Capítulo 12 - El Nuevo Maestro

—Buen día Maestro Apolo —dijo una voz suave y femenina—, conviene que tome conciencia. Este nuevo período es digno de disfrutarse.
Apolo dejó que la claridad penetre su mente, y despertó plácido, descansado. Aprovechó el momento, sentía una paz y una alegría sin igual. Un aura de poder lo cubría, y lo convertía en alguien superior, era alucinante. El día largamente esperado, por períodos enteros, había llegado, finalmente se convirtió en uno de los seres más importantes e influyentes de la sociedad a la cual pertenecía.
—Hoy debo estar impactante —se dijo mientras seleccionaba cuidadosamente sus parámetros de aspecto.
—¿Ojos?, Negros, sin duda. ¿Piel?, un cobrizo leve, sobre las vestiduras blancas. Quiero que el cabello no esté tan largo, una melena un poco corta tal vez me vaya bien...
Cuando finalizó sus preparativos, se preguntó:
—Bueno, ahora soy un Maestro, ¿Qué cosas más allá de las usuales como clon Superior puedo realizar?
Inmediatamente una serie de menús con múltiples opciones se materializaron flotando a su alrededor.
—¡Fantástico! —exclamó—. ¿Puedo hacer todas estas cosas? Es increíble... Supervisión, Observación, Modo Oculto, Aliases, Bancos de Datos nuevos, Opciones y Preferencias sobre el Ambiente, Potencia de cálculo... ¿Para qué servirá todo esto?, supongo que con el tiempo lo aprenderé...
Así, durante la primera región horaria de la Actividad se dedicó a experimentar y a configurar todas sus nuevas características, aunque algunas no las comprendió del todo, especialmente la parte de Aliases. Cuando quiso utilizarla, le pidieron una serie de datos sobre un clon inexistente. Código, sexo, apariencia, etcétera. Finalmente se generó un nuevo clon, que se agregó a los padrones de nombres, como si recién se hubiera convertido en Inferior y se hubiera dado a conocer a la sociedad. Apolo podía manejarlo a su antojo, tomar su rol y hacerse pasar por él. Pero no veía el sentido de simular ser un clon Inferior, algo que tanto esfuerzo implicó superar para convertirse en un Superior... Salvo que quisiera espiar a los otros, mezclándose con ellos y escuchando lo que decían. Un complejo paranoico lo invadió, pensando en cuántas veces habría hablado con algún Maestro que se hacía pasar por un clon Inferior, cuantas veces habrían participado los Maestros en su clase, encubiertos de esa manera...
—¿Hay alguna forma de saber si un clon es un Alias en realidad? —preguntó preocupado al Ambiente.
—Tú no tienes esa capacidad —fue la respuesta del Ambiente. Pero esto no lo satisfizo en lo más mínimo, porque significaba que únicamente los Maestros Originales o de 1º Nivel podrían hacerlo.
Cuando se acercó el momento de la Reunión, Apolo se apresuró a ella. Quería hablar con sus amigos, y mostrarles sus capacidades y sus habilidades, por más que sabía que no debía comentar muchas de ellas.
El viaje a la Reunión lo sorprendió. Simplemente estuvo allí en el momento que lo deseó. No hubo retrasos, ajustes de imagen ni cálculo sensible. Fue instantáneo, maravilloso, el tiempo de latencia fue prácticamente nulo. Una vez llegado a la Reunión, probó utilizar el Modo Oculto. Se dio cuenta de que todos los clones pasaban a su alrededor y lo ignoraban, como si no existiese.
—¿Hay alguien hablando de mí en este momento? —se preguntó, no sabía bien por qué, tal vez para ver hasta qué punto podía conocer lo que pasaba a su alrededor.
—Se te ha mencionado varias veces en un diálogo, con tu denominación en código de clon, la última pronunciación de tu nombre ha sido exactamente hace 3 segundos —fue la respuesta recibida.
—Quiero estar entre ellos —dijo. Y estuvo.
Los clones charlaban amenamente, sin ver al Maestro que los acompañaba.
—Te lo digo —hablaba un clon Inferior—, 230 se vendió, ahora está del lado de Agnus, junto a los demás Maestros.
—No creo lo que me cuentas —le discutía otro—, él siempre nos acompañó, y fue una fuente de conocimiento para nosotros, me recuerda a Xor, cuyo comportamiento era semejante. Además, pienso que siendo un Maestro, puede saber muchas cosas que nosotros no, y tal vez eso sea positivo.
