21 La realeza
No sabíamos qué sucedió con Marcus, simplemente desapareció. Eso significaría tener que buscarlo, Ancel se ofreció a hacer otro hechizo, pero no teníamos algo que le perteneciera.
Meg tenía la mirada sobre Ancel y al percatarse de algo enchino los ojos.
― ¿Por qué el brujo tiene mi diente?
Ancel procedió a quitárselo rápidamente y a chasquear los dedos.
―Ten―se lo entregó a Brad―. Solo lo tenía para buscarte.
Meg iba a protestar, pero fue interrumpida por Beth.
―Chicos aquí huele muy fuerte a María.
―María estuvo aquí conmigo, por supuesto que va a oler a ella.
― ¿Y si ella se llevó a Marcus?
―Pff estas loquita.
Meg camino a la boca de la cueva, se detuvo y volvió a dirigirse a su antigua posición.
―Siento que me están observando desde el bosque.
―Abriré un portal, será más seguro volver.
Al pasar el portal vi a mi padre, por supuesto me estaba esperando. Bufo cuando vio a la manada, sé que no le gusta tener criaturas en su casa. La única que tolera es a mí, porque soy su hijo. Fui hasta la cocina donde vi una taza de té humeante.
―Papá puedes venir un momento.
― ¿Qué quieres?―su mal humor era palpable.
―¿Qué sabes de los Draven?
―Sabes que no me voy a involucrar.
―No te estoy pidiendo que te involucres, solo te estoy haciendo una pregunta.
Me miró por unos minutos, podíamos escuchar a los lobos en el salón, están planeando su próximo movimiento.
―Son del sur de Westfield.
Eso me sorprendió un poco ¿Qué hace una vampira tan lejos de su hogar? Eso no tenía sentido, a menos que.
―Tengo que partir, proteger a los lobos.
―Ancel te lo advierto, no te involucres ¡Podrías morir! Elysia está buscando matarte e involucrarte le daría la oportunidad.
―Sabes que no puede matarme, mi muerte traería un gran desastre.
―Lo sé, pero sabes que a ella le importa poco.
―Lo siento papá.
Fui a mi habitación, debía prepararme para visitar a los reyes.
✮✮✮
Respire profundo al estar frente al maravilloso palacio, por supuesto estaba protegido con magia y los humanos solo ven una ruinas a punto de caer. Camine hacia la entrada principal, al ser un brujo no sé cómo seré recibido, normalmente las criaturas se mantienen alejadas de los vampiros.
Di un repaso rápido con mi vestimenta, era lo suficientemente elegante como para complacer a la reina o al rey, no sé quién de los dos me irá a recibir. Al momento que di un paso visualicé a una figura encapuchada, hace tan solo cinco segundos estaba solo ¿vampiro? no, no siento su aura de muerte.
Trague y comencé a caminar, tendría que pasar a su lado. Fingí ignorar a la criatura y pase a su lado sin pestañear. Comencé a escuchar pasos, la criatura empezó a seguirme, escuché un sonido parecido a cascabeles. Me detuve abruptamente al recordar que solo conocía una criatura que andaría ese tipo de cosas en sus tobillos.
― ¿Hart?
La risa del dragón resonó en el ambiente, con pasos delicados se acercó. Se quitó la capucha y vi su cabello rojizo.
―Hola brujito.
― ¿Qué haces aquí?
―Hago tratos con los Draven y pensé que querrías mi ayuda.
―Sin ofender, pero ¿Por qué querría tu ayuda?
―Se cosas sobre Vanesa, fue a mi tienda y se portó muy mal porque no quise ayudarla.
― ¿Puedo preguntarte algo? Digo, parece que sabes todo.
―Los secretos son peligrosos y mi raza está casi extinta, quedamos pocos. Puedo saberlo todo, pero todo tiene un precio.
― ¿A qué te refieres?
―Lo que hago no es gratis.
―Tu cabello me dice que eres un dragón rojo.
―En realidad solo es tinte, Hannah cree que es mejor proteger nuestra verdadera identidad. Mi verdadero color es blanco.
Nunca vi un dragón blanco, en realidad jamás he visto un dragón en la vida o por lo menos no tan de cerca. Los dragones actualmente están casi extintos.
Sentí en la punta de mi lengua la pregunta que tanto quería hacer. Además, eso fue parte de la historia, nuestra historia.
