Capítulo 3 - Virtualidad y Realidad
—Buen día clon AY230, es hora de estar consciente —dijo la voz—. Por primera vez en mucho tiempo 230 no despertó con ese sonido que tanto odiaba. Hacía largo rato que estaba despierto, en realidad no recordaba si es que había dormido o no; por lo menos no tenía recuerdos de esos extraños sueños nocturnos que solían rondar por su cabeza todos los inicios del día.
No modificó ninguno de sus parámetros de aspecto del día anterior, para no perder tiempo, y huyó hacia la Actividad antes de tener que oír otra vez a la voz. Previamente debía haber terminado su investigación para la clase que debía enseñar ese día, pero se entretuvo más de la cuenta en sus otras actividades, por lo que dedicó todas las horas de la primera región a la investigación, e incluso tuvo que invertir las horas de la segunda región, que suelen ser para la Reunión, en seguir investigando, porque mucho quedaba por revisar y verificar.
Finalmente, ya muy cerca de la tercera región horaria terminó su trabajo, y pudo arrastrarse en un pulso hasta la Clase. La Clase era un gran espacio blanco y vacío, como la mayoría de los lugares conceptuales que ellos habitaban. Los clones Nuevos (todos iguales como es costumbre) y los Inferiores estaban llegando, y se acomodaban en forma de anillo alrededor del maestro para disfrutar de otra de las cátedras magistrales de AY230. Él enseñaba historia, así como los demás clones Superiores y Maestros enseñaban otras materias también importantes: Física, Matemática, Arte, Filosofía, y todas la ramas del conocimiento que pudieran existir. Las clases se daban una vez por ciclo de 7 días. No existía el concepto de examen o algo similar. Los clones simplemente iban a clase porque disfrutaban de ella, y porque todavía no podían dedicarse a la Actividad. Nadie estaba obligado a estar allí, pero todos sabían que sin una buena formación, no llegarían a ser alguien dentro de la sociedad, y menos a ser eternos, por lo tanto era una obligación interior para todos participar. Por supuesto podían elegir cuales ramas de estudio tomar, y especializarse sólo en ellas, pero de todos modos los clones podían ir a clases que no fueran de su especialidad con el fin de mejorar sus conocimientos generales. La Clase era, por defecto, una actividad comunitaria, puesto que el intercambio de ideas, preguntas y discusiones hacía que los clones crecieran. No había nada que impidiera que el profesor dé una clase en la que cada alumno sintiera que era el único presente, pero eso no tendría sentido, por lo tanto se fomenta el trabajo grupal en este amplio espacio. La cátedra de 230 solía ser muy numerosa, porque la historia era algo que a todos interesaba, puesto que se tocaban temas que eran anteriores a la configuración actual de la realidad, y a todos les encantaba escuchar esas fabulosas historias, parecidas a leyendas, que se desarrollaban en tierras lejanas, y en épocas remotas, realizadas por héroes de ensueño, capaces sentir dolor, amor, furia, y de estar en situaciones que ahora eran imposibles para los clones, situaciones que sólo se podían dar en la realidad.
AY230 esperó que todos los Nuevos clones se acomodaran formando un círculo alrededor de él. Luego pasó a presentar el tema de día:
—Hoy hablaremos de la cuestión que propuso FY1023 en la última clase, y que parece que a todos interesó. Este tema es historia actual: cuales fueron los sucesos desencadenantes de que estemos donde estamos ahora, y de que vivamos de esta manera, qué fue lo que ocurrió para que el mundo se haya convertido en un lugar inhabitable. Los sucesos de los que hablaremos son los que ocurrieron antes de esta era en la que ya no hay historia, porque no existen grandes acontecimientos que nos pueda interesar estudiar de aquí, nuestra vida ahora es distinta a lo que fue. Hoy se inicia un nuevo período, por lo que tenemos muchos clones Nuevos entre nosotros. Y como todos los períodos, antes de empezar con el tema tendremos que hablar del mismo asunto de siempre, puesto que los clones Clase 0 no comprenderán qué es la historia y cómo vivían nuestros ancestros en otra realidad distinta a la actual.
230 se detuvo por unos instantes, y cavilando la mejor forma de entrar en la materia, miró a todo el grupo que se agolpaba a su alrededor. Luego continuó:
—Ustedes saben que este Ambiente en el cual vivimos no es real, aunque no lo crean, así es. Aquí no hay dolor, ni enfermedades, ni impotencia, ni incapacidad... Ni pasión carnal. Lo “irreal” es nuestra forma de vida, al fin y al cabo esta es nuestra “realidad”. Además de ser una excelente forma de vida, no nos queda otra alternativa, y como ustedes todavía son Nuevos, no saben mucho al respecto, por lo tanto es mi obligación educarlos para que entiendan por qué estamos aquí.
Uno de los clones de Clase 0 miraba atónitamente a AY230, e interrumpió su discurso.
—Alguna vez escuché esa historia acerca de que este lugar en donde vivimos no es algo real, pero no logro entender qué me han querido decir con ello. Desde que tengo conciencia he estado aquí. Aquí nací, crecí y me crié. No me cabe en la cabeza que mi realidad no exista de verdad. Día a día me miro al espejo, y no entiendo cómo es que me reflejo allí y sin embargo me dicen que ciertamente no soy yo. Es muy extraño ser y estar, toda tu vida, en un lugar, y que te digan que eso no es real.
—Lo que ocurre —explicó 230—, es que tu mente puede estar en lugares muy lejanos a tu cuerpo. Nuestra sociedad tiene disociada la realidad física del lugar donde habitan nuestras mentes.
—Pero eso es lo que no puedo comprender —insistió el Nuevo—. Mi mente está junto a mi cuerpo, así lo veo y así lo siento. ¿Cómo puedes decirme que no es así?
—Ese es un tema de Psicología. Yo sentí lo mismo que tú cuando intentaron explicármelo, así como todos los que no somos Maestros Originales lo hemos sentido, y hemos sufrido mucho para lograr entender lo que en realidad ocurre; comprender esto es tan doloroso como entender el significado de la muerte. El problema es que si tú siempre has vivido de esta manera, crees que todo es como lo ves, y que no puede ser de otra manera. Al estar dentro de las cosas creemos que todo funciona como lo percibimos, y como no tenemos forma de abstraernos, no podemos concebir que ellas sean distintas a lo que vemos diariamente.
—Pero... ¿Cómo es posible que las cosas sean distintas a lo que vemos?, no lo entiendo.
—Nosotros en realidad como seres humanos tenemos muchas más limitaciones de las que creemos. Por ejemplo... Pensar en estar con alguien, e inmediatamente transportarse a su lado, ¿Tú crees que es algo normal?
—Siempre lo ha sido —respondió tímidamente un clon que se hallaba bastante alejado, puesto que el círculo se había acrecentado en los últimos minutos.
—Para ti y para mí. Porque no tenemos restricciones físicas sobre el movimiento.
—Pero es que nunca las hemos tenido —replicó otro clon.
AY230 miró a su alrededor de nuevo, pareciera que todos los clones de la Sociedad estaban en la Clase, inclusive otros clones Superiores estaban interesados en la materia y habían aparecido: 580/2, 736, y algunos Maestros de Segundo Nivel, como por ejemplo Xor. La clase de ese día atrajo a más gente de la que 230 esperaba. Pero el tema lo merecía, todos querían saber más acerca de la realidad.
—Nuestros antepasados sí tenían ese tipo de restricciones —continuó explicando 230—, y no es que nosotros no tengamos impedimentos físicos a causa de una evolución milenaria, de mutaciones, o porque “algo” superior haya elegido que así sea. No las tenemos por otros motivos que son los que ahora quiero empezar a explicar, desde un punto de vista histórico, y no filosófico.
AY230 miró al vacío, y eligió una película para que todos la observaran. Cada uno de los clones podía ver lo que 230 quería mostrarles proyectándose en su mente. La antiquísima filmación tenía unos colores arratonados, y estaba cortada y llena de manchas. Lo que se podía observar en ella era una gran urbe, llena de extrañas y voluminosas construcciones, muchas de ellas gigantescas, que estaban surcadas por finos pasajes, a través de los cuales se movían personas que parecían hormigas entre los edificios. El punto de vista se fue acercando a la gente, hasta bajar y estar entre ella. Las personas iban de aquí para allá, y se movilizaban en estrambóticos aparatos donde se apretujaban todos para caber dentro. Luego de unos pocos segundos más, la película terminó.