—El poder corrompe —insistió el primero—, verás que de aquí a poco, será como el resto de los Maestros, y habrá olvidado todos los ideales que nos inculcó.
Un tercer clon tomó la palabra:
—Pero según escuché, él está a prueba nada más, todavía no se confirma su nuevo Status. Creo que eso nos demuestra que mantiene su chispa de rebeldía.
—Pienso que una vez que vea todo lo nuevo que puede hacer, no va a poder dejarlo. Se va a quedar con ellos, y aceptar sus reglas —sugirió el primero.
—El tiempo dirá —completó el segundo.
Apolo, mientras tanto, no soportaba más esa ridícula conversación, por lo que deshabilitó el Modo Oculto, y se dispuso a hablar. Instantáneamente, al materializarse entre los clones, ellos lo miraron y quedaron paralizados, con la esperanza de no haber sido escuchados. En la realidad, probablemente hubieran palidecido ante semejante situación.
—No se preocupen ni se asusten —los interrumpió Apolo, rompiendo el silencio—, yo sigo siendo su amigo.
Los clones seguían callados, sin pronunciar palabra alguna.
—¿Pero qué les pasa?, ¿Por qué no me responden? —les preguntó, con aire de autoridad.
Uno de los clones se atrevió a hablar, con un poco de temor:
—Tenemos ciertas dudas sobre tu persona.
—¿Qué clase de dudas?, yo soy su amigo, como siempre lo he sido —afirmó el nuevo Maestro.
—Pero entonces ¿Por qué te has ido con ellos? Tú estás de su lado, ya no eres de confianza, cuando saquen la copia de tu estructura mental, todo estará perdido, ya no podrás apoyarnos en nada.
—Las cosas no son así. Convertirse en Maestro tan sólo es un paso dentro de nuestra evolución y crecimiento. Además, los Maestros no tienen la capacidad de analizar nuestra mente. Recuerden que yo soy un Maestro de 2º Nivel, cuyo nivel físico aún existe. Y aunque pudieran, no es lícito que examinen nuestros pensamientos o recuerdos.
—Eso nunca importó, de todos modos estoy seguro de que lo hacen.
—Y si así fuera, tendrán que eliminarme, como lo hicieron con Xor, porque mi forma de ser nunca va a cambiar. A veces creo que somos muy maniáticos respecto a los Maestros. Su misión última es cuidarnos, no hacernos daño.
—Pero sabes muy bien que si alguien se opone a sus ideales, luego comienzan los problemas, ése es el temor que tenemos. Hay tantas dudas...
—Yo también tengo mis dudas sobre nuestra sociedad, y es por eso que me interesa ser un Maestro, para poder investigar mucho más el tema, desde adentro. Ahora tengo acceso a millares de datos ocultos para los clones, datos que me pueden ayudar en la búsqueda de la verdad, que no será nada fácil. Además, creo que es conveniente que ustedes tengan un amigo entre los Maestros, con poderes y capacidades de decisión que les pueden ser beneficiosas.
—Nosotros te estimamos, compañero —habló un Inferior, alumno de sus clases—. Tan sólo tememos que luego de hacer la copia de tu mente, tú ya les sirvas con temor, y no luches por nosotros y nuestros derechos. Nuestra sociedad es perfecta, pero no del todo justa, y muchas cosas ocurren o se deciden sin el consentimiento de los que aún estamos vivos. Al fin y al cabo, todos los maestros, a pesar de ser diferentes, en el fondo no son más que una simulación de una única entidad. Nuca sabremos si sus conciencias persisten, o si son simples marionetas de esa inteligencia.
—Algo haremos al respecto, antes de que sea tarde, no se preocupen, no los voy a defraudar —les aseguró Apolo con seguridad.
—No sé qué puedes hacer, más que terminar como Xor, en el vacío, la nada, la muerte y el olvido. Y no queremos que eso te suceda. Deberías estar feliz por tu nuevo estatus, pero al mismo tiempo estás en una situación comprometida. Pero no te preocupes, nosotros te apoyaremos en todo.
—Me agrada oír eso. Yo también tengo mucho temor al futuro, pero no podemos hacer más que enfrentarlo. Es mejor que se dediquen a sus actividades y yo a las mías, cuídense, y cuiden sus palabras también... —dijo Apolo, en el momento en que vio que 580/2, 210, AX100 y algunos otros clones Superiores se acercaban a él.