― ¿Cómo sobreviviste a la gran purga?
―Los Draven nos ayudaron, aunque tuve que pagar un precio, somos los únicos que quedamos de mi camada.
― ¿Qué va a pasar con tu raza?―sentí algo de preocupación.
―Vamos a perecer.
―Podrías buscar un macho para Hannah y tratar de salvar tu raza.
―No podría hacerle eso a mi hermana, ella siempre soñó con ser sacerdotisa de la diosa Hestia.
Hart avanzó evitando que le dijera lo que pensaba, golpeó la puerta con los nudillos y una pequeña abertura se abrió, un par de ojos rojos aparecieron, desde aquí podía sentir el desdén del vampiro.
―Seneferu―dijo el vampiro.
―Vengo a ver a mi señora.
El guardia cerró la abertura y escuche como abrieron la puerta desde dentro.
― ¿Seneferu?
―Alguna vez fue mi nombre, pero sinceramente me gusta más Hart.
―Si ese es tu nombre ¿Cuál es el de Hannah?
―Nefertari.
La puerta terminó de abrirse y Hart entró. Al pasar frente a los vampiros pude escuchar los susurros de los vampiros, hablaban de mí y me llamaban asqueroso brujo. Pasamos por los pasillos, estaban hechos de una piedra grisácea. Las puertas eran de madera de algún árbol fino, tal vez ébano, no estaba seguro.
Las linternas con velas decoraban las paredes y cuadros de antiguos vampiros. El cuadro del gran Vlad Drácula apareció frente a mí, era un antiguo que ya pereció hace mucho tiempo.
Un vampiro apareció frente a nosotros, Hart se quitó la cama y este la tomó de mala gana, después lo corrió con un sutil movimiento de mano. Detalle el vestuario de Hart, era bastante exótico. Sin camisa y medio transparente.
― ¿Cómo es que tienes tanto poder con los vampiros?
―No lo tengo, simplemente los trato como ellos me tratan a mí.
Llegamos a una gran puerta doble, dos guardias nos miraron de mala manera y abrieron la puerta. Al pasar, los escuché decir que llegó la puta ¿Por qué cada vez que estoy cerca de Hart escucho la palabra puta?
Volví a ver al frente y después de pasar por un pequeño pasillo decorado con flores llegamos a la sala del trono, donde un par de asientos de huesos esperaban en la oscuridad, me preguntaba donde estaban los reyes.
―Brujo―escuche la voz venir desde atrás.
En un sillón rodeada de almohadas estaba una vampiresa.
―Mi señora―Hart procedió a inclinarse―. Vengo a presentarle a este brujo.
―Seneferu, ven―El dragón camino hacia unos cojines en el suelo donde se sentó―. Hace tiempo que no te veía. Creí que ya has olvidado nuestro trato.
―Mi señora, el brujo y yo tenemos algo importan...―la vampira le colocó el dedo en los labios para callarlo.
―Soy Ophelia Draven, se bienvenido a mi palacio.
Me incline para demostrarle respeto.
―Majestad permítame presentarme, soy Ancel Laveau y humildemente vengo a hacerle una petición.
―Es raro que un brujo venga sin ser convocado.
―Las circunstancias lo han requerido.
― ¿Qué circunstancias?―la reina parecía interesada.
―Vanesa Draven tiene a un humano que me pertenece, al parecer su objetivo es convertirlo en vampiro solo para concretar una venganza. Contra un lobo.
La reina se levantó dejando caer los almohadones que sostenía, un vestido color vino y ceñido al cuerpo salió a relucir. Su largo cabello cayó como cascada hasta tocar el piso. Iba descalza por lo cual sus pasos no resonaban al caminar.
― ¿Un humano?
―Sí majestad.
―Seneferu que tienes que decir.
―Mi señora, Vanesa irrumpió en mi tienda dos veces y me pregunto cómo convertir al humano en subyugado―Hart se levantó―. La segunda vez que irrumpió tenía un lobo y me pregunto cómo matarlo.
―Yo voy a matar a esa niña malcriada―murmuró la reina―. Déjame adivinar, le diste lo que quería.
―La ayude con el humano, la intente persuadir con el lobo, pero pagó por ambos servicios y Hannah la ayudó.
En un parpadeo la reina estaba frente a Hart y una cachetada resonó en toda la sala.
― ¡Eres un estúpido! ¡Cuántas veces debo decirte que dejes ese sucio negocio!
