26. Controlled.

Capítulo XXVI

Morgan

Abro los ojos y estoy en un campo solitario, árboles secos me rodean, sembrados en una tierra árida, el cielo es rojo, rojo carmesí. Un viento helado roza mis brazos y piernas haciéndome estremecer.

¿Dónde estoy?

Una figura borrosa aparece a algunos metros de distancia.

—¿Padre?— Lo reconozco incluso cuando está dándome la espalda. Él me mira por encima del hombro y comienza a alejarse —¡Padre!

—El dolor es necesario, Morgan.— su fría voz me hace dejar de caminar.

—No...

—En este juego, eres solo una adquisición, un arma.

—¿Qué juego?— lo alcanzo pero cuando estoy a punto de tocar su hombro, él se desvanece en el aire.

Todo el lugar cambia a mi alrededor, los árboles secos son tragados por la oscuridad. Los gritos llenan el silencio, cubro mis oídos con mis manos.

—Morgan...— una dulce voz murmura detrás de mí, me doy vuelta bruscamente.

—¿Mamá?— Pregunto al borde de las lágrimas.

Allí está, el viento moviendo el vestido blanco suelto que lleva puesto, se ve como un ángel, su piel brilla en la oscuridad, sus ojos cargando esa calidez que recuerdo tan bien.

—Morgan...— Lágrimas me nublan mi vista.

—Madre...— mi voz se rompe, corro hacia ella sintiendo cómo las ramas puntiagudas de los árboles me cortan los brazos desnudos.

La abrazo con fuerza.

—Te extrañé mucho.— mis lágrimas carmesí tiñen el vestido de mi madre.

—Estoy aquí, está bien.— ella acaricia mi cabello suavemente.

—Lo siento, mamá.

—No fue tu culpa.— ella besa mi cabello.

Mis manos están empapadas, doy un paso atrás y las miro.

Están manchadas de sangre.

Veo a mi madre y sangre brota sin control de una herida en el estómago. Su vestido blanco se torna rojo en unos segundos.

—¿Madre?— sostengo su rostro al verla hacer una mueca de dolor.

Ella se convierte en polvo en mis brazos, sus cenizas resbalándose entre mis dedos.

Estoy de vuelta en el campo solitario. Los relámpagos caen por todo mi alrededor, abriendo árboles por la mitad y agujeros en la tierra mientras los truenos resuenan ensordeciéndome. Un poder estrangulante danza en el aire, volviéndolo pesado y difícil de respirar.

Levanto la mirada al cielo y lo veo.

Hay alguien flotando en el aire, con sus manos extendidas a los lados. Sus ropas negras se ondean a su alrededor, me recuerda al uniforme de los Purasangres pero ese no es uno. Olas y olas de poder dejan su cuerpo, desestabilizando la gravedad y enviando residuos de árboles muertos y hojas con fuerza lejos de él.

Él está causando todo esto.

De pronto, siento como si su poder quisiera arrastrarme hacia él, como si él fuera el centro de gravedad, pero lucho por mantenerme alejada, rocas y ramas son atraídas hacia él y flotan a su alrededor.

Él baja y en el momento que sus pies tocan la tierra, una oleada de gravedad me golpea, obligándome a retroceder unos cuantos pasos.

Estamos frente a frente pero aún hay una distancia entre nosotros, su rostro está cubierto por telas negras, solo sus ojos son visibles y son completamente rojos, no hay blanco en ellos. Él no se mueve por un segundo, y ladea su cabeza observándome.

Él levanta su pie para dar un paso hacia mi y en el instante que su pie toca la tierra de nuevo, una oleada de fuerza emana de él, y tengo que esforzarme para mantenerme ahí y no retroceder. Cada paso que da, es lo mismo, la misma fuerza arrolladora, ¿Cómo puede un solo ser poseer este poder?

Él está haciendo todo esto sin ni siquiera levantar una mano, o algún tipo de esfuerzo, como si pudiera hacerlo todo con solo... sus ojos.

Esos ojos no dejan los míos y mis rodillas ceden como si una fuerza invisible las golpeara, forzándome a arrodillarme ante él.

Mi garganta está seca, me lamo los labios para intentar hablar.

—¡¿Quién eres?!— grito, mi voz perdiéndose en el viento que aún danza a nuestro alrededor. Intento ponerme de pie pero mis rodillas no me obedecen, él se detiene justo frente a mi y tengo que alzar mi cara para poder mirarlo.

