Capítulo 15 - El Refugio
—Apolo... despiértate, mi vida... —dijo la voz... Una voz suave, cálida, como jamás había escuchado. Apolo abrió los ojos, lentamente.
—¡736! ¿Qué haces aquí? —exclamó, sorprendido, cuando vio a su compañera presente allí junto a él.
—Vine a despertarte ¡Hoy en la segunda región horaria realizará nuestra unión! Espero con ansias ese momento, ayer casi no dormí pensando en ello.
—¡Qué alegría me has dado al venir a despertarme!
—¿En serio? —preguntó ella, contenta.
—¡Sí!, estoy cansado de escuchar a esa voz sin vida que me despierta todos los días, en cambio escuchar tu dulce voz me hace tan feliz...
—Mi amor... —dijo ella, luego de un instante de silencio.
—¿Sí? —le respondió él.
—Hay otro motivo por el cual no pude dormir en el Descanso.
—¿Qué motivo? —preguntó él, preocupado.
—Me quedé muy intranquila por todo lo que me dijiste ayer. Tengo miedo de que hagas alguna tontería. Si algo te pasa, yo me moriría de tristeza ¿Y si te eliminan? ¿Y si afuera no hay vida?
—¡Aquí adentro no hay vida! —fue la histérica y sorpresiva reacción del Maestro—. ¿Qué somos? ¡Dímelo! ¿Qué somos? Vanas imágenes, representaciones ficticias de unos seres humanos que nunca han visto la luz, que nunca han escuchado un sonido que no fuese sintético, que nunca han sentido el viento en su piel, que nunca han visto a la persona que aman como realmente es... Dime tú... ¿Qué somos?
Hubo un instante en el que 736 no atinó a decir nada, estaba asustada de la forma en la que Apolo hablaba, de la seguridad en sus palabras. Apolo continuó con su monólogo, al verla callada.
—Tal vez haya enloquecido, pero no quiero que todo siga así. No quiero que hagan más experimentos con nuestros cuerpos, no quiero generar nuevos clones anónimos, hijos copiados genéticamente y reproducidos según el gusto de los Maestros ¡Quiero libertad! Estoy cansado de vivir con miedo... Miedo de que mis palabras o pensamientos sean escuchados, analizados... Miedo de ser eliminado... Tiene que haber alguna manera de escapar de esta prisión... Y voy a encontrarla. Si mi padre lo creía, debe haber algo de verdad en ello.
—Pero tú bien dijiste que es imposible. Nuestros cuerpos jamás reaccionarán. Hay miles de sistemas de seguridad... No lo hagas, me preocupa lo que te pueda ocurrir.
—No deberías hacerlo, no soy un tonto ni haré nada alocado o peligroso, sólo seguiré investigando, observando, rumiando, hasta estar seguro de las cosas y de lo que se puede hacer o no... Estamos atrapados en un mundo maravilloso, pero falso. Un mundo de infinita potencialidad para nuestra mente, pero donde no somos humanos, sino otra cosa. Tal vez no tengamos otra posibilidad, o tal vez sí, yo sólo quiero saberlo, y poder decidir por mí mismo de qué manera vivir, así como nuestros hijos. Me he dado cuenta de que deberíamos poder decidir, o al menos discutir, estas cosas, sin temor. Y tal vez el resultado simplemente sea que nos quedemos aquí, y nos demos cuenta que es lo mejor, pero el negar la posibilidad es lo que me hace creer que algo está mal. Y vivir con esa angustia hace imposible mi propia existencia, niega lo que soy. Ahora ve a prepararte para nuestra Unión, y yo seguiré investigando. Y no te preocupes por mí.
Apolo se transportó al centro de investigación, dejando a 736 muy preocupada, a pesar de sus palabras de confianza. Agnus, Jester y varios de los Maestros se acercaron a él.
—Hola Agnus, hola Jester... —saludó él, con tranquilidad.
—Buen día Apolo, ¿estás preparándote para la Unión?
—Sí, pero ahora voy a trabajar un poco.