—Lo que aquí han visto es la realidad en la que vivían nuestros ancestros, la realidad física. Como habrán observado, uno no se podía movilizar instantáneamente de aquí para allá, cada persona debía recorrer todo el camino desde un lugar a otro para poder estar allí.
—Pero yo no conozco el camino hasta mi Cubículo, es más, ni siquiera creo que exista uno... ¿Cómo podría llegar movilizándome? —preguntó irónicamente un clon Nuevo, mientras que el resto de la Clase reía.
—Realmente no puedes, porque como mencionaste, no existe ningún camino verdadero —respondió AY230 con seriedad—. Tu Cubículo es simplemente una dirección de memoria en la que está almacenada una cierta información.
—¡¿Qué?! —exclamó el clon, con cara de susto.
—No importa, luego te explicaré eso yo, o tal vez el Maestro de tecnologías informáticas.
—¿Y por qué no hacían lo que nosotros hacemos? —preguntó el mismo clon— Es mucho más rápido y fácil seleccionar un lugar y materializarse allí, o pedir ser transportado, o tan sólo pensar en llegar. De hecho no entiendo como caminando desde un lugar, puedes llegar a otro. Si yo me paro ahora y empiezo a caminar en alguna dirección, no llegaré a ningún lugar, porque el espacio de la Clase es infinito. Caminaré en la blancura, pero no llegaré a ningún destino. Lo mismo ocurre con todos los demás lugares que conozco. Los únicos sitios que no cumplen con esa condición son los Paisajes, en los que uno efectivamente recorre distancias, hasta que el paraje se acaba en el punto que le pareció correcto a su creador, donde no hay más nada, nuevamente.
Los clones Superiores que estaban al fondo se reían, y hablaban en voz baja entre ellos. Recordaban las épocas en las que tenían las mismas dudas, al no comprender cómo era la realidad, y pensaban en lo difícil que les fue aceptar que las cosas fueran de otra manera, necesitando a los Maestros o algún profesor que les explicara todo esto, inclusive de forma más simplificada aún. Muchos nacieron cuando todavía existía el viejo sistema de realidad virtual, y les fue más sencillo creer lo que escuchaban, porque podían darse cuenta de que existían algunas imperfecciones en el entorno. Pero cada día era más complicado hablar del tema, porque los clones Nuevos ya estaban en un lugar demasiado perfecto para no ser real, y toda su vida habían conocido únicamente esto.
AY230 contestó a la pregunta lanzada por el alumno:
—Lo que ocurre es que antes la gente vivía en lugares físicos. Ahora nosotros basamos nuestra existencia en lugares conceptuales. Los lugares físicos son semejantes a los Paisajes, el Simulador de Combate, las Aventuras Interactivas o demás parajes similares. En estos sitios, el recorrido debe hacerse desde un punto a otro para llegar a donde deseamos estar, y no se puede penetrar en la materia, pero son lugares infinitos, en cuanto a que si empiezas a caminar siempre habrá nuevas localidades que visitar, y no se terminará todo de golpe como ocurre aquí. En cambio en los lugares conceptuales las reglas son otras, porque se trata de eso: “lugares” en donde hacemos cosas, pero que en realidad no tienen una ubicación física precisa, ni nos interesa que la tengan, no es importante, sólo nos interesa estar allí y luego ya no estar. La transición de un lugar a otro es instantánea, y no se necesita recorrer lugares intermedios como en el mundo físico para llegar al destino deseado.
—Pero es mucho más cómodo y rápido hacer lo que nosotros hacemos ahora —infirió uno de los alumnos—, imagínense tener que viajar por varios lugares para llegar a dónde queremos, ¡Es un desperdicio de tiempo! ¿Por qué nuestros ancestros no hacían lo que nosotros?
—Por la simple razón de que no podían. Ellos vivían en el mundo físico. Imagínense que el mundo físico es como un gran paisaje que nunca termina, y que ustedes viven allí, con sus reglas. Así era la vida antiguamente. Podría ser incómoda e impráctica, pero los lugares eran hermosos, y no eran creados por nuestras mentes, simplemente estaban allí desde el origen de los tiempos.
—¿Y quién los creó si no fue uno de los propios habitantes? —inquirió el mismo alumno.
—Eso no lo puedo responder, va más allá de mi conocimiento. Algunos atribuían su creación a un ente superior, “Dios” lo llamaban, y lo hacían responsable de la creación del mundo y del universo, de la vida, y de todo lo existente. Diferentes religiones tenían diferentes dioses y diferentes creencias al respecto, y los seres humanos elegían formar parte de una o de otra, por mera fe, ya que no había pruebas materiales de su existencia, ni de que alguna tuviera la razón. Desde el punto de vista material, por otro lado, existen muchas teorías sobre la existencia y formación del planeta y de sus accidentes geográficos, pero eso lo estudiarán como parte de las clases de Ciencias de la Naturaleza. Lo que nosotros hacemos aquí al crear Paisajes es reflejar lo que existe en el exterior, o lo que existió. Por eso es que los Paisajes tienen esas características que los distinguen del resto de los lugares que componen nuestro entorno. Y nosotros somos así, tal como nos vemos, porque este modelo físico es un reflejo de como eran nuestros ancestros, con sus diferencias de aspecto, de sexo y todo lo que ello conlleva. En verdad ahora podríamos estar representados por puntos, esferas, sombras, cuadrados, o con la forma que quisiéramos, puesto que estas imágenes que tenemos de nosotros mismos y de los demás son tan sólo eso: Imágenes y representaciones creadas, meros avatares. Pero nuestra imagen no cambió porque todavía tenemos ese lazo con la realidad, y porque los Maestros Originales querían poder verse entre ellos como eran físicamente, y no de otra manera. Inclusive la distinción de varón y mujer no es necesaria, puesto que no tenemos ninguna diferencia fuera de la física entre nosotros, pero se mantiene aún por reminiscencias del pasado, donde los hombres y mujeres se relacionaban de extrañas maneras y formaban parejas. El cambiar nuestra representación visual sería, en cierta medida, aceptar que hemos dejado de ser humanos, porque ahora por lo menos podemos observarnos y recordar lo que alguna vez fuimos. ¡Imagínense el caos que sobrevendría si es que cada uno se representara a sí mismo de la manera que prefiera!, podríamos ser objetos, cubos, monstruos, perros, unicornios, fantasmas, luminosos puntos pensantes... En realidad, lo único que tenemos en común con nuestro aspecto físico verdadero es la figura humanoide, la cual debemos mantener, porque todos saben que podemos elegir cómo queremos representarnos ante los demás y cambiar a nuestro antojo todas nuestras características corporales, pero siempre representándonos en forma humana.
—Y ahora me vas a decir que nuestros antepasados tampoco podían hacer eso —dijo un clon, con tono de burla—. Metamorfosearnos, cambiar nuestro aspecto físico, es algo innato en nosotros.
—Sí, pero la verdad es que como dijiste, nuestros ancestros no podían hacer eso. Ellos estaban atados a lo material y tangible, lo cual no se podía cambiar con la facilidad con la que nosotros lo hacemos. Algo que nos parece tan simple y sencillo es así porque en el mundo virtual cambiar parámetros estéticos y gráficos es fácil, pero en la realidad física, no era posible. Pero me estoy desviando del tema, regresemos al punto en el que me quedé: La vida antes de nuestra era. En estas épocas anteriores a nosotros el mundo era así como se los mostré, con todos esos impedimentos ya discutidos y con una organización muy distinta a la actual. La base de la sociedad era la familia, que consistía en la unión por contrato de dos personas de sexos distintos que se realizaba con el fin de poder generar nuevos vástagos para introducirlos luego a la comunidad. Además, las personas tenían necesidades que nosotros no: Alimentarse, vestirse, cuidar la salud y muchas cosas más.
—¿Por qué dices que nosotros no tenemos esas necesidades?, yo me visto todos los días antes de salir de mi Cubículo —inquirió un clon, despistado.
