Capítulo 10 - La Reunión con los Maestros
—Buen día clon AY230 —dijo la voz virtual—, es hora de estar consciente —luego añadió:
—Los Maestros desean hablarte.
—¡Ah! —exclamó el clon—. Los Maestros, por fin sabré que quieren... Seguro que desean que sea uno de ellos, ¡Qué maravilla!.. —pensó para sí—. Pero... Tengo miedo, no quiero que me pase lo mismo que a Xor. ¿Y si es cierta la teoría de 736?, ¿Y si se apoderan de mi mente y escarban dentro de mis pensamientos?, en el fondo yo tengo un espíritu rebelde, no del todo acorde con esta sociedad, aunque todos guardamos el germen de la rebeldía dentro nuestro... Tal vez sea mejor permanecer siendo un clon, como los demás... Aunque estoy harto de serlo, de ser AY230, un código sin importancia, deseo ser alguien, que me llamen según un nombre propio. Pero... ¿Cuál es el precio que hay que pagar para conseguirlo?, ¿La libertad de pensamiento?, ¿Y realmente es importante esa libertad?.. Tenemos libertad para todo, y a la vez para nada... ¿Qué hago?.. Por favor Dios, dime que hacer...
Por un momento 230 se detuvo, asombrado de lo que estaba pensando:
—¿Dije Dios?, espero que nadie analice mi mente... Dios... Dios... ¿Por qué en la historia ha sido tan importante? ¿Por qué ahora no es necesario? ¿Será porque aquí somos capaces de hacer todo, nada nos limita en potencialidad, nada nos asombra ni parece imposible o inalcanzable, y por lo tanto no lo necesitamos? ¿O tal vez lo ignoramos porque no tenemos forma de sentirlo?.. ¿Y si Dios realmente existe?, ¿Y si nos han mentido todo éste tiempo, respecto a que no lo necesitamos?.. ¡Ay!, creo que estoy pensando tonterías de nuevo, en vez de reunirme con los Maestros, que están aguardando...
El clon rápidamente mantuvo sus parámetros estéticos, y abrió el canal de comunicaciones indicando estar disponible. Y en ese momento los Maestros se materializaron alrededor de él, y formaron un círculo, rodeándolo, y todo lo que allí estaba, excepto la blancura, desapareció, y todas las líneas de comunicaciones se cerraron. Estaban en un total aislamiento. Agnus se adelantó a los demás, y habló con seguridad:
—Clon AY230... Eres grande, importante, genial, y sobre todo útil, muy útil. Hasta hace poco no podíamos darnos el lujo de tener más y nuevos Maestros entre nosotros, pero ya es hora de que eso cambie. Tú estás primero en nuestra lista de prioridades. Tenemos muchos nuevos proyectos de investigación, creación y desarrollo, y necesitamos Maestros capaces de dirigirlos. Te hemos elegido para que formes parte de la élite de esta sociedad, esperando que cumplas a cabalidad las funciones que te designemos, dejes de preocuparte por tonterías como las que has hecho hasta ahora, y no nos falles, como ya lo han hecho antes otros clones que se convirtieron en Maestros y no supieron utilizar todo lo que tenían bajo su control para el bien común...
El destino de 230 parecía sellado, Agnus fue muy sintético y claro en todo lo dicho. Pero el clon estaba en un día muy extraño para él, y no actuaba con la normalidad de siempre. Tenía miedo, pero se sentía valiente a la vez.
—¿Tantos Maestros les han fallado, Agnus? —preguntó, con cierta osadía.
—Varios lo han hecho, tarde descubrimos que no merecían recibir todos los beneficios que les brindamos.
—¿Xor fue uno de ellos?
—¡Escúchame bien! —exclamó Agnus con ira—. Hay muchas cosas que jamás entenderás, tal vez ni siquiera como Maestro. Lo que ocurrió a Xor es una de ellas. Él cometió muchos errores, nos falló, pero nosotros no le hicimos daño, él por sí mismo se sintió culpable de todos los problemas que causó y decidió que sería mejor desaparecer, para no seguir contaminando nuestra sociedad como lo estaba haciendo, sembrando dudas y dolor entre los clones, que son incapaces de discernir lo cierto de las mentiras, la realidad de la ficción y de los sueños. Muchas tonterías pueden hablarse entre los clones, que no tienen la más remota idea de lo que significa llevar adelante una comunidad como esta, en un mundo yermo y sin esperanzas, convirtiéndola en un lugar donde valga la pena vivir. Pero la realidad es dura y no podemos descuidarnos. Si lo hacemos, puede que la humanidad fracase y desaparezca para siempre. Sólo nosotros, los Maestros, cargamos con este peso enorme sobre nuestras espaldas, mientras los clones y el resto de nuestra sociedad vive sus simples vidas carentes de preocupaciones. Estamos permanentemente al borde del abismo, rodeados de peligros y dificultades, y tenemos que hacerles frente con mucho sacrificio.
—Pero... —intentó interrumpir 230.
—No deseo hablar más del tema —exigió con autoridad Agnus—. Lo de Xor es algo triste para todos, que debe ser olvidado. Al convertirte en Maestro aprenderás sobre muchas realidades que desconoces, y te darás cuenta de lo importante que es nuestro rol, donde no puede haber fallos ni descuidos. Tienes mucho coraje para hablar sobre esto frente a todos los Maestros sin comprenderlo, es mejor que te olvides del asunto.
230 se dio cuenta de que no era un buen momento para enemistarse con los Maestros, así que prefirió quedarse callado sumisamente.
—No te llamamos para hablar sobre almas perdidas, sino para otra cosa —continuó exponiendo Agnus—. Necesitamos a alguien capaz, que investigue y ayude en todos los proyectos pendientes que tenemos —dijo enfáticamente.
—Lo que no entiendo muy bien es mi posible función —afirmó 230—. ¿Para qué me necesitan? El Ambiente y todos nosotros estamos controlados por la mayor y más poderosa computadora jamás creada por el hombre. ¿Ella acaso no puede investigar y hacer todo lo que necesitemos?
