Capítulo 3: La primera "fechoría"
Su madre no tenia tiempo...
"No tengo tiempo para ir a comprar tu regalo Shadow, ve con Vanilla a verlo a la tienda"
Su padre menos, ni siquiera sabia que estaba allí...
El erizo negro estaba acostumbrándose a sentir tanto odio, odio por aquello que ya no tenia como antes, en aquel lugar ni siquiera los empleados le conocían, ni siquiera sabían de su existencia, su padre ni un retrato familiar tenia en su escritorio, en los pasillos todo mundo le ignoraba y era perfecto, de la única que debía cuidarse era de la coneja que tenia por tía.
"Lo que quiera, pero no le den molestias al señor"
¿Lo que quisiera? En verdad... ¿Lo que quisiera? Lo único que deseaba era lo que comenzaba aborrecer. Odiaba esa tienda, odiaba su casa odiaba a esos empleados odiaba a su padre y más a su madre y mucho más a ese mocoso, miraba atento los pasillos, miraba atento lo más caro que veía, no importaba que fuera deseaba destrozarlo con la mínima esperanza de "atención" ¿por qué un juguete nada más si se supone era todo lo que quiera? ¿O entendió mal?
Así que el niño saliendo de su escondite iba directo a romper aquella vajilla de fina calidad que sin ver números sabia que era cara.
Pero no vio aquel destello azul que le termino de propinar un golpecillo en la frente y otro en su colita lanzándolo al suelo.
—Grr... —Se quejó el erizo negro elevando su vista hacia aquel bulto azul que temblaba hecho una madeja.
Lo observó mientras se levantaba y sin musitar palabra le dio un empujoncito con el pie haciendo que él erizo azul se desdoblara en el suelo pansa arriba y extremidades separadas aún temblando pero en cuanto sus ojos se cruzaron, aquello cambio.
Sonic se levanto lentamente mientras esos ojos rojos le escaneaban cada movimiento sin ninguna palabra, sin ningún gesto más que la "molestia" Sonic abrió la boca impactado dejando caer un hilo de baba como si estuviera viendo la última maravilla del mundo... Era un erizo, lo que veía era un erizo negro, el primer erizo que no fuera de su familia, el primero de su especie que conocía a sus 4 años, de un color tan diferente al suyo y esos detalles rojos le llamaban atención de una manera singular.
Por su parte el betas rojas seguía mirándole no de la manera del menor, él le miraba con odio y una fechoría termino por acompletarse en su mente.
Se acercó al chiquillo y con una media sonrisa puso sus manos
sobre la bajilla tirándola con ganas justo en los pies del erizo confundido, que alarmado solo pudo ver como el oscuro se desvanecía por la esquina del pasillo y sin tiempo a reaccionar dos empleados llegaron a ver lo sucedido y como era de esperarse tanto políticas de la empresa y la fechoría de Shadow la mamá de Sonic tuvo que pagar algo que valía tres despensas completas para aquella mujer que salio de aquel súper mercado con las manos vacías y un niño llorando comprendiendo su culpa. No, su culpa no era, tal vez un poco por dejarse deslumbrar por algo igual a él... Ahora también le tendría miedo a los de su misma especie.
El lunes regreso y aquel mundo horrible también donde seguía sin poder confiar más que en la seguridad de aquella mesita y sus cuatro patas y de distracción para esas largas horas aquella esponjosa cola moviéndose de un lado a otro.
Tails comenzaba a dejar sus experimentos con la boca para buscar una forma de sacar a aquella bolita azul de su cascarón . El recreo dio su lugar a gritos y correteos y a Tails le comenzaban las ideas para romper aquel cascaron.
Salió al patio cuidando de no ser embestido por la hilera de niños jugando a la vivorita y de aquellas pelotas en el cielo aterrizando en todas partes; lo que buscaba era aquellas flores que vio en el jardín trasero donde se hacen los eventos especiales donde en una jardinera aquellas amapolas amarillas y rojas crecían fervientemente a la luz del tenue sol.
Las miro esbozando una gran sonrisa, había escuchado de su madre que a los erizos les encantan las flores, las más coloridas y hermosas las de mejor aroma y por ello pondría en práctica aquel dato. Corto las flores, en total 4, 2 de cada color y llevándolas cuidadosamente entre sus guantes se dirigía a su salón.
Knuckles ya había regresado al jardín de niños, su resfriado podría volver gracias a la nueva idea de su compañero de divertirse con bolsas de plástico llenas con agua, ¿Que manía tiene este erizo con el agua? Knuckles ya se miraba nuevamente en cama.
—No me vayas a mojar a mi Shadow, no quiero enfermar.
—Eres un miedoso, pero da igual.
Shadow salio del baño con tres bolsas entre sus brazos llenas de agua que comenzaba a salirse de a poco de gira en gota, observaba a cada mocoso del lugar para entonces acertar un plomazo acuático en un cocodrilo verde que no hacia nada más que estar disfrutando de su lonche con su mochila roja a un lado.
