Capítulo I

[Un año atrás]

Arrugó el entrecejo, en un mal movimiento su contrario lo amenazaría de "jaque". Sus dedos índice y pulgar movieron un "peón" por el tablero dándose otra oportunidad de analizar su próxima jugada. El pelinegro apretó los labios, pero no demoró tanto como su hermano; rápidamente la pieza del "caballo" acabó con el "peón".

El rubio ladeo un poco su mueca, siseo un silbido mientras trataba de despejar su mente de las obligaciones que lo atormentaban.

—Hoy no estas tan concentrado. — volteo a ver a su rival de juego tan calmado dando un sorbo silencioso a su té de menta —¿Es por lo que te dijo nuestro padre? — este movió otra pieza.

—Así es. — chasqueo la lengua, su pieza fue nuevamente borrada.

—Pudiste rechazar la oferta. Dinero es lo que menos te falta. — escuchó el contrario resoplar.

—No tengo opción Zeldris. Es más una orden que una sugerencia. — movió la '"torre", ventaja para él ya que podría eliminar al "rey" contrario.

—Entonces, fácilmente págale a una mujer para ser tu esposa y asunto arreglado. — se alzó de hombros en una mueca burlona moviendo la pieza "reina". —Y deja de hablar así, me pones incomodo con tu extravagante forma de hablar. — el rubio negó nuevamente.

—No. — soltó gutural —Si me voy a casar, que al menos "Ella" valga la pena. — el oji verde contrario se vio sorprendido por sus palabras.

—Eso es nuevo. — movió otra de sus piezas —¿No decías que no tenías tiempo para el amor y el romance? — el rubio negó.

—No me interesa en lo absoluto. — relamió sus labios. —Pero la familia Demon tiene una reputación y pienso mantenerla en pie. — uno de sus peones sacó a uno rival —No pienso arriesgarme con una chica cualquiera que solo se aproveche de la imagen del apellido. — se inclinó al respaldo del sillón soltando aires de fatiga.

—Suerte encontrando a una. — se burló el menor; sin embargo, su risa se amortiguó cuando una de sus comisuras del rubio se elevó ligeramente. 

—Ya la encontré. — se limitó a cruzarse de brazos causando suspenso entre su hermano y él.

—Y, ¿de quién se trata?

[...]

Su pierna se movía rápidamente sobre la otra ansiosamente mientras esperaba en la enorme sala finamente decorada en matices rojos oscuros, muebles finos que daban miedo tocar, un pesado candelabro de cristal colgaba sobre su cabeza.

Trago grueso; miedo la rodeaba, tantos lujos en una sola habitación la hacían querer correr y perderse en el enorme bosque que rodeaba la propiedad Demon. Para empezar, ¿por qué tanto glamur en una casa solariega rodeada de pino, a kilómetros de la vida urbana?; la gente adinerada sí que era rara, aunque ella no era quién para juzgar, después de todo, ella siempre vivió huyendo de los lujos en los que nació.

Unos pasos llamaron su atención. Frente a ella se situó un hombre de cabellos y barba verde y extravagante, por no decir que casi ridículo, traje de edad victoriana. Mantenía su semblante relajado mientras su postura recta y manos en su espalda baja lo hacían parecer alguien de confiar.

—¿Señorita Goddess? — la albina se levantó del asiento asintiendo ligeramente. Los ojos ónix examinaron con poco interés a la mujer. —Felicidades señorita, mi jovencito Demon la ha escogido a usted. — sonrió zancarrón forzando su amabilidad, cosa que no pasó por alto la chica. —Usted cumplió con los requisitos requeridos por él. — continuó repasando la lista que el mayor había dado anteriormente.

—Ah, no lo esperaba. — respondió con marcado sarcasmo rodando los ojos. El hombre ignoró esto.

—Deberá someterse a otra prueba para asegurar que usted sea la chica indicada para mi amo. — su tono de voz se volvió serio. —En una hora tendrá una entrevista personal con él; si convence al señorito, usted estará contratada. Si no, escogeremos a otra mujer... a su altura. — terminó de explicar con calma —¿Está de acuerdo?

