7

Mierda, es muy tarde. Claro que era tarde, no solo tarde, súper tarde. Odiaba las guardias largas como la de hoy, mucho más si es que tenía planes para esta noche, pero ya que. No importaban mis mortales ganas de cenar algo y dormir entre los brazos de Ris, pero la insistencia de Melone por esta pequeña "fiesta de celebración por la entrega de la tesis de _______(Noccioline)", solo era la entrega de tesis que estuve haciendo durante unos malditos 10 meses, no era nada importante como la nota que tendría o el examen de fin de año, ni siquiera podía compararse con la graduación. Sentía ganas de ahorcar a ese carismático rubio, pero no podía estar realmente enojada con él, su intención era buena y su carita lo suficientemente adorable para no matarlo.

Suspire, ya se acercaba el verano pero la noche estaba horriblemente fría. Me despedí de la recepcionista del hospital, ella no parecia realmente interesada en despegar sus ojos de la revista que se encontraba leyendo, pero poco me importo. Solo alce los hombros, Donatella podía ser algo insoportable de vez en cuando, pero sabía cómo hacer su trabajo.

– Adiós Trish.

La niña solo me saco la lengua mientras se escondía detrás de la silla de su madre, solté otro suspiro, esa mocosa tendría problemas en un futuro si es que no cambiaba de actitud.

Esta noche no habría servicios de bus, por lo tanto tendría que ir caminando hacia la casa de los muchachos, peor para mí, Risotto dejo en claro que tenía demasiado trabajo pendiente como para venirme a buscar. Acomodándome el bolso en mi brazo, comencé a caminar hacia la derecha, encontrándome con la pequeña tienda a la cual normalmente iba para comprar comestibles. Salude al encargado y tras haber tomado algunas frituras y cervezas me retire con paso normal. No sentía ganas de salir corriendo en su dirección, más bien, era porque mi resistencia deportiva apestaba por completo y no quería llegar toda sudada y jadeante a mi supuesta fiesta.

Las calles estaban inusualmente tranquilas, lo cual se me hizo extraño. Fin de semana, cerca del centro de la ciudad, con los bares de las zonas casi vacíos, no era muy normal a decir verdad. Comencé a escuchar música con mis auriculares, el tío Cioccolata me regalo un "MP3", un objeto bastante caro y curioso que me permitía escuchar música sin necesidad de un disco o un cassette, bástate conveniente, pero como era un prototipo no era muy bueno igualmente. Tarareaba el solo de la guitarra por lo bajo, me sentía relativamente tranquila, solo faltaban dos cuadras para llegar a la casa.

De pronto, sentí como una fuerte mano tomaba mi brazo. Trate de gritar por el repentino susto, pero otro par de manos aparte hacia lo mejor que podía tratando de callarme. No importara cuanto forcejeara, los fuertes brazos del sujeto malo número 1 eran lo suficientemente fuertes como para evitar varios de mis movimientos.

– Esta zorra no se está quieta, noquéala.

Antes de dejarlo hacer cualquier cosa con mi bella nuca, mordí lo más fuerte que pude la mano del hombre que me retenía, el sabor metálico de su sangre me resultaba sumamente espantoso, pero ese pequeño sacrificio de mis papilas gustativas fue lo que necesite para que me soltara mientras me insultaba en cinco idiomas diferentes.

Salí corriendo lo más rápido que pude, pero al sujeto que lo acompañaba no le costó mucho haberme atrapado, golpeándome contra una pared con la suficiente fuerza como para dejar un feo hematoma en mi brazo que duraría semanas, si es que las vivía.

Coloco una navaja en mi cuello, dispuesto a cortarlo si es que llegaba a mover un solo musculo. Sentí como la respiración se me cortaba cuando él desgraciado que tenía la mano herida me daba un fuerte golpe en el estómago, por acto de reflejo lleve mis manos a mi vientre mientras trataba de recuperar el aire. Escuche una hebilla de cinturón siendo soltada, el otro sujeto me tomo del brazo, y a arrastras me llevo hasta el callejón de al lado.

– Si haces eso el jefe se va a enojar.

– Necesito hacer pagar a esta puta lo de mi mano, imbécil. Además, al estúpido de Nero le dolerá saber que su linda novia fue brutalmente violada y usada como el puto saco de semen que es. Ahora, date vuelta y fíjate que no venga nadie, no me gusta que me interrumpan. – El otro sujeto se dio la vuelta tras haberme lanzado hacia un charco de agua estancada. – Buen niño.

– Solo apresúrate, estamos cerca del escondite de eses grupo.

