~Capítulo 66~
Lo primero que hizo Tyrion cuando fue nombrado señor de Roca Casterly fue ir a la tumba de su señor padre para decirle que se fuese preparando, que el lupanar que iba a montar allí sería el mejor y más grande visto en toda la historia de los Siete Reinos.
Con Cersei muerta, Tyrion se convertía en el único hijo de Tywin Lannister que podía heredar el título y todas las posesiones ligadas a este. Por supuesto, algunos parientes habían protestado y reclamado su parte y acusado a Tyrion por sus delitos, pero un documento firmado por Cersei a petición de Bastet en el que se le perdonaban todos crímenes había bastado para que lo dejaran en paz; aunque tener una amiga con una dragona también había sido un argumento muy convincente.
La noche del incendio no había provocado pérdidas humanas. Se había salvado todo el material posible y a todos los caballos. Las pérdidas materiales como los suministros o el armamento serían devueltos por Tyrion, quien pensaba hacer un buen uso de las minas y de los impuestos que ahora eran suyos por derecho.
La muerte de Cersei no fue muy lamentada por la mayoría. Para el pueblo llano un incendio se había desatado por una hoguera, con tan mala suerte (o buena suerte, a decir de algunos) que su señora andaba por allí y había caído en las llamas. Muy pocos conocían la verdad del asunto. Jamie solo había contado que había visto a Cersei entre las llamas y que solo desvariaba. Se veía afectado, pero no tanto como todos imaginaban, aunque era porque desconocían las amenazas de Cersei a su hija.
Daba igual qué versión de los hechos se creyese, lo único que quedaba claro era que la posición del bando de Bastet se había fortalecido.
{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }
-Quiero que envíes un cuervo a Desembarco del Rey.
Tyrion bajó los papeles que leía y miró a Bastet desde su nuevo escritorio. Se había mudado a Roca Casterly debido a su nuevo estatus de señor del lugar y desde el primer día se había ocupado de actuar como tal.
-Tengo muchas cosas que merecen mi más pronta atención -contestó, aunque hizo a un lado todo el conjunto de papeles que tenía allí para dejar un hueco libre que le permitiese escribir con comodidad-. Cersei era horrible con la mayoría de tareas que requiriesen un poco de cabeza, ¿sabes? Qué despilfarro, y miro esto: estas Casas llevan varias lunas sin pagar sus deudas. Tengo mucho que hacer para poner todo esto al día, aunque puedo dejarlo un rato. ¿Qué se te ha perdido en la capital? ¿Vas a declarar ya directamente la guerra?
-No, quiero proponerle una tregua -dijo Bastet, quien sonrió al ver que había logrado sorprender a su amigo-. Mi hermana tiene a la mitad del continente con ella y nosotros a la otra parte. Ahora que Cersei ha muerto se ha perdido la causa inicial del enfrentamiento, ver quién tenía en su poder a Alerie Baratheon para conseguir el poder como regente.
Tyrion reflexionó un momento. Bastet tenía razón en ese punto. La única hija de Tommen había muerto junto con su madre, asesinadas por sus supuestos aliados. Los Tyrell habían hecho una jugada arriesgada y habían perdido por ello. El nuevo señor de Altojardín había declarado, para su sorpresa, lealtad al Trono de Hierro como si el asesinato de la reina Margaery y el de su hija no fuera con él. Ahora solo quedaban Daenerys y Bastet, las únicas que podían reclamar para sí el Trono, aunque la reivindicación de Bastet cojeaba debido a ser la hermana pequeña y porque Daenerys se había casado con el que decía ser el verdadero hijo del príncipe Rhaegar.
-Explícame un poco más tus intenciones.
-Que cada una vaya por su lado -dijo Bastet-. No me meteré en sus asuntos si ella no se mete en los míos; no dará orden de atacar si ella no me ataca.
-¿No quieres el Trono?
Volvió a pensar en la reivindicación de Bastet. Daenerys tenía dos hijas, sí, pero desde el Gran Concilio las mujeres no podían heredar el trono. Bastet podría acabar teniendo un niño y reclamar el trono para su hijo alegando a que era el único descendiente varón. Aunque cabía la posibilidad que Daenerys también tuviese un hijo en el futuro o hacer heredera a su hija mayor.
-No lo quiero -mintió Bastet.
Tyrion intentó no reírse. Los Targaryen habían peleado por ese incómodo asiento de hierro desde hacía unos trescientos años.
-La Reina en el Oeste fue Rhaena Targaryen -contestó Tyrion-, pero incluso ella se enfadó cuando su hija fue apartada de la línea de sucesión. ¿Eso es lo quieres?
-No quiero ser reina. Por los dioses, mírame, Tyrion, mi hijo pronto va a nacer. Necesito concederle cierta paz y un lugar seguro.
Así que era eso... Esperar a que naciera el niño, esconderlo y luego volver a la carga.
-¿Y después?
-Después, ya veremos -dijo Bastet. Esta vez Tyrion sí rio por ver confirmadas sus sospechas.
-Está bien, dime lo que quieres que escriba. -Preparó la pluma, buscó un pergamino y lo alisó-. Ojala poder ver las caras que pondrán cuando vean el contenido del mensaje firmado por nada más y nada menos que el flamante señor de Roca Casterly.
{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }
Decir que estaba enfadado era quedarse corto. Furioso, más bien; con ganas de matar a Daemon Velaryon. Odiaba admitirlo, pero Jon había tenido razón sobre él.