—Sí, pero no es una necesidad, es tan sólo una forma de representarte ante los demás. Tú no sientes más frío ni calor al cambiar tu vestuario. Además no tienes la necesidad de alimentarte, ni problemas de salud. Antes la gente moría por causa de las enfermedades. En la antigüedad, la distribución de los recursos siempre fue un problema, porque no era tan fácil poder saciar esas necesidades. La gente debía trabajar muchas horas diarias para poder conseguir a cambio los objetos que debían consumir, y muchas veces esos trabajos eran desagradables, incómodos o explotadores, pero si no trabajaban se morían de hambre.
Los clones miraban a AY230 extrañados, pues no entendían el concepto de morirse de hambre, ni sus implicancias. Tampoco entendían qué quería decir con trabajar, y explotar, eran cosas insólitas para ellos.
—El planeta en el que vivían nuestros ancestros estaba dividido en países —indicó 230, mientras los clones podían visualizar una animación del planeta girando, con los océanos y los continentes. Poco a poco se fueron acercando a la tierra, y ésta fue mostrando sus divisiones territoriales y políticas, así como los nombres de las naciones—. Cada país era una unidad territorial, con un propio gobierno que lo administraba —continuó explicando el clon—. Cada gobierno era responsable de velar por el bienestar de las personas que vivían dentro de sus fronteras, y encargarse de mantener buenas relaciones con los demás gobiernos.
La imagen del globo terráqueo se fue desvaneciendo frente a los clones.
—Como ya les dije antes, la gente debía trabajar para producir los bienes necesarios para su subsistencia, pero había mucha gente que no conseguía trabajo, o que lo perdía, y por lo tanto no alcanzaba a tener ni siquiera los bienes más básicos, como ser la comida. El alimento, para los Nuevos que no saben lo que es, es materia que contiene la energía necesaria para que el cuerpo subsista y se nutra. Si alguien no se alimenta por varios días, es muy posible que muera al poco tiempo de hambre, al no poder sustentar a su propio cuerpo.
—No sé lo que es el hambre —acotó un clon sorprendido.
—Ninguno de nosotros sentiremos hambre —explicó AY230—, porque nuestro cuerpo está desconectado de nuestra mente. Los antiguos tenían una sinergia entre ambos, y por lo tanto sentían y percibían las señales que el cuerpo brindaba. Estas señales eran muy importantes para subsistir. Sentir dolor, por ejemplo, indicaba que el cuerpo se estaba dañando de alguna manera. El hambre, entonces, indicaba cuando el cuerpo necesitaba ingerir alimentos para tener energías para seguir viviendo. Si un hombre no comía por un tiempo prolongado, entonces moría. La verdad es que en la actualidad nosotros no tenemos esa preocupación, pero nuestros cuerpos, sin que lo sepamos, están constantemente alimentados, porque de otro modo también podríamos morir. En aquellas épocas, en cambio, había que buscar alimento o se corría el riesgo de fallecer.
—¿Y Por qué los gobiernos no se encargaban de distribuir comida entre los que no la tenían?, yo entiendo que esa debería haber sido una función importante de ellos —indicó un clon un tanto aturdido.
—Sí, debería haberlo sido, pero los gobiernos se convirtieron en entes burocráticos y corruptos que cada vez ayudaban menos a sus pobladores. Además, en muchos países empezaron a escasear los bienes necesarios para la subsistencia, y los gobiernos no podían hacer nada. La situación se tornaba cada vez más tensa, porque había unos pocos países que tenían mucho y muchos países que tenían muy poco. Para mucha gente esta desigualdad no era justa, y reclamaban que los países más ricos debían ayudar a los más pobres. Pero los países ricos en realidad se aprovechaban de los de escasos recursos, comprándole sus materias primas a bajo precio y vendiéndoles la misma materia prima manufacturada a un gran precio. Con manufacturada me refiero a transformada y convertida en otro producto. Además, los países ricos decían ayudar a los pobres, otorgándoles préstamos, pero que luego estos tenían que saldar a grandes costos y pagando enormes intereses. Así, la brecha entre los países pobres y los ricos se fue haciendo cada vez más grande, y la situación internacional se fue poniendo cada vez más tensa.
—Los gobiernos pobres, o subdesarrollados —continuó 230—, se unieron para formar una organización internacional que sirviera de organismo de presión para conseguir mejorar su situación, y lograr que hubiera una mayor solidaridad entre todos los países, para que la vida mejore en todo lugar. Esta organización se llamó la “OILCP” que significaba “Organización Internacional de Lucha Contra la Pobreza”. Esta organización contó con el apoyo de un 70% de los países, y se convirtió en un ente político muy poderoso. Gracias a ella, los estados que la conformaban podían redistribuir de una forma más justa los bienes de producción, y hacer trabajos especializados que beneficiaran a todos los miembros. Así, todos estos países se aglomeraron bajo la égida de un gran gobierno justo, que buscaba el bien de todos los miembros, y les permitió crecer poco a poco y volverse independientes de los países ricos. Entonces, los países poderosos empezaron a entrar en conflicto, porque ya no obtenían la materia prima que antes abundaba, y porque no podían vivir a costa de los demás países, que ya dejaban de consumir sus productos. Esta situación Internacional fue la que luego derivó en lo que llamamos “La Pequeña Guerra”. Nunca fueron muy claros los sucesos que la desencadenaron, pero se sospecha que los países ricos intentaron hacer que la OILCP se disolviera, en un primer momento mediante artimañas diplomáticas que no tuvieron éxito, y luego mediante ataques terroristas contra los principales miembros de la organización. Ellos negaron todo, pero parecía incomprensible que otras organizaciones lo hubieran hecho. Así, el ambiente se tornó insoportable, y las naciones pobres, que ya no lo eran tanto, decidieron no permitir que las demás se sigan aprovechando de ellas, por lo que la OILCP prohibió cualquier tipo de comercio con las naciones que no pertenecieran a la organización. Los países excluidos no aceptaron esta situación, y mucho menos se rebajarían a pertenecer a la organización, la cual les exigiría cambiar sus formas y tácticas de producción y distribuir sus bienes de otra manera. El tema, como ven, era meramente de dominio económico. En realidad los países ricos, y algunos de los pobres, eran controlados por las grandes corporaciones, inmensas compañías transnacionales con intereses propios, y que no tenían ninguna intención de ayudar a los demás, a cambio de pérdidas o de ganar menos. Estas compañías dominaban ampliamente el espectro político de muchos países, y presionaban a sus dirigentes para no aceptar los términos que proponía la OILCP, que les eran completamente desfavorables. Las corporaciones, para aclarar, porque tal vez sea un concepto nuevo para ustedes, eran parecidas a los países, ya que eran aglomeraciones de personas, pero que no tenían fronteras, y se dedicaban a producir riqueza, vendiendo bienes y servicios a las personas de todo el mundo. Eran tan poderosas y ricas, que muchas veces rivalizaban en poder con los propios países, y controlaban a sus líderes tras bambalinas.
AY230 se tomó un respiro, y luego mostró a los oyentes de la Clase una película tan vieja como la primera, en la que unos soldados vestidos con unas especies de armaduras metálicas y con armas mezcla de rifle y de cañón corrían por las calles de una ciudad en llamas, mientras que brillantes disparos surcaban el éter y enceguecedoras explosiones hacían saltar cuerpos por los aires.
—Así, al poco tiempo, se produjo la Pequeña Guerra, en la cual los países no miembros de la OILCP atacaron a los demás países con sofisticado armamento que los demás no poseían —La película mientras tanto continuaba: estaba anocheciendo, y los disparos seguían produciéndose en todas las direcciones. El cielo de pronto se cubrió con miles de luces pequeñas que parecían estrellas, pero que se movían a gran velocidad en dirección de la pálida y destruida superficie de la ciudad. Las brillantes ráfagas luminosas se dirigieron directamente al centro de la urbe, y desde el punto de vista de la cámara, se pudo observar como impactaban violentamente contra la dolorida tierra. Unos segundos después se vio como una gran ola gigante y ardiente de vivos colores empezaba a cubrir la ciudad y se movía a una gigantesca velocidad, arrastrando todo a su paso, hasta que llegó al lugar donde se encontraba la cámara. Luego ya no se vio más nada.
