12-. En Elphegort

Estos son recuerdos, pueden disfrutar a Leonarth cuando sea mencionado y tomen *les da pañuelos* para que no ensucien sus tablets o donde sea que estén leyendo esto.

Sin más, disfrútenlo

*-.-*

- ¿Papá, puedes llamar a Allen?, es algo importante. Lo llaman del palacio-hablo Ney mientras entraba a la acogedora casa retirándose la capa totalmente empapada.

- El acaba de salir hacia el palacio hoy en la tarde Ney-le hablo calmado y confuso.

- Ya debieron avisado....-hablo rascando su barbilla, pero alzó la vista y vio a su padre-Mariam y el ministro Minis mandaron a llamarlo para que fuera a agradecer a Elphegort por haber dado de sus reservas de alimentos gracias a la carta del rey-hablo mirando el rostro serio de su padre y los ojos entrecerrados-....sigues siendo el rey papá, así que no te quejes-le dijo burlona mientras su padre le revolvía sus cabellos rubios con firmeza.-Para que me despeinas-hablo entre risas.

- Ney, sabes que Allen no puede ir verdad. Está herido

- También por eso lo mandaron a llamar,-le detuvo sacando un trozo de pergamino y se lo daba-Riliane lo mandara allá durante cierto tiempo, para que curen la herida que se le ocasionó cuando Josephine le dio la patada cerca del vientre-recordó ese día y le causó un escalofrío-Eso fue todo de mi parte-se sentó en la mesa junto al fuego de la chimenea-¿Donde está Germaine, papá?

- Acompañó a tu hermano al palacio, es terco....igual que a su madre-recordó la terquedad de su amada y difunta esposa durante el embarazo de los cuatro, sonrió de lado.

*-.-*

Allen entro a la habitación de la princesa sujetando su herida, los vendajes no podrían soportar más tiempo y la sangre no dejaba de salir.

Riliane lo miró preocupada y se acercó mirándolo

- Perdón por lo de Josephine....iras a Elphegort a que te atiendan, tienes largas vacaciones, regresa cuando ya estes totalmente sano.

- Si majestad-le agradeció inclinándose levemente.

*-.-*

El viaje en carruaje no fue la mejor idea, eso empeoraba su herida que sangraba cada vez más. El camino era difícil de atravesar a caballo y por los árboles, sería más difícil la cosa. A pesar de que se mareaba y siempre terminaba bajando a vomitar y recibir medicina por parte del chofer.

Por fin habían logrado salir, un grupo de sirvientes lo recibieron, entre ellos se encontraban una chida Netsuma que acompañaba a una chica de hermosos cabellos verde. Jamás había visto una chica tan linda, podría ser su amigo en algún momento.

- Joven Avadonia, sea bienvenido, Lord Freezis le recibirá y nuestros mejores médicos lo curarán-le hablo una mujer seriamente observándolo.

*-.-*

Entraron a la mansión, donde una mujer lo recibió sonriente, estrujando su rostro emocionada y viéndolo mejor.

- Es idéntico a la fallecida Reina Ágatha-hablo Mikina, esposa del Lord y gran comerciante.

- Lady Mikina, deje al muchacho en paz, está herido-pidió la chica Elphe acercándose preocupada.

- Pero.... es tan tierno-hablo abrazando su rostro con fuerza.

- Señora....no....puedo....respirar....-hablo comenzando a perder el aire. Mikina se separó y vio el rostro algo azulado del menor

- ¡WAAAAAAAAAH!, ¡LO SIENTO MUCHÍSIMO!-se disculpo mientras le echaban aire entre las dos al joven. Hasta que entró el doctor.

- Disculpen señoritas, será mejor que me dejen con el paciente solo-hablo el doctor mientras sonreía de forma algo extraña. Vestía su bata, llevaba sus instrumentos y su cabello cubría sus ojos. Algo en el no le daba buena espina a Allen. Pero a la Elphe le parecía que esa voz ya la había escuchado en otro lado.

*-.-*

Se requirieron unas puntadas en la zona y colocar una pomada, para sorpresa del hombre, la herida había comenzado a cerrarse de forma inmediata.

- Suerte que no lastimó el vientre joven.

- ¿Porque?

- Sería más complicado atenderlo-le explicó guardando sus cosas-necesita reposo y nada de levantar objetos pesados-le recordó observándolo seriamente.

- Si, ya se escucha como el señor Leonarth-murmuro mientras se acomodaba en la cama y dormía.