Aegon de verdad se preocupó cuando le comunicaron que Daemon había desaparecido el día del nacimiento de su hija. Daenerys le había dicho que Daemon salió, contradiciendo sus órdenes, para ver si necesitaba ayuda. Aquello podía entenderlo; el día en que se libraron de la Reina Flor y de su hija había sido difícil y con seguridad había pillado desprevenido a Daemon.
También pudo entender que la siguiente noticia que recibió fue que se había reunido con Bastet. Lo entendía, sí; Velaryon era un genio: aprovechaba la ocasión para fingir que escapaba y volvía como el hijo pródigo. Incluso había brindado a su favor, por su inteligente acción. Jon ya lo volvió a avisar de aquella. Aegon lo ignoró, pero empezaba a pensar que debía hacerle un poco más de caso, y sobre todo más a menudo, al viejo grifo.
Aegon seguía pensando que se había ganado la lealtad de Daemon Velaryon hasta que recibió su regalo.
Todavía guardaba la maqueta que le había regalado por el anuncio de su futura paternidad. Aquella mañana, cuando le anunciaron que el barco ya estaba listo, estaba de mejor humor de lo habitual. Incluso se llevó a los muelles a su hija Naerys y a Zhaerys, que estaba triste desde la marcha de Daemon, y solo por eso accedió a llevarla.
La embarcación era igual a la maqueta, lo que maravilló tanto Zhaerys como a él, pero un pequeño detalle lo irritó. La proa del barco estaba adornada por un dragón de tres cabezas.
«Como el Conquistador y sus hermanas», pensó, regocijado. Pero los colores (rosa, verde y verde mar) no se ajustaban y tampoco eran los de Daenerys.
Reflexionaba sobre eso cuando Zhaerys tiró de su mano.
-¿Cómo se llama el barco?
Aegon miró a uno de los hombres que decía haber trabajado en su construcción.
-Ya has oído a la hija de la reina, responde.
-Mi señor, mi pequeña señora -parecía un poco nervioso por como hablaba-, tuvimos un encargo peculiar. Nos pidió que le pusiéramos el nombre que aparecía en el epitafio de la tumba de Addam Velaryon, yo mismo fui.
«Cuanto rollo para un nombre».
-En la tumba solo había una palabra: Leal.
-Buen nombre par...-comenzó Aegon, hasta que se dio cuenta en cómo encajaban todas las piezas del mensaje que le enviaba Daemon.
«Soy leal, pero no a ti», eso quería decirle. Las cabezas del dragón adquirían un nuevo significado: verde mar, el color de la Casa Velaryon; verde esmeralda para los Lannister y rosa como la dragona de la maldita Bastet.
Regresó a la Fortaleza Roja enfadado. No, eso era poco: estaba furioso con Daemon y consigo mismo, por haber sido tan imbécil.
{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }
Debía ser una broma.
Daenerys evitó reírse cuando Aegon le contó lo sucedido en los muelles. Ella siempre había sabido que Daemon no era de confianza, todos lo sabían, excepto Aegon, al parecer. Su esposo parecía decepcionado cuando se lo contó.
Eso ya había sucedido un par de días antes de recibir el mensaje de las Tierras del Oeste. Otra broma.
«¿Acuerdo de paz?». Dany bufó al leerlo.
Era una estratagema de Bastet para conseguir algo, estaba segura, pero ¿el qué?
Dany se llevó las manos a la cabeza mientras pensaba.
Un pajarito de Varys sospechaba que podría estar embarazada, pero que no estaba seguro porque todo el mundo actuaba con mucho secretismo...
Dany levantó la mirada hasta un mapa del continente. Calculó los días necesarios para...
-Que venga Aegon enseguida -ordenó a uno de sus Inmaculados.
Cuando llegó, le contó todo y le pidió a el número de tropas disponible.
-Será suficiente -asintió Dany-. Tienes dos días antes de que le llegue mi respuesta.
{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }
«Acepto».
Bastet seguía sin creerlo.
Hacía unos días que había recibido la respuesta de su hermana y seguía sin creerlo.
«Acepto las condiciones siempre y cuando se me entreguen los debidos impuestos como reina de Poniente y no haya agresión alguna a mis hombres. No habrá intentos por mi parte ni por la de algunos de mis inferiores».
La respuesta seguía enumerando sus propias condiciones y una serie de juramentos.
«Así, ante la mirada de los Siete, yo, Daenerys de la Tormenta, de la Casa Targaryen, Madre de Dragones, Rompedora de Cadenas, Reina de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Protectora del reino, sello la paz con mi hermana Bastet Moonborn, sangre de mi sangre. Ambas somos princesas de fuego y sangre y ahora volvemos a estar en paz».
Increíble, había funcionado.
{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }
Era un día tranquilo, nada fuera de lo normal en el khalasar.
Acababa de hablar con la curandera. La mujer le había explicado todo lo que debía hacer cuando empezase el parto.
-Aunque no debe tener miedo, khaleesi. Es un proceso natural y yo estaré allí para ayudarla, nada que temer.
Días tranquilos y de absoluta tranquilidad. Viseniam era la excepción porque Bastet la notaba intranquila, muy irritable. Desconocía a qué se debía.
Todo cambió cuando llegó uno de los jinetes que vigilaban los alrededores.
-Han visto un gran ejército. Tienen un dragón.
Solo podía ser una persona.
-A menos de un día de aquí.
Tiempo, no tenían tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top