Parte II.- La cumbre del campeón.
Desperté y aún estaba recargado debajo de aquel árbol. Limpie las lágrimas que brotaron de forma inconsciente en aquella emotiva despedida con Aldric.
No puedo evitar sentirme mal con él, y la verdad me gustaría ayudarlo, pero en realidad no había mucho que pudiera hacer.
Es decir, la única persona especial en su vida estaba muerta, y no creo que el quisiera reconciliarse con su padre...
Por mucho que me doliera, la verdad es que no podía hacer más por él.
Tal vez podría ir a visitar la tumba de Aranis, estoy seguro de que le hubiera gustado despedirse de ella.
Si, eso es... Tal vez pueda ir a su tumba y le llevare algunas flores.
Me quedé unos minutos procesando todo lo que había pasado y empecé a pensar en mi futuro. Tenía toda una vida por delante, pero la verdad no me sentía especialmente emocionado.
Tal vez era por el hecho de saber que está era solo una vida más y tampoco es que tuviera recuerdos como referencias para comparar si está sería una buena o mala aventura.
Pero bueno, así están las cosas. Y pensándolo bien pude caer en un lugar peor. Al menos Aldric no era un fugitivo de la ley o algo por el estilo. Aunque también pude caer en una familia menos disfuncional, y claro, en una con dinero...
Deje de pensar en tonterías y me enfoque en lo que haría ahora mismo.
Según lo que ví en sus recuerdos no tengo donde vivir, llevaba un par de años viviendo de posada en posada realizado trabajos de mercenario. ¡Y claro! La magia...
Extendí mi mano y pensé en conjurar una llama en la palma. La pequeña flama apareció y se levantaba con fuerza, emanando luz y calor.
La forma en la que se manifiestan los recuerdos de este cuerpo funciona de manera extraña. Hace un momento pude ver un resumen de su vida como un espectador, y al mismo tiempo sentía varias de sus emociones o incluso escuchaba sus pensamientos. Pero curiosamente no puedo combinar al 100% nuestras memorias. Es decir, a pesar de todo lo que ví, aún hay muchas cosas que no se.
Supongo que es normal hasta cierto punto, si eso pasará, técnicamente yo pasaría a ser Aldric y dejaría de existir.
Poniéndolo de una forma más sencilla de entender es como si hubiera 2 cajas dentro de mi cabeza, en una estoy yo (la principal), y en la otra esta lo que Aldric fue alguna vez (la secundaria).
La desventaja, como expliqué anteriormente, no tengo presente todos los recuerdos instantáneamente. La ventaja es que puedo rebuscar en las memorias siempre que quiera de una manera sencilla y casi instantánea...Si sabía que buscar, claro está.
Y con esta prueba de magia que hice, me puedo dar cuenta que el cuerpo reacciona mejor a la memoria muscular. Supongo que esto es gracias a qué mi mente no tiene información sobre un cuerpo propio, así que toma directamente la información de la mente de Aldric. Por eso, caminar, correr, conjurar la magia, y demás acciones, se sienten... tan natural, a diferencia del caos de las mentes y recuerdos.
Y afortunadamente, creo que Aldric tiene una cantidad enorme de conocimiento que puede ser bastante útil.
Aunque, la verdad me gustaría aprender un poco más de este mundo y su historia.
Por lo visto, las lecciones de Aranis, se enfocaron más en la magia de sanación, modales y conocimientos básicos. Y Aldric se enfocó más en leer libros de magia elemental. Los pocos conocimientos de historia general provenían de las enseñanzas de Gideon. Tal vez por eso Aldric evito aprender mucho más sobre ese tema.
Me levanté y caminé hacia aquel pueblo que se veía en el horizonte, estaba seguro de que era Ironhelm. No pensaba quedarme ahí, ni mucho menos.
No sé qué haría si me encontrará frente a frente con Gideon, sería algo bastante incómodo y extraño. Así que no, solo daría un vistazo a las afueras y vería si había algún carruaje que me llevará a Eldiora. Según mis recuerdos era la ciudad más cercana, y convenientemente también una de las más grandes del mundo. De hecho, Aldric no salió de aquella ciudad en los 2 años que paso lejos de casa. Bueno, solo salía para cumplir sus misiones, claro está.
El plan era juntar algo de dinero para poder hacer un viaje a Mystara.
