Capítulo 16
━━━ ꧁ད ✶ ཌ꧂ ━━━
CAPÍTULO 16
━━━ ꧁ད ✶ ཌ꧂ ━━━
Desperté envuelta en la fragancia de canela.
Contemplé la pared caoba de la habitación de Thomas durante un momento, y con la ayuda de mis brazos, me incorporé sobre el colchón, sintiendo las ganas de orinar que surgieron de repente.
El desorden era el mismo, a excepción de la cama, que era el lugar en el que ahora me encontraba.
Asumí que Thomas me quitó los zapatos.
Junto a mí, Ashton, sentado sobre el colchón como si estuviera haciendo yoga. Aunque en realidad estaba observándome.
—Justo ahora, ni el paraíso logra tentarme —susurró como en un sueño—. Verte dormir me resulta adorable.
Me pellizqué el brazo, pero todavía siguió ahí, en la misma posición.
No pude evitar preguntarme si, durante las últimas noches, se la pasó observándome de esa forma.
—Tengo curiosidad. Antes, hablabas entre sueños. ¿Qué fue eso que viste con exactitud?
Consternada, salí del trance y meneé la cabeza, esperando no haber pronunciado alguna tontería.
—¿Qué dije? —pregunté, sintiendo una ligera somnolencia en mi voz y el rubor calentando mis mejillas.
—No pude entender. Por eso creí que tal vez podrías contarme sobre lo que soñaste. Parecías asustada.
¿Y cómo no estarlo después de todo lo que estaba pasando?
La puerta se abrió y Thomas entró a través de ella.
—Veo que ya te sientes mejor. —Se abalanzó sobre la cama, y tuve que retirar los pies para que no me aplastara—. Temía porque no fueras a despertar.
Desvié la mirada hacia el bastón que pasó por delante de mi campo de visión. Detrás de un movimiento de muñeca, y el leve resplandor proveniente del objeto colgado de mi cuello, Thomas cayó fuera del colchón.
—¿A qué viene la patada? —Se quejó desde el suelo—. ¡Ya me disculpé!
Observé a Ashton, quien se encogió de hombros en respuesta. Aunque el gesto podría haber parecido infantil en otra persona, en él lucía de manera distinta, más madura y despreocupada.
—Ni siquiera fue capaz de sacudir las sábanas —se excusó con desagrado.
Por otro lado, Thomas, con una apariencia totalmente desaliñada, se sentó en el borde de la cama, manteniendo una distancia segura de mí.
—Te desmayaste —me dijo, manifestándose a la defensiva por si volvía a golpearlo. Aquello me hizo sentir como si todo el tiempo me aprovechara de él, pero si lo hice, es porque se lo merecía.
—¡Ah! —Los gritos de la multitud se reprodujeron en mi memoria una vez más.
«Sirio... Sirio...».
De repente tuve escalofríos.
—¿Qué sucede? —Thomas se rascó la cabeza, despeinando todavía más sus rizos rebeldes.
—La caja musical funcionó. Y al mirarla, sentí que me absorbió. Luego escuché gritos.
—Así como de terror o... —Thomas se quedó a medias.
—En lo absoluto —esclarecí, y miré a Ashton—. Proclamaban en alto el nombre de Sirio.
—Y dices que todo fue porque esa caja se abrió de repente. —Thom señaló el objeto ahora cerrado sobre su escritorio, junto a mi mochila—. Qué extraño...
—¿Por qué lo dices?
—Mientras dormías, intenté abrirla un par de veces, pero no lo conseguí. Está atascada.
—No se abrirá a cualquiera, y tampoco responde a malas intenciones —intervino Ashton, resultándome de lo más ofensivo.
—¿Cuál es tu problema? —bramé.
—¿De qué estás hablando? —Thomas levantó una ceja, pero no tardó en darse cuenta—. ¿Te refieres a él? ¿Enciendo las luces?
—No. —Lo frené poco antes de que se pusiera de pie—. Tan solo necesito un momento para pensar.
—Si quieres, puedes refrescarte en el baño y luego bajar a cenar. Papá se marchó al medio día y...
