Capítulo 12
Cinco días habían pasado desde que Baek Myeon había encontrado a aquel peculiar gato, al cual había nombrado como Moon. Durante ese tiempo había aprendido, por las buenas o por las malas, los gustos del animal el cual se expresaba con sonoros maullidos o arañazos.
Si Moon quería algo de él, como por ejemplo comida o mimos, se acercaba hasta sus pies y se sentaba para después maullar llamando su atención. Si por ejemplo él se acercaba al gato para cualquier cosa el animal mostraba su inconformidad soltando arañazos al aire, que de vez en cuando alcanzaban la piel de Baek Myeon y le provocaba heridas.
En ese tiempo, Baek Myeon también aprendió que el pienso que había comprado no le hacía mucha gracia a Moon, el cual siempre prefería la comida de humanos. Para su suerte, pudo regalársela a sus vecinos los cuales contaban también con un gato bastante mayor.
Por su parte Young Hak, al cual no le desagradaba el nombre que su compañero de clase le había puesto, todavía no lograba entender qué le había pasado y porque no podía volver a ser humano.
Para su suerte la fiebre y el dolor de cabeza ya habían desaparecido y el dolor de la pata estaba mejorando, cada vez que Baek Myeon se acercaba a darle las pastillas o el jarabe le dejaba sin oponerse.
Siempre que se acercaba por voluntad propia le solía soltar algún que otro zarpazo, provocándole varias heridas en las manos, haciendo que el pelinegro se sintiera un poco mal al herirle, pero tampoco quería que el chico cogiera demasiada confianza o cariño.
Pues el día que se marchara ambos se echaron de menos, porque aunque Young Hak nunca lo diga en voz ata había conseguido encariñarse con aquel chico que era muy diferente al que había visto en la universidad.
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El sexto día, cuando Young Hak se desperezo en el sofá, todo a su alrededor estaba muy tranquilo algo que preocupo al peligro, pues todas sus mañanas venían acompañadas por el ruido de fondo que provocaba Baek Myeon al hacer cosas por aquí y por allá.
Se sorprendió al notar que alguien le levantaba del sofá, sin pensárselo dos veces y guiado por el instinto de peligro mordió la mano de su compañero de clase, tan fuerte que le provoco sangre.
Baek Myeon aguanto el dolor del mordisco y termino de meter a Moon en el transportín, una vez cerrada la puerta se miro la mano para descubrir al lado del pulgar, en el dorso dos marcas sangrantes correspondientes a los colmillos. Por dentro también tenía otras dos marcas correspondientes a los colmillos de abajo.
- Me lo merezco, para que mentir. - Dice asomándose al transportín y tocándose con la mirada amarilla del gato. - Te he pillado desprevenido y seguramente te he asustado, lo siento Moon.
Acto seguido Baek Myeon se dirige al baño para curarse las heridas mientras que el pelinegro da vueltas incómodo en el transportín. Dios, que invento del demonio. Tras dar varían vueltas por fin consiguió encontrar una postura algo más cómoda.
Dirigió la mirada al baño cuando la puerta se abrió, apareciendo su compañero de clase con un apósito blanco rodeándole la mano para cubrir las heridas que le había provocado. Creo que me he pasado un poco, me he dejado llevar por mi instinto. Young Hak se pega al fondo del transportín, dándole la espada a la puerta.
Baek Myeon toma el transportín con cuidado, junto a las llaves del coche y baja al garaje, de vez en cuando hecha una mirada al interior donde el gato no se ha movido y permanece de espaldas a la puerta.
- Será la última vez que te meta ahí dentro lo prometo, aguanta solo un poco más. - Baja el transportín cuando el ascensor se abre, dentro el gato mueve las orejas al escucharle.
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De vuelta en casa y con la venda quitada, Young Hak vuelve a tomar sitio en el sofá donde se ha pasado la mayor parte de los días, ni siquiera ha pensado en ir a la habitación de Baek Myeon para dormir en la cama que este le había comprado.
En cierto modo se ha tomado muchas molestias para que yo este a gusto y lo único que he hecho ha sido aprovecharme de él y a cambio le he provocado varias heridas. Piensa el pelinegro mientras observa el cielo despejado al otro lado de la ventana.
Esa tarde Young Hak se quedo solo en casa y aprovecho para investigar todos los rincones, desde la cocina hasta el baño y la habitación de Baek Myeon, algunas habitaciones estaban con la puerta cerrada y se quedo con la curiosidad de saber qué había al otro lado.
Para su sorpresa, la habitación de Baek Myeon estaba en el otro pasillo, en sentido contrario al baño. Aunque no le resultaba ningún problema, pues su habitación estaba equipada con un pequeño baño completo y una pequeña habitación convertida en armario con un espejo de cuerpo entero.
Allí, Young Hak pudo contemplar por primera vez como se veía en forma de gato, antes no había tenido esa preocupación, ya que pensaba que era algo pasajero y con el tiempo se acostumbro a la maldición y nunca había tenido interés hasta el momento.
Lo que veía ante sus ojos era un gato completamente negro y de ojos de un intenso amarillo, desvío la mirada y salió de allí sin pensárselo dos veces de vuelta al sofá, aunque al ver la cama que descansaba en una esquina de la habitación y que contaba con una zona para esconderse decidió cambiar su rumbo.
Cuando Baek Myeon volvió ya era de noche y se sorprendió descubrir que Moon no estaba en su habitual sitio en el sofá, asustado empezó a buscarle por toda la casa mientras gritaba su nombre sin parar.
Un pensamiento cruzó su mente y empezó a mirar todas las ventanas, por si se había dejado alguna abierta y el gato había decidido subirse y caerse o tirarse a cazar algún pájaro que volaba por ahí.
Ninguna de las ventanas estaba abierta y el gato no podría haber escapado por la puerta principal, pues antes de salir se había asegurado de cerrarla bien. Entró en su habitación preocupado y se sentó en el borde de la cama, llevándose las manos a la cabeza y preocupado por lo que podría haberle sucedido al gato.
No supo por qué, pero dirigió su mirada a la cama que le había comprado y que este no le había hecho ni caso. En la zona cubierta sobresale la cola negra del gato, el cual había decidido dormir allí por una extraña razón.
Baek Myeon suspiro aliviado, desasiéndose del nudo que se le había empezado a formar en la boca del estómago y que amenazaba por manifestarse en forma de lágrimas. Sonriendo abandono la habitación con una gran sensación de paz en el pecho.
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