Después de visitar a Aranis y cumplir la última voluntad de Aldric, me sentiré más tranquilo.
Seguí mi recorrido por las afueras de Ironhelm, y me sorprendió ver que el lugar estaba en ruinas.
Dudo que haya mucha gente viviendo aún aquí.
Cuesta creer que hace menos de 10 años está fue una ciudad aún más prolifera que la misma Eldiora (Hablando de ganancias brutas, claro.).
Era increíble que solo una persona hubiera provocado todo este desastre por su mero orgullo e incompetencia.
Llegué al límite de la ciudad y para mí mala suerte no encontré ningún medio de transporte, supongo que era lo normal. Después de todo dudo que alguien quiera venir a esta ciudad en ruinas.
Veamos, según veo Eldiora debe de estar a más de 2 horas caminando. Será un viaje largo y lamentablemente no veo en mis recuerdos que exista alguna otra forma de transporte, ni siquiera con magia. Así que, sin más opciones a evaluar, comencé a caminar.
El trayecto a Eldiora fue bastante aburrido y cansado, pero al menos me dio tiempo de pensar en lo que había pasado más a detalle. Decidí que le daría una oportunidad a este mundo y a esta nueva vida, y si me veía atrapado o estancado sin ningún objetivo claro, haría un salto e iniciaría de nuevo.
Después de poco más de 2 horas las grandes murallas se levantaban frente a mí. Había cientos de personas yendo y regresando, en carruajes, caballos o a pie. Era impresionante ver aquellas pardes en persona, no podía creer lo diferentes que se veían de los recuerdos de Aldric. Eran blancas y se elevaban majestuosamente hasta el cielo, fácilmente median unos 50 metros de altura, lo que me hizo preguntar la razón de semejante altura. ¿Qué clase de monstruo tenían pensado repeler? ¿Quién demonios construyo semejantes moles de concreto?
El acceso a la ciudad no se veía para nada restringido, veía algunos guardias con armaduras de metal color cobre y yelmos con plumas negras haciendo guardia a los alrededores, pero en realidad no se metían con nadie ni restringían el acceso.
Pase por la enorme puerta de la muralla y dentro el caos era aún mayor, cientos de personas hablaban y caminaban entre todos los puestos que había en los alrededores. Las memorias de Aldric no me servían de nada en este lugar, era tan caótico que me costaba reconocer las calles. Solo tenía el nombre de la posada en la que solía pasar las noches: La puerta oculta.
Estuve preguntando en los alrededores y al fin después de varias vueltas di con el lugar.
El bar estaba abarrotado, al igual que en mis memorias, había toda clase de personajes, desde enormes hombres con gruesas armaduras de metal, hasta chicas hermosas con armaduras más simples y ligeras y no solo eran humanos, también podía distinguir algunos enanos y otras razas que me costaba identificar. Todos hablaban y gritaban, algunos con bebidas en mano o exhalando humo que inundaba el lugar con un olor un tanto desagradable. Había tanta gente que la mayoría estaba de pie, ya que las pequeñas mesas y la barra del bar estaban completamente ocupadas. Y como era de esperar, la mayoría de las personas estaban amontonadas en medio de las 2 escaleras que llevaban al segundo piso, ya que estaba el enorme tablero de misiones en dónde se veían varios carteles colgados.
Este bar-posada era en su mayor parte, un punto de encuentro para mercenarios y aventureros independientes.
Generalmente, si había algún problema en la ciudad o sus alrededores, este era atendido por la guardia del puño de hierro (los guardias de bajo rango de Eldiora), o, si era algún tema que necesitará soluciones inmediatas mandaban a la orden del puño de plata o de oro.
Claramente esto era enteramente decidido por los altos mandos de la ciudad, ellos decretaban que, como, y cuando mandarían la ayuda.
Había solicitudes que eran completamente ignoradas, y por eso existían está clase de lugares, dónde los mercenarios tomarían a cambio de dinero, la responsabilidad de realizar estos trabajos que normalmente serían ignorados o aplazados por la guardia de Eldiora.
Un chico alto, delgado, pero de apariencia bastante atlética que estaba en el barandal del segundo piso, me llamo a lo lejos al verme entrar.
- ¡Hey, hey! ¡Aldric!