—¡Amigo!, ¡Que alegría verte! —exclamó 580/2.
—¡Hola! —lo saludó efusivamente Apolo.
—¡Cuéntanos qué sientes, qué te pasa, cómo estás ahora que eres un Maestro! —le pidió 580/2.
—Y... Es algo nuevo, interesante, que abre múltiples posibilidades que jamás imaginé tener a mi alcance. Puedo hacer tantas cosas, utilizar tantos recursos, es muy bueno. Pero todavía no conozco bien mis nuevas capacidades, hoy estuve probando algunas, muy interesantes...
—Me imagino lo feliz que debes estar —le dijo AX100.
—Más o menos. El ser Maestro te abre muchas puertas, pero pone muchas barreras, especialmente con los clones Inferiores, que ya no te tratan de la misma manera...
—Pero así deben ser las cosas —agregó 210—. ¿Recuerdas cuando éramos Nuevos?, les teníamos respeto y temor a los Maestros, puesto que ellos son lo más importante de nuestra comunidad, los más sabios, los más completos de todos nosotros...
—Sí —interrumpió Apolo—, pero no me gusta que me traten así, con temor. Yo no he cambiado interiormente, sólo he transmutado de un estado a otro, más avanzado y completo.
—Es un problema —supuso 580/2—, pero no creo que puedas solucionarlo, siempre ha sido así, en eso concuerdo con 210.
—Lamentablemente —agregó Apolo.
Por un rato, la conversación se mantuvo, siempre alrededor del mismo tema, hasta que cada uno de los clones pasó a ocuparse de sus cosas. Todas las palabras pronunciadas formaron un remolino en la mente de Apolo: Maestros, información, conocimiento... Por un lado pensaba que los Maestros no eran injustos, siendo que lo eligieron a él para estar entre ellos a pesar de conocer su forma de pensar, a veces radical y rebelde. Entonces eran muy correctos... Salvo que casualmente nunca hubieran escuchado sus conversaciones y pensamientos sobre esta sociedad... Tal vez respetaban la privacidad... Pero le parecía extraño, todas las opciones de Aliases, Observación y Control no podían ser en vano, deberían utilizarse bastante. Todavía no entendía bien qué buscaban los Maestros al tenerlo entre ellos, y eso lo preocupaba. ¿Tal vez se aplicaba el dicho de que a los amigos hay que tenerlos cerca, pero a los enemigos más cerca aún?
—¿Qué estará haciendo 736? —se preguntó, con curiosidad, puesto que no la veía—. Modo Observación, el objetivo es AX736 —pidió. De forma instantánea, se desplegó frente a sus ojos una pequeña ventana en la que se veía a 736 hablando con otros clones, acompañada de Rufi, momento en que se retiraba y pasaba a un lugar negro, probablemente la Actividad, ya sin la compañía del animal. Apolo no tenía que hacer ningún esfuerzo para mantener el foco centrado en ella, todo era automático.
—Cerrar ventana de observación —ordenó, y la ventana se cerró—. Ir junto a AX736 —solicitó a continuación. Inmediatamente Apolo apareció junto a ella, en la Actividad.
736 se sorprendió, y lo miró extrañada, se podría decir que asustada.
—¡Hey!, ¿Cómo es que estás aquí?, yo había solicitado al Ambiente trabajar en modo exclusivo.
—Recuerda que ahora soy un Maestro, y tengo muchas atribuciones nuevas... Quería hablar contigo sobre toda esta nueva experiencia, pero abandonaste la Reunión sin siquiera buscarme... ¿Por qué no querías verme?
—Claro que quería verte, es que dejé algo pendiente, y no quería olvidar lo que estaba haciendo. Sabes cómo es la labor creativa, no se puede abandonar por la mitad, porque o si no se pierde el hilo de lo que se estaba haciendo.
—Te entiendo —le respondió él.
—¡Pero cuéntame! —le pidió ella, recobrando su dulzura natural—. ¿Qué se siente ser un Maestro?
—¡Ay!, no lo sé. Puedo hacer tantas cosas, me siento poderoso, por así decirlo. Pero eso me da miedo. Si yo, siendo un Maestro de 2º Nivel, tengo todas estas capacidades disponibles, no quiero imaginar todo lo que los Maestros Originales o de 1º Nivel pueden hacer.
