Capítulo XIX: Leyes de un cambiante


Ashley apenas pudo conciliar el sueño, las sensaciones parecían no querer abandonarla. Había estado tan cerca...

Alexei había decidido permanecer afuera, aquella inoportuna llamada lo había alterado, y ella quería saber porqué. Pero su seriedad le impidió obtener información, por lo que se vio obligada a volver a la habitación.

Recordando cómo se había sentido cuando estuvo a centímetros de su boca, ella cerró los ojos.

Por la mañana él apenas le dirigió la palabra, su repentina actitud le habmente, desconcertado si no fuera por el fuego que encendía su mirada.

"Eres mi compañera" recordó aquellas palabras que le helaron el corazón, estaba tan confundida, porque no sabía lo que realmente significaba, más allá de la elección de una pareja. Ashley no tenía muchos conocimientos sobre relaciones, tenía escasa experiencia sobre la vida de un cambiante, a pesar de que ella era uno, y todo lo que había aprendido del amor era lo que su familia adoptiva le había enseñado.

Pero el amor y el afecto humano era muy distinto al amor y afecto cambiante.

Por esa razón, después de un abundante y delicioso desayuno, le pidió que le indicara la dirección en donde vivía Riley. Era la única persona en que tenía confianza, ella debía saber más que lo que ya sabía.

—¡Hola Ashley! —exclamó Riley desde la ventana abierta—.  Adelante.

Su cabaña era pequeña, cálida y vibrante, se sintió cómoda apenas entró a la sala de estar.

—Toma asiento por favor.

—Gracias —le dijo mientras se sentaba en un suave sillón color crema—. Necesito hablar contigo.

—Dime. Soy todo oídos.

El calor inundó sus mejillas y de pronto sus manos sudaban, Ashley sintió algo de vergüenza.

—Yo... —carraspeó para aclararse la garganta—. Yo necesito saber sobre las relaciones entre cambiantes, prácticamente sobre la vida de un cambiante.

Los ojos de la joven brillaron.

—Tardaría todo un día en decirte todo ¿Por qué quieres saber?

—Pues... Porque no aprendí ciertas reglas que quizás tu sepas.

—Entiendo a donde quieres llegar. —Riley entrelazó sus dedos, la miró fugazmente como si entendiese su verdadera inquietud—. Las relaciones entre cambiantes son más complejas que las de los humanos. No podría explicártelo, porque yo nunca he tenido una. Pero sé quién podría ayudarnos.

—¿Quién?

—Kaylee, ella sabe más que yo, después de todo ella es la única en el clan que está emparejada, ha quedado en venir aquí para hablar conmigo.

Riley le pidió que esperara a que la mujer llegara. Pasó más de media hora cuando sonaron un par de golpes en la puerta.

La reconoció al instante, por sus ojos azules, el cabello corto rojizo oscuro y su pequeña barriga, apenas entró, depositó en ella por un breve instante su mirada serena y pasiva de la misma forma en que lo había hecho la noche de la ceremonia de nombramientos. Riley la abrazó con fuerza, mientras que Ashley se limitó a sonreír y saludarla desde lejos, sintiéndose algo incómoda.

—Ashley necesita de tu sabiduría. —Riley le ayudó a quitarse su pesado abrigo—. Vamos a hablar de cosas de chicas.

—¡Charla de chicas! —exclamó ella con entusiasmo— ¿Qué quieres saber? —el brillo colmaba sus ojos.

—Relaciones entre cambiantes —se adelantó a decir Riley.

El color osciló entre un azul pálido y un gris intenso, una y otra vez, los ojos de aquella mujer cambiaban de color mientras la expresión de su rostro dejaba ver su concentración.

—Es complicado —dijo, aún con la mirada en sus manos, la concentración marcaba sus movimientos mientras hablaba con una voz suave y sonora, como si estuviese debatiendo cada palabra en su interior—. Un cambiante puede tener muchas relaciones pasajeras, pero eventualmente elige una pareja. Con ella puede vincularse, ese vínculo se forma con la unión del cuerpo y del corazón.

—¿Puede romperse?

—Sí, pero es algo difícil, las parejas vinculadas suelen ser muy fieles.

—Sólo una infidelidad —añadió Riley—. Puede destruirlo ¿No es así?

—Sí.

Ashley pensó en sus padres, en el vínculo que apenas podía recordar ¿Se habían amado? ¿Su madre había roto su vínculo?

—El emparejamiento — prosiguió Kaylee—. Es una unión mucho más fuerte e imposible de romper, una pareja puede llegar a emparejarse una sola vez en su vida, pero esto es más frecuente cuando se encuentra un compañero.

—¿Compañero? ¿No es igual una pareja?

—La pareja lo elige el lado humano, el compañero lo elige el lado animal, una vez hecha la elección no puede estar con nadie más.

"Eres mi compañera" las firmes palabras de Alexei rondaron su mente.

—¿Qué sucede después?

—No lo sé, las relaciones son diferentes para cada tipo de cambiante. Pero puede suceder que dos compañeros se reconozcan mutuamente o que sólo lo haga uno, en este último caso, lo que sucede es que se buscará la aceptación del otro. Se dará un cortejo, hasta que surja el vínculo y posteriormente el emparejamiento.

—Te has vuelto una experta en esto —bromeó Riley.

—Es que Luke tiene muchos amigos emparejados, son un buen material de información.

—¿Cómo es el vínculo? —era algo intrigante, y romántico a la vez.

—Es la energía del otro que se funde en tu interior —sus ojos, grises, destellaron con un brillo que la sorprendió—. Sientes lo que el otro siente, tu fuerza, tu velocidad, tu capacidad de sanación se intensifican. Si uno se lastima el otro siente el dolor, y lo sana con mayor rapidez —el tono marcado, la determinación y la profundidad de su explicación reflejaban el asombro.

Impresionante. Ashley se sorprendió de las maravillas de su raza.

—Con el emparejamiento — continuó—. Puedes saber en dónde está el otro, puedes hablar mentalmente sin importar la distancia, es la verdadera unión de la mente, una unión de por vida.

—Asombroso —Riley estaba tan maravillada como ella.

—Nunca pensé que fuéramos capaces de tantas cosas.

Kaylee la miró, con ternura en sus ojos, pero Ashley podía ver el poder en ella, una fuerza oculta en su interior, detrás del exterior suave de la pelirroja se escondía el depredador, el instinto protector dirigido hacia ella y Riley. En contra de su habitual costumbre, ashley se sintió segura.

A salvo.

De la misma manera que se había sentido junto a Alexei.

El cosquilleo en su vientre acompañó la imagen del recuerdo de la noche anterior. Pero fue fácilmente reemplazado por el miedo.

Un cambiante tenía un único compañero, al menos eso era lo que había entendido, Alexei ya no tendría a otra mujer...

¿Qué sería de él cuando ella ya no esté? ¿Podría siquiera llegar a ser feliz?

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