la espada bajó, la piel del príncipe se cortó, pero antes de que este pudiera llegar a rebanar su propia cabeza—¡Detente! —la voz de alegría del rey Arturo lo hizo detenerse. Ante toda su audiencia, el joven monarca soltó una carcajada que realmente reflejaba lo complacido que se encontraba con el trabajo de su segunda al mando y se dispuso a caminar hacia la salida—Suelta la espada Tristan—la espada cayó en un golpe mudo mientras la sangre no dejaba de caer desde la rajada de su cuello—Traigan a una sanadora para que cure sus heridas, esta demasiado débil como para curarla por si mismo. Después denle un baño, denle algo de ropa, comida, agua y una nueva armadura. Lo esperare en el campo de entrenamiento a las 12—
—Señor—ese mismo caballero que lo contradijo solo unos segundos antes volvió a hablar, el rey lo miró de reojo con el rostro frío de serenidad —¿Qué hacemos con la cabeza de meliodas? —De lo que pensaba que fuera a decir esa no era una de las cosas que esperaba, había olvidado por completo el regalo nuevo que había traído con amor para su mascota. El regente lo medito durante varios momentos y esos dos minutos que parecieron eternos para todos los presentes Arturo se la pasó meditando que sería lo mejor: poner esa cabeza como decoración en la habitación nueva que Tristan tendría, solo para seguir influyendo en su tortura psicológica. Obligar a merlín a tener esa cabeza como decoración en su torre de experimentos solo para recordarle que si comete un error, Tristan terminaría igual que Meliodas. Pero al final lo que hizo no fue ninguna de esas dos opciones—Tirenla en algún lugar donde Elizabeth pueda encontrarla...creo que le gustaría poder enterrar esa cabeza junto al resto del cuerpo de su marido—
*
Recuerden que esta es la primera parte de dos, es un Two-shot
Cómo dije al inicio, texto largo ^^"
Espero no haberlos aburrido en alguna parte y haberles transmitido al menos un poco de odio o enojo hacia Arthur. Lamento si alguna parte no se da a entender bien, yo lo corregiré.
¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Cuál fue su parte favorita? Admito qué imaginar a tristan en esa situación me dio mucha lástima y pena :'c
En fin, nos veremos en la segunda parte de esa historia. ^^
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