—AY230, me sorprendes. Hay veces que demuestras ser tan inteligente, mientras que otras veces haces preguntas tan obvias... —indicó Agnus suspirando—. La computadora sólo hace lo que se le pide, no es capaz de construir nada por su cuenta, es incapaz de crear, de decidir. Puede buscar secuencialmente cualquier información en una base de datos, o realizar pruebas genéticas y de laboratorio, elaborar estadísticas, solucionar problemas matemáticos, resolver teoremas siguiendo reglas específicas, utilizar heurísticas creadas por nosotros para ello, pero carece de la inteligencia motivadora que sólo el hombre posee, la capacidad creadora, eso es lo que nos hace a nosotros distintos de los animales y de las máquinas. Ahí radica el problema. El Ambiente jamás va a iniciar una investigación por su cuenta, ni va a desarrollar una nueva teoría, ni va a poder crear arte. No tiene nuestra capacidad cognoscitiva, esa habilidad únicamente humana. Al fin y al cabo, las máquinas no tienen ideas ni hacen nada por su cuenta, por el mero hecho de tener ganas, únicamente son instrumentos que nos facilitan la vida.
—Entiendo tu punto de vista, y que el Ambiente por sí mismo no hará nada, pero si le pedimos que desarrolle una teoría sobre un tema en específico o que investigue algo en especial ¿No lo hará? Supongo que posee los mecanismos lógicos racionales necesarios para derivar pensamientos inteligentes. Por lo tanto sería suficiente que una persona le hiciera preguntas y pedidos de investigación, y el Ambiente se encargaría de mecanizar los pasos necesarios para investigar lo solicitado —supuso 230.
—Obviamente que sí —le explicó Agnus—, pero para poder inferir conclusiones ni evaluar críticamente los resultados. Debemos poseer todas las premisas necesarias que nos puedan conducir a una solución, inicialmente, y con ellos, luego del procesamiento, debemos comprender qué significan los datos, transformándolos en información útil... La verdad es que la mayoría de los problemas a los que nos enfrentamos cada día poseen menos premisas de las suficientes para derivar un conocimiento lógico correcto a nivel formal. Allí reside la magia de la mente humana, en lograr llegar a conclusiones para cosas en las cuales no tiene suficientes datos concretos o válidos. El hombre es capaz de inventar la teoría más inverosímil respecto a la supuesta realidad en la que vive, ¡Y muchas veces esa genialidad es acertada! Y realmente, el Ambiente jamás podrá dar ese salto cualitativo que nos distingue de él. Eso sí, su lógica es fantástica para el tipo de investigación en la cual se deben recopilar y asociar datos, puesto que es una labor mecánica, semejante a resolver un teorema. ¿Entiendes?
—Por supuesto —respondió 230.
Es por eso que necesitamos de tu ayuda, tú eres superior en capacidad a la mayoría de los clones y ahora te damos la oportunidad de ser superior en poderes, habilidades y conocimiento. Puedes tener acceso a más información de la que jamás pensaste existiría, además de controlar aspectos del Ambiente que los otros clones no pueden. Piensa... Estarás cerca nuestro, y tal vez algún día llegues inclusive a nuestro mismo nivel.
—Ustedes saben que me interesa mucho seguir creciendo, mejorando, y formar parte activa en esta sociedad. Sólo quiero saber algo: ¿Acaso ya no hay suficientes Maestros para crear todo lo que se necesite?, además, son eternos, tienen todo el tiempo del mundo para desarrollar las ideas e investigar todo lo que se quiera.
—Las cosas no son tan sencillas, AY230 —explicó Agnus—. ¿Tú sabes cuál es el volumen de información que manejamos diariamente?, ¿Cuántos proyectos de investigación se inician cada vez que otro termina?, ¿Lo que puede durar cada uno? La verdad es que cada Período se duplica el volumen de información manejada, y en cada fase se crean numerosos nuevos proyectos que alguien debe desarrollar, y ya no damos abasto. Estamos en un momento crítico para nosotros, en el que queremos y necesitamos hacer numerosas cosas, pero no podemos por falta de tiempo material. Por lo tanto requerimos que nuevos Maestros llenen ese espacio que nos está faltando. Además, los Maestros Originales y de 1º Nivel tenemos demasiado por hacer, cosas más importantes que la investigación, por eso dejamos que los Maestros de 2º Nivel se dediquen al estudio, mientras se preparan para dirigir a esta sociedad.
—Obviamente, ser un Maestro es una elección muy interesante para cualquier clon... —infirió 230.
—¡No es una elección! —exclamó Agnus, un poco alterado—. No es una invitación la que te estamos haciendo... ¿Crees que alguna vez alguien se negó a ser un Maestro? —Todos los demás Maestros se miraron con asombro y callaron por un instante, luego observaron en forma reprobatoria a 230, pasando fugazmente la vista por Agnus.
Jester continuó el discurso, más calmado:
—Piensa... Tendrás el derecho a perpetuarte para siempre, ser un ente intangible, superior, un Dios. Serás como nosotros, con el tiempo controlarás todo lo que aquí ocurre.
—Además —continuó Moby—, podrás elegir con quién compartirte, sobrevivir en otro de forma consciente, que es algo a lo que pocos clones accedieron alguna vez.
AY230 estaba muy confundido, eran demasiadas cosas juntas. Ser eterno, un Dios. Era raro que esa palabra se utilizase en la comunidad... Controlar al Ambiente, ser en cierto modo uno de sus dueños... Compartirse... En ese momento la imagen de 736 se materializó en su mente, fresca, radiante... Unirse a ella sería algo tan especial, algo que tan pocos clones, realmente, han podido experimentar... Ante tantas cosas, 230 no pudo hacer más que preguntar una tontería:
—¿Puedo tener un nombre, como ustedes?
—¡Claro que puedes!, es más... ¡Es una obligación para ti! —le respondió Agnus.
Probablemente eso fue lo que decidió a 230. No sabía si tener todos los poderes de Maestro, y las responsabilidades añadidas, era realmente importante, pero por fin dejaría de escuchar a la maldita voz dentro de su cabeza repitiendo: “Clon AY230 esto, clon AY230 aquello”... Dejaría de ser una cifra, un código, para pasar a ser alguien con identidad propia.
