Capítulo 10 "Rosa"

Pov. Angélica

Ya había pasado una semana que había sucedido el festival y lo mío con Bully la verdad había cambiado las cosas, ambos ya éramos más pacientes el uno con el otro, incluso creo haberlo visto algunas veces mirándome cuando está con los caballos o cuando está bajando algunas cosas y no me molesta se siente diferente a como antes me veía con ese orgullo que se cargaba y siempre dándome esa mirada de cara de culo, pero ahora eran más dulces, yo no me podía quedar atrás, algunas veces cuando lo miraba desde dentro de la casa también lo observaba, no podía negar que tenía unos grandes brazos al igual que sus manos.

Hubo un momento donde yo estaba tomando un descanso de escribir, ya que me dolía la mano después de estar muchísimo tiempo escribiendo a mano, tomé algo de agua, pero lo vi llegando a casa en uno de los caballos de mi padre, manejaba al caballo con una sola mano mientras y tenía su camisa un poco más abierta de lo normal y pude haber apostado haber visto una gota de agua bajar de su cuello hasta adentrarse a su camisa, pero entonces Billy volteo a mirarme, me saludo con la mano y con una sonrisa mientras hacía su típico movimiento con el sombrero.

En fin dejando de lado a Billy había escrito ya bastante de mi libro eran casi como unas 160 hojas no sé, pero algo parecido, yo siento que básicamente voy como en el 40% de la historia entonces me siento bastante segura de poder terminar esto en ciudad Juárez además de que necesitaba una computadora nueva para poder seguir escribiendo, había encontrado un tipo Laptop Gamer, pero ninguna me llamaba la atención así que lo más seguro es que tenga que volver a casa para poder seguir continuando con todo esto.

Así que hoy me levante temprano para empezar a empacar mis cosas, sentía un poco de pena y de nostalgia, era mi segundo mes y quedaban dos así que no me podía seguir distrayendo con Billy o con festivales, además de que Sara estaba preguntándome sobre avances lo cual me estresa bastante, ya que intente mucho transcribirlo en el celular, pero caía en lo mismo de antes, me distraía demasiado y no terminaba haciendo nada. Billy se había ido directo hacia al establo, puesto que según su mensaje tenía mucho trabajo, cuando termine de empacar mis maletas las puse en la puerta de mi casa.

Billy pareció notar las maletas, porque estaba mirándolas desconcertado, yo le di una sonrisa de lado.

—Te vas?— Me pregunta y puedo notar como cierto tono de tristeza en su voz, así que por un momento me siento mal, pues apenas nos estábamos llevando bien cuando yo ya me iba, pero sí seguía así Billy iba a ser una distracción y ya no estaba para distracciones.

—Sí, pero prometo volver— Le digo dándole una sonrisa de lado esperando que eso ayude en algo.

—Déjame te ayudo— Dice él, acercándose a mí y tomando mis maletas para ayudarme a subirlas a mi auto —¿Y por qué te vas?—. Me preguntó él.

—Bueno solo vine a escribir un libro y ahora tengo mucho del libro hecho así que ya puedo continuar en casa— Le comentó, Billy asiente y cierra el capó al subir mi última maleta, obviamente no iba a decirle la segunda razón. Billy asiente bajando la mirada y yo le extiendo mi mano para que la tome y le doy una sonrisa amable. —Fue un placer conocerte, cuando quieras ir a Juárez me dices y te doy un tour... no hay nada, pero te puedo mostrar lo que tenemos—. Mi voz sale amable, esto me estaba recordando la primera vez que nos vimos.

—Te llamaré— Dice Billy tomando mi mano, cálida y rasposa, pero su agarre era firme y fuerte y le sonrió.

—Perfecto, fue bueno conocerte— Digo, veo el cielo y parece estar supernublado, las nubes amenazaban con llover. —Tengo que irme, parece que va a caer una tormenta— Señaló el cielo, él también mira el cielo para después asentir, tenía que irme ahora si no la lluvia me ganaría y muy segura que el auto se quedaría estancado en el lodo. Dudo por un momento sí darle un abrazo, pero me abstengo de querer hacerlo, así que solo asiento la cabeza.