—¿Ahora?, ¡Pero faltan pocas horas! —exclamó Agnus—. No hace falta que te esfuerces.
—Lo sé, mas el tiempo es muy valioso y no quiero desperdiciarlo.
—Me sorprenden tus ganas de trabajar —le respondió Agnus—, pero hazlo, me gusta la responsabilidad que demuestras.
Apolo se dedicó por un rato a empezar una composición vocal, con todas la voces que había reunido y almacenado, modificándolas, construyendo un coro celestial. La composición era maravillosa, nunca se imaginó poder realizar algo semejante... Los patrones tomaban forma con una velocidad asombrosa, mientras que las notas de los instrumentos y las voces se unificaban entremezclándose en una gran armonía coral. Los sonidos parecían antiguos, corroídos por el tiempo, remembranzas de una época pasada, que se mantenía en la memoria colectiva de Apolo, recuerdos de una época que no vivió...
Luego de que pasó un buen tiempo, el Maestro decidió averiguar las cosas que realmente le interesaba saber, y dejar la composición para otro momento. Con seguridad los Maestros ya se habrían despreocupado de él y no lo molestarían por largo rato. Sin preámbulos Apolo se dedicó a bombardear al Ambiente con todo tipo de preguntas:
—Necesito saber cómo funciona la realidad virtual, en especial cómo se almacenan los cuerpos y cómo nos comunicamos físicamente con el Ambiente.
—Anteriormente los cuerpos estaban depositados en camillas —explicó el Ambiente—, las cuales tenían sensores y sondas que se encargaban de controlar a los clones y de alimentarios. Estas camillas tenían numerosas imperfecciones y problemas, como ser el hecho de no aislar el cuerpo del exterior o no mantener en buen estado el físico de los clones. El sistema evolucionó hasta llegar al modelo actual, en el cual los cuerpos se encuentran suspendidos en un denso fluido dentro de tubos de metal sellados. El tubo actúa como un conservador criogénico, aunque no es esa su función, pero mantiene a los cuerpos en muy buen estado, de varias formas. Existen conexiones estimulantes, conectadas a cada uno de los músculos del cuerpo, que intentan evitar la atrofia muscular, haciendo creer al cuerpo que está realizando trabajo, e imitando pequeños esfuerzos. Es obvio que no lo logran en su totalidad, pero gracias a estas conexiones los cuerpos no se encuentran en un estado de debilidad o hipertrofia como estarían sin su ayuda. Es importante mantener el cuerpo sano, para prolongar la vida y evitar enfermedades de todo tipo. La alimentación, conocida como nutrición parenteral, se realiza introduciendo los nutrientes por la vena subclavia, a través de la cual se distribuyen por el resto del cuerpo. Un aire muy puro y filtrado es bombeado dentro del casco implantado en los clones, que tienen una respiración muy débil, casi indistinguible. Existen instrumentos especiales para eliminar los escasos excrementos que producen los cuerpos, y que se encargan de mantener limpio el receptáculo habitacional. A pesar de todos estos cuidados, y toda la tecnología que hay de por medio, los clones no aumentan en demasía sus expectativas de vida, que ronda en promedio los 110 años. Se teoriza que en realidad lo que envejece es la mente, y que sus posibles fallos por causa de la edad son los que causan la posterior muerte natural. Por tanto, preservar el cuerpo en perfecto estado o detener su envejecimiento no ayuda a evitar la muerte, ya que al parecer los humanos tienen un límite infranqueable de vida, que rondaría en su máximo los 140 años.
—La comunicación con el Ambiente es simple —comunicó el propio Ambiente, a continuación—: Los sensores en la cabeza se encargan de decodificar las señales eléctricas del cerebro: Movimientos, vista y demás, reproduciéndolos en la realidad virtual. De la misma manera se insertan los datos en la mente. Los nervios, músculos y órganos se desconectan mediante una droga especial, por lo tanto toda la actividad es meramente mental, y se ha decodificado todo el vocabulario comunicativo del cerebro, permitiendo entender lo que los clones quieren hacer e insertando en su mente los estímulos externos, como el audio, la vista, el movimiento y en forma parcial el tacto, que ha sido declarado inútil y ya pocos clones lo utilizan.