—A pesar de lo que vieron, y del poderío de las naciones ricas, la OILCP salió triunfante en la guerra, llamada “Pequeña” por haber durado tan sólo unos pocos meses. También fue conocida como “La guerra del fin del milenio”, ya que sucedió en un período muy peculiar: Durante un cambio de milenio de nuestro antiguo y agitado mundo. En esta guerra, los miembros de la organización hicieron ataques estratégicos a los países rebeldes, y les cortaron todo posible suministro de víveres, por lo que a pesar de tener un increíble contingente bélico, tuvieron que rendirse, al no poder mantener las condiciones de vida de la gente. Pero por más irónico que parezca, los países ricos consiguieron lo que querían, ya que la OILCP se fue disolviendo lentamente, debido a que cada país deseaba poder reconstruirse, y los gobiernos se volvieron más independientes entre sí nuevamente, debilitando sus relaciones exteriores poco a poco. A este período de la Pequeña Guerra, unido al desastre final, llamado la “Gran Guerra” es al período que llamamos “La Hecatombe”. Porque si bien la Pequeña Guerra dejó destruido al mundo, por lo menos lo dejó habitable. La Gran Guerra en cambio no dejó ninguna posibilidad abierta de vivir sobre la faz del planeta.
Un clon Nuevo levantó tímidamente la mano, para preguntar algo:
—Discúlpame AY230, pero no logré entender el tema de las necesidades básicas, la comida y por qué los países ricos se rindieron. Que yo sepa, ahora no nos alimentamos, pero igualmente estamos vivos, no nos morimos de “hambre”. ¿Cómo es eso?
230 lo miró. En realidad no tenía ganas de explicar ese tipo de cosas básicas.
—Eso te lo podría aclarar el profesor de Ciencias de la Naturaleza, pues se sale del tema de mi exposición. Si me pusiera a esclarecer todos los detalles de la cuestión, esta clase no terminaría nunca, y creo que la introducción previa fue suficiente. De todos modos te lo ilustraré muy simplemente, porque es importante para que entiendas nuestras necesidades actuales. Ahora, en este mundo en el que vivimos, se nos ha liberado de todas las cosas insignificantes que nos hacen desperdiciar el tiempo, como es el hecho de alimentarse. Lo que ocurre es que mientras tú estás haciendo alguna de tus actividades, sin que tengas control de ello, una máquina conectada a tu cuerpo se encarga de alimentarte por vía intravenosa, o sea, alimenta directamente tu organismo sin que tú lo percibas. Es por eso que no te mueres de hambre. Y no preguntes por qué no te das cuenta porque ya hemos discutido más que suficiente sobre el tema de nuestras distintas realidades físicas y mentales. Además no todos necesitamos alimentarnos: Por ejemplo los Maestros Originales y los de Primer Nivel ya han superado el nivel físico de la existencia, y no tienen ninguna necesidad orgánica que saciar. Pero el mecanismo para llegar a ese grado de abstracción me es desconocido, por lo que me temo que no puedo decirles mucho más al respecto.
230 se concentró por un segundo en todo lo dicho con anterioridad, para poder retomar el hilo de la charla.
—Bueno, nos quedamos en el tema de la Gran Guerra —continuó explicando—. En realidad no les puedo decir mucho al respecto. Creo que no duró más que un ciclo, pero fue el ciclo más duro que pueda haber enfrentado la humanidad. El por qué de esta guerra es menos claro que el por qué de la guerra anterior, puesto que la OILCP ya se había disuelto, y las naciones poderosas estaban contentas, pero al parecer la crisis sobrevino porque tanto las naciones que alguna vez fueron ricas, como las demás, se enfrentaban a una aguda crisis a la que no podían superar cada una por su lado, pero como las tensiones no habían disminuido, tampoco se apoyaban entre sí. Luego de un Período, en el que todo fue empeorando y no había forma alguna de mejorar la situación de los países, se intentó recrear la OILCP, pero ahora como una organización mundial que agrupara a todos los países, y buscara su bienestar. Algunos países quisieron participar, y otros no, tal vez porque todavía tenían recelos contra los países habían sido ricos, o tal vez porque pensaban que si ayudaban a los demás, sucumbirían todos juntos y no lograría sobrevivir nadie. Al poco tiempo se desató la Gran Guerra, sin un aviso previo, tomando desprevenida a la humanidad. Aparentemente, los países de la OILCP, que tenían una escasa tecnología, al ganar la Pequeña Guerra tomaron como botín armas nefastas, que anteriormente sólo poseían los países ricos, y que nunca pensaron en utilizarlas, sino que las conservaron como medida de fuerza y de dominio sobre los demás. Pero al poseer todos tecnología tan extrema, no es de sorprender que algún inconsciente haya detonado la bomba inicial, y que luego los demás contraatacaran, terminando así con toda vida que hubiera en el planeta en un abrir y cerrar de ojos. Porque poseer tecnología y poder no implica necesariamente saber manejarlos, lo que es una triste realidad. Además, en esta guerra no sólo emplearon armas nucleares, sino que también se utilizaron armas biológicas y químicas, capaces de aniquilar a cientos de miles de personas en escasos minutos, y lo más triste es que no hay forma ni lugar donde esconderse de este tipo de ataque cobarde, que elimina a gente inocente, que nada tiene que ver con el conflicto. Lastimosamente no tengo ningún documento visual que pueda mostrar lo que fue la Gran Guerra, pero en realidad es mejor que sea así, porque las visiones serían horribles, y nos dejarían en un estado de shock muy grande.
—¿Y cómo es que nosotros sobrevivimos?, ¿Existe alguna otra sociedad como la nuestra? —preguntó un clon un tanto preocupado.
—Es muy difícil que exista otra sociedad como la nuestra, y les explicaré por qué. Luego de la Pequeña Guerra mucha gente temía por el futuro de la humanidad si es que se desataba una catástrofe de mayor magnitud, y varios gobiernos empezaron a estudiar posibilidades de salvar a la población en el caso de un cataclismo a nivel mundial. Algunos pensaron en colonizar otros planetas o satélites, pero el tiempo que tuvieron fue insuficiente para poder desarrollar la tecnología necesaria y construir bases autosuficientes fuera de nuestro planeta. Siempre hubo rumores, que más bien son leyendas, sobre una lejana ciudad submarina que había sido construida por una gran potencia de las de entonces, y que supuestamente habría sobrevivido, pero no existen pruebas de tal cosa, ni tuvimos jamás contacto con ella, por lo que todo parece una gran fantasía... Otros soñadores —continuó con la explicación— propugnaron que se lleve adelante un proyecto de paz en el que se desmantelaran todas las armas nucleares y biológicas, pero esto nunca se pudo concretar. También se intentaron construir armas “limpias”, que mataran a la gente pero que no dejaran radiación o contaminación, para que los sobrevivientes pudieran repoblar sin problemas las ciudades. Es irónico ¿no?, a veces me dan gracia las estupideces que puede llegar a concebir la mente humana. En definitiva, ninguno de los acercamientos sirvió para que la población mundial, o parte de ella, pudiera sobrevivir.
Para este momento de la charla prácticamente se podía ver que toda la comunidad estaba reunida alrededor de AY230, salvo por los Maestros de primer nivel, quienes no estaban en presencia visible, pero que seguramente estaban escuchando atentamente cada palabra de la exposición, que tanto interesaba a los clones.
—Luego de la Pequeña Guerra —continuó AY230—, mucha gente estaba preocupada por el futuro de la vida en el planeta, como ya les mencioné. Viendo que, si ocurría lo que todos temían, sería imposible salvar a la humanidad o a su gran mayoría, un grupo de científicos buscó una solución que salvara por lo menos a una pequeña parte de la población, para luego con el tiempo repoblar el planeta. El grupo de científicos estaba liderado por alguien que todos conocemos muy bien: Agnus.
Los clones se sorprendieron, y empezaron a murmurar entre ellos.