Entró al automóvil cuando siento las gotas caer sobre mi cabeza, este se complica en encender, pero se enciende así que pongo la radio y escucho mientras conduzco la lluvia comienza a caer con más fuerza, las gotas grandes caen por el cielo y en menos de lo que pienso ya está todo el camino mojado y lodoso, cuando me detengo en una señal de stop el automóvil se me apaga y yo miro preocupada, pues hace unos momentos el auto estaba bien.

Entro en un momento de pánico, pues no sabía que como actuar, lo primero que se me viene a la mente es llamar a Billy y eso hago nada más sacar mi celular de mi bolso.

B: ¿Qué sucede?

A: Se me apago el carro

B: ¿Qué? ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

A: Sí estoy bien, estoy en la primera intersección antes de entrar al pueblo

B: Perfecto, voy para haya

A: Bien, gracias

Billy cuelga y yo me quedo dentro del coche hasta que escucho la pick up de Billy, al verlo bajo del auto y el sale con un abrigo grande de color negro sobre su cabeza y yo corro hasta él para no mojarme.

—Hola de nuevo— Le digo y él me sonríe de manera amplia.

—Su carruaje llegó a recogerla, princesa— Me sonrojo por lo que dice y él me pone el abrigo, pero yo niego, ya que no quiero que se moje, pero él negó diciéndome que ya estaba demasiado mojada, el abrigo es un poco más calentito así que me reconforta un poco, le ayudó a Billy a subir a los asientos traseros mis maletas mientras, para que no se moje la ropa o lo que llevo ahí, cierro el auto cuando acabamos y ambos terminamos mojadísimos, Billy conduce a su casa y en la radio se avisa que se avecina una tormenta eléctrica así que hay que tener cuidado con los lugares alto y al estar afuera de casa.

Cuando llegamos es una casa es de dos pisos y parece la típica casa estadounidense de un ranchito, con su porche una mecedora y algunas plantas, cuando el vehículo se detiene dejamos las maletas en la pick up y ambos corremos al porche de la casa para resguardarnos ahí, yo me suelto riendo al ver su cabello pegado a su rostro, pero al bajar mi mirada tiene la camisa negra pegada a su abdomen, eso hace que me sonroje.

—Gracias— Le agradezco mirándolo a sus ojos azules.

—No hay problema, cuando quieras— Dice y él acomoda un mechón que estaba en mi rostro detrás de mi oreja, su mano se queda en mi cuello, el frío que estaba sintiendo se fue gracias a su mano cálida contra mi cuello, doy un paso más cercas de él y aunque su ropa está mojada puedo sentir el calor de su cuerpo contra el mío, levanto mi cabeza para poder mirarlo, fijamente, nuestros labios están a solo unos centímetros de tocarse, mis manos viajan a su pecho y me pongo de puntitas para poder cerrar esa corta distancia que hay entre nosotros dos.

Un estruendo se escucha y nos hace separarnos, bajo la mirada y alejo mis manos de su pecho, él toma mi mano para entrar a casa, era bastante sencilla, pero tenía algo de sentido, si solo vivía él en ella.

—Umm... Tal vez quieras ducharte para que no te enfermes— Dice él dejándome ver que está un poco preocupado de que estoy mojada.

—Tienes razón, debería darme un baño para calentarme— Le doy la razón, Billy me guio escaleras arriba hasta llegar a una puerta del segundo piso, la abre y veo un pequeño baño con una tina de baño, un excusado y un lavamanos, es algo bastante sencillo sin muchas cosas, todo el estilo completo de Billy era bastante sencillo o minimalista mientras que yo era todo lo contrario, entre más cosas mejor.

—Lo siento sí a su majestad le parece un baño pequeño pero le aseguro que hay agua caliente— Dice y noto cierto humor en su voz, él seguía diciéndome princesa pero ya no era de un modo burlesco queriendo sonar grosero o cínico sí no que era más juguetón.

