°2°
Cinco años habían pasado desde aquel fatídico día. Viva tenía ahora 11 años, y junto con su madre, Aurora, y Clay, habían convertido el campo de golf abandonado en un hogar vibrante y acogedor. Las viejas estructuras se transformaron en capullos, y los obstáculos de golf se adaptaron para ser espacios recreativos. Aunque su vida era completamente distinta, Viva nunca dejó de pensar en su hermana menor, Poppy, que ahora debía tener 5 años.
Esa mañana, mientras ayudaba a su madre con los quehaceres diarios, algo hizo clic en la mente de Viva. Era un recuerdo vago, una sensación cálida que la hizo detenerse mientras cargaba un balde de agua.
Viva: "Mamá... hoy es el cumpleaños de Poppy. Cumple cinco añitos."
Aurora, que estaba arreglando unas flores en una maceta improvisada, levantó la mirada. Una mezcla de tristeza y ternura cruzó por su rostro.
Aurora: "Lo sé, cariño. No pasa un día en que no piense en ella y en tu padre. Pero estoy segura de que Poppy está creciendo rodeada de amor, igual que tú."
Viva asintió, pero su corazón sentía un peso difícil de ignorar. Clay, que estaba trabajando en uno de los pequeños escenarios que había construido, se acercó al escuchar la conversación.
Clay: "Tal vez podamos hacer algo especial para Poppy, aunque no esté aquí. Una pequeña celebración para recordarla."
Viva sonrió ante la idea. Sabía que no podía estar con Poppy, pero celebrarla de alguna forma la hacía sentir más cerca de su hermana. Pasaron el día decorando un rincón del campo con flores y luces, improvisando un pastel con los recursos que tenían.
Cuando cayó la noche, Viva se paró frente a las velas encendidas en el pastel. Cerró los ojos y respiró profundo.
Viva: "Poppy, donde sea que estés, espero que estés feliz. Prometo que algún día volveremos a estar juntas. Feliz cumpleaños, hermanita."
Aurora la abrazó, y Clay tocó una suave melodía con una guitarra que había fabricado con materiales reciclados. En ese momento, el pequeño grupo de trolls sintió una conexión especial, como si, de alguna forma, Poppy también estuviera celebrando con ellos.
Una tarde tranquila, Viva y Clay paseaban por uno de los caminos que habían trazado entre las antiguas pistas de golf. El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo de tonos anaranjados y rosados. Ambos hablaban de cosas triviales, como qué flores eran más resistentes o qué parte del campo necesitaba más arreglos. Viva, siempre llena de energía, balanceaba una rama pequeña que había encontrado en el suelo.
Viva: "¿Sabes, Clay? Siempre me pregunto cómo será Poppy ahora. Cuando la dejé, era tan pequeñita, pero seguro que ya debe estar corriendo y cantando por todas partes. A veces pienso que podría aparecer aquí de repente, riéndose como si nada hubiera pasado."
Clay sonrió, aunque había una leve melancolía en sus ojos.
Clay: "Estoy seguro de que Poppy está tan llena de vida como tú la recuerdas. Conociendo a tu papá, seguro que la ha cuidado bien. Aunque, para ser sincero, no puedo imaginarme cómo debe ser Peppy criando a una pequeñita. ¿Lo ves cantándole canciones de cuna?"
Viva soltó una carcajada.
Viva: "¡Oh, no! Papá es demasiado enérgico para eso. Seguro que le canta canciones de escape o algo así. Pero de todas formas, espero que ella esté bien. Es raro... pensar que no puedo verla crecer."
Hizo una pausa y luego miró a Clay con curiosidad.
Viva: "¿Y tú? ¿Nunca piensas en Branch? Era solo un bebé cuando se separaron. ¿No lo extrañas?"
Clay se detuvo un momento, mirando al horizonte. Parecía buscar las palabras correctas, y cuando finalmente habló, su voz era más suave de lo habitual.
Clay: "Claro que lo extraño. A veces cierro los ojos y puedo verlo, con esos ojitos grandes y curiosos. Siempre imaginé que creceríamos juntos, como los hermanos mayores. Pero las cosas no siempre salen como uno espera."
Viva inclinó la cabeza, observándolo con atención.
Viva: "Debe ser difícil. Pero creo que Branch también te extraña, incluso si era muy pequeño para recordarte. ¿Qué harías si un día lo vieras otra vez?"
Clay dejó escapar un suspiro, mezclado con una sonrisa nostálgica.
Clay: "Lo abrazaría tan fuerte que probablemente se quejaría. Le contaría todas las cosas que hicimos aquí, cómo sobrevivimos y convertimos este lugar en un hogar. Y luego le preguntaría si todavía se acuerda de mí. Porque, si soy honesto, eso es lo que más miedo me da: que me haya olvidado."
Viva frunció el ceño y cruzó los brazos con determinación.
Viva: "Eso no va a pasar. Nadie olvida a alguien como tú, Clay. Eres como un hermano para todos aquí, y estoy segura de que Branch siente lo mismo, aunque no esté contigo ahora."
Clay la miró con una sonrisa cálida y puso una mano sobre su hombro.
Clay: "Gracias, Viva. Tienes una forma de hacer que las cosas difíciles se sientan un poco más ligeras. ¿Sabías eso?"
Viva: "Bueno, alguien tiene que mantener el ánimo en alto por aquí. No vamos a llegar a ningún lado si todos estamos tristes todo el tiempo, ¿verdad?"
Ambos rieron y continuaron caminando, el silencio entre ellos ahora lleno de una comprensión mutua. El viento susurraba entre los árboles, y en algún lugar lejano, el sonido de un ave rompía la quietud. Aunque la distancia los separaba de sus seres queridos, en ese momento se sintieron un poco más cerca, como si sus palabras hubieran cruzado la distancia hasta ellos.
ideas?
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