Él se arrodilla frente a mi y su mano me agarra del cuello, el contacto me causa una sensación extraña, sus ojos indagan en los míos, de cerca, lucen como rojo líquido, su voz es susurro, —Quod es, eram. Quod sum, eris.

Él se inclina hacia mí, su profunda voz en mi oído, —Sum Kain.

Dos fuertes brazos me sacuden por los hombros.

—¡Morgan! ¡Despierta!

Abro los ojos de golpe, alejando las manos sobre mis hombros, respiro con pesadez, gotas de sudor bajan por mi frente y la parte de atrás de mi cuello. Es como si aún pudiera sentir el poder de ese sueño, el susurro de esa voz.

—Morgan, ¿Qué pasa?

Levanto la vista para ver a Ian, esta inclinado sobre mi, completamente confundido. Y me doy cuenta de que lo estoy mirando a los ojos y nada esta pasando, ya no veo rojo, ya no vea nada de Ian al indagar en su mirada, ¿Por qué? ¿He controlado mis ojos tan rápido? No, algo me dice que ese no es el caso porque no siento ningún tipo de control. Recuerdo al ser de mis sueños, el rojo liquido de sus ojos indagando en los míos. Es como si él hubiera desactivado mis poderes oculares, ¿Pero cómo es eso posible? Fue un sueño.

—¿Qué fue eso? No es como si pudiéramos soñar, es la sangre de ese Purasangre que te hace sentir mal.— recuerdo que él no sabe que no soy un convertido como él, no debería poder soñar si lo fuera.

—Ian.

Él me observa, la preocupación clara en su tierna expresión.

—¿Si?

¿Puedo decírselo? ¿O lo pondré en peligro al saber este secreto que muchos han cargado sobre sus hombros por décadas? No puedo arriesgarme.

—¿Dónde esta Shadow?

El rostro de Ian cambia de inmediato a molestia.

—No lo se, ese bastardo usó sus poderes conmigo dejándome inconsciente cuando desperté ya no estaba y Aidan me dijo que te había traído aquí.

Mi mente viaja a Byron, al bosque, a los Cruentus haciéndose a un lado, a los lobos. Tengo el leve recuerdo del lobo blanco, la suavidad de su pelaje contra mi cara.

—¡Morgy!— Luke entra al compartimiento, se que ha vuelto al clan después de otro de sus viajes, —¡Te he extrañado!

Drake lo sigue en su silencio usual.

No puedo evitar sonreírles, —¿Cuándo regresaron?

—Esta noche, a ver, ¿De qué nos perdimos?

Ian y yo compartimos una mirada.

Ian procede a ponerlos al día con su versión de lo que ha pasado hasta ahora, llamando a Shadow bastardo cuantas veces puede. No tengo la energía para defender a Shadow. Mi cabeza este hecha un desastre con todo lo que pasó en el bosque y ese sueño que se sintió tan real.

Sum Kain...

Soy Kain...

¿Kain?

—Tenemos que ser cautelosos.— recomienda Drake, —Creo que deberíamos buscar otra guarida, no se que esta pasando en los clanes a nuestro alrededor pero hay reportes de muchas peleas y muertes sin explicación.

Oh, Drake, si supieras que yo soy la causa de todos los problemas a nuestro alrededor.

Luke asiente, apoyando a Drake.

—Drake tiene razón, y hay un montón de rumores por todos lados.

—¿Rumores?

—Si, ¿Recuerdas esa leyenda sobre El purificador?— me paralizo, Luke continua, —Muchos dicen que lo han encontrado, y no tienes idea del pánico que eso ha causado.

—Oh,— yo aparto la mirada, —Son solo rumores.

—De igual forma, deberíamos cambiar de guarida, se lo comentaré a Aidan.

Les doy una sonrisa de boca cerrada como respuesta y los veo salir de mi compartimiento.

-

Estoy muy preocupada por Shadow.

Aunque, Aidan no me lo haya querido decir se que Shadow fue por Byron. Estoy en el principio del bosque, en el lugar donde Shadow y yo nos encontrábamos para que me diera su sangre. Estoy caminando de un lugar a otro porque no se que hacer para calmar este miedo. Se que Shadow es más fuerte que Byron pero no sabemos si Byron tenía ayudantes o alguien poderoso cubriéndole la espalda, dudo que haya actuado solo.

Morgan...

Un susurro roza mi oído poniéndome los pelos de punta. Me giro, observando el bosque y a los lejos nuestra guarida y la playa: No hay nada. No puedo adentrarme más en el bosque, tampoco soy idiota para exponerme de nuevo al peligro.