—Le aseguro que ahora mismo es lo que menos me importa— Lo miro de manera coqueta siguiendo mi papel de princesa, Billy sonríe de lado mientras me mira a los ojos fijamente, cuando leía en los libros que su interés amoroso las admiraba yo no sabía a lo que se refería, pero ahora lo entiendo por completo, los ojos azules de Billy miran los míos con cierto brillo en sus ojos causando como millones de mariposas bailan dentro de él, la sensación de calidez y de amor me llenaba por todo el pecho. —Un Vaquero valiente vino a rescatarme.

—¿Así y como se llama ese valiente vaquero?— Dice él acercándose a mí con una sonrisa orgullosa mientras me sigue el juego.

—No recuerdo su nombre.

—Bueno, señorita— Billy toma mi mano y besa mis nudillos causando un enorme sonrojo alrededor de mis mejillas. —Mi nombre es William, pero mis amigos me dicen Billy— Dice mirándome con esa mirada coqueta y yo me suelto riendo por eso, pero no porque me dé risa sino que más bien es una nerviosa —Pero usted majestad me puede llamar como quiera— «DIOS SANTÍSIMO ESTE HOMBRE ES HERMOSO OSEA AAAAH, sabe como hacerme sonrojar y con cada pinche palabra de coqueteo que sale de su boca hace que me enamore más de él» ambos nos soltamos riendo por como estábamos actuando y él se va por un momento a otra habitación donde yo supongo que es donde él duerme y me entrega ropa.

—Para que tengas algo que ponerte— Dice él y yo asiento. —Tienes shampoo, acondicionador y todo lo que necesites, también las toallas están debajo del lavamanos dentro de los cajones y sí necesitas algo más me llamas estaré cercas—. Asiento y entro al baño, me doy un baño, pero me quedo unos segundos disfrutando del agua caliente que se siente como un gran alivio en mi piel fría, cuando salgo tomo una toalla que me da el olor a un perfume fuerte es obviamente que es la toalla de Billy, no creo que le moleste sí la uso, así que me seco el cuerpo con ella.

Me pongo la camisa de color blanco de Billy y su pantalonera negra, me quedan muy grandes, pero al menos ya no estoy tan mojada como hace unos minutos, al salir del baño llevo su toalla secándome mi cabello, él se había cambiado poniéndose algo más cómodo, era extraño verlo así.

—¿Te ayudo a secarte el cabello?— Su pregunta me toma por sorpresa, pero después asiento, él me guio escaleras abajo hacia la sala de estar donde mi siento en el sillón y él se sienta detrás de mí mientras que le doy la toalla, él parece sacado de onda, pero después sonríe de lado para negar con una sonrisa, siento que toma mi cabello con la tela suave mientras lo intenta secar y sus movimientos son tan delicados que siento como sí me estuviera haciendo esas caricias en la cabeza para que te duermas, además de que el baño con agua caliente no ayudó mucho, ya que me esta empezando a caer de peso.

—¿Cómo sabes hacer esto?— Le pregunto disfrutando el momento, pero noto que Billy se tensa, así que me giro para mirarlo, su rostro ahora era triste. —¿Estás bien?— su mirada que parecía perdida vuelve a mí para después darme una sonrisa, pero no la siento como las anteriores.

—Sí, ¿Quieres cenar?— preguntó cambiando el tema de manera drástica, yo estaba un poco desconcertada, pero seguramente era un tema un poco delicado para él del cual se le dificulta hablar al respecto, así que no quería incomodar.

—Sí, ¿Qué tienes para cenar?— Le preguntó, él lo piensa por un segundo.

—Bueno podemos calentar algunas cosas que tengo en el refrigerador sí no te molesta— Dice él y yo niego sonriéndole.

—Para nada, puede que parezca una princesa y actúe como una, pero me gusta a veces ser sencilla con mi gustoso— digo ahora yo coqueteando, Billy se sonroja por un momento y baja la mirada un segundo.

—Ya lo noté— Dice en un tono egocéntrico y entiendo que se refiere a él así que suelto una carcajada.

