Él y Yo bajo la lluvia.

Título: Él y Yo bajo la lluvia.

Loba escritora: Adriana. G.M (adrigmc)

ÉL Y YO BAJO LA LLUVIA.


Desde pequeño solía ir a jugar al parque cerca de mi casa veía a las personas pasar. Las parejas caminaban de la mano, algunos trotaban, la señora Perkins se sentaba a la orilla de la fuente y alimentaba a las palomas. Siempre venían los mismos niños, alias los power rangers, sí, ya sé, ridículo, pero en ese entonces solo eramos niños.

Estaba Erika era la divertida del grupo que siempre traía un chiste nuevo, Amelia, esta es la mandona siempre elegía el rol de todos en los juegos, Mateo, el tímido, Alejandro, el chico de los deportes y Alan que, para mí, era el chico especial. Todos eramos inseparables en especial Alan y yo, nos volvimos mejores amigos y aunque seguíamos los seis juntos la amistad de nosotros era un poco más.

Pasó el tiempo y llegamos a la preparatoria el cariño de mejor amigo por mi parte se volvió algo más y mientras yo aceptaba mi sexualidad, Alan se metía en las bragas de cuanta chica pasaba y eso fue aplazando mi declaración de amor o por así decirlo.

Los power rangers seguíamos inseparables solo que dejamos de usar ese apodo infantil y las cosas cambiaron un poco: Mateo y Amelia se hicieron novios, todo el mundo pensaba que eso causaría incomodidad al grupo, pero no fue así. A veces era hasta divertido verlos pelear.

Llegó el último año de preparatoria y todos temíamos que se acabara ya que nos preparabamos para separar nuestros caminos al final del curso.

—Aiden, ¿vienes a clases o te vas a quedar en el medio del pasillo?—Alan me toca el hombro llamando mi atención.

—Sí, vamos.

Estamos juntos en todas las clases. Cómo no estarlo si somos mejores amigos, o por lo menos para él es así.

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Hoy se queda a dormir en mi casa, es viernes y es tradición. Desde niño los fines de semana se pasan en mi casa, todos los sábados vamos a la rave que celebran los de ultimo año, Alan se lleva a una chica lo cubro con sus padres y vuelve a repetirse cada semana en eso se ha convertido nuestra tradición. Pero los viernes somos solo nosotros, videojuegos, comida y películas.

—¡Aiden, baja! Alan llegó—escuché a mi madre gritar.

Bajo casi corriendo las escaleras solo para encontrarme con su hermosa sonrisa. Lo admito, soy cursi.

—¿Qué pasa, tío?—hacemos nuestro saludo especial y me pellizca una nalga antes de entrar cosa que siempre hace era una broma desde peques.

—Idiota, el último en llegar le toca hacer comida—le digo corriendo por las escaleras. Llegamos a mi puerta a empujones y trantando de entrar los dos por el espacio reducido del marco, al final yo entro primero.

—Me las voy a desquitar en el Call Of Duty.

—Sabes que soy mejor que tú, acéptalo ya—le tiró una almohada a la cara.

—En tus sueños, hermano—y obvio la tira de vuelta.

Pasamos la noche hasta la hora de dormir. Cada uno toma su respectivo lado de la cama, él se queda dormido primero y me tomo el tiempo de detallarlo. 

¿Cómo no enamorarme de él?

Es perfecto. Sus ojos son azul muy claro tocando el gris, los tiene cerrados y aún así no se van de mi cabeza, sus labios son pequeñas lineas perfectas en su cara, es de mentón definido y nariz perfilada con un aro en uno de sus lados. Recuerdo cuando lo acompañé a ponerse el piercing, llevaba semanas convenciendo a sus padres. Después de un rato me quedo dormido despertandome con su brazo sobre mis costillas. Estoy acostumbrado a este tipo de cosas ya que pasan a menudo, Alan abraza lo que sea que tenga al lado o eso me hizo creer la primera vez que pasó.

=======☆=======

Llega el odiado sábado de fiesta. A ver, no me malentiendan, amo las fiestas pero ¿a quién no le dolería ver a la persona que quiere con alguien diferente cada día?

Me salgo al balcón para tomar aire, es bastante privado ya que todos prefieren revolcarse dentro de la fiesta.

—Hermano, la fiesta esta increíble—llega Mateo con dos vasos.

—¿Y Amelia?

—Está por ahí con Erika.

—Lo siento tío, me adelanté—dice a mis espaldas y me giro para ver a Alan con dos copas.

—Pues me las tomo yo solito.

—Podrías no tomar tanto.

—Podrías dejarme en paz.

—Chicos yo mejor voy a buscar a mi novia antes de que se embriague—Mateo se marcha.

—¿Qué vas a hacer hoy? ¿buscarte otra chica para follar?—le digo aunque es una respuesta que no quiero saber.

—Pues sí, es lo más probable.

—Alan, eres mi mejor amigo y te quiero, pero no podemos seguir con esto. Tengo que cubrirte cada fin de semana aguantar que chicas se me acerquen en el colegio preguntando por ti y tener que dar una absurda excusa del porque no las llamas.

—Aiden estoy cansado de tus peleas y no estoy en mis cinco como para responder.

—Claro que no, nunca lo estas. Te emborrachas, te tiras a una cualquiera y después cargo yo tus putos desastres ¿sabes qué? se acabó—me marcho dejándolo tirado.

