CAPÍTULO 8. ANNA SE UNE A LOS PERSEGUIDORES.
El teléfono de Aldama sonó a las ocho de la mañana.
En el cuartel de La Sociedad Secreta de Cuauhtémoc todos habían velado esperado la llamada, y aunque el cansancio los tenía adormilados entraron en acción al segundo timbrazo.
- ¿Bueno?..., sí.... diga...
- ¿Señor Aldama? ¿Ignacio Aldama?
- Sí, diga –Respondió Aldama-
- Escuche bien, si quiere tener a su hija de regreso y sin ni un rasguño debe encontrar al depositario y entregárnoslo.
Y ustedes los que están escuchando no intenten nada, porque será su responsabilidad lo que le pase a la chica, este es un asunto en el que ustedes no deben intervenir porque no tienen derecho a jugar con la vida de otras personas para satisfacer sus caprichos.
Señor Aldama, desdichadamente cayó usted en las garras de fanáticos fundamentalistas a quienes no les interesa nada que no sea su misión divina. Nosotros tenemos un motivo claro, el dinero y con nosotros se puede negociar, aléjese de ellos y salve a su hija.
Regrese a su hotel, lo vamos a estar vigilando.
Le voy a volver a llamar mañana temprano.
Si no me contesta o notamos que los empleados del profesor siguen cerca de usted, le enviaré un dedo de su hija para que entienda que no estamos jugando.
De usted depende que su hija salga sin daño de todo esto.
Empezando mañana me deberá reportar diariamente sus avances y cada vez que falle su hija va a sufrir las consecuencias.
Lo que espero que me reporte mañana es que ya rompió con los fanáticos retrógrados que lo metieron en éste problema.
Tras esa frase la comunicación fue cortada.
Todas las miradas se centraron en una gran pantalla plana que mostraba el mapa de la ciudad y un centelleante punto indicando el lugar de donde se había originado la llamada.
Una voz de mujer se dejó escuchar clara y sonora.
- Patrulla 560, detectamos un sospechoso de chantaje telefónico en su perímetro, se mueve sobre la Calzada de Tlalpan de Sur a Norte a una velocidad de cuarenta y cinco kilómetros por hora adelante de la estación Xola del Metro.
El patrullero respondió con monótona solemnidad.
- Le reportamos que lo único que se mueve a esa velocidad por aquí es el metro.
La eficiente coordinadora de logística del profesor García comenzó a girar instrucciones para atrapar a Santillana.
- Coordinen con las otras patrullas del área el seguimiento del convoy.
A continuación puso en alerta a los vigilantes de las siguientes estaciones del metro para capturar al objetivo en cuanto se bajara del vagón en el que viajaba.
Quince minutos después el luminoso punto que señalaba la ubicación del teléfono comenzó a desplazarse en el andén de la estación Alameda, pero los policías no pudieron identificar a su portador.
Cuando empezó a cruzar la Alameda Central las instrucciones fueron más precisas.
- La persona que buscamos llegó al centro del parque y se dirige al Hemiciclo a Juárez.
Tras un breve silencio se escuchó decir a uno de los uniformados.
- Le reporto que no hay ningún individuo del sexo masculino desplazándose del centro del parque al hemiciclo.
De entre los que se desplazan en esa ruta al único que veo con un teléfono en la mano es un niño como de ocho años.
- La señal que estoy rastreando continúa moviéndose hacia allá.
¿Está solo el niño?
- Va con una señora.
- Intercéptelo y averigüe si el teléfono es de ellos.
Al poco se tuvo el informe de que el niño había encontrado el teléfono en un asiento del tren subterráneo.
Aldama y Dulce María tronaron furiosos en contra de la ineficiencia de los que les habían asegurado que rescatarían a su hija.
- ¿Cómo es posible que no hayan previsto esto?, –explotó Aldama-, los que tienen a nuestra hija siempre se les adelantan en todo.
Profesor, no podemos seguir confiando en ustedes, saldremos de aquí y por favor olvídense de nosotros como había usted ofrecido.
García respondió sin perder la compostura.
- Pueden salir cuando quieran y le aseguro que ni los seguiremos ni los importunaremos con nuestra presencia.