—Espera. —Mi mente procesó sus palabras a trompicones—. ¿Durante cuánto tiempo dormí?
—Sé que dijiste que nos marcharíamos antes del anochecer, pero...
—¿Ya anocheció? —Salté fuera de la cama y mis pasos resonaron cuando me acerqué a la ventana para comprobar que no mentía—. ¿Por qué no intentaste despertarme?
—Hablemos de esto una vez que hayas comido, porque de pronto pareces furiosa. —Se levantó de la cama y con nerviosismo se acercó a la puerta—. Sé de algo que puedo hacer para mejorar tu humor.
—Thomas —lo llamé, pero no me prestó atención.
—Te espero abajo. De verdad, necesitas relajarte un poco, por eso te desmayas, mujer. —Huyó de la habitación y exhalé irritada. Él siempre hacía lo que le venía en gana.
—Tomaste mis palabras a mal —intervino Ashton en un mal momento—. El medallón solo se queda con quien posee su custodia. Lo mismo sucede con la caja, que responde a la voz de su dueño y se abre para él. Es así como funcionan los artilugios mágicos en nuestro circo.
—Con artilugios te refieres a...
—Los medallones, la caja... Ese tipo de objetos con magia, sí —aclaró.
—Pero nada de eso me pertenece.
—Te llegó como un obsequio, ¿no es así? Eso hace que la caja musical y la magia que contiene sean tuyas.
—¿Otro objeto embrujado? Debe ser una maldita broma. —Avancé tres pasos y regresé por el mismo camino—. Entonces, fuiste tú quien sacó el obsequio del armario y tomó la tarjeta.
Nunca le hablé del regalo, así que lo di por hecho.
—Lo que pretendía, en realidad, era recuperar mi levita. Fue al verlo que reconocí la envoltura. Intenté abrirlo, pero ya que no puedo tocar nada de tu mundo, a excepción del medallón, me resultó imposible.
—Entonces no fuiste tú quien tomó la tarjeta —deduje. Pudo haberse extraviado en algún momento—. ¿Esa caja me perseguirá al igual que esta cosa?
Apunté hacia el medallón.
—No. Ese no es el fin para el que fue creada.
—Entonces, ¿cuál es ese fin?
—Baúl de los recuerdos. Conserva todos los de su dueño, y podrás acceder a ellos ahora.
Las palabras de Ashton resonaron en mi mente y un recuerdo surgió en mi memoria. En el último sueño que tuve, el público mostró su emoción y aclamaba a alguien llamado Sirio. La conexión entre el sueño y la caja musical comenzó a formarse en mi mente. La caja debió guardar un recuerdo especial relacionado con ese mismo miembro del elenco, y yo pude verlo.
—¡Zara! —Thomas gritó desde el primer piso—. ¿Te calmaste? ¡Baja ya!
Eso me trajo recuerdos de mamá.
—¡Ahora voy! —respondí.
Me dirigí al baño ubicado en el pasillo, cerré la puerta y me senté en el inodoro. Al voltear para buscar el papel higiénico, me di cuenta de que olvidé encender las luces y me sobresalté, lo que provocó que el flujo de agua se interrumpiera. La oscuridad en el baño era abrumadora.
Pronto me dije que debía mantener la calma. No había razón para pensar que algo fuera a manifestarse en este momento. Sin embargo, me atreví a preguntar:
—¿Ashton?
No hubo respuesta, y me apresuré a terminar.
Con cuidado fui hasta la puerta y levanté la mano, pero no fue la cerradura lo que toqué al final.
Todavía me tomé el atrevimiento de comprobar qué diablos palpé, cuando lo escuché decir:
—Si lo que buscas es la cerradura... —Palidecí al escuchar su voz profunda, mientras su aliento rozaba mi mentón.
Así, terminó por aclararme que había profanado su cuerpo con mi mano. Pero no tuve idea de lo que estaba tocando en realidad.
━━━ ꧁ད ✶ ཌ꧂ ━━━
Ashton sí es bastante creepy 🥴
✶ ✶ ✶
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top