—Todo funciona básicamente como yo sabía o lo imaginaba —dijo Apolo, pensativo. Luego de un tiempo habló de nuevo:—. Quiero conocer el interior del Refugio, su disposición física, organización, construcción, secciones, un mapa, lo que sea.
Inmediatamente ante él se materializó un mapa tridimensional del Refugio, girando según Apolo lo deseara. Unas flechas señalaban cada lugar en el plano e indicaban el nombre de esa locación. El Refugio era semejante a un espiral, que empezaba en la superficie, y se adentraba en las profundidades de la tierra. Las grandes habitaciones se ubicaban una detrás de otra, en muchos casos separadas por tramos de túneles de más de 15 metros. El orden de los lugares era el siguiente (empezando desde el exterior y yendo hacia las profundidades): Primero estaba la gran puerta, sellada, que comunicaba con la superficie. Siguiendo existía un gran tramo de túnel de más de trescientos metros, que bajaba en forma de caracol hasta un inmenso lugar, denominado “Depósito”. Ese emplazamiento era varias veces más grande que cualquiera de las demás partes del Refugio. Partiendo del depósito se dividían dos ramas de túneles: Una daba al “Laboratorio Electrofísico” y la otra al “Laboratorio Biológico”. El Laboratorio Biológico estaba conectado directamente al “Habitáculo”, y detrás de éste, en las profundidades, se encontraba la “Sala de Computación”. En el ala del Laboratorio Electrofísico se extendía un brazo espiral que bajaba de manera muy pronunciada, llegando a la “Granja”, y debajo de ella a la “Sala de Reciclaje y Tratamiento de Desechos”.
El mapa era bastante claro y entendible, pero Apolo no sabía cual era la función de cada lugar, aunque se imaginaba vagamente la utilidad de algunos de ellos. Por lo tanto pidió al Ambiente que le diera una descripción más detallada de cada sitio, seleccionando los nombres de los lugares en el mapa, tocándolos suavemente con el dedo. Al seleccionar cada emplazamiento, el mapa de ese sitio se ampliaba y detallaba, mostrando hasta los últimos aspectos de su arquitectura, así como una detallada descripción escrita y verbal.
En primer lugar eligió el “Depósito”. La explicación que se le presentó fue la siguiente: “Este lugar es el único punto del Refugio que se conecta con el exterior. En él se guardan los robots y móviles que se utilizan tanto en el Refugio como en la superficie. Además se almacenan todo tipo de materiales e insumos de producción.”
—¿Qué tipo de robots y qué móviles se guardan allí? —inquirió Apolo.
—Todos los robots que poseemos: Constructores, Mineros, Protectores. Los móviles son las Naves, y todos los que se encargan de transportar a todos nuestros robots en el exterior. Además, en el Depósito se guardan algunos transportes considerados como reliquias, puesto que datan del origen de éste lugar.
—¿A qué se llama “Robots Protectores”? —preguntó con curiosidad.
—No tienes acceso a esa información —respondió el Ambiente.
—¡Maldita sea! Estoy harto, pensé que hoy no me toparía con esa respuesta —se quejó Apolo, pero decidió continuar con su investigación, a pesar de las trabas que pudiera encontrar. Por lo tanto, siguiendo su orden, pidió información sobre el “Laboratorio Electrofísico”.
La respuesta fue la siguiente: “El laboratorio se utiliza para realizar experimentos y pruebas físicas y electrónicas, además de funcionar como taller de construcción y ensamblado de maquinaria y objetos que necesiten ser creados”.
—Entiendo... ¿Y cuál es la función del “Laboratorio Biológico”? —quiso saber Apolo.
—El Laboratorio Biológico es un hospital en miniatura, en el cual se pueden tratar a los clones con afecciones, realizar las uniones y experimentar con los instrumentos nuevos diseñados para el uso de los miembros de la sociedad. También allí se realizan todas las investigaciones referentes a seres vivos —respondió el Ambiente.