—Para que se refresque la piedra verde.
—¡¡¡Sha...sha...Sha...!!!
—¡Te eh dicho que hables bien!
—¡Viene a pegarte!
—¿Uh?
El cocodrilo era grande muy grande y sus ojos se clavaron justo a su agresor, sus dientes filosos rechinaron entre ellos con furia, Shadow sintió miedo, esa mirada no la había visto jamás y la adrenalina comenzó cuando él cocodrilo tomo esa mochila roja suya y empezó a repartir mochilazos a todos los niños en su camino antes de llegar a ese erizo negro que sin moverse de su lugar le esperaba con la cabeza en alto preparando otra bolsa para defenderse del arrugado.
En su camino pasaba el zorrito de dos colas, aquella mochila alcanzo a golpearle las manos provocándole dolor pero mas dolor fue que con las amapolas en mano en un parpadeo las vio destrozadas en el suelo. El cocodrilo ni siquiera se dio cuenta, comenzó a correr una vez visto mas cerca su objetivo y con fuerza lanzó la mochila hacia el erizo que sólo movió un pie para esquivar el objeto y con una sonrisa burlarse del verde que gruño y abriendo la boca por completo buscaba acertar una tarascada sin éxito pues un niño comenzó a llorar desconsolado, era el zorrito en el suelo llorando sus flores.
Sus orejas reaccionaron, conocía esa voz, conocía ese sonido, conocía al dueño de ese llanto.
—Co...colashh
Murmuro la bola azul saliendo a toda velocidad de su trinchera incluso arrebasando a su maestra que igual estaba por acudir, Sonic divisó rápidamente al niño en el suelo rodeado por otros animales infantes que curiosos intentaban ayudarlo,el erizo azul llego al centro de un salto impresionando a todos y llamando la atención del cocodrilo y el erizo negro.
—Eh... —Tails elevó su triste mirada hacia el cielo donde una sombra azul con pinchos le tenia protegiendo con sus brazos extendidos y una mirada acusatoria a cualquiera de los presentes ¿Quien era el culpable del llanto de su colas?
—¡¿Ahora que paso aquí?! ¡Niños muevanse muevanse!
—Tails, Sonic, ¿Que ha pasado?
—¿Tikal es tu niño ese zorro?
—Si Sra.Directora. Yo me encargo.
—Bien.
Sonic seguía en frente de él firme en su decisión de protegerle y Tails parando de llorar miraba admirado aquel cambio tan drástico del azulito, aquel cascaron estaba roto ante sus ojos.
—Tails, Sonic ¿Qué pasó?—Se acerco a sus niños dandole un abrazo a su amarillo.
Sonic negó con la cabeza bajando la guardia al sentir protección de la mujer.
—Me... Me tilalon lash goles
—¿Flores? ¡Ah!
Era verdad, aquellas hermosas amapolas yacían en él suelo destrozadas y la maestra con ternura las tomo acomodando esos tallos destrozados y esas hojas desgastadas por su textura delicada, las llevo a su pecho y con una sonrisa animo al niño.
—Fue esto mi Tails, estas flores aun destrozadas llevan su belleza, no importa si su cuerpo decaído no es vistoso, si son importantes para ti eso es lo de menos, no llores por ellas.
—Tikal, ¿Qué le pasó a tu niño?—Le llamo la abeja educadora.
—Estas flores fueron causa de su llanto, Tails, espero que no hayas querido comértelos como las antenas de la maestra.
El zorro negó con la cabeza mirando hacia Sonic que estaba a su lado mirando las flores asombrado, sus ojos azules se iluminaron al darse cuenta que le gustaban al azul y sus colas se empezaron agitar contentas haciendo que las maestras sonrieran con tal escena tierna.
Por su lado, la educadora del cocodrilo, aquella coneja de antes le tomo por sorpresa al mismo llamándole la atención por su conducta y María, suspirando por su dolor de cabeza mas grande ya no tenia palabras para corregir a ese erizo travieso.
En la salida hubo junta para los padres del cocodrilo y el erizo oscuro, que como era de esperarse no acudió mas que la coneja, tutora del pequeño.
Shadow estaba afuera escuchando todo, sabia que él tenia la culpa y ¿Qué? Ni siquiera con la mordida de ese cocodrilo seguro sus padres aparecerían preocupados, mandarían dinero y a su tía -niñera para "resolver él inconveniente"
Shadow se hizo bolita en si mismo para calmar esas ganas de llorar de su pecho.
—Glup...
Escuchó un pequeño quejido en voz baja, sus ojos rojos se encontraron con esos azules que estaban frente a él. ¿Quien era ese zorro que por su culpa su plan había fallado? Deseaba vengarse de esa cara de tonto.
—¿Cómo te llamash? Yo shoy Tailsh soy un zolito
Shadow miro el suelo, sus dedos enguantados dibujaron un círculo en la tierra y tomando un puño de esta la lanzó con ira a los ojos azules del zorro, sus ojos le recordaban su vida pasada, cuando miraba con tanto vigor al mundo.
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