Bajó las escaleras y al encontrarse con el mar de gente abarrotada cerca del tablón, intento abrirse paso entre todas las personas sin éxito. Así que ágilmente salto, y usando a las mismas personas como punto de apoyo salto encima de ellas una a una como si de plataformas se trataran. Era todo un acróbata, y al parecer era muy ágil y habilidoso, ya que las personas usadas como punto de apoyo apenas y se inmutaban de ello.
Busque en las memorias de Aldric acerca de aquel animoso chico antes de que llegara a mí.
Su nombre era Sora Inoki, debido a su agilidad y perspicacia se había ganado un lugar como uno de los mejores mercenarios. Conoció a Aldric prácticamente el primer día que este decidió escapar de casa. La personalidad extrovertida y simpática de Sora había sido justo lo que Aldric necesito en esa difícil situación. Además, Sora le ayudo y enseñó a entrar a aquel mundo de cazarrecompensas. Ambos eran conocidos por qué se complementaban a la perfección, Aldric solía ser la fuerza bruta y Sora era el cerebro y el soporte en todas las misiones que tomaban.
Había mucha información con Sora que no tenía tiempo de revisar a detalle en ese momento, pero por ahora tenía suficiente contexto para hablar con él.
Aun así, me resultaba extraño hablar con él, aún sentía que era un completo desconocido para mí. Era una sensación muy extraña.
El chico aterrizó justo en frente de mí y me tomo con fuerza de los hombros.
- ¿Dónde diablos te metiste? Bueno... No importa, ¡ven, corre!
Sora no me dejo ni hablar y me jalo del brazo hacia la multitud.
Entre empujones y jaloneos caminamos por las orillas del establecimiento hasta que por fin llegamos a la zona trasera del bar. Había un amplio pasillo con varias puertas cerradas, entramos a una sala que estaba prácticamente vacía. Había una gran mesa redonda en dónde se encontraban un par de personas sentadas.
- ¿Lo ven? ¡Les dije que llegaría! - exclamó Sora con cierto alivio en su tono al entrar abruptamente en la sala.
Las personas en la mesa eran un enano que se veía algo malhumorado, y una hermosa chica que supuse era una elfa por las orejas puntiagudas y el porte elegante que tenía.
El enano lucía una gran barba negra, y tenía la cabeza completamente afeitada. Todos los enanos eran pequeños de estatura, pero la mayoría eran extremadamente fornidos y los que no solían ser muy gordos. El caso de este era el primero, sus gruesos brazos golpearon la mesa con fuerza mientras exclamaba evidentemente molesto con una voz gruesa y penetrante:
- ¿Así que tú eres el famoso mago? No te veo nada de especial... ¡Y aun así nos hiciste esperar más de medio día!
La elfa a su lado, tenía el pelo largo y rubio. Sus ojos eran grandes y de color verde. Al lado del enano se veía bastante alta, pero probablemente media unos cuantos centímetros menos que yo. Ella coloco una mano en su hombro y con una voz suave y cordial le dijo a su compañero:
-Vamos, tranquilo Berg... Lo importante es que está aquí... Y no querrás asustar al chico...
Intenté revisar entre los recuerdos de Aldric para ver si encontraba alguna pista sobre lo que estaba pasando, pero era difícil encontrar algo tan ambiguo en ese mar de recuerdos. Si tuviera algo más específico para buscar... Tal vez sabría por dónde empezar... Solo necesitaba una palabra, o algo que me sirviera de guía para no perderme en el mar de recuerdos. Así que decidí mantener silencio y esperar que alguno de los presentes dijera algo que me sirviera.
El silencio se tornó algo incómodo, el enano parecía enojarse cada vez más y Sora me miró y me hizo señas para que hablara, se veía nervioso y desesperado por alguna razón.
Bueno, no tengo de otra, solo espero no decir algo que no debo.
Así que di un paso enfrente y dije con educación.
-Es un gusto. Por favor, disculpen mi impuntualidad. Me ví envuelto en un problema y....
- ¡Eso no nos importa, chico! ¡No nos hagas perder más tiempo! - Exclamó el enano interrumpiendo mi disculpa.
- De acuerdo... Lo siento. Mi nombre es Aldric Hawke... Es un placer.
El enano me miró con un odio que casi se podía palpar, y entre dientes, luchando por no gritar le dijo a su compañera.