—¿De qué clase de cosas me estás hablando?
—Del tipo de cosas como las que hice recién, aparecer a pesar de que estuvieras en modo exclusivo, observar sin ser visto, tener acceso a datos largamente ocultos inclusive para los clones Superiores... Y esto es sólo el principio, hoy estuve probando unas pocas opciones solamente. Pero no te puedo contar mucho más, ellos me lo prohibieron.
—Te entiendo... —lo reconfortó ella—. Bueno, en realidad siempre supimos que los Maestros podían hacer lo que quisieran, vos sólo lo confirmás. Pero cuéntame si lo estás disfrutando.
—Por supuesto, aunque todavía no he hecho nada útil con mis nuevas habilidades, estoy tratando de acostumbrarme a ellas. Lo que más me gustó es la rapidez con la que el Ambiente reacciona a mis solicitudes. Todo es instantáneo, no hay retrasos ni esperas. Tengo todos los recursos que desee a mi alcance, para investigar o crear, es fantástico.
—Me alegra que estés tan contento.
—Estuve pensando sobre todo lo que aquí ocurre. Creo que he llegado a entender mucho, en este poco tiempo —quiso explicar Apolo.
—¿Qué es lo que entendiste? —quiso saber 736.
—Lo que ocurre con los Maestros, el por qué nos promueven y nos necesitan a mí y a los demás Maestros de 2º Nivel.
—Explícamelo, a ver si entiendo.
—Es sencillo, Agnus me lo dijo, pero indirectamente, recién ahora empecé a hilar todo. Él mencionó que necesitaba Maestros para investigar y crear, porque el Ambiente es incapaz de hacerlo. Eso es obvio, porque al fin y al cabo es una máquina, que no piensa, sólo actúa acorde a los impulsos que recibe.
—Me parece algo coherente...
—Sí, pero piénsalo bien. Según Agnus, ellos necesitan Nuevos Maestros por este motivo, y porque ellos tienen demasiadas ocupaciones, además de administrar todo lo que ocurre aquí dentro, y no pueden dedicarse a ello. Además me dijo que hay tantas miles de cosas para investigar o desarrollar, que nunca terminarían, y que cuánta más gente los ayude mejor.
—También me parece coherente... —dijo la mujer, evaluando las argumentaciones de Apolo.
—Si analizamos bien las cosas y ordenamos las ideas, recordaremos lo siguiente: Los Maestros Originales y de 1º Nivel son los que han trascendido el nivel físico de la existencia. Sólo sus mentes son preservadas por el Ambiente.
—Creo que empiezo a entenderte...
—¿Captás la idea? El Ambiente ve la imagen cerebral de la persona, su estructura mental, y la simula. Emula los comportamientos, las posibles reacciones, lo que diría o haría, según todos los datos que posee de él, según las propias reacciones que haya tenido en situaciones semejantes en toda su vida. Pero creo que esa simulación es incapaz de hacer que el Maestro sea creativo, eso es algo que no se puede simular.
—Comprendo claramente... La imagen de la mente es suficiente para que el Ambiente imite su posible comportamiento, pero no les da la capacidad de crear, eso es algo que no se puede copiar... En realidad ellos son incapaces de crear o de investigar, y por eso nos necesitan. Ese es el motivo por el que los Maestros ya no presentan obras nuevas una vez que trascienden su etapa fisiológica, simplemente porque son incapaces de concebirlas...
—Esa es su crisis, esta sociedad no puede existir ni avanzar sin Maestros de 2º Nivel, que son los que hacen el trabajo verdadero de creación e investigación. Los demás Maestros son sólo meros administradores de la sociedad, que actúan según las pautas preestablecidas que poseían cuando estaban vivos. Por eso requieren ser alimentados con clones que se conviertan en Maestros de 2º Nivel, clones como yo, muy capaces, sin importar su rebeldía o lo que piensen. Ellos nos necesitan a toda costa... Parece una paradoja: La máquina no puede crear, y se da cuenta de ello, por tanto debe hacer algo para solucionarlo... Eso me lleva a otra cosa. La vida eterna, como Maestro... Creo que es una mera ilusión, un sueño...
—¿Vos pensás que podés ser consciente de ti mismo una vez que mueras, y perpetuar tu alma y existencia en el mundo digital?, yo no —lo apoyó ella.