—Hace tiempo que estoy pensando en ello. Quiero tener un nombre acorde con mi rango y mis capacidades, como un Dios. Quiero llamarme Apolo, como el antiguo Dios de la poesía, de las artes, los oráculos y del Sol, con el cual me identifico de sobremanera.
—Me parece bien —sonrió Agnus—, que se registre como su nueva configuración. —Y el nombre quedó archivado, referenciando a quien alguna vez fue AY230. Con esto, su destino quedó sellado, ya no se podía volver atrás, el clon AY230 dejó de existir.
—A partir de mañana serás uno de nosotros. Todos tus poderes y habilidades renovadas se están procesando, y estarán completamente utilizables desde entonces, así como tu nuevo nombre. ¡Ah!, lo olvidaba, está estrictamente prohibido hablar con los clones sobre ciertas habilidades que poseen los Maestros, te lo advierto, sabremos si lo haces.
—¿Sobre qué habilidades?
—Todo lo relacionado con los mecanismos de seguridad y de control. Cuida mucho tus palabras y los comentarios que haces al respecto... —Sin pausa continuó, cambiando de tema—. Ahora realizaremos la extracción de tus parámetros mentales, y desde hoy empezaremos a guardar toda tu memoria y tus recuerdos en medios de almacenamiento no volátiles, para que nunca dejes de existir.
—¿Ahora? —preguntó 230, asustado y sorprendido.
—Cuanto antes mejor —le respondió Merlín, que había permanecido callado hasta entonces—, es una forma de asegurarnos que ya nunca te perderemos.
—Pero... Es que yo... —titubeaba 230—. No deseo eso todavía. ¿Por qué no esperamos que pase un tiempo de prueba?, mi parte biológica aún funciona de maravilla, no creo que sea necesario...
—¡No seas estúpido! —lo increpó duramente Agnus—. ¡Te estamos ofreciendo la inmortalidad!, lo que el hombre siempre ha deseado. Además, tus recuerdos son privados, nadie podrá analizarlos, no debes preocuparte.
—Estoy seguro que no —respondió 230, hipócritamente—, pero el saber que están registrando todo lo que hago, lo que siento, lo que pienso, no me permitiría sentirme libre, capaz de trabajar. Es sólo eso, una inseguridad pasajera...
—No lo entiendo —replicó Agnus—. Te estamos dando todo... Creí que eras más adulto, desarrollado intelectualmente. No pienso discutir semejante tontería, o aceptas esta condición, o serás un simple clon por el resto de tu existencia, y así morirás, sin ser nada ni nadie. No es una opción. Nadie hurgará tus recuerdos ni te controlará, y, en último caso, el que nada debe nada teme. —En las palabras de Agnus se notaba una ira contenida, que ya no daba para más.
—Agnus, espera un momento —lo interrumpió Jester.
—¿Qué pasa? —respondió él, ofuscado.
—Las cosas no son tan sencillas... —Fue lo último que 230 escuchó, a pesar de que los Maestros continuaban hablando. El sonido no se propagaba hasta los oídos del clon, la comunicación era sólo entre la máxima jerarquía de la sociedad, y duró unos minutos. Por momentos hablaban con tranquilidad, pero por instantes parecían discutir acaloradamente. Finalmente el audio retornó al clon, cuando los Maestros voltearon nuevamente hacia él.
—Jester ha intercedido por ti, y deberías estarle muy agradecido, pues te ha defendido. No me gusta hacer este tipo de cosas, y creo que esta será la única vez que permitiré que la situación llegue a semejante extremo. Escúchame bien, te dejaremos ser Apolo por un ciclo, y luego tendrás que decidir definitivamente lo que vas a hacer. Una vez que elijas el curso de tu vida ya no podrás volver atrás. No diré más, así que retírate y piensa en estos siete días qué harás con el futuro de tu existencia.
—Lo haré, Agnus, lo haré... Te agradezco ésta oportunidad que me has concedido. —Fue la respuesta de 230, que luego se esfumó de la presencia de los Maestros, no por voluntad propia, sino porque ellos lo desconectaron de su reunión.
—No te preocupes —le dijo Jester a Agnus, cuando 230 ya se había ido—, ha sido la mejor decisión que podíamos tomar. Verás que en estos días cambiará tanto su forma de vida que ya no podrá vivir sin esos poderes que ha conseguido. Él ya es nuestro, por su propia cuenta decidirá quedarse entre nosotros. Su ser es una mezcla de intelecto, voluntad y trascendencia, siempre tendrá preguntas y dudas, y no podemos evitarlo, es intrínseco a su personalidad, pero justamente eso es lo que lo convierte en alguien tan valioso. Hubiera sido peor que lo obligáramos, porque probablemente estaría resentido y descontento. Sabes que hace mucho tiempo no surge una mente tan completa y capaz dentro de nuestra sociedad. No podemos darnos el lujo de desperdiciarla.
—Sí, es cierto. De todos modos, podemos empezar a registrar su memoria para sacar sus parámetros, no hace falta que él se entere.
—Bueno, pero no es necesario hacerlo —intercedió Jester ante el poder supremo de la sociedad—. Sólo le dimos un Ciclo de tiempo para que se decida. Nada excesivamente importante pasará en estos días de acostumbramiento a su nuevo rol. Cumplamos con nuestra palabra.
—Ya lo sé, sólo era un comentario... —se excusó Agnus, aunque Jester no estaba tan seguro de que no lo hubiera hecho.
Mientras tanto 230 estaba aturdido... Numerosas cosas pasaban por su cabeza: Qué hacer, como enfrentar a los Maestros, qué pensar... Estaba fascinado y a la vez temeroso de las nuevas perspectivas que se abrían ante él. Se sentía extraño, importante por primera vez. Ser un Maestro era algo que siempre soñó, pero ahora no sabía si era lo que realmente deseaba. En el fondo solamente buscaba reconocimiento, y sentía que ya lo había conseguido...