—¿Es ese el lugar en dónde se realizan todas las uniones? —continuó preguntando Apolo.
—Sí.
—O sea... Mi cuerpo será trasladado allí para que la unión se realice...
—Los cuerpos de Apolo y de 736 ya se encuentran allí para llevar a cabo la unión.
—Qué interesante... Pero continuemos... —dijo Apolo, mientras seleccionaba el habitáculo, y la inmensa caverna se presentaba frente a sus ojos, con los millares de pilares en los que se deberían apoyar los tubos contenedores de los clones.
—El Habitáculo es el lugar dónde descansan los cuerpos de los clones —explicó el Ambiente—, en él se encuentran los tubos de suspensión biológica, las terminales virtuales y todo lo necesario para la vida usual de los habitantes de nuestra sociedad. A pesar de ser un lugar amplio, ya está saturado, y no hay espacio que pueda ser ocupado por los nuevos clones.
—El mismo problema de siempre, la superpoblación... Supongo que esto es... —asumió al elegir la Sala de Computación.
—Aquí están los ordenadores que administran y controlan el entorno virtual, los robots, los satélites externos, los procesos dentro del refugio y las mentes de los Maestros.
—Lo que pensaba... Está bien protegida, es el último lugar de la cadena, enterrada muy profundamente y escondida de todo. Es el centro de control del Refugio, el corazón de esta sociedad. Pero volvamos hacia atrás... ¿Qué es eso de la Granja?
—En la Granja se mantienen algunas muestras de seres vivientes, en su mayoría desarrollados genéticamente para soportar la vida bajo tierra, en la oscuridad, y con escaso alimento, agua y aire.
—¡¿Tenemos seres vivos dentro del Refugio?! —exclamó Apolo.
—La Granja guarda una gran variedad de especies vegetales, de las que se obtienen muchos materiales, así como productos necesarios para nuestra vida. Lo mismo ocurre con los animales, que en su mayoría son distintas variedades de ratas, preparadas para catalizar productos sin los cuales no podríamos vivir, así como para realizar experimentos de nuevas drogas, vacunas o preparados sintéticos. Originalmente este espacio fue creado para almacenar la mayor biodiversidad posible, de forma a repoblar el planeta el día que fuera posible salir de nuevo al exterior. Pero con el paso de los períodos, la reserva ha mermado y apenas subsiste.
—Qué interesante... Realmente los Maestros pensaron en todo. Para finalizar veamos esto —dijo mientras seleccionaba la Sala de Reciclaje y Tratamiento de Desechos.
Se le presentó una pequeña habitación, que estaba interconectada con la mayoría de las demás secciones del refugio a través de cañerías y conductos. La explicación que vino a continuación fue la siguiente: “Este lugar está destinado a reciclar los elementos que puedan extraerse de la basura que produce la sociedad, además de deshacerse de los desechos inservibles o no reciclables”.
—¿Pero qué es esto? —preguntó inquieto Apolo, al ver en la imagen tridimensional a escala dos apéndices distintos que partían desde la sala de deshechos y se adentraban en las profundidades de la tierra más de doscientos metros. Uno de los apéndices era extremadamente fino, mientras que el otro era muy grueso.
—Ambos son túneles. El túnel de gran diámetro comunica con una gigantesca gruta subterránea en la que se depositan todos los deshechos inservibles, el otro comunica con un río subterráneo del que se obtiene agua para diversos usos dentro del Refugio.
—¡¿Agua?! ¿Obtenemos agua del exterior? —inquirió sorprendido Apolo.
—Sí, a través de los mecanismos y tuberías que viajan dentro de ese túnel.
—Pero... Pero... —titubeaba Apolo—. Esto sí que no tiene sentido. El Refugio es autosuficiente, esa es la premisa en la cual nos basamos y por la cual vivimos aquí, ¿Qué sentido tiene todo esto si es que tenemos una conexión con el exterior, por la que puede filtrarse tanto la radiación como los posibles virus que pululan allá afuera?