-Este niño está colmando mi paciencia...
-Tranquilo, el solo está siendo educado. - Dijo la elfa tranquilamente al enano y acto seguido volteo a mirarme. -Mucho gusto, Aldric. Disculpa a mi compañero, solo que no es muy paciente y debes entender, el torneo está a nada de iniciar...
Torneo... Eso era lo único que necesitaba.
Buscando en las memorias de Aldric un recuerdo inundó mi mente y de nuevo como si se tratara de una película comencé a ver el recuerdo.
Era más de medianoche, estaba caminando por las calles de Eldiora junto a Sora. El venía abrazando su brazo, como si estuviera herido. Tenía un semblante cansado y desanimado, cosa que contrastaba mucho al Sora que estaba en el presente conmigo. Él iba caminando detrás de mí, mirando el suelo.
- ¿No estás harto de esto, Aldric? ¿Hasta cuándo seguiremos vagando en esta maldita ciudad?
-No necesito nada más... - contesto un desanimado Aldric. - No tienes por qué quedarte conmigo, sabes que puedes irte en cualquier momento.
Sora puso cara de disgusto ante las palabras de su amigo, pero enseguida sonrió de nuevo como era costumbre.
- ¿De nuevo con tu papel de víctima? ¡Vamos! - apretó el paso para adelantarlo y se paró frente a él para detenerlo. - Se que podemos, y si en verdad no tienes nada que perder, ¿Por qué no hacerlo?
Aldric miro a su amigo y quiso ignorarlo bajando la mirada, pero al ver su brazo herido se arrepintió y lo miro a los ojos.
- ¿De verdad estás dispuesto a morir por nada? - dijo Aldric con una sonrisa.
- ¡A diario lo hacemos, jaja! -Dijo muy animado el chico. - ¡Aún estamos a tiempo de inscribirnos, sé que podemos llegar a ser caudillos! Una vez llegando a ese punto, podemos retirarnos sin problemas.
-Sabes que no dejan entrar a cualquiera...
- ¿¡De que hablas!? Eres una maldita leyenda, y lo sabes. ¡Si te inscribimos como mago, estoy seguro de que tenemos el paso asegurado! - dijo mientras me golpeaba el hombro con su brazo sano con una gran sonrisa que poco a poco se borró al recordar el dolor de su mano herida.
- ¿No puedes soportar el golpe de un simple orco sin casi perder el brazo y quieres convertirte en caudillo? - le digo con una sonrisa burlona.
- ¡Jajaja! Si un idiota no se hubiera distraído, no habría hecho falta interponerme.
Ambos siguieron bromeando hasta la posada, dónde ya sentados en una mesa Aldric coloco a la fuerza el brazo herido de Sora.
- ¡Oye, oye! ¡Hazlo con cuidado! - exclamó de dolor Sora.
-Cálmate, señor caudillo.
Ya con el brazo en la mesa, Aldric coloco sus manos en él y después de varios intentos logro iniciar la curación. Una intensa luz verde iluminó el oscuro bar. Poco a poco la cara de dolo de Sora desaparecía junto con las heridas.
-Es impresionante... Lo hubiera agradecido 2 horas antes, claro.... ¡Ahh, lo siento, lo siento! - Grito de dolor cuando le apretó la herida por su sarcástico comentario.
-Sabes que me cuesta trabajo... Además de que es tardado como para usarlo en medio de un combate...
-Vaya que eres extraño. Prácticamente eres el único mago de Eldiora que no puede usar sanaciones en combate, pero también eres el único que puede hacer magia de ataque... No me queda claro si eres muy bueno, o muy malo... ¡Ahh, lo siento! - aulló de dolor en consecuencia de molestar a Aldric.
Podía sentir los pensamientos de Aldric en ese momento, mientras el mantenía la mirada con cierta tristeza en aquella luz verde que emanaba del brazo de su amigo empezó a recordar las lecciones de su madre. Pronto, su mente lo transportó al momento en que pudo realizar su primer hechizo curativo, lo hizo sobre una pequeña ave del jardín de su casa que había caído en las garras de un gato callejero.
La misma luz verde emanaba del pequeño animal aparentemente inerte. El esfuerzo de Aldric era observado por su madre que estaba sentada a su lado, atenta, y sorprendida a la vez de que su hijo estuviera haciendo magia por primera vez.