Siento una presencia viniendo desde las profundidades del bosque, y reconozco esa silueta en la oscuridad: Shadow.

A medida que se acerca a mí, la luz de la luna colándosela entre lo alto de los arboles ilumina su cuerpo, su rostro sin la mascara. Su uniforme esta rasgado en los antebrazos, en los muslos y en su pecho de heridas que ya han sanado y solo queda la sangre pegada a la ropa como prueba. Sus manos y su cuello están manchados de sangre pero no es eso lo que me parte el corazón, porque aunque este herido, se que no es nada grave. Lo que hace que mi pecho se apriete es su expresión.

Sus hombros están decaídos, sus ojos sobre la tierra, el dolor es claro en su rostro.

No tiene que decírmelo: Él se ha encargado de Byron, ha tenido que eliminar a su propio hermano y eso ha destruido una parte de él. Corro hacia él y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, abrazándolo. Shadow solo se deja abrazar por unos segundos antes de enterrar su cara en mi cuello.

—Tenía que hacerlo.— murmura, y la tristeza de su voz me duele.

—Lo se.

—Tenía que hacerlo.

—Lo se, Shadow.

Es la primera vez que lo veo tan vulnerable, que lo tengo en mi brazos para darle apoyo después de todos esos años en los que él fue mi apoyo. Cuando nos separamos, sostengo su rostro con gentileza.

—Todo va a estar bien, yo— Shadow me besa, tomándome por sorpresa.

Mis manos caen de su cara y él me agarra del cuello, besándome con desesperación. Doy un paso atrás y él se mueve conmigo, usando su mano libre para tomarme de la cintura y presionarme contra él sin dejarme escapatoria. No es un beso delicado, es consumidor y demandante, sus labios se sienten húmedos y suaves contra los míos.

Besar a Shadow abruma mi cuerpo con sensaciones, mi piel palpita en deseo. Nuestros labios coinciden perfectamente como si estuvieran hechos el uno para el otro.

—Shadow...— susurro contra sus labios. Su beso se vuelve aún más exigente. Él me empuja hacia atrás hasta que mi espalda se estrella contra un árbol detrás de mí. Él desliza su mano dentro de mi camiseta. Sus dedos acarician mi abdomen, enviando escalofríos por todo mi cuerpo.

Su boca deja la mía para lamer y chupar la piel de mi cuello.

—Te deseo tanto.— mordisquea mi piel, directamente sobre mis venas.

—Por favor, muérdeme.— le ruego, agarrando de su cabello. Quiero que entierre sus colmillos en mi piel. Su mano dentro de mi camiseta sube hasta para apretar uno de mis pechos con lujuria. Me arqueo hacia él, sus colmillos rozando mi piel, tentándome.

—Hueles tan bien.— sigue su ataque en mi cuello, probablemente dejando lo que se convertiría en una marca, pero no me importa. Sus manos me levantan por mis muslos hasta que envuelvo mis piernas alrededor de él. Él me presiona contra el árbol y mueve sus caderas contra mi, dejándome sentirlo todo en medio de mis piernas. Nunca pensé que algo así se podría sentir tan bien. Su aliento se vuelve más pesado, su toque ansioso y más agresivo.

—Por favor, muérdeme.

Sus ojos buscan los míos, su respiración es un desastre, sus hombros subiendo y bajando con rapidez.

—No quiero hacerte daño.

—No me harás nada que yo no quiera.

—Yo...— sus ágiles dedos juegan con mis pechos, y me muerdo el labio inferior para no gemir.

—¿Qué?

—Soy una bestia, Morgan. No quiero perder el control contigo, nunca me lo perdonaré si te hago daño.

—No lo harás.— lo beso con suavidad y él gruñe en mis labios, presionándose aún más contra mi. Él se separa, mordiendo mis labios labios ligeramente antes de hablar.

—Si te muerdo, se creará un vínculo entre nosotros y no puedo obligarte a tener un vínculo con alguien que tendrás que matar.

—Shadow...

—No quiero hacerte daño.

—No lo harás confío en ti.— se lo digo honestamente.

—No merezco tu confianza.

Dejamos de movernos, solo mirándonos a los ojos, disfrutando de nuestra cercanía, su rostro es tan hermoso que me atrevo a usar mi mano para trazarlo con delicadeza.

—Shadow...— La tristeza se apodera de mí.

