Un nuevo milagro
Al escuchar la campana, fuí de inmediato al lugar donde se encontraba el infernal, dejando a Konro el cuidado de (T/N), por si se despertaba y volvía a salir para transformar de nuevo el infernal en humano.
Aún no tengo claro cómo lo hace, pero está claro que su poder es un milagro y, por lo tanto, un rayo de luz de esperanza de este alocado mundo. Pero, al mismo tiempo, la convierte en un objetivo de la Iglesia o de Industrias Haijima, que probablemente la haya sido. Eso podría explicar la razón de su amnesia.
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Waka, me había dejado el cuidado de (T/N). Espero que no suceda nada en su ausencia.
Konro paseaba a través de los pasillos del hogar hasta llegar a la entrada de la habitación de ella. Abrió la puerta con cuidado, para no despertarla. (T/N) se encontraba, plácidamente dormida en su futón, mostrando un rostro sereno.
Konro escuchó el ruido de las casas destruirse, lo que significa que la ceremonia del joven waka había comenzado.
Espero que con el ruido no la despierte. - Pensó Konro al fijarse en la muchacha, que seguía dormida.
De repente, Konro comenzó a sentir molestias en las zonas carbonizadas de sus hombros, debido a la tephrosis, que él padece. Aquel dolor era tan fuerte, que se derrumbó, permaneciendo en el suelo.
Maldición, nunca me había pasado esto antes. ¿Por qué ahora? - se preguntó a sí mismo.
Entonces, escuchó el sonido de alguien acercarse a él. Levantó su mirada y vió que era (T/N), quien se encontraba delante de él, pero su mirada parecía perdida, como la primera vez que la vió tras volverse humana. Los brazos de (T/N) comenzaron a arder hasta transformarse en unas bellas alas flamígeras, se arrodilló ante él y le abrazó. Cubriendo todo su cuerpo en las llamas que ella emanaba. Aquellas llamas, quemaron los vendajes de Konro, quien al entrar en contacto con ella sintió al principio dolor, pero que poco a poco se fue reduciendo hasta sentir una enorme calidez en su cuerpo.
Pasaron varios minutos hasta que el abrazo y las llamas de (T/N) se fueron debilitando hasta caer rendida al suelo, alarmando a Konro.
- ¡(T/N)! - cogió a (T/N) entre sus brazos y la movía suavemente para despertarla, pero no funcionaba. Tras aquel extraño suceso, la piel de la muchacha empezó a palidecer, al mismo tiempo que su pulso disminuye. - Despierta, por favor. - Seguía zarandeándola, esta vez con más fuerza, pero seguía sin despertar y su cuerpo se estaba volviendo más caliente. Lo único que podía hacer es llevarla al patio y lanzarle un cubo de agua fría, pues nuestro hogar no disponía de un cuarto de baño. La llevé en brazos y salí inmediatamente al patio, donde me topé con el waka, quien había terminado de darle el descanso al infernal.
- Konro, pero ¿qué? - Benimaru se sorprendió al verme con (T/N) en mis brazos inconsciente. - ¿(T/N)? ¡¿Qué demonios ha pasado?! - preguntó alarmado al notar la palidez de ella, acercándose apresuradamente.
- No lo sé, pero ahora mismo no puedo explicartelo. - Le entregué al waka a (T/N), para ir a por un cubo lleno de agua.
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Konro me entregó a (T/N), quien se encontraba inconsciente y pálida, a saber de qué. Noté que el calor corporal suyo se encontraba muy alta como la última vez, cuando devolvió el infernal a su forma humana. Me senté en el piso para acomodarla mejor y acerqué mi mano hacia su rostro pálido, pude sentir que su pulso se estaba disminuyendo y no sabía el por qué.
¿Qué demonios habrá ocurrido mientras estaba afuera, para encontrarme en este estado? - reflexionaba sobre el asunto.
Konro llegó rápidamente con el cubo lleno de agua, puse a (T/N) al suelo apoyada sobre la pared para que no empapase el tatami de la habitación y me alejé de la trayectoria del agua, cuando me percaté que Konro no llevaba puesto sus vendajes.
No, más bien estaban calcinadas.
Me fijé más a fondo hasta ver algo, realmente, asombroso. - ¿Konro?
Fuí interrumpido por la fuerte tos de (T/N), tras haber sido empapada por segunda vez en esta semana.
