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Vander escuchaba con lamento y resignación los reclamos y los anhelos de pelear de su gente, teniendo a una mujer tan fuerte e imponente como Sevika en el liderazgo. Cerró sus ojos con fuerza, tomó un fósforo de uno de sus bolsillos y lo frotó contra la madera de su barra para poder encender su pipa, inhaló una profunda calada para después hablar.

-¿Seguro que es lo que quieren?- les cuestionó al mismo tiempo que dejaba salir el humo en medio de sus palabras y recibió efusivos asentimientos- Ya cruzamos ese puente una vez. Todos sabemos cómo terminó.- les recordó con calma terminando de expectorar el humo.

-¡Sólo proteges a los niños!- gritó un hombre encarándolo y señalando fugazmente con sus ojos a los hijos de Vander, quienes se encontraban detrás de él y de Benzo.

El Jefe miró rápidamente a sus hijos y volteó a mirarlo con seriedad.

-Protejo a nuestra gente.- aclaró- Haría lo mismo por cualquiera de ustedes. Nos cuidamos entre nosotros, así ha sido siempre.- aseguró mirando a todos los presentes en su local.

-El Vander que conocía, el que creó el subterráneo, no tendría miedo de pelear.- habló Sevika.

Vander dejó de apoyarse contra su barra, llevó nuevamente su pipa a su boca, inhaló mientras avanzaba lento, pero imponente hacia ella. La mujer morena no se inmutó tampoco a lo intimidante que podría ser aquel hombre que se acercaba amenazante a ella, sólo sostenía su semblante desafiante en una postura de defensa.

-¿Te parece que tengo miedo?- le preguntó soltando el humo entre sus palabras y dejando que aterrize directo en el rostro de la mujer.

-No.- contestó frunciendo más el ceño- Pareces débil.- arremetió en un gruñido.

Sevika, sin quitar su mirada sobre la de Vander, dió un silbido y se dió la media vuelta para retirarse, aquellos que la estimaban y la consideraban otra líder de Los Carriles, se fueron detrás de ella. Así, poco a poco, los demás empezaron también a irse cuando Vander no dijo nada más y se dió por finalizada la reunión.

-¿Por qué no hace nada?- cuestionó Claggor en voz baja a sus hermanos.

-Si siendo cinco de nosotros le pateamos el trasero a los Vigilantes, imaginen lo que todos de Los Carriles podríamos hacer.- opinó Powder, mientras los miraba y con una de sus manos, con la palma abierta, señalaba a las personas que se iban retirando.

-Carajo, hasta Powder quiere pelear.- comentó Mylo con cierto desdén bajando las escaleras hacia sus habitaciones y pequeña sala.

-¡¿Y por qué no lo hacemos?!- gruñó Vi captando la atención de sus hermanos.

-Por la paz que Vander tiene con ellos.- le respondió Ekko sentándose en uno de los desgastados sillones- Además del trato que tiene con la Sheriff.- añadió y los demás abrieron los ojos, el peliblanco los miró con atención.

-¿Qué trato?- interrogó la de ojos celestes y el moreno supo que había hablado de más.

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Vi subió nuevamente al bar para encarar a su padre, tenía sus manos apretadas en puños, se sentó en una de las sillas para los clientes y esperó a que Vander se dé la vuelta para que note su presencia. Al pasar, unos segundos y ver que él estaba acomodando las bebidas con esmero, carraspeó para llamar su atención, logrando que él volteé y la vea.

-Vi.- la llamó algo desconcertado- Creí que ya te habías ido con tus hermanos, deberían descansar ya, ha sido un día largo.- le aconsejó mientras se acercaba con calma.

-Sí, cómo no.- respondió la pelirrosa sarcástica- ¿Es cierto que tienes un trato con Grayson?- cuestionó alzando una ceja.

Vander observó cómo Ekko aparecía subiendo del sótano y se despedía con la mano para disponerse a ir con Benzo, el Jefe asintió con la cabeza para verlo partir y luego se dirigió completamente a su hija, quien no había quitado su vista de él, esperaba expectante una respuesta.

