~Capítulo 44~
«El destino ya está llamando y no hay vuelta atrás».
«El reino está dividido».
«El rey ha muerto».
Todo había pasado demasiado deprisa. Iba a volver a Poniente antes de lo que esperaba. No había tenido tiempo de llorar a Nana Cotha todo lo que ella se merecía.
Bastet tenía la impresión de que Cotha había muerto llevándose demasiados secretos con ella. No sabía qué, pero notaba desde niña notó que Nana Cotha quería contarle algo, mas siempre se callaba como si alguien se lo impidiese.
Marchaban hacia Poniente en al día siguiente. Habían enviado mensajes para que Asha también partiese de Érinos. En cierto sentido, Bastet sentía que tal vez no tendría sentido volver a Vaes Dothrak. La ausencia de Nana Cotha sería demasiado dolorosa para ella, pero al mismo tiempo no tenía otro lugar al que llamar hogar. Podría acostumbrarse a la vida nómada que el khalasar de Drogo había llevado anteriormente, pero no iba a ser lo mismo. Ordon, por otra parte, se había disculpado con ella resignado. Le dijo que ella no tenía la culpa y que su madre se entregó a la muerte por voluntad propia.
-Nuestra madre no hubiera querido que nos pelearamos —finalizó Ordon.
El corazón de Bastet se ablandó al oír a Ordon decir eso.
«Nuestra madre».
Bastet ya había perdido a dos madres. La que la trajo al mundo y la que se ocupó de ella. Las dos muertas por su culpa.
«¿Qué sentido tiene seguir adelante? ¿Acaso todos los que amo van a morir por mi culpa?”. Bastet se sentía horrible. Por las noches tenía pesadillas en las que veía morir a todos sus seres queridos. Veía a Sansa muerta sobre las rocas de su antigua prisión. A Asha ahogándose en el mar. A Ordon muriendo en una batalla. A Tyrion envenenado. Vio a Drogo soportando flechas dirigidas hacia ella. Todas las muertes en sus sueños tenían algo en común: sucedían por su culpa. Las noches se convirtieron en un infierno. Una y otra vez los veía morir. Lo revivía una vez, dos veces, tres...
Aquellas pesadillas provocaron que jurase una cosa: haría cualquier cosa para evitar que eso sucediese. Cualquier cosa, sin dudar. Y si su hermana era una amenaza, no tendría más remedio que matarla.
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-Syntrofos, te he llamado para hacerte una petición. -Bastet tenía una última cosa que hacer antes de marcharse.
La antigua sirvienta de su madre asintió.
-Quiero que vuelvas a Érinos y te encargas de Aucaman, la futura reina. -Tal vez se negaría, aunque Bastet entendía perfectamente que lo hiciera. Ya no era una esclava, era una mujer libre con capacidad de decisión.
-Será una inmensa alegría volver. Y cuando llegué el momento mi cuerpo podrá descansar en Epiket.
-¿Epiket?
-Así se llamaba mi hogar, antes de todo lo horrible que sucedió.
La historia de Érinos era un poco confusa. Los afentikós habían tratado de borrarla muy bien para ellos y el resto del mundo. Esperaba que en un tiempo se supiese toda la verdad.
-Es curioso. -Syntrofos sonreía con la mirada perdida recordando tiempo pasados-. Fue un Neferbah el que me sacó de mi hogar como una esclava y ahora vuelvo libre a cuidar de otra.
-Hay muchas historias que tienes que contarme a mi regreso. Cuando por fin consiga que mi familia esté a salvo, iré a Érinos de nuevo.
La cara de Syntrofos adquirió de pronto un gesto serio, casi sorprendido.
-Cotha me prohibió hablar de muchas cosas, pero estaré encantada de decírtelo todo cuando vuelvas.
-Hasta entonces, Syntrofos.
-Hasta que nos volvamos a ver Bastet Targaryen, que la Diosa te proteja y te guie un tu camino.
-Yo sigo la Fe de los siete, Syntrofos, no creo que tu Diosa me ayude mucho. Y estoy perdiendo mi fe en los dioses, sean cuales sean.
-Los dioses estarán ahí, creamos en ellos o no. -Syntrofos sonrió de una manera extraña-. Los designios de la Diosa son inexplicables, puede que ella tenga un plan para ti.