Pero seguiremos buscando a su hija, estas gentes son malas y despiadadas, no podemos en conciencia olvidarnos de su hija.
- Pues más vale que lo hagan –dijo Aldama en tono retador-, porque si algo le pasa a mi hija, no solo publicaré lo que sé de ustedes sino que no descansaré hasta que todos estén en la cárcel.
Realmente estaba furioso y profirió amenazas que no podía respaldar.
Él sabía eso y también que los recursos del grupo objeto de su indignación eran muy superiores a los suyos, pero eso no lo arredró porque el enojo lo hacía ser temerario.
Se sentía atrapado entre dos gigantes que miraban solo sus intereses y tenía claro que era urgente salirse de esa situación para poder rescatar a su hija.
García también se veía rebasado por sus emociones y en silencio vio como los Aldama incompletos y tristes, se perdían tras las deslizantes puertas del elevador.
La familia regresó a su hotel para iniciar una nueva vigilia de espera.
Carlos Santillana dijo que llamaría al día siguiente.
Aldama deseó informarle de inmediato de su separación definitiva del profesor, pero el número telefónico guardado en el historial de su celular ya no era de utilidad porque el aparato había sido abandonado intencionalmente.
La ansiada llamada llegó a las ocho horas de la mañana siguiente y Aldama se volcó en argumentos buscando eliminar las amenazas que se cernían sobre su hija.
- He cancelado mi relación con García y su gente para poder negociar libremente con ustedes.
Les propongo entregarme a cambio de mi hija, déjenla libre y yo encontraré al depositario para ustedes.
- Señor Aldama ha visto usted demasiadas películas, esto no funciona así.
La seguridad de su hija es para usted un mayor motivador que su propia seguridad, si hago lo que me propone perderé mi mejor oportunidad de lograr que realmente se esfuerce.
- No sea inhumano, déjela ir, ella no tiene porque estar en esa situación.
- Estoy totalmente de acuerdo con usted, pero su suerte está en sus manos, no en las mías.
Denos lo que queremos y todo será como antes.
- ¡Maldito!, si algo le pasa a mi hija o cualquiera de mi familia, le juro que no descansaré hasta hacerlo pedacitos que daré a los perros.
- Si usted hace su parte nada de eso será necesario.
Tranquilícese y haga lo correcto.
- ¿Qué garantía puede darme de que mi hija estará bien mientras yo encuentro lo que quieren?
- Puede usted hablar con su hija cuando lo desee y tantas veces como lo desee, ella está bien y así seguirá mientras usted no nos traicione.
- Entonces será mi esposa quien la llame y quien esté en contacto con ustedes.
Yo haré mi parte pero necesito estar seguro de que una vez que encuentre al depositario ustedes no lo capturen y me dejen sin la posibilidad de hacer el canje.
Para tener la seguridad de que no harán algo así, exijo que no me sigan.
- Me parece razonable lo que pide, estoy de acuerdo.
Nosotros cumpliremos puntualmente lo que le ofrezco.
El número telefónico al que podrán llamar a su hija será diferente todos los días y se lo notificaremos a su esposa cada mañana en un mensaje de texto.
Para que esto funcione usted y su esposa tienen que contratar nuevos números telefónicos y enviar el de su esposa al teléfono del que le estoy hablando.
La comunicación concluyó, Aldama y su esposa se dispusieron a salir del hotel para proceder según habían sido instruidos.
Dos minutos después de reportar su nuevo número, Dulce María recibió un mensaje con el número telefónico para platicar con Anna, de inmediato lo marcó y tras una larga serie de interrupciones y sonidos que daban la idea de que la llamada pasaba de conmutador en conmutador, pudo escuchar a Anna.
- Hola mamá, espero que ya no estés tan enojada conmigo.
- No, ya no estoy enojada ¡estoy furiosa chamaca del demonio!
¿Por qué hiciste eso?
¿No te das cuenta que pusiste tu vida en las manos de personas sin escrúpulos?
- No son gente mala, cuando menos no más mala que los del profesor García y es lo único que se me ocurrió para que ya dejen en paz a mi hermano.
