Capítulo 18

Antes de ir a dormir, ella le dejo bien en claro que no pasaría nada entre ellos aquella noche.

—No te preocupes por eso, no voy a insistirte, ni tampoco quiero intimar contigo por obligación, sé que no te sientes cómoda, más sabiendo que hay otra más de por medio.

—Me alegro que lo comprendas —le dijo ella, entrando a la cama.

—¿Quieres charlar un poco?

—¿De qué?

—Cuando aparezca Begoña, le pediré el divorcio, y si no quiere dármelo, la amenazaré.

—¿Cómo la amenazarías?

—Puedo denunciarla por abandono de hogar. No le convendría.

—Si tú lo quieres, está bien por mí. Solo quiero que entiendas que te quiero, y que si todavía no quiero estar contigo, es porque me incomoda en cierta forma tu estado civil.

—Lo sé, por eso te lo digo y por eso estoy dispuesto a hacer eso.

Caden besó a Venus para luego dormirse. El día siguiente, la rutina fue de lo más tranquila y ambos se separaron para hacer las cosas que tenían pendientes, y por la noche, él la pasó a buscar nuevamente al departamento, para ir a cenar a la casa del dueño de la cafetería.

Venus, casi siempre usaba vestidos, pero aquella noche decidió ponerse una falda en desnivel con un top ajustado al cuerpo y sandalias con plataforma, aros al tono, una cartera con manijas, maquillada muy natural y terminó por perfumarse.

El joven hombre, la pasó a buscar con un taxi, tocando el timbre del departamento y ella le abrió de inmediato con una sonrisa en sus labios. Apenas se saludaron, subieron al taxi que los estaba esperando y los condujo hacia la dirección que le había dado él.

—Estás hermosa.

—Muchas gracias, Caden.

—¿Qué traes ahí dentro?

—Un postre.

—¿De qué?

—Crema chantilly helada con base de galletas trituradas y frutos rojos.

—Parecido al pie de queso mascarpone.

—Sí, pero no tiene mascarpone, solamente crema batida congelada.

—¿Lo has hecho tú?

—Así es.

Mientras iban hacia la casa, charlaban de todo un poco, y de lo que habían hecho en el día.

Pronto llegaron a la casa del señor Clark y su esposa. Caden le pagó al taxista, él se bajó, y ella bajó del asiento trasero con ayuda de su pareja, luego de que ella le diera las gracias, él tocó el timbre, y el señor Clark de inmediato les abrió la puerta muy amablemente.

Luego de los saludos, les presentó a su esposa, llamada Pietra, quien los recibió con los brazos abiertos y con amabilidad, era una encantadora mujer.

Luego de la cena, tan rica que les había preparado Pietra, pasaron a la sala de estar, en donde la joven ayudó a la mujer a servir el postre que Venus había hecho, y café italiano. Una conversación llevó a la otra, y su esposa, les había preguntado a ambos cómo y en dónde se habían conocido Caden y ella.

—En Kansas —le respondió amablemente Caden.

—Él era mi jefe, allí —le confirmó Venus.

—¿Y están de vacaciones aquí? —volvió a preguntarles.

—Ella está estudiando aquí, yo estoy de vacaciones —respondió el hombre.

—Verdaderamente hacen una hermosa pareja.

—Gracias —le dijeron los dos al unísono.

—¿Y cuándo piensan casarse?

—No pensamos en eso, aunque yo recién tengo veintiún años, y creo que estoy algo joven para casarme todavía.

—Tú estás joven, pero tu novio por más que aparenta tener veintitantos, seguramente no los tiene.

—Tengo treinta y tres años, Pietra.

—Lo sabía.

—Deja tranquilos a la pareja, mujer —le dijo su esposo queriendo cambiar de tema.

—No nos molesta que nos pregunte sobre eso —le respondió Caden.

Siguió un poco más con su cuestionario y respuestas que ellos le daban, y Caden jamás nombró a su esposa, porque era peor y más confusión les crearía a los dos.

Dos horas después, ya estaban regresando al departamento de la muchacha, pero a mitad de camino, él la invitó a su casa.

—Ésta noche te toca a ti quedarte en mi casa, ¿qué dices?

—Está bien —le respondió y él le dio un beso en el costado de su cuello.

—Hueles muy rico.

—Muchas gracias, Caden.

Él, la tenía sujeta de la cintura contra su cuerpo, y siguió besando su cuello, siguiendo hacia el maxilar, mejilla y terminando en la boca de la joven.

Tuvieron que frenar la caminata, porque a cómo él, la estaba besando ávidamente, estaba muy segura que irían a tropezarse contra algo por la calle.

Ella, enredó sus brazos y manos alrededor de su cuello, y se dedicaron a besarse tranquila y apasionadamente.

Apenas se separaron, él volvió a hablarle.

—Espero que no te hayas molestado por la conversación que tuvimos allí dentro.

—No pasa nada, nadie sabe tu vida privada excepto yo, lo bueno de todo esto es que nadie de aquí conoce a tu esposa, y ni siquiera han salido juntos en revistas.

—El único que sale en revistas soy yo, por ser quién soy, Venus.

—Sí, lo sé muy bien eso.

Un cuarto de hora después, llegaron a su casa, y unos quince minutos más tarde ya estaban dentro de la cama matrimonial, abrazados.

—Me gustaría tener hijos contigo, Venus —le respondió sinceramente y ella enmudeció.

—Te estás precipitando, Caden.

—Lo sé, pero solo quería que lo supieras.

—Te agradezco que me hayas dicho eso, pero no es momento ni lugar para esa clase de tema.

—No te lo estoy diciendo para que los tengamos ahora, despreocúpate, por el momento me conformo con tenerte a mi lado.

Venus, se había quedado pensando en muchas gracias a lo largo de aquella noche, la charla que tuvieron con el matrimonio mayor, y la charla que estaban teniendo ambos dentro de la cama, y se había dado cuenta que valdría la pena estar con él.

Rápidamente, él cambió de tema, ésta vez, para reírse un poco antes de quedarse completamente dormidos el uno abrazado al otro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top