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-No tienes que venir, si no quieres.
-¡Pero tengo que hacerlo! - Sansa quería volver con ella a Poniente-. Si voy El Norte te apoyará. Yo soy la legítima heredera, la hija mayor. Los leales a mi padre te seguirán si yo te acompaño. Además, mi tío gobierna en la Tierra de los Ríos y mi otra tía en El Valle. «Familia, deber, honor» , ese es el lema de la casa de mi madre.
Bastet prefería que Sansa se mantuviera alejada de todo, pero la joven Stark no iba a rendirse fácilmente.
El viaje sería un poco más largo que el primero que había realizado. Cersei se había refugiado en Roca Casterly. El bastión ancestral de la Casa Lannister se encontraba en la costa occidental de Poniente, costas bañadas por el Mar del Ocaso. Tendrían que dar un ligero gran rodeo para llegar hasta las Tierras de Occidente...
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Tyrion no había mentido al describir el lugar donde nació. Roca Casterly se alzaba sobre un gran promontorio como un un león en reposo, descansando para la batalla.
Las paredes de piedra descendían abruptamente hasta el mar, haciendo que una caída desde la fortaleza fuese una muerte segura. Su aspecto era imponente y se decía que nunca había sido tomada... aunque según Tyrion Lann el Astuto no había necesitado un ejército para arrebatársela a los Casterly. Si su exterior era impresionante, los hermanos Lannister decían que su interior era todavía mejor.
Bastet se adelantó al resto volando sobre Viseniam, dispuesta a llegar a la Boca del León, la entrada principal de la localización, mostrando que los dragones habían vuelto.
Cuando llegó, para su sorpresa, Cersei ya estaba esperándola.
-Los rumores sobre la dragona no son dignos de la realidad. Es magnífica.
-Todos los dragones son magníficos - respondió Bastet sin bajarse de Viseniam-. Pero Viseniam es la única afxíthiques viva.
-Me alegra ver que al final has decidido venir. Ven conmigo, enviaré a mis hombres a que reciban a tus compañeros.
Bastet descendió. Nada más ver a su jinete en el suelo, Viseniam alzó el vuelo, convirtiéndose en un mancha en el cielo.
-Es admirable que hayas descubierto cómo hacer que aquel huevo petrificado eclosionara. - Cersei caminaba guiando a Bastet por el interior de su morada. Cuando pasaban por su lado, la gente se inclinaba a su paso.
-Desgraciadamente no soy la única en lograrlo.
-Sí, me han informado de ello. Si mis fuentes son correctas, tu hermana se dispone a venir también con prontitud. Los Tyrell todavía no han atacado con fuerza, pretenden ganar el máximo número de aliados antes de ello.
-La Danza también comenzó como una guerra diplomática.
-Hasta que la muerte de dos hijos acabó con el ir y venir de ofertas - asintió Cersei-. Mi hijo ya está muerto y, si no hago nada, Myrcella correrá el mismo camino.
-Los Martell son nuestros aliados.
-Los Martell, nunca mejor dicho, son leales al sol que más los calienta. Si Doran ve que puede ganar más si nos traiciona, lo hará.
-¿Y el resto de grandes casas?
-Esperan para ver si un dragón aterriza por sus dominios para unirse a su jinete.
Cersei se detuvo en un gran salón.
-Aquí cantaba tu hermano cuando nos visitó por un torneo. Cersei miró a su alrededor como si aún pudiese ver aquella escena-. Sus canciones podían hacer que incluso el más serio caballero llorara. Era especialmente triste una que llamaba «Mi estrella de la mañana» . Todas las veces que la cantaba erizaba la piel de los presentes y helaba todos los corazones. Creo que un maestre copió todas sus composiciones, por si quieres leerlas.
-Será un honor -contestó Bastet.
Llegaron hasta una estancia con vistas al mar. En ella había una gran mesa con un mapa sobre ella. Debía de ser la sala de estrategia de Cersei.
Bastet se acercó a contemplar el mar. Sus barcos ya estaban llegando a la costa. Volando alrededor de ellos estaba Viseniam.
-¿Has traído a la pequeña Stark?
Bastet asintió y vio que Cersei se mostraba casi alegre.
Ya no había vuelta atrás. El pacto entre el dragón y el león era una realidad.
¡Feliz Navidad!
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