—El vaquero valiente es un poco narcisista, no?— Él suelta también una risa para después ponerse de pie y ofrecerme su mano, yo la tomo para dejarme guiar hasta la cocina, ambos calentamos algo de comida que él tenía en el refrigerador y comemos mientras hablamos de cosas al azar y nos reímos de los momentos del otro, cuando terminamos le ayudó a limpiar los trastes sucios, nos volvemos a sentar en el sillón, pero esta vez noto que hay una fotografía de Billy con una chica, «Billy tiene novia?» Tomo la foto y noto que él parece estar más feliz, al mirar a Billy le enseño la foto y él se tensa. —¿Tienes novia?— Mi voz sale quebrada, él parece sorprendido al ver lo que tengo en mis manos se acerca a mí, pero yo doy unos pasos atrás.

—No, Angélica no tengo novia— Declara.

—¿Y quién es ella? No pareces ser una hermana— Él niega y noto como parece dolido por el objeto que tengo en mis manos, sus ojos se ponen brillosos como si quisiese llorar.

—Es mi ex prometida, pero ya no hay nada con ella, te prometo que no hay nada— Dice y noto que en su voz hay algo de tristeza y de dolor detrás de sus palabras, me acerco a él y tomo su mano.

—Lo siento no tuve que haber reaccionado así— Le pido disculpas, pero él niega, toma la fotografía en sus manos.

—No, no es tu culpa, mereces saber quién es ella— Dice Billy mirando la foto como si esperar que la fotografía se volviera una realidad, apoyo mi cabeza en su hombro esperando causarle algún consuelo. —Se llamaba Dulcinea, estuvimos un año comprometidos hasta que ella partió de este mundo, la leucemia acabó con ella—. Noto como de sus mejillas caen unas lágrimas así que yo con mis dedos con suma delicadeza le limpio las lágrimas que se resbalan por sus cachetes y lo abrazo esperando por la cintura, no me gustaba verlo llorar, me sentía culpable por traer este recuerdo que tanto le duele.

—Lo siento tanto, seguro que ella era un amor de persona— Le digo mientras le acaricio la espalda, Billy asiente y me abraza de vuelta apoyando su mentón en mi cabeza mientras sus brazos me rodeaban el cuello.

—Lo fue— Dice con un hilo de nostalgia en su voz.

—¿Aún la amas?— Le preguntó sintiendo un poco de dolor, Billy toma un poco de aire para después suspirar, toma mis mejillas entre sus manos mientras que me mira a los ojos, por un momento pienso que está a punto de decir que sí, pero después besó mi frente haciendo que mis mejillas se vuelvan rojas.

—No— Pero no es un cualquier no, es un no firme y seguro yo asiento para después suspirar. —¿Puedo ser honesto contigo?—. Me pregunta mirando mi cara para posteriormente mirar mis ojos, pongo mis manos en su pecho.

—Claro que sí.

—Angélica eres la luz que necesitaba en mi vida, eres esa mitad que necesitaba, eres una rosa en medio del desierto, sé que me caías mal a un inicio, pero después tu simple presencia me era tan abrumadora que tuve que huir de ti y no sabes cuanto lamento haber escapado de ti el día del festival, pero... yo sentía que no podía enamorarme de nadie más ni que era merecedor del amor de otros, pero luego llegaste tú y...— Su voz se rompió y volvió a llorar yo acerque mi cabeza uniendo la frente del uno con la del otro, acaricie sus mejillas suavemente mientras le quito sus lágrimas.

—Está bien, tranquilo— Le susurró, sus ojos que habían estado cerrados me miran y sonrió de lado.

—Angélica, amo tu cabello, tus ojos y lo suave que son tus manos— Toma una de mis manos para después besar la muñeca, el sonrojo de mis mejillas ahora es más evidente que antes.

—¿Incluso sí, estas no han hecho trabajo pesado?— Le preguntó jugando, él ríe para después reírse un poco y asentir.