—Por mucho tiempo, el Refugio fue autosuficiente —remarcó el Ambiente—, sin ninguna conexión al exterior. Pero poco a poco se fueron descubriendo formas de impedir filtraciones y de desinfección que permitieron este tipo de relacionamiento con el exterior, como ser los tubos conservadores donde los cuerpos de los clones están suspendidos, que los aíslan completamente del exterior. Obviamente, los puntos de contacto con la superficie están completamente controlados las veinticuatro horas del día, y se poseen mecanismos para aislar las salas en caso de que se produzca una emergencia o una filtración. El agua es completamente tratada y purificada, con múltiples mecanismos que la hacen sana y no peligrosa para la vida de los clones. Sin esa agua actualmente sería imposible la vida, ya que han pasado más de mil períodos desde la creación del Refugio, y debieron hacerse concesiones para poder subsistir. Un sistema completamente cerrado no puede subsistir tanto tiempo lamentablemente.
—¡Esto sí que no lo tolero! —gritó Apolo—. Ahora sí que estoy desconcertado ¡Una conexión abierta al exterior!, eso es lo que es, por más que lo quieran encubrir. Cada vez estoy más convencido de que nos mienten a todos... Y eso me entristece ¡Quiero un informe exhaustivo sobre la posibilidad de vida en este planeta! —exigió Apolo, furioso.
El Ambiente respondió, calmo, como siempre:
—La vida en el exterior es imposible. Existe una alta radioactividad, además de que el aire está completamente viciado. Ningún animal, y menos el hombre, podría sobrevivir afuera. A lo sumo algunas variedades de líquenes u hongos podrían hacerlo, en tan duras condiciones. El agua no existe a nivel del suelo, y las lluvias son más que escasas. La capa protectora de la atmósfera se ha desvanecido, y los rayos ultravioletas impactan en la superficie del planeta con todo su poder. Los vientos huracanados están a la orden del día, y las temperaturas tienen extremos insoportables entre la noche y el día.
—¿Cómo se han recabado todos éstos datos?
—A través de un satélite que gira alrededor de la tierra y de los robots que se enviaron a explorar los alrededores.
—¿Pero acaso ese satélite no está inutilizable? —sospechó Apolo.
—Actualmente sí —respondió el Ambiente—, pero estos datos se recabaron con anterioridad a su mal funcionamiento.
—Lo único que falta es que el propio Ambiente haya aprendido a mentir... —asumió Apolo con una tenue sonrisa.
—¿Y los sensores de los robots son confiables?
—Por supuesto.
—¿Existe la posibilidad de que exista algún grupo humano viviendo en el exterior, que se haya salvado de la destrucción y que sea capaz de sobrevivir a pesar de las duras condiciones de vida?
—No.
—¿Por qué tienes tanta seguridad? —continuó presionando Apolo.
—Además de que las condiciones climáticas y la radiación no lo permiten, se ha buscado mucho, a través del satélite y de los robots, intentando hacer contacto por radio, y no hubo ninguna respuesta positiva.
—Esto es una farsa... —se quejó Apolo, pero una voz lo interrumpió. Era un mensaje de 736, que le preguntaba dónde estaba. Apolo se dio cuenta de que era extremadamente tarde, y faltaba muy poco tiempo para su unión. Por lo tanto dejó la investigación de lado y se transportó junto a 736, que a su vez estaba hablando con 210.
—¡Apolo! —lo reprendió 736—. ¿Dónde te habías metido? Faltan pocos minutos, y no estás acompañándome. Tengo miedo...
—Ay, amor —le respondió él, abrazándola suavemente—, no tienes por qué, todo va a salir bien.
—Estoy asustada por todo lo que ayer me dijiste, ya no sé si seguir mi vida normalmente o si dejar de colaborar con ellos... ¿Qué es lo que haremos con nuestra unión, participando en sus planes?
—No te preocupes —la consoló él—, vivamos el ahora, puesto que nuestro destino no se decidirá con este acto.
