26-febrero-20XX

2:36pm

Viernes desastroso...

Como ayer...

Como siempre...

¿Debí quedarme callada? Joder, ¿Por qué estos revueltos emocionales me pasan a ?

Le dije a Scourge en un momento a solas que a unos vecinos zoomorfos los habían ejecutado.

La impresión era poca en el erizo verde; siempre mataban a zoomorfos.

Pero su cara cambió cuando insinúe que, ellos estaban involucrados.

—Lo que pasó con ese erizo conocido tuyo salió mal, ¡Punto! No somos tan enfermos para ir asesinando a nuestra raza...

Pero si son suficientemente enfermos para matar a autoridades que se meten con nosotros.

Todavía recuerdo ese noticiero que, mencionó a dos oficiales desaparecidos.

Lo bueno que ellos nos vieron eso...

Por eso no les gusta ver televisión ni radio. Más yo, lo hago cuando no están.

Y tomando las aclaraciones de Scourge, pensé que...no estaría de más decirle a Shadow de ello.

—¿Has dicho una familia?

—Quiero suponer...eran cuerpos grandes y chicos, adultos e infantes...

—Bien, bien... ¿Supiste algo más de ello? —El interrogatorio comenzaba, siempre me ponía tensa oírlo en esa forma.

—No, no yo...sólo lo vi, no pregunté nada ni dije nada —Finalicé queriendo librarme de más preguntas.

—Vas a tener que cuidarte mientras tú y Cream estén solas... —Hizo una pausa anotando un par de cosas, estábamos en el comedor y parecía que hacia, ¿cuentas?—. Averiguaré con Scourge quién o quiénes están haciendo eso y para qué fin.

No puedo mentir al decir que eso me alivió enormemente.

Pero...no , tambien me daban temor sus "indicaciones"

Me daba pánico pensar...que bien podrían ser otros parecidos a ellos.

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4:19pm

Cuando me desperté esta mañana, a las 10, Cream y Shadow se hallaban en el sótano.
¿Por qué en ese sitio?

Oía sus voces, más no quería bajar a pesar de que la puerta estaba abierta.

La luz se notaba desde las escaleras.

Sólo... No quería bajar a recordar lo que hace unos días habitaba ahí.

Y pensé en ir a la cochera solo para despejarme.

Pero me llevé una sorpresa peor al entrar a la cochera y ver tal cantidad de sangre seca en ese pasillo.

¿Días, quizá la semana? El hedor me golpeó la nariz.

Como se nota que nunca ando por ese sitio.

Y los hombres son unos asquerosos que no limpian nada.
Aunque no hubiera querido, bajé por la fuerza para ver a Shadow y encontré a Cream haciendo un poco de ejercicio.

Además, de unos palos de escoba con los que entre ellos, parecía que jugaban a las luchas.
¿Puedo ser yo la mala ahora?

—No, tu tienes que ser la buena para defenderte del malo, que soy yo.

Mi estómago se revuelve todavía de recordar esas frases aparentemente inocentes.

—Oye, Shadow, ¿Qué pasa? —interrumpí sus juegos, con algo de molestia.

Jamás había sentido tener tanta valentía al hablar...

Al expresarme lo más natural posible.

Aunque...me detuve cuando tanto la niña como mi amado me clavaron los ojos súbitamente.

¿De qué hablas, Rose? —No respondí enseguida, me quedé en un lapso de tiempo callada...

¿Qué tan agradable era decirle a un niño sobre sangre y cuerpos arrastrados hacia lo que es, por ahora, su sitio de juegos?

—Es que...e-el pasillo, en la cochera, está m-muy sucio —Omití lo más posible hablar del tema, quise ser "normal"

Aunque para Shadow todo ello tambien sea normal.

—¿Lo dices por la sangre? Sí, lo siento, lo limpiaré luego, por ahora estoy con Cream —Me dolió saber que no usó su delicadeza para decírmelo.

—¡Pero huele horrible! Seguro toda la semana lo dejaste así, creí que te gustaba disimular —Estaba enojada, realmente lo estaba.

Y no cómo explicarlo.

Suspiró mirando el suelo, la reacción de Cream era vernos, uno y uno, en ping pong.

Hasta que habló por no oír nada:

Yo puedo limpiar ese pasillo, no hay problema.

Mis ojos la miraron con sorpresa.

¿Servicial? Claro.

Pero no la iba a poner a limpiar las cochinadas de mi erizo.

—No, Cream, sigue jugando, yo lo limpiaré.

—Te ayudaré —Shadow le dio el palo a Cream y se dirigió a ella—. Sigue jugando, pero no toques nada, no agarres nada de este sitio más que esto, ¿Ok?

—Está bien —Sonrió y subí a la sala con el erizo detrás mio.

No comenté nada hasta que tenia la escoba, espátula y la cubeta con detergente en la puerta.

Jamás le había reprochado algo así, frente a otro.

Y no pude tener mi boca cerrada.

¿No te da un poco de vergüenza saber que ella puede entrar aquí y ver todo esto? —pregunto sin dejar de tallar con la escobeta parte de la alfombra.

Tallaba él la pared como si quisiera quitarle el esmalte a la madera.

No respondió hasta que terminó y, dándose la vuelta, me miró hacia abajo:

—Cómo si no hubiera visto el cuerpo de su madre degollado y violado sobre su cama.

—¡No tienes por qué darle más motivos para traumarla!

Me desespera ya su frialdad, su falta de tacto sobre lo que pasa, sobre ella...

...sobre .

¿Por qué...?

¿Acaso no ve o entiende lo que hace?

Por favor, ¿Crees que es la única? Hay más niños así tirados por toda la tierra —Siguió tallando la pared mientras no dejó de hablarme—. A ella, como a mi y como a ti, hay que darles las herramientas.

Pensar en lo que se refería me hacía tener diferentes escalofríos a lo largo de mi cuerpo.

No dejé de limpiar casa parte de la alfombra con miedo a que en cualquier momento oír todo eso cobrara vida en mi subconsciente.

Esa gruesa venda que quieres ponerle en sus ojos la necesita pero para su pequeño y débil corazón; así comprenderá la verdadera fortaleza que necesita uno para sobrevivir al dolor de este asqueroso mundo.

¡Basta! ¿Cómo puedes...? —Otra vez un vomito verbal que se queda en mi paladar y termina disipándose —¿Qué quieres decir con eso?

—Por favor, Amy, no seas tonta —Desgraciadamente lo soy—. No quieras tapar con tu simple dedo el agujero tan enorme que hay delante de todos. No puedes hacer creer que existe algo bueno en este mundo; no lo hay, para nadie...ni para los humanos. Pero se darán cuenta tarde, y creeme que ya todos estarán jodidos.

Y con eso, mis lágrimas ayudaron a que la alfombra se limpiara mejor.

No dejo de pensar en eso, tanto que resaltar sus palabras me ayuda a hacerme a la idea de que ...

Claro que ...

Tengo que marcharme por mi propia cuenta...

Y por las de nuevas generaciones.

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