Trate de levantarme para salir corriendo de vuelta, pero el desgraciado me tiro devuelta al suelo, y ahora, su puño me había golpeado el rostro lo suficientemente fuerte como para aturdirme haciendo que mi nariz sangre y mi vista se nuble un poco. Pero al segundo en que sentí las manos de ese sujeto bajando desesperadamente por mis muslos, comencé a pelear con todas mis fuerzas contra él.

Podía ver el pene erguido de ese desgraciado que trataba de quitarme los pantalones. Necesitaba salir de esa situación y rápido, pero con el miedo a ser violada no podía pensar con claridad. De pronto, como si hubiera sido un regalo del cielo sentí como era cortada por un afilado vidrio que estaba cerca de mi brazo. Rápidamente lo tome, y tras tragarme el miedo al escuchar la tela de mis bragas siendo desgarrada por ese bastardo, corte lo más rápido que pude su miembro.

El hombre chillo por el dolor, dejándome espacio para patear a ese mal nacido que intentaba frenar el sangrado en su erección. Ante el grito del hombre, su compañero se dio rápidamente la vuelta para luego salir corriendo en mi dirección. El callejón estaba demasiado oscuro, y por más que tratara de tirar botes de basura hacia él para alentar su paso me seguía sin dificultad.

Finalmente me atrapo antes de que pudiera llegar a la otra calle, pateándome con furia una vez que me encontraba en el suelo. Otra vez me costaba respirar, y el sabor de mi propia sangre en mi boca tampoco era muy agradable que digamos. Ese muchacho, de unos 18 años tal vez, me tomo por el cabello obligando a levantar mi rostro. No podía llorar, no debía mostrar ningún miedo o debilidad en mi rostro aunque las piernas me temblaran. Parecer poderoso es ser poderoso, esas palabras estaban grabadas a fuego en mi mente, piel y alma, casi como un mantra místico y sabio que se remontaba generaciones atrás en mi familia. No debo tener miedo, no debo parecer inferior.

Mi rostro estaba contraído en una mueca de enojo, el muchacho pareció flaquear tras haber visto mi estudiada mirada fría. ¿Y ahora que harás, niñato? Casi podía sentir sus manos temblar en su agarre, parecia flaquear ante su decisión de que hacer ahora, pero la voz del otro sujeto viniendo desde el otro callejón me helo la sangre prácticamente.

– Déjame matar a esa maldita zorra, ya veremos cómo llegar a la información de Nero después.

Una pistola fue dirigida a mi cabeza, ese hombre parecia determinado en volarme la cabeza. Nuevamente, fruncí mi ceño aunque mis piernas temblaran por el miedo, el veía mi mirada helada chocando frenéticamente contra la suya. Aflojo un poco el agarre de su pistola, y tras haberla guardado me tomo por la garganta, clavando sus uñas en mi suave piel mientras que oía sus dientes rechinar por cólera.

– Zorra de mierda, te matare con mis propias manos y luego te follare.

– ¡Señor! – Le llamo la atención el otro muchacho. – No podemos dejar que muera, es importante, la información que Nero tiene es crucial para-

– No la matare mocoso. – Lo interrumpió. – solo la voy a asfixiar hasta que se desmalle. Luego me permitiré ese gusto.

Sentía como mi vista se nublaba poco a poco, aunque mis pulmones estuvieran luchando por respirar no había posibilidad. La mano de este sujeto estaba cubierta con su propia sangre, lo único bueno que saldría de esto es que él tal vez muera de una anemia o desangre por culpa del cristal, como sea, si sobrevivía no podría usar nunca más su miembro realmente.

Eso me hizo sonreír de lado, por lo menos no podría disfrutar nunca más de los placeres carnales con esa cosa cortada como lo había hecho, prácticamente tendría la cabeza colgando de un hilo de carne.

– Zorra de mierda.

Y volvió a apretar con fuerza su agarre. Iba a matarme, este era mi puto final. No pude evitar en pensar en él, quería que Risotto viniera y me salvara. Una vez lo hizo, el mismo día en el que nos habíamos conocido me dejo quedarme en su hogar tras una situación parecida a esta. Maldita sea, realmente no tengo suerte. Pensé mientras intentaba no cerrar los ojos para caer dormida entre las manos de este desquiciado, pero ya no podía más, el aire me faltaba y mi vista se nublaba, lo último que recordaría seria seguramente esa espantosa sonrisa.

Que frio que hace esta noche.