―Debo mantener a mi familia―se defendió el dragón.
― ¡Yo podría mantener a esa niña estúpida que tanto dices amar! ¡Soy su dueña!
―Mi señora, usted accedió liberar a Nefertari, accedió a que me hiciera cargo de ella.
―La lealtad de los dragones es algo que no puedo romper―suspiro―. Nefertari me pertenece y está bajo mi protección, pero si vuelves a hacer una estupidez se acabó, venderé a Nefertari.
Hart cerró el puño, se mordió la lengua para no responder.
―Brujo te ayudare con Vanesa, Seneferu te escoltara. Vuelve al amanecer.
La vampira desapareció dejándome solo con Hart quien tenía la mejilla roja, le dio con fuerza.
― ¿Estás bien?
― ¿Te refieres a esto?―señalo su mejilla―no es la primera vez que mi señora se enoja conmigo.
― ¿Por qué le dices mi señora?
―Porque le di mi libertad a cambio de la libertad de Hannah―Hart me volvió a guiar hacia el pasillo―. Ven, te llevaré a mi habitación.
Seguí a Hart por los pasadizos del castillo, en el camino me iba relatando historias de algunos objetos que veíamos por el camino. Nos encontramos con algunos humanos, eran subyugados de la reina. Ellos mantenían limpio el lugar a cambio de inmortalidad, un efecto secundario. Era sabido que los subyugados eran esclavos, pero estos llevaban tanto tiempo con la reina que tenían más libertad.
Hoy en día no es muy común tener nuevos subyugados, a diferencia de Vasena que está obligando a Alex a ser su sirviente. Llegamos a una de las torres, al entrar divisé la habitación, a un lado estaba un nido, después vi un ropero y un tocador, también un espejo gigante.
― ¿Esta es tu habitación?
―Si, aquí viví gran parte de mi vida. Cuando obtuve más libertad monté un negocio con Hannah.
― Me mencionaste que tenías una camada.
―Nacimos nueve en la camada, pero Hannah y yo nacimos del mismo huevo.
― ¿Los dragones nacen de huevos?―Hart soltó una pequeña risa, como si yo fuera un tonto.
―Si, somos reptiles.
― ¿Eres un reptil?―estaba incrédulo, se muy poco de los dragones.
―Ancel soy un dragón, mi verdadera forma es la de dragón, solo que tenemos la capacidad de ocultarnos con nuestra apariencia humana.
Tuve un impulso de estupidez y me acerque a Hart tomándolo por la cintura.
―Si alguien se enamora de tu apariencia humana ¿significa que se está enamorando de ti falsamente?
―Tendría que aceptar mis dos facetas, la de humano y la de dragón.
―A mí me encanta tu faceta humana, es la única que me has mostrado.
―Otro día te puedo mostrar mi faceta de dragón.
―Me gustaría conocer todo de ti.
Sin pensarlo Hart ya tenía sus labios sobre los míos, sus brazos pasaron por mi cuello ¿de verdad el dragón me estaba besando? No me lo esperaba a pesar de estarle coqueteando.
La puerta se abrió abruptamente y termine empujando a Hart.
―Seneferu.
Hart observó al vampiro, este traía una bandeja con una tapa. El vampiro tenía una mirada arrogante.
―No sabía que tenías estándares tan bajos ¿un vampiro? ¿en serio?
―Dimitri, esto no te incumbe.
―Me rechazaste primero.
―Y lo seguiré haciendo.
El vampiro al que llamo Dimitri le entregó la bandeja, me intrigaba que podría contener. Dimitri salió cerrando la puerta de mala gana. Hart caminó hacia su tocador y colocó la bandeja. Con curiosidad me acerqué y sin esperar una indicación tome la tapa, debajo se encontraba un collar de oro con piedras preciosas y una cadena... Esto es para un esclavo. Tape rápidamente el collar y vi la cara de Hart, no denotaba ninguna expresión.
―Yo...
―No importa, ve a dormir. Estaré aquí para el amanecer.
―Hart―tome el brazo del dragón, no podía dejarlo ir así―quédate.
― ¿Para qué? Solo soy un sucio esclavo y mi señora me está esperando.
―No me importa la reina vampiro, me importas tú.
