Capítulo 27: Ubume
—Un duelo entre dos arqueras tiene lugar aquí y ahora. Esto me encanta. Sin dudas tendremos un combate satisfactorio para ambas. ¿Deseas comenzar? —consultó la extraña figura humanoide que portaba el arco. Hablaba con una voz muy femenina. Parecía bastante amable a pesar de su apariencia monstruosa.
—Estoy de acuerdo. Batallemos sin más preámbulo. —Hokano tensó su arco, preparándolo para la inminente batalla.
—Muy bien. Te concedo todo el honor de la introducción. —dijo la arquera demoníaca, como una forma de pedirle a su rival que iniciara el combate.
Hokano asintió, aceptando el pedido de comenzar el enfrentamiento. No realizó demasiado esfuerzo. Disparó una flecha simple, que casi impacta el pecho de su objetivo, de no ser que a último momento realizó una teletransportación rápida para moverse instantáneamente a un metro hacia su derecha.
La criatura hermafrodita respondió, disparando una flecha de aspecto fantasmal. Era blanca y parecía estar compuesta completamente de huesos, la punta de la misma, era un cráneo diminuto cuya boca emanaba un gas verdoso que envolvía todo el proyectil. Mientras más se aproximaba esa flecha, mas fuerte se oía un sonido similar al grito de un fantasma.
Algo que hacía mucho mas aterrador aquel disparo, era el hecho de que esa flecha no seguía un recorrido recto en la dirección en que fue lanzada, sino que parecía seguir el movimiento de su objetivo, haciéndola imposible de esquivar. Esto la tomó por sorpresa, haciendo que, inevitablemente, recibiera todo el impacto en el estómago. Rápido se la quitó, pero apenas había dejado una marca, fue tan solo un poco de dolor cuando esa flecha la golpeó.
—Esa es mi flecha fantasmal. No es tan poderosa, ya que difícilmente puede perforar la piel humana, pero está bien para distraer y atemorizar mientras golpeo con otra cosa. Por ahora no hice esa combinación porque te las quería presentar. Pero estate mas atenta la próxima vez. —comentó el monstruo mientras veía que al quitarse la flecha del cuerpo, se transformó en un proyectil más del montón, sin absolutamente nada en especial.
—Pues bien, para que sepas. Yo también tengo mis trucos. —Hokano se paró con firmeza delante de la arquera demoníaca.
—Muero de ganas por verlos. Quiero saber contra qué me enfrento. —El ser hermafrodita se detuvo a observar las manos de Hokano manejando el arco.
La kunoichi arquera disparó una flecha en dirección al cielo y, mientras el proyectil se encontraba en el aire, a punto de caer, se rodeó de una luz blanca y se multiplico, lo que culminó en una lluvia de estos sobre y alrededor de su rival.
Seguido de eso, Hokano disparó algo que para nada parecía una flecha, sino que era algo similar a un cristal negro con forma hexagonal. Esto impactó contra una pared cercana y teletransportó a la fémina hacia ese lugar, quedando justo detrás de su objetivo, aprovechando la oportunidad para asestarle una flecha normal en la espalda.
—El poder de la Luna es increíble. Sinceramente, no se si pudiera ser capaz, siquiera, de poder combatir sin esto. —comentó la kunoichi.
—¿Y por qué dices eso? ¿Te estás infravalorando como guerrera? Si eres pesimista, claramente no podrás. Creer que eres buena guerrera sólo por esos poderes, es que no confías en tus propias habilidades como guerrera. Por lo poco que he llegado a ver, de todas formas, sin eso, serías una combatiente excepcional. ¡Ahora espabila, que no quiero luchar contra una cobarde, quiero luchar contra una guerrera, que con poder o sin él, combata con ferocidad y valentía! —La criatura hermafrodita, esbozó una sonrisa y tensó su arco nuevamente, para continuar la batalla.
—¿Realmente crees que soy una buena combatiente? —preguntó Hokano mientras se notaba, en el tono de su voz, cierto grado de alegría, aunque no lo expresara con la gesticulación facial.
—Mejor no lo digamos. Vamos a demostrarlo en el combate. —La criatura realizó un salto hacia atrás, alejándose de Hokano, y se preparó para disparar una de sus flechas fantasmales, la misma de hacía unos momentos. Esa cuya punta era un cráneo aterrador. Cuando impactó en ella, una flecha normal se aproximaba, aunque logró esquivarla.
La kunoichi decidió contraatacar con una flecha sónica, un proyectil que no logra lastimar mucho a su objetivo, pero lo deja aturdido, por lo tanto, vulnerable a cualquier ataque que ella pudiera realizar. Hokano aprovechó ese momentito, para realizar otra lluvia de flechas imbuidas con poder lunar sobre su rival.
La criatura se retorció durante un momento por el dolor, pero se recuperó rápidamente. Decidió responder con una flecha que se multiplicó mientras viajaba en línea recta hacia el estómago de la kunoichi, y tomaron caminos separados, golpeando cada una en un lugar diferente. Recibió impactos en el pecho, el estómago, una pierna y en la espalda.
El ser hermafrodita realizó un movimiento en sus manos, como si agitara algo, y las flechas, clavadas en el cuerpo de Hokano hicieron una explosión que la dejó en el suelo sangrando fuertemente. A pesar del dolor, ella se puso de pie rápidamente, decidida a continuar combatiendo.
—Vaya. A pesar de haber utilizado mi ataque más fuerte, ahí estás. De pie y lista para continuar combatiendo. Me sorprende. Creo que tengo mucho que aprender aún sobre guerrear. Quisiera algún día ser igual de fuerte que tú, y tener ese excelente manejo del arco. —comentó la criatura, mientras hacía una especie de reverencia.
—Si crees en tí, lo puedes lograr. ¿No es eso lo que tu me dijiste recién? —Hokano se acercó hacia la criatura y apoyó una de sus manos en el hombro.
—Es verdad. No puedo rendirme, debo seguir el camino correcto para poder entrenar y ser más fuerte. Por favor, acéptame como tu aprendiz. Quiero que una guerrera fuerte y valiente me convierta en una igual. Solo así podré algún día alcanzar mi objetivo de combatir sintiendo pleno orgullo y confianza en mis habilidades. —La criatura se arrodilló delante de Hokano, mientras observaba el suelo.
—No veo razones para negártelo. Te acepto. Desde hoy, estarás bajo mi tutela y entrenamiento. Por cierto, estoy ayudando a unos compañeros con unos problemas que tuvimos aquí. ¿Vienes a ayudarnos?
—¿Te refieres a Hori, no? Ella me derrotó en combate para poder someterme a sus órdenes y matar a ti y tus amigos. Pero no permitiré que me siga subyugando. ¡Vayamos! —Hokano comenzó a caminar, en dirección al castillo, y la criatura la seguía por detrás, observando todos los alrededores con asombro.
—Por cierto, ¿cuál es tu nombre? —consultó la kunoichi.
—Ahora que lo pienso, no recuerdo un nombre, pero todos me dicen 'Yokai Ubume'. Puedes llamarme Ubume. —respondió rápidamente, la criatura.
—Muy bien. Yo soy Hokano. Un placer. —Ambas continuaron caminando a la par hacia su destino.
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