Entonces el animal se levantó confundido y enseguida emprendió el vuelo.
Aldric sonrió emocionado y volteo a ver a su madre que lo miraba con unos ojos llenos de amor y orgullo.
- ¡Mi pequeño! ¡Bien hecho!
Su dulce voz resonó en mi mente y me hizo sentir una profunda tristeza.
Pero Aldric contuvo las lágrimas y rápidamente esa tristeza se convirtió en un horrible sentimiento de odio y enojo. Pronto aquel hermoso recuerdo, fue reemplazado por el momento en el que su madre desvío la mirada de manera indiferente el día que partió de su hogar.
La luz dejo de brillar.
Sora se quedó callado al ver a su amigo en una especie de trance. Completamente quieto y sin decir una sola palabra.
Quito la mano de la mesa y la puso en su hombro.
-Oye...
Aldric salto ligeramente saliendo de sus recuerdos y rápidamente interrumpió a su amigo antes de que tocará un tema que evidentemente lo lastimaba, pero que también quería evitar a toda costa.
-Así que... Dime, ¿En qué consiste el torneo exactamente? - dijo volteando la mirada y levantándose de la mesa mientras se dirigía a la barra del bar.
Sora pudo darse cuenta de que Aldric se estaba guardando algo, pero decidió respetar su espacio y siguió con su conversación.
-Eh... Si... Bueno, en realidad es difícil saber que eventos tendrá. Pero casi siempre es algo relacionado al combate, obviamente. -Dijo Sora, mientras movía su brazo recién curado. - Lo importante es avanzar en la clasificación. Cada prueba da puntos que te suben en la lista general. Cuando lleguemos a tener suficientes puntos y superemos o igualemos a un caudillo, tenemos que vencerlo en una prueba que el decida para tomar su lugar. Es bastante sencillo. -Dijo Sora bastante seguro de sí mismo.
-Suena a que nos va a quitar mucho tiempo, en realidad.
-Pues claro, pero la ventaja es que nos darán alojamiento y mientras nos mantengamos subiendo en la clasificación no tendremos que preocuparnos por el dinero. - Dijo contento.
-No sé por qué te entusiasma tanto... Dices querer dejar de trabajar como mercenario y vamos a estar en un ambiente prácticamente igual. ¿Solo lo quieres hacer por el dinero?
- ¿De qué hablas, idiota? -dijo Sora acercándose a su amigo y golpeando ligeramente su cabeza con la palma de la mano mientras se sentaba a su lado en la barra del bar- ¡Piensa! No es por el dinero. ¡Es por la fama y el reconocimiento que nos dará si llegamos a convertirnos en uno de los 5 caudillos! Ya no seremos simples mercenarios que trabajamos para no morir de hambre... La gente nos mirara con respeto y admiración...
Aldric miraba la barra en la que estaba recargado y pensaba en las palabras de su amigo.
-La verdad no veo nada atractivo en eso...
Sora miro decepcionado a Aldric y cuando estaba a punto de refutar su punto de vista, el continúo hablando.
-Pero creo que te lo debo... Te ayudaré... Te convertiré en un caudillo y luego me iré.
Sora no sabía si celebrar o golpear a su amigo. Solo se quedó callado, hasta que después de unos segundos un tanto incómodos, rompió el silencio.
-Si que sabes ser melodramático, ¿Eh?
Aldric sonrió y poco a poco empezó a reír, Sora también rio junto a su amigo.
El recuerdo terminó abruptamente y al volver a la realidad, aquella hermosa elfa continuaba hablando.
- ...el torneo está a nada de iniciar, y aún tenemos muchos lugares que visitar.
- Si... Supongo que están aquí para evaluarnos de alguna forma, ¿cierto?- dije más seguro, ahora que tenia un poco más de contexto de la situación.
- ¡Estamos aquí para evaluarte a ti! ¡Muchacho idiota! ¡¿Crees que perdería mi tiempo para ver al mono de tu amigo?! - Explotó el enano furioso, vociferando mientras se levantaba de la silla y estaba realmente decidido en ir a golpearme.
La elfa de nuevo lo detuvo tomándolo del hombro y este se volvió a contener quedándose parado en se lugar mientras rabiaba en silencio.
