~Capítulo 21~

—¡Richard! —gritó Asha una vez mermada su paciencia—. ¡En donde estás no cala!

Richard miró sin decir nada, indeciso.

—¡No me estoy ahogando! —exclamó entusiasmado.

—Eso ya lo vemos- contestó Tyrion—. Repito lo dicho: solo los tontes tienen tanta suerte.

Bajaron todos de los barcos. 

Viseniam se posó suavemente en la arena de la playa. Habían desembarcado en una zona de la costa que estaba deshabitada. Más allá de la playa había un selva que debían atraversar para llegar hasta el lugar a donde se dirigían: una tierra de esclavos que no merecía más nombre.

Bastet bajó de la barca que la había llevado hasta la orilla. Miró el paisaje que se alzaba ante ella.


{ (🥀)}

—¿Otra vez aquí, Khaleesi? —preguntó Missandei.

Daenerys miró a quien consideraba su única amiga. 

—Mi hijo no duerme —contestó ella.

Missandei miró al imponente dragón. Drogon estaba despierto, sí, era el único de los tres despierto. Los ojos del dragón se clavaron en la antigua esclava. Amarillo sobre negro.

—Dany, los dragones ya no son pequeñas criaturas recién salidas del huevo —dijo amablemente Missandei—. Pueden cuidarse solos. Venga, volvamos a la cama.

Daenerys no puso objeción alguna.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —le dijo Daenerys a su amiga.

—Claro —contestó Missandei con una sonrisa.

—¿Recuerdas a tu madre?

{ (🥀)}

Decidieron no adentrarse en la selva hasta el día siguiente. Montaron un improvisado campamento a la linde de la vegetación y enviaron unos exploradores para tantear el terreno.

—¿Sabéis una cosa? Creo que deberíamos poner un nombre a este lugar —comentó Asha en una reunión—. No me parece buena idea que no tenga un nombre. Empecemos por nombrar al continente.

El capitán Jack miró a Asha sin saber qué decir.

—Buena idea —aceptó Bastet. Le parecía demasiado pesado no tener nombre para referirse al sitio—. ¿Sugerencias?

—¿Qué tal Ypálilos? —sugirió Richard.

—¿Tú qué opinas, Jack? —preguntó Bastet—. Es tu tierra. Tú decides.

Todos miraron a Jack.

—Me gusta —dijo él—. ¿Qué significa?

—Es el nombre de un reino de un cuento dothraki —explicó Richard—. Es una historia muy popular. Ypálilos era una tierra de grandes guerreros, pero que fue castigada por el Gran Semental debido a que recharon el regalo de los caballos.

{ (🥀)}

—Lo poco que recuerdo de mi madre es que era buena —contó Missandei—, su sonrisa dulce siempre iluminaba los corazones de todos. Era una buena mujer, hasta que los esclavistas llegaron... Luego fue mi hermano...

Missandei tenía pinta de llorar pronto. Le brillaban los ojos por las cercanas lágrimas.

—Gracias por hablar de esto conmigo —dijo Dany.

—¿Por qué querías saberlo? —le preguntó Missandei.

—Curiosidad. No conocí a mi madre y los dragones serán los únicos hijos que tendré. Los únicos...

{ (🥀)}

La exploración de la selva empezó bien. Poco a poco su (reducido) ejército entró en el verde selvático.

Bastet miraba la mancha rosa que se veía por encima de los árboles. Ella y Legolas avanzaban bien. El pelaje de su caballo se había manchado un poco. Nadie sintió que algo o alguien se acercaba a ellos.

Una sombra se abalanzó de improviso sobre Ordon.

—¡Cuidado, Ordon! —exclamó el capitán Jack.

Él impidió que la sombra atacase al hijo de Nana Cotha. Los dos, sombra y capitán, rodaron por el suelo de la selva.

—¡Para! —gritó la sombra con voz femenina.

—Un momento... ¡Eres tú! —se sorprendió el capitán Jack al fijarse en la sombra.

—¡Y tú eres tú! —repitió la mujer.

—¡No, ya tengo nombre!

Todos se quedaron mirando. 

—¿Quién es ella? – preguntó Asha a Jack.

—Es mi hermana —contestó Jack.

{ (🥀)}

Sus sueños era dulces y tormentosos a la vez. No quería salir ellos. No quería que acabara nunca. Dos orbes violetas con enmarcados en un mar de plata.

{ (🥀)}

–Los esclavos no tienen familia pero yo la tenía a ella. Éramos casi hermanos. Ella me ayudó a escapar. —Jack señaló entonces a Bastet—. Ella es nuestra khaleesi, la madre del dragón. Ella es nuestra salvadora, Bastet Targaryen.

La joven se quedó petrificada. Se lanzó a los pies de Bastet.

—¡Alabada sea la Diosa! ¡Ha escuchado mis plegarias!

—Yo no... ¿Cómo te llamas?

—Un esclavo no tiene nombre. Sería demasiada riqueza para él– dijo y miró a Bastet–. Pero para mí sería un honor que la Diosa concediese un nombre a su fiel seguidora.

—Antes de la caída de Valyria, una de mis antepasada demostró un gran valor y habilidad en combate —dijo Bastet—. Su nombre era Marie Antoinette, y por ese serás llamada a partir de ahora.

—Su fiel seguidora lo acepta. Gracias. Lucharé por usted. Seré su espada del amanecer y del anochecer. Mi sangre será su defensa y mi cuerpo es escudo. Déjeme seguirla. Sé luchar y bien. Era una esclava de batallas, del coliseo.

—Te acepto —dijo Bastet hablando como una reina—. Nunca te faltará comida ni fuego con el que calentarte. Mi dragón señalará tu camino. No te maltrataré y serás el ejemplo de que la palabra de dragón siempre se cumple.

Y así fue como Bastet consiguió a su primera sierva. Y como Marie Antoinette consiguió un nombre. Marie se arrodilló siendo una esclava fugitiva y se levantó siendo una caballero.

—Hay alguien a quien debéis conocer—dijo ella al acabar el juramento.

Llegaron hasta una cabaña.

—¡Tú! —gritó un hombre—. ¿Qué es esto?

Vestía un improvisado pantalón, estaba en los huesos y con el pelo sucio. Parecía que había vuelto de cazar.

—¡¿Tío Pedro?! —volvió a gritar Jack—. No me lo puedo creer. Soy yo tu sobrino.

—¿Quién? —preguntó el hombre.

—Yo...soy...¡Tu sobrino! —repitió el capitán Jack.

–Ah sí. Wilson está en casa. Venid a conocerlo.

—Vamos ganado guerreros poco a poco —le susurró Drogo a Bastet—. Hicimos bien en venir a esta tierra.

Entraron en la destartalada cabaña. Estaba vacía sólo había un montón de comida en una mesa. Esperaron que alguien apareciese

—¡Wilson deja la comida que estamos a dieta y saluda!

Al principio todos se sorprendieron. El tío Pedro se acercó a la mesa.

—Es un poco tímido —se disculpó.

Todos se fijaron entonces. 

El coco tenía una cara pintada.


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