28-Marzo-20XX

1:47pm

Que madrugada tan pesada...

Y el día de ayer, igual.

Son tantos sucesos en conjunto.

El ahogar de mil pensamientos asquerosos me...me destruyeron.

Amanecí doblada en el sillón, a la espera de una noticia alentadora para mi jodida persona.

Y creo fue alrededor de las 4 cuando el doctor Dhash me llamó desde la puerta del cuarto, mientras me levanté del regazo de Scourge.

No recuerdo ni cómo llegué ahí.

Caminé lentamente hasta la puerta y entré sin querer hacer ruido por el par que estaba aun durmiendo, sobre todo la niña.

Observé a un Shadow agonizante en sudor, respirando fuertemente en la cama.

Giré como tonta alrededor de la misma para poder subir al otro extremo y recostarme a su lado.

No quise tocar nada. No quise más que observar su cuerpo alterado y manchado de sangre con múltiples vendajes sobre su torso.

Intentar sujetar su palma me hizo sentir la humedad y la hendidura de las cortadas a causa de haber forcejeado con el filo de la navaja...

Sudor frío y trémula...

Estaba muriendo...

No sabía qué decir y hacer más que llorar.

...volver a llorar, asquerosa acción.

Dh-Dhash... —balbucee, sin poder evitar sentir asfixiarme entre los respiros broncos que formaban el ambiente de corto tiempo... —¿Qu-qué es l-lo qué...?

—Tenemos poco tiempo. Su sangre no termina de coagular, por lo que las heridas siguen muy frescas. A este paso no va a amanecer.

—¿Y si lo llevamos a un hospital? —Mis sugerencias estúpidas...

—Llevarlo a un sitio así implica rendir declaraciones. Van a iniciar una investigación hacia zoomorfos, los cuales, las llevan de perder.

La terrible impotencia que sentí en ese instante es...

sigue siendo constante.

Dhash, quiero...quiero que te salgas... —Exhaló fuertemente tras esa oración.

Mis ojos lo miraron consternada. Más todavía por ver que consiguió hablar aún autoritario sin importar en la situación que se hallara.

¿Pero qué dices? E-él debe checarte...

—Dhash, salte... —Ignoró mi oración de compasión para volver a mandar observando al erizo amarillento que, con un rostro pensativo, se dirigió a la puerta.

Intenté detenerle. Esa sensación repugnante en el estomago por un aire de despedida no me dejaba respirar.

Pero al estar en el portal, el médico me aseguró que estaría al pendiente detrás de la puerta, y que no dudara en llamarle ante el mínimo alarme que sintiese...

Que si alarmes eran los que me recorrían todo el puto cuerpo...

Ausente realmente en la habitación, tomé el buró como asiento. Ya no quería tenerlo tan cerca.

No podía tenerlo tan cerca.

Los varios instrumentos sobre la silla, aún más gazas y vendajes al borde de la cama, cerca de sus piernas...

No quería que acabara, a pesar de que la posibilidad era altísima.

Y me dolía...de una forma jodidamente masoquista...

No supe ni cómo inició la platica porque, yo estuve aducida por la tristeza y el desenlace venidero.

Sólo recuerdo que él, con los respiros entrecortados, recitó:

—No voy a mentirte al...al decir que lo sie-siento por lo ocurrido ha-hace 10 días... No me arrepiento de-de haberte quitado ese enge-engendro, ese peso de encima...pero si lamento, haberte traído to-todo esto...lamento no ser el mejor erizo para ti...

—¿Me estás diciendo que lamentas el que...qu-que eres un monstruo?

—Monstruo...sí, esa palabra...ya no te la pude quitar de la boca... —Soltó una queja apretandose el abdomen. Quise impedir que se tocara más no lo hice.

Me sentí una canalla...

Me sentí una animal estúpida...

...sentí tener pensamientos erráticos, como los que él, quizá, en un momento tan dramático como ese, podría tener.

—Y si mueres ahora...¿Qué seguirá para nosotros...? ¿Qué...qué seguirá para mí?

Un silencio me golpeó la cara, junto a dos faros carmesí que, brutos y todavía fríos, me penetraron sin piedad la cabeza.

—...la muerte, Amy.

—¿Por qué lo crees?

—Porque t-tú eres nada, lo eres sin mí. Y eso...es e-el pesar que me llevaría...el no poder ha-haber logrado que...que seas alguien sin mí...

...Pude sentir una bala atravesar mis pulmones con esa oración.

...soy...nada...

Sí, yo soy nada sin él.

Ahora le daba la razón tras una época de incongruencias y roces.

Y entonces sollosé sin darme cuenta de que todo atacó el sentir débil de la habitación.

El agua escurrió abruptamente por mis palmas y empapó hasta mi ser consciente con temblorina en cada extremidad de mi cuerpo.

No quería aceptar nada de nada...

...¿Por qué no pude defender a Shadow como él, hasta ese instante, lo hizo por muchos años?

...¿por qué?

¡¿Realmente piensas morir!? —Desesperada y de pie, grité hacia su rostro sudoroso y exhausto.

—Claro que no.

—¿Cómo m-me lo puedes asegurar así? ¿¡Cómo!?

—Monstruos como yo viven y pagan su infierno aquí, en la tierra. Morir, es un regalo que un Dios no me va a conceder, ni hoy ni nunca.

...Y entonces me dejé ir sobre el buró, con el rostro aun empapado.

Y una vez más, le di la razón, con un horror irreparable en la fachada.

Pasé dos horas junto a él, viendo como Dhash seguía con sanaciones, dejando más que sucia su ropa de vermillon y tonos sucios que...me revolvieron el estómago.

Monstruos como yo viven y pagan su infierno aquí, en la tierra. Morir, es un regalo que un Dios no me va a conceder, ni hoy ni nunca.

Y entonces comprendí que, mi sentencia apenas iba transcurriendo.

¿por qué no disfrutarla como Shadow lo hace si al final, terminaré muriendo con él?

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5:18pm

Dhash se quedó con nosotros en el día, hasta estas horas que escribo esto.

Me siento exhausta y estoy desvelada.

Scourge se encargó del desorden.

Cream continua servicial con la comida y me ha insistido en ver a Shadow...

Esta niña de vez en cuando me fastidia.

Pero el único extraño y excéntrico alivio es que...no ...

Me siento en paz después de lo que pasó en la noche anterior.

Y quiero creer...que esta fue una probada, una pizca.

Del puto infierno que continua día con día.


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