No tenía ganas de dedicarse a ninguna Actividad, y por lo tanto solicitó ser llevado a la Reunión, por más que sabía que nadie estaría aún allí. Aprovechó ese tiempo de tranquilidad para divagar, pensar y poner en claro muchas ideas. Finalmente numerosos clones empezaron a llegar al terminar la región horaria de la Actividad, entre ellos sus amigos más cercanos. La primera en acercarse fue 736, que se adelantó a todos al hablar:
—¿Y?, contame que pasó, ¿Te pidieron que seas un Maestro?
—Sí —le respondió 230.
—¡Qué maravilla! —interrumpió 210, que se estaba materializando en ese momento junto a 736—. ¡Te ofrecieron estar entre ellos!
—No me lo ofrecieron, me instaron a que lo haga.
—¿Cómo? —preguntó inquieta 736.
—Así como lo oyes —replicó 230—, me dijeron que la invitación no es una cuestión de elección, que nunca antes alguien se había rehusado a ser un Maestro, y que les parecía una falta de respeto que yo muestre señales de duda al respecto.
—¿Duda?, ¿Qué duda?, no entiendo como puede haber algún tipo de vacilación ante semejante elección ¡Ser un Maestro!, ¡Es fantástico! —exclamó 210.
—A veces me sorprendes —le dijo 736 a 210, con un tono que mostraba un poco de rabia—. ¿Acaso sos inconsciente?, ¿No sabes lo que le pasó a Xor? 230 teme que los Maestros puedan eliminar a otros que difieran con sus ideas. Ser un Maestro hará que esté más vigilado, que entregue una copia de sus parámetros mentales a ellos, y está temeroso debido a ello. ¿No es así? —le preguntó a 230, mirándolo fijamente a los ojos.
—Es así, pero prefiero que no se toque el tema —respondió el futuro Maestro—. ¿Es que no lo entienden?, cada palabra que pronunciamos nos hace parecer unos paranoicos, temiendo ser engañados o lastimados de alguna manera. No sabemos qué es lo que le pasó a Xor, y es mejor que no hablemos de ello, no es sano ni bueno.
—¡Amigo! —exclamó 580/2, que recién regresaba de su Actividad —¡Cuéntame qué ocurrió!
—Ya le hicieron formalmente el pedido —le respondió 210.
—¿Sí? ¡Qué bueno!, me alegro por vos, realmente te lo mereces.
—Él no sabe si va a aceptar... —completó 736.
—¿Qué? —exclamó 580/2, tratando de ocultar su sorpresa—. Disculpa —dijo el cabo de un instante, cambiando de tono—, en realidad te entiendo. Estarás en una situación comprometida. Pero creo que será bueno para ti, aunque ahora tengas tus dudas.
—Aún no he terminado de contarles —dijo 230—. Me hicieron el ofrecimiento de tener un ciclo de prueba como Maestro. Luego decidiré qué hacer respecto al ofrecimiento. Pero la decisión que tome será inalterable.
—Son muy inteligentes —acotó 580/2—, una vez que hayas probado todas las capacidades que el ser Maestro te da, jamás querrás volver a ser un clon Superior. Te sentirás como 210 se está sintiendo ahora, poderoso respecto al pasado...
—Sí, puede ser, creo que esa es la idea —asintió 230—. Ellos están muy confiados sobre mí, creen que decidiré estar entre ellos, sino no me hubieran propuesto eso. Debo agradecer a Jester el haber intercedido ante Agnus, que se mostró bastante molesto por causa de mi indecisión. Aparentemente él propuso la idea de que se me permita estar a prueba este tiempo.
—Espero que decidas lo que sea mejor —lo apoyó 736—, mi sentimiento hacia ti será el mismo, tomes la decisión que tomes.
—Gracias —respondió él, demostrando ternura—, después hablaremos más del tema.
—Bueno... creo que es hora de que nos retiremos —codeó 210 a 580/2, indicándole que aparentemente molestaban a la pareja.
—No sean tontos, quédense —les pidió 736—. Después habrá tiempo para que 230 y yo hablemos con tranquilidad... Por cierto, ¿Ya probaron a las mascotas que creó DX410?, estuvo trabajando más de un período en este proyecto. Es fantástico, los animales tienen unos algoritmos de inteligencia artificial fabulosos. Son capaces de aprender, crecen, se reproducen, necesitan ser cuidados. No sé, es mejor que vean esto por sí mismos —los invitó, haciendo un gesto de bienvenida con las manos—. ¡Les presento a Rufi! —exclamó contenta.
En ese instante, se materializó un perro, peludo y manchado, divertido y juguetón, junto a los pies de 736.
—Hasta ahora sólo hay perros, pero sé que está trabajando afanosamente en otras especies de animales, e inclusive en seres de fantasía. Creo que en poco tiempo no habrá uno de nosotros que no tenga a la mascota ideal a su lado. El proyecto fue titulado “Software de compañía”, que es un nombre por demás correcto, ya que uno nunca se siente solo. Hay varias razas distintas para elegir, cada una con sus peculiaridades y preferencias, y además se pueden seleccionar numerosas opciones sobre su aspecto, forma, color y comportamiento. Realmente me he sorprendido gratamente al encontrar esta obra. Merece tener un puntaje muy alto en el Museo. Hoy lo adopté, así que aún no le pude enseñar ningún truco —continuó—, pero pronto lo verán hacer todo tipo de monerías.
—¡Qué lindo! —exclamó 210—. ¿Puedo tocarlo? —preguntó mientras se acercaba al animal. Éste rápidamente se escabulló entre las piernas de 736, asomando temeroso la cabeza por detrás de ellas.
—Creo que no vas a poder —le dijo ella—, acuérdate que él es muy joven y tímido aún. Yo lo elegí así. Difícilmente se acostumbre a un extraño con tanta rapidez. Pero confío en que tarde o temprano se hará amigo de todos ustedes.
—Rufi... ¿No se te ocurrió ningún nombre mejor? —le preguntó burlonamente 230.
—No, creo que le queda bien. ¿No te gusta? —736 frunció el ceño, síntoma de desaprobación.