-De acuerdo... - Dije algo nervioso.
Era evidente que venían a ver con sus propios ojos al mago ofensivo con el cual, seguramente Sora endulzó la solicitud de inscripción. Pero en realidad no sabía exactamente que debía mostrarles. Si les mostraba una simple llama, probablemente el enano se lanzaría a golpearme y no habría poder que lo detuviera está vez.
Así que busque entre los hechizos de Aldric, alguno que pudiera demostrar que era un mago ofensivo pero que también los pudiera impresionar. Entonces hice el único hechizo, lo suficientemente impresionante que podía hacer en interiores...
Cruce mis brazos en el pecho y estos poco a poco se encendieron en llamas, una vez que estaban completamente envueltos mi cuerpo completo se fue consumido por las llamas. El calor que emanaba era mayor al que suponía, Sora y los dos evaluadores cubrieron sus rostros intentando protegerse del fuego. Para evitar un accidente envolví mi cuerpo con una ligera capa de viento que funcionaba como una barrera que contuviera las llamas en dirección a mi cuerpo y no hacía afuera.
Los presentes en la habitación pudieron bajar las manos al dejar de sentir el calor abrasador de las llamas y pudieron admirar a la entidad de fuego puro que estaba parada frente a ellos.
El enano y la elfa me miraron impresionados, mientras daban un par de pasos hacia atrás.
- ¡Basta, basta, amigo! Creo que ya fue suficiente, ¿Cierto? - dijo Sora con una sonrisa mientras volteaba a ver al enano, que sin poder decir una palabra de la impresión se limitó a asentir con la cabeza.
Desactivé la habilidad y volví a la normalidad casi al instante. El enano se acercó a mí y dijo aún con una expresión de sorpresa.
- ¿Pero qué demonios fue eso? El fuego se sintió increíblemente intenso... Sin duda hay pocos magos elementales, pero ninguno que haya conocido emanaba un calor tan abrasador como el tuyo.
La voz del enano era prácticamente irreconocible, aquel tono amenazante y grueso se esfumó por completo, incluso notaba cierto nivel de respeto y cuidado en sus palabras.
-Bueno, eso fue por qué prácticamente me convertí en fuego puro. En esa forma soy más versátil y puedo dañar a mis enemigos con solo moverme cerca de ellos. El mana que consumo es muy grande en esta forma, tal vez por eso sintió más la intensidad del calor. - le expliqué al enano quien escuchaba atentamente.
-Supongo que tú especialidad es el fuego... Ese hechizo... Incluso para un experto, es increíblemente difícil... Demonios, debes tener una afinidad muy cercana con el fuego para lograrla. - dijo con la boca abierta, pensando en las posibilidades.
-En realidad no. Soy un mago elemental, me especializo en los 4 elementos por igual.
- ¿En los 4?... Debes estar tomándome el pelo, chico.
Sora comenzó a reírse a carcajadas del comentario del enano, considerando que era completamente calvo.
- ¡Jajaja! Buena esa, señor... ¡Jajaja! - continúo riendo hasta que el enano le dirigió una mirada asesina. - ¡Jaja!... Lo siento... Lo siento... No pude evitarlo, jaja... Tomarle el pelo, jaja.
El enano ignoro a Sora y se volvió a dirigir a mí.
-Supongo que ya veremos si es verdad lo que nos dices. La verdad me aterra la posibilidad de que exista un mago así de poderoso. En todo caso, con lo que acabas de mostrar es más que suficiente.
Mientras decía esto el enano se acercó a mí y tomo mi mano derecha de manera brusca y recito con fuerza:
- ¡Voralyn shalamarith, niravelon thorvos sirolari el'gorin!- una pequeña luz se iluminó en mi muñeca y al apagarse unas runas aparecieron en ella en forma de brazalete.
El enano se dirigió hacia Sora que recién estaba recuperando el aliento por las carcajadas de hace un momento. El enano sujeto aún más fuerte su brazo evidentemente enojado por la burla de su calvicie y repitió el proceso.
Al terminar, regreso a lado de su compañera elfa y ambos se inclinaron mientras el enano nos decía recuperando el grueso y penetrante tono de su voz:
-Aldric Hawke, Sora Inoki. Sean bienvenidos, a la Cumbre del campeón.
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