—Sí, Agnus y otros de los Maestros Originales —continuó 230— crearon un refugio subterráneo muy profundo, alejado de cualquier ciudad que pudiera ser blanco de un ataque devastador, y lo prepararon para que fuera autosuficiente y cerrado respecto al bioclima del resto del planeta. La idea era convertir al Refugio en un lugar donde converjan personas de todas las diversidades genéticas, y los grandes sabios de la época, además de intentar preservar la variedad biológica de nuestro mundo dentro del lugar. El proyecto era muy interesante, puesto que una comunidad importante y con visión de futuro se establecería adentro y preservaría todo lo necesario para repoblar luego el planeta, administrándolo de una manera distinta a los gobernantes de su mundo. El problema fue que antes de terminar el proyecto se desató la Gran Guerra, y no se pudieron concretar todos los sueños de los fundadores. Muchos científicos y sabios de todo el mundo fueron invitados al Refugio, pero pocos llegaron antes de que se sellaran las entradas y fue muy reducido lo que se pudo reunir de la reserva biológica que se quería tener. Además, mucha de la tecnología que debía sustentar al Refugio no se había desarrollado del todo, por lo que tuvo que trabajar a medias y el lugar no soportó mantener a mucha gente, ya que no se logró terminar todo como debía ser.
—¿Este lugar en el que estamos ahora es ese Refugio? —preguntó uno de los clones Nuevos.
—Sí y no... Sí porque estamos en él físicamente, y no porque el Refugio no es lo que vemos a nuestro alrededor; como ya les dije estamos ante dos realidades paralelas y distintas: la física y la mental. Les seguiré explicando para que lo entiendan. Al iniciarse la guerra, hubo que sellar el Refugio con la gente que había llegado hasta ese momento, por lo que muchas familias se destruyeron, y mucha gente se vio sola adentro. Afuera sólo quedó la devastación, muerte y destrucción —230 se detuvo por unos momentos—. Bueno... —continuó— En realidad en un primer momento no fuimos los únicos sobrevivientes, aunque a la larga así sucedió. Lo que pasó fue lo siguiente: Las bombas no eliminaron a toda la población mundial de una vez, aunque preferiría que hubiese sido de esa manera, porque la gente que sobrevivió se fue extinguiendo poco a poco, a causa de terribles enfermedades y mutaciones generadas por los virus esparcidos, y por la radioactividad que cubrió al planeta. En un primer momento, tuvimos contacto radial y vía satélite con unos cuantos puntos del planeta, que aparentemente se habían salvado de la masacre, pero poco a poco los fuimos perdiendo uno a uno, hasta que la banda de frecuencias de radio quedó vacía, demostrando que éramos los únicos seres vivos sobre la faz de la tierra, o más bien dicho, debajo de la superficie del planeta. En el poco tiempo en que los sistemas de comunicación funcionaron todavía, toda la comunidad se dedicó con ahínco a recuperar y preservar todos los datos posibles del exterior, además de relacionarse con los escasos seres humanos aún vivos. Nos comunicamos con lejanas computadoras y adquirimos sus bases de datos, conocimientos y proyectos, informaciones que tal vez no entendíamos, pero que algún día podrían sernos útiles. Lastimosamente, poco a poco, el contacto con el exterior se terminó, al ser aniquiladas y destruidas las ciudades, y las personas dejar de mantener los equipos autónomos. Para que entiendan de qué estoy hablando, voy a hacerles escuchar unas grabaciones de algunas de las conversaciones radiales que tuvimos con el exterior, durante lo que se llamó “La era de la Tristeza”, debido a que fue una época de mucho dolor para toda la humanidad. Son un poco tristes y causan gran pena, pero son documentos invaluables sobre los últimos pasos que dio nuestra civilización. La primera conversación que escucharán se trata del primer contacto que tuvo el Refugio con alguien del exterior, pasado apenas un día desde que se hubiera desatado la destrucción total.
Los clones empezaron a escuchar lo que con seguridad se trataba de una antiquísima grabación, llena de ruidos y de basura, pese a lo cual las voces se oían bastante fuertes y claras. La conversación empezaba así:
—Hola... Hola... ¿Alguien está escuchando?, ¿Hay alguien allí? —preguntaba una voz distorsionada.
—¿¡Hola?!, ¡Hay alguien vivo!, ¡Hay alguien vivo! —empezó a gritar otra voz emocionada, que se alejó por unos segundos del micrófono, para reincorporarse luego, aparentemente con compañía—. ¿Quién habla?, ¿Quién está allí afuera? - empezó a preguntar con desesperación.
—Hola... ¿Me escuchan?.. ¡Hola!.. —repetía la voz entre el ruido.
—¡Te estamos escuchando!, ¿Quién eres?
—Me estoy comunicando desde la estación polar de investigación “Nemesis 1”, en la Antártida, ¿Quién está allí?, ¿Alguien me puede explicar que sucedió? ¡Tengo miedo! No entiendo nada, he visto los resplandores, he escuchado gritos de desesperación en la radio, he visto subir el nivel del mar en varios metros —explicaba con un tono de preocupación y miedo en el alma—. Todo estaba loco, todo. Luego... ya no escuché más nada.
—Creo que somos los únicos sobrevivientes a la terrible guerra que destruyó al planeta... Eres el primer hombre, fuera de nosotros, con el que tenemos contacto. ¿Cómo te llamas?
—Mi nombre es Roberto, y vivo aquí con otras dos personas: Cristina y Felipe. Los tres somos científicos que vinimos realizar investigaciones en este remoto lugar. ¿Cómo ocurrió todo esto?, los rumores eran fuertes, pero jamás imaginé que alguna vez podría suceder una catástrofe de semejante magnitud. Mi esposa... —dijo con un tono de dolor—. En tres meses la volvería a ver. Teníamos planeado tener nuestro primer hijo para entonces...
—Comprendemos tu dolor, pero debes estar feliz por ti, ya que eres uno de los pocos sobrevivientes a la destrucción, y uno de los futuros reconstructores del mundo. Oh, y perdona, mi nombre es Carlos, y nosotros somos un grupo de gente refugiada en un profundo búnker, que también sobrevivió a la muerte.
—¿Y tú crees que nosotros podremos sobrevivir?, sin los víveres que nos enviaban una vez por mes, pronto moriremos de hambre, creo que tendremos que aprender a cazar focas, pingüinos o lo que sea, antes de que sea tarde, si es que aún queda alguno vivo. Por favor, no pierdan el contacto con nosotros... Nos sentimos tan solos...
La grabación se detuvo.
—Es muy interesante, pero escucharla completa nos tomará demasiado tiempo —indicó AY230—, por lo que sugiero que pasemos más adelante. Ah, y por si no lo saben Carlos es el nombre original de Agnus, antes de que se estableciera nuestra sociedad tal y como es ahora. Pero prosigamos: En las dos semanas que siguieron a esta primera conversación, se hicieron contactos con personas de otras remotas localidades del mundo, con gente del Desierto del Gobi, de Borneo, Barbados, y de diversas lejanas islas asiáticas. Con muchos de estos lugares realmente fue difícil entablar una conversación, por las diferencias lingüísticas, pero intentamos entendernos lo mejor posible. Poco a poco estos contactos se fueron perdiendo misteriosamente, salvo el de la estación Nemesis 1, y el de una isla asiática que no aparecía en ningún mapa. Aparentemente la radiación llegó hasta ellos, o las plagas, o algo semejante, porque simplemente desaparecieron. Para que comprendan todo más profundamente, les haré escuchar dos diálogos radiales más, con la estación Nemesis 1. El primero fue cuando los primeros indicios de contaminación llegaron a ellos, y el segundo ya es la última conversación radial que pudimos establecer con alguien del exterior, llegando aparentemente al ocaso de la vida humana tal como era hasta entonces, y al fin de la Era de la Tristeza. Aparentemente los miembros de la estación fueron los últimos hombres del exterior en morir, porque a la plaga le puede haber resultado muy difícil sobrevivir al frío, llegar tan lejos, o algo semejante, pero no podemos saberlo con certeza. Veamos que ocurrió:
—Hola... ¿Carlos?, ¿Estás ahí? —preguntaba una voz apagada llena de temor.
—Aquí estoy, estimado amigo. ¿Cómo están las cosas en el extremo del mundo? —le respondió, cálidamente.
—Mal —respondió el interlocutor a secas—. Cristina hoy no se levantó por la mañana. No sé que le pasa. Tiene unas marcas violetas en todo el cuerpo, que se obscurecen a cada minuto. ¿Sabes qué puede ser, y qué puedo hacer?
