Capítulo 22

La madrastra estuvo encantada con Young Hak al mantenerse al lado de Baek Myeon aun sabiendo por lo que ha sufrido y tras sufrir una agresión por parte del padre, alegando en repetidas ocasiones que debían mantenerse juntos pasara lo que pasara, a lo que ambos compartían miradas cómplices.

Por parte de su hermanastro, el cual tenía diez años menos, no paraba de preguntar cosas que un niño de su edad no debería de saber, por ejemplo si eran novio o si ya se habían besado. Cambiando de vez en cuando de tema al acordarse de unos nuevos dibujos o un juego que había salido hace poco y que todos en su clase querían tener.

Se despidieron de la familia de Baek Myeon cuando los dejaron enfrente de la residencia del pelinegro, tras pasar por la comisaria para denunciar los maltratos que habían sufrido durante años y de comer algo por la zona, pasando tiempo juntos.

Una vez solos en el piso del pelinegro empezaron a colocar y ordenar las cosas, abriendo ventanas para ventilar y comprobando que habían llevado suficiente comida. Se instalaron en la habitación de Young Hak y se quedaron allí, en silencio.

El pelinegro fue el primero en romper el silencio, más bien la tensión, pues empezó a moverse de un lado a otro de la habitación, susurrando cosas sin sentido y bajo la atenta mirada de Baek Myeon. Quien con una sonrisa en sus labios y negando levemente con la cabeza por la herida, aguantando el dolor con una mueca, tomo de la muñeca de Young Hak cuando paso por su lado y tiro del chico hacia sí, abrazándole.

Young Hak le devolvió el abrazo, sorprendido por el repentino contacto, comenzando a acariciarle la cabeza suavemente al notar los sollozos ahuecados y el movimiento de los hombros del chico.

Ninguno de los dos supo cuanto tiempo estuvieron así, fundidos en un abrazo, confortándose mutuamente. A Young Hak acabaron por fallarle las rodillas y perdió el equilibrio momentáneamente, por suerte Baek Myeon logro tirar de él. Acabando tumbados en la cama, con el pelinegro a horcajadas sobre Baek Myeon, que pese a tener los ojos rojos e hinchado no dudo en dedicarle una sonrisa picara, sonrojándole.

Para cenar pidieron pizza para cenar y terminaron tirados en el sofá, abrazados y con una película de fondo a la cual no prestaron mucha atención. Baek Myeon tenía la mirada perdida en algún punto del mueble y Young Hak alternaba la mirada entre su novio y la ventana. La luna casi llena brillando en lo alto, recordándole que la maldición no había terminado y que solo estaba disfrutando de unos momentos de paz.

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Esa noche la pesadilla le recibió como una vieja amiga, aunque más vivida que nunca. Sentía todo como si de verdad estuviera allí, cada golpe y roce con los árboles y arbustos, cada vez que tropezaba e incluso el sudor y la falta de aire.

Se despertó empapado en sudor, tomando bocanadas de aire y mirando asustado a su alrededor, intentando descubrir donde estaba. Tras parpadear para que la vista de se acostumbra a la penumbra descubrió a Baek Myeon a su lado claramente preocupado.

- ¿Sabes el susto que me has dado? - Toma al pelinegro de los mofletes y clava en él sus ojos. - Nunca te había visto así, pensé que te estaba dando un ataque o algo peor.

Suelta un suspiro y mueve las manos al cuello del pelinegro a la vez que une sus frentes, cerrando los ojos y respirando profundamente, aspirando su aroma e intentando calmar los latidos desbocados de su corazón.

Young Hak, todavía confuso intenta asimilar las palabras de Baek Myeon mientras revive una y otra vez el sueño, cayendo en la cuenta de que el tigre no llego a matarle, su novio le despertó antes.

- Tengo que contarte algo.

El pelinegro nota que dice esas palabras, aunque su mente estaba lejos de allí, sintiendo como si fuera otra persona quien controlaba en esos momentos su cuerpo. Baek Myeon se separo de él, sin llegar a quitar las manos de su cuello.

- No te preocupes. - Dijo el pelinegro una vez recuperado el control de su cuerpo. - Solo ha sido una pesadilla, muy vivida para mi gusto, pero solo eso, una pesadilla.

- Ha tenido que ser una pesadilla terrible para que te muevas y grites de esa manera.

- Espera, ¿Qué? - Pregunto confuso Young Hak, pues nunca había oído algo semejante, ni siquiera cuando dormía con su madre o cuando se quedaba a dormir en casa de Ji Jong.

- Como has escuchado, no parabas de moverte y sujetarte el pecho, todo esto mientras gritabas ¨ no ¨ una y otra vez.

Young Hak, confuso, miraba fijamente a su novio intentando encontrar algún indicio de broma, aunque lo dudaba teniendo en cuenta la situación, pero quería estar cien por ciento seguro de o que estaba pasando. Tras pensarlo mucho el pelinegro decidió contarle en detalle todo lo relacionado con las transformaciones durante la luna llena y las pesadillas que siempre se repetían.

- En resumen, todos los meses durante la luna llena que dura tres días te transformas obligatoriamente por la noche. - El pelinegro asiente. - Y que la noche de antes siempre tiene la misma pesadilla. - Vuelve a asentir, mientras que Baek Myeon no aparta la vista del colchón. - En las cuales siempre te persigue un tigre que acaba matándote.

- Básicamente.

- Pero eso no explica por qué ha pasado lo que ha pasado si nuncio te había sucedido. - Baek Myeon levanta la vista y la clava en el ámbar del pelinegro, el cual se encoge de hombre, pues tampoco tiene la respuesta.

Volvieron a acostarse esta vez abrazados, Young Hak se sintió seguro y protegido durante toda la noche, la pesadilla no volvió a molestarle. Mientras, una figura envuelta en estrellas les observaba desde la ventana, analizándolos pensativa.

- No me molestes con eso de nuevo. - Las estrellas titilaron a su alrededor. - Sé que te gusta la pareja que hacen, aunque no estén destinados a estar juntos, nadie con la maldición está destinado a ello. - Las estrellas volvieron a titilar, más fuerte, casi enfadadas. - No puedo intervenir, aunque yo sea el principal motivo de su condición.

Las estrellas se alejaron de la figura adoptando la forma de un tigre compuesto por miles de estrellas de vivos colores y brillos. El animal suspendido en el aire miro a ambos chicos, durmiendo tranquilamente y ajenos a lo que sucedía a escasos metros.

Después volvió la vista a la figura que se mantenía entre las sombras, todas y cada una de las estrellas brillaron con intensidad antes de reducirse a un leve brillo y desaparecer. La sombra suspirando dedico una larga mirada a la luna y después la volvió a los chicos.

- Esperaré, os daré una oportunidad y esperaré. No por vuestra felicidad, sino por mi seguridad. Él parecerse haberse encariñado con vosotros y quiere que rompa la maldición que yo misma he puesto.

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