—Esteee, yo no dije eso, sólo preguntaba —se excusó él.
Mientras tanto, el can se rascaba la cabeza con las patas traseras, y miraba con curiosidad en todas las direcciones. Era simpático, no muy lindo, pero divertidísimo. Caminaba con las patas un poco chuecas, y movía la cola con rapidez y sin mucho control. Las manchas marrones sobre el fondo blanco lo hacían muy peculiar. Todo el tiempo que los clones utilizaron para hablar y discutir durante esa región horaria, el perro anduvo paseando y correteando entre ellos, a medida que tomaba más confianza.
—Estoy terminando mi nueva creación —les informó 210 a los demás.
—¿De qué se trata? —preguntó 580/2 con curiosidad.
—Hice caso a los Maestros —respondió el clon—. Tomé la parte de los túneles de la Megademo y los perfeccioné al máximo. Creé un juego muy divertido a partir de ellos, en el que se puede jugar solo o en equipos.
—¿En qué consiste el juego? —inquirió 736.
—Básicamente es un juego de carreras, en el que hay que recorrer los túneles hasta llegar a la meta. Pero habrá obstáculos, múltiples caminos, trampas, secciones laberínticas, y otros participantes que querrán hacerte la vida imposible.
—Parece interesante —infirió 230—. ¿Cuándo vamos a poder probarlo?
—Creo que hoy terminaré los últimos detalles, en la cuarta región horaria podríamos encontrarnos en el Museo y probarlo. ¿Les parece?
—¡Perfecto! —le respondieron todos.
—¡Rufi!, ¿Dónde estás? —gritó 736, que había perdido el hilo de la conversación.
Un ladrido respondió, lejos, hacia otra isla de clones que también se encontraba hablando. Estaba persiguiendo a otro perro más pequeño, en la extensa y blanca nada. El cachorro intentaba esconderse detrás de su amo, pero Rufi no lo dejaba en paz.
—¡Rufi!, ¡Ven aquí! —volvió a gritar ella. El perro miró hacia donde estaban los clones, y paró las orejas.
—¡Te digo que vengas! —continuó vociferando 736. El perro bajó la cabeza y regresó trotando de nuevo hasta el grupo.
—¡No molestes a los otros perros! —lo reprendió ella. El animal la estudiaba con la cabeza de costado y los ojos curiosos, aparentemente sin entender mucho lo que le decía.
Mientras esto ocurría, 580/2 y 230 continuaban hablando:
—¿Qué vas a hacer ahora? —le preguntó 230.
—No sé, ¿Por qué?
—Estaba con ganas de continuar nuestra partida de “Estrategia y Conquista”, que hace un buen tiempo dejamos por la mitad.
—¡Es cierto!, ya ni recuerdo cuál era la situación. Creo que vos habías tomado una de mis bases, mientras yo me descuidé al atacar tu capital —rememoró 580/2.
—Así es, ¿Continuamos ahora?
—Es una buena idea, lo que estuve haciendo hoy realmente me dejó exhausto, no quiero trabajar más.
—Vamos entonces —lo invitó 230.
—¿Adónde? —preguntó 736, despistadamente.
—A continuar nuestra partida de un juego de estrategia.
—Ah, bueno, yo voy un rato a hablar con AX100, que también adoptó un mascota. De paso voy a felicitarla por la segunda parte de Raven, ya que aún no lo he hecho en persona.
—Y me dedicaré a terminar mis túneles —agregó 210, desapareciendo.
De este modo, el grupo se disolvió, y cada uno se dedicó a sus propias actividades en la segunda región horaria de la Actividad. 230 y 580/2 desempolvaron su vieja partida. Un mapa tridimensional se presentó ante ellos, visible a ambos, aunque con distintas perspectivas. Cada uno tenía por su cuenta un mapa global, en el que podían ver sus bases, ciudades y unidades más importantes. Los clones debían tomar todas las decisiones: Dar órdenes de batalla, administrar la información, mantener las líneas de abastecimiento, velar por el bienestar de sus habitantes, construir unidades, resguardar los recursos y todo lo que un gobernante debe hacer.
Por un rato ambos clones estuvieron revisando su estado actual, recordando sus estrategias y sus futuros pasos. El juego se había iniciado entre más contrincantes, pero esas razas ya habían sido destruidas, y ellos dos eran los únicos sobrevivientes a las grandes guerras anteriores. Ahora luchaban por la supremacía total. Por un buen tiempo estuvieron dedicándose a labores diplomáticas y secretas, cada uno pensando bien cual sería su próximo paso. 230 tenía el problema de que su capital estaba siendo tomada por las fuerzas de 580/2, y las escasas tropas asentadas en ella ya no tenían provisiones ni armas suficientes para la lucha. Ayuda aérea podría llegar en días, ya que antes necesitaba juntar a las posibles tropas de otras bases y fabricar o comprar armas para la defensa.
Ante la delicada situación, 230 optó por la única solución que le pareció viable. Con las armas y municiones obtenidas de la base que había tomado por sorpresa a 580/2, juntó un ejército que fue directamente hacia la ciudad, utilizando helicópteros y aviones transporte, que tuvieron que dar una vuelta mayor para evitar los radares o avistamientos enemigos, con la esperanza de sorprenderlos.
Así, cuando la situación se tornó crítica, 580/2 decidió realizar el ataque definitivo. Todas las tropas recibieron las órdenes de tomar la capital, destruyendo toda posible resistencia. 230 recibió una intimación a rendirse, para no sacrificar tantas vidas en su ciudad, pero 580/2 no sabía que la ciudad había sido evacuada en casi su totalidad, y que sólo las tropas defensivas permanecían en ella. La intimación fue rechazada, y por lo tanto la orden del ataque se dio, sin lugar a dudas.