- Hija, esa no fue una buena solución porque ahora tú eres quien está en peligro.
Para tu papá y para mí resultó igual.
¿Te están tratando bien?
- Sí, pero me dicen que es muy importante que papá encuentre al depositario.
¿Ya se pusieron de acuerdo?
- Sí, por eso nos permitieron platicar contigo.
Tu papá está aquí y te está escuchando, te lo paso.
- Hola hija, te prometo que te sacaremos de ahí, encontraré al depositario y todo esto pasará a ser un mal recuerdo.
- Gracias papá, no te preocupes, estoy bien y me dicen que si aparece el tesoro gracias a nosotros nos darán el diez por ciento.
- No cuentes con eso, como te dije se trata de tanto dinero que llama a la codicia y a la traición.
- Insisto papá, no te apures, verás que todo saldrá bien.
- Hija, en adelante ya no platicaré contigo, será tu mamá la única que llamará, no hagas nada que te ponga en peligro, ahora tenemos que despedirnos, Dios te bendiga.
- Gracias papá, que Dios los bendiga a ustedes y a mi hermano.
En adelante la vida de los Aldama cambió completamente.
Su estado de ánimo, sus actividades y sus espacios dejaron de ser estables y previsibles.
Anna fue la que menos sufrió gracias a la inconciencia con que su ambición enmascaró el peligro en que se encontraba.
Desde los primeros instantes de su escapada ella fue la menos estresada.
Solo los primeros minutos tras su arribo al cuartel general de Los Perseguidores le habían resultado inquietantes.
Eso a causa de la soledad en que quedó mientras Mariana conferenciaba con sus jefes.
Durante esa espera Anna fue atormentada por sus miedos, por lo que cuando vio a Mariana acercarse de regreso verbalizó de inmediato su sentir.
- Mariana, ¿porque te tardaste tanto?, estas gentes –dijo señalando con un movimiento de cabeza a dos serios personajes que ahí estaban-, no me permitían ni levantarme y les tuve que suplicar que me dejaran ir al baño.
- Perdóname por favor –replicó Mariana-, tuve que reunirme con mis jefes para convencerlos de que te permitieran trabajar con nosotros y que aceptaran pagarte la comisión que me dijiste.
No fue fácil, pero me da mucho gusto decirte que ya todo quedó aprobado.
- ¡Súper!, ¡entonces valió la pena esperarte!
¿Cuándo empezamos?
- Primero vamos a comer.
Tenemos un comedor en el Penthouse con una vista preciosa, ahí te platicaré lo que haremos.
Satisfecha con su buena suerte Anna se dejó guiar al elevador y al fastuoso penthouse de estilo californiano que coronaba el moderno edificio.
Apenas podía creer lo que veía y llena de asombro paseó su vista en toda la construcción.
- Esto está fabuloso, nadie puede imaginarse que exista esto aquí arriba.
¡Que bello jardín!
Dijo Anna cuando descubrió un verde espacio cubierto de pasto perfectamente cuidado en donde ocho rosales distribuidos armoniosamente mostraban innumerables botones a medio abrir.
El comedor tenía una vista extraordinaria del Paseo de la Reforma y el Castillo de Chapultepec.
Una vez que el mesero sirvió la ensalada y se retiró, Mariana inició un amable y cuidadoso interrogatorio.
- Anna, ya me dijiste que la persona que tiene las indicaciones para encontrar el tesoro esta extraviada y que tu papá es descendiente directo de Juan Aldama y por tanto todos en tu familia son padrinos.
Ahora requiero que me platiques con calma todo lo que sabes y como es que lo supiste.
- Pues... bueno... en realidad lo leí en un correo que el profesor García le mandó a mi papá.
- ¿Tu papá te permitió leerlo?
- Lo que pasó es que lo recibió en su teléfono y no sabía como sacarlo para imprimirlo.
Yo lo imprimí y se lo leí a él y a mi mamá, bueno, Arturo también estaba ahí.
- ¿Qué decía el correo?
- Pues lo que te dije.
Que había tres que tenían en su mente la localización del tesoro, pero que ya quedaba solo uno que está perdido desde niño.
También que mi papá era descendiente de Juan Aldama y que nosotros somos la última familia de padrinos que existe.