De pronto, el aire volvió a mis pulmones. Tome grandes bocanadas mientras escupía un poco de la sangre que se había estado acumulándose en mi boca, me costaba creer que realmente había logrado sobrevivir ante el agarre de ese mal nacido, pero ahí estaba, recuperando con dificultad el aire. No logre evitar hacer una mueca al moverme, parecia que una de mis costillas se había roto, y con la adrenalina del momento no logre darme cuenta antes.

Alce la vista, mi agresor tenía algo atravesando su pecho. El chico de atrás estaba también muerto, con esa cosa saliendo del piso. ¿Hielo? Cuestione con curiosidad mientras seguía el bello camino de la sangre escarlata hecha escarcha, nunca se me hubiera ocurrido siquiera hacer algo así. Pero mi vista tuvo que dejar esa maravilla antinatural pera ver al hombre jadeante frente a mí. Vestía un extraño traje blanco, casi parecia uno de patinaje, y aunque no podía ver muy bien su rostro tras ese extraño casco con cristal amarillo y pequeñas orejitas de gato a los costados, podía darme cuenta por su complexión física que se trataba de un hombre joven.

Prácticamente cayó al suelo, haciendo que ese extraño traje desapareciera con la misma velocidad a la que su cuerpo había chocado contra el pavimento mojado por la reciente lluvia. Vi cómo se llevaba una mano al costado, cubriendo una herida que parecia ser de bala.

Me acerque a mi extraño salvador de risos celeste para tratar de ayudarlo. Creo que en una escala de cosas extrañas que me habían pasado hoy, el que mi cuerpo me dejara de doler de golpe había sido una de las menos llamativas, pero aun así intrigantes. En cuanto toque al sujeto que se encontraba en el suelo, con la intención de poder apoyarme en algo, sentí todas mis dolencias salir de mi cuerpo. Examinando mejor al sujeto tendido en el suelo, varios golpes y marcas de dedos se podían apreciar en su cuello, colocando una de mis manos en su torso, con la suficiente presión pude notar que ahora su costilla estaba partida.

Esto era extraño, pero por más preguntas que tuviera, no podría contestarlas ahora mismo. Me acerque al sujeto que me había salvado, como había dicho antes o tal vez no, estaba sosteniendo una parte de su abdomen completamente manchada de un rojo color que conocía muy bien.

Tras haber hecho un vendaje improvisado con la tela destrozada de mis pantalones y una toalla higiénica, tome uno de sus brazos para pasarlo por mis hombros. La diferencia de altura no se notaba tanto con él apenas pudiendo levantarse o mantenerse de pie por sí mismo. Así que sin poder pensar realmente muy bien que es lo que haría a continuación, decidí llevar a completo desconocido a la casa de los amigos de mi pareja, mis amigos, si es que tenía derecho a llamarlos así.

Se me hizo difícil, casi imposible llamar a la puerta por culpa del cansancio que sentía. Escuche la molesta voz de Prosciutto gritándome de fondo, diciendo que había tardado una eternidad en llegar y que por mi culpa tanto Risotto como Melone no habían dejado de mirar el reloj intrigados. Pero apenas vio mi demacrado estado, cambio su actitud a una mucha más preocupada.

Llamo a Formaggio, quien era el más cercano a la puerta para que ayudara al muchacho que por poco perdia el conocimiento. Pro me ayudo a llegar hasta el sillón, y luego grito tan fuerte el nombre de Risotto que las paredes parecia retumbar.

– ¿Qué paso?

Su voz sonaba tan seria como de costumbre, pero apenas entro en la sala sus ojos se abrieron con sorpresa. Aunque era el tipo de sujeto que no se sorprendía fácilmente, el verme en ese estado demacrado pareció alterarlo un poco.

Se acercó a mí dando ancadas largas para luego arrodillarse para estar a mi altura. Coloco sus frías manos a los costados de mis mejillas, limpiando un poco la sangre que chorreaba por mi costado, examinando cualquier herida o signo de dolor que pudiera haber en mi rostro. Ahora, su mirada casi siempre gélida, ardía con un intenso fuego lleno de ira. No era la frialdad tan hipnótica que lograba calar en mi interior, la verdadera mirada de un asesino despiadado, esta nueva expresión mostraba todo su odio, aquel fuego intenso que crecía día a día pero él se concentraba en ocultar.

– Tan hermoso. . .

Apenas si se había escuchado mi leve suspiro, pero su expresión pareció arrugarse un poco. Tal vez me oyó. Pensé mientras tragaba saliva, algo preocupada de que sintiera como mi corazón latía con tanta fuerza por culpa de esa ardiente mirada que hacia calentar los lugares más oscuros de mi corazón.

