Capítulo 1: Primer día en "Preescolar"

Shadow ya había llegado, le urgía llegar a jugar y gritar a todo pulmón sin estar limitado por condiciones tan fastidiosas como "Bajale a tu ruido, tu hermanito está durmiendo" "No juegues aquí, molestas a tu hermanito" "No grites, asustas a tu hermanito" Estaba harto de su "hermanito" que había llegado solo para encadenarlo a la sumisión, odiaba ser limitado por condiciones que no aceptaba y que en vez de despertar un cariño por esa bola de 20 cm lo hacia odiarlo sintiendo por primera vez aquel sentimiento junto con su arrogancia alimentada por él "abandono" de su madre.
Era un niño muy amiguero pero quien quisiese ser su amigo debía bailar al son que él tocaba y de lo contrario debía prepararse para una enemistad llevada a destruir. ¿Era posible que un niño de apenas 5 años fuese tan temible? Si... Shadow era famoso por su forma de ser.
Pero no era él único sobresaliente, aunque su popularidad era más por su inteligencia para... ¿Escapar?, como amigo del alma se había conseguido a un equidna rojo de nombre Knuckles que le seguía a donde fuese y era su fiel amigo, nunca rechistaba al dominio del erizo y se sentaban juntos en la misma esquina del salón preparando su nueva travesura.

En la entrada del jardín de niños llegaban dos madres apuradas con sus niños en brazos, un azulito lloraba sin querer despegarse de su madre erizando esas púas y gritando como si eso le fuese a salvar de aquel lugar extraño. La otra madre llevaba al amarillo zorrito prácticamente amarrado a ella, se descuidaba y él niño volaba como mariposa burlándose de ella que no podía volar y alcanzarle.

Ambas madres casi chocan en la puerta, y respirando profundo se presentan ahogadamente entre las educadoras, que recibían a los pequeños con una gotilla de sudor en la frente al sentirse incomodas por la primera impresión de los recién llegados: el azul lloraba y afilaba esas púas imposible de tocar, él amarillo se dejó tomar y la madre daba una advertencia "Cuidado con él, que sabe volar y también se mete todo a la boca" la educadora ya se había percatado de aquello teniendo al zorrito "comiéndose" su antena pues la chica era una abeja y con una sonrisa y forcejeo saco su delicada y doliente antena de la boca del zorro. ¡Hay pobres educadoras! , lo que les iba a tocar con esos recién llegados.

Las madres después de entregar a sus niños pasaron a la dirección, ambas miraban hacia atrás sin perder la vista de sus niños, Sonic seguía llorando y la pobre educadora coneja apenas Soportaba él contacto de su piel contra las púas.
impresionantemente el zorrito estaba tratando de calmar al erizo soltando un "Shuu, shuu" y la abeja miraba confusa aquella correa que colgaba del pecho del zorrito que según la madre era para evitar que saliese volando el escuincle.

Al entrar a su nuevo mundo lo primero que escucharon fue un mar de gritos y risas y uno que otro lloriqueo, ambas educadoras dejaron a los niños con la encargada de ese salón la srta: Tikal que con esa gran sonrisa calmó al erizo azul en su lloriqueo al tomarlo en brazos.

-Pequeño erizo, ¿Tienes mucho miedo de llegar aquí?

Él erizo solo le miro y se rascó los ojos cuales rojos por llorar tanto.

-Tikal eres muy buena para calmar a tus niños, yo apenas puedo. - Suspiró la coneja sintiendo que un peso menos se descargaba de ella.

-Yo... Aún no sé como despegarme a este niño de mis antenas. -Decía frustrada la abeja forcejeando nuevamente.

-Sólo debes buscar la inquietud que aqueja a cada niño, por ejemplo, este pequeñín como la mayoría, teme a los cambios la separación de su madre y como educadoras debemos ser como una segunda madre y fortalecerlos poco a poco para que vaya independizándose de uno. Y - tomando con el otro brazo al zorrito - este zorrito sólo busca conocimiento, seguro que es la primera vez que ve unas antenas y a una abeja como tal.

-Tikal, eres maravillosa.

Tikal era joven y hermosa, una equidna llena de energía y amor para cada niño en su aula era la mas ordenada y armoniosa, sabia tratar con cada pequeño a su cuidado y esos dos nuevesitos no eran la excepción.

Pasaron las horas, los primeros minutos de aquellos niños en aquel lugar, Sonic fue puesto junto con Tails y otros niños con apenas días de recién llegados en una pequeña mesita en el suelo jugando con bloques de madera mientras Tikal los atendía los demás niños; ya estaban mas cómodos con su situación y hacían sus actividades con completo orden y silencio su concentración era tal que no parecía un salón de preescolar.

-Tails, eres muy rápido para aprender ¡Hey pero a la boca no! Jejeje. Y tu Sonic, anda... ¿No vas a jugar?