Entonces, el mapa global de cada participante desapareció, para pasar a mostrar un plano a gran escala de la ciudad, en donde las tropas se referenciaban por puntos brillantes que se movían por las calles. Cuando el primer contacto entre ambas se produjo, el mapa tridimensional frente a ellos tomó exactamente la forma de la parte de la ciudad en que ello sucedió. Cada uno de los clones veía a sus propias tropas, y sólo a las tropas enemigas que podían ser avistadas por sus fuerzas. De esta manera, las huestes que estaban escondidas en la zona, no eran observadas por el adversario. Los soldados eran muy inteligentes, y podían recibir órdenes que cumplían automáticamente, sin necesidad de que los líderes los estuvieran observando, pero de todos modos siempre era mejor darles las órdenes directamente en el momento del combate, y asegurarse de que saliera según lo planeado.
En la orilla de la ciudad se produjeron los primeros enfrentamientos, pero los defensores se replegaron hacia el centro de la misma, y se refugiaron en los edificios, estaciones de metro y cuarteles de la zona. Los enemigos llegaron casi sin problema hasta el centro de la ciudad, donde la emboscada los esperaba. Sus tropas eran en extremo numerosas, y estaban bien armadas, además de poseer carros blindados y vehículos veloces. Algunos aviones cazas surcaban el aire en busca de presas, que aún se mantenían invisibles a sus ojos.
Cuando gran parte del ejército enemigo se movilizaba por una de las avenidas principales del centro, 230 no tuvo más opción que realizar ataques del tipo terrorista, puesto que la batalla frente a frente era imposible. Desde los edificios, azoteas y ventanas, sorprendieron a los enemigos con lanzacohetes, disparados al unísono, unidos a bombas Molotov, trampas cazabobos y otras. Una seguidilla de explosiones enrojeció y salpicó esa avenida, aniquilando a una buena parte de los sorprendidos adversarios. La reacción no se hizo esperar. Empezaron a llegar tropas de todas partes, y a ametrallar y bombardear todos los edificios cercanos. Parecían un equipo de demolición, haciendo caer las estructuras más importantes una a una.
230 ordenó la retirada al cuartel más cercano, en donde se reorganizó, a pesar de que más de la mitad de sus tropas ya había fallecido. Algunas guerrillas quedaron en las calles protegiendo la huida, pero fueron fácilmente barridas por el enemigo. En poco tiempo los atacantes llegaron al cuartel y lo rodearon, presagiando la batalla campal que se avecinaba. Las luces de los cohetes en la penumbra del ocaso empezaron a alumbrar terriblemente el cielo a la vez que impactaban en el fuerte luego de su largo recorrido. En unos minutos varios boquetes se abrieron en las paredes protegidas, y un grupo de asalto logró penetrar en al lugar y masacrar a los pocos rebeldes que aún quedaban con vida.
Los clones daban las órdenes a los miembros de sus ejércitos con facilidad, ya sea nombrándolos o seleccionándolos al apuntarlos, les decían qué hacer o dónde atacar, y ellos seguían las instrucciones al pie de la letra. Inclusive se les podía ordenar qué camino seguir y qué armas y estrategias utilizar, según el objetivo a cumplir. Si querían, los clones podían simular sus batallas con el propio Simulador de Combate, pero el manejar a un sólo soldado por vez les impedía ver de forma más general el combate, por lo que preferían no llegar a semejante punto de detalle. Se limitaban a ver desde fuera las batallas, y administrarlas. Generalmente cada guarnición tenía un comandante al que se daban las órdenes, y él se encargaba de lidiar con los soldados, por eso era importante que esos oficiales fueran inteligentes y de confianza, ya que de ellos en muchos casos dependía la victoria.
Luego de haber perdido el control del cuartel, 230 intentó esparcir y distraer lo más posible al enemigo, realizando ataques aislados en todas partes de la ciudad, para ganar tiempo. Cuando ya la noche había caído, finalmente los helicópteros de 230 se vislumbraron en el horizonte de ese cielo estrellado. 580/2 estaba sorprendido por la veloz reacción y defensa de su rival, pero de inmediato envió a la escuadrilla de aviones que tenía patrullando la zona a derribarlos. Los aviones escoltas hicieron lo que pudieron para defender a los transportes, a pesar de ser menores en número. Explosiones de todo tipo iluminaron la ciudad desde arriba, como fuegos de artificio, y no todos los helicópteros pudieron llegar a destino, algunos fueron derribados, y muchos soldados murieron a causa de ello. Pero finalmente los helicópteros que lograron sobrevolar la ciudad descargaron su mercancía en ella. Millares de manchas blancas salpicaron el firmamento, y llegaron flotando hasta el suelo, entre los disparos, cohetes y explosiones que surcaban el aire.
Allí la batalla se tornó muy dura. El ejército de 580/2 estaba muy bien equipado, con armas de grueso calibre y tanques y camiones armados, mientras que los nuevos soldados sólo poseían armas livianas y granadas, además de algún que otro lanzacohetes. La batalla duró largo tiempo, y las fuerzas estaban equilibradas. Pero los defensores poco a poco tuvieron que replegarse nuevamente, puesto que su número fue decreciendo paulatinamente, y los atacantes realizaban un avance agresivo sin perdonar a nadie.
La situación era insostenible, y 230 se dio cuenta que lo único que le quedaba por hacer era abandonar la ciudad, reorganizar sus tropas esparcidas en otras bases cercanas y emprender un ataque masivo antes de que los adversarios tomaran la metrópoli completamente.
Al llegar a esa altura del juego, los clones fueron advertidos de que ya había finalizado la hora de la Actividad, y dejaron el juego en ese punto, para continuarlo luego. Ambos surcaron las líneas de datos rápidamente, hasta detenerse en el Museo.
—¡Que dura estuvo la partida! —exclamó 230 al reaparecer en la zona compartida—. No te esperabas el ataque aéreo ¿Eh? —le dijo a 580/2.
—No me lo esperaba, de veras —respondió él—. Pero te habrás dado cuenta que ni así pudiste rechazarme. Tu capital ha caído, y ya no puedes hacer nada.
—Tengo todavía algunos trucos escondidos que tal vez me lleven a la victoria —afirmó 230 misteriosamente.