- ¡(T/N)! ¿Te encuentras bien? - preguntó Konro aliviado, pero sin dejar de preocuparse por ella, mientras se acercó y posó sus manos en los hombros de ella.
- ¿Qué.........qué ha pasado? - dijo confusa con un tono cansado. Entonces, pude percibir como los ojos de ella se agrandaban al ver los vendajes chamuscados de Konro. - Konro-san, tus vendas....
- Mis vendas no importan ahora, lo importante es que tú estés bien. - Tranquilizó a (T/N).
- Pero, Konro tus heridas... - (T/N) no terminó su frase, pues la interrumpí.
- Konro, tus quemaduras se han regenerado - Konro se sorprendió al escucharle y luego, fijarse en sus quemaduras. No mentía, sus quemaduras habían disminuido y aclarado, pero no desaparecido del todo. Estaba sorprendido por lo que le ha pasado, aunque seguía teniendo la enfermedad y todo esto se debe a, probablemente, los poderes de (T/N). Entendiendo de por qué se encontraba en tan mal estado y es debido a que ha usado sus poderes de nuevo, pero esta vez en Konro. Por desgracia, incluso con sus poderes milagrosos no ha podido curar la tephrosis de Konro. - Pero no curado del todo.
Dirigí mi mirada hacia ella, quien seguía confusa por lo que estaba sucediendo. Me acerqué a ella, quien se sobresaltó al verme, pero que al instante se tranquilizó al ver mi sonrisa. - Gracias, (T/N).
- ¿Eh? - se sorprendió al escucharme - ¿Por qué? - me preguntó todavía confusa.
- Por intentarlo - seguía sonriéndole por aquel gesto, aunque fuese inconsciente - Por intentar curar a Konro de la tephrosis que padece.
- ¿Yo? ¿Yo he hecho eso? - Asentí con la cabeza para confirmarlo.
Por alguna extraña razón, seguía observando aquellos ojos verdes llenos de pureza e inocencia, pero volví a la realidad al escuchar las voces de Hina y Hika.
- ¡Ya estamos de vuelta! - dijeron al unísono, al vernos en el patio. Entonces, se sorprendieron al ver a Konro sin los vendajes y las heridas media curadas.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó Hika
- ¿Por qué tus quemaduras son más claras? - continuó Hina.
Ambas miraron a (T/N) y se encararon con ella, seriamente. - ¿Eres la responsable del estado de Konro? - preguntaron serias al unísono, con una mirada amenazante.
- ¿Ehhh? ¿Si? - respondió con un tono bajo, pero lo suficiente para que las gemelas la escuchasen. Entonces, alcé una ceja al ver como las gemelas se abalanzaban sobre ella, abrazándola con una cara de felicidad. La verdad, es que no me esperaba ese gesto de ellas.
- Eres la mejor.- Dijo alegremente Hina.
- Ahora si que te respetamos. - Dijo Hika
- Incluso tienes nuestra bendición. - Dijeron al unísono, desconcertando a (T/N).
Konro interviene y se las lleva dentro de casa, dejándonos solo.
- ¿Qué querían decir con lo de la bendición? - me preguntó extrañada por las palabras de las gemelas.
- Nada, cosas suyas. - No me apetecía contarle que esas dos están empeñadas en que me voy a enamorarme y luego casarme con ella. Eso es algo que no necesita saber. - Es mejor que te cambies, si no quieres pillar un resfriado.
- Oh, cierto. Mejor vuelvo a mi habitación y me cambio. - Antes de que se metiese a su habitación le detuve, agarrando su mano. Llamando su atención.
- Si quieres, después de cambiarte. Puedes acompañarme a beber sake, para celebrarlo. - (T/N) sonrió al escuchar mi petición y aceptó encantada, notando un leve sonrojo en sus mejillas.
Tras meterse dentro, fui directo a la cocina, no sin antes ir a donde se encontraba Konro, para ponerle un nuevo vendaje.
¿Cómo es posible que exista alguien con semejantes poderes? ¿De dónde habrá salido? - me preguntaba a mí mismo, mientras me dirigía al armario, donde guardaba los vendajes para Konro.
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- ¿Cuándo atacaremos? - preguntó uno de los evangelistas.
- Todavía no, quiero saber a dónde va a llevar esto. Je, je, je, je. - se rió de manera divertida y, al mismo tiempo, maliciosa la mujer de blanco con el pelo recogido y con una corona puesta. - Quiero saber qué tan lejos puede llegar nuestra hermosa fénix.
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