Le avisé a los chicos que me iba, llegué a mi casa me quité los zapatos y la camisa y me tiré en la cama. Ni sé en que momento me dormí.

Sentí movimientos y me giré aun adormilado, Alan venía entrando en puntillas se quitó los zapatos y la chaqueta. Pensé que iba a dormir así hasta que lo vi quitandose el pantalón ¡Joder! Se le marca todo.

Se acostó a mi lado en la cama pasando el brazo por debajo de mis costillas yo solo no abrí los ojos y me volví a dormir.

—Aiden—siento el susurro.

—Mm.

—Aiden despierta.

—Mmm—me tapo la cara con la manta.

—Despiertate ya coño—me gira y quedamos frente a frente.

—Alan, ¿qué coño quieres? ¡dejame dormir!

—¿Estas molesto?

—No, por mí como si coges Herpes—mentí.

—No, que asco, yo me protejo siempre.

—Me da igual, ¿puedo dormir?

—Si, idiota, sigue durmiendo.

=======☆=======

Pasó el resto del fin de semana tranquilo hoy es el cumpleaños de Alan y el plan es una neon party en casa de Alejandro estaba todo listo.

—Piensa rápido—Alan me tiró un balón que a duras penas pude atrapar.

—¿Listo para la fiesta?—me pregunto.

—Obvio, idiota, fue mi idea y dime vas a pasar la noche con tus amigos o follando en el baño.

—Aiden, no empecemos, me aburre esta discusión. Voy a pensar que estas celoso—auch directo al pecho, disimulo con una carcajada.

—Muero antes de estar con un idiota como tú.

—Ahh si—se me acerca dejándome entre los casilleros y su cuerpo.

—Aléjate me das calor—se acerca mas tanto que siento su aliento mentolado y su respiración suave.

—Aiden estas seguro de que no estarías conmigo—siento que me voy a desmayar se tiene que alejar antes de que se acabe mi autocontrol.

—Que sí idiota aléja...—se pone a hacerme cosquillas, punto debil y él lo sabe. —para Alan ¡basta ya!.

—Vamos, hermano. Se hace tarde y tengo una fiesta a la que ir; de hecho mi propia fiesta. 

—Tienes problemas. Anda vamos.

Todos fuimos a casa de Alejandro para arreglar los últimos detalles. Empezó a llegar la gente y mis amigos y yo nos encargamos de todo mientras Alan disfrutaba de la fiesta.

—Erika ¿puedes ir a buscar hielo se nos está acabando?

—Si, claro.

Fui a revisar las escaleras. Alejandro puso la regla de no subir. Había alguien en el pasillo frente a la escalera y me acerqué a ver.

—¿Alan?—dije sin pensar estaba manoseando a una chica.

—Aiden—caminó hacia adelante dejando a la chica atras.

—Tranquilo, me lo esparaba, otra más a la colección—a la chica se le subieron los colores y se fue corriendo.

—Aiden, no quiero discutir.

—Yo tampoco solo haz lo que quieras. Ojala y se te caiga el pito—empecé a caminar hacía otro de los pasillos de la casa.

—No, esta vez no te vas a ir corriendo—me agarró del brazo girandome.

—¿Qué quieres?

—¿Qué coño quieres tú? ¿Por qué te molestas siempre y me dices que hacer, Aiden? ¿Qué coño te importa lo que yo haga?

—¡Solo déjame ir!—necesitaba salir corriendo de ahí.

—No, ahora me respondes. Ya me cansé de estas discusiones.

—Alan déjame en paz y haz lo que quieras—esto va a terminar mal

—¡NO! dime que coño pasa o deja de joderme ya—mi paciencia se agotó.

—Porque ¡te amo! Imbécil y me duele cada vez que estás con una cualquiera y ya no lo aguanto—se le deformo la cara y yo me di cuenta tarde de la mierda que había soltado.

Me solté de su agarre de mala manera y sali corriendo a la calle y ¡genial! lloviendo.

Caminé aunque no llegué muy lejos.

—Aiden—me giré hasta quedar frente a frente, el pelo mojado le caía en la frente y la camisa se le pegaba a los brazos.

—Alan, mira deje mi dignidad en la fiesta y me sient...—me calló de la mejor forma posible. Me separé de su boca suavemente.

—¿Qué fue eso?

—Bueno algunas personas en el mundo le llaman besos—sonreí.

—No seas idiota, digo ¿por qué?

—Aiden, eres mi mejor amigo y hace mucho tiempo ese sentimiento se transformó. Pero mis padres, la escuela, para ti es muy fácil, pero yo no puedo simplemente aceptar lo que me pasa. Era más fácil aceptar una identidad de mujeriego con chicas que ni me gustaban. Yo lo siento.

—Para mí no es fácil ¡Joder! pero lo enfrento cada día y están nuestros amigos que me ayudaron mucho.

—Eres un idiota, después de diecisiete años vienes a decirme que me quieres.

—Tú eres más idiota por no darte cuenta.

—Y ahora que vamos a hacer—le paso los nudillos por la cara.

—¿Dejamos que las cosas pasen?

—Me parece bien—me vuelve a besar y se remueve todo dentro de mí.

—Te amo, idiota—une su frente con la mía.

—Yo también—y en esos momentos todo se detuvo, nada importo y solo fuimos 

ÉL Y YO bajo la lluvia.

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