—Incluso sí no han hecho trabajo pesado, tienes manos de una princesa— Dice él y este hombre está haciendo sentir tan bonito que no creo que sea siquiera posible o real «Donde había estado Billy toda mi vida?» Sonrió con mis ojos llenos de lágrimas, «¿De verdad era posible que le gustara a alguien?». —Amo que sean tan... tú, eres única, sí incluso con tus prejuicios, incluso con tu mal humor, eres perfecta y sí alguna vez llegue a pensar que el amor podría ser blanco y negro ahora estoy cien porciento seguro que es dorado— Esas son las únicas palabras que necesitaba para terminar siendo un mar de lágrimas, era lo más bonito que alguien me había dicho y es que literalmente es una referencia a Taylor Swift.

—¿Escuchaste a Taylor Swift, verdad?— Le preguntó entre lágrimas y él asiente y yo apoyo mi cabeza en su pecho, nunca nadie había escuchado a Taylor solo para hacerme una declaración amorosa, es que Billy era todo un caballero.

—Solo por ti— Ya basta, no puedo creer que alguien sea capaz de hacer tantas cosas solo por mí, una chica de ciudad Juárez chihuahua, de 1.62 centímetros, que tiene 25 años, no terminó la universidad, que en su secundaria fue considerada una niña plana, aquella adolescente que no tenía ningún atractivo y tuvo que cambiar su forma de ser para gustarle a los niños, esa niña que pensaba que era fea por haber usado lentes y brackets por casi cuatro años, «Que he hecho para merecer tener a alguien como Billy amándome?»

—Gracias— Le agradezco mientras lo miro a los ojos.

—¿Gracias porque?— Pregunta confundido.

—Por amarme— Le susurro, él sonríe para después agacharse hasta mí y sus labios están tan cerca de los míos.

—Gracias a ti por hacerme creer en el amor una vez más— Y entonces presiona sus labios contra los mío, son tan suaves y tienen a ese sabor a menta de la otra vez, nuestros labios encajan tan bien el uno con el otro, mis manos viajan hasta sus hombros para poder apoyarme más en él y Billy se separa mientras se ríe, pero tiene una enorme sonrisa como la del festival.

—Solo por sí tenías duda, también me gustas— Le digo y él se ríe para juntar nuestras frentes de nuevo.

—Lo se, Princesa— Me quedo con ganas de decirle algo más cuando bostezo, ok soy muy buena para interrumpir momentos románticos, pero es que literalmente el baño ya me había caído de peso. —Ven, vamos a dormir— Dice él tomando mi mano para llevarme escaleras arriba, llegamos a su habitación pero me detengo por un segundo nerviosa —Tranquila, nunca te voy a obligar hacer algo que no quieras o no te sientas lista— Dice y yo asiento un poco más confiada, me guía hasta su cama y yo levanto las cobijas mientras él se da la media vuelta.

—¿A dónde vas?.

—Dormiré en el sillón— Responde él, pero yo niego mientras me siento en la orilla de su cama y palmeo el otro lado de la cama, él me mira sorprendido.

—Por favor, es tu casa, duerme conmigo, además me dan miedo las tormentas eléctricas— Le explico y él suelta una pequeña sonrisita, asiente para después acostarse al otro lado de la cama, yo me acerco a él mientras pongo mi cabeza sobre su hombro agarrándolo como sí fuera una almohada, Billy sonríe por mi acción y pasa su mano derecha por mi cintura acercándome más a él.

—Buenas noches, Princesa

—Buenas noches valiente vaquero

Cierro mis ojos mientras me concentro en el cálido cuerpo de Billy y en el sonido de la lluvia chocando con el techo, nunca creí que esto fuera posible, pero aquí estamos Billy y yo compartiendo la cama con el otro.

AAAAAAAAAH Billy ya le dijo a Angélica sus sentimientos y ella a él, HAY QUE VIVA EL AMOR EL AMOR EL AMOR

Al chile estos dos decidieron decirse sus sentimientos en el capítulo 10 y no en el 14 así que bueno, después de una lloradita a morir de diabetes

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