—Yo tampoco... Justamente creo que lo que queda es la mera ilusión para los demás clones de que aún estamos entre ellos. Esto en cierto modo puede ser positivo, porque todo nuestro conocimiento acumulado, nuestros gustos, nuestras formas de pensar, nuestros criterios y experiencias permanecerán, para que los demás las aprendan y entiendan, siempre. De cierta manera seremos eternos...
—Aunque Agnus siempre afirmó que los Maestros no mueren, por más que su cuerpo deje de funcionar —explicó 736—. Siempre dijo que la vida muere con el cuerpo si es que no se ha salvado antes el patrón cerebral en otro soporte físico. Y existe una lógica de difícil discusión en sus palabras. Porque es cierto que el cerebro transmite información con impulsos eléctricos entre las neuronas, y si pudiéramos copiar la estructura cerebral de una persona, y mantener la red de impulsos eléctricos... Tal vez podríamos considerar que la persona está viva. Al fin y al cabo, ¿Qué diferencia a una persona de otra en su comportamiento, su inteligencia y su capacidad?, en teoría sólo el cerebro, que es la máquina pensante. Por lo tanto, cada persona, al ser única e irrepetible, tiene una estructura cerebral propia, con información grabada en forma de conexiones y redes de neuronas... ¿Podemos decir que la diferencia es meramente física o hay algo más detrás de la existencia?
—Esa es parte de las largas discusiones sobre el alma, que se llevaron a cabo tantas veces. Sabes lo que piensan ellos, que el alma es un recurso creado en la antigüedad, cuando la ciencia no existía. Al dejar de existir la muerte, dejó de ser importante el alma. La inteligencia, la mente, son lo que realmente importa y deben preservarse a toda costa, ya sea dentro de nuestro cerebro, o en el silicio, puesto que cumplen la misma función, sólo cambia el soporte.
—Me pregunto qué sucederá con nosotros en el momento que muramos, y que nuestra mente pase a estar reflejada dentro de un mero ordenador —se preguntó la mujer.
—Probablemente no nos demos cuenta de nada, o, por el contrario, tan sólo dejemos de existir. - respondió Apolo.
—Sí... Así es... —dijo ella, con un suspiro—. Estás muy atractivo hoy, realmente pareces alguien superior —continuó, cambiando de tema—. Te queda bien la combinación de los ojos negros con ese cabello rebelde. Estoy contenta de que nuestras almas se hayan sentido identificadas. Es una pena que estemos aquí, en un mundo ficticio, y no en la realidad...
—Escúchame —le dijo él—, ahora tengo poder de decisión, y muchos derechos que antes no poseía. Los Maestros ya me lo insinuaron antes, por lo que creo que no va a ser muy difícil...
—¿Qué cosa? —preguntó ella.
—Pedirles que se consume nuestra unión... Siempre me pareció un sueño, un imposible, pero ahora las cosas han cambiado, puedo solicitarla sin temor a ser rechazado.
Ella lo miró, dulcemente.
—Sabemos que el enamoramiento no existe en este lugar, es algo ficticio e innecesario, heredado de nuestros ancestros, y que no se puede sentir por ser un instinto muy básico. Las uniones se realizan únicamente a efectos prácticos reproductivos, son poco comunes, y cada vez se dan menos en nuestra sociedad. Pero creo que pese a todo eso, nosotros estamos enamorados, nos necesitamos, somos un caso aparte. Me encantaría unirme a ti, sabes que eres todo para mí.
—¡Estoy tan feliz! —exclamó él, abrazándola—. Ahora mismo voy a ir a solicitárselo a Agnus. Él es el que controla las uniones, las fechas y la compatibilidad genética.
—Bueno, ve y luego cuéntame que pasó —le dijo ella, con una gran sonrisa dibujada en su rostro—. Yo mientras tanto continuaré con mi obra...
Apolo se desmaterializó frente a 736, y ella simplemente se quedó allí, en el negro vacío, pensativa, ordenando todas las ideas que había intercambiado con Apolo, analizando sus sentimientos. Luego de bastante tiempo retomó su actividad y dejó de lado esas cosas que le daban vueltas en la cabeza.

*  *  *  *  *

Agnus, Jester y otros dos Maestros se encontraban rodeados de luz.