―Tenía dieciséis años cuando la gran purga comenzó, nuestra madre nos pidió huir. Hannah estaba rezagada con los más pequeños. Según madre la caverna nos llevaría a un lugar seguro. Todos estábamos tan asustados que nos terminamos separando.
―No tienes que contarme.
―Tuvimos que correr, escoger caminos secundarios y cada vez nos separábamos más, podía escuchar los gritos de quienes eran atrapados. En ese instante no lo sabía, pero Hannah fue capturada. Iba con uno de mis hermanos menores, salimos por una ladera y desde lejos podíamos ver a quienes habían capturado, cuando vi a Hanna algo se apoderó de mí, me transforme en dragón y comencé a atacar todo lo que se me interponía. Lastimé a mi hermano, él era mi responsabilidad, pero mi objetivo era Hannah. Por supuesto termine capturado.
Estaba sorprendido, pensé que iba a narrar cómo salvó a Hannah.
―Nos llevaron a diferentes locaciones, entregando esclavos para las arenas de combate, en ese lugar perdí hermanos, el combate era a muerte. Otros eran directamente ejecutados. Una noche tuve suficiente, comencé a idear un plan para salvar a Hannah, escapar fue bastante difícil. Tuve que sacrificar a muchos inocentes, pero nada de eso me importaba. Cuando llegamos a lo que hoy conoces como el continente Americano encontramos a los Draven. Estábamos aterrados, los vampiros fueron los primeros impulsores de la gran purga, antes de que la reina vampiro tomará una decisión sobre un par de prófugos, le ofrecí un trato que no pudo rechazar.
»Le revele quién era y en ese tiempo tener un dragón blanco elevaría su estatus. Hannah estaría bajo su protección y yo me entregaría voluntariamente a ella. ¿Sabes porque me molesta que me digan puta? Porque alguna vez lo fui, los vampiros no olvidan a pesar de haber pasado siglos. Amaban acostarse conmigo y beber mi sangre, se sentían poderosos.
»Ninguno de ustedes entenderán que es vivir en carne propia la exterminación de tu raza, una época que marcó la historia de los seres sobrenaturales, alguna vez fui considerado de la realeza, ahora no soy nada.
Hart tenía una mirada extraña, como si se estuviera debatiendo entre decirme o no ese extracto de información.
―Hannah no lo sabe, pero estoy intentando armar una revuelta. Ya han pasado milenios desde la gran purga y los pocos dragones que quedamos merecemos ser libres. Si yo te lo pidiera ¿estarías de mi lado?
¿Hart quiere armar una revuelta? ¿Está consciente de lo que significa?
―Tienes que estar bromeando.
Solo se quedó callado.
―Hart, crear una revuelta podría llevar a una guerra mágica, podría ser igual o peor que la gran purga.
―Lo sé y por eso lo estoy planeando, necesito tener un lugar seguro para Hannah. Yo haría cualquier cosa por protegerla.
―Hart, tiene que haber otra solución, podemos ir al consejo y pedir la liberación de los dragones, pero buscar una guerra no lo es.
―No me vas a apoyar―parecía resignado.
― ¡No! ¡Por supuesto que no! No quiero ser partidario de una matanza.
―Las guerras son necesarias para un fin, tú no tienes idea de que es haber vivido la gran purga, ver a todas las criaturas mágicas volverse locas y que aniquilaran a la mayoría de la mayor facción de la tierra.
―No, no lo sé. Solo tengo ochenta.
―Y yo tengo siete mil. Se supone que debería ser venerado, pero en cambio soy una puta que baila por dinero, una puta que vende secretos. Mi familia alguna vez tuvo un negocio familiar y ahora ese negocio le pertenece a los seelie.
―Mira, estoy tratando de comprenderte, sé que es sentir la impotencia de no poder cambiar las cosas. mi poder hace que tenga visiones y no puedo cambiar el destino de nadie, aunque intente hacerlo. Mi amigo fue secuestrado por los vampiros y yo lo sabía, guardé el secreto porque el destino me iba a cobrar caro si trataba de impedir que eso sucediera.
―La diferencia de los dos es que YO sí puedo.
― ¡No, Hart! ¡No puedes!
― ¡Claro que sí! Con mis planes y los aliados correctos podría aniquilar a los Draven y seré libre.
―Lo que dices es una locura. Morirán inocentes.
Hart iba a responder, pero la puerta se abrió, era de nuevo el vampiro.
―La reina te solicita, no te lo pediré como un favor una vez más.