Tikal veía que ese erizo iba a ser un gran desafío, tal vez no lloraba pero su mente estaba atrapada en otro lado, un niño muy cerrado pero no imposible de abrir al mundo.

El receso comenzó y el pequeño zorrito andaba por toda la escuela observando su nuevo entorno metiendo mano por doquier, encontrándose con un gusano de caracol entre la tierra.

-¿Hay pelo que cosha e eto? Mmmm

El zorrito estaba apunto de comerse el gusano para "investigar" cuando un balón llegó del patio de juego hasta la nuca del zorro dejando caer el caracol y un grito de dolor para después llorar y mirar hacia donde provenía el golpe.

-Ve por él balón - Ordenó él erizo oscuro desde él patio cruzándose de brazos.

-Voy - contestó el equidna rojo yendo hasta el zorro amarillo que lloraba y justo atrás de él estaba en reposo el balón, sin prestarle atención, lo pasó de largo y tomó la esfera de vinil regresando con Shadow.

El zorro dejó de llorar mientras observaba al "dueño de su golpe" así pensaba, que el equidna ese era el culpable al tomar aquel balón y tomando al caracol entre sus dedos se llevó a su nuevo amigo a "defenderse"

-Oye...

-¿Qué quieres enano?- Le preguntó Knuckles al zorrito frente a él, el cual sólo respondió arrojándole a la cara el caracol para luego huir volando al salón.- ¡Zorro feo! ¡Me aventó algo pegajoso!

-Ponte en el otro lado Knuckles me estoy aburriendo.- Dijo Shadow ignorando la protesta de su amigo.

-¿Me dejan jugar?- Preguntó otro niño acercándose con timidez al negro erizo el cual primero lo examino de pies a cabeza.

- Si, pero aquí mando yo ¿ok?

-¿Qué es oquey?

-Pff ¡Que aquí yo digo las reglas y me obedecerás si no largo!

-si.

Desde la ventana observaba todo el pequeño ingresado azul, Sonic no se animaba a cruzar el marco de la puerta ni tampoco a hablar con nadie, había niños que intentaron llamar su atención invitándolo a jugar y otros simplemente lo ignoraban, Tikal estaba dentro preparando su clase y mirando así como el zorrito se había "defendido" del equidna pequeño, ella había decidido no interferir, debía estudiar a sus nuevos alumnos y daba por hecho que ese zorrito ninguna cola tenia de tonto.
Tails aterrizaba en él marco de la puerta topándose con él erizo escondido tras la ventana y que al verlo se hizo bolita agachando su cabeza y poniendo sus manos enguantadas en su cabeza en señal de defensa.

-Shoy Tails ¿Colo te llalas?

Sonic se hizo mas bolita, temía al contacto y sus púas se erizaron como prueba de ello. Tikal observaba el acercamiento apoyando su mentón en ambas manos sobre él escritorio.

-Shoy un ssholito y tu ke elesh?

Sonic levanto su rostro y miro al amarillito que tenía los ojos azules más grandes y brillantes que había visto que no pude evitar abrir la boca maravillado, era como ver dos canicas de su color favorito.

-ke bonitosh picosh tenes ¿Pala ke son? Mis colash son pala volar ¡Yo vueño vueño muy muy alto!

Él erizo seguía sin contestar pero miraba aquellas dos colas esponjosas que comenzaban hacerle sentir el impulso de tocarlas, pero tenia miedo mucho miedo.

El timbre de regreso a clases rompió ese posible acercamiento, Sonic se alarmó y rodando se metió bajo la mesa donde se había sentado en la mañana, Tails le siguió y las educadoras afuera ponían orden igual que Tikal, que acomodaba a sus niños, con una canción invitaba a los nuevos a unirse, poco tardaron siendo Tails el penúltimo o tal vez el ultimo en seguir aquella cadena de niños tras la maestra pues Sonic no podía salir bajo la mesa, estaba temblando con miedo a esas risas y cantos con miedo a esos piesillos pisando al unisono él suelo.
Tikal paró, regresando con dulzura a sus niños a sus mesas y junto con Tails se agachó bajo la mesa buscando aquella bolita azul que tensaba las púas.

-Sonic, Sonic, no te vamos hacer nada, Tails esta triste porque no quieres salir ¿Verdad Tails?

-Ehhh... ¡Shi!

Sonic dejó de temblar pero no deshacía su defensa.

-Y los demás también están muy tristes por que quieren cantar contigo. Se que puedes cantar Sonic, seguro que tienes una voz muy bonita.

Tails miraba ansioso por ver que aquel erizo se integrara a ellos, para el zorrito era tan fácil integrarse, era como descubrir mas cosas con cada persona.

Ese día Sonic no salio por más que Tikal le llamó , seguía adentro y su única distracción eran aquellas colas esponjosas que se arrastraban en el suelo y se movían de un lado a otro, aquellas colitas no eran más que las de Tails que provocaron la sonrisa del erizito que se escondía.

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