Prólogo
Era una noche alegre y animada en el distrito de Asakusa, donde se celebra todos los años el festival de verano.
Toda la gente del distrito se divertían comiendo y jugando en los puestos de la calle.
Unas gemelas idénticas de cabello negro, recogidos con un moño amarillo, de ojos amarillos y vestidas con un kimono negro corto de mangas largas, decoradas con llamas, con un obi de color azul. Son acompañadas, o mas bien, arrastraban a un hombre alto con vendas en el cuello y brazos, con una larga cicatriz en la nariz y con el cabello negro y largo recogido con una cola baja, quien viste con el uniforme de los bomberos del distrito 7, Asakusa.
- Quiero manzanas caramelizadas. - Dijo una de las gemelas, que tiraba del brazo del hombre.
- Quiero taiyakis. - Dijo la otra gemela, que también tiraba del otro brazo.
Ambas tiraban en lados opuestos, provocando que el pobre se zarandeara de un lado para otro.
- Id a jugar a los puestos. Iré a compraros los dulces. - Soltó el hombre de ojos rojos y disparejos, que iba detrás de ellos.
- ¡Bien! Vamos Hikage.
- Voy Hinata.
Ambas gemelas se perdieron de vista por el gentío, que hay en la calle donde están ahora.
- Gracias, waka. - Agradeció el hombre con vendas.
- No hay que darlas, Konro. Vamos a por los dulces y un poco de sake. - El joven waka se adelantó, cuando el sonido de la campana lo avisó por el avistamiento de un infernal. - Tch. Vaya forma de estropear la noche.
- ¡Waka! - Avisó Konro.
- ¿Qué? - preguntó molesto. Se fijó que señalaba al cielo. Dirigió su mirada allí y lo que vió lo desconcertó.
En el cielo, apareció un ave grande de fuego volando sin rumbo por el distrito. Acto seguido, el joven waka usó sus poderes piroquinéticos para que uno de los matois ardieran y pudiera volar para seguir al ave de fuego.
Aquella ave no destruyó nada, sólo volaba sin rumbo. Pero, sobretodo, no tiene aspecto de ser un infernal, sino mas bien de una tercera generación. Se percató que el ave comenzó a caer en picado hasta llegar al suelo, donde solo destruyó una casa.
Por suerte, se encontraba vacía, pues todos los habitantes se encuentran en el festival.
Las personas comenzaron a acercarse, donde entre ellos se encuentran las gemelas, Hikage y Hinata, Konro y algunos bomberos del cuerpo especial de este distrito, quienes mantenían orden al tumulto de personas curiosas.
-¡Oh! - gritaron a la vez de la impresión, las gemelas.
Todas las personas se sorprendieron al ver que del ave de fuego, apareció una muchacha de cabello largo y liso con flequillo de color (t/c), que cubría partes de su cuerpo desnudo, y de ojos verdes brillantes con la mirada perdida.
- Es una pervertida. - Dijo Hinata.
- Una sinvergüenza que quiere atraer al waka. - Siguió su hermana Hikage, quienes terminaron riéndose de forma pícara.
Konro, sin pensárselo, se quitó su uwagi y se fue directa a la chica para taparla de los mirones.
- ¿Y vosotros qué miráis? Volved al festival, panda de cotillas. - La gente de alrededor se dispersaron y volvieron al festival, mientras el joven waka se acercaba a la joven, quien se acababa de desmayar en los brazos de Konro.
- Waka, no podemos dejarla aquí. Hay que llevarla a casa. - Miró preocupado a la muchacha.
- ¡Eh! ¿Vas a llevar a la pervertida a casa? - preguntó Hinata.
- Seguro que es una buscona, ¿verdad Hinata?
- Cierto, Hikage.
- Vosotras volved al festival - dijo tranquilo el joven waka - yo me la llevaré a casa. - Dijo, al momento que cogía en brazos a la muchacha.
- ¿Estás seguro, waka? - preguntó inseguro, Konro.
- Tú diviértete, para mí ya se me han acabado las fiestas. - Tras ello, cogió el matoi y se fue volando hasta el hogar, donde viven ellos.
Entró en la casa, se dirigió a su habitación y la dejó en el suelo, mientras sacaba el futón, donde la metería después. Observó a la muchacha detenidamente, mientras ella dormía plácidamente.
Estaba claro, que hasta mañana por la mañana no se despertaría y así, saber quien es y de dónde viene.
Se marchó de la habitación, se dirigió a la cocina para sacar una botella de sake y un vaso para bebérselo en el jardín, mientras contempla la explosión de colores de los fuegos artificiales del festival, que acababa de comenzar.
- Espero que esta chica no cause problemas. - Dijo al girarse, donde se encuentra la muchacha durmiendo, al mismo tiempo que daba un trago del sake que está bebiendo.
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