—¿Cómo cuáles? Muy hábil fue el espía que logró sobornar a ciertos miembros de mi ejército para averiguar la localización de la base secreta que tomaste por sorpresa, aprovechando mi confianza en ellos. Pero jamás se repetirá algo así. Ahora estoy prevenido de ese tipo de golpes bajos. Tu ciudad es mía. Tengo demasiadas fuerzas aún, y no podrás hacerme frente en semanas, hasta que organices a todo tu ejército. Mientras tanto yo me asentaré en la zona, la repoblaré y la haré parte de mi nación —continuó 580/2, muy seguro de sí mismo y de su victoria.
—Eso vamos a verlo... —insistió 230, intentando atemorizar al rival y confundirlo. En realidad sólo quería realizar una presión psicológica sobre él, para desmoronar esa seguridad que ostentaba.
—¡Hola! —gritó la inconfundible voz de 736—. Los estábamos esperando —dijo, mientras se acercaba acompañada por 210 y su ya infaltable compañero, Rufi.
—¡Por favor! —exclamó 230—. ¿Todavía seguís con ese perro?, desactívalo por un rato.
—¿Por qué?, cada momento que pasa conmigo él está aprendiendo cosas. Si lo desactivo, no aprende nada. Además va a extrañarme...
—¡Jajajaja! —rio sonoramente 580/2—. Lo único que hace esa peste es consumir recursos, enlentecer y sobrecargar todo lo que hagas.
—Para que sepas, no siento ninguna sobrecarga en mi sistema —se defendió ella.
—Pero cuando medio mundo tenga a estos perros pensando, caminando y actuando, vamos a tener un gran problema —continuó él.
—Mira compañero, vas a tener que informarte mejor, ¿Por qué no observas a tu alrededor?
Los clones se dieron vuelta lentamente, mirando por primera vez al resto de la comunidad que se encontraba en el pasillo infinito del Museo. No pudieron contener el asombro. ¡Todos estaban con sus mascotas!, las llamaban, las arrastraban, las paseaban, les hablaban. Estaban más preocupados por eso que por ver las obras nuevas, aunque en realidad ésta era una obra nueva, de la que estaban disfrutando. Era una revolución de la que únicamente ellos no participaban.
—¿Acaso sienten más pesadas las reacciones del Ambiente?, ¿No se dan cuenta de que las horas en las que estamos con los perros, son de hecho las horas de menor actividad de procesamiento? En la Reunión no hacemos nada más que estar juntos y conversar. En el Museo también. Y al entrar a ver alguna obra, o trabajar en la Actividad, el can se desactiva automáticamente y queda en suspenso hasta que terminamos, por lo cual seguimos sin tener problemas.
—Tienes razón —le respondió 230 aceptando su error—, no nos habíamos percatado del hecho.
—Y bueno, adquieras sus mascotas ya, y no queden fuera —sonrió 736.
—No hay posibilidad —se excusó 230—. Quedaré fuera de la ola, evidentemente, pero no tengo interés. —580/2 asintió.
—Tema decidido —intercedió 210—. Pero pasemos al punto importante del día de hoy —comentó 210—, he terminado mis túneles, y quiero que los prueben conmigo, ¿Les parece?
—Fantástico —le respondió 230—, vayamos a ver una obra de verdad y no a estos perros peludos inútiles.
—¡Que pesado sos! —lo reprendió 736—. Vos estás celoso porque le doy más cariño a él que a vos.
—Es difícil que me ponga celoso de un software carente de inteligencia... —aseguró 230.
—Bueno, basta de tonterías —pidió 580/2—. Probemos la obra de 210, que está ansioso por escuchar nuestros comentarios sobre ella.
—Antes de empezar. ¿Cómo quieren jugar? —preguntó el autor—. Puede ser en equipos o cada uno por su cuenta.
—¡Cada uno por su cuenta! —pidió 230—. Si es por equipos, probablemente un perro estará en el mío —agregó sonriente, mientras miraba a 736 de reojo.
—¡Muy chistoso!, vas a ver como les gano a todos ustedes —replicó ella—. Y Rufi estará allí para burlarse.
—El juego es simple —continuó 210—, en primer lugar hay que llegar al final del túnel. Cada uno empieza en uno distinto, pero los túneles pueden cruzarse, dividirse, acabarse o dar vueltas infinitas. Además de elegir una buena ruta, hay que esquivar los obstáculos y eliminar a los adversarios. Cada uno tendrá un arma de luz cuyo disparo sigue al túnel sin tocar las paredes, y no se detiene salvo que dé contra un obstáculo o un enemigo. El puntaje final depende de la velocidad con la que lleguen a la meta, y de la cantidad de aciertos que hayan dado en sus contrincantes, restando los impactos recibidos. Algunos caminos los hice yo, pero generalmente, el Ambiente los crea de forma aleatoria, a medida que se requiera. Es sencillo ¿Verdad?
—Muy sencillo para mí —dijo 230—, pasemos a la acción.
—Otros clones participarán también —agregó 210—, 790 y otros clones Inferiores me pidieron estar en nuestra partida. No hay ningún problema, ¿No?
—Para nada —respondió 580/2—, cuantos más seamos, más nos divertiremos.
Inmediatamente el Museo se esfumó a su alrededor, desapareciendo, y cada clon se situó en la boca de un túnel. Era fácil ver que en un corto tramo los tubos empezaban a cruzarse, y que poco tiempo pasaría antes de los primeros choques y encontronazos. No pudieron pensar mucho, puesto que al instante fueron succionados por sus respectivos túneles y empujados a una velocidad asombrosa hacia esos intestinos retorcidos. Por dos o tres segundos, todo fue velocidad, hasta que se produjeron los primeros cruces de vías, que sorprendieron a más de uno. 230 estaba intentando controlar su movimiento, cuando de repente sintió un espasmo y que todo le daba vueltas, creyó sentir que otro de los clones lo chocó, pero siguió una trayectoria diferente.