—Es cierto, pero tal vez el destino de sus hijos sí quede sellado —apuntó 210—, e inclusive en el futuro puedan ser utilizados en su contra...
—¿Qué? —preguntó asustado Apolo—. ¡Ah! eras tú. Discúlpame, no me había percatado de tu presencia. Es que tengo tantas preocupaciones y responsabilidades...
—No importa, te entiendo —le respondió 210—. A propósito —continuó—, le estaba comentando a 736 sobre mi nueva obra, que presentaré hoy. Será algo parecido a la Megademo, pero el tema central será el fuego. Quiero que la veas, porque hice una música muy especial para ella, e invertí todos mis recursos y mi capacidad creativa en ella.
—Hoy la veremos, sin duda. Estoy muy contento de que seas capaz de crear algo muy grande e imponente por ti mismo —le respondió Apolo, y luego tornó hacia 736— ¿Y Rufi? —le preguntó—. Me sorprende no verlo contigo hoy.
—Me cansé de él —se justificó ella—. Creo que es debido a todo lo que pasamos y hablamos los últimos días. Finalmente me di cuenta de que es una simple simulación, preprogramada para reaccionar a diferentes situaciones, y que va aprendiendo y adaptándose a sus diferentes dueños y experiencia, lo cual es grandioso y hace que cada una de esas mascotas sea única, pero no deja de ser algo vacío, sin alma. Noté que invertía más tiempo en interactuar con un ser inexistente que con los propios clones, que están vivos y necesitan verdadera atención. La simulación actúa como si le importara la simpatía y el cariño que le doy, pero en realidad no estoy haciendo nada bueno por nadie, sólo por mí misma, autosatisfaciéndome, a través de mi relación con una entidad exterior inexistente. Pensé que en vez de ser tan egoísta era mejor relacionarme con seres vivos y reales, con quienes mutuamente pudiéramos aprender, crecer, ayudarnos y sostenernos, y eso es mucho más valioso que cualquier otra cosa. Sé que esta vida virtual, tecnificada, nos aliena y hace insensibles a los demás, ya que vemos a los demás como meras imágenes casi irreales, pero tenemos que aprender a no dejarnos llevar por eso, y en cambio convertirnos en verdaderos seres humanos, capaces de relacionarnos de manera profunda y afectuosa, aunque tal vez nunca veamos nuestros verdaderos rostros.
Apolo abrazó a 736 y la besó en la frente.
—Eres maravillosa, siempre lo supe, aunque era difícil notarlo por encima de la coraza protectora que escondía todo eso —le dijo. Ella correspondió el abrazo con mucha fuerza, aunque el ambiente no transmitía del todo bien eso, debido a sus limitaciones—. Deberíamos presentarnos junto a los Maestros —finalmente dijo el Maestro, luego de ese intenso momento—, deben estar esperándonos.
—Es cierto, vamos —le dijo ella.
Los clones se despidieron de 210 y se transportaron junto a Agnus, que los aguardaba impaciente.
—Bienvenidos —los recibió Agnus cuando llegaron—, los esperábamos ansiosos. Todo está preparado para la unión, podemos empezar ahora mismo, si creen que están listos.
Ambos clones se miraron el uno al otro, tomándose de las manos, y luego volvieron la mirada a Agnus.
—Estamos listos —respondieron ambos al unísono.
—Ambos conocen todos los riesgos e implicancias que una unión conlleva, ¿Es cierto?
—Sí, es cierto —contestó Apolo.
—¿Y aceptan tanto el proceder en la unión como la forma en que se administrará su fruto? —insistió el gran Maestro.
—Sí, lo aceptamos —respondieron ambos, con escasa convicción, luego de mirarse por unos segundos a los ojos, puesto que en realidad no lo aceptaban, pero por otro lado deseaban, necesitaban unirse...
—Que la unión se lleve a cabo entonces —sonrió Agnus, mientras se desvanecía, y una esfera blanca brillante rodeaba a los clones, que flotaban en el centro, uno frente al otro...
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