Capítulo 7

Esa noche Young Hak salió con sus padres a cenar fuera, para ponerse al día y preguntarle sobre la universidad y los estudios. El pelinegro disfruta aquellas pequeñas reuniones, aunque siempre echa de menos a su hermana que trabaja fuera y pese a que se lleven 10 años siempre han estado muy unidos.

Ella vuelve mañana, para estar unos días en casa antes de partir a Jeju, según su hermana tiene una sorpresa que darles y quería esperar a que todos estuvieran presente, pues durante el curso ha ido alguna vez a visitar a sus padres y la tumba de su padre para mostrar sus respetos.

Young Hak y Ryu Hyun, que es como se llama su hermana, son hermanos por su madre. El padre de Ryu Hyun murió de un ataque al corazón mientras trabajaba cuando ella solo tenía 6 años. Pasaron 3 años las dos solas, hasta que un día en el hospital su madre conoció al que hoy es el padre de Young Hak.

Su hermano nació al año de casarse sus padres y al principio Ryu Hyun se comportaba distante y recelosa debido a todos los cambios a su alrededor a tan corta edad. Aunque rápidamente se encariño con su hermano pequeño y con su padrastro al cual empezó a llamar papá y tratarlo como su padre aunque nunca llego a olvidarse de su verdadero padre y siempre que puede le hace visitas.

De vuelta en casa, en aquella enorme casa en el centro de Seúl y en uno de los barrios más ricos de la ciudad, a la cual nunca llegara a acostumbrarse pese a todos los años en los que ha vivido entre esas paredes, se dirige al segundo piso hacia su habitación.

Allí el pelinegro espera pacientemente a su madre, a la cual ya había puesto al tanto de lo sucedido la última luna llena, hace apenas unos días. Ella, como buena madre, se puso nerviosa y escandalizada al enterarse de lo que le había pasado a su hijo y no dejo de estar pendiente de él, ni siquiera durante la cena.

Ahora, mientras ella buscaba por una de las habitaciones de abajo haciendo ruido y desordenando todo a su paso, su padre la ayudaba y tranquilizaba, Young Hak se paseo por su habitación contemplando todos los álbumes y discos de música de su amplia colección.

Decidió poner uno de los álbumes de su grupo favorito, del cual pudo disfrutar de un concierto hace relativamente poco junto con Ji Jong. The Rose, una banda surcoreana conformada por cuatro miembros y principalmente de rock.

Con You're beautiful de fondo el pelinegro se deja caer en la cama, bocarriba, contemplando el techo y dejándose envolver por la canción.

Todo aquello le trajo recuerdos de cuando sus padres le contaban, a modo de anécdota cuando se reunían los cuatro, la primera vez que se transformo, desembocando en una situación bastante parecida a aquella.

Eran mediados de verano, Young Hak estaba en el salón con su padre viendo la tele, mientras que su madre estaba partiendo sandia y su hermana se había ido con sus amigas a la piscina. El aire acondicionada estaba puesto y su padre había empezado a moquear por el aire fresco. De un momento a otro y sin previo aviso su padre estornudo sonoramente, asustándolos a todos.

El susto no quedó ahí, pues lo que alerto a su madre fue el grito que profirió su marido al descubrir que el niño de cuatro años que estaba sentado a su lado ahora era una pequeña y temblorosa bola de pelo negra.

Su madre, que había rezado porque la maldición no se manifestara en su hijo, tranquilizo primero a su marido y después empezó a revolver la casa como si estuviera poseída para encontrar el maldito libro de sus ancestros que le había dado su madre al dar a luz a Ryu Hyun.

Pasaron dos horas hasta que Young Hak volvía a ser humano, para ese entonces su madre ya había encontrado el libro y estaba discutiendo con su marido de algo que el pelinegro no recuerda.

Unos golpes en la puerta llamaron su atención, haciendo que se incorpore a la vez que su madre asoma levemente la cabeza por la puerta entreabierta, pidiendo permiso de manera silenciosa.