'Tendrás que matarlo'

'Recuerda tu misión en este mundo'

Una brisa fría pasa a través de nosotros moviendo las ramas de los árboles a nuestro alrededor. Envuelvo mis brazos a su alrededor y lo abrazo, queriendo que este momento dure para siempre, que no tengamos que volver a la cruel realidad de que tendré que hacerle daño cuando lo quiero tanto.

Bajo mis piernas, mis pies sobre el suelo nuevamente y tomo su mano.

—Vamos, necesitas descansar.

—Estaré bien.

Jalo su mano, forzándolo a seguirme pero él no se mueve.

—Tengo que ir a reportar lo que pasó a Vincent.

—Oh,— recuerdo mi sueño, —¿Puedo ir contigo? Hay algo que necesito preguntarle a Vincent.

Shadow solo asiente y nos adentramos en el bosque para ir a la casa de Vincent. Al llegar al lugar, Shadow me abre la puerta principal y yo entro, el olor particular a polvo sigue estando ahí.

—Espera aquí, le contaré lo que pasó y le diré que estas aquí para verlo.— Shadow me explica antes de dejarme sola en la solitaria sala.

Me quedo viendo las velas a mi alrededor y el fuego en la chimenea. Alguien sale de un pasillo y me pongo en alerta: Una chica de ojos verdes y cabello negro largo que se parece mucho a mí se detiene cuando me ve.

Arrugo mis cejas y ella inclina su cabeza ligeramente hacia delante como saludo.

Es una vampira convertida, y la esencia de Shadow esta por todos lados sobre ella, eso me hace apretar mis manos a mi costados, mi molestia creciendo cuando noto las marcas de mordidas en su muñecas y en su cuello.

—¿Quién eres tú?— me esfuerzo para que mi tono no suene odioso.

—Me llamo Rea,— ella me dice con amabilidad, —¿Y tú?

—Morgan,— respondo, —Nos parecemos mucho pero eso no parece sorprenderte.

—Mi señor me dijo la razón por la que me escogió desde un principio, dijo que me parecía a alguien muy importante para él.

—¿Tu señor?

—Shadow.

¿Oh de verdad?

—¿Eres su alimentadora?— ella asiente, —¿Solo le das tu sangre?

Ella duda antes de hablar.

—Como le sirvo al señor es algo que debería discutir con él, permiso.— se va, dejándome con la boca abierta.

Ay, Shadow.

Hablando del Purasangre del momento...

Shadow sale del estudio y me hace un gesto para que me acerque.

—Vincent está listo para recibirte.— dice con una sonrisa que se desvanece cuando analiza mi expresión.

—Gracias.— al pasarle por un lado, le doy una mirada asesina.

Shadow abre la boca para preguntar pero le cierro la puerta en la cara. Ya me encargaré de él luego.

Vincent esta de pie, ligeramente sentado sobre su escritorio con los brazos sobre su pecho.

—Hola Morgan,— saluda, con una sonrisa, la sorpresa de estarme mirando a los ojos en su expresión, —Tus ojos ...

—Si, yo tampoco se como ha pasado, y por eso estoy aquí.

—De acuerdo, soy todo oídos.

—¿Te suena familiar el nombre de Kain?— No puedo explicar la expresión de Vincent cuando mencioné ese nombre. Su expresión se transforma en una mortalmente seria.

—No vuelvas a mencionar ese nombre, puede meterte en problemas.

—¿Por qué? ¿Quién es él?

—Él fue el primer Purificador.

—¿Qué?

—Sí, él fue el único de tu especie que llegó a realizar la Purificación.

—Eso significa que él fue quien realizó la Purificación de la que sobreviviste.— le digo analizando los hechos.

—Sí.

—Pero no entiendo. ¿Cómo es posible que haya soñado con él después de tanto tiempo?

—Porque Kain todavía está vivo.

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Nota de la autora: ¡Buenas, Purificadores, Purasangres, convertidos, lobos o lo que sea que sea  la especie favorita de este libro para ustedes! Vincent ha hecho unas fuertes declaraciones (Creo que ese es un meme, no?) Kain, el primer purificador esta vivo, ¿Eh? Me pregunto como afectará la historia, muajajaja (Como sino lo supiera) Soy mala, lo se, moriré en la próxima Purificación por hacerlos sufrir tanto. RIP Ariana. 

Suelten sus predicciones para el futuro de la historia aquí o si solo me quieren preguntar algo sobre la historia, entiendo que a veces tanta información puede confundirnos. 

Muakatela,

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