Pareció comenzar a examinar las heridas de mi cuerpo, colocando sus manos por debajo de mi ropa, apretando levemente mientras preguntaba si es que me dolía una zona en particular. Negué ante todas sus preguntas, a pesar de que un poco de la sangre que había en mi cuerpo era mía, no podía sentir ardo ni dolor alguno por alguna inexplicable razón.

– ¿Qué paso?

Su voz hizo que se me erizara por completo la piel. Siempre sonaba normalmente tranquila, ahora estaba un poco ronca por la cólera, se preocupaba por mí, estaba furioso por que no había sido capaz de protegerme. Me encanta tanto que me mire así, su bello rostro con esa mueca de profunda ira era completamente hermosa. Más, más, quiero ver más. . . Necesitaba controlar los impulsos de mi corazón, bombeaba con tanta potencia sangre que temí por un momento que se me deprendiera del pecho, aunque es biológicamente imposible, un paro cardiaco sería mucho más acertado en este caso.

Tras haber tomado una pequeña respiración comencé a contarle con lujo de detalle todo lo que había sucedido desde la clínica hasta aquí, el cómo en menos de diez minutos había sido casi violada y prácticamente apaleada por un par de idiotas, casi asesinada, sino fuera porque ese muchacho me había salvado la vida.

– ¿Te dijeron lo que querían o eran un par de borrachos? – Hablo por primera vez el rubio de elegante porte mirándome con sus ojos azules claros con suavidad, casi parecia preocupado por mi bienestar, sino me sintiera tan jodidamente aterrada, estaba segura de que me hubiera enternecido.

Pero antes de que lograra responde su pregunta, la apariencia alta y un tanto espeluznante de Illuso apareció de la nada misma. Literalmente, vi como su figura salía de un espejo acompañado de un extraño espectro detrás de él.

– Esto no te va a gustar Risotto. Se trataba de Virgilio y un perro suyo, Simone, era nuevo en su organización.

– ¿Era un hombre de Tadeo, no?

El de coletas asintió en silencio para luego mirarme con algo de pena. Sus ojos se abrieron de sorpresa al ver que mi mirada no estaba fija en él, sino en la criatura extraña que no cerraba su mandíbula detrás de él.

– Eso. . . eso. . .

Tenía ganas de gritar por el miedo, pero por alguna razón mi propia voz se negaba rotundamente a salir. Estaba entre aterrada y fascinada, quería saber que era pero también tenía ganas de salir corriendo de allí. Quería tocarlo para ver si no era un producto de mí ya de por si extraña y retorcida mente, pero no sabía muy bien que hacer.

– El muchacho ya despertó.

Melone bajo las escaleras con una velocidad increíble tras haber dicho esas palabras.

– Jefe, tiene que venir, esta súper alterado.

El pobre Formaggio se terminó resbalando por las escaleras en cuanto dijo esas palabras, cayendo de cola mientras soltaba una fuerte maldición. Automáticamente me levante de mi asiento para saber si es que se encontraba bien, ignorando los reproches de Prosciutto sobre deber descansar adecuadamente.

¿Hielo? ¿Otra vez? Pregunte realmente intrigada en cuanto mire la escalera por la que se había resbalado mi queso favorito. Mire hacia atrás, encontrándome con los ojos aun abiertos de par en par de Illuso, que realmente no sabía bien para donde mirar, parecia levemente incómodo. Luego mire a Risotto, nuestros ojos chocaron, pero sin ninguna necesidad de cambiar palabra el asintió, con un pequeño gesto le agradecí su permiso para luego subir por las escaleras. Tenía preguntas, y quería respuesta sea como sea.

– Risotto. . .creo que logro ver a Man in the Mirror.

Los ojos rojos del hombre se abrieron de par en par, tenía dudas, pero la extraña fiebre que ella le había comentado en cuanto se reencontraron hace un par de semanas podría ser una sencilla explicación. ______(Noccioline) tal vez era una usuaria de stand.

– Illuso, vigílala desde hoy.

El recién nombrado asintió ante su nueva orden, sabía que Risotto le pagaría como si esta fuera una misión de recoger información normal, con el pequeño detalle que si algo le pasaba al blanco, era muy probable que una tijera se incrustara en medio de su cerebro. Risotto muy pocas veces se asustaba por algo, pero ahora con esta nueva teoría, estaba completamente aterrado. Los usuarios de stand se atraen entre sí como la misma gravedad. Si algo de 'eso' le llegaba a suceder a su amada novia por culpa de un maldito stand, era probable que Risotto perdiera la maldita cabeza. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top