—¡Esto no puede ser! —se quejaba Agnus, completamente fuera de sí—. ¡No acepto retrasos de este tipo! ¡Ya pasó una fase desde que perdimos una nave, rompieron el primer blindaje y robaron tecnología! Esta afrenta no puede quedar así, hagamos algo al respecto. La construcción de esas naves lleva demasiado tiempo y requiere materiales de los cuales casi no disponemos, veamos otros métodos si es necesario... ¡Me las pagarán, humanos insignificantes! Espero que la puerta ya haya sido reparada.
—Está casi lista —le informó Merlín.
—No me interesa el casi. ¡Tiene que estar arreglada ya! ¿Me entiendes? ¡Ocúpate de eso! —gritó, mientras Merlín se esfumaba sumisamente.
—Estos insectos están locos, no saben lo que les espera. Construiremos dos naves más, con suficiente autonomía para descubrir su escondite y aniquilarlos. Estoy harto de que nos molesten. Hasta ahora les permití vivir porque no representaban ninguna amenaza, pero la situación cambió. ¡Pagarán cara su osadía esos imbéciles!
Agnus se movía de un lado a otro, se lo notaba nervioso, harto. Siempre le fue difícil manejar tanto conocimiento, controlarlo todo. Por eso necesitaba colaboradores confiables que lo releven en muchas de sus ocupaciones.
—Vamos a programar búsquedas sistemáticas —continuó—. Dividiremos el terreno en cuadrantes hexagonales, y barreremos el área hasta encontrarlos. No pueden vivir muy lejos de aquí. Gary —dijo al otro Maestro que se encontraba con él—, te encargo la misión de localizarlos... ¡Ojalá funcionara el mapeador de ese maldito satélite! ¡Sería tan fácil encontrarlos!
—Continuaremos con la búsqueda hasta encontrarlos, no te preocupes —aseguró el Maestro, desvaneciéndose también.
—Jester, dame buenas noticias, por favor —solicitó Agnus.
—La sonda ya está casi lista, pronto podremos conocer los pensamientos de los clones, entenderlos.
—¡Por fin!, nuestro sueño de tantos años se está por volver realidad. Los clones siempre fueron fuente de problemas y de rebeldía, a partir de ahora no lo serán más.
—Eso es lo que esperamos... —agregó su compañero.
En ese mismo instante, Apolo apareció junto a Agnus y Jester. Los dos Maestros se sorprendieron, por un momento olvidaron que Apolo tenía nuevas atribuciones que le permitían presentarse de esa manera entre ellos.
—¿Qué pasa, Apolo? —preguntó Agnus—. Te noto un poco nervioso —le dijo, ocultando su propio nerviosismo.
—Quiero hablar con ustedes sobre algo importante —explicó el clon.
—¿Qué es eso tan importante de lo que quieres hablar que implica importunarnos durante nuestra reunión? —le preguntó Jester, intrigado.
—Necesito hacerte un pedido formal.
—¿De qué se trata? —inquirió Agnus.
—Yo me lo imagino —interrumpió Jester, conocedor de los intereses más profundos de Apolo—. Se trata de ti y AX736 ¿Verdad? Deseas que se efectúe una unión entre ustedes.
—¿Cómo lo sabes? —lo interrogó Apolo, sorprendido.
—Hace tiempo que observamos tu relación con ella, y sabemos lo que sienten —le informó Agnus—. Hay que aceptar que una unión entre ustedes podría ser muy provechosa para la comunidad, tal vez se generen nuevos clones aptos y valiosos.
Por los siguientes instantes Agnus no habló, tan sólo observaba algún tipo de base de datos, exploraba menús, verificaba fechas, análisis genéticos y manejaba toda esa información invisible para Apolo a gran velocidad. Luego de unos segundos volvió a hablarle a Apolo.
—Según las estimaciones, ustedes son compatibles genéticamente, me parece una muy buena oportunidad la realización de una unión entre dos clones tan productivos. En tres días es la fecha ideal para la unión: ella probablemente estará fértil. ¡Jester!, encárgate del acercamiento de los cuerpos y de la interconexión —luego se volvió a Apolo—. Tu pedido ha sido concedido. ¿Necesitas algo más?
Apolo no podía describir la alegría interior que le producía este rápido fallo a su favor, apenas podía hablar.
—Nnnno, esteeee, hasta ahora no he hecho nada importante. ¿Me necesitan para algo? No sé en que puedo serles útil.