—No tengo la menor idea. Pero espera... hablaré con algún médico de aquí —Un sonido cortante empalmó este pedazo de la conversación con su continuación—. Nadie sabe lo que pueda ser, pero te recomiendo que tomes nota de su evolución, y que te fijes en cada cambio que se produzca en ella. ¿Y tú, no tienes ningún problema?, ¿No será algo contagioso?
—No lo sé, ella despertó hoy así. Pero nosotros no tenemos ningún indicio de dicha afección. Yo, además de la dificultad para respirar y la tos seca que tengo últimamente, no siento nada extraño. Creo que no tiene sentido que tome notas de su evolución, porque si algo malo va a pasar, seguro que nos tocará a todos por igual.
—Eso no puedes saberlo, pero debes tener cuidado, tal vez haya peligro de contaminación radioactiva. Es algo temible, no deberías comer a los animales de la zona, pueden estar afectados ya.
—¿Y qué puedo yo hacer?, ¿Quedarme aquí sentado y morir de inanición?, sabes que nuestras reservas se han agotado, y que no nos queda nada más que lo que podamos conseguir por nuestros medios. Felipe está afuera ahora, esperemos que haya cazado algo. Mientras tanto yo seguiré cuidando a Cristina.
Hubo un momento de silencio, hasta que la siguiente grabación empezó a escucharse:
—¿Roberto?, ¿Aún estás allí?, ¿¡Roberto!?, ¿Qué diablos ocurre?
—Aquí estoy —respondió una voz temblorosa y áspera, que apenas lograba articular las palabras—, solo... Hoy tuve que matar a Felipe con mis propias manos... Su locura era tremenda —continuó, carraspeando—. Se arrastraba por el suelo como una lagartija, y las llagas de su cuerpo emitían un purulento hedor que contaminaba todo. No soporté ver a un amigo en esas circunstancias tan penosas. Creo que yo tampoco sobreviviré mucho más, casi no puedo respirar, y mi mano derecha está inutilizada, la siento como una piedra. Ya no podré cazar más focas, y no me atrevo a comer ninguna de las miles que están muertas en las playas. ¿Qué haré ahora?
—Debes ser fuerte, y sobrevivir.
—¡Eso lo dices tú, que estás seguro en tu refugio! —exclamó con dolor—. Yo estoy aquí únicamente conmigo mismo, y con mis dos compañeros muertos, horadados por alguna terrible y extraña enfermedad. No sé si sentir pena o felicidad por ellos, porque por lo menos ya no sufrirán más —dijo con lentitud, de nuevo—. Yo en cambio, puedo sentir cómo mi cuerpo se transforma. No sé si es una mutación, pero lo que es seguro es que ella no me transformará en ningún superhéroe como los de los cómics —emitió un sonido, que pareció una risa—, sino en alguna bestia carente de razón. Cada segundo me cuesta más hablar y pensar en frases coherentes que decir. Es algo triste...
—Por favor, no te rindas, nosotros estaremos contigo para que no te sientas sólo —intentó reconfortarlo la persona del otro lado del micrófono.
—Sí, seguro... Pero ahora prefiero descansar, ya no puedo hablar ni sostener el micrófono. Hablaremos luego.
—¡Ten fuerza hermano! —replicó la voz.
—Esas fueron las últimas palabras que pudimos escuchar de él —explicó 230, deteniendo la grabación—, porque al día siguiente ya nadie contestó. La radioactividad y las armas tanto químicas como biológicas terminaron finalmente con la vida en el exterior, que se convirtió en un gran desierto desolado. Así, los habitantes del Refugio fueron los únicos sobrevivientes a la destrucción, y su misión fue subsistir sea como sea, hasta que todo pase. Al menos la reducida población parecía estar a salvo, un tanto triste por ser un grupo muy reducido, y muy preocupada porque dentro de las instalaciones nada funcionaba bien. Los primeros esfuerzos que se hicieron fueron para terminar todo lo que quedó inconcluso, labor que se fue dificultando cada día más. Así, poco a poco, los problemas fueron surgiendo: el Refugio era muy pequeño, y ya no se lo podía hacer crecer sin el problema de que se filtrara la radioactividad por la zona de construcción, y los cultivos subterráneos, cuidados por las computadoras que simulaban el ciclo de las estaciones, de la luz, y que eran tratados genéticamente, apenas daban suficiente alimento como para sustentar a la población, que deseaba empezar a crecer y multiplicarse. Hasta ese momento la forma de vida en el Refugio era normal para la gente, pero todo se fue complicando más y más: los recursos empezaron a ser escasos, los pocos animales que se tenían empezaron a enfermarse y morir por el encierro, los cultivos interiores no podían crecer más por falta de espacio, el agua no se podía purificar y reciclar más rápido de lo que ya se hacía, y el aire se enrarecía cada día más, a pesar de que todos los esfuerzos se dirigían en el sentido de ampliar el sistema de ventilación y filtrado del mismo. No había posibilidad de practicar ningún tipo de ejercicio físico, porque había poco espacio, y además el esfuerzo hacía que se consumiera más oxígeno del que se podía reciclar. Además, la basura generada por la gente no había donde acumularla. Todos estos acontecimientos fueron los que produjeron la famosa “Crisis de los Recursos” que sobrevino junto con medidas drásticas necesarias para poder sobrevivir. Se tuvo que presionar a las parejas jóvenes para que eviten tener hijos, que no podrían ser alimentados, por lo que la población fue envejeciendo. Los pocos niños que nacieron fueron llamados “Los Hijos de la Oscuridad”, porque vivieron en la realidad física, pero jamás conocieron el sol, la luna, el cielo y las estrellas. Toda su vida transcurrió en el encierro. La forma de vida parecía la de una tribu ancestral apiñada en una gran caverna, puesto que el refugio era eso, un conjunto de varios grandes ambientes donde todos convivían. Así pasaron tres años en que se intentaron mejorar las condiciones de vida de los habitantes, pero no se avanzó demasiado. Agnus ya había diseñado para ese momento su sistema de entorno sintético, pero no se atrevía a ponerlo en práctica, porque muchos detalles faltaban para que fuese fiable, seguro y pudiera abstraer la vida mental de la corpórea.
230 hizo una pausa, y trajo ante los ojos de los clones viejas imágenes. En la primera se podía ver a un grupo de gente muy seria y formal vestida de blanco en el centro, rodeada de un grupo mucho mayor de personas vestidas con ropas cualquiera, sonrientes bajo el sol, delante de una puerta metálica enorme, rodeada de piedras, formando una pequeña montaña.
—Creo que algunas de las personas que aquí se ven les resultarán familiares —dijo 230—, Agnus está hacia la derecha, junto con otros Maestros Originales como Denise y Jester. Obviamente no son iguales a la visión actual que tienen de ellos, pero dentro de todo se parecen bastante al modelo real.
La siguiente foto era la de un cielo nocturno iluminado por miles de ardientes explosiones, pero estaba borrosa, y se notaba que había sido sacada con apuro.
—Esta es la única imagen que tenemos de la Gran Guerra, y fue tomada unos segundos antes de que las puertas exteriores se cerraran definitivamente. Mírenla bien, porque no hay nada parecido que pueda mostrarles.
En la siguiente docena de fotos se podían ver pequeños grupos de gente abrazada posando, vestidos de overol azul, la mayoría ya era conocida de la foto anterior, pero aparecían otros personajes que no estaban antes.
—Estas fotos son del interior del Refugio pocas semanas después de la Hecatombe. Todas estas personas son las pocas que se salvaron y reunieron en el Refugio. Aquí podemos ver a Merlín, quien era un famoso músico de aquella época, y a algunos otros Maestros que ya conocemos. A causa del apuro con que se hizo todo, poca gente de la que había sido preseleccionada pudo viajar y llegar a guarecerse, y en su reemplazo algunos pobladores de la zona y trabajadores que estaban colaborando en la construcción quedaron adentro, por lo tanto la población inicial no fue todo lo erudita y perfecta que se deseaba.
Un clon Inferior pidió la palabra, y 230 se la cedió:
—¿Por qué algunos de los personajes que están en estas fotos son los Maestros de hoy en día y en cambio muchos de los otros ni siquiera están entre nosotros?, no entiendo lo que pasó.