El pelinegro le hace un gesto con la mano mientras se levanta a parar la música, cuando vuelve a la cama su madre ya a tomado asiento, con el libro de cuero marrón y páginas amarillentas sobre las rodillas.

- No sé si encontraremos algo relacionado con lo que te ha pasado aquí. - Abre el libro, pasando sus páginas lentamente. - Tus ancestros se suicidaron bastante jóvenes, no sé si habrá alguno que supere los 20 años.

Young Hak no dice nada, no le hace falta, pues él solamente es un año mayor a todos sus ancestros que han portado la maldición. Los cuales se suicidaron bastante jóvenes al entender las consecuencias de la maldición y de que no existía la posibilidad de romperla.

La vida no es un cuento donde siempre hay un final feliz para cada persona y que los actos de amor verdadero rompen cualquier maldición o barrera, pues los besos de amor verdadero no existen y no siempre se pueden romper las maldiciones como las películas o los cuentos te hacen creer.

- Mamá, no te preocupes.

Detiene el movimiento frenético del pasar de las hojas de su madre, enfrascada en la búsqueda de algo que seguramente no va a encontrar y que con cada movimiento un trozo de la página se deshace entre sus dedos.

Ella le mira con tristeza, casi al borde de las lágrimas y el pelinegro le regala una sonrisa con la intención de ser la más tranquilizadora, la cual parece surtir efecto, pues su madre esboza una sonrisa triste.

- Encontraremos algo, si no es entre estas páginas es preguntando a la abuela, después de todo vamos a Jeju a visitarla.

Su madre asiente y tras dejar en libro en el escritorio de su hijo le regala un largo beso en la frente, seguido de un abrazo. Ella se aleja, dejando la puerta entreabierta y Young Hak decide ir tras ella, pero se detiene a escasos metros de la puerta al escucharla llorar y como su padre la intenta consolar mientras la dirige escaleras abajo.

Young Hak toma asiento en su escritorio y enciende la lámpara del escritorio dispuesto a devorar y descubrir todo lo posible de aquel libro. Aunque no llega muy lejos, una videollamada entrante le hace perder la concentración.

- Tío, ¿te lo puedes creer? - Escucha nada más tomar la llamada, a los segundos la cara del castaño aparece en la pantalla, bastante indignado. - Llevamos varias horas esperando al vuelo porque la maldita tormenta ha retrasado todos los vuelos por baja visibilidad.

El pelinegro pone los ojos en blanco al ver que es imposible hablar con el castaño debido a las continuas interrupciones de megafonía pidiendo disculpas y a los pasajeros quejándose con cada nuevo anuncio.

Ji Jong se pega el teléfono al pecho dándole una visión nula al pelinegro y al rato se escuchan pasos que se alejan de las voces enfadadas.

- Lo siento, todo esto es un caos, me he tenido que alejar para tener algo de privacidad y tranquilidad. - El castaño despega el teléfono de su pecho y mientras habla le enseña las vistas de la pista a su amigo.

Unas pistas encharcadas y con varios aviones parados en medio de una tormenta de verano que está pasando por toda la península dejando desastres como aquel. Young Hak agradece que ellos tomaran su vuelo más adelante, evitando todo ese desastre.

- ¿Has podido encontrar algo con relación a lo de la otra noche? - Pregunta su amigo tras volver a mostrar su cara en la pantalla.

- No hemos podido encontrar nada y mi madre no es de mucha ayuda cuando se agobia y sobrepiensas las cosas. - Un sonido de afirmación le indica que el castaño está atento a cada palabra. - Así que aquí estoy, frete a un libro que tiene más años que nosotros dos juntos y con los testimonios de mis ancestros antes de suicidarse.

- ¡Hostia!

El grito del castaño ha sido tan fuerte que varias personas le han mandado callar y el pelinegro no puede evitar reírse por las reacciones tan características de su amigo. Después de disculparse varias veces y con todos los que estaban a su alrededor vuelve la vista al móvil, claramente avergonzado.

- Perdón, me ha sorprendido eso último y creo que me he pasado con el grito.

Young Hak contiene una risa y empieza a leer el libro en voz alta para que el castaño le escuche y pueda opinar sobre ello.

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