—No te preocupes —le respondió Agnus—. Te hemos dejado libre el día de hoy para que te acostumbres a tu nuevo estado. A partir de mañana estarás obligado a trabajar. Aprovecha esta jornada para hacer lo que desees. Ve a hablar con AX736, y cuéntale las novedades...
—Lo haré inmediatamente —asintió Apolo, mientras se retiraba.
—¿Estamos seguros de querer hacerlo, Agnus? —le preguntó Jester al Maestro entre los Maestros—. Hace tiempo que estamos intentando realizar una desconexión total con la realidad para los clones, y hacerlos olvidar siquiera que existe. Uno de los puntos tratados es el de la unión. Además esos dos son problemáticos. Les tengo gran aprecio, pero llevan sangre de rebeldía en sus venas, y sus vástagos la heredarán, sin lugar a dudas.
—Tal vez sea cierto —aceptó Agnus—. Pero no podemos perder la oportunidad de cruzarlos. No creo que la rebeldía sea un problema de sangre, aunque las pruebas parezcan indicar lo contrario. Y probablemente darles esa experiencia y apoyarlos nos permita en cierto modo demostrar una condescendencia hacia ellos que traiga sumisión y resultados positivos, más aun sabiendo que no sólo sus vidas están en nuestras manos, sino la de sus futuros vástagos, aunque nunca lleguen a saber quiénes son. Y sabemos que los frutos de las uniones siempre son mejores clones que los meramente inseminados sin informar a los padres. Se avecinan épocas difíciles, y necesitaremos una nueva generación que pueda estar a la altura de las circunstancias, y que al mismo tiempo podamos controlar. Esta unión puede ser positiva, o un riesgo, ya nos enteraremos con el paso del tiempo. Bueno, creo que tendremos que reservar espacio para nuevos clones.
—No te preocupes, yo me encargaré de eso —le respondió su par.

*  *  *  *  *

736 estaba pensativa, observando un pentagrama con su respectivo secuenciador. Escuchaba una parte de la melodía, de pocos segundos, y la detenía. Luego agregaba, quitaba o movía alguna nota, y repetía el proceso. Aparentemente estaba viendo los últimos detalles de una composición, ya casi terminada.
Apolo la observaba, parado, desde atrás, extasiado. Le encantaba ver sus delicados movimientos, su fragilidad... Esa escena duró un largo rato, hasta que 736 dio media vuelta, como guiada por un sexto sentido:
—¡Ayyyy! —exclamó— ¡Me asustaste! ¿Qué estabas haciendo allí, callado?
—Nada, te observaba. Me gusta hacerlo —se excusó él.
—Que ahora seas un Maestro no implica que tengas derecho a espiarme ni a faltarme el respeto —se quejó ella—. Debes respetar mi privacidad, no me gusta ser observada. Recuerda que no eres más que nosotros los clones, trátanos como a ti te gustaría ser tratado.
—¡Hey!, Discúlpame, no quería molestarte. Sólo quería hablar contigo... —volvió a disculparse Apolo.
—¿Y cada vez que quieras hablar conmigo vas a interrumpir mi trabajo y asustarme de ese modo? Date cuenta de algo: los Maestros, ya sean de Primero o Segundo Nivel, jamás nos interrumpen en la Actividad, por más que necesiten hablar urgentemente con nosotros. Éste es un momento sagrado para todos... Por lo general esperan a la hora de la Reunión o del Museo General para buscarnos, deberías aprender a hacer lo mismo.
—Lo siento, y tienes mucha razón, ahora que lo mencionas. Por más que pueden, nunca nos interrumpen en las horas creativas... Lo que no implica que no nos observen...
—Eso ya lo sabemos, pero por lo menos nos observan sin molestar o distraer...
—Ya te pedí disculpas, perdón, no lo volveré a hacer.
—Me parece muy bien —aceptó la disculpa con una sonrisa de complicidad—. Bueno, contame cuál es el motivo tan importante por el que me buscaste de nuevo.
Apolo se acercó a ella:
 —¡Ya tengo el visto bueno de los Maestros para que se consume nuestra unión! —le contó emocionado.
—¿¡Qué!? ¡Que maravilla! —exclamó ella, abrazándolo—. ¡Estoy tan feliz!
—Yo también. La unión se realizará dentro de tres días. Ellos se están encargando de todos los preparativos.