*-.-*

Paso un mes desde que llegó a Elphegort, era el centro de atención tanto de hombres como mujeres. Pero ninguno llamaba su atención, es más, el no pensaba que era atractivo para nadie, hasta que lo volvió a ver a él.

El rey de Marlon había llegado a la mansión para charlar con su viejo amigos, cuando se fijó en la ventana y vio al sirviente ayudar a cargar una cesta llena de flores. Salió de la sala dejando a Keel y su esposa algo aturdidos.

- ¿Qué acaba de pasar?-preguntó el castaño mientras daba un sorbo a su té, sonriendo a su esposa solo se quedó confusa con una mirada triste.

*-.-*

Allen, Michaela y Clarith se encontraban en el pueblo. El las había acompañado para no ser casi asfixiado por la esposa del comerciante otra vez, además de que quería conocer a las chicas

Fue cuando vieron a un grupo de músicos entonar canciones. Fue cuando uno se le acercó tomándolo de la mano y lo colocaba frente a ellos.

- Hace tiempo existió una Reina en Lucifenia, velaba por el bienestar de su gente que el suyo propio. Luchaba porque ella amaba a esas personas, no para ser amada-le relató mientras le entregaba un trozo de papel-Sus enemigos la insultaban diciendo que nació del Barro Contaminado, más eso jamás la llegó detener y siguió peleando-Lo tomó de los hombros-Muchacho, eres idéntica a ella, cuenta mejor la historia con una canción que hicimos en honor a ella.

Uno había comenzado a tocar un extraño instrumento mientras todos observaban al chico, que veía la hoja espantando, jamás había cantado y tenía miedo. Michaela se le decidió juntar para darle valor en todo momento.

Cuando la espada milenaria y los tres héroes
se reúnan alrededor de esa reina
se convertirán en una tropa
que aplaste al mal que no conoce la justicia

Su cabello dorado es mecido por el viento
Nadie sabe que esa reina
que atraviesa el campo de batalla
no es humana de verdad

Esa mujer que nació del sucio barro, aun así,
hoy también va al campo de batalla por el bien de los demás

Una guerrera de barro que avanza junto a sus amigos,
sus camaradas de guerra, y llevando su destino en su pecho
No pelea para ser amada
Pelea porque ama

Aunque toda la gente del mundo
sea atormentada por la desesperación
Aunque vaya a llegar el día
en que su cuerpo se rompa

Ah~ ella irá
simplemente para hacer justicia

Mientras el silencio reinaba, muchos pensaron que la canción había acabado. Allen observo la hoja, faltaban palabras, apenas iba comenzando la canción y no había vuelta atrás.

Se armó de valor mientras era observado por un chico de cabello azul

[Aunque no fluya sangre por tu cuerpo
yo estaré a tu lado]

Hubo una persona que le dijo así
Y entonces ambos se unieron
Aquel corazón que amaba a las personas
causó un milagro

Hoy también ella va por el bien
de los hijos que logró tener

Una guerrera de barro que avanza junto a sus amigos,
sus camaradas de guerra, y llevando su destino en su pecho
No pelea para ser amada
Pelea porque ama

Aunque toda la gente del mundo
sea atormentada por la desesperación
Aunque vaya a llegar el día
en que su cuerpo se rompa

Ah~ ella irá
simplemente para hacer justicia

Los aplausos no se hicieron esperar al igual que las felicitaciones, ambos jóvenes realizaron alabanzas ante ellos. También habían personas que se habían acercados curiosos a ver a quien le felicitaban. Cuando el silencio reino, se escuchó un aplauso, se hicieron a un lado y observaron a Keel aplaudir a ambos jóvenes.

- Jamás pensé que un hombre como Avadonia tuviera tan hermosa voz, afortunada la mujer e hijos que tengas.-le alago acercándose. Allen lo miraba confuso un largo rato sin saber cómo reaccionar ante el alago.

- Keel, déjalo, confundes más a Allen-le pidió Kyle acercándose y apoyaba su mano en el hombro del mayor-Michaela, estuviste maravillosa al acompañarlo en los coros.

- No fue nada Rey Kyle, es lo único que puedo hacer como amiga.

- ¿Me estaba preguntando si....-el Lucifeniano y la Elphe lo miraron confusos-¿Ustedes dos querrían actuar en un show para el pueblo?-les preguntó.

Michaela y Allen se observaron entre sí, Clarith se había acercado a su amiga y observaba confusa.

- Yo aceptó, pero....Allen-el Lucifeniano se quedó en silencio.

- Podría hacerlo, hasta que mi herida sane-juró mientras llevaba su mano a la zona específica.

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