Decía que los padrinos tenemos dones especiales para proteger a los depositarios y que estábamos obligados a encontrar al que está perdido.
Anna pausó y Mariana aprovechó para plantear lo que era el verdadero motivo de la entrevista.
- Mira, tengo que decirte la verdad, pero por favor toma todo como parte de lo que tenemos que hacer para alcanzar el éxito, no pretendemos hacerte ningún daño y tampoco queremos engañarte.
Como tu papá es el único que ha recibido la información para poder empezar a buscar al depositario, mis jefes consideraron fundamental que sea él quien haga la búsqueda y para convencerlo uno de ellos le llamará para decirle que si no coopera te lastimaremos.
Eso será una mentira, pero mis jefes están seguros que es la única manera para hacer que tu papá colabore con nosotros.
Y... hay otro desagradable asunto.
Tememos que cuando encuentre al depositario, tu papá haga algo para predisponerlo contra nosotros y nos haga imposible leer su memoria.
Por eso van a intentar evitar que sea él quien haga el primer contacto.
Como comprenderás, para hacer algo así hay que espiarlo todo el tiempo para saber en dónde está, con quien habla y lo que hace.
- No entiendo, ¿que podría hacer mi papá para que no se pueda leer la memoria del depositario?
- Bueno mira, tu papá puede hacer un comentario que haga que el depositario bloquee su mente.
Es imposible ayudar a que alguien recuerde si no quiere hacerlo o si reacciona negativamente ante la persona que intenta ayudarlo.
- Entiendo que el riesgo les resulte desagradable –Dijo Anna-, y sí... si a mi papá se le ocurre crearles problemas, pues... puede afectar todo, pero... eso y más se merecen ¿O no?
Mariana actuó como si no hubiera escuchado el cáustico comentario de Anna y continuó con su exposición.
- Me preocupa que tu papá descubra a las gentes que lo espíen y trate de evadirlos.
Si eso pasa las cosas se pueden salir de control, porque aunque tienen órdenes de no dañar a tu papá, son gentes acostumbradas a ser violentas.
Eso se puede evitar si en lugar de que pongamos a alguien a seguir a tu papá, tú por medio de telepatía, obtienes información directamente de su mente y nos dices en donde está y que hace.
Así tu papá estaría más seguro y tú sabrías constantemente que está bien.
- ¿Qué yo lea la mente de mi papá?
¡Se oye cool!
Y pues sí, prefiero eso, que correr el riesgo de que mi papá salga lastimado huyendo de tus pistoleros.
- Entonces hoy mismo iniciaremos con la telepatía, el doctor Souza está aquí y también todo el equipo necesario para continuar con el desarrollo de tus capacidades telepáticas.
- ¿Me van a poner lo que le querían poner a Arturo?
- ¿A Arturo?, ¿tú que sabes de eso?
- Que como no encontraban nada le querían hacer no sé que cosa que tú no estabas de acuerdo.
- ¿Alberto te dijo eso?
- No, yo te escuché desde el balcón de tu oficina.
- ¿Desde el balcón?, ¿cómo hiciste eso?
- Tengo mis recursos, no creas que soy tan ingenua como aparento.
Así que, ¿qué quieren hacer conmigo?
- En tu caso no se trata de extraer información de tu mente, sino de desarrollarla para que mejore tu telepatía.
Es un asunto totalmente diferente al de tu hermano y no se requiere de esa fea substancia que le querían poner a él.
Anna no quedó muy convencida, pero consideró que no tenía alternativa, así que siguió aceptando los riesgos de la aventura, aunque no por eso contuvo su curiosidad.
- Bueno ¿Y que van ustedes a hacer cuando yo les diga que mi papá ya encontró al depositario?
Mariana se tomó unos segundos y comenzó a responder con voz pausada.
- Cuando leas en la mente de tu papá que ya está seguro de la identidad del depositario, nos avisarás y nosotros haremos lo necesario para hablar con él antes que tu papá para explicarle de lo que se trata y convencerlo de que trabaje contigo para recuperar su memoria.
Anna movió la cabeza aceptando la idea y no comentó nada más.