Por suerte el manejo era sencillo, aunque el cuerpo reaccionaba despacio respecto a la velocidad de movimiento en el túnel. Inmediatamente seguido del golpe anterior, un resplandor lo volvió a desorientar. Un segundo después un disparo de luz pasó junto a él, y siguió hacia adelante la trayectoria del túnel, a mayor velocidad aún que la del clon. Recién ahí 230 se percató de lo que ocurría:
—¡Me disparan! —gritó, dándose vuelta. Miró hacia atrás, boca abajo, y apuntó al enemigo (que era 580/2) con el dedo. Hubo un resplandor, y un disparo luminoso, de forma ovalada, saltó de su dedo, impactando impresionantemente contra el oponente. 580/2 rebotó despatarradamente contra las paredes del túnel, mientras que 230 seguía disparando a mansalva, dándole con toda potencia. Su situación era de ventaja, puesto que sus disparos llegaban a mayor velocidad a 580/2, que venía detrás, respecto a los del enemigo. Pero de todos modos, la situación era insostenible para ambos, porque se estaban masacrando. Intentaban esquivarse de los disparos, pero era difícil, puesto que el radio del túnel era pequeño, y no había mucho lugar a dónde huir. Luego de unos instantes, 580/2 mostró una leve sonrisa, que 230 no llegó a captar, hasta que fue muy tarde. Habían empezado a aparecer los primeros obstáculos, que no había visto, ya que estaba de espaldas al camino. Unos tumbos lo hicieron darse cuenta, luego de haber chocado contra una saliente del piso, que lo revolcó por un buen rato. 580/2 aprovechó ese momento de distracción para alcanzarlo, y superarlo, de paso disparándole a quemarropa unos cuantos tiros que descontrolaron su movimiento aún más. Cuando por fin pudo manejarse de nuevo a voluntad, 580/2 ya estaba muy adelante suyo, ahora en situación ventajosa, y le seguía disparando sin parar. 230 le contestó los disparos, pero era mucho más difícil dar en el blanco desde esa nueva posición.
Cuando por fin parecía que estaba empezando a mejorar la puntería, un disparo le pasó rozando por encima de la cabeza, desde detrás suyo. Miró hacia atrás, y vio a uno de los clones Inferiores divirtiéndose a lo grande teniéndolo como nueva presa. Otro disparo lo rozó ahora, por un costado, proveniente de 580/2. 230 estaba en el medio de un fuego cruzado que no podía controlar. Lo único positivo era que esos disparos, si lograba esquivarlos, podían complicar a sus propios adversarios, pero mirar en ambas direcciones a la vez le era imposible.
Cuando volvió la vista hacia el frente, 580/2 había desaparecido. El camino estaba dividido abruptamente en dos, pero sólo uno de ellos era lo suficientemente fácil de tomar, y así lo hizo. Sintió una fuerza centrífuga que lo aplastaba contra la pared por unos segundos, hasta que vio adelante lo que pensó que era otro túnel. Pero repentinamente de él surgió el clon Inferior que lo perseguía, que también fue empujado hacia el frente. Mientras le disparaba sin piedad, y se veía como sus propios disparos retornaban por la retaguardia, se dio cuenta que estaba dentro de una inmenso toroide en el que podía quedar atrapado para siempre. 580/2 ya le pisaba de nuevo los talones, buscando venganza. En medio minuto fue imposible esquivarse de todos los disparos que estaban dando vueltas infinitamente junto con ellos. Mientras tanto, 230 buscaba la forma de salir de allí. El túnel por el que llegaron no lo permitía, puesto que los empujaba de nuevo hacia el interior. Luego de varias vueltas, vio que en el anillo interno de la rosca gigante había otro pequeño túnel, escondido entre las sombras. Pero llegar a él era difícil, debía superar la fuerza que lo ataba a la cara externa y saltar hasta él. Lo intentó varias veces, con dificultad, hasta que en una de las vueltas se impulsó un poco antes de llegar, y al estar cerca de la boca del túnel, éste lo absorbió de forma inmediata. Con extrema felicidad, 230 empezó a disparar sin compasión hacia atrás, mientras se alejaba, de todos modos los disparos llegarían a destino y se pondrían a dar vueltas con el resto, y con los dos clones atrapados, que aparentemente no se habían percatado de la forma de salir.
Luego hubo unos pocos enfrentamientos, disparos y colisiones con los demás participantes, hasta llegar a la meta. Una tabla de puntajes indicaba que el ganador era 790, seguido de 230 y 736.
—¡Estuvo genial! —exclamaba 736, mientras el Museo se materializaba de nuevo frente a ellos.
—¡Ja, ja! —reía 230—. hay dos inútiles que aún deben estar buscando la salida de ciertos túneles.
—¿Inútiles? —preguntó 580/2, mientras llegaba junto a ellos—. No había ninguna salida —enfatizó.
—Claro que la había, y yo la encontré. Creo que vos ni siquiera te diste cuenta que estabas dando vueltas en círculos.
—No seas tonto, claro que me di cuenta, pero no había escapatoria.
—Insisto, ambos son unos inútiles —agregó 230.
—¡Ganador, ganador! —gritaba 790—. No sé por qué les dicen Superiores, si nunca pueden ganarnos a nosotros en nada —les refregó a los demás—. ¡Victoria de nuevo! Cuando quieran podemos darles otra paliza. Esta vez en equipo.
—¡Ahora mismo si quieren! —respondió 210, que en cierto modo estaba molesto por ser el creador del juego y ni siquiera haber estado entre los tres mejores de la partida.
—¡Pues vamos! —aceptaron todos.
De este modo, se sucedieron varios combates veloces, esta vez por equipos. Los túneles eran un poco más grandes, y permitían que varios clones los utilicen a la vez. Además, los obstáculos y caminos eran otros, y la forma de distribuir los puntos era distinta. La jornada pasó tan rápido, y fue tan divertida, que cuando el Ambiente les dijo que era hora de marcharse al Cubículo, nadie pudo creer que tanto tiempo hubiera transcurrido. Los Superiores ganaron en promedio, para demostrar que su Nivel valía, pero lo hicieron por un margen muy reducido. Al despedirse para ir al descanso, prometieron que repetirían el juego en cuanto les fuera posible.
230 y 736 no pudieron más que decirse adiós, y quedar en hablar y estar juntos el día siguiente.
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