—¡Que bueno! ¿Pero tan pronto? ¿Cómo es posible?
—Parece una casualidad enorme, pero es la fecha ideal, según me comentó Agnus.
—¡Me has alegrado el día! —dijo 736 emocionada, y con una enorme sonrisa en los labios—. Ya no quiero trabajar más. Vamos a otro lado, al Museo, a donde sea. Quiero estar sólo contigo, en paz, disfrutar de este júbilo tan grande en tu compañía.
—Vamos entonces...
736 guardó los cambios realizados a su obra, y junto a Apolo se movilizó al Museo General. Sólo unos pocos clones estaban allí, puesto que aún no había finalizado la hora de la Actividad. Rufi ya había aparecido, automáticamente, junto a ellos, y empezaba a corretear de aquí para allá sólo para detenerse unos instantes, rascarse frenéticamente la cabeza con las patas traseras y continuar.
—Este perro me va a matar —dijo Apolo—, ya no lo aguanto. Por favor, desconéctalo.
—No, déjalo, me gusta que nos acompañe... Y hablando de eso, ¡Todavía no le di su puntaje a esta obra!
Inmediatamente ella se acercó a la pared, y seleccionó algunas listas y nombres de los menús que se le presentaron. En un segundo dio su voto.
—¿No vas a votarlos vos también? —le preguntó a Apolo—. Así podés dar tu parecer y bajar su promedio, ya que has demostrado que te molestan y no te gustan estas dulces mascotas.
—Sería injusto que lo haga —respondió él, reflexionando al respecto—, porque los he visto desde fuera, y no he adoptado ninguno aún, por lo tanto no sé realmente lo que se siente tener alguno como mascota. No puedo votar, sin haber probado la obra, no es ético.
—¿Y vas a votarlos cuando hayas adoptado uno?
—En realidad —respondió él, riendo—, creo que nunca voy a votar por ellos. No me interesa tener una mascota incordiando mientras hago mis cosas. Bastantes molestias tengo ya con Rufi...
—¡Qué barbaridad! —exclamó 736—. ¡Mirá!, ya están en 94%. Creo que a muchos les ha gustado esta nueva creación ¿No?
—Seguramente, es muy interesante, sólo que no me atrae mucho la idea de tener una mascota virtual.
—Cada uno con sus gustos...
—Sí... —continuó Apolo—. Y hablando de gustos, tenemos que dar nuestro parecer sobre los Túneles de 210, es importante que lo apoyemos, ahora que es un Superior y que está empezando a realizar sus primeras obras de gran magnitud. Tengo que aceptar que me divertí bastante, aunque no es lo mejor que he probado —pensó en voz alta, mientras frente a él se materializaba una ventana en la que podía dar su veredicto sobre la obra—. A ver, creo que un 77% es bastante.
—Tenés razón —aceptó 736, que ya había terminado de votar a las mascotas—, yo le daré el mismo puntaje.
La obra quedó con un puntaje de 77%, luego de esas dos votaciones.
—Parece que somos los únicos que hemos votado —apuntó Apolo—. Su obra se asentó con dichos puntajes.
—O tal vez la mayoría de la gente le dio un puntaje semejante, o tal vez, nuestros votos tengan mucho peso, en especial el tuyo, ahora que sos un Maestro.
—Es cierto, me había olvidado de eso. Puede ser... ¿Qué haremos ahora? —le preguntó, luego de terminar de observar las valoraciones.
—Hay algo que quedó pendiente, y que has olvidado por completo.
—¿Qué cosa?
—Me habías prometido que disfrutaríamos de la Megademo nosotros dos solos, sin nadie más. Ese día sucedió todo lo de Xor, y no estabas con ánimo para hacerlo.
—¡Es verdad! —exclamó Apolo—. Lo había olvidado completamente. Hagámoslo ahora, pero por favor, sin el perro de por medio.
—¡Pobre! —dijo 736 queriendo dar lástima, pero se cruzó con una mirada fría e impasible de Apolo—. Bueno, está bien. Seremos únicamente nosotros dos...
Así, los dos clones disfrutaron de la Megademo a solas, recorrieron el universo, las eras, batallaron uno contra el otro guiando a los ejércitos, flotaron, corrieron por los túneles, volaron y esquivaron los rayos refulgentes... El tiempo de ese día terminó así para ambos, luego de la agotadora jornada...

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