Después de la comida fue conducida por Mariana a la que sería su habitación.
Estaba en el último piso del edificio, justo abajo del Penthouse.
Cuatro horas más tarde inició su primera sesión en el laboratorio que estaba en el piso inmediato inferior al suyo.
Mariana al igual que en la hacienda, se esforzaba por entender todo.
- ¿Qué es lo que va a hacer? -Preguntó al doctor Souza-
- Esta será una sesión corta para reunir el material que usaremos en adelante.
Estimularemos a Anna para que piense en su papá en diferentes situaciones y registraremos las ondas que produzca su cerebro para compararlas e identificar el patrón común que es lo que llamamos señal portadora.
A partir de mañana usaremos esa señal portadora para lograr que Anna pueda ligar su pensamiento con el de su papá.
Lo que seguirá puede complicarse porque Anna tendrá que transmitirle estímulos que le hagan pensar en el depositario y además desear compartir esos pensamientos con ella.
En ese punto mucho del éxito dependerá de que el señor Aldama tenga un mínimo de capacidades naturales, porque a él no lo estaremos estimulando artificialmente.
- ¿Cree que sea telépata natural?
- Es muy posible, Anna y su hermano definitivamente sí lo son, lo que me hace pensar que el papá también ha de serlo.
Pero no es necesario que tenga capacidades extraordinarias, solo las suficientes para proyectar sus pensamientos a través del canal que Anna va a abrir.
- ¿Cómo sabremos que realmente se conectó con su papá y lo que él le transmitió?
- Tendremos que aceptar lo que Anna nos diga, no hay máquina que pueda ayudarnos a saber lo que pase en su cerebro.
- ¿Podría decirnos mentiras?
- Es posible, pero sus reacciones nos dirán si miente o no.
- ¿Le pondrá un detector de mentiras?
- El casco y el sillón registran todas las señales de su cuerpo, incluidas las de su rostro, por lo que además de detectar las sinapsis telepáticas podemos saber si miente o no.
Le aseguro que lo que tenemos es mejor que cualquier detector de mentiras del que haya tenido noticias.
Esa no fue la primera vez en que Mariana escuchó la palabra sinapsis, pero en esa ocasión tuvo la certeza de que Souza no había dicho sinopsis y por temor al ridículo disimuló su turbación.
En cuanto pudo se escabulló a su habitación para buscar el término en la Internet y encontró que, "es una unión intercelular especializada en el envío de cierto tipo de señales de pervivencia entre neuronas".
Tampoco esto le dijo mucho pero se alegró de no haber corregido la dicción del doctor Souza.
Mientras Mariana ampliaba su vocabulario Anna estaba siendo sometida a los estímulos previstos para desarrollar su telepatía.
En la pantalla del casco aparecía una foto de su papá.
Después en los audífonos una voz femenina le decía.
"Piensa en tu papá, recuerda uno de los momentos felices que hayan disfrutado juntos y a la cuenta de tres, llámalo con tu mente... uno, dos, tres..."
Cada tres minutos aparecía en la pantalla una foto de Aldama distinta a la anterior seguida de la grabación pidiendo recuerdos felices.
Durante toda la sesión emanaba glutamato de los tubos nasales integrados al casco.
Veinte minutos de terapia lograron que a Anna pidiera un receso.
- Doctor, por favor, ya no soporto el dolor de cabeza.
- Perdón, no era la intención, descansa, mañana seguiremos.
- Gracias, ya no podía más.
Aturdida y cansada fue llevada a su habitación por Mariana quien ya había regresado de investigar lo que era sinapsis.
- Te mandaré algo de cenar –le dijo Mariana-
¿No se te antoja darte un baño?, la tina de hidromasaje de tu habitación es una delicia, en verdad te la recomiendo.
- Creo que te haré caso y gracias por haber pensado en enviarme la cena, en verdad no me siento con las fuerzas necesarias para salir de mi habitación.
Esa noche Anna durmió profundamente y sin sobresaltos, estaba convencida de que lo que hacía era lo correcto y mejor para toda su familia.
Al día siguiente a eso de las nueve de la mañana, justo después del desayuno, Anna recibió la primera de las frecuentes llamadas que su mamá le hizo mientras permaneció en cautiverio.