—Hay varios motivos para que haya ocurrido eso —contestó 230—, uno es que varias personas murieron antes de que nuestra nueva forma de existencia se realizara, otro es que no cualquiera puede llegar a ser un Maestro, eso lo sabes muy bien, y el tercer motivo es una triste historia a la que me iba a referir ahora —Finalmente 230 les mostró a los clones unas imágenes en las que se veían a los pobladores bastante desmejorados, pálidos, desarreglados, y con cara de tristeza y desilusión. En las diversas fotos, todos estaban trabajando, con la mirada perdida, en la penumbra, puesto que todos los ambientes estaban escasamente iluminados—. Estas son las últimas fotografías que tenemos de lo que era el Refugio antes del cambio. La esperanza de volver al exterior se había desvanecido, puesto que los cálculos de los científicos y biólogos revelaban que el planeta no sería habitable en milenios debido a la enorme radiación contaminante del ambiente, y a que muchos virus y bacterias poderosamente nocivas se habían desperdigado por el mundo, producto de experimentos genéticos de laboratorio y puestas en las armas biológicas, y el hombre no tenía ninguna defensa ni vacuna contra su terrible poder. La pena invadió a la población, que sufría al saber que nunca regresaría a su lugar habitual de vida, y que no podría volver a “ver el sol y a sentir sus tibias caricias, así como oler la fresca hierba y sentir la brisa que se desliza en el rostro de los bienaventurados, haciendo que sus cabellos ondeen graciosos y brillantes en una tarde de primavera”. Pero no se preocupen, ya que yo tampoco entiendo muy bien el significado completo de esta frase, porque lo que mencioné fue el trozo de un poema, si así pudiera llamarse, que algún autor anónimo escribió en aquel momento de pena.
AY230 hizo una pausa larga, intentando devanar el significado de la frase dentro de su cabeza. Pero al darse cuenta de que los clones estaban ansiosos por que continúe con la historia, prefirió dejar sus divagues de lado y continuarlos en soledad en otro momento.
—En este clima de tensión e infelicidad no fue extraño que algún suceso triste se desencadenara. La gente ya no soportaba la claustrofobia y el encierro en ese minúsculo y lúgubre lugar, que poco a poco más que un refugio se fue convirtiendo en una cárcel de piedra y metal, un infierno subterráneo. Un grupo de habitantes enloqueció, su líder pensaba que el exterior estaba “limpio”, y que los obligaban a quedarse allí contra su voluntad. Se amotinaron y utilizando la fuerza consiguieron que se les permitiera salir. De más está decir que luego de su escape nunca se supo nada más de ellos; probablemente murieron a escasos minutos de haber salido, al respirar el aire enrarecido. Esto trajo una inmensa tristeza a los habitantes que quedaron adentro, quienes se reunieron a debatir como manejar a la colonia en el futuro. Se formó un consejo que debía tomar decisiones sobre la administración del lugar, y buscar la forma de hacer más agradable la vida dentro del mismo, antes de que todos se volvieran locos y ocurriera algo peor que la rebelión previa. En pocos días Agnus se impuso como cabeza del consejo y, con el tremendo carisma que siempre tuvo, convenció a los demás miembros de que la única forma de sobrellevar el infierno en el que estaban era abstraerse a él, proponiendo que se iniciara el uso experimental de su sistema de entorno sintético, del cual ya tenía un prototipo funcional que serviría para una docena de personas. Así se iniciaron las pruebas, y luego de corregir algunos problemas, y de definir bien el funcionamiento de la parte fisiológica, se decidió adoptarlo. La decisión se tomó porque el sistema ayudaría a reducir el espacio de los módulos de vida y las necesidades energéticas y alimenticias en el Refugio, ya que se necesitaría muy poco espacio, energía, aire y alimento para mantener a los cuerpos inertes. Al principio una parte de la población vivía de esta manera, y el resto le hacía un seguimiento, controlando su estado y mejorando el sistema, hasta que luego de dos años todo el entorno se pudo mantener a sí mismo en forma automática, y toda la población pudo vivir dentro de la realidad sintética. Al principio el entorno estaba construido por objetos toscos que simulaban al entorno físico, pero eran horrendos: Imágenes vectoriales de pocos colores, manejadas por hardware obsoleto y demasiado lento para poder controlar las acciones de tantas personas a la vez en un entorno complejo. Pero poco a poco se fue perfeccionando tanto el hardware como el software para permitir que todo parezca cada vez más real, y a su vez fuimos deshaciendo otros lazos que nos ataban a la antigua realidad, y que no eran necesarios. Así se empezaron a utilizar lugares conceptuales en vez de imitar a los físicos, y además de la vista se pudieron incluir los demás sentidos al Ambiente, con lo que finalmente nos abstrajimos totalmente a la realidad. El primer modelo virtual, conocido como System 1, era totalmente físico, se necesitaba tener los ojos abiertos para ver a través de los visores tridimensionales, y tener micrófonos y auriculares para comunicarnos, hablando físicamente. Existían fenómenos desagradables, como ser el descalibramiento de los sensores, en cuyo caso las imágenes y sonidos del entorno no reflejaban lo que uno deseaba observar. Además, las personas se sentían un tanto amarradas todavía a la realidad física, porque no bastaba con desear movilizarse hacia algún lugar para hacerlo, sino que debía informar al sistema de alguna manera, ya sea mediante algún artefacto externo o mediante palabras. Y no es que no existiese tecnología mejor en el mundo en esos momentos, lo que pasa es que la Hecatombe se desató tan de repente que ya no hubo posibilidades de conseguir el hardware o software de última generación, y hubo que redescubrir y fabricar lo que estuviera al alcance de las posibilidades de la gente atrapada en el Refugio. Este vetusto sistema tuvo un inmenso salto al cambiarse por el System 2, el cual ya usaba la información de las ondas cerebrales, por lo que el sistema se mejoró en un mil por ciento, ya que toda la información iba y venía directo del cerebro, y no había que engañar a los sentidos intermedios como en el sistema anterior. Se produjo la inhibición de la acción muscular, ya innecesaria, y por fin el Ambiente fue lo suficientemente completo para dejar de necesitar al exterior. El sistema evolucionó para ser cada vez más perfecto respecto a las primeras versiones, El System 3 fue la revolución del Hardware, ya que se rediseñó completamente la base física que lo sustentaba. Se dejó de utilizar la electricidad como medio de almacenamiento y transmisión de datos para pasar al uso de procesadores ópticos miles de veces más veloces, y que además podían tener más estados que uno electrónico. En la actualidad manejamos procesadores y memorias de ocho estados, pero la producción de nueva tecnología de 16 estados pronto se empezará. ¿Entienden la potencialidad de esto? antes la unidad mínima de almacenamiento era el Bit, que poseía sólo dos estados, cero y uno, pero ahora nuestro Ambiente maneja como unidad mínima de almacenamiento un 8-Bit, ¡Que tiene 256 combinaciones posibles!, esto le dio un incremento en la velocidad de cálculo inesperado. Además la transmisión óptica de datos puede manejar todos estos estados, mediante el uso de la tecnología de la policromía. Pero este fabuloso sistema de Hardware está siendo infrautilizado, ya que para poder seguir con la vida normal de la comunidad, el Software del System 2 simplemente se modificó lo suficiente para que funcione en el System 3. El gran salto se está dando ahora, con lo que llamaremos el System 4, que será la revolución del Software. Se está trabajando en programas nativos para nuestro maravilloso Hardware, que manejarán directamente la potencialidad de los 16 estados. ¡Esto nos dará capacidades inimaginables! Pero creo que me he vuelto a desviar del tema. A través del tiempo, nuestra nueva forma de vida empezó a requerir nuevas reglas más adecuadas a ella, y dejar de lado las obscuras costumbres e ideas inútiles del pasado. Poco a poco apareció todo lo que ustedes ya conocen: La creación de los lugares conceptuales, la selección genética, la perpetuación eterna de los sobresalientes en memoria, nuestra jerarquización social, el anhelado crecimiento poblacional y el nacimiento de nuestra sociedad actual.
—Maestro, ¿Puedo hacerle una pregunta? —dijo uno de los clones.
—Házmela, te escucho —respondió AY230.
—Todo esto es muy interesante, pero ¿hace cuánto tiempo que sucedió?