-Es un trato que viene junto a la paz con el Consejo de Piltóver.- confirmó tranquilamente.

-Nunca lo escuché en las reuniones.- refutó ella.

-Bueno, si hubieras estado menos tiempo escabulléndote con la hija de los Kiramman y, cuando estaban en las reuniones, hubieras prestado atención en vez de estar en miraditas y gestos con ella... Tal vez así, sí lo hubieras escuchado.- contraatacó el adulto mirándola con seriedad.

Vi no pudo evitar sonrojarse al verse descubierta de sus jueguitos con Cait durante las reuniones y al pesar en el beso que se dieron tan sólo hace algunos días.

-Pero ellos vienen cada vez más seguido y no desaprovechan las oportunidades para dañar a nuestra gente. ¡Debemos devolver los golpes!- exclamó exaltada y golpeando la superficie de la barra con ambos puños- Y si tú no lo haces, yo lo haré.- decretó después mirándolo desafiante a los ojos.

-¿Y a quién estás dispuesta a perder en el proceso? ¿Claggor? ¿Mylo?... ¿Powder?- aquel último nombre tocó en la conciencia de Violet haciendo que suavice su duro semblante- Nadie gana en la guerra, Vi.- añadió con más calma su padre al verla reflexionar.

Vi entendió el mensaje de su padre y desvió su mirada perdida a lo que había detrás de él, fue cuando divisó el tubo de mensajería secreta que él comparte con la Sheriff de Piltóver. Aquel famoso trato por el que estaba tan enojada era que Vander tenía que entregarle a la justicia de Piltóver un culpable por la explosión en el laboratorio de Jayce, estaba claro que Vander no entregaría a ninguno de sus hijos, pero Vi tampoco podía dejar que encerraran a un culpable, pero si no encerraban a alguien, los Vigilantes bajarán para buscar a uno y derramarán sangre en el proceso.

Fue entonces, cuando tomó una decisión.

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-Su carta, joven Kiramman.- le extendió Grayson un sobre de una carta a la joven peliazul que leía sin mucho ánimo.

Sin embargo, cuando se percató de la presencia de su mentora en la biblioteca de su mansión se alegró, aún más cuando vió aquel elegante sobre de papel frente a sus ojos, los abrió tanto como pudo al identificar el logo del sello.

-¿Mi respuesta de la Academia?- cuestionó emocionada, mientras tomaba el papel entre sus manos.

Bajo la orgullosa y paciente mirada de Grayson, Caitlyn abría el sobre para saber si había logrado superar los estándares de las pruebas a las que se enfrentó y si entraría a la institución que entrena a los futuros Vigilantes de Piltóver. Al leer la respuesta, sus ojos brillaron de efusión, pero antes de indicarle a la mayor cuál era la respuesta, Marcus apareció en la puerta.

-Sheriff Grayson.- la saludó cortésmente, mientras se acercaba a ella- Esto llegó a su oficina.- le extendió un tubo de mensajería.

La Sheriff abrió los ojos con sorpresa, supuso que Vander se tardaría más en elegir un inocente para condenarlo en vez de sus revoltosos hijos, pero aparentemente no había sido así. Le quitó el objeto a su hombre, lo abrió y leyó lo que se decía en la maltratada hoja.

"Ya tengo a tu culpable, ven a la tienda de Benzo y acabemos con esto. Ven sin mucha compañía, ya vas a encerrar a alguien, así que no es necesario traer tus refuerzos e inquietar a mi gente.

No tardes."

Leyó para sí misma y metió la carta en su bolsillo.

-Me acompañarás al subdistrito, será una visita rápida.- se dirigió seria y rápidamente a Marcus, quien asintió- Mañana hablamos, joven Kiramman.- se despidió con una disimulada sonrisa de la adolescente, quien la vió partir de prisa con desconcierto y curiosidad.

Sin embargo, lo que ninguno sospechaba era que, para Grayson, ya no habría un mañana.






































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 😘

Sólo les digo que estén preparados, porque se vienen capítulos dramáticos e intensos, los cuales también nos harán recordar amarguras que nos dejó Arcane.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 💛








































































A_Hiccstrid

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