A las diez entró al laboratorio.
Contra lo previsto por el doctor Souza su ánimo cayó en un profundo bache, pues le había resultado muy desagradable percibir la angustia de su madre y no poder consolarla haciéndole saber que la amenaza sobre su persona era falsa.
La sesión siguió una rutina diferente a la del día anterior.
Las imágenes de su papá cambiaban cada dos o tres minutos mientras dos mensajes se alternaban con secuencia irregular, antecedidos por microdosis de glutamato que irrigaban los abundantes vasos sanguíneos de su nariz.
Uno sugería actividades de relajamiento.
- Cierra los ojos, respira lennntamente, inhala... exhala, concéntrate en tu respiración, siente como se llenan tus pulmones, inhala... exhala.
Otro la invitaba a proyectar sus pensamientos.
- Concéntrate en tu papá. Pregúntale lo que piensa, inhala... exhala.
Durante este mensaje en exacta coincidencia con el acento de "concéntrate" una descarga de iones de calcio con el patrón de identificación de su papá incidía en la estructura límbica de su cerebro, específicamente en las regiones izquierda y derecha de su hipocampo.
- Doctor, ¿cómo funciona el cerebro para que se logren los eventos telepáticos? –Preguntó Mariana-
- Nadie sabe exactamente, pero todo está dentro del sistema límbico, que es donde se producen las emociones y las sensaciones.
Esta terapia no pretende estimular todas las partes del cerebro que participan en un evento telepático, el objetivo es estimular el cerebro para que realice el evento con sus propios mecanismos.
Si el sujeto no tiene el potencial para realizar esas tareas, simple y sencillamente no las podrá realizar.
- ¿Puede haber secuelas de la estimulación?
- No lo creo, pero algunos colegas opinan que una falla en la inducción de iones de calcio puede dañar al cerebro de manera irreversible.
- ¿Y es posible una falla así?
- Siempre existe la posibilidad de una falla, sobre todo por la presencia de campos magnéticos inducidos desde el exterior, por eso es que este laboratorio esta construido para evitar esas interferencias.
- Todo esto me da miedo Doctor
¿Ha usted tenido alguna experiencia en ese sentido?
- No, porque esta es la primera vez que he podido llegar tan lejos.
Su grupo es la única entidad no gubernamental interesada en esta área del conocimiento.
- ¿Hay instituciones gubernamentales interesadas?
- No en México, sé que hay en Estados Unidos y Rusia y sospecho que hay en Alemania y Suiza.
Me han dicho que en todos esos países los telépatas son reclutados cuando tienen entre catorce y quince años.
¡Pobres! Los mantienen totalmente aislados del resto del mundo hasta que entre los treinta y cuarenta años empieza la degradación de sus capacidades a causa principalmente de una aguda depresión.
- ¿Sabe usted como hacen esto mismo los de la sociedad secreta de Cuauhtémoc?
- No, ellos conservan conocimientos milenarios que posiblemente estén documentados en la biblioteca del tesoro que buscamos.
Esa posibilidad es otra de las razones de mi interés en este proyecto.
Tras ese comentario el Doctor Souza se quedó callado el resto de la sesión, fue notorio que le disgustó percatarse de que estaba hablando de más.
Mientras Mariana y Souza conversaban, Anna seguía en la terapia sin poder escuchar lo que decían y su actividad cerebral no mostraba ninguna señal que sugiriera un evento telepático.
- ¿Te sientes bien Anna?
- Sí doctor, solo que tan relajada que se me cierran los ojos.
- En ese caso es mejor que descanses, te propongo que suspendamos por ahora y te vayas a dormir.
El descanso siempre hace que funcionen mejor las cosas.
Anna no esperó una segunda invitación y se excusó para retirarse a descansar.
No pudo hacerlo porque la atormentaban los remordimientos por el sufrimiento de su familia y por estar colaborando para traicionar a su padre.
La sesión vespertina fue idéntica a la de la mañana, incluso en los nulos resultados.
Anna estaba bloqueada pero siendo apenas el segundo día era demasiado pronto para que sus captores se desilusionaran.
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