―Iré enseguida.
El vampiro volvió a salir.
―Hablaremos después, tengo que ir con mi señora.
Hart fue por la bandeja, luego salió del cuarto y me dejó con una sensación amarga en la boca.
Tengo que detenerlo
Salí de la habitación, pero no sabía hacia dónde ir. Camine por los pasillos, pero el interior del castillo parecía más un laberinto. Vi a unos vampiros, me acerque con delicadeza, estaban hablando de un banquete.
―Señoritas.
― ¡Oh! Señor brujo―las dos vampiresas asintieron al verme.
― ¿Pueden ayudarme? Estoy buscando el banquete.
― ¿Fuiste invitado?―preguntó la rubia.
―Sería raro, es un banquete de vampiros―la castaña tenía una mueca en sus labios carmesí.
―Planeo colarme en la fiesta.
― ¿Estás aquí por el dragón?―a la rubia le brillaron los ojos.
―Si, vine a ver al dragón.
La vampiresa tomó mi brazo con una sonrisa.
―Sígueme, te llevaré al banquete.
Las dos comenzaron a caminar como si conocieran el palacio. Ellas comenzaron a hablar del banquete y como elevaría el estatus de la reina en tiempos de guerra. Los altos lord habían estado esperando ver a un antiguo Firaxian ¿Qué era un antiguo Firaxian?
―Señoritas ¿Qué es un Firaxian?
―Es un dragón que pertenecía a la realeza.
¿Hart de la realeza? Se que antes los dragones eran soberanos, pero no sabía que existía realeza.
―No sabía que existía realeza entre los dragones, pensé que todos gobernaban.
―Hace muchos siglos la jerarquía se regía diferente. Existía una familia soberana, los Firaxian, se supone que la gran purga era para eliminar únicamente a esa familia, pero el resto de los dragones fueron traicionados y tomados como esclavos.
― ¿Todos los dragones son esclavos?
Papá prefiere alejarme de la historia antigua, y en la academia trataron de borrar la historia de los dragones, antes la gran purga era mencionada como un gran logro.
― ¿En qué planeta vives?
―Soy joven y en la academia no dan mucha historia antigua. Los brujos dicen que ahora son felices.
―Ja―la castaña tenía una sonrisa de satisfacción―los brujos siempre intentan blanquear la historia.
Bueno sé que muchas criaturas blanquean la historia, existen cosas que no quieren recordar. Los brujos son expertos en ocultar cosas.
Después de que me dieran una clase de historia antigua llegamos al patio trasero, muchos vampiros estaban reunidos para la gran fiesta. Estaban hablando de la guerra de poder entre el rey y la reina. Las vampiresas me dejaron y se mezclaron entre los invitados, mi presencia comenzó a llamar la atención, era un brujo rodeado de vampiros. Comencé a mirar con curiosidad, vi a los meseros ir y venir. Uno se acercó, tomó una copa y sorpresivamente después de probarlo, supe que era vino.
― ¿Te sorprende?―Ophelia apareció detrás de mí―. Somos vampiros, no zombis.
―He visto vampiros que no comen y solo se alimentan de sangre.
―Depende de cada vampiro, a algunos nos gusta disfrutar de las delicias de los alimentos humanos, pero tienen un gusto a tierra.
―Es extraño que decidan comer algo que sabe mal.
―El alcohol no es tan malo.
Interesante, los vampiros son unos borrachos.
―Majestad tengo una pregunta.
―Depende―sonrió con la gracia de un gato.
― ¿Y su esposo? Escuche que hay una guerra de poder.
―Ese inútil va a aparecer en cualquier momento, solo que quiere más poder porque no le gusta compartir.
― ¿Qué quiere exactamente?―pregunté curioso.
―El poder sobre los dragones. Yo tengo dos dragones, aunque uno anda en libertad, por el trato que hice con Seneferu. Él a cambio de su hermana.
¿El rey quiere a dos dragones?
―No entiendo ¿Qué clase de poder le darían un par de hermanos?
―Es que no solo son ellos dos, quiere a todos los dragones ¿sabes cuántos quedan en realidad?
―No, no lo sé.
―Solo existen cinco. Seneferu no lo sabe, Nefertari sí, pero no se lo dijo.
― ¿Qué haría con cinco dragones?
―Mi esposo cree quesí controla a los dragones, controlará a las criaturas mágicas.
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