—Esa sí que es una pregunta difícil de contestar. Lo que pasa es que nosotros dejamos de lado el uso de los calendarios puesto que no son necesarios, al fin y al cabo no tenemos estaciones que seguir, ni fechas que celebrar, ¿Para qué necesitamos cronología en un mundo donde nada cambia, y todos los días son iguales?, no tiene sentido. Sé que han pasado cerca de mil Períodos desde la Gran Guerra, pero no tengo idea del número exacto. Deberías preguntárselo a alguno de los Maestros Originales, puesto que ellos existen desde esa época. Aunque de todos modos supongo que no te lo dirán.
—¿Qué son las estaciones? —preguntó otro clon, que cada vez entendía menos el contenido de la Clase.
—Lamentablemente si seguimos así terminaremos discutiendo temas que nada tienen que ver con lo que hoy he querido desarrollar, y será un cuento de nunca acabar. Las estaciones eran períodos en los que el clima cambiaba a más frío o más cálido, debido a la rotación del planeta alrededor del sol. Pero comprender toda la complejidad que conlleva es algo que no lograremos ahora. Pregúntale eso al profesor de Ciencias de la Naturaleza, que parece que tendrá mucho de que hablar en sus próximas clases.
—Yo no sé si será cierto o no —dijo un clon Inferior que se hallaba un tanto alejado, y que era uno de los que participó en la Reunión en la que Xor había estado esparciendo sus dudas—, pero escuché que con todo el tiempo que pasó, ya podríamos volver al mundo exterior sin peligro, e inclusive que allí afuera existen personas que sobrevivieron a la Hecatombe.
—Esteee... —dijo 230 en un tono dubitativo—. No he encontrado ninguna prueba de ello...
—¡Y no existen, porque eso es imposible! —lo interrumpió iracundo Agnus, el Maestro de los Maestros, que se había materializado detrás de AY230 en el instante que el clon hizo la pregunta, adelantándosele—. Afuera el clima está loco y la radiación ha borrado toda traza de vida sobre el planeta. Las violentas tormentas ácidas y las peligrosas bacterias impiden que cualquiera pueda siquiera pensar en vivir allí. ¿De dónde sacaste semejante disparate?
—No sé, lo leí de un mensaje anónimo que estaba en un foro, hace mucho tiempo, decía que había indicios de vida humana en el exterior, cerca de este Refugio... Lo siento, fue sólo una pregunta... Perdón —se achicó el Clon.
—Nada de eso es cierto, ¡Son rumores infundados de clones que deberían ser borrados de los padrones de memoria! —gritó Agnus, fuera de sus casillas. Si me entero de que alguien estuvo desparramando este tipo de chismes ponzoñosos, que pueden llevarnos a situaciones como las que hemos superado con mucho dolor, juro que será eliminado instantáneamente... Clones, clones —dijo Agnus posteriormente, con un tono más tranquilo—, lastimosamente todavía no se puede acceder a su memoria biológica para saber si mienten, pero espero que pronto ese sueño se pueda realizar... Bueno, vuelvan todos a su Cubículo o a la Actividad o a donde sea, porque esta clase se termina por hoy. Vayan a crear algo productivo para esta sociedad, porque el que no crea y no produce está de más aquí.
—Pero... —alcanzó a interrumpir 230.
—Y tú —lo recriminó Agnus—, debes tener más cuidado con el contenido de tus clases. ¿Acaso quieres que ellos también añoren el exterior y quieran salir de aquí, destruyendo todo lo que tanto esfuerzo nos tomó construir?
—No, tan sólo quería explicar nuestros orígenes... —intentó aclarar el clon.
—Pues explícalos con cautela, hoy dijiste demasiadas cosas todas juntas y de golpe, y los clones nuevos deben tener un embrollo en la cabeza, que costará mucho desenredar. En realidad no sé si conviene que los clones sepan sobre la realidad física y sobre nuestro pasado, ¿Para qué los necesitan?, ¿Acaso ahora no somos entes completos y vivimos en otro mundo?, esta es nuestra forma de vida actual, y nunca cambiará, el modo de vida de la antigüedad es tan sólo un accidente histórico del que hemos evolucionado hace demasiado tiempo, ¿Quién dijo que la evolución debía ser sólo por selección natural?, nosotros tenemos la capacidad de manejar la evolución según nuestra inteligencia y poder. El hecho de ser humanos prácticamente ya es un cuento de hadas para los clones, y da lo mismo que lo comprendan o no. Ten cuidado, y espero que no te vuelvas a equivocar... —Esas fueron las últimas palabras de Agnus mientras se desvanecía enfrente de AY230.
Cuando 230 miró a su alrededor, ya quedaban pocos clones Inferiores, y los últimos se estaban yendo. Xor, 736 y 580/2 se acercaron a él, en ese solitario espacio otrora bullicioso.
—¡Que fantástica exposición! —exclamó 736 mientras se acercaba—. Siempre que se toca este tema me quedo asombrada de tu capacidad explicativa. Es tan difícil abordar este asunto de una manera clara y entendible para los Clones Nuevos... Además siempre consigues datos novedosos, ¿De dónde sacaste esa antiquísima filmación?, nunca antes la había visto.
—La encontré mientras revisaba viejas notas de los habitantes del Refugio, fue algo maravilloso para mí toparme con esa reliquia. ¿Viste lo que fue la guerra?, ¿Te imaginaste que así fueron las explosiones?, ¿Pensaste alguna vez en el dolor que causó?, si no lo ves no lo puedes entender. Y por eso me disgustó la manera en que me trató Agnus, yo sólo quería que los Nuevos entiendan, no que añoren. Encima no me dejó terminar la exposición, tenía algunas cosas más que discutir con mis alumnos, y necesitaba que se haga un debate en el que las opiniones nos ayudaran a crecer. Es una lástima.
—No te pongas mal —le dijo 736 con su suave voz—, hoy los Nuevos han aprendido lo que ellos solos no podrían averiguar en varios períodos, gracias a ti. Y creo que ha sido más que suficiente por una clase, ya tienen demasiadas cosas en qué pensar y con qué complicarse.
—Es cierto —agregó 580/2—, hoy has cumplido tu misión satisfactoriamente, ¿No recuerdas acaso nuestra primera clase sobre este tema?, el profesor ni siquiera entendía lo que explicaba, y fue incapaz de aclarar nuestras dudas, por lo que tuvimos que recurrir a los Maestros y a nuestras propias investigaciones para saciar nuestra necesidad de conocimiento. Y creo que lo hicimos bien, por algo tú ahora eres el profesor y no el alumno. Por eso me gusta este sitio, es justo, y el capaz siempre tiene su lugar.
—Bueno —interrumpió otra vez 736—, ahora tenemos algo que hacer, algo que Xor me dijo que le prometiste ayer, y que espero que cumplas, porque se ha estado preparando para el acontecimiento.
—¿Qué cosa?
—¿¡Cómo que qué cosa!?, ¿Ya lo olvidaste?, ¡El juego!, ¡El simulador de combate! —le reprendió Xor—. Parece que el deprimido hoy eres tú, y no yo. Tal vez la diversión violenta sea una buena terapia para ti y para mí, para descargarnos de las tensiones y olvidarnos de las preocupaciones que nos abruman.
—No, no lo olvidé, pero no tengo muchas ganas de participar, ¿Y si lo dejamos para mañana?
—No, tú prometiste que lo haríamos hoy, y vamos a jugar ahora —reclamó 736 con tono de enojo.
—Bueno, está bien, hagámoslo antes de que cambie de opinión. ¿Vienes con nosotros 580/2?
—No sé, me gustaría ver algunos detalles de mi proyecto...
—¡Vamos! —le insistió 736, con su voz suave y convincente de siempre—. ¡No te hagas rogar!, todo el día estás con ese proyecto, ¿No te das cuenta de que necesitas descansar la mente para luego ser más productivo? ¡Acompáñanos!
—Está bien, lo haré, pero sólo por un rato ¿eh?, después volveré a mis quehaceres.
—Bueno, pero ya verás que una vez que empieces a jugar, te divertirás tanto que te querrás quedar hasta el final —le apostó 230.
Así, el grupo se transportó al Simulador de Combate.
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