—Si. — respondió en un resoplido.

—Bueno, disfrute su estancia, en una hora el amo bajará a atenderla. Cualquier cosa que se le ofrezca, solo llame a Zaneri o Jenna. — señaló a las gemelas castaña y rubia que se encontraban al otro lado de la habitación desempolvando lujosos decorados de un estante.

—¡Gracias! — sonrió falsamente. En cuanto este se retiró, solo se dejó caer nuevamente en el mueble apretando los puños, notablemente de mal humor. —Maldita sea... — murmuró entre dientes —Ahora tendré que soportar a ese tal Demon.

Un segundo resoplo salió de sus labios, pero esta vez con cansancio. Apretó los labios en una fina línea, sus intentos por salir de ese lugar, por no ser la elegida fueron en vano; tantos tropiezos "accidentales", malos modales y torpeza exagerada solo la habían abierto más el camino hacia él joven el cual ella aún desconocía. En derrota, sacó su teléfono de la bolsa que colgaba en su hombro, buscando entre todos los contactos uno en específico. Con notorio fastidio marcó el número poniéndose de pie, caminando a unos de los espacios libres mientras esperaba respuesta de la otra línea.

—¿Hola? — respondió una melosa voz femenina.

—Madre...

[Una hora después]

Después de un amable juego con resultado de tres empates de cinco partidas, se dio la tarea de regresar a su obligación de caminar por los pasillos de su hogar hasta la planta baja, seguido de su maestro tutor que no paraba de soltar quejas respecto a su decisión.

—Señorito, ¿seguro de que esta chiquilla es la indicada?, es un poco grosera y... — el rubio hizo una seña para que se callara. Suspiró calmando sus sentimientos de frustración, no quería más escándalos de los que su padre solo le lograba armar.

—Déjalo Chandler, yo hago las preguntas aquí. Yo seré quien tenga la palabra. — sus pasos se detuvieron la puerta pesada decorada con cristales —Abre la puerta.

—Si. — el hombre siguió las indicaciones del varón sin rechistar. Se acercó a la platinada disimulando su desagrado por ella —Señorita Goddess... — la aludida se mantuvo de pie observando al rubio detrás de él. —El amo Demon.

Esta se sorprendió un poco, fácilmente ella le ganaba en altura por media cabeza, sus facciones lo hacían ver como un adolescente, aunque sus gestos serenos lo representaban como un hombre veinteañero muy amargado. 

Por otro lado, él la vio de pies a cabeza disimuladamente, alzó ambas cejas examinado su figura con detenimiento hasta encontrarse con su rostro, uno tan relajado con reflejos de inocencia y amabilidad, ¿cómo una señorita tan encantadora pueda ser tan grosera? Al menos eso se preguntó al recordar las quejas del hombre de ojos negros y verdes cabellos; después de todo, era su turno de comprobar esas acusaciones y observaciones.

—Déjanos solos. — pidió el oji verde. Chandler hizo una mueca, dedicándole una última mirada repulsiva a la albina, quien solo sonrió en burla haciéndole enfadar. Ante la mirada del rubio, ambos parecían niños de cinco años enseñando la lengua uno al otro como si fuera la peor de las ofensas. —Chandler. — volvió a recalcar a lo que este tembló por su tono de voz.

—Como ordene señorito. — Chandler se retiró entre quejas internas, dejando a ambos en un ambiente nulo, mirándose uno al otro con diferentes vibras que combatían y parecían repelerse entre sí como agua y aceite.

El Demon aclaró su garganta antes de acortar el espacio entre ellos, ofreciendo su mano a la fémina.

—Buenas tardes, señorita Elizabeth Goddess, soy Meliodas Demon.

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Primer capítulo de esta historia uwu.

Como ven,  les daré una narrativa de como empezaron los hechos y como llegaron a conocerse, así como el comienzo de su relación y convivencia al pasar de los días.

Espero les haya gustado, estaré leyendo sus comentarios.

Sin mas, gracias por leer.

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Spoiler: una entrevista incómoda

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